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La Cuerda Larga

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Ana me lo contó con toda su naturalidad, mientras leía a Sender reclinada sobre el sofá del salón.

Como solían, me habían acogido durante los tres o cuatro días que al año, me reservaba para esconderme en la gran ciudad de los problemas y nervios que negocio y matrimonio acarreaban consigo.

Había sido un año intenso, agrio y competitivo. Todo ello había terminado con una crisis de ansiedad y discusiones preocupantemente repetitivas y serias con mi esposa.

Ana estaba espléndida con sus cuarenta y tres años desplegados y descalzos, fresca, abierta, cómoda mientras disfrutaba del placer de un día sin obligaciones, con la única tarea de disfrutar de la lectura y de si misma.

- Pues Juan y yo no damos cuerda larga.

La conversación, había empezado con una ligereza literaria; la animadversión que muchos escritores parecen sostener contra el “si quiero” y sus ataduras.

- ¿Cuerda?.

- Ay Manuel, tan listo para tantas cosas y tan torpón para otras – se rio con esa manera suya de hacerlo todo, tan optimista y enérgica, tan sincera como burlona.

Adoraba a Ana y adoraba a Juan.

Nuestra amistad se forjó al tiempo que su noviazgo. Ambos habían llevado una vida privada usual, de amantes ocasionales y dos o tres parejas más estables….hasta que se encontraron

El hecho de que a las pocas semanas de que ellos comenzaran, nos conociéramos, había desarrollado una amistad profunda, coqueta, equilibrada y de extrema confianza.

Y sin embargo, aunque sabía de sobras que el buen sexo era uno de los muchos cimientos que los unía, nunca imaginé que yo para ella, podría llegar a ser una posibilidad más que una amistad.

Ana, la mejor amiga, la más inimitable e irrenunciable….nadie como ella había sabido comprender mis anhelos y penas, secuestrarme de ellas, devolverme a la realidad y sonsacarme, incluso en las peores catástrofes, una sonrisa.

Nadie como Juan sabía como convertir la más insulsa comida, la película más soporífera o la canción más bochornosa, en una obra maestra….todo lo veía o lo transformaba en cosa positiva y buena.

Tan generosos, tan hechos el uno para otro como para desperdigar sin tiento su alegría, por la vida de todos aquellos que habíamos tenido la fortuna de conocerlos.

Y los quería.

- Pero….¿quieres decir que…?

- Quiere decir que el sábado pasado disfruté de un cubano dulce y delicioso que conocimos en el “Estropicio”.

- Ehhh…..pero y Juan di…

- Quiere decir… – Juan interrumpió asomando la cabeza desde la cocina donde se escapaba un tentador aroma a pimientos – …que Carla y yo echamos un polvazo justo en el sitio donde estás tu ahora sentado.

- ¿Carla la Padre Nuestros?….-suspiré tratando de sostenerles la mirada. Carla, la férrea y católica Carla, casada ante altar y teólogos, virgen hasta el anillo y madre de cuatro hijos – Pero Carla…

- Hay muchas maneras de ver el matrimonio Manuel – Juan aireaba la sartenera – La de Carla es…insatisfechamente medieval…la tuya moderna pero tradicional…la nuestra…bueno, sin dogmas, siempre refrescante.

- La posibilidad – añadió Ana – La posibilidad es la clave Manuel.

Aquella noche necesité de dos pajas para conseguir concebir el sueño. Algo se me había roto entre las amígdalas. Algo que no recordaba desde los diecisiete años.

Ellos hablaron hasta las tres de la madrugada.

El piso, de los viejos con tabique enladrillado a conciencia, no permitía distinguir palabra.

El desayuno se hizo con Juan, con la taza de café con leche temblando entre las manos.

Ana, más dormilona, era de las que se levantaba cuando el sol ya estaba cansando.

La conversación y el placer su compañía, las risas con magdalenas caseras, mil soluciones para el mundo y las ganas que había de que aquel momento no se acabara nunca.

Apenas nos veíamos….

Una hora más tarde Juan se despidió camino del trabajo.

Quedé en solitario, agradecido por los tres días sin móvil ni disgustos, acogido a una generosidad cada vez más difícil de descubrir.

Recordé que entre los tres, era yo el mejor cocinero. Abrí la despensa y encontré las lentejas. Era todo lo que necesitaba.

- Buenos días Arguiñano.

- Buenos días cielo – contesté pelando los ajos – ¿Dónde tienes el laurel?

- Ya veo que hoy no cocino.

- No, hoy nos libramos de tus desastres – bromeé sobre la última vez que intentó hacer una tarta de chocolate que le salió más mousse que bizcocho.

- Bueno pues a la ducha.

Y sin prisa ni vergüenza, se liberó delante de mi del camisón.

Con una apabullante naturalidad, lo lanzó al cesto para luego alejarse a lo largo del pasillo, descalza, palpitante….soberanamente desnuda.

Su pequeño y duro trasero dilató mis retinas, aceleró el ritmo cardiaco, hizo que hiperventilara. Hacía tanto que la polla no se me endurecía en tres segundos, tan briosa y enérgica como para incluso hacer que lamentara el vestir con tejanos.

Escuché como abría el grifo, liberando el vapor que escapaba por la puerta, pícaramente entreabierta.

- ¿Vienes? – escuché decir.

Y a partir de allí, mandé a tomar por culo la decencia, los rosarios y el estofado de lentejas.

- Ana yo….- como un crío si, como un puto y ridículo novato, aguantaba bajo el quicio de la puerta, sin atreverme a dar el paso – …no quiero perderos. Sois los mejores amigos que nunca he tenido.

Ana reapareció tras la cortina, esplendida y mojada, dominante y tierna, con su mirada afilada y directa, clavándose como solo ella sabía, entre las entrañas.

Ella y no yo era la única en aquel piso, que había derribado las barreras.

- Nunca me perderás Manuel – acarició mi mano.

Cuando la penetré lo hice besándola bajo el agua hirviendo, sintiendo sus piernas, cortitas y ágiles aferradas a mi cintura con un poderoso abrazo, atenazándose con mayor firmeza con cada embestida que nos propinábamos.

- Ooooo Ana cielo.

- Manuel, Manuel, no te pares Manuel.

Ella susurraba, gemía crecientemente hasta convertir su orgasmo en un tremendo grito coordinado con el momento en que me derramé sin tiento ni precaución dentro de ella.

- Perdón– me disculpé por haberme corrido como un quinceañero, por haber sido tan brusco, por no haberla avisado y hacerlo sin condón entre medio.

- ¿Por qué? – contestó sacándosela habilidosamente – ¿Por el pedazo de corrida que me has regalado?.

Volvió a coger la mano, a cerrar el grifo y conducirme a la cama.

- Tienes diez minutos para recuperarte – advirtió.

Las sábanas desechas, el suelo lleno de prendas, las mesillas de noche con libros y un pequeño despertador con la hora adelantada….olía a sueño y desorden, a calidez, a confianza.

- Hacía tanto que no deseaba así, que no me corría de esta manera Ana.

- Es la posibilidad corazón – sentenció – Cuando un desconocido o un conocido al que siempre viste vestido te desea, lo deseas…¿Qué te ha llevado a seguirme a la ducha?…..¿Cómo besará?. ¿Cómo me la comerá?. ¿Cómo se correrá? – lentamente, con cada pregunta, su mano acariciaba mi polla – ¿Le gustaré? ¿Verá mi lunar en la espalda? ¿Le haré daño cuando le muerda el cuello? – su habilidad conseguía que mi polla regresara nuevamente a la vida – ¿Repetirá? ¿Me la clavará más hondo? ¿Se lo tragará y todo?.

Ya había cerrado los ojos cuando ella lamió desde la base hasta el frenillo, introduciéndosela como si fuera un caramelo y ella una niña pecadora y golosa.

- Nunca nos perderás Manuel. Te queremos como tu nos quieres a nosotros.

Cuando Juan regresó, creo que no quedaba un solo rincón de aquellos setenta y cinco metros cuadrados donde no hubiéramos follado…..en la cama recordé lo que era que te montaran como si fuera un potro desbocado…..sobre la mesa de la cocina la monté devorándole los pezones que ella había embadurnado en leche condensada….frente a la puerta de entrada, así sus caderas con fuerza mientras Ana observaba por la mirilla el paso de alguna vecina santurrona y octogenaria. ¿Cómo podía aquel ser pequeño y enjuto, almacenar tanta disponibilidad y energía?.

A las cuatro, cuando escuché las llaves de Juan regresando al bolsillo, ambos estábamos vestidos y recompuestos. Ella se levantó, le abrazó en el pasillo, pronunciando dos breves palabras que yo no pude escuchar, pegadas a su oído.

Juan se vino a mi y el yo antiguo casi retrocede, pensando que a la antigua, estamparía un bofetón en mi mandíbula y exigiría hora y padrinos.

Pero no lo hizo.

En su lugar se abrazó con fuerza de plantígrado.

- Ya era hora Manuel. Tu, mejor que ninguno.


Jugando a los médicos

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¿ De qué va esta historia?: JJ un homosexual ( el prefiere que le digan maricón) de 42 años, se pone a recordar su infancia; su primer contacto con el sexo fue a la tierna edad de ocho años; a esa edad descubre como dos albañiles se pegan un polvo como es de ley..

Decir que mi vida cambio desde que descubrí el juego de los albañiles, era quedarse corto… Aunque yo en mi inocencia, no había visto maldad alguna; sabía, que lo que habia presenciado no era algo para hablar en público. Y es que en casa, el recato con el se actuaba, con todo lo que tenía que ver con la desnudez; me hacia pensar que aquello, como mínimo, era pecado.

Así, que por primera vez en mi vida; mi pecho encerraba un secreto que no podía contar. A nadie…..

Mi vida prosiguió con la misma rutina de todos los días: colegio, deberes y si sobraba tiempo salir a jugar a la plaza. Para esto último, mi madre tenía siempre una frase: “¿Ahora vas a salir Pepito? Con lo tarde que es.”. Esa política restrictiva por parte de mi madre con mis relaciones sociales, hicieron de mi, un niño más introvertido y solitario si cabe.

Pero los sábados eran distintos ; mi madre me llevaba con ella a las compras semanales. No sé si para que le ayudara con la carga, o era otra de sus artimañas, en ese afán suyo de tenerme vigilado . Cosa que he de decir, no le servía de mucho, pues era tanto lo que tensaba la cuerda que esta se rompía; en otras palabras, me agobiaba tanto, que cuando tenía un momento libre; las trastadas eran mayores y más frecuentes.

Aunque siempre había mirado con cierta curiosidad a los hombres mayores, desde el incidente con los albañiles ésta había aumentado. Ahora cuando clavaba mi mirada en el paquete que lucía el ayudante del carnicero; podía imaginarme claramente como era aquello que escondía bajo su portañuela. Fantasear con su tamaño, era otro de mis hobbys, en esos días de compra.

Por eso cuando veía al barrigón de Don Pepe, el pescadero, cuyos apretados pantalones le hacían un buen bulto en salve sea la parte; mi inexperimentada mente divagaba en como debía ser el tamaño de su cosa, para que aquello se viera tan enorme. Sólo con soñar en llegar a vérsela algún día, mi cosita se ponía grande.

Pero si los tenderos y dependientes de la plaza hacían las delicias de mis ojos infantiles, lo que más me divertía era observar las prominencias que se marcaban en los señores de uniformes- ya fueran los guardias de seguridad de la plaza o los municipales y policías que transitaban por las calles del pueblo. Sus pantalones ajustados se marcaban tanto por delante, como por detrás, circunstancia que hacia volar mi pensamiento. Y el aeropuerto de llegada, era siempre la imagen de verlos sin ropa alguna.

Cuando volvíamos de las compras, en la obra de al lado todavía estaban trabajando los albañiles; así que yo me sentaba en el poyete de mi casa y me ponía a observarlos. He de reconocer que todos llamaban mi atención, ya fuera por sus enormes brazos, sus anchas espaldas y si no, por la mata de pelo se le escapaba por la parte superior de la camisa… Pero también he de admitir que mi favorito era el gigante; por eso cuando salía a la puerta a volcar escombros en el contenedor ; mis ojos se clavaban en él como si quisiera hacerle una radiografía. Lo miraba de la cabeza a los píes, como intentando inmortalizar su cuerpo en mi mirada; pero al final mis ojos siempre acababan en una parte, el bulto de su cosa… Y es que, aunque en la vida me hubiera atrevido a tocarla , el recuerdo de su enorme picha sería un recuerdo que me perseguiría durante mucho tiempo.

¡Cuantas veces desee volver a colarme en la obra! Pero nunca volvió a suceder, tanto mi madre, como mi hermana mayor me tenían fuertemente vigilado, “no vaya a ser que el niño tonteando se partiera la crisma…”.

Por mucho que busque, investigué e indagué; jamas volví a nadie practicar el juego de mayores que había visto con los dos albañiles. Y cuando supe que la obra estaba terminada y que pronto vendrían los nuevos vecinos; mis esperanzas de ver jugar de nuevo al gigante y al jovencito se esfumaron.

No volví a tener constancia de los juegos de mayores hasta Enero de ese año : la época de la matanza. Durante esa periodo del año, unos familiares nuestros de otro pueblo se venían a ayudar a mis padres a destripar a los gorrinos. Para los que no lo sepan, hace falta seis personas para matar a un cerdo y sacarle la sangre. Así que toda ayuda era poca.

En esos días había que adaptar la casa para seis personas más: cuatro adultos y dos niños. Dos de los adulto, el padre y la madre, se acomodaban el el cuarto de la abuela que en paz descanse; los dos hermanos mayores, Ernesto y Fernando, gemelos para más inri, lo hacían en el cuarto del tío Manuelón, que en paz descanse . ¿Sabeís? Hasta que tuve diez u doce años, siempre pensé que lo de el “que en paz descanse” era una especie de apellido o mote de mi abuela y ese tío mio, a los que nunca tuve la suerte de llegar a conocer. Y esto era debido, a que en casa, tanto mis hermanos como mis padres cuando se referían a ellos, añadían a sus nombre la dichosa coletilla.

Como en casa, ya no quedaba más habitaciones de gente “que en paz descanse”. La prima Matildita y mi primo Francisquito se quedaban a dormir con mi hermana y conmigo, respectivamente.

Matildita, que por aquella época tenía doce años. Era una niña gordita; su cara estaba adornada por dos cachetes tipo Heidi y de su rechoncho cuerpo salían dos brazos y piernas cuya redondeces asemejaban a la de las morcillas. Aunque ella se tenía por bonita, no lo era y su carácter agrio y desagradable le restaba bastante de la poca belleza que poseía. Mi primita se creía la protagonista de un cuento, una princesa de la que todo el mundo debía estar pendiente… Yo con el único personaje de Walt Disney que le vi parecido era con la reina de corazones de Alicia en el país de las maravillas. Por aquello de . ¡ Qué le corten la cabeza! Y es que Matildita, ¡era mucha Matildita !

Su hermano,era completamente distinto a ella. En lo único que se parecía a Matildita, era en sus fofas carnes; se ve que su madre, les ponía el plato de comida bien lleno. Por lo demás, a diferencia de su hermana que tenía en la cara ese gesto permanente de estar oliendo a caquita; Francisquito era una delicia de niño: educado, simpático, cordial… Mi madre, al compararlo con su hermana, decía, con muchos aspavientos: “¡Parece mentira que los dos hayan salido del mismo sitio….! “El caso, es que cuando venía a casa en época de matanza, yo me lo pasaba estupendamente con él. Entre otras cosas, porque como le caía tan bien a mi madre; nos dejaba un poco a nuestro aire. Y no estaba tan pendiente de mi.

Cuando mis padres y mis tíos, se iban al caserón del campo, a efectuar las labores de la dichosa matanza. Mis primitos y yo nos quedábamos al cuidado de mi hermano Juan; este la verdad es que se pasaba todo el día metido en el cuarto de baño y de vigilarnos, vigilarnos lo que se dice, poco. Creo que lo que le pasaba es que se llevaba una revista al baño, se ponía a leer y se le iba el santo al cielo… Pero tanto leer, tenía que ser malo, pues mi padre cuando lo veía siempre le decía lo mismo: “¡ Juanito, si sigues así te vas a quedar ciego!”

Así que cuando mi hermano se culturizaba en el baño; mi primo Francisquito y yo, dejabamos a su hermana jugando a ser la princesa del cuento y nos dedicábamos a hacer lo que más nos gustaba: enredar. Nos íbamos al trastero, donde aparte de mucho polvo, estaban todos los objetos inservibles de más de una década.

Enredando, enredando ( y es que no hay cosa peor que un niño aburrido) Francisquito descubrió la claraboya que daba al cuarto del tio Manuelón. Los ojos se le pusieron como al Marco ( personaje de un anime muy popular en aquella época en España, si el de puerto italiano, ¡ese, ese …!) y con un tono casi de persona mayor me dijo:

-Pepito, si te digo un secreto ¿ Serías capaz de guardarlo?

Asentí con la cabeza, dando a mi gesto, una seriedad y solemnidad digna de las palabras de mi primo. Y es que Francisquito, pese a ser mayor que yo sólo dos años. Como sus hermanos y padres, le hacían caso; estaba más puesto en las cosas de la vida que yo. ¡ Cuánto aprendía con él cada vez que venía a casa! Bueno, el caso que a mi sabio primo, no le basto con mi afirmación vehemente, para confiarme el secreto. Sino que me hizo jurar, no sé que historias de que se me caerían las manos, la lengua y unas cuantas cosas horrorosas más; en caso de que me atreviera a hablar. Cuando estuvo convencido, que no diría esta boca es mía. Me contó su maravilloso secreto.

-Mis hermanos Fernando y Ernesto, hacen cosas en la cama cuando se acuestan ¿ Quieres verlo?

El misterio con que envolvió sus palabras, daban píe a decir cualquier cosa menos a negarse a ello. Volví a asentir con la cabeza; esta vez Francisquito no me hizo jurar nada; simplemente que tendríamos que volver allí a la tarde cuando volvieran de efectuar la matanza.

Esperé que mi familia regresara de la dichosa casa de campo; con la misma impaciencia que quería que se hiciera de día; la noche que venían los Reyes Magos de Oriente.(Tradición popular española, similar a la de Papa Noel, en la mayoría del resto del mundo. A mi siempre me gustó el negro, y es que la cabra siempre tira al monte…) Pero como todo pasa y todo llega, a eso de las seis de la tarde; mientras sus hermanos se duchaban; mi primo y yo nos subimos al desván.

-De lo que vas a ver ahora… Ni una palabra a nadie.- Sentenció con el dedo mi primito.

-Lo juro y lo perjuro – dije yo, llevándome dos dedos cruzados a la boca, simulando una cruz.

Dicho esto nos asomamos a la claraboya, aguardando que llegaran sus hermanos al cuarto del tío Manuelon, que en paz descanse. Tengo que reconocer que los nervios me comían por dentro, pero intentaba parecer que estaba tranquilo. No quería que mi primo pensara que era un niño chico, que se asustaba de cualquier cosa.

Fuimos consciente por la luz de la habitación, de que Ernesto y Fernando entraron en ésta. Venían de ducharse y traían puesto un albornoz. Aunque Francisquito los distinguía perfectamente, yo tenía que escucharlos hablar para saber quien era uno y quien otro. Eran tan parecidos, como dos gotas de agua. Fernando era más tímido y Ernesto más gracioso. Siempre me gastaba bromas, para hacerme reír…. Mis primos gemelos me caían muy bien.

Al poco de estar en el cuarto de Manuelon “que en paz descanse” ; Fernando le dijo algo a su hermano y este fue y cerro la puerta por dentro. A continuación dio un beso a su hermano; como los de película en la boca.

Yo, ante el asombro descubrimiento, me dispuse a decir algo, pero mi primito me tapó la boca y poniéndose el dedo sobre los labios; me mando callar. Lo que sucedió seguidamente me dejo con la mandíbula descolgada : se pusieron a jugar al mismo juego de los albañiles.

Ernesto se agachó ante Fernando y se metió su churrita en la boca; la que por cierto estaba tiesa y era bastante hermosa. Mire a Francisquito super super asombrado, mis ojos estaban como platos… y sin embargo mi primo estaba la mar de tranquilito, como el que veía los dibujos animados de la tele. Por lo que tuve que suponer, que no era la primera vez que los veía jugar a aquello.

- ¿ Qué hacen?- dije casi susurrando.

-Juegan a los médicos.

- ¿A los médicos?

- Si, primero le ha hecho la respiración boca a boca. Y ahora le está tomando la temperatura.

¡ Qué listo era Francisquito! Un año llevaba yo,( desde que pillé a los albañiles)intentando averiguar en que consistía el dichoso juego. Y el con su sabiduría, me lo acababa de aclarar. Es lo que tiene tener dos años más.

En la habitación de abajo mi primo Fernando se habia quitado el albornoz y se había quedado completamente en pelotas. ¡Que cuerpo más bonito tenía ! Parecía un superheroe. Tenía unas espaldas anchas, unos brazos musculados y un pecho grande. Y es que trabajar en el campo te pone muy fuerte. Yo de mayor, no estaré fuerte, pues no me gusta trabajar en el campo.

He de reconocer, que por muy aventajado que fuera para mis años en los asuntos del sexo. Desconocía los beneficios de éste. Para mi un cuerpo desnudo, lejos de despertarme los instintos primitivos; no significaba otra cosa que eso: un hombre o una mujer en pelotas. Y como esto, en la sociedad pueblerina y conservadora donde me crié, era algo que rozaba lo pecaminoso; pues como todo , a lo que se le pone la palabra prohibido, despertaba en mi la más natural curiosidad.

Por eso, mientras en compañía de mi primo, observaba a sus dos hermanos mayores realizar actos libidinosos. En mi mente, no había deseo alguno; para mi aquello era un juego, en el que me apetecía participar.

-Francisquito- dije casi susurrando- ¿ nosotros podemos jugar a los médicos?

Las facciones de mi primito se contrajeron alarmantemente. Y antes de decir palabra alguna, negó varias veces contundemente con la cabeza.

-¡Nooooo, Pepito! -sus palabras estaban llenas de pavor, dejándome claro con ello que había preguntado algo que no debía- Los niños no podemos jugar a “los médicos”; eso es delito y te llevan al reformatorio. Y si juegas con un mayor, a él lo meten en la cárcel… A eso, sólo pueden jugar las personas mayores.

-¿ Y mirar es delito?

-No, pero debes procurar que no te pillen; porque te pueden echar una bronca.

¡ Cuanto sabía Francisquito! Y cuanto aprendía yo cuando estaba con él. Así que como alumno bien aplicado que era, hice caso de sus consejos. Y seguí mirando a sus hermanos gemelos. Eso no era delito y allí nadie nos iba a pillar espiando.

En la iluminada habitación, el juego de los médicos proseguía. Ernesto seguía agachado, con el tieso pito de su hermano Fernando en la boca. Es lo que pasa cuando te toman la temperatura, que el termómetro tarda en subir . Y si te lo quita tienes que empezar de nuevo. Y como mi primo, no paraba de sacarselo de la boca, ¡otra vez a empezar!…. Aunque parecía pesado, aquello de tomar la temperatura; a mi me gustaba mirarlo.

Mire detenidamente a mi primo Fernando, estaba hecho todo un superheroe. Era rubio con los ojos azules ( como el Capitan America),unas manos fuertes, con la que en vez de pegar puñetazos, empujaba la cabeza de su hermano contra su estomago. El que por cierto, estaba plano y con las chocolatinas marcadas. Cuando sea grande, quiero tener la barriga como él….(Pero si hay que trabajar en el campo, nanai de la china ¿ein?) Aunque lo que más me gustaba de él, eran sus piernas, duras y musculadas como la de un futbolista, y con un vello rubio que las cubría por completo.

Por otro lado, su hermano Ernesto, nos mostraba una espalda ancha y bien formada, que acababa en un culo redondo, cubierto de una pelucilla rubia. La forma en que tomaba la temperatura a su hermano, más bien parecía que se estuviera comiendo una piruleta o un helado. Eso un cucurucho con una bola, eso es lo que parecía la picha de mi primo Fernando. Pero a diferencia de las bolas de helado, que cuanto más la chupaba más pequeña se hacía. La cabeza de su churra, cuánto más lenguetazos le pegaba su hermano, más grande e hinchada se ponía.

Observe el pito de mi primo, este no era ancho y gordo como el del albañil gigante, sino estrecho y delgado; pero muy largo. A mi se me vino a la cabeza que si las cositas de los hombre eran como longanizas, la del albañil era como una gran caña de lomo y la de Fernando, como un fuet.

No sé que paso, o que se dijeron mis dos primos gemelos. Pero Ernesto, de repente, dejo de tomarle la temperatura a su hermano.

- ¿Qué ha pasado? -susurre a Francisquito.

-Ya ha terminado. Ahora es Fernando quien se la toma a Ernesto- dijo mi primito con esa sapiencia, tan característica en él.

Lo que sucedió a continuación, me sorprendió bastante. Mi primo Fernando, en vez de llevarse el pito de su hermano a la boca, lo que hizo es meterle la lengua en el culo. Supuse que era otra forma de tomar la temperatura. De hecho, mi mama a veces me ponía el termómetro debajo del sobaco y otras veces, cuando más pequeño, en el culito. Así que ni le pregunté a Francisquito. ¡No vaya a ser que se creyera que era tonto!

La forma en que mi primo Fernando tomaba la temperatura a su hermano, no debía ser tan buena como la de tomarla en el pito; llegué a esa conclusión por la cara de Ernesto, pues ésta se contraía en muecas extrañas y se mordía los labios como si le doliera. Aunque no podía escuchar lo que decía, por el movimiento de sus labios, parecía que decía: ¡Sigue, sigue!. Pero no creo que dijera eso, porque su rostro daba muestras de dolor… ¡ de mucho dolor!
Mi primo estuvo un buen tiempo, aguantando el dolor. Cuanto más se esmeraba su hermano con la lengua en tomarle la temperatura, más se quejaba él. Pero esto a Fernando no parecía importarle, pues solo paraba de pasarle la lengua por su agujerito. Para tocar éste con sus dedos, a mi me dió la sensación que más que palpar el hoyito de su gemelo, lo que quería era meterle un dedo dentro. Por cierto, el que frotara sus dedos por su culito, parecía también que le causaba dolor a Ernesto, pues volvía a ser cosas raras con la cara y a morderse los labios.

Al rato, Fernando dejo de tomarle la temperatura. Busco algo en su maleta: una lata de crema para las manos, me pareció que era . La abrió y se untó un buen porte en los dedos; para a continuación extenderlo por el culo de su hermano. A este, por la cara que ponía parecía que le gustaba mucho, aunque no dejaba de morderse los labios. Debía ser una manía que tenía, como la mía de morderme las uñas.

-Ahora, le está poniendo la pomadita, para que se cure- me aclaro mi primito.

Yo no sé, si lo estaba curando de un mal atroz o no, lo que si pude comprobar, es que los dedos de Fernando fueron entrando poco a poco en el agujero del culo de Ernesto. Primero uno, después otro, más tarde dos y así hasta tres. Cuando se canso de jugar con sus dedos, al igual que hicieran los albañiles, Fernando le metió su cosita a su hermano en su agujerito.

-Ahora le está poniendo el supositorio- me dijo con tono de persona mayor mi primito.

¡Jolines! Como no había caído antes, menos mal que estaba allí Francisquito para explicarmelo. A mi cuando mi mama me ponía un supositorio, primero me dolía; y después me entraba un gustirrinin la mar de bueno. Era como si me tomará un caramelo de menta por el culo. Por eso los mayores al principio, hacían como que le dolía y al final ponia cara de que le gustaba.¡ Si es que todo encajaba!

A mi esta era la parte que más me gustaba del juego de los adultos, en el que uno de los participantes introducía su churra en el culo del otro; era como el gol de los partidos de fútbol. Aunque, aquí no perdía nadie y los dos se lo pasaban estupendamente. No había nada más que ver la cara de satisfacción que ponian mis dos primos gemelos. Aunque eso si, Ernesto seguía con su mania de morderse el labio.¡Qué manioso!

Desde estábamos Francisquito y yo, veiamos como el pito de Fernando entraba y salía del culo de su hermano. Con que rapidez, la sacaba y la metía; parecía que le habían dado cuerda. Estuvieron así un buen rato. Pero ni por eso, se nos hizo cansado a mi primo y a mi el mirarlos. Yo creo que no llegué ni a pestañear en todo el tiempo. Me pasó como en la película de Indiana Jones…

Hubo un momento, en que Fernando le saco el pito a su hermano, se tendieron en la cama y comenzaron a rascarse el pito; al poco los dos gemelos empezaron a agitarse, como si le dieran convulsiones. Antes de que pudiera decir nada, mi primito me dijo:

-Eso es que se están curando. Es como cuando te dan tiritones y te pones a sudar con la fiebre, están echando los microbios fuera.

Y efectivamente debía ser así, porque de sus pitos terminó saliendo el mismo líquido blanco que vi echar a la churra de los dos albañiles. Pero he de reconocer que en mucha más cantidad y con más fuerza. Por lo menos a mi me lo pareció. Tras echar los microbios fuera, Ernesto y Fernando se dieron un beso en la boca, como los de las películas. Se echaron en la cama abrazados y apagaron la luz.

Como ya no había nada más que ver. Francisquito y yo, nos fuimos por donde habíamos venido. Durante el camino, me hizo prometer por lo menos diez veces más que no diría nada a nadie. Cuando aparecimos por el salón, nuestra madres nos regañaron por estar tanto tiempo jugando en el desván. Pero a pesar de la bronca, lo que habia descubierto mereció la pena.

Aquella noche había aprendido con mi primito tres cosas:

1)El juego de los mayores se llamaba”Jugar a los médicos”

2)Los niños no podemos jugar, pues es delito y nos llevan al reformatorio. Y si lo hacemos con un mayor, el va a la cárcel también.

3) El líquido blanco que los mayores echaban por su pito, era los virus de la enfermedad. Hasta que no los expulsan, no están curados y no pueden dejar de jugar a los médicos.

Mi historia de dominación familiar

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A mi madre la recuerdo gritando siempre, desde que era pequeño. Los primeros años con discreción, pero ya hacía algunos que no disimulaban. Al principio metía la cabeza debajo de la almohada y me dormía. A veces preguntaba al día siguiente y siempre me daba excusas hasta que dejé de preguntar.En mi primera adolescencia cada vez sentía más curiosidad.

Un día me levanté dispuesto a averiguar la causa. La habitación de mis padres estaba entreabierta. Era verano y hacía calor y , entre sombras, vi a mi madre a cuatro patas, delante del sillón donde mi padre estaba sentado desnudo.

- Vamos zorra, suplica. Suplica que tu amo te dé polla, suplica como la buena furcia que eres.

- Por favor…

Plas,plas..mi padre le dio dos tortas fuertes que hicieron que mi madre perdiera el equilibrio.

- Eres mía,guarra, hago contigo lo que quiero. Has nacido para darme placer, para comerme la polla, para comerme el puto culo, para alimentarte de mi lefa, para beber mis meos. Dilo, vamos,guarra.

- He nacido…

Mi padre se levantó. Su polla era majestuosa, acompañada de unos cojones peludos y perfectos. Un hilillo de pre-semen colgaba de su capullo y cayó al suelo al levantarse. Mi madre se precipitó a lamerlo del suelo mientras mi padre sonreía triunfante.Mi padre cogió el cinturón sacándolo de sus pantalones.

- Ponte en la cama a cuatro patas,puta. Ófreceme ese culo de guarra que tienes.

Mi padre empezó despacio, deleitándose en los golpes. Observando cómo iban dejando marcas en sus nalgas. Entre golpe y golpe meneaba despacio su polla, que no dejaba de soltar líquido.

- Puta de mierda, cómo te gusta, cómo disfrutas. Eres la mejor perra del mundo. Mi perra, mi puta particular, joderrr.

Después de innumerables golpes, hizo que mi madre se diera la vuelta, la puso de rodillas y , cogiéndola del pelo, la folló la boca sin piedad, sin pararse a escuchar las arcadas de mi madre.

- Puta cerda, te voy a dar de comer, lo llevas pidiendo todo el día,cerda asquerosa. Tomaaa.

Mi padre se corrió entre casi convulsiones. Mi madre tragaba como podía.

-Gracias, señor, gracias- le dijo besándole los pies.

Volví a mi cama corriendo,perturbado por lo que había visto, pero nada más llegar, cogí mi polla y con dos meneos tuve la corrida más placentera de mi vida.

Aquello fue el principio…

Fantasias con mi Esclavo

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Todo acontece en nuestra gran mansión que como cualquier otra es grande y lujosa, pero con la diferencia que en ella habitamos una pareja de calientes a la que le gusta la dominación y el fetichismo. Ella una domina sin igual, muy hermosa con su apenas 1.60 de estatura, piel morena, cabello largo, pechos medianos y unas nalgas deliciosas. Yo su fiel esclavo, algo guapo 1.70 de estatura, piel clara y cabello rizado, un pene de tamaño promedio y muy nalgón.

Aquel día mí Ama se encontraba en el jardín de la casa recibiendo un rico masaje de pies, era una tarde calurosa y se le antojaba un buen vino tinto espumoso así que decidió pedirlo al mayordomo. Él era un chico nuevo que había sido contratado apenas hace una semana y aún le costaba trabajo andar por toda la casa.

Durante su trayecto en búsqueda del vino se perdió y fue a dar hasta la alcoba principal, se encontró con la puerta entre abierta, él nunca había entrado allí e incitado por su curiosidad decidió echar un vistazo para saber que había tras ella. Todo era normal una habitación elegante con una cama muy grande cubierta por sabanas de seda negra, pero lo que llamó su atención fue ver una par de tacones de plataforma, transparentes y adornados con pedrería.

Intuyo que serían de mi Ama así que se acerco a ellos y los tomo con sus manos, se preguntó cómo se vería tan hermosa mujer con aquellos tacones puestos, qué atuendo usaría al pórtalos. Busco un poco más y fue a dar a la puerta de lo que parecía ser un closet, en la manija de la puerta colgaba una sexy lencería de encaje, inmediatamente la tomo entre sus manos. Se excito y comenzó a olerlos y lamerlos sin perder de su mente aquella erótica escena. Imaginando que era él quién tenía entre sus brazos a tan hermosa mujer, lamiendo sus pies a placer, apretando aquel cuerpo junto al suyo, totalmente desnudos, listo para hacerla suya.

Sin embargo se perdió tanto en su fantasía que no se dio cuenta de que mi Ama lo está mirando desde la puerta, enfadada al ver lo que está haciendo, ese sujeto no es digno ni siquiera para imaginarse con ella. Se acerca hasta a él dándole un golpe muy brusco en la mejilla que lo tira al suelo, una vez ahí lo obliga a que pida perdón por su atrevimiento y le dice que será castigado.

Lo lleva hasta una habitación secreta dentro de la misma alcoba y me llama para presenciar el acto, me dice lo acontecido y me comenta que debe recibir su merecido, yo lo tomo y lo golpeo mientras lo voy forzando a desnudarse. Al quedar completamente desnudo lo amarro y amordazo para finalmente dejarlo de rodillas en el suelo. Mientras tanto ella se había puesto se hermosa vestimenta, tacones negros, liguero y medias negras transparentes, acompañados de un corset de cuero del mismo color y un gran látigo en su mano derecha.

Esta habitación secreta donde nos encontramos es el lugar que mi Ama y yo usamos para dar rienda suelta a nuestros más oscuros placeres. Ella comienza a golpearlo en la cara, en su espalda, en sus nalgas, en su pene, arañándolo y escupiéndolo en la cara; hasta dejar su cuerpo todo rojo y con marcas en todos lados. El cree que todo ha acabado pero no.

Aún no ha terminado el castigo para el mayordomo inútil, ella lo tira al suelo y comienza a patearlo en la cara, exigiéndole que se disculpe, que pida perón por su atrevimiento, que limpie sus tacones que se han ensuciado con su sangre. El castigado mayordomo hace lo que le indican y le suplica que pare, pero ella hace caso omiso y se para sobre él, clavando la aguja de sus tacones por todo su cuerpo. El dolor que le causan es tal que las lágrimas brotan por sus ojos.

De repente mi Ama me pide que ponga al mayordomo en mi posición favorita, en cuatro patas, ella se pone su arnés con vibrador y lubrica un poco su apretado culo. Será la primera vez que lo penetren y de seguro que le dolerá, ella lo toma por la cintura y de un solo golpe le clava su pene de plástico hasta el fondo. Él da un grito de dolor, le están desgarrando su hombría.

Mi Ama disfruta el estar desvirginando un culo más, y lo penetra a un ritmo fuerte y acelerado. Su dolor le causa placer, ella alterna sus embestidas con mordidas en su espalda; los gemidos de dolor y placer invaden la habitación. Parece que al mayordomo le está empezando a gustar, su erección es muy notoria y lo delata.

Yo ahí a un lado de ellos, observando tan excitante escena y deseando ser aquel a quién penetran, quisiera estar ahí recibiendo placer de mi Ama, disfrutando, besando sus pies, lamiéndolos y recorriendo cada uno de sus deditos. Saciar mi sed con sus jugos vaginales, saborearla, disfrutarla y con muchas ganar de terminar en un rico orgasmo.

Ella nota mi deseo y recordando que he sido muy fiel y obediente me da permiso de que me toque, que lo disfrute, y me ordena que ponga mi miembro en la boca del mayordomo que para eso está. La idea no me agrada del todo mas sin embargo obedezco sus órdenes como siempre, ella da un par de golpes al mayordomo para que este acceda a hacer aquel trabajo y poco a poco se va engullendo mi miembro.

Lo amenaza para que no vaya a morderme o intentar hacer algo que pueda lastimarme, después de tanta humillación no le queda de otra y obedece. Totalmente lleno en sus dos agujeros el mayordomo goza como jamás se imagino, mi Ama lo golpea en las nalgas y lo insulta. Le recuerda que después de esto nunca volverá a ser el mismo, yo no aguanto más con tanto placer que aquella escena me está proporcionando y termino al calor de su boca.

Los chorros de leche salen de su boca, y ella le ordena a esa nueva puta que se trague todo mi semen, que me lama el miembro hasta dejarlo totalmente seco. Y así lo hace degustando de este nuevo sabor, obligado y humillado. Con el culo bien abierto por tantas embestidas, con lágrimas en los ojos por lo que acaba de vivir, definitivamente nunca volverá a ser el mismo.

Atardecer en el Parque

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Hola como están esta historia que contare es una de muchas historias que cree con el Sol, aclaro que las historias que cuento son Reales ni una es ficticia, y todas ellas fueron situaciones que vivi unos años atrás en mi etapa de soltería…

Mi físico : delgadita Ojos Verdes, para los que me quieran conocer les dejo la pagina de face donde se pueden poner en contacto http://www.facebook.com/karina.aranda.125?ref=tn_tnmn porfavor no pidan que yo los busque, por que aveces hay muchas personas con el mismo nombre, y es difícil dar con las personas, por eso mejor les mando el link directo para que ustedes ingresen a mi perfil y no batallen en encontrarme.

La historia que les voy a contar sucedió ya hace como 5 años en el sureste del país mexicano y el personaje principal es el sol (mi novio en ese entonces)

Eran maso menos las 5 de la tarde y no teníamos nada que hacer, como eran tardes en las que no me esperaba su visita ya que como he mencionado antes es un santurrón de iglesia, ese día llego de visita a la casa y al no encontrar nada que hacer, le propuse que fuéramos a dar la vuelta al parque hundido esto con la finalidad de disfrutar de la tarde y distraernos un poco…

Aquella tarde él había llegado en una ichiban una camioneta tipo combi, semi polarizada de esas de las que se alcanza a ver lo que tienes adentro pero aparenta el hecho de que te tape del sol… llegando al parque nos bajamos de la camioneta y nos dispusimos a charlar mientras le dábamos la vuelta al parque, después de un rato, ya estábamos cansados y le propuse regresar a la camioneta mientras comíamos alguna botana, estábamos muy a gusto platicando y disfrutando de la compañía, mas que nada por que eran pocas las veces que el desafiaba a su madre e iba a verme… esa tarde estábamos muy melosos… muy enamorados… decidimos sentarnos en el asiento de atrás para tener más acceso a las caricias… eran las 6 de la tarde y en época de calorcito rico y como era de esperarse el parque estaba lleno de niños y de adultos… y mas por la parte donde estábamos porque era el punto justo del acceso al parque y el estacionamiento… asi que no faltaban los mirones…

Ese día estaba vestida con una minifalda blanca, y una blusa de tirantes azul cielo con un adorno al frente y cordón que ayudaba a sujetar la blusa por el cuello… con el contraste de la blusa hacia que mis ojos se vieran más claros ya que como mencione antes mis ojos son de color verde, el llevaba por su parte una camisa roja de broche de velcro, y unos jeans de mezclilla azul claro de esos de los que son casi blancos…

Las pláticas como todos los enamorados son de súper poderosos, hablábamos del hecho de cómo sería hacer las cosas mejor para este mundo, y el futuro que tal vez nos esperaba juntos, detalles que nos gustaban el uno del otro y por supuesto anécdotas que pasábamos en la escuela… como todo joven enamorado en pocas palabras componíamos al mundo y a los demás y nosotros éramos perfectos.

Las pláticas iban subiendo de tono, las caricias por ende también subían de tono, los besos eran más profundos y prolongados, y las miradas mas profundas….

En el momento en el que nos pasamos justo al asiento trasero mas largo de la camioneta me tropiezo con el cinturón de seguridad y caigo justo en su entrepierna de sentón, esto invito al echo de que me tomara con fuerza y me replegara a el… yo con una mirada de complicidad y pena le digo:

Luna: mi amor tranquilo estamos en un parque y hay muchos niños inocentes, no los quieras pervertir (mencionaba todo esto con una sonrisa de complicidad y soltando una carcajada)

Sol: no les vamos a dar clases solo nos vamos a acariciar y a demostrar nuestro amor no habrá nada mas lo prometo.

Luna: pero y si nos ven?

Sol: no nos ven los vidrios están polarizados

- Dicho esto, solo pensaba en el sí sería cierto y que tan seguro seria estar en un lugar público acariciándome con mi pareja y si se prestaba a mas si en verdad nos verían

Realmente creo que el hecho de ser vistos por alguien era un factor que me emocionaba y que por el cual quería que pasara algo mas…

el sol poco a poco y en medio de los besos, iban metiendo la mano debajo de mi falda… iba subiendo la caricia desde las rodillas hasta donde empezaba la falda que era digamos unos cuatro 15 cm debajo de las pompis, nunca he sido de piernas para lucir faldas… dios no me creo con esa gracia ya que estoy muy delgada… pero esa falda realmente me hacía lucir sexy… y lo mejor me hacía sentir muy sexy… ya que a él le encantaba mirar mis piernas cuando me ponía esa falda…

Terminábamos de darnos un beso de esos de profunda pasión, cuando dirigio su mirada hacia mis piernas y con una cara de esas de antojo de las cuales los varones ser muerden los labios en señal de excitación solo exclamo:

sol: mi amor que guapa estas el día de hoy

Luna: te gusta amor, así me vestí para ti hoy (diciendo esto mientras en plan de coquetería hacia que me bajaba la falda pero en realidad las subía para dejarle ver un poco más)

Sol: mi amor, te digo algo?

Luna: si mi amor, claro que si dime lo que quieras…

Sol: (muy tímidamente) es que estas de más de guapa el día de hoy y con ese atuendo y tus besos me traes muy excitado…

Luna: hay amor… porque te sonrojas… por algo somos novios, y que bueno que te tengo excitado, malo fuera que no te gustara y no te provocara…

Sol: eres una gran mujer, eres perfecta

Luna: tú crees? (le dirigí una mirada coqueta mientras le acariciaba la entrepierna por encima del pantalón)

Sol: no sigas o no respondo

Luna: uuuy que amenaza jajajaja… (Dándole un beso en los labios y acariciando con más fuerza y anhelo su entrepierna)

Sol: sigue… mi amor

En estos momentos realmente me valía si nos veían… abrí su pantalón baje un poco su bóxer y me dispuse a probar el delicioso manjar de su entrepierna… empecé por acariciarlo lenta mente de arriba abajo y debes en vez le tocaba con la lengua el frenillo y metía la punta de su pene a mi boca succionándolo despacio como si tuviera un popote entre mis labios… Mientras lo acariciaba le daba un largo y profundo beso en los labios… él se encontraba como sultán recargado en el asiento y por mi parte estaba sentada en una posición donde le dejaba ver un poco mi trasero… no mucho para exhibirlo pero lo suficiente para invitarlo a hacer algo mas….

Lo miraba a los ojos y solo veía su cara de placer por el momento tan excitante que vivíamos, el un santo de iglesia, yo una diablita… el habiendo escapado de sus padres y de sus responsabilidades eclesiásticas… yo bueno yo no tenía nada que hacer jajaja… nada solo el hacer feliz a mi novio en esos momentos…

(en ese momento nos olvidamos realmente que nos encontrábamos en un parque con bastante acceso de gente entre ellas familias jóvenes)

Le daba besos en señal de que estaba dispuesta a cualquier cosa, le besaba lentamente los labios me iba acercando lentamente a su oído para que sintiera mi temperatura con mi vaho, mi temperatura era la exacta y quería que el lo supiera…

Sus manos en este momento se ocupaban acariciando mis piernas subiendo poco a poco mi falda y llegando con mucha delicadeza al punto exacto de mi tanga, acariciaba lentamente por encima de esta… haciendo que con cada caricia saliera poco a poco ese juguito que indica que está preparada mi vagina para una penetración próxima…

Luna: se te antojaría tomarme en este lugar??? (le preguntaba con una voz suave y en tono seductor)

Sol: que pregunta amor, claro que si…. O acaso no te esta gustando que te acaricie y te demuestre lo mucho que te amo.

Luna: claro amor, claro que me gusta (al momento que regrese mis labios a su glande y con mi lengua jugaba con el frenillo y chupaba deseosamente su parte intima)

Sus manos para este momento ingresaban tímidamente por debajo de la tanguita que llevaba jugando con ese pequeño bultito que tenemos las mujeres llamado clítoris….

Sol: que rica estas… que mojadita (lo dijo con un deseo de poseerme intensamente pero a la vez disfrutar cada segundo que pasaba)

Lunita: es que así me tienes amor (mi cara era de deseo y placer)

El simplemente suspiro, levanto mi rostro y me dio un profundo beso mientras mis manos aun jugaban con su pene subiendo y bajando mi mano haciéndolo llegar a un erección inmensa que señalaba que quería reventar…

En ese momento me recostó en el asiento, bajo lentamente mi tanga y se sumergió por debajo de mi falda hacia mi entrepierna pasando su lengua alrededor de mis labios vaginales y tomando mis jugos como si tuviera un helado… lo hacía tan suave, tan tierno… que simplemente con cada rose de su lengua me excitaba inmensamente sus manos se ocupan acariciando mis pechos por encima de mi brasier pero debajo de mi blusa….

No aguante más y me quite la blusa y desabroche el brasier que ese día era un estraple negro de aquellos que no utilizan tirantes y son de tela fina y suave, para que tuviera libre acceso a mis pechos… sin perder el tiempo y con un rápido movimiento dejo de besarme la entrepierna para subir a besar mis pechos mientras sus manos se ocuparon en mi entrepierna introduciendo lentamente su dedo índice y medio en la entrada de mi vagina…

Empezó un mete y saca suave en mi vagina, sus besos me enloquecían, me tenía en totalmente dispuesta a el… no me importaba ni la hora y el lugar en el que nos encontrábamos… no me interesaba siquiera si teníamos publico lo único que me interesaba es que me hiciera suya… en ese momento solo alcance a decir

Luna: tómame… métemelo por favor… no aguantoooo

Sol sin perder el tiempo solo subió un poco su cuerpo y como sabiendo el camino entro suavemente y sin batallar a mi cuevita húmeda, los besos eran mas profundos, eran dignos de un orgasmo… no tarde mucho y vino el primer orgasmo que sin pensarlo el agilizo sus movimientos para asi dejarme sin aire…. Simplemente era fantástico… me alucinaba el hecho de tenerlo en ese momento… de tenerlo asi…. Maquiavélicamente se vino a mi mente… el echo y el poder que tenia, simplemente por preferirme a mi antes que a su familia y sus compromisos… como loca y solo con esa idea me excite de nuevo al grado de venirme… o por dios era fantástico… el simplemente no podía creer este segundo orgasmo en pocos minutos de distancia… y solo exclamo:

Sol: mi amor aprietas bien rico… estoy a punto de venirme y no traemos condón…

Luna: vale madres el condón tu solo disfrútalo ya después compramos una pastilla por si las moscas

En ese momento mas tarde en decir el vale madres que en lo que ya sentía que inundaba mi vagina de sus fluidos…. Y su expresión lo delataba era la de un hombre totalmente acabado de venirse y haberlo disfrutado… me abrazo tiernamente me dio un beso y me dijo – te amo princesa, simplemente en ese momento mi respuesta fue un simple – yo igual

Creo que fue ahí cuando caí en el veinte el lugar en donde estábamos y un poco pudorosa le pedí mientras se acomodaba el pantalón que me pasara mi blusa y mi brasier, gracias a dios aún estaba acostada en el sillón y difícilmente se habían dado cuenta que me encontraba sin blusa… (Bueno eso creo) me puse rápidamente mi brasier y mi blusa y me incorpore cuando al ver por la ventana solo veía que cerca de nosotros se encontraban dos varones como de 25 y 30 años que seguramente vieron o se imaginaron lo que pasaba dentro de la camioneta…

En eso sol solo exclamo con una sonrisa pícara – ups creo que si nos vieron!

Luna: bueno si nos vieron espero que lo hayan disfrutado el espectáculo… porque yo si lo disfrute jajaja

Nos dirigimos al asiento de adelante y tomamos nuestros lugares el en el lado del piloto y por mi parte yo del lado del copiloto… prendió la camioneta y nos fuimos del lugar… en el camino hablábamos de lo ocurrido, con una alegría y un disfrute que seguramente volvería a pasar una situación por el estilo…

Siempre se vuelve al punto de partida

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Supongo que en algún momento en el que fui feliz sabía que volvería al principio, como siempre ha sido, del lugar, supongo, del que nunca debí de salir, de aquel hoyo negro que se alimentaba de mis sueños y esperanzas, de mis felicidades y alegrías, aquel profundo vórtice oscuro, más oscuro que cualquier rincón de la tierra donde nunca llega el sol.

He visto como poco a poco lo que he podido y con tan esfuerzo e construir se me escapaba de las manos sin ni siquiera poder hacer nada. Es demasiado frustrante y desesperante ver como tu vida se consume y se te va de las manos y tú no puedes hacer nada, ver impotentemente como se va y no poder hacer nada.

Después de 2 largos años de luchas contra depresiones y trastornos creí que me curaría, creí que por fin sería feliz, que por fin podría superarme a mí misma, que ingenua fui!

Para ser más exacta mi vida se empezó a tomar sentido y a la vez destruirse es año pasado aquel 20 de febrero del 2012, por un lado no me arrepiento pero maldigo el día en que me cruce contigo aquel maldito día que te conocí, estaba saliendo de una gran depresión y tu apareciste como un rayo de luz iluminando mi vida, cuando en verdad solo eras esa cruel oscuridad que un día me tubo entre ella disfrazada.

Fuiestes los 6 mejores meses de mi vida de eso jamás me arrepentiré, porque JAMAS fui tan feliz y afortunada de tener a mi lado a alguien tan maravilloso como tú, jamás te escondí quien era, jamás te mentí como era, nos hicimos promesas, nos juramos amor eterno, juramos que ni la distancia, esa gran distancia que nos separa , me prometiste que me esperarías que jamás me lastimarías te entregue mi corazón y mi alma juraste por tu VIDA que los protegerías y que jamás me fallarías porque cuando por fin estuviéramos juntas nos casaríamos.

Que paso? Porque me fallaste? Porque me hiciste daño como todos los demás? Tan poca cosa fui que simplemente después de 9 meses de relaciones cortaras cualquier comunicación conmigo? Que me dejaras sin ninguna explicación? Que el día de san Valentín no recordaras que existiera? Ni siquiera una semana después cuando se supone que cumplíamos 1año?

Me abandonaste cuando más te necesitaba, me abandonaste cuando todo en mi vida se vino abajo y yo impotente sin saber que hacer necesitaba desesperadamente un hombre en el que llorar, alguien que me digiera que todo estaría bien, que todo pasaría, muchas noches envela pase porque cría que me llamarías que me dirías que todo estaba bien, que saldríamos de esto juntas pero jamás sucedió, mi alma la desechaste como si fuera basura, y mi corazón lo rompiste en tan pequeños trozos que jamás ni con el mejor pegamento ni el mejor haciendo rompecabezas lo reparan. Y después de 3 largos meses apareces de nuevo diciéndome que me dejaste porque estabas mal, que no eras buena para mí en esos momentos, porque jamás me dijiste como te sentías? Porque decidiste por las 2? Por mí?.

No sé qué hacer ni contigo, ni conmigo, no sé si pueda volver a confiar en ti que jamás volverás a desaparecer, y conmigo no sé porque de nuevo estoy en ese gran agujero negro y oscuro lleno de dolor, desesperación y tristeza. He vuelta a el de donde ahora no volveré a salir porque por más que escale y corra jamás poder escapar, no te culpo a ti mi vida porque a pesar de todo te sigo amando con todas las fuerzas de mi corazón, ni tampoco a mi familia a pesar de ver como día a día se destruye, me culpo a mí misma por no ser egoísta y dejar que esto me afecte, por ser tan ingenua y anteponer a los demás antes que a mí.

Soy una simple chica, tímida, simpática, alegre(en lo que cabe) y buena con los demás, pero supongo que a alguien tenía que sufrir mucho, y por desgracia me tocó a mí, en algún momento de mi vida tuve que hacer algo malo para que la vida y el karma me lo devuelva así.

Esto que os cuento no es inventado, es 100 por 100 real, no quiero dar lástima porque estoy cansada de que todos me tengan lastimas, os escribo esto para que todas y todos aprendamos hacer fuertes y que si en algún momento alguien necesita ayuda la pida, yo espere 6 años en decir “AYUDA” y por desgracia cuando lo hice ya era muy tarde, estoy en un gran pozo del que estoy segura jamás saldré, ni del cual nadie me podrá ayudar, sed felices y disfrutad de todos los momentos de la vida seáis gays, heteros, bis y trans, no dejéis que esto os atrape yo por desgracia quede atrapada y solo tengo 21 años, y si en algún momento tú, diana la mujer que más he amado, amo y amare en toda mi vida lee esto, quiero que sepas que quiero que seas feliz no mires nunca atrás, ni te arrepientas ni un solo segundo de lo que hagas en tu vida, porque a pesar de lo que pasamos, eres el ser más maravilloso que he conocido y te mereces todo lo bueno que de ahora en adelante te pase, y cumple todos los sueños que en algún momento fueron nuestros sueños, todo lo que imaginaste y te propusiste a tener y aunque aún así si los realizas con otra persona que no soy yo.

Recordando

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¿En que piensas cariño?

̶ En el verano pasado…

̶ A ver, a ver… cuéntame todo lo que te pasa por la mente…

̶ Pensaba en el calorcito que hacía para estar en Valladolid. Para mi gusto era una noche perfecta acostumbrada al sofoco del verano en el sur. ¿Te acuerdas que estrené al fin el vestido negro que compramos juntos? Era precioso. Elegante, fresco y a la vez algo provocativo… me enamoré de él nada más verlo, y tu de su escote. Me hiciste llevarlo sin nada debajo, y la verdad que no me arrepentí. Me encantaba como quedaba atado a mi cuello, con toda la espalda al aire, y como su caída marcaba mis curvas.

Estaba algo nerviosa porque nunca había quedado con alguien que no conociera en persona. Me caía muy bien al intercambiar e-mails, pero tomar algo cara a cara era diferente. Pero en fin… solo iban a ser unas cañas, y si no estábamos a gusto ya teníamos una excusa perfecta para salir corriendo de allí… si hubiésemos sabido antes lo que iba a pasar…

Recuerdo que cuando lo vi lo primero que pensé fue… no es guapo, pero tiene algo… es atractivo. Me gustaba su vestimenta, ya sabes que siempre me ha gustado como quedan las americanas con vaqueros.

Nos sentamos en esa terraza de la plaza que van todos los camareros vestidos de verde, ¿Te acuerdas? Y al principio hablabas tú más que yo… pero bueno, poco a poco me fui relajando…

Recuerdo el momento en que me dio un escalofrío por el fresquito que empezaba hacer, y como tu disimuladamente y haciendo como que me colocabas el borde del vestido, me rozaste un pezón para que fuese consciente de los marcados que los llevaba a través del vestido. Creo que ese momento fue el que desencadeno todo, porque a partir de ahí a él se le iban los ojos a mi escote.

Después de eso fui al baño y fue cuando me mandaste el sms diciendo que querías que lo pusiera cachondo, que no me quitaba los ojos de encima y querías divertirte. Yo, animada por la quinta caña que me bebía decidí seguirte el juego.

Cual fue mi sorpresa que al salir del baño me choqué con él que entraba justo en ese momento. Sigo convencida que me mandaste el sms porque sabías que nos cruzaríamos, por mucho que lo niegues siempre lo dices con la boca chica. El caso es que aprovechando las estrecheces del bar por ser sábado, me pegué tanto a él que tuvo que notar mis pezones contra su camisa, y como mis dedos sutilmente le acariciaban el paquete, mientras mordiéndome un labio le decía lo bien que lo estaba pasando y lo que quedaba por delante.

Cuando volvió a la mesa y antes de sentarse pudo percibir como tu mano estaba subiendo por mi muslo y las intenciones que llevaba. La conversación no se como ni porque fue subiendo de tono. Ya no hablábamos simplemente de puntos de vista u opiniones sobre BDSM, que es lo que nos unía allí, ya habían aparecido detalles, picardía, experiencias explicitas…

En la siguiente ronda me pediste una coca-cola, querías que estuviera fresca. El sugirió trasladarnos a un pub cercano a su hotel para tomar la última, y entonces tu hablaste claro.

En ese momento enmudecí. Solo podía atender a lo que decíais con los ojos muy abiertos y asintiendo. Notaba como la humedad se apoderaba de mi coño al escuchar los acuerdos a los que llegabais, y como finalmente me preguntabas si yo estaba de acuerdo y si quería aclarar algo. Solo me salio un hilito de voz con un si.

̶ Sigue recordando…no te pares ahora.

̶ Pues para de acariciarme o no conseguiré que me salgan las palabras, además vamos a llegar tarde.

̶ Siiiigue….

̶ Vaaale…. cuando íbamos camino al hotel fuiste muy descarado. Me sobaste el culo por en medio de la calle como nunca lo habías hecho, con lo cortado que tú eres para eso. Pero lo que más me impacto fue cuando me empujaste hacia él y caí en su boca saboreando su lengua.

Al llegar a la habitación, el que empezó a comerme la boca fuiste tú, mientras sobándome el trasero me atraías hacia ti. Él, de pie a nuestro lado, solo esperaba. Había quedado claro que tú marcarías el ritmo. Solo cuando empezaste a bajar hacia mis tetas, él se apoderó de mi boca. Mientras, desabrochaste el vestido de mi cuello, dejándolas al aire y mordisqueando mis pezones para que no bajara su excitación.

Entonces te alejaste y te sentaste en la silla a contemplar como nos enrollábamos. Él me atrajo más hacia su cuerpo, notando su bragueta clavarse entre mis piernas, y mi mano instintivamente bajo hacia ella. Acariciaba su polla sobre el pantalón, quería ponérsela tan gorda que lo rompiera. Y cuando sentí que estaba lista me dispuse a desabrocharle el pantalón. Tu voz me interrumpió. Con dos movimientos de tu dedo me indicaste que me acercara a ti a cuatro patas. Sabía que en parte me lo mandabas así porque a los dos nos pone muy cachondos notar o ver mis tetas balanceándose.

Cuando estuve delante tuya me dijiste, “Primero la polla de tu Amo”. Te pedí perdón. Me sentí mal por haber intentado dar placer a otro hombre antes que a ti, pero cogiéndome por la barbilla y dándome un pequeño pico me tranquilizaste y pediste que siguiera.

Liberé tu polla de los pantalones y calzoncillos, empezando por quitarte los zapatos y calcetines. La miré con deseo mientras la acariciaba de arriba a abajo, como queriendo alargar y a la vez aumentar las ganas de metérmela en la boca. Y finalmente saboreé tu capullo, introduciéndomela poco a poco hasta acabar llenándome la boca.

Hábilmente me levantaste el vestido dejándome el culo al aire, y no pude evitar soltar un pequeño gemido al imaginar como sus ojos debían estar clavados en el.

Le dejaste que se acercara, que me acariciara e incluso que me azotara. Mis gemidos iban cada vez a más, igual que la velocidad en que me empujabas la cabeza para que mamara tu polla.

Debió ser cuando estabas muy cerca que paraste en seco. Le pediste que se acercara y me llevaste la cabeza a su polla. Seguí lamiendo, chupando y tragando con las mismas ganas. Te colocaste a su lado y empecé a intercambiar el placer que os daba, mamando a uno mientras pajeaba a otro. Que cachonda me ponía aquella situación. Ya sabes que me encantaba fantasear con comer más de una polla a la vez, y estabas poniéndome cerdísima con eso. Pero cuando no pude más fue cuando me follasteis los dos a la vez. Que sensación teneros a los dos dentro… estar encima suya notando mi coño lleno, mientras tu me rompías el culo desde atrás. Recuerdo como te suplicaba que me dejaras correrme, que no podía más. Y como alargaste aquella situación todo lo posible hasta que al final me dejaste estallar, inundando con mi flujo toda su polla.

Cuando caí boca arriba sobre la cama no podía ni moverme. Creo que no era muy consciente de que vosotros no habíais acabado, pero yo era incapaz de hacer ningún esfuerzo. Por eso, sin cambiarme de postura, le dejaste que acabara en mi boca, mientras mi cabeza colgaba por el borde de la cama. Y tu terminaste dentro de mi, rellenándome el coño de leche. ¿Te das cuenta que esa noche hiciste que tachara algunas fantasías de mi lista de pendientes??

̶ Me doy cuenta de que es posible que esta noche puedas cumplir algunas más.

̶ ¿Crees que él volverá a querer jugar? Ya ha pasado un año entero, y a penas hemos hablado de lo que pasó…

̶ Ni lo dudo. Pero antes quiero asegurarme de que hoy ya vas mojada de casa.

Las vacaciones de Javi

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Marta caminaba por la calle en una calurosa tarde a finales de junio. Unas gotas de sudor resbalaban por su cuello e iban a parar a su gran escote, el cual todos los hombres con los que se cruzaba miraban lascivamente. Ella lo sabía y le gustaba, le gustaba provocar deseo en los hombres.

Había aprobado todas las asignaturas en junio, y era algo de lo que estaba orgullosa: poca gente de su clase había pasado limpiamente. ¡Por fin tenía el titulo de la ESO!. Le había costado muchas noches en vela conseguirlo pero había valido la pena el esfuerzo. Se sentía libre, sin preocupaciones por los exámenes y sin agobios por tener que estudiar folios y más folios. Tenía 3 meses para usarlos de la forma que quisiera y no iba a desperdiciarlos.

Marta subió las escaleras del portal y llamó al timbre. Mientras esperaba se dio cuenta de lo bien que estaba esa urbanización: tenía lujosos chalets, piscina para cada familia, muchísimos árboles, amplias zonas para pasear, hacer deporte, y muchas cosas más.
Abrió la puerta una mujer de unos 40 años, con unas pocas arrugas pero guapa, no muy alta y con buen cuerpo.
-¡Tía María! ¡Qué de tiempo! – dijo Marta abrazándola.
-Sí qué hace tiempo, si – dijo ésta sonriendo.
Las dos entraron en la casa y Marta fue a la habitación de invitados a dejar su maleta.

Javier estaba tumbado en su cama escuchando música cuando oyó una voz:
-¡Javi! ¡Ven al salón!
Se levantó no sin esfuerzo y se dirigió al salón, en el que le esperaban su madre y una chica preciosa. Era rubia, con los ojos azules, mas o menos de su altura, aunque un poco mas bajita, y con un escotazo que le dejó sin habla.
La chica se dio cuenta y sonrió.
-Esta es tu prima Marta – dijo su madre.
-En… encantado,soy Javier, pero llámame Javi – contestó dándole dos besos.
- Bueno os voy a dejar para que os conozcáis porque es la primera vez que os veis y yo tengo mucho que hacer.
María se fue tarareando una canción.
-Esto… ¿quieres algo de beber?- preguntó Javi.
-Una Coca Cola, gracias.
-Vale, espérame en la terraza.
Fue a la cocina mientras pensaba que suerte tener a esa chica como prima, cogió una Coca Cola y una Fanta de naranja y salió a la terraza, donde le esperaba su prima.
Sufrió una erección instantánea al ver a su prima en bikini echada en una tumbona así que se dio la vuelta y dijo:
-Se me han olvidado el abrebotellas.
Fue a la cocina e intentó calmarse. Tampoco era para tanto, se dijo, pero justo después pensó que si qué era para tanto. Su prima era una diosa en comparación con las chicas que veía por la calle o sus amigas del instituto. Pero aún así se calmó, cogió el abrebotellas y salió.
-Me ha costado encontrarlo, mi madre siempre lo esconde jeje.
Le ofreció la botella y ella la cogió con un “gracias´´ que, al escapar de esos labios carnosos hizo que Javi sintiese una vibración ahí abajo, pero como estaba sentado no se notaba. “Estoy a salvo´´ – se dijo con un suspiro.
-Bueno Marta, ¿qué te cuentas?
-Pues acabo de terminar la ESO y…
-¿La ESO? Entonces tienes 16 años, ¿no? – la interrumpió Javi.
-Exacto. ¿Y tú? – preguntó ella.
-Yo 17 también. Acabo de terminar 1º de Bachiller con Francés suspenso, es intragable – suspiró Javi.
-Lo sé, yo he aprobado copiando en el examen -dijo ella con una sonrisa.
-Jajaja, ¿en serio? – rió el.
Siguieron charlando hasta la hora de la cena.

La cena transcurrió con normalidad para todos… menos para Javi. La razón era, naturalmente, Marta. La chica no llevaba pantalón, solo las braguitas y un sujetador cubiertos por un camisón blanco que le llegaba un poco por debajo de la cintura, y este lo transparentaba todo, aunque los padres de Javi no le dieron importancia.
El padre de Javi, Roberto, era un hombre de cincuenta años, alto, fuerte y moreno, y con unos pectorales que volvían loca a su mujer.
Por otro lado, el pantalón de Javi estaba a punto de estallar, su prima le volvía loco, pero él sabía que nunca pasaría nada entre ellos; era imposible.
-Bueno Marta, ¿por qué decidiste venir aquí? – preguntó Roberto.
-No lo decidí yo, sino mi madre, porque yo quería una piscina y me dijo que si quería podía pediros permiso y quedarme unos días en vuestra casa que, por cierto, es impresionante – dijo Marta.
-Bueno, pues por nosotros como si te quedas todo el verano – dijo María con una sonrisa -, ¿verdad Javi?
-Si, claro – dijo él, pero en su mente pensaba que si Marta se quedaba mucho tiempo, tendría que aprender a vivir con una erección día y noche.
Al final de la cena, Javi dijo que tenía sueño y se fue a dormir.

Marta se quedó ayudando a recoger la mesa y cuando acabaron, María empezó a mostrarle fotos de cuando era pequeña,“típico´´ – pensó Marta.
Cuando Roberto vio que Marta se empezaba a poner incomoda dijo:
-Déjala María, que estará cansada del viaje en tren.
-Es verdad, mejor acuéstate y así mañana puedes ir a ver la ciudad con Javi temprano – le dijo María a su sobrina.
-Vale, buenas noches – se despidió esta.

-“Que grande es esta casa – se dijo a sí misma Marta -, que pena que solo tenga dos baños´´.
Entró en silencio en el cuarto de Javi para no molestarle. Abrió la puerta del baño sin hacer el más mínimo ruido y lo que vio la asombró.
Javi estaba sentado en la taza del váter sin camiseta y con los calzoncillos bajados, tenía la cabeza apoyada en la cisterna y miraba hacia arriba con los ojos cerrados. Un enorme pene salía de su entrepierna y había semen en su pecho y un poco se había depositado en su ombligo.
-Ohh Marta – dijo él, sin darse cuenta de que ella le estaba observando.
-Ups, lo siento – dijo Marta -, iré al otro baño.
Javi abrió los ojos y en ese momento pensó que estaría mucho mejor muerto. Marta salió y cerró la puerta.
- Mierda – dijo Javi -. Mierda, mierda, mierda. Soy gilipollas.
Se limpió el semen rápidamente, se vistió y salió del baño.

Marta estaba sentada contemplando las estrellas y pensando en el calor que hacía cuando Javi salió a la terraza.
-Esto… sobre lo que has visto – empezó él -,¿podrías no decírselo a nadie?
-No le haré, tranquilo – le aseguró ella.
Javi suspiró.
-Oye – le dijo Marta, levantándose -, eso que has hecho, lo has hecho pensando en mi, ¿verdad?
Javi se puso rojo como un tomate y con eso respondió a Marta.
-Lo suponía – dijo ella con una sonrisa.
Se acercó a él y le dio un suave beso en los labios, Javi abrió mucho las ojos y se quedó completamente quieto, sin saber qué hacer. Marta se separó de él y le dijo:
-Buenas noches, Javi
Javi se quedó solo en la terraza, muy confuso.


El Leñador

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Me encanta el trabajo duro y al aire libre. El sol y el viento en la cara, la parsimonia con la que pasa el tiempo. Todo invita a la reflexión y a la paz interior.

Pero hoy tengo un trabajo físico y violento. El hacha esta afilado y mis músculos preparados para ello.

Lo primero es encontrar una adecuada, esbelta, recta, no demasiado fina para que pueda resistir la humedad, el calor, el frío y el viento. Recorro el bosque y lo inspecciono con detenimiento. El viento, suave y cálido susurra entre las hojas y envuelve mi torso secando mi sudor. Agarro con fuerza el hacha. Odio las motosierras, son ruidosas, apestosas, se calan, te llenan la ropa de serrín y son peligrosas. La única sangre que quiero que corra es la de la esbelta acacia que he elegido.

Tengo la herramienta preparada, todos mis músculos se tensan anticipándose a la acción. Paso mis manos por su corteza lisa de árbol joven. La acaricio y la inspecciono, buscando el mejor lugar para hincar mi hacha. Una fina hilera de hormigas sube hasta las ramas más altas. ¿Sentirán las acacias cosquillas?

Se la hinco con fuerza, sin contemplaciones, ella tiembla y se estremece, pero se mantiene firme. Dos nuevos golpes y la corteza salta, la savia empieza a fluir de la grieta humedeciendo el filo de mi hacha. Sin un objetivo definido acerco mis dedos a la grieta y recojo un poco. La repaso entre mis dedos índice y pulgar, es densa y huele a fresco. Me acerco los dedos a la boca y me los llevo hasta la punta de la lengua. Saben a tierra.

Con un movimiento brusco vuelvo a atacarla sacando un gran pedazo de madera.

-Bien –pienso –por este lado ya esta.

Ahora la rodeo y le hinco el hacha por detrás. Esta vez no me entretengo, dos, tres, cuatro, cinco embates seguidos, duros y rápidos hasta que la hoja queda atascada profundamente en el corazón del tronco. Maniobro con un suave movimiento de vaivén y la saco poco a poco de su interior.

-¿Esta no te ha gustado, eh? –digo con la respiración agitada por el esfuerzo. –Pues eso no es todo.

Los pedazos de madera vuelan ante la fuerza de mis brazos y la dureza del acero hincándose cada vez más profundamente. La madera cruje por primera vez indicando el principio del fin.

Una rama vieja tiembla y se desgaja cayendo sobre mí y arañando mi brazo con sus púas. Me quito la camisa y restaño la sangre que brota de las finas líneas que las agudas púas han marcado sobre mi piel.

-Me encanta que te revuelvas y te resistas, -pienso –sigue así nena.

Vuelvo por delante, le doy otros dos hachazos, me paro y la miro para asegurarme dónde la voy a tumbar. Apoyado en el hacha me quedo admirando la recta línea de su tronco y su abultada y redonda copa acariciada levemente por el viento.

Mi cuerpo esta sudoroso y cansado pero nada puede detenerme, vuelvo a atacarla con furia y ella se estremece cruje y restalla, primero suavemente pero en unos pocos instantes los crujidos se hacen más frecuentes y sonoros hasta que la acacia se bambolea ligeramente en todas direcciones y comienza a caer, justo donde quería, con un último y sonoro lamento.

Me paro encima de la acacia sedente y jadeo por el esfuerzo. El sudor cae de mi frente y resbala en forma de gruesas gotas por la corteza de mi amiga.

La cabaña es una sencilla construcción de madera de forma rectangular, no tiene luz ni agua pero tiene todo lo que necesito, calor, comida, refugio, un porche para admirar las puestas de sol con un whisky en la mano y a Eudora.

Eudora es pelirroja como el fuego, blanca como el hueso, azul como el agua glaciar, flexible como un junco y menuda y vivaracha como una ardilla y por eso y mucho más la amo.

Eudora sale a recibirme corriendo, siempre lo hace y sospecho que le gusta hacerlo tanto como a mí. Me tira el hacha al suelo y me abraza solo un momento antes de darse cuenta de que estoy cubierto de sudor.

-¡Puaj! –Exclama -¡Apártate de mí! ¡Sudas como un búfalo! Me mancharás el vestido puerco.

-No hay problema -replico yo tirando del lazo que lo cierra dejándola desnuda y esplendida bajo la luz del ocaso.

-Eres un salido –me recrimina con una mueca divertida mientras contonea su cuerpo.

La cojo entre mis brazos y ella envuelve mi cintura con sus finas piernas. El blanco lechoso de su cuerpo contrasta con el curtido moreno de mi piel. Noto como su sexo desnudo golpea contra mi cintura a cada paso que doy hacía la cabaña. Cuando paso al lado del vestido caído se dobla y con la elegancia y precisión de una bailarina lo recoge.

La ayudo a erguirse de nuevo y la beso el cuello, la barbilla y la nariz de camino a la cabaña. La deposito con delicadeza sobre la barandilla del porche y me quedo extasiado mirando esos ojos profundos.

-¿Eso es todo? –Me desafía – yo que creí que había algo debajo de esos pantalones.

Aparto su mano de mi bragueta y le beso con violencia, meto mi lengua en su boca profundamente mientras que con las manos sujeto su cabeza y le acaricio el pelo.

Ella no se arredra y comienza un batalla de lenguas, saliva suspiros y jadeos. Me bato en retirada y le mordisqueo el cuello. Con sus manos me coge la cabeza y la dirige hacia sus pechos. Agarro sus pezones con mis labios y los estiro. Ella refunfuña y jadea, yo chupo y acaricio.

Mis dedos se han adelantado a mi boca y ya están acariciando su sexo. Me encanta su pubis, con esos pelos rojos y desordenados, parece que su sexo está ardiendo permanentemente, hoy desde luego lo está.

Envuelvo su sexo con mi boca arrancándole un profundo suspiro. Sus manos pequeñas y sus dedos finos y largos aprietan mi cabeza contra ella.

Yo respondo acariciando sus labios mayores y menores con la punta de mi lengua haciendo que se retuerza de deseo. La penetro con mis dedos y ella tira de mi pelo con los suyos y gime.

-Vamos cabrón -dice con urgencia –te necesito dentro de mí.

Me desabotono la bragueta y la penetro sin contemplaciones, ella ronronea como una gata satisfecha y se aprieta contra mí.

Siempre me sorprende la facilidad con que su sexo se adapta admitiendo el respetable tamaño de mi miembro sin la menor señal de incomodidad.

Eudora gime y se mueve al ritmo de mis acometidas. Aferrada con sus piernas a mis flancos y sus brazos en mi cuello me recuerda a un jinete que cabalga a pelo y se agarra desesperadamente a su caballo encabritado para no caer.

Me besa y deja que le introduzca mis dedos húmedos con los jugos de su propio sexo en la boca. Me los muerde y me vuelve a besar. La cojo en el aire y ella sube y baja por mi pene duro y resbaladizo gritando de placer. Ligera como una pluma sigue deslizándose por mi polla dura y caliente intentando domarme, clavando sus talones en mi culo para hacer más fuerza al bajar.

A una señal suya la deposito en el suelo. Eudora se apoya en la barandilla boqueando y se queda mirando la puesta de sol. No soy capaz de distinguir dónde termina la luz del sol y donde empiezan sus rizos rojos. Los insectos y las motas de polvo reverberando en la luz del ocaso me distraen solo un segundo de este culo pequeño y respingón que me está esperando. Admiro su cuerpo sudoroso y jadeante. Sus costillas brillantes se expanden y se contraen con cada bocanada.

-Vamos leñador, -gime aún sofocada separando las piernas y retrasando las caderas –hazme pedazos con tu hacha.

La gloriosa visión de su sexo, húmedo y congestionado me saca de mi parálisis fascinada y me acerco a ella. Con mi polla en la mano rozo ligeramente el interior de sus muslos, su clítoris y la entrada de su vagina haciéndola estremecer. Me recreo haciendo dibujitos con el pincel de mi glande en el lienzo ardiente de su sexo. Meto la punta y me retiro sonriendo ante el chaparrón de insultos que me lanza una mujer en llamas. Sin hacer el menor caso de sus movimientos incitantes me inclino sobre ella y le agarro los pechos sobándolos indecentemente. Ella ve los arañazos de mi brazo, los besa y los recorre con su lengua. Eudora retrasa el culo y mi pene sobrepasa el grosor de sus muslos y rozando su clítoris se introduce en la rizosa espesura de su pubis.

No puedo contenerme un segundo más e introduzco mi verga profundamente, Eudora gime y se pone de puntillas para poder adaptarse a mi altura.

Cada vez más excitado aumento el ritmo y la violencia de mis empujones. Eudora aguanta firme gimiendo lujuriosamente. Yo empujo y ella gime, hinca las uñas pintadas de negro y aguanta sobre la punta de sus dedos como una leona. Mis dos últimos empujones son tan fuertes que sus pies pierden contacto con el suelo y se corre en el aire con un grito tan fuerte que espanta a varias cornejas que nos vigilan desde en un árbol cercano.

Antes de que termine se da la vuelta y con sus labios cubre mi glande dejando que me corra. Mi polla escupe el semen con movimientos espasmódicos mientras Eudora la acaricia y la besa como si tratara de apaciguarla.

-Idiota ya has conseguido que la carne se enfríe.

-Así es la vida -pienso estirándome como un oso satisfecho y siguiendo a mi ardilla de pelo rojo al interior de nuestra cabaña.

Mariposa y yo; placer en el Metro

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“Ten un buen día en el banco” Había dicho… “Ten un buen día en el banco…” Y yo no podía dejar de darle vueltas a la cabeza… Repasé mentalmente nuestras conversaciones, pero era absurdo, sabía de sobra que NO habíamos hablado de nada referido a nuestra vida privada, yo no le había dicho dónde trabajaba, ni siquiera mi nombre… sin embargo, ella lo sabía. Mariposa me conocía. Probablemente yo la conociera también, pero no sabía quién era, y eso me dejaba en una situación de desventaja… y vulnerabilidad, que no me estaba gustando nada. ¿Y si quién quiera que fuese, pretendía reírse de mí, o chantajearme? Lo primero, mal estaba, pero podía soportarlo… a las malas, podía incluso cambiar de trabajo… pero lo segundo era mucho más serio, y lo cierto es que me estaba empezando a asustar. Una parte de mí no quería tomar aquello en cuenta, quería simplemente seguir disfrutando de la recién empezada relación, pero otra ponía muchísimos peros… y me temía que con razón.

La cuestión era ¿cómo podía yo enterarme de quién era mi ama…? En un principio, y debo admitir que con cierta ilusión, mis sospechas recayeron sobre mi princesita. Me parecía muy poco probable que una chica como ella, de apariencia tan formal, tan sensata, tan educada… tan princesa, fuese capaz de establecer una relación de dominación con un desconocido e incluso mostrarle su sexo y cómo se masturbaba por la cámara (ver relato anterior), pero tenía que asegurarme…

-Una cosa quería preguntarte… – le dije aquélla mañana de martes, frente a la máquina del café – ¿Te…gustan especialmente las mariposas….? – No se me ocurrió otro modo de intentar sonsacarla con un poco de disimulo. Ella se me quedó mirando y sonrió.

-¿Piensas llevarme a alguna exposición de mariposas…? Eres muy amable… después de lo mal que me he portado contigo… Me alegra que tú también quieras que sigamos siendo amigos, ¿cuándo sería?

-Eeeh… no, no me refería a… bueno, si te gustan, puedo buscar alguna, pero no quería decir que… déjalo, déjalo. – Y me marché a mi puesto, notando cómo el rubor me subía por momentos ante el patinazo. Mi princesa se me quedó mirando con una mezcla de extrañeza y fastidio y también se marchó. Durante la jornada, desde mi puesto, pude ver que ella, con los auriculares puestos, hablaba con alguien, y parecía estarse desahogando… Yo soy el encargado de puestos y como tal, si lo considero preciso, puedo auditar a una persona, es decir, escuchar todo lo que habla por la centralita sin que ella se dé cuenta, salvo que tuviera instalado un programita antiespías… tal cosa nunca se hace, porque las centralitas hace mucho que quedaron relegadas por el ordenador y la web y se usan muy poco; su uso es más privado que otra cosa, pero como poder… estaría muy feo, desde luego, pero… en fin, se trataba de un caso en el que podría estar en juego mi propio bienestar… yendo al grano, me pinché en su extensión y me puse los auriculares disimuladamente, hundiéndome en la silla un poco más, para que nadie me viera con los cascos puestos. Sin que ella lo notara, pude oír la conversación que mantenía con otra compañera:

- ¡Te aseguro que no entiendo a ése tío, no le entiendo! – decía indignada. – ¡Se supone que está loco por mí, que me adora, y a la primera de cambio, resulta que se va de pingones por ahí!

-¿Pero tú estás segura de que…? – la voz de su amiga era chillona y de ratita, pero ella la cortó

-¡Pues claro! ¿Tú no has visto la cara que trajo ayer…? ¿Cuándo has visto a tú a ése tan contento? Sólo sonreía cuando yo le hacía algo de caso, nada más… qué asco de hombres, de verdad que me tienen harta… cómo sabía yo esto, ¡cómo lo sabía! Me lo dije a mí misma, me lo dije… “dale tiempo, que éste viene buscando un polvo, como todos…” Y parecía distinto, la verdad… tú sabes que el pobre es tonto del higo… bueno, o parece tonto del higo, porque para mí que es demasiado listo… éste venía haciéndose el tontito, en plan “voy a ver si yendo de osito de peluche me llevo a ésta infeliz al huerto”, ¿sabes?

-Sí… ¡hah! – la voz de ratita ahogó un grito.

-¿Qué? – dijo mi princesa, sin mucho interés.

-No es nada, me… me he pinchado con el portaminas… sí, es cierto, tienes razón que parece tontito… de hecho… yo siempre le he visto cara de imbécil.

¡Casi se me salió el café por la nariz! Me atraganté y tosí ruidosamente, ¡era ella! ¡Quien quiera que fuese la interlocutora de mi princesa, ERA Mariposa! ¡Su tono de voz había cambiado drásticamente en ésa última frase, y su modo de llamarme imbécil era algo que yo podía reconocer hasta en medio de un concierto de heavy metal a todo volumen…! Me puse blanco del susto y mis tripas se retorcieron… Casi al instante, me saltó un mensaje en mi correo, y lo abrí. Era de Mariposa, no tenía remitente del trabajo, sólo decía “dirección desconocida”, y el cuerpo del mensaje era bastante escueto:

“Cotilla”

Quise que se me tragara la tierra… ¿y si se lo decía a ella…? Aún así, seguí escuchando, ¡tenía que saber qué se decían, tenía que estar preparado por si me delataba…!

-Y tanto que es un imbécil… -decía mi princesa – Tenerme tan cerca, y no saber que lo que estoy haciendo, es ponerle un poco a prueba… ahora desde luego, no me liaba con él ni por dinero… ¡vaya amor el suyo! Y vete a saber con qué pendona se habría enrollado… con alguna de ésas que no tienen autoestima, porque para hacérselo con ése gordo…

Fue como si me hubieran dado un puñetazo en la boca del estómago. La voz de ratita se rió.

-Pero, ¿no estuviste saliendo con él casi medio año en plan amigos…? Después de ese tiempo, ¿no querías aún algo con él…?

-Oh, vamos… tú sabes que mientras salía con él, estaba todavía con Ernesto, ¡tuve que hacer malabarismos para que no se enterase ninguno de los dos…! Apenas acababa de cortar con él definitivamente, cuando éste tonto de baba me pide ir en serio, ¡yo necesitaba más tiempo! Pero no podía decirle que había estado entendiéndome con otro, después de cortar con Antonio, mientras estaba con él… lo de Ernesto sucedió solo, no lo planeé… vino a por mí, me dijo que quería lío, y tú sabes que Ernesto no está para despreciarlo…

-Sí… – era increíble cómo cambiaba la voz de Mariposa… SABÍA que era ella, ella misma me lo había hecho saber, y sin embargo, esa aguda voz de ratita no era en absoluto la voz que me hablaba por el programa de mensajería en nuestras sesiones de dominación, ¿cómo lo hacía? – Y si éste te hubiera pedido cama de buenas a primeras, si hubiera ido por las claras, a lo mejor tú hubieras cedido…

-¿Con ÉSE de buenas a primeras….? Por favor, ¡no tengo tan mal gusto! A Ernesto, pase, porque está bien hecho, pero éste, si quiere sexo conmigo, ya se lo podía ir ganando… por favor, con esa pinta de perdedor, ¡si me pongo tacones, se tendría que poner de puntillas para besarme! Y ahora, desde luego, que se despida. Hoy me viene como si quisiera invitarme, y luego se raja, no sé a qué juega… ¡y me revienta esa cara de golfo satisfecho que trae últimamente! ¿Eso es todo lo que me quería? ¡Cualquiera diría que estaba deseando librarse de mí! ¡Se supone que debería estar sufriendo y deshecho!

-Tienes razón… los hombres, no saben luchar por lo que quieren… seguro que si le interesases de verdad, no se habría dado por vencido al primer “no”, aunque fuese después de seis meses de espera y negativas…

- ¡Claro, eso es lo que digo yo….! ¡Como esa estúpida manera de hacer barricadas que tienen los tíos! Ricardo, su amigo, por ejemplo…. Le digo que estoy desesperada, que éste no se lanza, que necesito algo… y me suelta que por amistad, no se puede enrollar conmigo. ¡Por amistad hacia él! ¿Y yo, acaso no soy también su amiga….? ¡No, claro, él es un hombre, y es más amigo que yo…! Ay… ¿cuándo voy a encontrar a un hombre que me quiera de verdad, que no le importe esperar, y que si le digo que no, sepa que le estoy probando a ver si me quiere de verdad o no….?

Yo creía volverme idiota… ¿¿¿Quién la entendía??? Resulta que yo le daba poco menos que asco, pero hubiera estado dispuesta a tener algo conmigo si yo poco menos que la adoraba como un sirviente; me había estado diciendo que no quería relaciones serias, y se había estado tirando a otro a mis espaldas mientras yo estaba a sopitas, y después de darme calabazas, yo intentaba rehacerme un poco, y resulta que eso, estaba mal… pero que ella se andase zumbando a media oficina, era normal… No pude evitar, eso sí, sentir gratitud hacia Ricardo… por algo era mi mejor amigo, al menos él, no se la había tirado por respeto a mí, aunque ella se le hubiese insinuado… me llegó otro correo, también de Mariposa.

“¿Has tomado buena nota de lo que le importas a tu princesita….? No se te ocurra intentar averiguar quién soy, lo sabrás a su debido momento. Los niños curiosos deberían llevarse su castigo, pero has averiguado esto de modo involuntario, y supongo que lo que estás oyendo te servirá de lección. Esta tarde, cuando vuelvas a casa en el Metro, no te sientes. Quédate de pie en una esquina, en el último vagón, en el lado opuesto de las puertas”.

Mientras leía, seguía oyendo… seguí escuchando toda la conversación, de hecho. Mariposa no dejaba de tirar de la lengua a mi princesa, para que ella soltase no sólo lo que pensaba de mí, sino todas las aventuras y líos que había tenido mientras supuestamente, necesitaba tiempo para pensar en sí misma y en la posibilidad de una relación seria conmigo… me puso verde, me trató de infiel y de inconstante, de no saber valorar lo bueno y no entender el alma femenina… Yo cada vez sentía más lástima y vergüenza de mí mismo; vergüenza por ser tan pardillo, por no haber sabido ver qué tipo de persona era ella, por haberme dejado engañar por conveniencia, por haberla idealizado estúpidamente… casi sentía ganas de llorar de autocompasión… me había llamado “gordo”… yo estaba algo llenito, tenía un poco de tripa, pero no se puede decir que fuera realmente gordo, y el apelativo me hería muchísimo porque de niño sí que había sido gordo y había sufrido rechazo suficiente como para tres vidas por aquello… Siempre he ido de bueno y siempre me han dicho que en la vida, ir de bueno, es ir de gilipollas, pero nunca me había importado, siempre me había sentido bien siendo como era… pero por primera vez, por primera vez en mi vida, deseé haber nacido con otro carácter. Ojalá hubiera sido yo el canalla que ella se merecía, un tipo como Ernesto o como Antonio, que se habían divertido con ella y adiós muy buenas, que la habían usado para un par de polvos y hasta luego…

Pasé todo un día de tortura recriminándome mi falta de personalidad. Poco antes de salir, me acerqué a Ricardo, y le di las gracias. Lógicamente, no entendió por qué:

-Por ser un buen amigo, tío. – contesté.

-Captado, mañana te pago yo el café – sonrió y me dieron ganas de decirle que sabía que se había cortado de liarse con mi princesa por mí, que eso, en un tío como él, más dado a pensar con la cabeza de abajo, era todo un detallazo y una prueba de amistad de primera, pero me contuve. Me daba corte, y supuse que también se lo daría a él. A punto de salir ya por la puerta, amargado y de mal humor, la vi… Nélida. Así se llamaba mi ex princesa. Ella no podía saber que yo había estado escuchando cómo me ponía verde, y me sonrió con dulzura, como si en realidad yo no le diese asco… por primera vez, me di cuenta que no era gentileza, era hipocresía, simplemente… le devolví la sonrisa como pude, y salí de allí. Sólo de camino al Metro me di cuenta que había varias de sus amigas con ella, y que quizá una de ellas fuese Mariposa, pero ya era tarde para intentar tomar nota de las caras. No pude evitar recordar lo que mi ama me dijo la primera vez… “si no estuvieras tan centrado con ella, seguro que ya habrías encontrado a alguna chica dispuesta a darle alegrías a tu cosita…”, y recordando aquello, me vino a la cabeza su orden de quedarme en un rincón del último vagón, ¡casi lo olvido…! Una vez más, Nélida hubiera tenido la culpa si eso me salía mal o me quedaba a dos velas… y sinceramente, Mariposa había demostrado ser mucho más limpia y sincera que ella… al menos ella, había ido con la verdad por delante y no le había importado mi aspecto físico, sino sólo que yo fuera un buen sumiso y obediente… Me coloqué en la esquina del vagón, en el lado opuesto de la puerta. Había bastante gente, pero en la siguiente parada, el vagón se ponía totalmente imposible; todos los de las oficinas salíamos a la misma hora y lo copábamos. No tenía idea de qué pretendería mi ama, que ni siquiera parecía estar allí, pero mi misión era obedecer, de modo que esperé tranquilamente el trayecto de la primera parada…

Efectivamente, el andén reventaba de gente, como todas las tardes, y tuve que embutirme en mi esquinita para poder dejar paso a la riada que se apretujaba por ocupar un lugar… Varias personas me empujaron involuntariamente para hacerse un hueco, pero entonces noté algo que distaba mucho de ser un empujón involuntario… alguien se frotó descaradamente contra mi espalda, me hizo pegarme más aún a la esquina y unos brazos me rodearon por el pecho… “Es ella…” me dije de inmediato, y mi pene se irguió al instante, menos mal que estaba de espaldas a todo el mundo “Es Mariposa… está aquí, conmigo, me está… me está abrazando…”. Automáticamente me quise volver, girar la cabeza para verla por fin, pero hizo fuerza y me impidió moverme… intenté girar la cabeza todo lo que pude en un intento de atisbar, pero mi compañera agachó la cabeza, y sólo pude entrever unos cabellos de color castaño muy claro, como el de las avellanas, con reflejos pálidos… una lucecita me llegó desde delante de mí y miré de nuevo al frente. Mariposa sostenía un teléfono móvil en su mano izquierda:

“No intentes espiar, mira al frente, no hagas ruido y nadie sospechará nada”. Supuse que debía llevarlo escrito de antes, pero aún así… era indudable que me conocía bien, sabía que yo intentaría mirarla. ¿Qué querría hacerme…? Porque estaba claro que no se había puesto casi a punto de que la descubriera sólo por darme un abrazo… pensaba en aquello cuando sus manos empezaron a moverse. Ágilmente, pero sin movimientos bruscos, me sacó la camisa del pantalón y metió los brazos bajo ella. Tuve que contener un escalofrío, ¡qué manos tan cálidas…! ¡Qué suaves eran…! Acarició mi pecho y se dirigió a mis pezones, empezó a acariciarlos y a pellizcarlos con suavidad… Intentaba no mirar más que al frente como si no pasase nada, pero no dejaba de mirar de reojo por si alguien nos miraba… Todo parecía tranquilo, salvo yo mismo, que estaba como un flan. Si agachaba la cabeza, podía ver la silueta de sus brazos reptando bajo mi camisa, haciendo su antojo sobre mi piel, poniéndome la carne de gallina cada vez que se deslizaban arriba o abajo… buscando mi garganta, mi cuello… enredando sus dedos en los rizos de mi pecho… en una ocasión, agarró un par de pelos, enrolló sus dedos en ellos y dio un tirón para arrancarlo de cuajo.

-¡Mpf! – ahogué un gritito de dolor, cómo picaba… pero de inmediato sus dedos acariciaron la zona de piel torturada por el tirón y mis piernas temblaron como si fueran de gelatina, tuve que apoyar las manos en la pared del vagón, convencido de que si no lo hacía, me desplomaría. Me pareció notar una risita ahogada a mis espaldas y sonreí de oreja a oreja… qué bien me sentía entre sus brazos, ojalá pudiera seguir así para siempre… en medio de aquélla dulzura, su mano izquierda inició una suave, pero más que decidida bajada hacia mi bajo vientre… estuve a punto de brincar y me asusté cuando noté que esa misma mano, sin ningún reparo, desabotonaba mi pantalón, me bajaba la cremallera y se introducía entre mis ropas. Casi desesperado, bajé una de las manos con las que me apoyaba al vagón a mi cintura para evitar que mis pantalones pudieran caer al suelo y empecé a negar con la cabeza.

-No, no… – dije en un susurro prácticamente inaudible, intentando de nuevo mirar por encima de mi hombro. – e-eso no… aquí no…

Un nuevo destello de luz atrajo mi atención: Mariposa volvía a tener el móvil en la mano derecha, en cuya pantalla sólo se leía: “ssssssh….”. Tocó un par de botones y salió un mensaje similar al primero: “no digas nada, y nadie se dará cuenta”. Después de eso, metió el móvil en el bolsillo de mi gabardina, y su mano volvió a perderse bajo mi camisa, retomando sus caricias, ahora en mi vientre, mientras que la derecha ya estaba dentro de mis calzoncillos, haciendo cosquillas en la base de mi miembro, jugueteando con mi vello y acercándose peligrosamente a mis testículos… Aquello me daba una vergüenza espantosa, temía que en cualquier momento alguien se daría cuenta de nuestro juego y gritaría; alguien nos miraría y se daría cuenta y yo me moriría de vergüenza… pero por otro lado, he de reconocer que también me daba un morbazo tremendo la situación: poco menos que medio desnudo en el transporte público, atestado de gente, siendo masturbado dulcemente sin poder hacer nada y sin que nadie lo notase… todo el mundo deseando llegar a su parada cuanto antes, y yo rogando porque el viaje durase lo más posible…

Mariposa, sin ninguna prisa, bajó su mano izquierda a mis testículos y empezó a masajearlos, pero casi enseguida cambió de mano, y mientras con la derecha me acariciaba las bolitas, con la izquierda empezó a hacer largas y lentas pasadas por mi miembro… Me di cuenta que tenía la cabeza agachada, intentando mirar todo el rato el movimiento de vaivén que se adivinaba bajo mi pantalón flojo, cuando, de un hábil tirón, Mariposa sacó mi miembro de entre las ropas. El contraste de la temperatura ambiente me hizo dar un pequeño respingo, pero el ver mi propia polla, totalmente erecta y deseosa, me produjo un susto considerable, ¡mi ama estaba loca…! ¡Nos podían pescar! Pero, curiosamente, aquél pensamiento, sólo me producía mayor excitación, y tenía que luchar por mantener cerrada la boca, en todos los aspectos, porque igualmente hubiera querido babear ante el cúmulo de sensaciones que se agolpaban en mi cerebro, mi sexo y mi piel, que hubiera querido gritar que me moría de deseo por mi ama, que por favor me usara, que me hiciera su juguete, que me estaba volviendo loco… la adoraba.

Aguantando la tortura de tener que callar todo lo que sentía, disfrutaba de la visión de las manos de Mariposa, pequeñas y delgadas, acariciando mi miembro… Oh, madre de mi alma… ¿cuánto hacía que nadie más que yo mismo me tocaba…? Dos años, o quizá más aún… qué calorcito… qué dulce… su mano izquierda apretó fuertemente mi polla, hasta lograr que un par de gotas de líquido preseminal saliesen por la punta… mi ama las recogió entre sus dedos y untó con ellas mi miembro, ¡qué suave se deslizaba…! Apenas me daba cuenta que mis caderas habían empezado a moverse solas… Mi ama me dio un pellizco en la tripa y me quedé quieto de golpe. Una vez más, sacó su móvil de mi abrigo y me hizo leer otro mensaje: “Quieto”. Decía solamente.

No era tarea fácil permanecer inmóvil ante el maravilloso placer que me inundaba, pero me mordí los labios y aguanté como pude… sólo entonces me di cuenta que estábamos en una estación y la gente entraba y salía del vagón. Mi ama dejó su brazo derecho inmóvil, detrás de mí, mientras con la izquierda seguía torturándome… muy, muy despacio, para que no se notase… la gente que entraba volvió a apretujarnos, el tren reanudó su marcha, y Mariposa su juego. Ahora más rápidamente. Estaba bombeando con ganas, con energía… y sin embargo, apenas movía el brazo, sólo lo hacía con la muñeca, era increíblemente hábil… y yo estaba a punto de inundar el vagón, no sabía si iba a ser capaz de correrme quieto y en silencio, el placer era demasiado intenso… su mano subía y bajaba, apretando mi virilidad, deteniéndose astutamente en la punta… finalmente, se centró sólo en ella y comenzó a acelerar, mientras con la mano derecha bajó hacia los testículos de nuevo.

Apreté el puño libre, cerré los ojos con fuerza y mis rodillas temblaron intensamente… me iba a correr, me iba a correr, no podría aguantar mucho más… ¡OH, DIOS! ¡Su mano derecha había bajado más intensamente, estaba acariciando muy cerca de mi ano! Se me escapó el aire del pecho, y sólo a duras penas contuve un gemido, mientras notaba que mis nalgas se contraían para soltar la descarga…. ¡SÍ! Mmmmmmmmmmmh…. Mariposa cerró la mano sobre mi glande en el momento justo para evitar que el esperma se derramara sobre el suelo y mis ropas, mientras yo hacía ímprobos esfuerzos por no gemir mientras el delicioso placer me inundaba, me recorría el cuerpo en oleadas cálidas, tan dulces… noté mis sobacos empapados en sudor, mi cabeza echándose hacia atrás, una sonrisa boba abriéndose en mi cara, mis ojos en blanco… “qué pasadaaa…” sólo fui capaz de pensar. No me salió nada más inteligente…

Noté algo suavecito en mi glande, y miré. Las manos de Mariposa empuñaban un kleenex, en el que recogieron la descarga, aunque tuvo que usar dos más para dejarlo totalmente limpio. Quise auparme bien el pantalón, pero mi ama, dulcemente, me retiró la mano. Noté que mis pantalones se escurrían peligrosamente, pero apenas fueron un par de centímetros. Mariposa me subió bien la ropa, me colocó el pene dentro de la ropa interior y lo acomodó dándole un par de palmaditas, como quien acaricia a un perrito que se ha portado bien… me colocó bien la camisa dentro del pantalón, y lo cerró. Una vez más quise volverme, hubiera dado media vida por verle el rostro, arrodillarme frente a ella y que me apretara contra su pecho, que me besara… o simplemente, que me permitiera besarle los pies, lamerle las rodillas… pero de nuevo hizo fuerza contra mi espalda y me impidió volverme. Sacó su móvil del bolsillo de mi gabardina y la oí teclear algo. Me lo mostró: “Me bajo en ésta estación. Sé buen chico y sigue con la nariz pegada al rincón hasta que arranque el tren. Te estaré mirando, y si levantas la cabeza, no te castigaré… directamente no me volverás a ver. Aguanta la curiosidad y luego mira en tus bolsillos. Hasta luego, Imbécil”.

Sólo yo sé lo que me costó obedecer. Pensé que si ponía el brazo por delante, no se notaría mucho si atisbaba por debajo… o tal vez podría echar una mirada mientras ella bajaba del tren, que tendría a la fuerza que darme la espalda… o a lo mejor mientras el tren se alejase… o tal vez podría perderla para siempre si hacía el idiota. Nunca los segundos de la parada se me han hecho tan largos, ni una separación tan dolorosa… cuando noté sus brazos deslizarse sobre mis costados, el tacto de sus pechos en mis espalda, que hasta el momento no había notado como tal, apartándose de mí, su calor abandonándome…, tuve que echar mano de toda mi fuerza de voluntad para no agarrarla de las muñecas e intentar retenerla conmigo, aunque sólo fuese por un segundo más… sin ninguna dificultad, pude oír el sonido de sus zapatos alejándose, pude distinguirlo entre todas las decenas de pies que se bajaron en aquélla estación, y me perdí en oírlo hasta que se desvaneció. Cerré los ojos con fuerza al oír el pitido del tren indicando el cierre de puertas y apreté los puños cuando noté que empezaba a moverse, reprimiendo en todo momento el impulso de lanzarme por las puertas gritando su nombre como un desesperado… me había dado un placer inenarrable, pero la tristeza por la separación era demasiado fuerte.

Con un gran pesar, ya bajo la oscuridad del túnel, me volví. Ahora el vagón estaba ciertamente mucho menos ocupado, incluso había algunos asientos libres, de modo que aproveché y me senté. Aún me faltaban seis o siete paradas para llegar a la mía, el trayecto era largo… aproveché también para mirar en los bolsillos de mi gabardina. En el izquierdo, noté un papel. Lo saqué, era un folio con el membrete del banco, muy bien doblado. Lo desplegué y pude leer:

“Hola, Imbécil.

Si estás leyendo esto, es que has sido un buen esclavo y te has portado muy bien. Enhorabuena. Ahora, sigue siendo un buen chico y aguántate la curiosidad durante dos días y tendrás el premio gordo. Dime, ¿te gustaría pasar conmigo un fin de semana, y verme por fin la cara y tocarme…? Si eres bueno, como lo has sido hasta ahora, este viernes me verás la cara. Hasta entonces, te prohíbo terminantemente que te masturbes; te quiero rebosante de ganas y con toda tu pasión y energía para el viernes por la tarde. Igualmente, no quiero que hagas ningún intento de saber quién soy, ¿lo has entendido, Imbécil? No te preocupes por los detalles, me iré poniendo en contacto contigo para dártelos”.

Había una posdata, escrita en otra tinta diferente, que parecía haber sido agregada con rapidez, muy probablemente mientras estábamos en el propio vagón:

“P.S. Te pones precioso cuando te corres”.

Aquello no era nada especial, me dije sin poder reprimir una sonrisa… no era ningún tipo de talento único el que se me quedase cara de bobito al gozar… pero lo cierto es que me sentí orgulloso, me hacía feliz saber que mi ama me consideraba algo bonito para mirar… no había nada que yo más deseara que hacerla dichosa, servirla, ser su fiel sirviente… su abnegado esclavo… sin poder evitarlo, me llevé la carta a la nariz, y un olor dulce me inundó: Mariposa usaba colonia que olía a violetas… y probablemente, había comido mandarinas. El estómago me giraba y el corazón me golpeaba en el pecho… sin poder dejar de sonreír, crucé las piernas para disimular la incipiente erección que quería tener lugar y me llevé la carta al bolsillo del lado izquierdo del pecho. Sólo entonces me di cuenta que un par de chicas que iban sentadas frente a mí se me habían quedado mirando con una sonrisa de ternura, hablándose entre ellas y señalándome. Me sentí graciosamente avergonzado y se me escapó la risa, y aún creo que me ruboricé. Llegamos a la siguiente parada, las chicas se bajaron, y pude oírlas claramente:

-De verdad, qué tierno, ¡qué terrón de azúcar…!

-Qué suerte tienen algunas…

Quise reír a carcajadas al oír aquello.

Pecado y placer

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Lunes en la mañana, como de costumbre me he levantado temprano antes de que salga el sol, preparé el café, el desayuno, vigilé que los niños llevaran todo lo necesario para el día, Andrea es alérgica al pescado y hoy van a servir atún en el colegio, así que me tocó prepararle algo para que la maestra lo caliente y pueda almorzar.

Hay que pagar varias facturas hoy así que tengo que ocuparme de ello porque Eduardo mi marido está a mita de un proyecto en la oficina y no tendrá tiempo de salir a hacerlo, como de costumbre los bancos estarán hasta el tope de gente y tengo que llegar temprano para hacer fila y entrar a una hora razonable que me permita regresar a tiempo para servir el almuerzo. Seguía en mis pensamientos cuando la familia bajó a desayunar.

- Eduardo, necesito que lleves a Isaías al colegio hoy.

- ¿Y qué pasa con el transporte? ¿No vienen hoy?

- Si, pero lleva la maqueta que hizo esta semana y es muy grande, si se sube al bus de la escuela con ella puede dañarse, tu sabes como son los chicos.

- Yo no tengo tiempo Adriana, tu sabes que estoy hasta el cuello en la oficina.

- Pero puedes dejarlo antes de tomar la autopista, acuérdate que tengo que ir al banco y no quiero llegar tarde.

- ¿Y esperar a que la cola se ponga peor, no puedo Adriana, si llegó tarde hoy me matan en la oficina. Anda, llévalo tu o sino que tenga cuidado en el bus.

Las cosas con Eduardo siempre eran así, era un constante amenazado de muerte, “me matan en la oficina si llego tarde”, “me matan los muchachos si no los acompaño al partido”, “me mata mi mamá sino paso por su casa hoy a ver qué es lo que necesita”. Al parecer, yo era la única que no le tendía una espada en el cuello, ha de ser por eso que era la última en recibir un poco de atención.

Eduardo es un buen hombre, recuerdo cuando nos conocimos en aquella fiesta en la Universidad, bailando conmigo sin saber bailar. “Es más tieso que un palo de escoba”, le decía a mis amigas. Con el tiempo nos fuimos conociendo y saliendo, era un chico con muchas ambiciones y ganas de hacer futuro. Pero sobre todo era muy apasionado, lo hacíamos en el auto, a escondidas en la azotea de su casa durante las noches en que “nos quedábamos a estudiar”, en fin.

Más tarde nos casamos y la pasión era incontenible, pero luego con el tiempo, los niños, las responsabilidades las cosas fueron cambiando. Yo dejé de trabajar y pasé a ocuparme del hogar, el logró ese cargo en una excelente firma de arquitectos, compramos la casa; pero en cierta forma comencé a sentir que para Eduardo yo era eso, parte de la casa. A veces pienso que así es la vida, “las parejas cambian con el tiempo” dice la gente, “lo importante no es la cantidad sino la calidad! dicen otros. Sin embargo, yo sentía que la mujer ardiente y apasionada seguía ahí dentro, que parte de mi no se sentía conforme con eso de “los viernes por la noche”, pero no hacía otra cosa; al igual que ese lunes suspiraba profundo y seguía adelante, siempre me decía que las cosas iban a estar mejor cuando estuviéramos más estables económicamente.

Nos despedimos con un beso, como pude llevé a los niños al colegio tratando de hacer tiempo con el tráfico, realicé las diligencias, preparé el almuerzo, lo mismo de simpre. Esa tarde como a las dos Eduardo me llamó por teléfono.

- Adri, necesito que me hagas un favor, David me llamó para avisarme que le habían llegado las pastillas de la tiroides pero no tengo tiempo de ir a buscarlas ¿Crees que puedas pasar un momento a buscarlas? Es que ya se me están acabando las que tengo en casa, tu sabes.

- ¿Hay que ir al hospital?

- No, me dijo que las tiene en su consulta privada en el centro comercial.

- Están bien Edu, ahora salgo para allá.

- Gracias Adri, un beso.

Dejé lo que estaba haciendo, me puse unos jeans azul marino y una camiseta blanca de algodón sin mangas acompañada de una blusa rosada, recogí mi cabello castaño en un moño y me dispuse a salir. A mis 32 años era una mujer bonita, medianamente alta, de cuerpo bien torneado y buenas caderas, pechos medianos salpicados con pecas, ojos verdes y cabello largo casi rubio. Sabía que los hombres me miraban y eso como es normal, me agrada.

Luego de retirar las pastillas de Eduardo, aproveché para hacer algunas cosas en el centro comercial, de pronto vi un pequeño negocio que estaba abierto: “El arte del paisaje. Especialistas en creación y decoración de jardines”. Recordé que desde hace tiempo tenía en mente el proyecto de reformar el jardín, había pensado en trabajar en eso con Eduardo, pero él nunca tiene tiempo y yo sola simplemente me sentía desanimada. Así que me decidí a entrar solo por curiosidad.

- Buenas tardes ¿En qué puedo ayudarte?

Gianmarco era el encargado del negocio, le calculaba más joven que yo y ¿Por qué no decirlo? A simple vista era un muchacho encantador; alto de piel morena y con unos ojos grises de mirada profunda que te hacían sentir expuesta, su cuerpo hermoso de espalda ancha hermosamente marcado y con aspecto firme, de verdad me gustó mucho desde el principio. Conversamos un poco sobre lo que era mi proyecto, y el quedó en pasar por mi casa para darme un estimado del costo y una idea de lo que se podía hacer sin compromiso alguno.

- “La idea del proyecto me interesa” -me dije a mi misma, repitiéndome que no tiene nada de particular impresionarse por un chico tan hermoso- Estoy casada no ciega.

Esa noche hablé con Eduardo sobre el asunto, como ya sabía me dijo que no tendría tiempo para reunirse con el chico, pero que confiaba en mi gusto para hacer las cosas si es que me decidía a hacerlo.

- Cuando tenga el prespuesto listo hablamos Adri.

Gianmarco vino a la casa y conversamos lo acordado. Días más tarde, me entregó el presupuesto, y poco después el proyecto estaba en marcha. Era una remodelación sencilla que estaría lista en 10 días.

Durante ese tiempo, Gianmarco y yo conversábamos frecuentemente. Supe que tenía 25 años, que recientemente se había graduado de arquitecto, que su mamá y su hermana lo habían animado a incursionar como modelo, algo que le gustaba como una oportunidad de conocer otras cosas, pero que también había despertado los celos terribles de su novia y que por esa razón había terminado hace pocos meses.

Aunque no quería reconocerlo, mientras lo conocía más me gustaba; no se trataba de enamoramiento, simplemente lo deseaba. En más de una oportunidad, me había encontrado a mi misma observándole discretamente pero con mucho morbo. “Mirar no significa nada”, me repetía a mi misma. Calmar esos ímpetus con Eduardo era una tarea larga que no me animaba a hacer, “estoy muy cansado”, “los niños no están dormidos”, siempre lo mismo.

La última tarde de trabajo era un día sábado, los chicos tenían campamento el fin de semana y Eduardo se había ido de pesca con los amigos fuera de la ciudad, siempre regresaba a primeras horas de la noche o un poco más tarde según se diera el viaje. A diferencia de los demás días, hoy no vendrían los obreros que habían estado trabajando pues solo faltaban algunos detalles y Gianmarco los terminaría por el mismo, así que por primera vez estábamos completamente solos.

Gianmarco me sorprendió con algo en esa oportunidad, había traído un album con fotografías de su trabajo como modelo, un portafolios me dijo que se llamaba, y si antes lo había estado deseando ahora era más difícil. En varias fotografías posaba solo con ropa interior, su cuerpo lucía delicioso, cada músculo en su lugar, y debajo del calzoncillo ajustado se podía adivinar sin mucha dificultad una verga de buenas proporciones que lucía imponente anunciando su presencia.

- Entiendo porque tu novia te celaba tanto, eres un hombre muy deseable Gian.

Al momento de decirlo sentí escalofrios, no dije guapo, o hermoso como debí haber dicho sino “deseable”, mi inconsciente me había traicionado y no solo en las palabras sino en el tono de mi voz. Y aún peor, la expresión en el rostro de Gianmarco me indicaba que había captado perfectamente el sentido de mis palabras.

No pude evitar corresponder al beso que vino después del breve silencio que se hizo luego de mis palabras, pero no fue solo un beso; con este vino otro, y otro más, cada vez con más deseo. Mis manos recorrían su cuerpo, palpando la firmeza en cada centímetro de su piel tal y como lo había soñado tantas veces en secreto, mi deseo crecía mientras la ropa de ambos iba desapareciendo, sentía sus manos en todas partes y su lengua recorriendo mi piel. El morbo subió a tope cuando vi su verga desnuda, si había oportunidad de detenerme ahora había pasado, era tal y como la imaginé grande e imponente, un poco más gruesa que la de Eduardo que también tenía muy buen tamaño, no podía dejar de tocarla y sentirla entre mis manos mientras sus dedos curiosos exploraban mi sexo empapado de humedad.

Justo en ese momento se abrió la puerta, Eduardo estaba allí mirándonos en silencio. Por mi mente pasaron demasiadas cosas, terror, vergüenza, dolor, no podría describir con palabras lo que estaba sintiendo, Gianmarco me había soltado enseguida y estaba paralizado, fueron los segundos más largos de mi vida.

- No te detengas, sigue tocándola.

En ese momento noté algo en lo que no había reparado, Eduardo estaba totalmente erecto, frotando su verga con la mano. Había estado mirándonos no se desde cuando, y estaba disfrutando de lo que había visto.

Al principio, nos quedamos literalmente inmóviles, pero Eduardo insistió de nuevo en que me tocara, Gianmarco volvió a tocarme de nuevo aunque al principio con timidez. Todavía no podía creer lo que estaba ocurriendo, mientras el chico reiniciaba los toqueteos Eduardo entró en la sala y comenzó a desnudarse, en medio de la incredulidad la excitación que estaba sintiendo me volvía loca, se acercó por detrás de mi y mientras Gian continuaba tocándome ahora con más confianza el también empezó a tocarme, la sensación era realmente deliciosa, sentirme acariciada por los dos, los dedos de Gian en mi concha, los de Eduardo abriéndose paso para dilatar mi ano.

Me puse de rodillas entre los dos, tomaba una verga con mi boca y la otra la masturbaba con la mano intercalando de una a una, mientras más se endurecían. Me llevaron a una mesita de centro que estaba en medio de la habitación, Gianmarco se sentó en la punta de la mesa y yo sobre él, por primera vez sentí su verga dentro de mi, mientras continuaba mamando a Eduardo y alcanzando mi primer orgasmo.

- Ponte de rodillas, quiero que se la mames a él ahora -Me dijo Eduardo-.

Yo solo me dejaba llevar, estaba tan excitada que apenas podía creer lo que estaba viviendo. Comencé a succionar la verga de Gianmarco, Eduardo me decía que me la tragara toda, tuve que hacer un esfuerzo para hundirla lo más posible. Mientras, Eduardo abrió mis piernas y comenzó a penetrar mi ano, al principio me tensaba del dolor.

- No te detengas, sigue mamándolo.

- Es que me duele un poco.

- Sigue, no quiero que pares.

El morbo de Eduardo estaba más allá de lo que era común en el, por momentos sentía que me ordenaba como si fuera una prostituta y estaba tan caliente que me gustaba. Siguió abriéndose paso entre mi ano adolorido, yo me fui concentrando en la respiración agitada de Gianmarco que cerraba los ojos y mordía sus labios, recorría su cuerpo perlado de sudor con mis manos, poco a poco el dolor fue pasando a convertirse en más placer.

- No aguanto más … me voy a correr ahhhhh -Gianmarco temblaba a punto de venirse.

- Sigue, quiero que te la tragues toda – Me decía Eduardo-.

Y mientras aún tragaba la leche de Gian, sentí el calor de Eduardo llenándome también por el ano y nuevamente me estremecí de placer en un orgasmo largo e intenso. Los tres quedamos en silencio, sudados y respirando agitadamente. Gianmarco se vistió de prisa y se fue casi sin decir palabra alguna, yo no sabía que decir, aún no podía entender lo que estaba pasando.

Hubo, mucha conversación después de eso y que en este momento no viene al caso. Más allá de todo, Eduardo tenía una fantasía que desconocía por completo, verme con otro hombre y además participar en ello, y esa tarde se había hecho realidad.

Hoy todavía seguimos juntos y el sexo ha sido muy diferente desde aquella vez, el morbo que está presente nos ha permitido vernos de otra forma por decirlo de algún modo; a Gianmarco no lo he vuelto a ver, nunca más visité su negocio en el centro comercial. Pero cada vez que miro el jardín, llegan los recuerdos de aquel día, la vida es una sola y hay que vivirla antes de que se vaya.

Este relato nace a partir de una historia que me fue contada hace tiempo, las personas son reales si bien no todo lo que se cuenta aquí lo es, espero que les guste y gracias por apoyarme como siempre lo han hecho.

Felacion, materia: anatomia (mi profesor octavo)

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Corría vertiginoso el año 1999, sola, foránea y mis 19 años, conjugaban mi rutina…en un año muy especial, tanto que los diarios anunciaban el fin del milenio.

No estaba tan mal el mono ambiente de 7 x 3 ubicado a metros de la terminal de Nueva Córdoba, capital de los estudiantes y también de la joda loca.

El sonido del portero eléctrico me despertó ese día .Había llegado una carta de mi novio Rodrigo .Que felicidad ¡! Haría cualquier cosa por tener noticias suyas, hasta bajaría corriendo los 10 pisos que me separaban de planta baja.

La noticia era que anunciaba su llegada en pocos días y que me preparara para el gran encuentro. Tres meses en Córdoba parecían una eternidad ,,,

Como todos los sábados, ese día, me preparaba para ir a tomar clases como de costumbre. Anatomía, mi materia favorita y creo que de todo estudiante futuro Fisioterapeuta.

Quiero comentar que no fue fácil llegar desde Salta a una ciudad tan grande como esta, y que pronto decidí integrar en mi personalidad algunos cambios que me hicieran, además de verme más madura, más sensual, Una mujer.

Ese día me puse mis jeans favoritos, ésos que te marcan bien la cola. El delantal blanco que dejaba traslucir una apretada remerita color celeste con detalles .Sandalias cómodas y la típica mochila.

El aula de clases no era muy grande, éramos muchos en la clase, pero aun así teníamos la posibilidad de que cada profesor nos conociera o al menos nos haya visto más de una vez.

En particular mi catedrático, el profesor de Anatomía, Octavio.

Tenía una forma especial de enseñar, por entre los otros, solía hacer nos pasar al frente y tomar un marcador oscuro y delinear cada musculo que estudiábamos por encima del delantal.

Yo me sentaba en los primeros asientos, y cuando conocí esa técnica tan habilidosa, y más la calentura de no haber tenido sexo en los últimos 3 meses, me hacían sentarme cada vez más cerca del escritorio del profesor de Anatomía.

Octavio era mayor que yo ,tenía sus 30 años ,un tipo simple, siempre vestía de jeans ,zapatillas y el delantal ,tenía una barba con forma de candado ,de pelo negro azabache y muchos rulos ,una cejas gruesas acompañaban esos ojos brillosos ,astutos ,de pestañas arqueadas .La boca , mi mayor curiosidad …en si una presa digna de roer …

Señorita!, pase al frente por favor vamos ,a explicar los músculos de la parte posterior de la espalda … y me invito a pasar . Octavio me miro de una forma libidinosa y comenzó a explicar , el grupo de los glúteos …mientras lo hacía dibujaba en mi ,por encima del delantal blanco ,pero en esta ocasión sus dedos marcaban más que el mismo marcador ,comencé a notarlo ya por en medio de la explicación ,imagínate el rubor de mis mejillas y el morbo que tenia de conocer mejor a ese sujeto que tan bien me ponía los pezones duros .

La cosa venia así, entre miradas sugestivas que decían todo!

La noche de ese mismo día ,en un asado en casa de una compañera , nos pusimos a tomar fernet ,y a bailar cuartetos , entre vueltas y vueltas , visualice a Octavio que se apoyaba sobre una pared ,como aburrido … entonces desplace a mi compañero de baile hasta casi llegar a él y en una vuelta de baile ,le roce descaradamente ,meneando la cola por sobre el cierre de su pantalón .Increíble , pero lo hice así .Hasta mi compañero de baile pronuncio la siguiente frase : Upa! ………. Tenía el objetivo en la mira y Octavio se había dado cuenta .

Minutos des pues me invito a alcanzarme en un remis hasta mi dpto., pero antes me invitaba un café en el suyo. Recuerdo que era un dpto. que quedaba subiendo unas escaleras, en un edificio antiguo ,en la sala había un piano .Hacia frio ,era otoño .

Sentados comenzamos a charlar un poco , pero la excitación crecía con cada sorbo de café y cada palabra pronunciada ,por lo que me levante de la silla para disimular, y me pare de frente al piano y de espaldas a él … de pronto siento que se apoya entre mis nalgas un enorme miembro duro ,y me toma de los hombros ,comenzó a moverse lentamente en forma ascendente y descendente .Inmediatamente me di vueltas ,y comenzamos a besarnos con ansiedad , ya muy acalorados ,me acariciaba la piel de la espalda por debajo de la camisa ,comenzamos a tocarnos me acariciaba la entrepierna ,yo tenía una minifalda a cuadrille blanco con negro y medias bucaneras ,por lo que podía acariciar directamente la textura suave del encaje de mi ropa interior .

No seas tímida! ,me decía … y yo respondía ..Es que no está bien estar con el profesor de anatomía ! ..jajajaj …

Octavio se bajo el cierre del pantalón decidido a colocarme la mano adentro para que le hiciera una paja ,la primera impresión que me lleve fue una pija muy gruesa, dura y excitante .Se sento en una silla y me coloco sobre su falda ,como si fuera una niñita en la falda de su padre..

La posición permitía que Octavio manipulara mejor sus dedos ,y corriéndome la tanguita de lado, introdujo sus dos dedos ,acariciando con el dedo grande mi clítoris erecto, lubricado por la cantidad de fluidos que me corría ,a su vez , mis pechos quedaban al alcance de su boca ,ya que la camisa desprendida hasta la mitad ,dejaban al descubierto mis enormes pechos de pezones rosados .

Estuvimos un buen tiempo tocándonos, el me devoraba las tetas ,y disfrutaba demasiado de tener los dedos en mis labios vaginales .En ese momento teníamos demasiado morbo los dos .Sensación que no había experimentado aun con mi novio .Era como la seguridad en saber lo que hacia .

Yo hasta ese momento era mas tímida para pedir realmente lo que me complacía en la cama, tampoco tenia demasiada experiencia como para satisfacer a un muchacho de 30 años..

Todo esto paso en un segundo por mi mente, pero la excitación y calentura que traía y a decir verdad un poco de alcohol en la cabeza jajjajajj, sumado a mi curiosidad por este tipo que me revolucionaba las feromonas .. , esta gran paja me despertó dones divinos que no sabía que llevaba dentro.

Me levante de la silla ,el se levanto conmigo ,dimos dos o tres pasos hacia atrás , y llegamos hasta su cuarto, me di la vuelta y le pedí que me desabrochara el corpiño ,que aun lleva puesto ,por encima de los pechos ..

Cuando comenzó a desabrocharlo , yo tome del revés sus caderas y rozándome en la verga de mi profesor ,que ya estaba muy caliente ,esta vez yo subía y bajaba en un acto parecido a un cazador y su presa ..

Apoye mi hermoso trasero(según todos mis admiradores ) sobre la cama y colocándose entre mis piernas ,me puso la pija en la boca .

Ya con las dos manitos sobre el, acariciando sus testículos, lamiéndolos y besándolos , subí hasta la cima en donde me esperaba un glande rosado intenso ,para saborear. Le chupe hasta el último centímetro de su piel ,si bien ya había chupado ,la pija de mi novio en repetidas ocasiones Y QUE BIEN la pasamos ..Esta vez ,me estaba dejando llevar por mis instintos sexuales .Inconscientes ,locos ,no sé ..El éxtasis total!

Gire mi rostro hacia arriba mirándolo , tome su miembro con la mano derecha ,subiendo y bajando en forma delicada ,entre suave y grotesco, ese pedazo de verga que estaba por comer … y que ansiosa me sentía ,moje toda la tanguita ,y de a poco fui dándole espacio a la más gruesa pija que hubiera conocido ..Primero la puntita le dije…. Y recostándome sobre su cama de 1 plaza, me coloqué completamente la verga .Lo tenía arrodillado ante mí a Octavio, el profesor de anatomía. Y esta vez no estaba dándome una clase, sino que me estaba llevando a la práctica ..Fue muy excitante esa imagen del hombre maduro con una alumna con poca experiencia…

La fricción que teníamos era fuego total, de un cosquilleo enorme, que se extendía en forma discontinua por toda mi piel, llegando a endurecer más aun el clítoris, y mis pezones. Estaba cogiendo con un tipo, un extraño, y sobre todo mi profesor, y que pronto formaría parte de una de mis experiencias sexuales más excitantes de mi vida estudiantil.

Poco a poco fuimos entrando en sintonía, Octavio arremetía con fuerzas descomunales sobre mi vagina joven y fresca, candente y muy lubricada…Ahora me toca a mí, le dije sin pensarlo dos veces .El se recostó sobre la cama, yo me quite completamente la ropa y me monte.Con un balanceo pelviano ,en forma intermitente con fuerzas hacia abajo ,hacían a modo de succión a la verga que ahora estaba más hinchada, lo podía sentir mientras alternaba un pequeño rebote sobre sus caderas ,estaba disfrutando de un delicioso trozo de carne que prometía hacerme rebalsar de deseo .Ahora Octavio tomándome un poco más agresivamente de las caderas ,meneaba las mías sin pausa ;podía notar en su rostro la expresión de una necesidad imperiosa de poseerme . Erguida y toda traspiradita, apoye mis manos sobre aquellos muslos marcados y velludos, intentando no perder el ritmo que a continuación iba a provocar el más rico y excitante orgasmo.

Pero que estoy haciendo…pensé en vos alta.

Nada Mercedes , la estamos pasando muy bien juntos, me decía Octavio, entre movimiento y movimiento .Gran parte del dialogo que tuvimos fueron solo gemidos de placer, intensos silencios llenos de respiraciones agitadas y hasta podía escuchar el aplauso de los vecinos por mis gemidos…. Jajjaja Que estoy haciendo?? Ya en voz baja…y encima prometí que me casaría… Ay!….pero estas cosquillas tan intensas ,explosivas y ricas me hacían absolver todos mis pecados , principalmente el que estaba por cometer .

Fueron segundos de lucidez erótica, cuando vinieron a mi memoria, las imágenes de aquella película porno que accidentalmente vi a mis 14 años .Teléfono Love .. qué película !…de la Sicciolina … La imagen de cuando lamia el teléfono rojo ,despertó gran curiosidad de chuparme una pija pero principalmente sacarle toda la leche y de tragarme toda .De saborear y conocer el sabor del semen ,Claro que a mi novio ,se la chupaba todo el tiempo ,pero jamás me permití rebajarme como una buena ramera … a tragarme la leche de Rodrigo, pero Octavio despertaba en mi a la otra Mercedes .

Cambie de posición, y como una Venus ..ya sin alma, me levante de ese cuerpo del deseo ,y coloque toda mi vulva ,sobre la pierna izquierda de Octavio.. casi como rezando a la mezquita, me incline y trague de un solo bocado aquella pija gruesa y de color rosado intenso .Las chuponadas eran cada vez más agitadas y rápidas, podía sentir el glande fregándose en mi paladar ,abrazado por mi lengua,..Entre tanto la sacaba para lamerla de punta a punta …Octavio ya estaba eyaculando el liquido pre seminal ,sentía un sabor agridulce, de textura ligera.. Deslice la lengua ahora un poco mas ..Los testículos estaban también muy calientes, los tocaba con mis manos, al mismo ritmo que me lo introducía en la boca. Octavio también estaba tan excitado tanto como para olvidar colocarse un forro.

Y ahí estaba yo . Perdida del éxtasis, pensando solo con la concha…olvidándome del forro también.

Octavio no resistió a tal placer, y comenzó a tomarme suavemente de la cabeza y como dirigiendo el movimiento, al compas de mis bocanadas , de pronto con un movimiento tembloroso ,me comenzó a llenar la boquita .Corrí mi cabello castaño ondulado hacia un costado para no salpicarlo y le di un buen sacudón de lenguas y chupadas que termino largando a chorros la leche más espesa que probé hasta el día de hoy …Me vine en ese momento también.

Relamí saboreando mis labios con la punta de la lengua ,que ahora no solo tenían sabor a frutilla por el brillo labial ,sino que también ,brillaban por el semen de Octavio ,ligeramente me vestí .Y sin más palabras que un beso pasional, nos despedimos en la puerta .Ya podía olerse ,ese aroma a café con leche ,y medialunas que venían de la cafetería de enfrente .. Pare un taxi, y me fui.

Recorrí ,las calles frías y desoladas de Córdoba otoñal.

El mejor polvo de su vida

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La verdad es que para bien o para mal, en la sociedad en la que vivimos, no hace falta ser guapa para follar. De hecho yo he llegado a la conclusión de que las feas follamos más y mejor, otra cosa es que tengamos que follar con los feos. No podía ser todo perfecto.

Pero es cierto lo que dicen, creedme, si aún no lo habéis probado no perdáis el tiempo: las feas follamos mejor, mucho mejor. Compensamos de sobra nuestra falta de atributos físicos con toda arte de artimañas sexuales. Si no me creéis, probadlo.

Os cuento como soy. Algo entradita en carnes, no lo voy a negar, metro sesenta y seis, ojos marrones, pelo moreno y de piel clara. En general no es que sea muy fea, pero no entro en los tan consabidos cánones de belleza que encorsetan actualmente a nuestra sociedad. Quizá (seguro) es por ello que mi inicio en el sexo fue tardío, cuando tenía 22 años. Ya por aquel entonces comprobé que si quería follar tenía de dejar de mirar al guapo de la clase y concentrarme en la clase media. El problema que me encontré es que los hombres de clase media se fijaban casi exclusivamente en las mujeres “top”. ¿Y cómo conseguir cambiar eso? Sencillo. Calentándolos. Un hombre caliente es capaz de follarse una vaca.

Y siguiendo esa táctica llevo 10 años follando lo que quiero y como quiero, y aunque no puedo decir que con quien quiero, tampoco me quejo de mis amantes. Los ha habido más agraciados, y otros no tantos, pero ninguno ha quedado descontento, creedme, porque ese es el secreto de las feas, hacer todo aquello que las guapas no hacen, ya sea por pudor o por asco. Ese es nuestro punto fuerte y yo lo exploto en su máxima potencia.

Para muestra, un botón.

Este fin de semana salí con las chicas. La verdad es que es un grupo majo, ninguna destaca demasiado ni para bien ni para mal (importante). Salimos de cena primero para luego salir de fiesta. Yo llevaba cerca de una semana si pegar un buen polvo, lo que para mi es algo más que una eternidad, y tenía claro que la noche o acababa bien, o acababa bien. Ya cenando me fijé en un grupo de chicos que había unas mesas más allá, un poco de todo, casi todo aceptable, y mientras cenaba y conversaba con las chicas mi mente ya comenzaba a jugarme malas pasadas imaginando cómo sería hacerlo con uno o con otro. Había uno que me llamaba la atención más que los demás, no por guapo o apuesto, si no porque parecía desenvuelto, una persona segura. Me gusta esa clase de personas que transmiten normalidad.

La cena estuvo muy bien, muchas risas, anécdotas varias, algunas subidas de tono, vino para arriba, vino para abajo, y alguna copilla para rematarla. Acabamos y nos desplazamos a pie a la zona de marcha que se encontraba bastante próxima, en la zona del puerto. La noche transcurría con normalidad.

Yo las marchas las divido en cuatro fases. La primera, pasarlo bien, bailar y beber. La segunda, buscar objetivos y dejarse buscar, para ello hay que mostrar un poco de palmito, los hombros desnudos y el escote abierto ayuda mucho. La tercera, cuando me ha buscado alguien a quien yo buscaba, propiciar el aproximamiento. Cuarto, ¿dónde follamos? En ocasiones tienes que ponérselo fácil al chico porque muchas veces no te buscaría si no le haces ver que no encontrará nada mejor. Para ello cruzas miradas, mueves curvas, pones mirada de picarona y lo que haga falta. Una vez ya en el cuerpo el cuerpo basta rozarle un poco en zonas clave y es tuyo. No falla.

Pues este finde estaba yo en esas, buscando mi presa cual leona hambrienta, cuando me doy cuenta de que en el local estaba el grupo de chicos del restaurante. Acto seguido comencé a buscar a mi predilecto, consciente de que si no caía en mis garras otro lo haría. Al no encontrarlo sentí cierta desilusión, pero cuando ya me disponía a decidir su sucesor, mi presa apareció de entre el gentío que se suele agolpar en la zona de los baños y se unió al grupo.

Bien, presa fijada. Lo siguiente, conseguir que se fije en mi. El plan A siempre es intentar que parezca que ha sido iniciativa suya, esto siempre les da una falsa sensación de poder sobre la situación que les envalentona. De no ser así, hay que recurrir al plan B y hacerse notar: se empieza bailando a cierta distancia del resto de chicas, para que te vean … otra posibilidad es soltar una risotada elevada de repente … o un grito de alegría desmesurado al inicio de una canción como si la llevaras esperando toda la noche … todo sirve con tal de que el chico se fije en ti y en cuanto se plantee, aunque sea por un solo momento, en que te habrás de piernas para él … ahí ya es tuyo.

En vista de que él no me prestaba demasiada atención, por no decir que ni se había percatado de mi existencia, tuve que pasar al plan B … Disimuladamente conseguí que mi grupo se desplazara al lado del suyo y, en una de esas y como el que no quiere la cosa, choqué con él ¿sin querer?. Me pidió disculpas como un caballero y yo pensando que lo que buscaba era un golfo. Le dedique la más pícara de mi sonrisas a la vez que le decía que si quería tocarme no fingiera un empujón que eso estaba muy visto. Rojo como un tomate comenzó a balbucear intentando explicarme que no era eso lo que había pasado. Él no lo sabía pero ya era mío, sólo era cuestión de minutos que estuviera encima de mi haciéndome gemir.

Nos presentamos, bailamos, si a lo que él hacía se le puede llamar bailar, nos fuimos separando cada vez más del resto, bailando cada vez más pegados … rozándole cada vez más … Es así de sencillo, ahí él ya me deseaba casi tanto como yo a su polla, que ya había tocado disimuladamente un par de veces y presentaba un buen tamaño, pero una se ha de hacer un poco la difícil, cuestión de amor propio.

El chico resistía la tentación de lanzarse y yo cada vez me impacientaba más. Mi cuerpo quería otra clase de marcha y la quería ya así que me dejé de juegos y me aproxime a su oído.

- Veo que tienes un problema ahí abajo. ¿Te apetece que lo solucionemos?

El pobre se quedó blanco. Creo que nunca se lo habían puesto tan a huevo. Siguió bailando sin saber que decirme y después de haberlo meditado me dijo:

- Mi familia tiene un velero, si quieres te lo enseño.

De puta madre. Nunca había pegado un polvo en un barco. En el agua si, dentro de ella, tanto en una piscina como en el mar. ¿Pero en un barco? La cosa prometía.

- Ya estas tardando – fue mi respuesta. Directa y mirándole a los ojos. Por cierto, mientras se lo decía le agarraba el paquete, por si las moscas.

Cruzamos la calle y llegamos al muelle. Allí había toda clase de barcos y yo sólo rezaba porque fuera uno de cierto tamaño, que una ha follado en un escarabajo, pero una cosa es hacerlo y otra disfrutarlo.

Llegamos al nuestro, un más que aceptable barco de un tamaño más que aceptable. La cosa prometía. Saltó primero él a la cubierta y luego me ayudó, por lo que me cogió de la mano y aproveche la ocasión para abrazarlo y agradecerle el gesto con un hambriento beso. El besaba torpemente, muy torpemente. En otra situación lo mismo no habríamos pasado de ahí, pero entre mi calentón y el valor añadido del barco, que tuviera polla y que le aguantara dura bastaba para conformarme.

Empezó a manosearme y como me veía venir que éste me desnudaba allí en medio, le dije que entrásemos. Ya dentro de la cabina el chico empezó a sacar cojines, mover maderas y no sé más … el caso es que lo que antes era una especie de comedor ahora era una especia de cama enorme … la cosa gana enteros.

- Tengo que decirte una cosa, no lo he hecho nunca. – Va y me suelta eso así, como el que pide la hora. Ya decía yo que un poco torpe si que era el chico. Puff, piensa en el barco, piensa en su polla, concéntrate y que le den a lo demás.

- Cielo, estoy a punto de hacerte un hombre, vas a recordar tu primer polvo como el mejor de tu vida. Relájate.

Dicho esto hice que se desnudara y que se sentara en el borde de la cama. Luego, poco a poco, y con bastante movimiento sexy yo también me quite la ropa. Me puse frente a él y le cogí ambas manos. Una la llevé a mis tetas, grandes, con unos pezones rosados enormes, duros como piedras. La restregué en ellos, me estremecí de notar una piel que no fuera la mía. Y la otra la llevé a mi coño. Hice que la frotara, que rozase todo lo que pudiese. Me estaba calentando cada vez más. Comenzaba a gemir, no había vuelta a atrás.

Me arrodillé frente a él y con un pequeño empujón de mi cabeza sobre su pecho conseguí que se recostara. Su polla entonces quedó frente a mi boca. Por fin! La cogí primero con una mano, suavemente, poco a poco, que el chico era primerizo. Comencé a pajearle y comencé a lamer su polla de abajo a arriba, desde los huevos hasta la punta, una y otra vez. El chico gemía cada vez más y su polla estaba durísima y grande. Si me aguantaba la cosa aún valdría la pena.

- ¿Te gusta?

- Mucho.

-Sólo te pido una cosa, cuando te vayas a correr, avísame.

Asintió con la cabeza y yo seguí a lo mío, hasta que lo vi preparado y comencé a chupársela como Dios manda, metiéndomela en la boca, todo lo que podía, como llevo haciéndolo tanto tiempo …

- Esto es cosa de dos – dije sacándome su polla de mi boca para cogerle las manos y ponerlas sobre mi cabeza. El chico captó la sutil indirecta y empezó a empujármela abajo. Ahora sí, así es como me gusta a mi comérmelas.

Como vi que el chico cada vez gemía más pensé en darle un poco de cuartel, que una polla flácida da poco placer. Me levanté y comencé a deslizar mi cuerpo sobre el suyo, besando y lamiendo su vientre, sus pechos, su cuello y por fin su boca. El agraciado comenzaba a recuperar la respiración y la alerta pasaba de roja a amarilla. Bien.

-¿Te ha gustado cielo?

- Mucho.

- ¿Dónde querrás correrte cuando haya acabado contigo?

El chico se lo pensó. Parecía no atreverse a decírmelo. Por fin se lanzó. – En tu cara, como en las películas –

- Chico malo, eh? Y parecías tonto. Eso vas a tener que ganártelo. Jaja –

Seguimos besándonos. Por fin empezó a usar sus manos y sorprendentemente con algo de criterio. Me acariciaba, en ocasiones con más fuerza, en ocasiones con más dulzura. Yo me movía sobre su cuerpo, notaba aún su polla dura rozando mi coño y pidiéndome entrar. De hecho el chico parecía hacer algún que otro movimiento intentando provocarlo, y como mi coñito ya estaba de sobra mojado decidí que era el momento. Bajé una mano, se la cogí y la encaré a mi agujero, bajé la cadera y antes de darle tiempo para que se enterase lo que había pasado, ya tenía toda su polla dentro de mi.

Comencé a moverme poco a poco, tampoco quería que el chico se corriera a las primeras de cambio … que una también tiene derecho a disfrutar. Controlaba su respiración y la acompasaba a mis movimientos. De momento su polla aguantaba y yo me tenía que reprimir de no subir más la temperatura del polvo. Una, que es muy sufrida y servicial. Le cogí las manos y las llevé a mis tetas. Me pone una barbaridad que me las cojan con fuera cuando me follan. Mi pelo me tapaba la cara, mi respiración se aceleraba y mis movimientos eran cada vez más bruscos. Veía en su cara como se contenía. El chico se estaba portando a fin de cuentas … y en esas estaba yo cuando alcance mi primer orgasmo de la noche, uno de más que lo que esperaba conseguir al oírle decir que era virgen.

Fue intenso. Me gustó, sobre todo teniendo en cuenta las circunstancias. Se lo agradecí con besos apasionados y contracciones varias. El chaval seguía aguantando, a ver si había dado con un semental en potencia.

- ¿Te has corrido? – me preguntó balbuceando.

- ¿Tú qué crees? – respondí

- ¿Y ahora qué?

- Ahora lo que quieras, ¿qué te apetece?.

Nuevamente le invadió la vergüenza. Su mente y su cuerpo querían hacer cosas que su cabeza no le dejaba pedirme. Lo vi claro, son ya muchos los tíos que me han follado como para no saber de qué pie cojea cada uno.

- Si quieres follarme el culo vas a tener que hacer algo con él antes – le susurré al oído moviéndome aún suavemente con su polla dentro.

Asintió con la cabeza, por lo que yo me quité de encima y me puse de cuatro patas, delante de él. Él se puso detrás. Tenía mis dudas de si sabría preparármelo bien, a poco que hiciera lo que seguramente había visto en las pelis x que se debía de poner en su dormitorio mientras se pajeaba en silencio, la cosa iría bien. Noté como ponía su mano en mi culo e intentaba jugar con él. Primer error. Se la cogí y la llevé a mi coño, lleno de toda clase de líquidos y se la froté … me gustó, pero esa no era su misión. Cuando la tuvo mojada se la llevé a mi culo.

- Con cuidado, poco a poco. Primero presiona un poco, mójalo para que no esté seco nunca, ayúdate si te atreves de tu boca … y poco a poco se irá abriendo para ti.

Me pillo por sorpresa cuando noté como con sus manos separaba mis nalgas y comenzaba a comerme el culo como hacía mucho tiempo que no hacía. Movía su lengua primero de arriba abajo, para luego presionar con ello mi agujero. Despues volvió a poner su mano en mi coño, me metió dos dedos sin avisarme, los movió un par de veces y con ellos empezó a follarme poco a poco mi culo, que ya pedía guerra.

- Ahora – le indiqué.

Se puso nuevamente en posición, yo lleve una mano detrás para controlar la penetración. Comenzó a empujar poco a poco y su polla fue entrando en mi culo, centímetro a centímetro. Uhmm, lo recuerdo y me humedezco. Hay pocos placeres en esta vida mejores que una buena follada por detrás.

Mi culo estaba de sobra abierto, no en vano lo tengo enseñado. Y el chico había cogido buen ritmo, es una posición sencilla para los hombres y muy placentera para nosotras. Yo aprovechaba para jugar con mi coño. Estaba en la gloria. Y así me llegó el segundo y último orgasmo de la noche. Fue una buena corrida, grité como hacía semanas que no lo hacía y las fuerzas me abandonaron. Mi cara cayó sobre la cama y mis brazos se extendieron, pero el chico seguía dándome, con la polla bien dura.

- Te lo has ganado. ¿Quieres correrte ya? – El chico afirmó con la cabeza por lo que me saque su polla y me baje de la cama. Le indiqué que viniera y estando él de pie me arrodille, para comenzar a comérsela como si me fuera la vida en ello. Era tarde y comenzaba a estar cansada ya, con el deber cumplido quería volver a casa. Se la comía como mejor sé, jugando con sus huevos, con la punta, lamiendo, mirándole lascivamente desde abajo … y el chico seguí aguantando. No me lo podía creer. Otro día habría dado gracias a Dios, hoy no.

Me arriesgué. A veces funciona. Mientras se la comía le cogí los huevos con una mano, jugaba con ellos, pero mi objetivo no era ese. Poco a poco uno de mis dedos se acercaba a su culo, Primero acariciaba el camino, después alcanzó su meta. El chico hizo ademán de quejarse pero le hice callar. Seguí mamándosela mientras me seguía empleando con su agujero, conseguí meter un dedo y empecé a jugar por ahí también. Sus gemidos se convirtieron en gritos de placer y su polla por fin comenzó a escupir leche, espesa y caliente, como a mi me gusta. No deje de chupar, siempre es más fácil de limpiar una corrida en la boca que en la cara y el pelo, y no creía que le fuera a molestar el cambio de planes.

Saque el dedo de su culo, me incorporé, me limpié y me vestí. El se había tirado en la cama y me observaba sin decir nada. Cuando estuve lista me dirigí a la puerta.

- ¿Dónde vas? –

- ¿Dónde crees? A mi casa. – Respondí.

- ¿Y qué ha sido esto? – me preguntó

- El mejor polvo de tu vida – sonreí y así le deje.

El tanga dorado de mi cuñada

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No era la primera vez que tenía la suerte de quedarme a solas en casa de mi cuñada, y sin embargo mi corazón latía a mil por hora. Me había pedido ayuda con el ordenador, que no arrancaba, y ya mientras ella se duchaba yo había dado con el fallo y lo había solucionado. Sin embargo, no podía resistirme a la idea de curiosear entre su ropa, y esa era una oportunidad que no podía dejar escapar. Estuvo un buen rato en el baño, mientras yo me la imaginaba desnudándose, y sintiendo la caricia de su ropa íntima deslizándose hacia el suelo, para acabar a sus pies. ¡Quién pudiera estar allí dentro con ella!, sólo de imaginarlo mi cabeza daba vueltas, mientras trataba de concentrarme en solucionarle el problema con el ordenador, lo cual también me hacía ganar puntos, y aunque no veía factible un polvo con ella más que en mi imaginación, su reconocimiento me motivaba, aunque fuese una simple sonrisa de agradecimiento.

Salió del baño ya vestida, y pasó por la habitación para decirme que me dejaba sólo, y yo le dije que iba a llevarme un rato. Ella me dijo que no me preocupase, que iba a hacer varias compras y tardaría bastante. En mi cabeza traducía sus palabras a: “Tómatelo con calma, te he dejado mis braguitas en el baño, son todo tuyas…”. En cuanto salió por la puerta no pude esperar ni un segundo, y me fui directo al cuarto de baño. Pensaba abrir el cesto de la ropa de lavar, pero ni siquiera fue necesario. Encima de la tapa de mimbre estaban enredados sus pantys negros y un tanga dorado super sexy, que inmediatamente captó mi atención, ya que lo conocía perfectamente de vérselo en el cajón de su ropa íntima. No solía vérselo en otro sitio que no fuese en el fondo del cajón, así que deduje que sólo se lo ponía en ocasiones especiales, y entonces recordé que dos días antes mi cuñada había tenido una boda, y deduje que ese era el tanga que había llevado a la boda. Era un modelo brillante de Triumph, con un pequeño broche con brilantes en el lateral. Realmente una maravilla, parecía hecho a propósito, como si supiese que me iba a alegrar el día dejando su ropa íntima allí tan a mano…

Lo primero que hice fue llevarme todo a la boca y aspiré profundamente. Sentí el aroma a mujer que me resultó muy familiar, e inmediatamente se me puso dura. Necesitaba por todos los medios disfrutar de su ropa sintiéndola sobre mi, y a pesar de que tuve la tentación de masturbarme inmediatamente, lo que hice fue desnudarme por completo y busqué algo más de ropa en el cesto, ya que el tanga iba a ser mi juguete y necesitaba tenerlo a mano. Entre su ropa usada había una especie de braga beige con una banda muy sexy imitando la piel de tigresa. Resultó ser una sorpresa muy agradable, porque ese modelito sí que no lo conocía. Me puse sus pantyssobre mi piel desnuda y el elástico se adaptó perfectamente a mis caderas, sintiendo en mi cintura la presión de la lycra negra con un toque brillante. El rombo de la entrepierna me rozaba en mi pene, que abultaba mi entrepierna. Entonces me subí las bragas de tigresa, mientras imaginaba a mi cuñada luciéndolas para su marido en plan felina. Pude contener mi erección gracias a las bragas, mientras adaptaba perfectamente la banda estampada a mis caderas. No podía sentirme más sexy…

Durante un buen rato estuve haciendo poses frente al espejo mirándome la entrepierna, el culito, las piernas, e imaginándome a mi cuñada vestida así. Desde luego ella sí que tenía unas caderas sexys, daría cualquier cosa por verla lucir sus encantos. Aunque supuse que ella llevaría las bragas debajo de los pantys, seguramente. Comencé una rutina de caricias y roces que empezó a elevar mi temperatura, mientras sentía mi pene latir ansioso por salir y desahogarse. Me concentraba en sentirme como una mujer, pero mi deseo de sentir mi pene erecto y listo para penetrarla me podía. ¿Qué hubiese pasado si ella me pillase de lleno vestido con su ropa íntima en su cuarto de baño?. Prefería no imaginármelo, desde luego no iba a abrir sus piernas para recibir mi pene erecto resbalando entre su vulva, sino más bien me caería una buena bronca. Prefería perderme en mi mundo de fantasía, al menos durante unos minutos más…

Mientras estaba disfrutando de un regalo tan especial que mi cuñada me había dejado, llevé mi mano izquierda hacia su tanga dorado, sin perder el ritmo de caricias en mi entrepierna, ya que el roce de la braga con los pantys me mantenía muy excitado. Me llevé su tanga a la boca y al sentir su olor, me sobrevino de inmediato el orgasmo más placentero que había tenido en varias semanas, y tuve que decidir en una décima de segundo si soltaba su tanga y me bajaba los pantys para no manchar su ropa o me dejaba llevar…

El estado de excitación en el que me hallaba sumido me pudo finalmente, y apreté mi mano aún más fuerte contra mis labios, cerrando los ojos mientras imaginaba que me adentraba entre las piernas de mi cuñada, disfrutando de una forma indescriptible aquel orgasmo, a la vez que sentía fluir una abundante y cálida corrida entre mis piernas, bajo la ajustada lycra…

Cornudo consentido

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La conocí en casa de un amigo común. Me gustó nada más verla, la invité a tomar café al día siguiente y acepto. Esa tarde nos besamos, pero no nos acostamos. A partir de entonces empezamos a vernos casi todas las semanas. Vimos que los dos teníamos gustos similares, nos gustaba estar juntos y al final nos veíamos casi todos los días. Pasaba más tiempo en mi casa que en la suya, así que le dije que se viniera a vivir conmigo, y lo hizo. Tan sólo llevábamos 4 meses juntos. No éramos ningunos niños, ella tenía 29 años, yo 32. Ella trabajaba en una empresa de marketing. Yo en un importante banco. Las cosas nos iban bien. Nos gustaba juntarnos con amigos, invitarlos a nuestra casa a cenar o ir a la suya, salir por ahí. Éramos relativamente cultos y relativamente guapos. De acuerdo, no éramos los más guapos del mundo, pero no estábamos mal. Nos gustaba cuidarnos, los dos íbamos al gimnasio y nos gustaba vestir bien. No teníamos problemas de dinero y nos lo podíamos permitir.

Cristina no tenía una belleza clásica. Quiero decir que no era como esas estrellas de Hollywood de los años 50. Su belleza era algo más salvaje. Algo más como Angelina Jolie. No es que se le pareciese, ni mucho menos. A lo que me refiero es que la primera vez que la vi pensé que tenía cara de golfa. Puede que todavía lo piense, pero no puedo decir esas cosas de la mujer con la que me casé. Tenía una melena rubia que le caía por debajo de los hombros. Ojos marrones, nariz respingona, boca grande, labios carnosos, sonrisa de picara; siempre fue muy risueña, unas pocas pecas (me encantaban sus pecas), piel suave y blanquita; aunque en cuanto tomaba un poco de sol enseguida cogía color; piernas largas, trasero firme. Una vez me confesó que lo que más le gustaba de su cuerpo eran sus pechos. Su talla era una 90, sus senos se realzaban apretados, macizos, sus pezones eran duros y rosados. Se puede decir que tenía unos pechos perfectos, de revista. A pesar de todo, cada vez que me preguntaba qué era lo que a mí más me gustaba de su físico yo siempre mentía diciendo que su sonrisa, pero quizás no fuese del todo mentira.

Nos casamos a los dos años de conocernos. Como digo no éramos ningunos niños. Nuestra vida sexual era bastante activa, a los dos nos encantaba follar. Ella había tenido cuatro novios antes de conocerme, y supongo que incontables líos, rollos, amantes y/o amigos con derecho. Follaba muy bien y sabía muy bien lo que nos gusta a los hombres en general, y a mí en particular. Por supuesto yo también sabía lo que le gusta a las mujeres, o eso creo. Al principio de empezar a salir, como en toda relación, follábamos más. Sobre todo follábamos en la cama, pero también lo hacíamos en el sofá, en el suelo, en el coche. Hacíamos escapadas a la sierra o a la playa y nos pasábamos el día follando en el hotel, también en la playa o el campo. Una vez me hizo una paja en el cine y fue muy excitante. Un par de veces follamos en los probadores del Corte Inglés. También en los servicios de algún centro comercial. Otra vez lo hicimos en el portal del piso de un amigo. Pero sobre todo follábamos en la cama, como las personas corrientes.

Follábamos hasta la extenuación. Nos comíamos, nos lamiamos, me la chupaba y se notaba que lo disfrutaba, aunque supongo que no tanto como yo. Yo también se lo chupaba y a veces la hacía correrse. A veces me corría yo en sus tetas, a veces en su cara o en su boca. A veces se tragaba mi semen. A veces la daba por el culo, o la follaba de pie contra la pared. A veces la azotaba. Y a veces era ella la que me tiraba del pelo mientras me susurraba al oído “fóllame hijo de puta”.

Una noche salió con sus amigas. Yo no tenía problema con eso. A veces era yo el que salía con mis amigos. A ninguno de los dos nos importaba que el otro saliese por su cuenta. Y esa noche fue ella la que salió con sus amigas, porque era el cumpleaños de una de ellas o algo así. Yo quede con un amigo para tomar algo, pero en seguida regresé a casa y como no tenía mucho sueño me puse una película. El caso es que hasta las 2:30 de la mañana no me metí en la cama, y justo cuando lo hice, escuché como Cristina metía la llave en la cerradura. Cuando entró en el cuarto me hice el dormido. Noté que estaba un poco borracha porque se tropezó con una zapatilla y estuvo a punto de caerse, pero se apoyo contra el armario y soltó un “uh” que me hizo mucha gracia. Aunque suene tonto, me parecía muy atractiva cuando estaba un poco bebida, porque hablaba como una niña pequeña, los ojos le brillaban y sonreía por cualquier motivo. Además se volvía más cariñosa y más activa en la cama.

En esa ocasión llevaba una chaqueta negra, que se había comprado la semana anterior, una camiseta blanca con el cuello de pico, un poco escotada, que no mostraba mucho pero dejaba intuir sus dos hermosas tetas. También llevaba unos leggins negros de cuero que le hacían un culo increíble. Yo la espiaba en la penumbra, la única luz que llegaba era la del pasillo y la tenía al contraluz, pero de alguna forma con esa iluminación podía apreciar mejor su contorno, sus curvas.

Comenzó quitándose la chaqueta. Luego se quito los pendientes de aro mientras se miraba en el espejo. Primero uno, luego otro. Lo siguiente fueron los zapatos de tacón, tuvo que sentarse en la cama para poder desabrochárselos. Después se desabrochó los leggins y vi como destapaba su culo. Eran un poco ajustados y para poder sacárselos tuvo que realizar movimientos con las piernas en una especie de baile. Después se inclino para terminar de sacárselos. Entonces pude ver que estaba desnuda de cintura para abajo pues se había quitado el tanga junto con los leggins. Su sexo no tenía un solo pelo. Espiarla de esa manera, sin que ella se diese cuenta, me estaba excitando sobremanera. Se sacó la camiseta y la tiró al suelo. Sus dos manos buscaron el cierre del sujetador en su espalda. Lo abrió y sus tetas quedaron desnudas, preciosas al contraluz. Se puso el pijama, que constaba de un pantaloncito corto de algodón y una camiseta de tirantes, ambos blancos, y se fue al servicio. Escuche como se cepillaba los dientes. Sentí mi polla dura, me llevé la mano a la entrepierna y empecé a masturbarme por encima del slip. Dejé de hacerlo cuando ella regresó. Se metió en la cama y se tumbó de lado, dándome la espalda. Puse mi mano en su cintura. ¿Te he despertado? Preguntó sin darse la vuelta. Sí, mentí. Le pregunté que qué tal la fiesta. Y me dijo que bien, pero que había terminado un poco borracha. Arrimé mi cuerpo al suyo.

- Estabas muy guapa. – Dije

- Gracias.

Pasé mi mano por su vientre. Sentí su piel caliente.

- Seguro que has ligado mucho – le dije.

- Lo normal – contestó

- Lo normal en ti es mucho

Se rió. Pegué mi pecho a su espalda y mi polla a su trasero.

- ¿Has conocido a muchos chicos? – Le pregunté

- No, no muchos. Alguno

Frotó mi polla con su culo. Y pudo sentir que la tenía dura.

- ¿Alguno interesante? – pregunté

- Alguno

Empezó a mover su culo, rozándose con mi polla.

- ¿Cómo se llamaba? – pregunté

- ¿Quién?

- El chico interesante

- Ah, se llamaba Sergio

La agarré de la cintura y la apreté más contra mí.

- ¿Era guapo?

- Normal

- ¿Fuerte?

- Más o menos

- ¿Tenía buen paquete?

Se rió. Deslicé mi mano por encima de la camiseta hasta sus tetas.

- No sé. No me fijé – Dijo

- Mentirosa

Se rió de nuevo. Apreté una de sus tetas con la mano.

- Es verdad – dijo – no voy por ahí fijándome en los paquetes de los tíos

- En el mío sí – contesté

No dejaba de frotar su culo contra mi polla y se me estaba poniendo realmente dura.

- Así que Sergio quería follarte

El juego me estaba excitando más de lo normal

- ¿Por qué crees que quería follarme? – preguntó

- Porque todos quieren follarte

Ahora mi mano recorría sus muslos hasta llegar a su entrepierna. Palpe su sexo por encima del pijama y lo sentí húmedo y caliente.

- No sé si todos quieren follarme. Pero se de uno que sí

Mi mano se deslizó dentro de su pantaloncito. Noté como entreabría un poco las piernas y la escuché suspirar. Aun sin darse la vuelta, buscó mi polla a tientas con su mano y empezó a acariciarme por encima del slip.

- ¿Te habría gustado? – pregunté

- ¿Si me habría gustado qué? –dijo entre suspiros

Acariciaba su sexo húmedo y caliente con mis dedos. Mientras ella había liberado mi polla y me estaba masturbando.

- ¿Si te habría gustado que Sergio te hubiese follado?

Tenía un dedo dentro de ella. Lo sacaba y lo metía y la sentía cada vez más húmeda. Mientras le mordía una oreja y recorría su cuello con mis labios, mi lengua y mis dientes.

- No me has contestado. ¿Te habría gustado? – repetí la pregunta

Bajé su pantaloncito hasta la mitad de sus muslos y ella con una sola mano, sin dejar de masturbarme con la otra, terminó de sacárselos.

- No – dijo – Solo me gusta que me folles tu

- Mentirosa – dije

Me terminé de quitar los slips. La tenía bien dura

- ¿Te gustaría que él estuviese en mi lugar ahora?

Abrió un poco más las piernas. Seguía de espaldas a mí, tumbados los dos de lado. Arrimé mi polla a su coño, que a esas alturas estaba chorreando

- No – Dijo

- Mentirosa

Empecé a follarla. Cristina intentaba contener sus gemidos, pero alguno se le escapaba

- ¿Te habría gustado chupársela? – Pregunté

- No – Dijo entre gemidos

- Mentirosa

Mientras la follaba en esa posición con la palma de la mano acariciaba su clitorix. Ella giraba su cuello y nos comíamos la boca.

- ¿Intentó besarte? – pregunté

Sentí como me miraba en la oscuridad, con la boca abierta sin poder contener sus gemidos. Sentí su aliento en mi cara. Mi polla se salió, y aproveché para tumbarla boca arriba. Me puse encima de ella, mi cara pegada a la suya.

- ¿¿Intentó besarte??

- Si – contestó

Empecé a follarla con más violencia.

- ¿Le dejaste que lo hiciera? – pregunté

- No – contestó como pudo

- ¿Po qué?

- Porque no

A estas alturas nuestros cuerpos estaban empapados en sudor. La follaba con una violencia inusual en mí. La puse a cuatro patas, la agarré de la melena y me la follé pensando que era ese tal Sergio quien lo hacía. Pensar esto me excitó mucho. Me corrí dentro de ella y nos quedamos dormidos abrazados y desnudos.

Desde esa noche empecé a fijarme en detalles en los que nunca me había fijado. Nunca había sido celoso y no me importaba que otros hombres mirasen a Cristina, pero nunca había sido consciente del deseo que Cristina despertaba en los demás hombres. Y desde aquella noche empecé a fijarme en como los demás la miraban. Miraban su boca, su cuello, sus piernas, sus pechos. Se la comían con la mirada, se la follaban con la mirada.

Sin embargo yo no me disgustaba por ello. Más bien al contrario, me gustaba que la mirasen, o mejor dicho, me excitaba. A ella no le dije nada sobre esto. Y cuando me pedía mi opinión sobre un vestido que se iba a poner, yo siempre le decía que el más sexy le quedaba mejor, ese que sabía que atraería las miradas de todos los hombres. De hecho, empecé a regalarle ropa sexy: minifaldas, blusas semitransparentes, vestidos escotados…y ella se lo ponía todo, y luego todos los hombres se la follaban con la mirada. Pero al final solo me la follaba yo.

Una noche fuimos a una fiesta que dieron unos compañeros del trabajo de Cristina. Habían alquilado un garito para despedir a uno de ellos que se iba a trabajar a EEUU. Cristina llevaba puesto un vestido sin tirantes con un escote que solo le tapaba lo justo, además de realzarle los pechos. Por supuesto había sido un regalo mío. Cuando se lo vi puesto esa misma tarde, me excitó tanto que tuve que suplicarle que echáramos “uno rapidito”, lo cual nos había hecho llegar tarde a la fiesta. Pero allí estábamos, Cristina espectacular, llamando la atención de todos. Empezó a presentarme gente y en seguida comenzamos a beber. Al principio íbamos los dos juntos, para no dejarme solo con tantos desconocidos. Pero en cuanto cogí un poco de confianza con uno de sus compañeros (los dos habíamos estado viviendo en Dublín), nos separamos un poco. En un momento dado yo estaba en un grupo que mantenía una conversación sobre política, me estaba aburriendo mogollón y empecé a buscar a Cristina con la mirada. La encontré hablando con un chico joven, guapo y trajeado. Yo les observaba desde la distancia. Parece que los dos se estaban riendo mucho y no hacía falta escuchar de qué hablaban para darse cuenta de que el tipo quería follarse a mi esposa. Me excitó la posibilidad de que lograse su objetivo.

Los estuve observando un buen rato. Cristina tenía la manía de tocar a la gente con la que hablaba, por ejemplo a veces te agarraba del brazo o cosas así. Sé que para Cristina eso no tenía ningún significado, pero para un tío es diferente y podía dar lugar a confusiones. Así que con la excusa de los tocamientos de Cristina, el colega había aprovechado para echarle mano a la cintura. Y hablaban en esta postura, muy cerca el uno del otro. Entonces en un momento dado Cristina se disculpó para ir al servicio. La seguí y la esperé en la puerta. Cuando salió me preguntó si me estaba aburriendo mucho. Yo le contesté que un poco, pero que había visto que ella se lo estaba pasando muy bien. Me explicó quién era el chico y me dijo que si yo quería nos íbamos de la fiesta. Le dije que me daba igual, que si quería podía invitar al chico a tomar algo en nuestra casa.

- ¿Ahora? – Dijo

- Si

- Es un poco tarde, ¿no?

- Bueno, díselo. A ver que dice

Volvimos a la fiesta. El chico, que se llamaba Ángel, ahora estaba hablando con otro grupo, pero cuando subimos le echó una mirada a Cristina de refilón. Total que al final Cristina se puso a hablar con otra gente. Aguantamos media ahora más y decidimos irnos. Empezamos a despedirnos de la gente y entonces me presentó al tal Ángel, que no recuerdo en qué trabajaba exactamente. Me contó lo buena compañera que era Cristina. Me cayó bien y le dije que podíamos ir a casa los tres y tomarnos la última. Eran las 3 de la mañana y creo que pensó que estaba siendo sarcástico y me miró como si le acabase de confesar que había matado a alguien. Cristina también me miró así. Dijo que a lo mejor otro día. Nos fuimos.

En el coche, de camino a casa note que Cristina estaba un poco enfadada, le pregunté por qué y me dijo que era por lo que le había dicho a Ángel, me explicó que eran buenos compañeros, que el chico tenía novia y que no tenía ningún derecho a intimidarle de esa forma. Le dije que mi intención no había sido intimidarle y que lo de la invitación iba en serio. Que me había caído bien, eso es todo. No me creyó.

Llegamos a casa. Le pedí perdón por mi comportamiento. Me dijo que me perdonaba, pero noté que no lo decía de verdad, le pedí un beso de perdón, me dio uno en la mejilla, le pedí uno en la boca, me lo dio. Nos besamos, nos comimos la boca. Le supliqué perdón mientras le levantaba el vestido y le bajaba el tanga. Le repetí que la invitación iba en serio, empecé a masturbarla, justo ahí de pie. Le dije que me habría gustado que Ángel estuviese allí viendo como follábamos, o mejor, me habría gustado que follaran ellos mientras yo miraba. Me miró a los ojos y supo que decía la verdad. Me dijo que estaba loco pero sentí como su coño chorreaba. Me la follé delante del espejo, sin quitarle el vestido. Mientras lo hacíamos, le pregunté 4 ó 5 veces si le gustaría follar con Ángel. Sólo me contestó junto antes de correrme y dijo que sí. Me corrí dentro. Vi mi semen chorreando por sus piernas. Nunca más volvimos a hablar del tema.

A veces soñaba que otro hombre le hacía el amor a mi mujer. A veces no era sólo un hombre, a veces eran dos, o tres, o cuatro, o cinco. A veces todos se corrían a la vez encima de ella. Siempre que soñaba esto me despertaba con la polla dura.

Un día me di un golpe con el coche. Nada grave, una abolladura. Me salté un ceda y me di contra un coche que venía. Como estaba lloviendo y los dos íbamos al trabajo, nos intercambiamos los teléfonos para quedar otro día y rellenar el parte. Quedamos un sábado en la cafetería de un centro comercial. Yo fui con mi mujer. El chico fue solo. Tendría 25 años y se veía que se machacaba en el gimnasio todos los días. Era bajito pero de complexión fuerte. Tipo portero de discoteca. A parte de eso el chico era muy agradable. Rellené el parte, tenía el seguro a todo riesgo así que no tenía ningún problema con todo esto, y en 5 minutos ya estaba todo arreglado. Nos habíamos pedido unos cafés y como lo teníamos todavía entero, pues nos pusimos hablar de nuestros trabajos, dónde vivíamos, etc. Nos caímos bien. Entonces me invitó a un cigarro, yo no suelo fumar, pero en este caso acepte. Nos salimos fuera a fumar. Cristina sin embargo, dijo que quería mirar un vestido, se despidió del chico y entro en el centro comercial. Así que nos quedamos los dos solos fumando y hablando de no sé qué. Hubo un momento en que la conversación se agotó y nos quedamos en silencio. Entonces le pregunté:

- ¿Tienes novia?

- Tengo. Tengo, pero también tengo amiguitas – me guiñó el ojo

- Eso está fenomenal. ¿Qué te parece mi esposa?

- Es muy maja ¿no?

- Y muy guapa ¿no te parece?

- Si, si. Tienes buen gusto jeje.

- ¿Has visto qué culo tiene? ¿Y has visto sus tetas?

- Jaja sí, está muy buena

- ¿Sabes lo que más me gusta?

- ¿Qué?

- Cuando me la chupa

- Sa jodio

- Me gusta porque le pone mucho empeño y le gusta recrearse en lo que hace. No lo hace con asco, le gusta chuparla. De hecho, le encanta. ¿Te gustaría probar?

- ¿Probar qué? – Preguntó extrañado

- Que te la chupara

Entonces se quedo mirándome de arriba abajo, con el ceño fruncido, como esperando descubrir que estaba bromeando o que le estaba contando un chiste. A mí por otra, se me había puesto un poco dura desde que se lo había preguntado. Por suerte no se dio cuenta. De hacerlo habría pensado que yo era marica o que simplemente estaba loco.

- ¿Te gustaría? – dije – podrías correrte en su boca

- Sí, claro – dijo todavía sin creérselo

- Si quieres se lo podemos comentar ahora mismo – dije mientras hacía ademán de volver dentro del centro comercial

Sin embargo, él se quedo quieto.

- Ahora no puedo. Tengo cosas que hacer – Dijo con el ceño fruncido

- Podríamos quedar otro día – Dije

- Sí, claro

- Tienes mi número, llámame cuando puedas

- Ok – dijo escéptico

Entonces se despidió y se fue sin más. Sabía que no me llamaría. Sin embargo, imaginar a ése bestia corriéndose en la boca de mi esposa me había excitado sobremanera. Busque a Cristina y la encontré comprando en una tienda. La observé a través del escaparate. Llevaba un vestido veraniego amarillo con flores y estaba preciosa. Todos la miraban, como siempre. Terminó de comprar, me vio y me preguntó si nos íbamos. Le dije que sí. Fuimos a por el coche que estaba en un parking subterráneo un poco alejado. Nos subimos. Me la quede mirando.

- Me gusta ese sujetador que llevas, le dije.

- ¿Este? Si es de lo más normal

Empecé a bajarle los tirantes del vestido y deje al descubierto su sujetador. Ella me miraba como sorprendida pero dejándose hacer. Empecé a acariciar sus pechos.

- ¿Qué haces? – Me dijo

Entonces me llevé una mano a la entrepierna, ella me miraba sin salir de su asombro. Me baje la bragueta y saque mi polla. Estaba medio dura. Empecé a masturbarme mientras miraba a mi mujer. A lo lejos se podía ver a la gente pasando con los carritos de la compra, buscando su coche. Cogí su mano, me la llevé a la polla y comencé a masturbarme con ella. Cristina me sonrió y negó con la cabeza como diciendo “estás loco”. No tardó en ponerse dura del todo. Agarré de la nuca a mi mujer y le dije “chúpamela”. Ella me sonrió y me dijo “Sí buana”, se inclinó sobre mí y empezó a mamármela. Yo empujaba su cabeza con una mano y con la otra acariciaba sus tetas. Podía escuchar como succionaba o si se estaba atragantando.

Una pareja pasó a nuestro lado, el chico no se dio cuenta de nada, pero la chica sí nos vio. Mientras se alejaban vi como la chica le comentaba algo en voz baja a él, entonces este giró la cabeza en dirección al coche y me vio. Yo los miré fijamente a los dos hasta que se fueron.

Me corrí en la boca de mi mujer que dejo escurrir un poco de semen por las comisuras de sus labios. Abrió la puerta y escupió el resto. Se limpió con un clínex. Nos vamos ya, dijo.

Por la tarde le conté lo que había ocurrido con el tío cachas. Me miró sin salir de su asombro y se enfadó conmigo. Le confesé que me excitaba imaginarla con otros hombres y me dijo que yo estaba mal de la cabeza. Le pregunté si a ella no le excitaba imaginarse con otros hombres. Me dijo que sí, que a veces, me lo dijo porque estaba enfada pero en el fondo yo sabía que era verdad, que ella también se imaginaba con otros hombres.

- ¿Con que hombres? – pregunté

- Con cualquiera – me dijo haciéndose la enfadada

- ¿Hombres que ves por la calle?

- Sí y con el panadero, el frutero, el fontanero…

- ¿Y qué te hacen?

- De todo – me dijo

- ¿Te dan por el culo?

- Si

- ¿Te follan la boca?

- Si

- ¿Se corren encima de ti?

- Si

Continué con el interrogatorio y al final terminamos follando como animales mientras ella me contaba cómo se imaginaba con cualquiera de aquellos hombres. Lo hicimos tres veces seguidas.

No mucho después del incidente con el cachas nos fuimos de vacaciones a Tenerife. Alquilamos un apartamento en una urbanización de viviendas vacacionales. La urbanización era con piscina y animación, por las noches había espectáculos y actuaciones y se hacían juegos e historias. Así que a los pocos días ya conocíamos a casi todos nuestros vecinos, ingleses o alemanes en su gran mayoría.

Un día volvimos de la playa y nos quedamos en la piscina tomando el sol. Cristina llevaba un bikini azul a rayas blancas que llamaba la atención de todo el mundo. Nos dimos un baño y nos tumbamos boca arriba en las tumbonas.

La piscina estaba medio vacía a excepción de nosotros dos, cuatro francesas y un alemán de ventipocos que había venido de vacaciones con sus padres. Se ve que el alemán estaba intentando intimar con las francesas y conocer a gente con la que salir de fiesta, pero las francesas no le hacían caso y seguían a su rollo, a pesar de que el alemán parecía muy guapo y estaba en muy buena forma, con cuadraditos en los abdominales incluidos. Me sentí conmovido por los esfuerzos del alemán en hacer amigos y puede ser que me recordase a mi mismo a su edad.

- ¿Qué te parece ese chico? – Le pregunté a Cristina

- ¿El alemán? – Le echó una mirada por encima de las gafas de sol

- Sí

- Es un niño

- ¿No te parece guapo?

- Si, normal

- ¿Te gustaría conocerle?

- No – Dijo con desgana

Me levanté de la tumbona y me acerque al alemán que estaba en el otro lado de la piscina

- ¿Cómo estás? – Le dije en inglés

- Bien, ¿Y tú? – dijo con una sonrisa

- ¿Te importa si hablamos? Me gustaría practicar mi inglés, hace tiempo que no lo hablo.

Y así empezamos a hablar: de los sitios en Tenerife que habíamos visitado, de las diferencias entre la cultura alemana y la española, de por qué estaba con sus padres y no con amigos de su edad (por lo visto su padre estaba muy enfermo), de las francesas, etc. Esa misma noche me lo encontré en una actuación que había en la urbanización, me presentó a sus padres y yo a mi mujer. Cristina no hablaba inglés y ellos no hablaban en español así que no tenían mucho que decirse. Volví al apartamento Con mi mujer. Follamos toda la noche y yo pensé en el alemán, pero no le dije nada a Cristina.

Al día siguiente no vi al alemán. Pero al siguiente me lo encontré en el bar de la piscina, le invité a una cerveza y hablamos. Me dijo que era su última noche en Tenerife, le pregunté si le gustaba la cocina española, y me dijo que le encantaba, así que le invité a cenar con nosotros esa noche. Aceptó y yo fui a contárselo a Cristina. No le agradó mucho la idea. Me dijo que no sabía hablar inglés y que no iba a poder hablar con nuestro nuevo amigo y que aprovechaba cualquier oportunidad para no estar a solas con ella. Le dije que eso no era verdad y ella lo sabía y que no se preocupara por el idioma. Estuvimos de morros todo el día.

Conitnuará…

Mandame un email con tu opinión acerca del cuento y como te gustaría que terminase.


Oscar, mi mejor amigo

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Esta noche he tenido un sueño realmente perturbador con mi mejor amigo Oscar, y quiero ponerlo por escrito, aunque adornado.

Me llamo Alfredo, tengo 44 años y felizmente casado. Soy heterosexual, aunque alguna vez he fantaseado con acostarme con un hombre. Mi mejor amigo se llama Oscar y también está casado.

Era casi finales de un mes de Agosto tremendamente caluroso, por motivos laborales y al igual que mi amigo Oscar, tuvimos que quedarnos trabajando en la ciudad, mientras nuestras esposas se fueron de vacaciones con sus familias a sus respectivos pueblos.

Aquel viernes mi móvil sonó, era Oscar, y me propuso un plan apetecible, salir a cenar unas pizzas y tomar unas copas en los pubs de ambiente de la ciudad. Sin nada mejor que hacer acepté su propuesta y salimos.

Lo pasamos de fábula, cenamos, bebimos, intentamos vacilar con unas milf, pero nada de nada. Sobre las 3 de la mañana, y muy perjudicados sobre todo por los mojitos, cogimos un taxi y nos fuimos. Oscar y yo vivimos a escasos cinco minutos y el taxi nos dejó en su casa.

Oscar bastante borracho no acertaba a encontrar las llaves de su casa, al final tuve que meter la mano en el bolsillo de sus bermudas para coger yo las llaves, lo hice y sin querer toqué la verga de mi amigo, lo cual, me perturbó.

Subimos a su casa, abrí la puerta y llevé como pude a Oscar hasta su dormitorio. Lo tumbé en la cama, Oscar cayó como un leño totalmente dormido. Dejé las llaves encima del cabecero de su cama de matrimonio y me fui. En el pasillo una extraña excitación y turbación me invadió, volví al dormitorio y empujé la puerta. Oscar dormía, puse mi mano en su hombro y lo sacudí un poco. Oscar gruñó pero no se despertó.

Creo que fue la mezcla del alcohol y el hecho de haber rozado la polla de mi mejor amigo al sacar las llaves de su bolsillo lo que hizo que mi mano se posase sobre el paquete de Oscar y lo comenzase a acariciar. Oscar se agitó nuevamente pero no se despertó.

Con mucho cuidado baje sus bermudas hasta la rodilla, su slip era de color rojo. Mi corazón latía con mucha fuerza y mi mano nuevamente se posó sobre el bulto de Oscar. Mi mano se volvió audaz y se introdujo dentro de su slip. La polla de mi amigo empezó a dar señales de vida, bajé su calzoncillo y pude ver la verga de mi mejor amigo. Mediría unos 15 cms en reposo pero me llamó la atención lo gorda que era. Ese pedazo de carne reposaba sobre el vientre de mi amigo.

Preso de la excitación cogí con mi mano la polla de mi amigo y le dí un pequeño beso justo en la punta. Con mi lengua procedí a lamer el tronco de su verga hasta llegar a sus huevos, grandes y peludos. Me metí uno en la boca y lamí con suavidad.

Realmente no se que es lo que me ocurría pero estaba totalmente fuera de mí, con una calentura como nunca había sentido. Con una mano empecé a masturbarme mientras seguía tocando a mi amigo.

Mi boca nuevamente subió por el tronco de su verga. De repente la mano de Oscar agarró mi cabeza y dijo:

-Sigue por favor.

Yo intenté retirarme, pero la mano de mi amigo apretó con fuerza mi cabeza sobre su polla y finalmente, fuera de mí, me metí su verga en mi boca. Mis labios bajaron el prepucio de Oscar y empecé a lamer su frenillo mientras mi amigo jadeaba y gemía. Al poco rato líquido preseminal emanaba de aquel pollón, que ya en plena erección medía unos 22 cms, succioné sus líquidos como un poseso.

-Para por favor no quiero correrme todavía, dijo Oscar.

Oscar se incorporó con su miembro totalmente empalmado, y se despojó de la camiseta, las bermudas y sus calzoncillos quedando desnudo.

-Desnúdate dijo Oscar.

Me levanté de la cama, me quité la camisa y baje mis pantalones. Oscar se acercó a mí y metiendo sus manos por debajo de mi slip totalmente mojado me sobó el culo, mi polla y mis huevos.

Me sentía en la gloria, mi mejor amigo me estaba acariciando, magreando y metiendo mano, al instante me puse a jadear como un perro.

-Desde que se fue mi mujer no he follado y tengo una calentura tremenda, dijo Oscar.

-Yo no hago más que matarme a pajas, dije yo.

Oscar y yo nos tumbamos en su cama de matrimonio, mi amigo acercó su cara a la mía y me dio un tremendo morreo, su lengua intentaba entrar en mi boca, yo la abrí y nos besamos como posesos. Nuestras lenguas se entrelazaron y su saliva entro en mi boca.

Puse mis manos sobre las nalgas de Oscar, sorprendentemente eran muy suaves, apreté sus cachetes y empujé a mi amigo hacia mí. Oscar por su parte bajo una de sus manos hasta mis rodillas, empezó a subirla por la cara interna de mi muslo. Finalmente, Oscar levantó mi pierna e introdujo su pierna entre las mías. Nuestras pollas se tocaron por primera vez y creí en ese instante podría llegar a correrme sin tocarme.

Agarrando nuestras nalgas Oscar y yo empezamos a embestirnos como si nos estuviésemos follando a nuestras esposas. Nuestras pollas y huevos chocaban entre sí, los dos gemíamos y jadeábamos como dos perras en celo.

Dejamos de besarnos y la cabeza de Oscar bajo por mi torso lamiendo mis tetillas y mordiendo mis pezones, lo cual hizo, que mis jadeos aún fuesen más intensos.

Oscar llevaba la iniciativa su boca bajó por mi vientre, abrió totalmente mis piernas, me levantó por la cintura y una de sus manos empezó a magrear y apretar mis nalgas. Su lengua empezó lamer mi verga mientras su otra mano masajeaba mis cojones a su total antojo y disposición. Oscar se metió mi polla en su boca y empezó a lamer y succionar con fuerza.

Debo reconocer que ni siquiera mi esposa era capaz de darme el placer que oscar me estaba proporcionando con aquella felación. No pasaría mucho tiempo sin correrme.

De repente, Oscar cesó con sus masajes y mamada.

-Continúa, te lo suplico acerté a decir.

-Déjame hacer dijo mi amigo.

Oscar se tumbó a los pies de la cama, separó mis piernas e introdujo su entrepierna hasta llegar a la mía, hicimos una tijera, agarrándonos nuestras piernas empezamos nuevamente a empujar, nuestros huevos y nuestras pollas chocaban una y otra vez provocándonos verdaderos aullidos de placer. Oscar fue más lejos aún, con una de sus manos cogió los capullos de nuestras vergas, los apretó con su mano fuertemente y con el roce de nuestros glandes comenzó a hacer, en mi caso, la mejor de las pajas de toda mi vida.

Puse mi mano sobre la de mi amigo y apretando con más fuerza si cabe incrementé el ritmo de nuestra mutua y frenética masturbación.

Pasados pocos instantes grité: me corro Oscar me corro. Oscar también gritó que se corría y entre grandes espasmos los dos tuvimos un gran orgasmo. Los dos nos corrimos casi a la vez con grandes espasmos, grandes chorros y borbotones de leche mancharon la mano de Oscar y también nuestros vientres.

Oscar sentó en la cama y abrió su mano, nuestra leche se había mezclado. Instintivamente procedí a lamer la mano de amigo chupando nuestra lecha, Oscar también hizo lo mismo. Los dos dejamos limpia la mano de mi mejor amigo, entrelazando nuestras lenguas.

-¿Te ha gustado? dijo Oscar.

-Ha sido diferente, muy excitante contesté.

-Quiero que me folles el culo dijo mi amigo.

Antes de que pudiese decir nada, de un empujón Oscar me tiró encima de la cama. Su mano agarró mi verga y empezó a masturbarme nuevamente, su boca se tragó mi polla y comenzó una nueva mamada. Se la tragó entera, me comió los huevos e hizo que mi verga nuevamente se empalmase.

Oscar sacó un tarro de lubricante y me dijo: fóllame. Mi amigo se dio la vuelta y separo sus nalgas, viendo su esfinter en todo su esplendor. Me acerqué y procedí a pasar mi lengua por la raja de su ano, mi lengua llegó hasta sus huevos, los cuales, acaricié y succioné entre gemidos de mi amigo. Subí mi lengua otra vez por la raja de su culo hasta su esfinter e introduje mi lengua en su ano.

Oscar dio un aullido de placer, sigue cabrón sigue dijo. Me quedé alucinado, el ano de mi mejor amigo estaba muy dilatado.

-Oscar a ti te han follado el culo antes acerté a decir.

-Una de las fantasías de mi esposa cuando follamos es darme por el culo con un consolador, dijo mi mejor amigo. Fóllame, quiero sentirte dentro.

Totalmente excitado por la intimidad que me había contado Oscar, extendí lubricante en mi empalmada polla y en el ano de mi amigo, pasé mi verga por toda la raja de su culo y poco a poco fui introduciendo mi capullo en su ano. Apenas noté resistencia y mi verga entró dentro del culo de Oscar. Lo monté, el mete saca fue bestial, la polla y huevos de Oscar se bamboleaban de un lado a otro con los golpes de mi embestida. Mis huevos chocaban con su culo mientras mi amigo se pajeaba gimiendo y jadeando. No aguanté más me corrí dentro del culo de Oscar y trallazos de lefa inundaron el culo de mi amigo. Quedé exhausto.

Pasado un rato descabalgué a mi amigo. Ha sido increible acerté a decir mientras Oscar se afanaba en limpiar mi polla con su lengua.

-Necesito follarte dijo Oscar. ¿Eres virgen del culo?.

-Si nadie me ha follado por detrás contesté.

-¿Quieres que te de por el culo?, tengo práctica con mi esposa dijo Oscar.

-Si por favor, lo necesito, quiero que me partas el culo contesté.

A continuación Oscar dijo una cosa que me alucinó: voy a follarte como follo a mi esposa, quiero que te pongas unas medias y un tanga suyo, quiero follarte vestido de mujer, ¿aceptas?.

Mi excitación al saber que iba a ser follado por mi amigo me hizo aceptar su proposición. Oscar fue hasta la cómoda, sacó un tanga negro de encaje trasparente, unas medias a juego hasta medio muslo y un vibrador de tamaño medio pero muy gordo. Póntelo, ordenó.

Me senté en su cama de matrimonio, me puse las medias, eran muy suaves aunque me apretaban los muslos. Me puse el tanga, me estaba pequeño, mi polla se salía por uno de los laterales, y el hilo se introducía en mi culo.

Oscar se había sentado en una silla y muy lentamente, con verdadero deleite, se masturbaba viendo como me vestía de mujer. Su enorme y gruesa verga estaba otra vez preparada.

-Estas muy guapa, me dijo.

-Gracias contesté, me siento un poco putita.

-Es lo que eres en este momento, una zorra, una puta a la que me voy a follar ahora misma. ¿quieres ser mi puta? ¿quieres que te folle?.

Las palabras de Oscar tuvieron un efecto inmediato en mí, mi excitación se incrementó hasta límites desconocidos, Oscar mi mejor amigo me estaba tratando como a una zorra, como a una puta, como a su puta, y me gustaba ese rol.

-Si Oscar, fóllame, quiero ser tu puta, quiero que me folles como un perro folla a su perra, quiero que me des por el culo, que me lo partas y me llenes, quiero que te corras dentro de mi quiero tu leche en mi culo.

Oscar me hizo desfilar delante de él mientras se masturbaba, cada vez que me acercaba aprovechaba para apretar mi verga por encima del tanga, para darme pellizcos en el culo y darme nalgadas hasta que mis cachetes quedaron doloridos, mientras que profería todo tipo de insultos y obscenidades: puta, perra, zorra, como me gustaría que te viese tu esposa follando conmigo ….

Oscar no aguantó más me tiró contra la cama y separando el hilo del tanga comenzo a comerme el ano, yo gemía y jadeaba como una buena perrita. Oscar me echó lubricante en el ano e introdujo uno de sus dedos en mi esfínter. Di un grito, me duele dije.

-Calla perra contestó Oscar, vas a disfrutar de tu macho como nunca lo has hecho.

Hasta tres dedos de Oscar se introdujeron en mi ano dilatándolo, mis nalgas se movían al ritmo de sus dedos y muy pronto mi dolor fue sustituido por placer.

-¿Gime mi zorrita?, ¿te gusta cabrón?.

-Si por favor dame duro, fóllame ya contesté.

-Suplica puerca, dijo mi mejor amigo.

-Fóllame mi macho, lo suplico lo necesito, contesté.

De repente algo invadió mis entrañas, Oscar introdujo el vibrador de su esposa en mi ano. Me taladró, me dolía pero el placer era superior. Oscar accionó el aparato incrementando poco a poco, de forma maquiavélica, su potencia hasta el máximo. Me corrí sin tocarme con el vibrador dentro de mi culo. Oscar se rió a grandes carcajadas y dijo:

-Te has corrido zorra, ahora vas a tener tu castigo perra asquerosa.

Oscar sacó el vibrador de mi culo y de un solo golpe me introdujo su enorme verga en mi culo. Llegó hasta mis entrañas, mucho más hondo que el vibrador y empezó a embestirme como un loco insultándome y humillándome. Su polla entraba y salía de mi culo con total facilidad. Con una de sus manos me apretó mis testículos con mucha fuerza.

-¿Dónde quieres que me corra cerda?, dijo mi mejor amigo.

-Córrete dentro quiero sentir tu leche dentro de mí, quiero que te corras dentro de tu perra.

Al oir mis palabras Oscar incrementó el ritmo de sus emebestidas, de repente tuvo una especie de espasmo, se arqueó y comenzó a correrse dentro de mí, note como unos cinco o seis trallazos de leche en mi culo.

-Me corro zorra me corro dentro de ti cabrón de mierda, dijo calléndose encima mío.

Estuvimos un rato en esa posición, Oscar mi mejor amigo encima mío, yo completamente empalado por su verga. Noté como su enorme pollón perdía su erección y finalmente Oscar me descabalgó.

Su leche salía de mi culo manchando mis huevos y mis muslos. Oscar cogió con su mano su abundante corrida e hizo que me la comiese como una buena perra. También me hizo limpiar con mi propia boca aquella verga que tanto placer me había proporcionado, todo ello mientras me humillaba diciéndome lo perra y zorra que soy.

Cuando nuestras esposas no están receptivas, Oscar y yo nos buscamos cualquier escusa y follamos como perros en un hotelito que conocemos.

Un saludo y disculpar la extensión del relato

Una tarde morbosa

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Os voy a contar la historia que me ocurrió , bueno en parte que provoqué en un fin de semana que pasamos juntos mi mejor amiga , su novio y mi pareja.

Me llamo Eva y llevo con Daniel , mi novio , 3 años.Aunque más llevo con Laura mi amiga del trabajo , más que compañera , aproxidamente 7 años.Llevabamos tiempo pensando en irnos de fin de semana a una casa rural las dos parejas , nos conocíamos de hace tiempo de salir los sábados por la tarde a tomar algo o por la noche a cenar y luego a bailar.Nos lo pasamos bastante bien , aunque he de reconocer que los chicos hablaban más entre ellos y evidentemente Laura y yo lo hacíamos más entre nosotras.

Rondaba el mes de Junio , cerca de las vacaciones , y con el verano ya con nosotros.Era Sábado y habíamos quedado en el piso en el que vivíamos de alquiler Daniel y Yo.Se presentaron Laura y su novio , que aun no lo he presentado , Angel , a la hora de cenar.A Laura le gustaba vestir provocativa , porque según ella decía que Angel le encantaba esa manera de vestir.Yo la verdad discrepaba de tal afirmación.Laura vino vestida con mini falda y una camisa con dos de los botones de arriba desabrochados dejando a la vista parte del sujetador y con unas botas casi hasta las rodillas.Angel era muy elegante con camisa y pantalón de lino , muy al contrario de Daniel que siempre iba en camisetas y tejanos.Yo me arreglé un poco , total para cenar en casa creo que no hacía falta ir ni tanto como Laura ni tan poco como Daniel.

Cenamos , charlando de temas de trabajo , riéndonos tal vez un poco efecto del vino y dejamos el tema de la casa rural para las copas.Noté ciertos detalles durante la cena que no me sorprendieron pero que no me dejaron indiferente , como que Daniel no paraba de mirar el escote de Laura y no escondía su agrado pues le lanzó varias sonrisas a mi compañera.En cambio Angel conmigo se mostraba serio y cortés cosa que me complacía pero me dejaba a medias pues las sonrisas que se mandaban mi pareja y mi amiga , reconozco de que me dejaban un poco celosa , normalmente esto no pasaba.Así que cuando pude corté las conversaciones y abandonamos la mesa y nos fuimos al sofá.Servimos las copas y charlamos de lo que nos llevaríamos el fin de semana a la casa rural , como llegar y que actividades hacer.Estabamos sentados en el sofá de tal manera que Laura y Daniel estaban juntos y Angel y yo igual.Y no pude dejar pasar por alto los roces que se dejaron entrever de Laura y Daniel , sumado eso a las continuas risas de complicidad.

Acabamos de hablar del fin de semana y nos fuimos a acostar Daniel y yo cuando ya habíamos despedido a mis amigos.Ya en la habitación pensé en si lo que había visto era producto de mi imaginación o si en verdad había habido más que feeling entre los dos.Me quite la ropa mientras Daniel leia en la cama y me quedé solo con las braguitas.Le hablé desde la alfombra intentando promover un poco de sensualidad a la situación , pero Daniel no movía ojo de la revista.Me subí a la cama y eché la sábana hacia atrás , dejando libre el cuerpo de Daniel vestido solo con unos bóxer.Empecé a deslizar la mano por su pierna y concentré mi mirada en su entrepierna , estuve un momento acariciando pero ni se inmutaba.Así que decidí parar y para mi asombro Daniel estaba con la revista en el pecho y los ojos cerrados.Me puse un top y me dormí a su lado pero mirando para el otro.

La casa rural era fantástica estaba cerca de la ciudad estaba reformada y tenía un porche con sofás estilo chill-out para descansar genial , pero lo mejor era que tenía piscina.Había pasado una semana desde que nos habíamos visto en mi casa y todo parecía haber cambiado un poco.Daniel más distante , Laura más….bueno eso más provocativa y Angel más atento conmigo.Yo estaba un poco en fuera de juego , la situación era nueva para mi y encima teníamos que convivir un fin de semana juntos.

Todo fue muy rápido , o eso me lo pareció a mi.Llegamos por la mañana y nos dio tiempo de un baño así que nos quedamos en bikini las chicas y en bañador los chicos , pero Daniel tuvo que ausentarse después de comer ya que el coche se averió una pieza y bajo a pueblo a buscar recambio , tan orgulloso Daniel que no quiso que le acompañara Angel.Eso me disgustó.Laura decía que estaba muy cansada de toda la semana y después de comer y un baño se echó una siesta en los sofás chill-out.Así que quedé yo viendo la tele en el sofá de al lado de Laura , mientras Angel recogía la mesa y fregaba los platos.Pensaba en todo lo que estaba pasando , miré a Laura y noté su respiración.¡ Estaba profunda!

-Ha caído , está muy cansada.-me dijo Angel , mientras se sentaba a mi lado en el sofá.

-Si lleva una semana entre el trabajo y los estudios muy ocupada.-dije

Yo llevaba un bikini rosa que dejaban entrever mi buen pecho y disimulaba sentada el tanga de la braga.Por su parte Angel llevaba solamente el bañador , estaba descalzo y lo veía muy atractivo.

-¿Qué ves?-me preguntó.

-Ah nada gran hermano pero es repetido creo.-dije sin mucha convicción

De fondo sonaba mas la respiración de Laura que el sonido de la televisión.Miré a Laura , miré un reloj que había en le porche , Daniel llevaba fuera media hora , el contacto de Angel con mi pierna desnuda , la situación el entorno , la semana , me llevó a una situación nueva para mi.Notaba las manos sudorosas , la respiración entrecortada , el corazón me latía más deprisa , la piel se me erizó y como no los pezones se me endurecieron y comencé a mojar la braga del bikini.

-¿Has tomado café?-fue lo único que se me ocurrió preguntar

-Si ya tomé.-respondió Angel.

Miré a Laura otra vez , a Daniel le quedaría todavía un rato pensé , estaba nerviosa , excitada , vamos que no me lo pensé y metí la mano bajo los pantalones de Angel y noté su miembro duro , no me miraba yo a él tampoco , bueno de reojo si , el programa no me interesaba a Angel creo que tampoco , ya que me dijo en sussurro:

-Sigue.

Obedecí como una orden militar.Miré a Laura por enésima vez.Dormía.Miré el reloj no avanzaban las agujas , le baje el pantalón y deje su polla al aire lo miré y comencé a masturbarlo suavemente.Ahora se sumaba a la respiración de Laura , la mía la de Angel mucho más fuerte que la de nosotras.Tenía una polla más grande que la de Daniel o eso me parecía a mi.Lo miré y recibí su mirada se rió y se acerco a besarme.El corazón se me iba a salir de mi cuerpo.Lo aparté para desabrocharme la parte de arriba de mi bikini y así liberar mis tetas duras como piedras.Lo agradeció con otra sonrisa y un movimiento de su pene.Sonreí.Dejé la parte de arriba del bikini en el suelo me quite las chanclas y me puse de rodillas en el sofá dejando mi culo a la altura de la cabeza Laura la verdad que a estas alturas ya me daba casi todo igual.

Comencé a chupársela a principio lentamente y mirándole a la cara usando mi lengua por toda su polla sobretodo en el glande viendo la cara de placer que ponía y observando como movía piernas y pies , otro indicio de lo bien que se lo estaba pasando.

-No pares , por favor.-me dijo en un susurro.

Entonces quise entrar en escena me bajé la braga del bikini hasta los tobillos y con una mano empecé a tocarme el coño que estaba muy húmedo.Laura seguía con su respiración monótona , pero entonces noté que se movía , paré de chupársela de tocarme y se me cortó la respiración.Miré a Angel.

-Falsa alarma.-y esbozamos una sonrisa los dos.

-¿Quieres que lo hagamos?-le pregunté

-No mejor acabamos así.-dijo Angel

Estabamos muy excitados así que no tardamos mucho en corrernos , Angel comenzó a tocar mi clítoris y al momento me corrí , en silencio y mirando a Laura , yo seguí masturbando y chupando la polla de Angel para que acabara corriéndose en mis tetas manos y yo que se en que parte de mi cuerpo más , ¡Vaya corrida!

Nos limpiamos , nos vestimos y al rato llegó Daniel y se despertó también Laura ajenos a todo lo que había sucedido esta tarde entre Angel y yo.

La pasión sigue

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“La llegada de un bebé te cambia la vida”, decía mi mamá cuando estaba en embarazo; “prepárate para no volver a dormir más nunca de la misma forma”, me comentaba entre risas, y la verdad es que tiene razón. Cuando nació nuestro bebé, el tiempo de ocio sufrió una baja considerable; ya no era tan sencillo pasar toda la tarde de un domingo desnudos sobre la cama, o dormir toda la mañana luego de habernos desvelado haciendo el amor.

Claro que todavía nos seguimos deseando, y tratamos de echar mano de toda la ayuda disponible. Las visitas en casa de los abuelos o los tíos, nos dan el chance de escaparnos de vez en cuando; tratamos de organizarnos lo mejor posible y no dejar de lado algo fundamental: aunque ahora somos papás y nos encanta esa labor, seguimos siendo una pareja que incluye dentro de sus prioridades alimentar su intimidad. Sin embargo, en ocasiones el cansancio de la vida diaria hace que se den días en donde los ánimos bajan y solo piensas en la cama para caer rendida del sueño.

Esa semana en particular había sido larga, nuestro bebé estaba cumpliendo su primer añito y habíamos organizado una fiestecita con familiares y amigos. Tocó dividir el tiempo para comprar cosas, hacer preparativos y limpiar la casa al día siguiente luego de la reunión.

Ese domingo me levanté temprano, salí de la cama con cuidado para no despertar a mi marido y luego de asearme bajé a la cocina, encendí la cafetera y salí a buscar el periódico y el pan en un negocio cercano. Cuando regresé, encontré a David ya levantado tomando café.

- Amor ¿Por qué no dormiste un ratito más?

- Ay nena, sabes que cuando te sales de la cama se me quita el sueño. Me dijo, mientras me servía algo de café.

- ¿Fuiste al cuarto de Christian?

- Si nena, está dormido todavía. Respondió mientras tomaba el periódico.

Arreglé el pan en un platón y lo llevé a la mesa junto con algo que queso y mermelada. David estaba concentrado leyendo la sección de economía mientras mojaba una hogaza de pan en el café. Entonces, me senté frente a él y comencé a leer el diario como al descuido, mientras disimuladamente levanté mi pie y lo coloqué sobre su rodilla, para luego ir tanteando hasta toparme con su entrepierna. Lentamente, comencé a frotar suavemente la punta de mi pie contra su pene sin despegar la vista del diario como si lo hiciera sin notarlo.

- Por lo que se ve el pene va a seguir en alza en estos días … perdón, quise decir el petróleo. Me dijo David mientras me miraba con picardía.

- Si, yo creo que las cosas se “están poniendo duras”. Le respondí bromeando, mientras presionaba su pene con la planta del pie, para luego levantarme de la mesa sabiendo que había llamado su atención.

Lo sentí detrás de mi en el fregadero, metió sus manos bajo mi camisón y comenzó a acariciar mis senos suavemente, mis pezones se levantaron enseguida al contacto con sus dedos, mientras David me susurraba en el oído.

- ¿Sabes que anoche tuve un sueño curioso? Estaba en un mercado tocando unos melones suaves … tersos … tibios … jugosos … redondos … deliciosos; creo que también comencé a probarlos, a sentir su suavidad contra mi lengua, a disfrutar los jugos que bajaban hasta mi boca…

Podía sentir su aliento chocando contra mi cuello, haciendo que se erizara mi piel mientras continuaba tocando mis pechos, halando suavemente mis pezones, y presionando su pene endurecido contra mis nalgas. Podía notar como mi conchita comenzaba a palpitar junto con ese delicioso cosquilleo que empezaba a invadirla.

- Mmmmm que rico sueño cielo, yo también estuve soñando, me comía un pepino grande y jugoso.

Y enseguida me di la vuelta, me puse de rodillas, bajé sus calzoncillos y llevé su verga a mi boca. Justo cuando estaba comenzando a chuparlo, escuché la voz de la señora Rafaela -nuestra vecina- desde su jardín.

- Hola David ¿Cómo va todo?

- Bien gracias, todo bien. Le respondió David, disimulando su cara de excitación mientras yo, a sabiendas de que mi vecina no podía verme arrodillada en la cocina, continuaba mamándolo.

- ¿Cómo está Christian? ¿Se le pasó la fiebrecita de estos días? Debe haber sido algún resfriado por el frío que ha hecho.

- Si, seguramente fue eso, pero ya se siente bien.

David se agarraba con fuerzas del mesón, estaba disfrutando muchísimo al verlo luchar tratando contenerse mientras yo me tragaba su verga casi por completo una y otra vez.

- Oye, dile a Leonor que le conseguí la receta que me pidió.

- Si, si, yo le digo que pase por allá, tenga cuidado que hace mucha brisa y se le puede cerrar la puerta -Le dijo David, desesperado por cortar la conversación -.

- Ay si hijo, por poco me quedo afuera, bueno un beso para el pequeño Chris, que tengan buen día.

- Igual señora.

En cuanto la vecina entró a su casa, David se inclinó sobre el mesón y metiendo la cabeza en el paño de la cocina soltó un grito.

- Ahhhhhhhhhh! Nena por favor! casi me desmayo por tu culpa, en serio quieres que me de un infarto -Yo no podía dejar de reír por mi travesura.- Ahora la vas a pagar caro muchachita.

De inmediato, me levantó y me puso contra el mesón bajando mis bragas con ansias y hundiendo su verga dentro de mi concha con fuerza.

- Ahhhhh! Papi, ve despacio please.

- Lo siento nena, tu me provocaste ahora no pienso aguantarme – Y se inclinó sobre mi para bajar la persiana hudiéndose todavía más.

- Ahhhhhhh! Piedad cielo, piedad.

Estaba totalmente excitada, disfrutando como me embestía con fuerza sin parar. Me aferraba de la mesa jadeando, mi cuerpo chocaba contra la madera, las rodillas me temblaban. Afuera se escuchaba la voz de la vecina que había salido nuevamente y estaba conversando con su hijo.

- Edgardo, hazme el favor y baja hasta la farmacia, si está abierta tráeme las pastillas que se me acabaron.

Sabía que si hacía demasiado ruido podrían notar lo que estaba pasando. Ahora David me susurraba en el oído mientras continuaba moviendose dentro de mi y tirando con suavidad de mis pezones.

- ¿Y ahora que vas a hacer mami? Porque tu eres muy gritona y no te puedes aguantar mucho.

No podía responderle, simplemente tomé mi camisón con los dientes y comencé a morderlo con fuerza, jadeando y tratando de controlar mis gemidos. No supe cuando terminó la conversación afuera, mi mente se nubló por un momento mientras me corría, solo podía sentir la leche caliente de David llenándome deliciosamente.

- ¿Sabes qué? Si esta es tu venganza contra mis travesuras me voy a volver muy, muy malvada – Le dije finalmente luego de un largo beso-.

Minutos más tarde, estaba arriba con Christian dándole su biberón. A lo lejos, podía escuchar la voz de David que tarareaba contento alguna melodía mientras terminaba de arreglar las herramientas de la parrillera.

- ¿Oyes a papá cantando abajo? ¿Por qué estará tan feliz hoy?

Me dije, mientras sonreía. Sin duda alguna, el ánimo seguía arriba.

Asi soy yo…

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Soy puta y estoy orgullosa de serlo. Así soy yo…

Yo tengo escrita en una nalga “SOY PUTA Y ORGULLOSA DE SERLO”. Me gusta que me paseen de mi cadena con mi collar de perra, que me orinen encima de las tetas y cara y tragar el orín, me gusta que me peguen en las nalgas, que me peguen en las tetas, que me tiren del pelo fuerte, que me den cachetadas en la cara, que me escupan… Me masturbo con mis dedos y consoladores que compro, uso ropa sexy, dejando ver que soy mercancía que se vende, que se note que soy puta, de las baratas, me gusta verme muy vulgar, soy “Jessica, la puta”.

Soy una mujer muy caliente que ama el sexo, amo a los hombres y me encanta someterme a ellos, si el macho sabe como ponerme caliente no le puedo decir que no. En el sexo, para darte una síntesis, me gusta que sea en esta dirección, salvaje y sucio. Me refiero a que me gusta que el o los hombres, (prefiero tener siempre mas de uno a la misma vez) me manoseen, que me besen la boca, el cuello mientras sus manos recorren mi cuerpo y me dicen cerdadas al oído, pero de las de peor clase, la cosa es que me gusta que me pongan bien caliente hasta la desesperación… No me importa como es el tipo de guapo o no, si esta limpio o no, de que raza, edad… SOLO NECESITO PIJAS, PIJA, PIJA, POLLA ,PALO PENE , SEXO, MIEMBRO…

Necesito que los machos me dominen, que sean brutos conmigo, que me usen, abuse, degraden, humillen incluso que me peguen, cualquier cosa sucia que me haga sentirme como la peor de las prostitutas, me encanta, mas cuando los hombres son gordos, viejos, sucio, pervertidos y MUUUUUUUUYYYYY FEISIMOOOOOOOS, eso me da mucho morbo y me hace actuar mas puta, ya que la idea de ofrecerme a tipos que las mas baratas de las prostitutas no aceptarían me excita, lamer los pies mientras me dicen guarangadas, me escupen en la cara, me hacen rogar por las pijas, me toman del pelo fuerte para obligarme hacerles cosas, obvio que me gusta que se abran bien de piernas y enterrar mi cara lamiéndoles los muslos oliendo el olor de sus huevos para después limpiarlos con mi lengua, también lamerles las nalgas, toda la raya para después meterles le lengua en el agujero lo mas adentro que se pueda, todo esto mientras los tipos me manosean, me dicen cerdadas, me pegan en las nalgas etc. después que les lamo las pijas me gusta que siempre haya uno en mi concha o culo mientras lamo otras pijas, me encanta la doble penetración y la triple y todas las posibles…me encanta la posición perrito porque me pueden dar tanto por el culo como por la concha mientras me pegan fuerte en las nalgas y me tiran del pelo, mientras me como otras pijas, de las posiciones, además me gusta estar sentada sobre el hombre, así él tiene las manos libres para manosearme mientras yo lo cabalgo.

Sobre el semen, no tengo problemas en tragarlo, me gusta y me encanta el sabor, pero también lo recibo sobre mi cara y mis tetas, me hace sentir sucia, mas puta, me encanta hacer un show esparciéndome el semen por mi piel, limpiándome los dedos y la mano con la lengua mientras miro con mi cara de puta a mis machos del momento, (me encanta ser puta y ser una mujer muy facilona). Mientras me estoy masturbando, me gusta sentir el semen sobre mi cuerpo y que los tipos vayan orinando sobre mi cara, mis tetas,… todo sobre mi, y finalmente me den las pijas para limpiarlas con mi lengua.

Tengo 28 años y tengo sexo desde jovencita, es algo que me encanta. Soy una chica, muy puta, soy sumisa, me gustan las cosas fuertes, morbosas, que me hagan sentir como a la puta que soy, y que quiero ser toda mi vida…

Universitaria con compañero inesperado

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Hola chic@s!

Hoy voy a contaros una cosilla que me pasó hace un par de semanitas.

Antes que nada deciros que tengo novio y ya llevamos 5 añitos juntos, yo tengo 20 años y vivo con mis padres, mi novio y yo nos vemos los fines de semana, cosa que provoca que entre semana este casi todos los días bastante calentita… y hago cosas malas a solas con el ordenador jiji… si con este que estoy escribiendo ahora mismo.

Bueno pues, voy a empezar a contar lo que me pasó hace un par de semanas…

Estoy estudiando en la universidad desde este año, cosa que a provocado que vaya todos los días a unos 30 km de mi casa con mi coche, he conocido a muchas chicas y chicos nuevos, creo que me caen mejor que muchas amigas de mi infancia.

Y bueno, ahora ya llevamos mas de medio curso, y ya tenemos mucha confianza entre nosotros, en algunas clases tenemos que montar grupos de trabajo de 2, 4 o 6 personas y a veces tengo que quedarme en la ciudad de mis companyer@s para hacer las tareas que nos mandan, y en una de estas clases me a tocado un grupo donde somos 2 yo y el “pringadillo” de clase, se llama Mikel… y bueno, el y yo nos llevamos bastante bien, hablamos mucho por whatsapp cuando estamos en casa, solo es un amigo y compañero de grupo y a pesar de ser bastante feote y el “jugete” de la clase, es buen chico.

Pasaron los días y las semanas cuando, llego el día que teníamos que quedar para hacer una tarea que nos mandó una de las profesoras, decidimos que yo iría a su casa. La tarea nos costaría unas 4 horas en terminarla.

Llegó ese día, y yo estaba bastante nerviosilla, nunca habíamos estado el y yo a solas y menos en su casa.

Cuando se terminaron las clases, nos fuimos juntos a su casa, por el camino íbamos hablando de cosas de clase y de la tarea que teníamos que hacer. Al llegar, me presentó a sus padres, yo me sonrojé un poco, vete a saber que pensaron sus padres al ver a su hijo con una chica.

Al rato de conversar con ellos, nos encerramos en su habitación y sacamos nuestros apuntes.

Empezamos ha hacer el trabajo, al principio todo era normal, pero al rato me fijé que Mikel me miraba mucho, y bueno, no le di mucha importancia, un poco mas tarde vi que me volvía a mirar pero esta vez tenia la vista bajada de forma sospechosa, yo le mire a el y giro la vista, en ese momento me di cuenta que se me veían un poco las tetas debido a la postura de escribir, y por esto se me bajo mas de la cuenta el escote.

Hacia ya 4 días que no tenia sexo… y yo estaba bastante cachonda… además ese pequeño incidente aun me puso mas a cien. Todo y ser Mikel, iba caliente…

Mikel estaba visiblemente nervioso, no se concentraba y no avanzaba con el trabajo como era normal.

Un rato mas tarde todo parecía normal, yo hacia mi trabajo y Mikel el suyo, pero por mi cabeza no paraban de pasarme ideas muy guarras, mi coñito se humedecía poco a poco, estaba sorprendida porque me ponía cachonda con Mikel delante y esto que ya e dicho que es feote y el pringado de la clase.

Me sentía un poco rara, nunca me había pasado esto a no ser que fuera con mi novio. Y hablando de mi novio, en ese momento me ponía aún mas cachonda pensar en ponerle los cuernos… Como se tendría que enterar, Mikel y el no se conocen y yo guardaría muy bien el secreto.

Mientras tanto pensaba todo esto seguía haciendo mi trabajo, como si no pasara nada, me volví a fijar y Mikel me miraba de nuevo, esto me puso mas cachonda todavía y por accidente se me cayo el lápiz al suelo, al decantarme para recogerlo me fijé que en la entrepierna de Mikel se veía un GRAN bulto, efectivamente estaba empalmado y ansioso. Solo al ver ese bulto sabia que su polla era mucho mas grande que la de mi novio. Quien lo iba a decir que el mas feo y pringado de la clase tenia ese tesoro escondido. Esto suele pasar, de quien menos te lo esperas es el que mejor la tiene.

Entonces, me empezaron a venir malas ideas… disimuladamente estire mis extremidades hacia el aire y los pies hacia él, con el pie derecho le toqué “sin querer” la pierna y al dejar de estirar los brazos dejé a medio descubrir el sujetador rojo que llevaba, no me volví a colocar bien la camiseta.

En ese momento me empecé a sentir viva, sentí una sensación que nuca antes tuve, me ponía a cien la idea de follármelo, no me sentía como si tuviera que ponerle los cuernos a mi novio, era una sensación excitante sin sitio para los remordimientos. Era fantástico, podía percibir las ganas que me tenia, y yo tenia ganas de ver esa polla, pero no quería ir rápido.

Mikel se levanto y dijo que se iba un momento al baño, me quede sola en su habitación y me puse la mano en el coño…y… lo note bien mojadito ji ji ji , me toque un poco para ponerme mas, miré en el bolso y vi que llevaba un par de condones que compré unos días antes en una maquina de mi universidad, siempre es bueno llevar condones cerca…

Mikel volvió del baño y se sentó de nuevo en su silla. Vi que seguía mirándome las tetas y creo que se me notaban las ganas que tenia de follar.

Cuando llevábamos una hora y media decidimos hacer un descanso. Me levante de la mesa y me puse a mirar por la ventana de su habitación y disimuladamente pase las cortinas de la ventana, pensando en lo que podría pasar dentro de pocos minutillos.

Mikel ni se entero que había cerrado las cortinas de lo caliente que iba, cuando hablaba se notaba que estaba nervioso y ansioso para penetrarme.

Yo sabia que el no llevaría la iniciativa y me senté en su cama y busque una excusa para que se viniera con migo, le pregunte sobre el cuadro que tenia en la mesilla de noche y eso consiguió hacerlo levantar de la silla y vino hacia mí, cuando se levantó se le notó muchísimo el bulto de su polla intentando perforar los pantalones. Deseaba ver eso sin ninguna tela de ropa de por medio.

El estaba levantado delante de mi y yo estaba medio girada hacia la foto y mientras hablábamos moví los brazos de forma exagerada y le toque el paquete “sin querer” y se corto la conversación…. le miré a los ojos y el a mi y sin decir nada le empece a acariciar lentamente el paquete, notaba su larga polla muy gruesa y dura. El empezó a respirar bastante fuerte. Era como si nunca se la hubieran tocado.

El seguía levantado delante de mí, yo seguía acariciando esa belleza y pensando lo bien que me podría hacer sentir eso dentro de mi sensible y húmedo coño. Empecé a desatar su cinturón poco a poco y con la otra mano seguía acariciándole el pene. El me empezó a acariciar la carita y el pelo.

Por fin conseguí desatar todo el cinturón y continué con los botones de sus tejanos y le baje poco a poco el pantalón, dejando a la vista sus calzoncillos blancos y con la forma de su polla bien visible… que excitación, pro dios! El empezó a bajar sus manos por mi cuello y empezó a acariciar mis pechos poco a poco por encima de mi ropa.

Yo estaba excitadísima, mi tanga ya no absorvia mas flujo vaginal y ensucie mis leguins. Mientras continuaba acariciando esa polla por encima de sus calzoncillos.

El puso sus manos por el escote y sintió directamente la piel de mis tetas entre sus dedos. Le veía en ansias de arrancarme toda mi ropa con sus dientes, su respiración cada vez era mas fuerte y su polla cada vez mas grande.

Ya no aguante mas, le baje los calzoncillos y deje al descubierto esa monumental escultura. Me quedé unos segundos parada observando esa bonita polla. La cogí con mi mano derecha y empecé a masturbarle poco a poco y me mojé la mano de su liquido pre seminal, cada vez esa polla crecía mas hasta una longitud de unos 24 centímetros y a demás con un buen diámetro.

Mikel me empezó a quitar la camiseta y yo no pare de masturbarle, solo para pasar mis brazos por las mangas. En ese momento volví a sentir la sensación de sentirme muy viva, pensé en mi novio pero aún me puse mas cachonda ,ademas el no se va enterar nunca de esto y creo que a el le gustaría hacer un trío y hasta disfrutaría ver como me follan, así que iba a disfrutar de eso al máximo.

Yo ya me encontraba sin camiseta ,solo con shorts, legins y sujetador. Mikel seguía acariciándome los pechos desde el sujetador, me pasaba las manos por todo el cuerpo y eso me ponía super cachonda. Mientras seguía masturbandole, lo hacia disfrutar como nunca nadie lo había hecho antes, hasta que me acerque con mi boquita a su polla y poco a poco le empece a lamer la puntilla y los costados mientras no dejaba de masturbarle con la mano derecha.

El estaba gimiendo de placer y empece a chuparle la polla poco a poco, cada vez se la chupaba mas hondo y me ayudaba de mi mano para darle placer. Que gustito mas bueno tenia esa polla… Nunca me lo había pensado que acabaría así con ese chico… esto es lo que mola mas del sexo, follar a escondidas y en secreto.

Luego pasó sus manos por mi espalda y empezó a desatarme el sujetador, y lo tiró al suelo… mientras yo seguía chupándole la polla sin parar. Que sensación… notar eso tan grande en mi boca…. El empezó a tocarme los pechos desnudos mientras yo seguía sentada en frente de el chupando y chupando a gusto.

Luego deje de chupar y el se puso de rodillas al suelo para quitarme los shorts poco a poco mientras me seguía tocando los pechos…. seguidamente fue el turno de quitarme los leguins… Empezó a bajar lentamente su mano derecha por mi cintura…. pasando por mi pierna…. y llegando a mi tanguita todo mojado… me empezó a acariciar el coño poco a poco por encima de mi tanga. Mis gemidos empezaron a surgir… movía sus dedos en círculos encima del tanga, mas mojadita ya no podia estar… deseaba que su polla me penetrase con toda su fuerza…

Continuó poniendo sus dedos por debajo del tanga… continuo acariciándome la zona del clítoris, ya no me podía controlar, gemía como una loba en celo… además notaba su polla que me tocaba la pierna de lo grande que la tenia. Mikel estaba ansioso… se moría de ganas de follarme ya….y la verdad que yo mas…

Me lo estaba pasando fantásticamente bien.

Me apartó el tanga y empezó a introducirme un dedo en mi vagina. Mientras con la otra mano me acariciaba los pechos, yo ya no aguante mas sentada y me acabe estirando del todo en la cama mientras el introducía 2 dedos dentro de mi… mis gemidos cada vez eran mas fuertes y en el momento menos esperado note los labios de Mikel tocando mi vagina, ese momento fue explosivo.

Empezó a lamerme todo el coño mientras yo gemía y deseaba ser penetrada pos su polla…Mientras me lo comía todo… el me acariciaba las piernas de a bajo a arriba… pasando por la rodilla, el muslo… acercándose peligrosamente a la vagina y luego pasando por mi cintura llegando a mis pechos y luego por el cuello a mi boca… luego volvía a bajar hasta agarrarme fuerte con las dos manos por la cintura…. Diosss que sensación quería gritar muy fuerte y le apreté la cabeza hacia mi coño para que no parara de lamermelo…

Luego me incorpore de nuevo y le quite la camiseta… Buff que cuerpo escondía el cabrón.. no parecía así en la univesidad.

Mientras me lamia el coño le toqué sus bonitos pectorales poco pronunciados, como me gustan a mi. Entonces le dije que se levantara y le volví a chupar la polla… Esta vez con ganas, fuerte y rápido… sin parar ni un momento… mientras el me tocaba los pechos suavemente…

Ya no aguanté mas… y le dije… PENETRAME YA! FOLLAME! SOY TUYA! … dejé de chuparle la polla y me puse de 4 patas encima de su cama. … Pero pensé… que tendría que darle el condón.. sorprendentemente Mikel sacó rápidamente uno de un cajón sin decirle nada y se lo colocó, en el envase vi que ponía XL y esto me puso aún mas cachonda..

Mikel intento penetrarme pero su polla era demasiado grande…después de algunos intentos para penetrarme acerco su boca a mi coño y me lanzo un escupitajo para usarlo de lubricante… y eso me puso muy cachondilla… luego… si consiguió meterla… buff que placer… que gustito… no me hacia daño solo placer puro… empezó a darme poco a poco entrando y saliendo… acelerando e yendo mas lento… movimientos que me hacían gemir como una loca… Mikel mientras me tocaba los pechos y me decía lo buena que estaba… que le ponía super cachondo y que ya hacia meses que esperaba este momento… Como me ponían esas palabras….

Luego se estiro en la cama y yo me puse encima de el… guau.. que sensación poder controlar el ritmo de ese monstruo de polla… mientras yo estaba encima Mikel me tocaba el culo y me daba suaves y fuertes bofetones que me ponían muy cachonda…

En un momento de placer enorme… me levanto de la cama con sus brazos y me puso encima de la mesa tirando todo lo que se encontraba en ese momento encima y continuó follándome, poniendo una mano sobre mi abdomen y la otra en la cintura, yo grite de placer.. en cualquier momento notaba que iba a acabar… le tuve que decir que no fuese tan rápido… pero ignoró mis palabras y siguió a lo suyo haciéndome ver las estrellas…

Al cabo de un ratillo mas…. paso lo que no quería… acabé… pero el seguía y seguía y me daba placer igual… buff que chico…

Al final el salió de mi coño y se quito el condón.. y yo hice lo que nunca he hecho con mi novio … seguía gimiendo de placer y le chupe la polla hasta que se corrió en mi boca, mi cara y mis pechos… quede toda repleta de un buen semen…. que placer… me trague todo el semen de la boca…tenia muy buen gusto..

Luego Mikel se estiró en la cama para descansar y yo me levante de la mesa y me limpie el semen que me quedaba con pañuelos.

Miramos el reloj y vimos que habían pasado 3 horas desde que empezamos el descanso del trabajo… Hablamos un poco de lo sucedido y quedamos como una experiencia extra y que seguiríamos tan amigos y nos entendimos bien, allí no pasó nada. Yo tenia que irme hacia mi casa, era tarde.

Como que no terminamos el trabajo lo dejamos para la semana siguiente, volví a quedar con el en su casa para terminar el trabajo y otra vez volvimos a follar. Que bien me lo estoy pasando estos días… el mas pringado de la clase y folla de PM!

Y bueno mi novio no se a enterado de nada y nunca se va a enterar, pero si se enterase no creo que pasara nada, algún día haremos un trió, así que le debe gustar que me follen y verlo. Así que estoy tranquila.

Recomiendo a todas las chicas que lean esto que lo prueben… buscad a alguien para follar fuera de tu relación, te lo vas a pasar muy bien! Te lo aseguro! Es una experiencia que todas las chicas tendrían que probar, no es ser puta es DISFRUTAR DE LA VIDA!

Si tienes la suerte de tener un novio que quiera hacer un trío lo vas a tener mas fácil animo!

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