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Channel: Relatos Eroticos
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Las ventajas de no tener principios

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En el reservado de la reina Isabel II de Lhardy, tras un opíparo cocido con postre de soufflé , regado con un buen Rioja. Los Montecristos en la mano mientras toman el café y una copa de Duque de Alba, Miguel Martínez, comisario de policía y Carmelo Ruiz, médico que fue represaliado y que gracias a su compañero de almuerzo empieza a levantar cabeza comentan.
-“ No ha salido nada en la prensa, sólo la esquela del marquesito. Laverdad es que has tapado la historia muy bien. Creí que iba a haber un escándalo, pero eres un artista.”- comenta el doctor entre la humareda del puro.
-“Joder, Carmelo, que los dos somos viejos, nadie quería que se supiera cómo la ha diñado el gilipollas ese. Iba a ser un lío, con nobles, banqueros, militares y la Santa Madre Iglesia, vamos que todos lo querían tapar.”- el comisario dio una calada al cigarro tras mojar la punta en el brandy. Y comenzó a narrar…
Me había llamado a media mañana el Comisario Jefe de Madrid, apenas me explicó el asunto, agarré el coche y salí de naja para el pequeño palacete del Viso. Se juntaban dos cosas para el encargo: era territorio de mi comisaría y yo siempre he sido hábil resolviendo problemas delicados.
Me abrió la puerta una mujer mayor, se presentó como el ama de llaves de los marqueses. Me contó que el día anterior era su día libre, había estado con sus parientes en Navalcarnero. Al entrar por la mañana, no había dado importancia a que el señorito no estuviera en casa, ella tenía la llave. Se había puesto a ordenar, cuando subió al cuarto de los señores, allí se encontró con lo que se encontró.
Estaba asombrada y asustada pero al tiempo orgullosa de cómo había resuelto el problema: Llamando al Comisario Jefe, que conocía porque era primo segundo de su cuñado Leocadio, que le había recomendado que no hiciera ni tocar nada hasta que llegara el comisario Martínez, o sea el menda.
Me acompañó hasta el dormitorio principal, estaba en el primer piso, por el camino pude deleitarme con una buena colección de cuadros, no sé mucho de pintura pero eran antiguos y tenían buena pinta, pensé que valdrían una pasta.
Me quedé de piedra al entrar en la habitación. En la cama, en pura pelota , y atada al cabecero, estaba una tía buenísima, jovencita, rondando los dieciocho. Buena de cojones, pelo negro corto, blanquísima de piel y con unas tetas como melones. El coño con un matojo ensortijado que llamaba como un conejo al lobo. Eso sí la boca roja de sangre seca y al lado de la cabeza una polla cortada.
No hablaba , sólo lloraba, casi en silencio. Al pié de la cama, en medio de un charco de sangre, un tipo desnudo y muerto.
Me dí cuenta que no podía sacar nada ni al difunto ni a la gachí, así que te llamé para pedirte ayuda y tú me has enviado a esos dos chicos, psiquiatras, que se han hecho cargo de la chica.
En esas estaba cuando han llamado por teléfono , era la superiora del Convento de Nuestra Señora del Perpetuo Refugio y ahí descubrí casi todo. Me ha costado un poco, pero la poli no es tonta.
Resulta que ese convento se dedica a cuidar niñas sin padres, porque no los tienen, porque están en la trena, o vete tú a saber. Allí las dan de comer, poco y mal, las enseñan religión y demás zarandajas . A las feas las mandan a servir a casa de señores bien, las guapas tienen otro destino: queridas de ricos, fulanas de altos cargos. Lo que mas se cotiza es el desvirgue , después la siguen teniendo en el convento y las ofrecen una y otra vez. Todas son jóvenes, no sé que habrán pensado para cuando sean viejas.
La palomita, nunca mejor dicho porque se llama Paloma, era primeriza, el marqués le había echado el ojo en una labor de investigación de mercado, y decidió follársela, aprovechando que tenía la familia en San Sebastián de veraneo.
Pagó , le llevaron a la chica al chalet, las monjitas te dan el servicio a domicilio. La chica iba medio anestesiada, la han subido al dormitorio y a petición del cliente , la ataron para que no se resistiera. Esos son hechos.
Lo que ocurrió después son conjeturas, aunque bien documentadas.
El galán la despertó y decidió que para empezar, la palomita le chupara la pija. La chica inexperta de pajarillo se convirtió en mastín y le arreó un bocado al instrumento, vamos que lo se quedó en la boca, luego lo escupió, por eso estaba al pié de la cama. El gilipollas con el dolor , se cae y se pega contra el borde de la mesilla. No sé ni sabré si se desnucó o sólo se desmayó. Por la cantidad de sangre, creo que es más lo segundo , pero no se despertó , y se desangró como un cochino. Con la chica en el loquero, y con ayuda de la ama de llaves, metí al difunto en el maletero de su coche. Lo llevé hasta unas barrancas en Segovia, vi que no había nadie, lo senté,le eché una botella de coñac por encima, le prendí la ropa, empujé y dejé que se despeñara.
Una hora y media tardé en llegar a Segovia, entre lo que anduve y el autobús. Era tarde casi las cuatro, llamé al Comisario Jefe y hambriento me metí un cochinillo en Cándido.
Llegué a casa tarde, comido, bebido y caliente, la niña me había puesto, le pegué un buen polvo a mi mujer y al día siguiente empezamos a ordenar todo.
Accidente de coche, sin autopsia, seguía oliendo a alcohol, aviso a la familia, entierro y asunto casi acabado.
Martínez se sirve otro brandy, tienen la botella en la mesa, el médico le acompaña y además pide dos cafés.
-“ ¿ Qué han dicho en la clínica?. – pregunta Carmelo, sonriente. No puede evitar meter una pulla- “La López Ibor, aunque él es un hijo de puta, es buena y tiene unos psiquiatras jóvenes cojonudos”-
-“ Carmelo, que te conozco. El López Ibor te cae mal porque es del Régimen y esos dos, que dices cojonudos, es que son un par de rojos como tú: Castilla de Pino y Martín Santos, pero tienes razón que son majos. Son ellos los que han descubierto por qué le mordió. Creía que le iba a meter el diablo. Parece ser que la tal Paloma vio un día en el convento, como se follaban a una compañera, de las feas. Un ardor de la chica y un fontanero. Cuando la pobrecita asistió al castigo de la folladora, la arrearon 100 varazos, por dejarse meter el demonio, decidió que a ella no le metían el diablo ni de coña. Así que cuando vio la polla en alto , delante de ella, y lista para entrar en la boca. ¡Zas! Le atizó un bocado”-
-“ Y ahora , viene lo mejor. Que ser listo , siempre trae beneficios, y para eso te necesitamos- continua Martínez , el “Sardina”, da un trago lento a la copa y una chupada al puro, queda poco, lo apaga en el cenicero y vuelve a saborear el brandy.
-“Resulta que a mi jefe y a nuestro amigo el General, héroe de mil batallas ,se les ha ocurrido que un asunto como ese ,de las chicas a domicilio , controladas por las monjas y con servicios a la clase dirigente, como siga contigo se me va a pegar tus maneras de hablar, que ya te he dicho que debes disimularlas, En lenguaje normal , los clientes son tíos ricos …La gente follando, si se les sabe preguntar cuentan de todo y más a unas cándidas señoritas de convento. Así que se han decidido crear un escuadrón de Mata Haris para espiar por si a alguien se le ocurre tocar los cojones al Generalísimo. Que con esto de la victoria de los americanos, anda enredando D.Juan y algunos monárquicos. Yo he dicho que tú podías ser el médico, para mejorar la vida de esas chicas. Necesitan cuidados, lo mismo algún aborto y ahí tú no tienes precio, bueno precio sí, porque se te pagarán tus honorarios. Hay que llevar el negocio con tranquilidad, y pensar que siempre estarán mejor ahí que en un reformatorio. Y follar se las van a follar igual, pero con nosotros sin más mala hostia de la debida.
La gordo de pasta se lo llevan los jefes , que escojónate, les ha dado un ardor con lo de entrenar a las nuevas espías. Al convento se le dará algo, para que no se quejen, pero están dispuestas a todo, las tienen agarraditas por donde mas duele. Total que se saca un dinero, todos contentos y …”-
-“Miguel eres un cabronazo, seguro que la idea se te ha ocurrido a ti No sé como te las apañas pero. siempre tienes lías a todos y sacas tajada.”- – “ Carmelito, ¿ Te has dado cuenta que ya nos hemos ventilado una botella del Duque de Alba,? vamos a pedir una espuela y otro par de puros ….¿ Has visto lo buena que está la duquesita? Yo la echaría un polvo.”-
-“ Y cualquiera”-

Nota de la autora.
Tras la guerra civil española, muchos niños y niñas fueron metidos en centros de internamiento o dados en adopción a las familias adictas al franquismo.
Luís Martín Santos y Carlos Castilla del Pino trabajaron al comienzo de sus carreras de psiquiatras en la Clínica López Ibor .
En el restaurante Lhardy, famoso por sus cocidos, existe un reservado que usaba Isabel II.
Lo demás es fantasía de la autora.


La novedad

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Estaba pactado. Quedaron en un hotel de otra ciudad de donde viviían. Le había conocido por un chat y después de un par de cafés y mucho hablar acordaron llevar a cabo la fantasía.

Carlos había conocido a César, un moreno que decía tener un gran pollón y ganas de follar. Carlos se decidió por él porque le dio buena sensación su charla en el chat. Hablaron sobre experiencias de César que casi coincidían con lo que Carlos buscaba.

Mari estaba nerviosa. Había accedido a los deseos de su marido, siempre lo había hecho, pero esto era nuevo. Lo nuevo la ponía nerviosa. Ya había follado con otros, pero esta vez sería diferente. No iba a ser un polvo normal. Ni siquiera uno salvaje. El centro iba a ser ella, la iban a humillar. Le gustaba verlo en vídeos, y se excitaba mucho con ello, por ello no se negó cuando su marido la propuso llevarlo a cabo con ella. La curiosidad y la excitación podían con su inseguridad.

Habían cogido dos habitaciones contiguas. En una esperaba César, donde habían preparado dos camaras con trípode para grabar lo que allí ocurriera y disfrutar de ello en el futuro o compartirlo. En la otra estaban Mari y Carlos. Carlos se quedaría allí, escuchando a través de la pared. Mari iría sola, si pasaba algo, Carlos tenía la llave de la habitación de César, si su mujer lo llamaba diciendo la palabra clave, se pararía todo. No era una sesión de bdsm, pero era bueno tener esas precauciones porque sí que habría muchos excesos y se podría pasar el límite de Mari.

La primera humillación. Mari debía salir de su habitación y llamar a la de César para que la abriera. Debía hacerlo llevando solo unos zapatos de tacón. Nada más. Su cuerpo, con curvas y con un poco de sobrepeso, que la hacían tener unas tetas grandes y un culo apetecible estarían expuestos a lo que hubiera en el pasillo.

Empieza la fiesta. Mari sale de su habitación, desnuda, con solo los zapatos. Llama a la puerta. Hay gente al fondo del pasillo, donde el ascensor. Mari solo lo ha visto de refilón, no quiere mirar y no sabe si hay más gente, pero oye cuchicheos. César no abre. Llama otra vez. Se está poniendo muy nerviosa, se le pasa por la cabeza volver con Carlos, pero la excitación tambien crece. Por fin la puerta se abre y puede entrar.

Se queda quieta en la entrada, César está ahora tras ella. Apenas le ha visto, ha entrado tan deprisa que no se ha fijado en él. Su pechocse hincha a cada respiración. Los nervios y excitación parece que van a hacer explotar su corazón.

César la toca ligeramente sobre un hombro y la indica que se dirija a la zona de la cama, donde están las cámaras.

Cuando llegan, la agarra del pelo por la nuca y le echa la cabeza para atrás. La escupe en la cara y le come la boca. Mari no esperaba esto. Da un respingo, pero se deja hacer. Busca con la mano la polla de César. La encuentra rápido. Es grande, más que la de Carlos, y está dura. Se moja más pensando en esa polla dentro de ella.

César se separa un poco y deja caer un escupitajo en su boca abierta. Mari lo traga. No hay palabras solo acción.

La dirige como la tiene cogida del pelo y la pone de rodillas con el pecho en la cama y el culo ofrecido. La suelta y coge algo de la mesilla. Es un dilatador. Es grande, másque su polla. Le echa lubricante y vuelve con Mari. Le pone lubricante en el ano, y le mete un dedo. Mari gime y espera lo que ya sabe, un segundo dedo. Se abren en su interior. Llega un tercer dedo. Le gusta que jueguen con su ano, lo está disfutando.

Los dedos salen y nota como el dilatador se abre camino. Es gordo y cuesta que entre. Poco a poco lo va consiguiendo. Ya nota como le entra cada vez más, hasta que siente que el tope llega entre sus nalgas. César lo ajusta y la vuelve a agarrar del pelo. La gira como esta de rodillas. Tira un poco hacia atrás la cabeza haciendo que Mari abra la boca. La vuelve a escupir y le cae en el pelo. Le acerca la polla a la boca. Mari entiende y facilita la operación abriendo la boca bien. La polla entra. Cuando dirige una mano para coger la polla y acompañar la mamada recibe una bofetada. Lo ha entendido, nada de manos. La polla de César empieza a entrar, despacio. No para de entrar, ha Mari le cuesta coger aire. Ya nota los huevos en la barbilla, y César hace presión en su nuca apretando contra su polla. Tiene una arcada. César sacasu polla y varios hilos de saliva y babas cuelgan de la polla y la barbilla de Mari. Coge aire. César se acerca de nuevo y vuelve a abrir la boca. La misma operación hasta que se repite la arcada. Esta vez es más fuerte, casi vomita. De nuevo la polla se dirige a su boca, y César empieza a mover su cabeza de adelante a atrás acompañando con movimientos pélvicos. Mari siente como le folla la boca y la presión que ejerce su mano en la nuca para clavarle la polla.

De proto César para. Un nuevo tirón hacia atrás y otra bofetada. Le mete la mano en la boca, tres dedos. Mari abre lo que puede, pero la presión es fuerte. Tiene otra arcada, ppero César no saca la mano. Otra arcada más. Y otra. Finalmente vomita y César saca la mano y la restrega por su . Mari coge aire, lo necesita, mientras César no la suelta el pelo.

La tumba en la cama boca arriba y la suelta por fien el pelo. Puede mirar hacia su pecho y ver sus tetas llenas de babas y vómito. Prefiere no mirarlo mucho, le vienen más arcadas.

César levanta sus piernas, el dilatador sigue en su sitio. Lo gira un poco y sujeta las piernas de Mari en alto. Dirige su polla al chochito de Mari y se la clava de un golpe. Mari pega un grito. No lo esperaba tan fuerte. César la empeiza a follar muy fuerte, tanto que el dilatador cae de su culo. Mari gime y da grititos a cada embestida. Césaar suelta una de sus piernas y la oprime el cuello. Apreta lo justo par ano ahogarla pero que sienta la presión. Las tetas grandes de Mari se mueven sin control en las embestidas violentas que César le está dando.

De pronto la suelta el cuello y sujeta su pierna de nuevo. Mari nota espasmos es su polla, bombeo y el semen que entra en su interior. Nada más sentirlo tiene un orgasmo brutal. Le encanta sentir cómo se corren en su interior.

César se aparta, recoge con un dedo el semen que sale de su coño y se lo lleva a la boca a Mari, que lo chupa y traga. Ha estado bien. Ha sido una situación excitante y se ha corrido como nunca. Pero, César no parece que tenga suficiente.

Acerca su rabo sucio de flujos y semen, a la boca de Mari y ésta abre la boca. Ahora sí la deja mamar para poder limpiarle el rabo. Saca su polla y le pone los huvos en la boca. Mari los lame, los chupa mientras César se frota el rabo. Se le está poniendo dura otra vez. La fiesta va a continuar.

César se incorpora de la cama, y vuelve a coger del pelo a Mari. La pone de nuevo de rodillas en el suelo, con el pecho apoyado en la cama. Le separa las nalgas y conprueba como el dilatador ha hecho su trabajo. El ano está bien abierto, y si mete un par de dedos se abre sin dificultad. Coge algo de semen que rezuma de su chocho y se lo mete en el culo. Se sigue frotando la polla y la dirije hacia el agujero. Empuja con fuerza. Mari suspira, esta vez no la pilló desprevenida.

César vuelve a penetrarla con fuerza, esta vez el ano. Mari siente como la llena de carne por dentro y sus huevos golpeando en su coño. Tiene otro orgasmo.

La saca y se la clava por el coño y vuelve a darle duro, dos, tres veces y regresa al culo. Los flujos y semen del chocho de Mari facilitan la penetración anal. César la tira del pelo hacia atrás y la escupe en la cara mientras la encula. Mari vuelve a correrse, la situación no la deja dejar de estar a punto del orgasmo continuamente.

César está tardando mucho y repite la operación de cambial al coño para lubricar bien y vuelve al culo. Tiene espasmos, está a punto. Una clavada hasta el fodo que hace estirar la espalda a Mari, y sus huevos se vacían de nuevo, en su culo esta vez.

Saca su polla del culo y apoya una mano con firmeza en la espada de Mari, para indicarla que permanezca en esa postura. Rodea la cama y le ofrece la polla para que se la limpie. Mari lo vuelve a hacer como ya hizo antes, mamando y lamiendo.

César se aprta pero le hace un gesto de que permanezca así. Se acerca a la mesilla y coge algo. Se acerca por detrás, coge una almohada y la pone bajo las rodillas, la inclina más y levanta su culo abierto. Introduce algo en su ano. Es un espéculo. César empieza a abrirlo una vez insertado. Cuando tiene una dilatación más omenos como un vaso de cubata para de abrir. Se aparta. Mari no sabe que pasa ahora, no la toca y la ha dejado así. No sabe qué es lo que viene ahora.

César se acerca por detrás, se abre de piernas lo suficiente para acercar su polla al culo abierto de Mari. Ésta cierra los ojos esperando algo, no sabe que, pero algo va a pasar pronto.

Empieza a notar un liquido caliente en su interior. La está meando en el ano. Ya ha hecho lluvia dorada antes, pero nunca esto. César la mea en el ano abierto, bastante se desborda pero tambien entra mucho.

Cuando acaba la vuelve a indicar que no se mueva. De nuevo se acerca a la mesilla y coge algo. Un vaso grande. Se acerca por detrás, cierra el espéculo y se lo retira, y acomoda el vaso entre las nalgas. La va irguiendo y parte del liquido va entrando en el vaso. Una vez erguida Mari se relaja un poco más y suelta lo que lleva dentro en el vaso. Semen y orina lo van llenando. Más de medio vaso es lo que queda cuando se siente vacía.

César le acerca una nota y se aparta para coger una de las cámaras.

En la nota dice esto:

(lee la nota en voz alta mirando a la cámara y con el vaso en alto)

Espero que os haya gustado esta sesión, sobre todo a mi marido Carlos, brindo por ello y que disfruteis de lo zorra que soy.

(bébete el vaso entero)

María lee la nota y obedece a las indicaciones. Le dan arcadas mientras bebe la orina con semen que ha salido de su culo, pero cumple.

César se retira y da dos golpes en la pared de la habitación en la que está Carlos. Al poco se oye la llave y Carlos entra. Abraza a Mari y la dice que ya ha acabado, que puede ducharse. Agradece a César que le haya obedecido y que no se haya salido del guión y le da la llave de la otra habitación.

Carlos y Mari quedan solos, y mientras Mari se ducha, Carlos recoge el equipo de vídeo y no puede evitar echar un vistazo rápido a una de las cámaras. Tiene un buen material, lo van a disfrutar.

La vuelta al mundo X: El voyeur

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En los dias siguientes Nadia pensó que se sentiría incómoda con Aloine despues de que la mujer la masturbara, sin embargo, no tuvo tiempo para ello. Los horarios de una y otra no coincidieron en una semana entera. Cuando una trabajaba, la otra dormia.

Aunque pulular por el barco medio desnuda la tenía en una especie de excitación permanente, aliviarse ella sola apenas la satisfacia. No podía dejar de pensar en Aloine y sus dedos expertos. Ni siquiera se acordaba demasiado de David y su apuesta. Nadia nunca hacía intimado con una mujer de ese modo. Habia compartido besos lesbicos con alguna amiga, pero siempre en un ambiente erotico-festivo que no tenía nada de intimo.

Siempre había estado única y exclusivamente interesada en los hombres y sus penes, pero aunque su interes por los hombres estaba intacto una nueva curiosidad había nacido en su interior. ¿Cómo sería estar con una mujer? Curiosamente Nadia no notó que ninguna de sus otras compañeras despertase en ella ese deseo y excitación, era solo Aloine la que la hacia preguntarse que se sentiría.

En medio de la excitación de sus jornadas de trabajo imaginaba como sabría el moreno sexo de Aloine, cómo se sentiría su cuerpo suave y de ébano frotandose sensualmente contra el suyo. Por momentos se desesperaba desando otra vez sus dedos tocando su intimidad.

El sonido del teléfono movil despertó a Jonas, la luz del sol le dio en los ojos y sintió los efectos de la resaca mientras alargaba la mano para cojer el aparato.

- ¿Si? -dijo con voz afónica y cansada.

- ¿Dondo coño andas? Llevo dias intentando hablar contigo -dijo una voz prepotente y enfadada al otro lado.

- No tenia nada que contar -respondió Jonás – ¿para que contactar contigo?

- Umm… ¿quizá para informarme? -dijo el hombre del otro lado con veneno en la voz – No te pago para que…

- En realidad no me pagas nada -dijo Jonas molesto -me has coaccionado para que haga esto.

- No olvides que me lo debes, además noto por tu tono de voz que no lo estas pasando mal precisamente.

Jonas se calló, tenía razón. Si el estaba en ese lugar era para cumplir una misión y desde que había embarcado y visto el abanico de vicio que se abría a su alrededor había olvidado por qué estaba allí.

- Bueno, ¿la has localizado?

Jonas se incorporó y se frotó los ojos antes de contestar.

- Creo que si,

- ¿Crees?

- Vale, si. La he localizado pero aún no se donde está alojada, solo se que no va de pasajera, sino de trabajadora.

- Tienes que…

- Sé lo que tengo que hacer -le cortó Jonas -hoy me pondré a ello sin demora.

- Mas te vale que sea así o…

- … o hundiras mi carrera, te informaré de cada avance que haga ¿Contento?

- Por ahora

La señal desapareció y Jonás tiró en movil a la cama. Más le valía ponerse a ello o acabaría mal, sobre todo para el.

- ¿Qué hagás en tu dia libge? -dijo una voz femenina y encantadora en el oido de Nadia.

Estaba doblando toallas en la cubierta. La brisa refrescaba su cuerpo sudoroso y semi-desnudo. El aliento de Aloine en su oido la sobresaltó un poco, sin embargo logró que su perturbación no se le notara.

- Aún no lo se -contestó dandose la vuelta y encarando a su bella y morena compañera de cuarto -¿por qué? ¿quieres que hagamos planes?

- Eso me encantagía -dijo Aloine con una sonrisa deslumbrante -hace dias que no nos vemos.

- Cierto. ¿qué te parece si bajamos a puerto? Vamos a parar en Lesbos unas horas.

Aloine sopesó interesada la propuesta de Nadia y asintió.

- ¿Has tegminado?

- Desde luego -dijo Nadia mientras depositaba la ultima toalla en un inmenso montón.

- Vamos entonces ma petite -dijo Aloine tendiendole la mano.

Nadia agarró su mano y dejó que Aloine la guiara por la cubierta vacia. Puesto que iban a atracar por primera vez, los tripulantes estaban preparandose para bajar a tierra. aloine la condujo hasta uno de los jacuzzis que había por toda la cubierta. Apretó unos cuantos botones y las burbujas empezaron a innundar el agua.

- ¿Qué haces? -le preguntó Nadia pues no tenían permitido usar las mismas instalaciones que los pasajeros.

- Tganquila, llevo haciendolo todos estos dias, no pasa nada ma petite -respondió Aloine subiendo para entrar en el agua – Venez avec moi, cherie…

Las palabras en frances detonaron algo en el cuerpo de Nadia que la encendió terriblemente. La tarde estaba terminando, atracarían enseguida para que los pasajeros pudiesen disfrutar de la noche. Entró en el agua junto a Aloine. Llevada por la excitación que sentia se pudo frente a la belleza de ébano. Era más alta que ella y se sentaba comodamente en al agua mientras miraba el cuerpo de Nadia que apenas lo tapaban unos cuantos trozos de tela.

Nadia dio un paso hacia ella, mirandola desde arriba, la cara de Aloine a la altura de sus pechos. Sin decir ni siquiera una palabra, Aloine alargó los brazos y acaricio el cuerpo de Nadia, atrayendola. Nadia dejó que Aloine tirara de ella y se inclinó cerca de la boca de su compañera.

Aloine deslizó la mano por los pechos de Nadia de modo que la parte superior del bikini quedó descolocada por completo. Nadia deseo en ese momento frotar todo su cuerpo contra ella.

- ¿Te gustan? -le preguntó a Aloine mientras está los masajeaba y excitaba.

- Sont superbes. vous êtes magnifique -respondió Aloine con un susurro seductor.

- No se que has dicho, pero ha sonado muy erótico -dijo Nadia en voz baja.

- Lo se ma petite, me dijiste que te gustaba el fgancés -dijo Aloine apretando los pezones de Nadia.

Nadia apretó sus manos encima de las de Aloine. Le extrañó el contraste entre sus pieles, la suya propia inmaculadamente clara y la de Aloine inmaculadamente oscura. Esta apreto sus pechos con propiedad antes de alzar la cabeza para lamer sus pezones. Nadia observó como los gruesos labios de Aloine se cerraban sobre sus perlas y gimió al sentir la subción de esa boca. Acarició a la mujer frente a ella, mientras esta la provocaba.

Aloine deslizó una mano bajo el agua mientras lamía y provocaba los picudos pezones de Nadia. Trazó con los dedos la linea de su ingle antes de entrar los dedos debajo de la tela del bikini. Tal y como había ocurrido días atrás, el tacto de aquel sexo encendió el suyo propio. Acarició los hinchados labios mayores que escondían el resto. Eran muy suaves y le pareció que tenían el grosor perfecto. Excitada introdujo el dedo corazón entre ellos buscando la perla del placer de Nadia.

Esta gimió profundamente al sentir los dedos largos y cuidadosos de Aloine presionar y masajear su clítoris. Inconscientemente se movió contra ellos para aumentar la fricción. Una ráfaga de viento del mar le alborotó el pelo sobre la cara justo en el momento en el que aloine introdujo un dedo en su interior.

Nadia se agarró al borde del jacuzzi pues sus piernas empezaban a temblar. Aloine sonrió satisfecha y pensó que Nadia era puramente sexo. Masajeó su interior con mucha lentitud mientras usaba el pulgar para estimular su clítoris mientras Nadia se estremecía y jadeaba. Deseosa de más, se puso en pié frente a ella sin dejar de estimularla.

De pié era más alta que ella y eso le gustó. Nadia aprovechó la situación para darle el beso más lascivo y obsceno que había recibido jamas. Instintivamente Aloine buscó la lengua de Nadia con la suya. Ambas mujeres quedaron enganchadas por el deseo. Sintió además que unos dedos se colaban entre sus piernas. Nadia tocaba su sexo con propiedad, adueñándose de él trozo a trozo con cada caricia. Aloine gimió contra su boca cuando unos juguetones dedos se engancharon en una caricia perpetua sobre su clítoris.

Un fuerte golpe hizo que ambas mujeres detuviesen su frenesí.

- Viene alguien – susurró Nadia en voz muy baja.

- Sortez d’ici -dijo Aloine tirando de Nadia para salir del jacuzzi.

Nadia salió del agua con el bikini mal puesto y siguió a Aloine por la cubierta en dirección contraria a los ruidos. Empezaron a oirse unos pasos amortiguados cuando ambas mujeres entraron en el interior sin hacer ruido.

Jonás maldijo en voz alta cuando se dió cuenta de lo cerca que había estado de cagarla. Y eso que solo acababa de empezar con su misión. Pero cualquier determinación que había tenido antes de entrar a cubierta se fué de un plumazo cuando hayó a ambas mujeres labio a labio, besandose con una pasión y una devoción que jamas había visto.

Los dedos de ambas enterrados en la entrepierna de la otra, moviendose… La polla se le había puesto dura al instante y había volcado un macetero en medio de su ensimismamiento. Volvió a su camarote casi corriendo y se paró unos instantes para respirar hondo.Se vio a si mismo en el espejo, su cara colorada y sudorosa, el pelo apelmazado y algo alborotado. Su entrepierna estaba dolorosamente dura.

En todos estos dias no recordaba las veces que se le había puesto asi. Ni siquiera en su adolescencia había estado tan desatado. Resopló y miró el reloj. No podía arriesgarse a perderle la pista de nuevo, tenía cosas que hacer y su polla tendría que esperar. Metió la mano en sus pantalones sueltos de lino y se la colocó de modo que no se notase demasiado su erección, entonces salió de nuevo en busca de Nadia.

David levantó la cabeza cuando su movil empezó a sonar. Era J.

- ¿Que tienes?

- Ya la tengo localizada -dijo una voz al otro lado.

- ¿Donde estás?

- En Lesbos, ha bajado a tierra y…

- ¡Síguela! -ordenó David.

- No va a abandonar el barco, creo que debe ser su dia libre porque va con un grupo de trabajadores.

- Bien, ahora tienes que hayar el modo de que tenga que volver a casa.

- Yo… aun no se como hacerlo

- Impide que embarque, cuando se vea sola tendrá que volver -dijo David con ansiedad.

- Bien, te llamaré despues -dijo J.

David se recostó en la silla y resopló. Más le valía a J hacer que Nadia volviera con el rabo entre las piernas. Y si volvía de rodillas arrastrandose hacia él, mejor que mejor. Jamás admitiría en voz alta cuanto la echaba de menos, cuanto ansiaba tenerla gimiendo bajo él o cabalgandole sin piedad.

Para él, Nadia era única y era suya, solo suya. Solo su simple recuerdo se la ponía tan dura que dolia y un nudo de aprensión se apretaba en su pecho al recordarla. Prendido del recuerdo de su aroma y de toda ella, introdujo las manos en sus vaqueros y se masturbó furiosamente. Se imaginó a si mismo penetrando a Nadia sin piedad y ella pidiendole más.

- Vamos al paseo -dijo Nadia -demos una vuelta por las tiendas antes de volver -entonces dirigió una mirada elocuente a Aloine.

Aunque no habían dicho nada de su apasionado calentón en el jacuzzi, sabía que la tensión entre ellas era muy real y que Aloine estaba tan deseosa de continuar como ella. Solo recordar el frenesí en el que se había visto inmersa la hacía jadear. Esta misme noche pensaba saborear cada centímetro de su piel y explorar lo que podía ofrecerle el cuerpo de otra mujer

- Migad -dijo Aloine- una sala de espejos, ¿que os pagueceguia entgag?

- Vamos -dijeron todos.

Hicieron cola paenas diez minutos antes que le encargado de la puerta les dijera que no podían entrar todos juntos, que si querían podían entrar en parejas, pero no en grupo. Nadia se colocó al lado de Aloine y le cogió la mano antes de susurrarle al oido “vamos tu y yo solas belle”.

En cuanto se adentraron en el oscuro laberinto Aloine colocó una mano en el trasero de Nadia mientras ambas caminaban. Se veían a si mismas en todas las paredes, incluso en el techo y el suelo.

- Seguro que hay una sala parecida a este lugar en el barco -dijo Nadia fijandose en una puerta espejo muy bien disimulada.

- Si quiegues las buscaguemos, ma petite – dijo Aloine en su oido antes de lamer el lóbulo de su oreja.

Nadia rió y siguieron caminando. Dos veces encontraron callejones sin salida antes de dar con el camino correcto. Nadia rodeó con el brazo a Aloine del mismo modo que ella lo había hecho antes.

Sin poder resistirlo masajeó la oscura nalga de la mujer sobre las short vaqueros que llevaba, se moria por tocar ese trasero, de lamerlo y de morderlo incluso.

Aloine de vez en cuando le susurraba cosas en francés al oido mientras buscaban la salida. Nadia no sabía qué decía pero estaba segura que eran insinuaciones sexuales. Pero tras un buen rato ambas mujeres empezaron a estar inquietas.

- Cgeo que ya debeguiamos habeg salido -dijo Aloine preocupada -¿cuanto llevamos aqui?

- Media hora -contestó Nadia – el tio de la puerta dijo que nos llevaría como mucho diez minutos.

- Pues está clago que somos muy malas oguientandonos

- Si, pero tenemos que volver al barco antes de que zarpe de nuevo.

- Tganquila ma petite, volvamos sobge nuestgos pasos -dijo Aloine.

- Buena idea -dijo Nadia antes de girar y volver por donde habían venido.

Jonás se pasó la mano por el pelo varias veces con nerviosismo. Estaba en la cubierta más alta del barco, desde la que podía ver las pasarelas de embarque. Unos prismaticos colgaban de su cuello y descansaba sobre su pecho desnudo. Cuando creía ver a alguien que podía ser Nadia, inmediatamente agarraba los prismatícos y escudriñaba la multitud.

Le había costado varios golpes, una carrera y un buen corte en la mano lograr que Nadia quedase encerrada en el laberinto de espejos. Se había tenido que colar de estrangis, había tenido que mojer varios espejos y encajar varias puertas. Pero lo peor había sido cuando había salido. Uno de los responsables había pensado que trataba de colarse y le había perseguido.

Por suerte aún estaba de una pieza y tan solo faltaban 3 minutos para que el barco zarpase de nuevo. Y lo mejor sin duda era que Nadia no había aparecido. Pero Jonás no se tranquilizaría hasta que las pasarelas fuesen retiradas.

Solo un minutos más, se dijo tras mirar el reloj. Se le hizo eterno mientras escudriñaba la multitud en busca de la rubia cabellera de Nadia. Hasta que por fin, las pasarelas fueron retiradas sin que ella hubiese subido al barco. Lo sentía mucho por la otra mujer, pero el tenía que hacerlo si o si.

Se quedó allí hasta que el barco empezó a moverse de nuevo. La presión que sentía en el pecho desapareció al momento. Era como si acabase de desperezarse y su cuerpo se hubiese quedado relajado. Se dió cuenta que estaba chorreando de sudor.

Cuando se hubieron alejado de tierra entró en el barco y en vez de dirigirse a su camarote se dirigió a la zona de servicio. Unas horas antes se había colado en el sistema de seguridad y había averiguado dónde dormía ella. Caminó por los pasillos y a nadie le pareció rara su presencia. Cuando encontró la habitación que buscaba se paró frente a ella.

Miró a ambos lados antes de colocar la oreja en la puerta para asegurarse que no había nadie, solo entonces forzó la cerradura y entró. Tal y como esperaba, estaba vacía. Las cosas de ambas mujeres estaban esparcidas por el cuarto. Las camas estaban hechas. Sonrió. Lo había conseguido, sacó su telefono movil buscó su última llamada y se dispuso a pulsar el botón de llamada.

Una risa alta procedente del pasillo le sobresaltó, pero lo que terminó de asustarle fué que alguien intentaba abrir la puerta con la llave. Dejandose llevar por la urgencia, Jonas se deslizó dentro del armario. Se arrodilló y abrió una pequeña rendija para ver y lo que atisbó le quedó paralizado.

- Nos ha ido de un pelo -dijo una voz femenina tras traspasar la puerta.

Jonas oyó como la otra mujer reía y pasmado empezó a preguntarse cómo habían escapado del laberinto de espejos a tiempo.

- Pego a sido muy emocionante -dijo la otra mujer con acento francés.

- Mucho… -dijo Nadia antes de atraer a la mujer de color contra su cuepro y apresar sus labios.

La polla de Jonas saltó en sus pantalones mientras observaba por la rendija abierta a ambas mujeres comiendose a besos. Contuvo el aliento para no hacer ningún ruido.

¿Cómo iba a salir de allí ahora?

Anécdota nudista con una amiga…

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Hace un tiempo salíamos un grupo de amigos, y a mí me había introducido una chica llamada Cristina que había conocido en una cena de amigos, y con la que tenía bastante confianza. Con ella íbamos al cine, hacíamos salidas, pero nunca había pasado nada más. Hay que decir que me sacaba 5 años de edad, y si yo tenía 25, ella estaba próxima a los 31.

Un día de esos de verano, caluroso, y que no había mucho que hacer, quedamos en su casa. Al llegar estuvimos charlando un rato y me invitó a tomar algo. Debía ser media mañana. La mayoría de los amigos estaban de vacaciones y aunque teóricamente íbamos a ir por la costa, charlando, charlando se nos hizo tarde, así que Cristina me propuso tomar el sol en su terraza.

- Si quieres desvístete en el cuarto de la izquierda, deja la ropa en la cama, y te vienes a la terraza – me indicó mientras ella se dirigía a su cuarto para ponerse el bikini.

Pasé al cuarto de la izquierda, pequeño y recogido, bastante acogedor que tenía una cama individual y supuse que era el cuarto de las visitas. Allí me fui quitando la ropa y dejándola bien doblada sobre la cama.

Cuando llegué a la puerta de la terraza, ladeé la cortina para pasar y al salir vi a mi amiga tumbada sobre una de las hamacas. Me sorprendió mucho verla en topless, de forma que mientras avanzaba hacia mi hamaca, mis ojos miraban fijamente sus pechos. Me parecieron preciosos, duros, con un pezón muy bonito y con un tamaño intermedio como a mí me gustaban.

Cuando ya me tumbé, el sonido hizo que mi amiga se percatara de mi presencia.

- Ah, aquí estás – dijo mientras me observaba – hace un día estupendo – añadió risueña. Vaya, llevas boxers negros, claro, no te has traído bañador, y yo no tengo de chico, los míos te apretarían seguro jaja

- Sí, no pensaba que tomaríamos el sol -respondí

- Como en este balcón no nos ve nadie, yo casi siempre tomo el sol desnuda, porque no me gusta que me queden las marcas en la piel. Así que si tienes calor, te los quita, que aquí no nos ve nadie – su propuesta era tentadora y morbosa a partes iguales – Te importa si me lo quito yo el bañador?

- No, claro, estás en tu casa – le dije

Así que Cristina, hizo un gesto levantando su trasero de la hamaca y sus manos escurrieron el bañador hacia abajo, que con hábiles movimientos de sus piernas fue bajando hasta sus tobillos y por fin cayeron al suelo. Mi amiga estaba desnuda ante mí, y mientras ella se relajaba bajo el sol, yo la miré de arriba abajo, explorando su cuerpo. Veía perfectamente sus pechos, pero de su sexo tan sólo una porción del vello que llevaba recortado y que asomaba entre sus piernas. Estaba preciosa.

Así que yo también, me deshice de mis boxers y me quedé desnudo allí tumbado, entre relajado y excitado ante una situación tan morbosa.

A los cinco minutos, mi amiga se levantó y pasó por mi lado, diciendo que iba a buscar crema para que no nos quemásemos, pues sl sol apretaba cada vez más. Y al instante reapareció con un bote blanco de crema solar en la mano.

Tal cual se sentó en mi hamaca, dejando toda su espalda a mi alcance, y pasándome el bote de crema y me dijo que le pusiera. Abrí el bote, y lo apreté para lanzar un chorro sobre su espalda, que pasé a restregar con mi mano. Le fui poniendo bastante por la espalda, entonces ella levantó un poco los brazos y me pidió que le pusiera por los costados, cosa que hice, pero que inevitablemente conllevó que rozara el contorno de sus generosos pechos. Luego se puso de pie y seguí extendiendo crema por sus piernas y sus glúteos, mientras ella se ponía por el pecho y abdomen, cosa que yo desde mi posición no veía bien.

- Bien, te toca, ponte de pie! – me ordenó

Me puse de pie de espaldas a ella, que rápidamente comenzó a ponerme crema por mis hombros y fue bajando. Lo hacía vigorosamente, brazos, espalda, también pasó por mi trasero y se agachó para ponerme por las piernas.

- Ok, date la vuelta – me dijo, mientras comenzaba mi movimiento de girarme, que al completarse quedamos frente a frente desnudo, lo que propició que lanzase una mirada intensa a sus pechos que brillaban por la crema, mientras ella me embadurnaba por delante. Pero cuando bajó la mirada y vio entre mis piernas que asomaba una gran erección, se detuvo. Entonces, cogió mi mano, le dio la vuelta dejando la palma hacia arriba y me soltó un chorro de crema al estrujar el bote.

- Ten, ponte ahí, que no se te vaya a quemar – me aconsejo con voz muy pausada

Con mi mano llena de crema, tomé mi pene, y comencé a manosearlo para expandir el aceite solar. Era un movimiento muy similar al de la masturbación, la piel de mi pene fue quedando blanquita y brillante por la acción de la crema. Mi amiga miraba fijamente como me tocaba y extendía la crema por mi erecto pene. El sólo hecho de extender la crema, hizo que mi erección aún aumentará e incluso yo hice fuerza para que se tensara y pusiera más dura, mostrándole sin complejo lo que daba de sí todo mi sexo.

Cuando me detuve, ella apuntó con el bote hacia mi pene y lo apretó soltando un nuevo pero pequeño chorro que quedó sobre mi pene.

- Ponte un poquito más y date por los huevecillos, no se vayan a freír – me dijo con una voz muy sexy

Así que de nuevo manoseé mi pene extendiendo la crema, mientras mi amiga no perdía detalle. Yo alternaba mi mirada entre mi pene y su cara, aunque ella sólo miraba hacia abajo.

Cuando terminé de nuevo, se dio la vuelta y se tumbó en su hamaca, esta vez boca abajo.

Allí estuvimos un buen rato. Ella se había puesto unas gafas de sol, y boca abajo, su cabeza ladeada miraba hacia mí. Mientras conversábamos de varios temas repasaba su cuerpo, su bonita espalda, su culito respingón y provocador y me preguntaba si ella, bajo aquellas gafas de sol, estaría mirando mi pene que aún erecto, reposaba palpitante posado en mi abdomen. Me hubiera gustado ver a dónde miraban sus ojos, pero ella contaba con la ventaja de sus gafas de sol, las cuales yo no había traído.

Verla allí desnuda junto a mí y saberme desnudo y erecto ante su mirada, sumado al calor y la placentera sensación del sol calentando directamente mi sexo, me impedían bajar mi nivel de excitación y mi erección.

Al cabo de un buen rato, mi amiga dijo que había tenido suficiente y me invitó a que nos diéramos una ducha. La seguí hasta el cuarto de baño. Me hizo alcanzar unas toallas de un mueble para secarnos, mientras ella dejaba correr el agua para que se calentase.

Por ducha tenía una bañera bastante grande, a la que entró una vez que el agua se había templado, y sujetando la cortinilla de plástico me invitó a pasar, corriendo la cortinilla después.

Sin decir ni media, dirigió el grifo de la ducha a mi cuerpo y comenzó a mojarme, por suerte el agua estaba deliciosamente tibia, y refrescó mi cuerpo recalentado por el sol. Ella guiaba el chorro del agua, moviendo el grifo arriba y abajo, de forma que primero mojó mi cabeza, luego mi torso, e incluso apuntó a mi sexo, para terminar mojando mis piernas y luego me hizo dar la vuelta. Ella también se mojó entera y por último colocó el grifo en el soporte, mientras alcanzaba el jabón y el gel de baño de una repisa.

Mientras me enjabonaba el pelo, noté como ella hacía lo propio con mi cuerpo, frotando animadamente mi pecho y espalda en general, esparciendo el jabón. Fugazmente noté sus manos rozando mi sexo en un par de ocasiones y luego ya en mis piernas, antes de ordenarme que me diera la vuelta para seguir por la espalda.

Cuando me comencé aclarar el jabón, al abrir los ojos, la vi a ella terminando de enjabonarse. Ver aquellos pechos preciosos enjabonados, brillantes y húmedos delante de mí, me hizo desear tocarlos y chuparlos con una gran fuerza.

Tras la ducha nos secamos, y por iniciativa de Cristina decidimos no vestirnos, así que la ayudé hacer la comida, y nos preparamos una ensalada y algo de pasta. Fue muy excitante para mi estar todo el rato desnudo con ella, pudiendo apreciar bien todo su cuerpo, mientras preparábamos la comida, o mientras comíamos, sentados en la mesa, con sus pechos frente a mí.

Tras charlar después de comer, nos entró algo de sueño, así que Cristina propuso que hiciéramos una siesta, y nos trasladamos a su cuarto, donde tan solo una fresca sábana blanca cubría la cama. La descubrió y nos tumbamos sobre el mullido catre. Y no tardamos en caer rendidos en los brazos de Morpheo. Era excitante estar a su lado allí tumbados, pero el sueño nos venció.

Cuando desperté, estábamos tumbados frente a frente, aunque Cristina estaba situada más abajo, y yo notaba una especie de caricias. No tardé en descubrir que ella tenía mi pene entre sus dedos que lo sujetaban y acariciaban en un curioso movimiento.

- Oh, te he despertado? – dijo risueña, sin alterarse demasiado y sin dejar de manosear mi pene

- Tranquila, estoy bien – contesté – que agradable forma de despertar de una siesta

- Es que siempre me ha llamado la atención la forma del pene, cada chico tiene la suya, y el tuyo además es circuncidado, y lo estaba viendo bien – sus dedos seguían jugando con mi pene de forma pausada y placentera

Suspiré de placer, al tiempo que mi pene crecía tímidamente entre sus dedos. En condiciones normales hubiera terminado con una notable erección, pero recién despierto de la siesta, estaba tan relajado, que mi sexo no creció más.

Sus dedos ahora jugaban con mi pene crecido ligeramente, y permanecimos unos instantes en silencio allí tumbados.

- Hmmm…es tan placentero – susurré

- Si? – preguntó Cristina

Entonces hizo un gesto para acercarse más y mi pene desapareció dentro de su boca ante mi sorpresa. Ahora eran sus labios y su lengua la que lo sujetaban y jugaban con él. Podía notar la humedad de su saliva empapando mi pene y como era presionado dentro de su boca, lo que me excitó muchísimo.

Mientras ella jugaba con él, mi pene comenzó a crecer dentro de su boca. Ella además ayudaba, presionando con sus labios y estirando hacia atrás de mi pene. Cuando nos quisimos dar cuenta, ya no le cabía entero en la boca.

De todas formas ella siguió manteniéndolo dentro de su boca, pasando su lengua por él y saboreándolo unos instantes con los ojos cerrados.

Finalmente se lo sacó de la boca, abrió los ojos y lo atrapó con su mano al tiempo que me empujaba ligeramente para que me pusiera boca arriba. Ella hizo un gesto para recostar su cuerpo sobre mí, y sosteniendo mi pene con su mano me dijo:

- Tienes un buen tamaño, gordita y larga – decía mientras lo sostenía y miraba fijamente. Mi pene brillaba por la saliva que ella había dejado al rechupetearlo – me he dado cuenta cuando te ponías la crema, como se te ha puesto, me ha sorpendido mucho. Sabes, me hubiera gustado ponerte la crema yo misma. Y a ti, te hubiera gustado?

- Si, me habría encantado – le confesé

- Te imaginas como hubiera resbalado mi mano con crema por esta polla tan gorda que tienes? – decía ella

- Me hubiera dado mucho placer, seguro

- Pero entonces no hubieras querido que parase creo yo…y me hubieras pedido que siguiera y siguiera moviendo mi mano, del placer que te estaría dando… – su mano seguía apretando y moviéndose sobre mi miembro

- Seguramente…

- Y si yo hubiera estado de rodillas, te habrías corrido sobre mis pechos, y yo habría extendido tu semen sobre mi piel como si fuera crema solar – dijo esto y luego rió tímidamente como si hubiera confesado una fantasía que llevaba rato en su cabeza

- Hubiera sido muy morboso la verdad

- Hmmm…pues prométeme que lo haremos otro día, quiero usar tu leche de protección solar para mis tetas

Y sin decir nada más se volvió a introducir mi pene en su boca y comenzó una estupenda mamada. Mientras con una mano sujetaba mi pene por su base, su boca subía y bajaba lo largo del tronco, dándome un placer indescriptible. Se la notaba excitada y entusiasmada con aquella polla que había caído en sus manos, y en su boca. Fue aumentando la intensidad hasta un punto que pensé que me la iba a arrancar. Dolor y placer se mezclaban en mi miembro.

Entonces se incorporó y se puso sobre mí. Mientras su mano sujetaba mi pene y lo dirigía hacia su sexo, se fue sentando sobre mí. Noté como mi pene se clavaba en su interior y como se abría paso por dentro de su caliente y húmeda carne. Estaba tan mojada que entró sin hacer ningún esfuerzo. Hizo un par de subidas y bajadas para terminar de metérsela bien y luego se inclinó para dejar sus pechos a la altura de mi boca. De hecho uno de sus pezones chocó con mis labios, que ansiosos tras todo el día viéndolos, por fin podía chuparlos.

Me comenzó a cabalgar a buen ritmo, ayudada por una de mis manos que se situó en su espalda y la ayudaba a empujarla más y clavarse más en mi verga, mientras sus pechos bamboleantes pasaban por mi boca por turnos.

Me excitó muchísimo oírla gemir de aquella manera follando en su cuarto conmigo. Al rato se salió y se tumbo en la cama, levantando sus piernas y ofreciendo su sexo.

- Házmelo duro – me dijo

Me acoplé encima de ella, introduciendo mi pene lo más adentro que pude, sus piernas se posaban por encima de mis hombros y en esa postura me la pude follar a placer, comencé fuerte, pero le susurré si quería más aún y me contestó que sí, así que con un desenfreno apasionado la taladré fuerte y rápidamente todo el tiempo que pude.

Intenté aguantar, pero noté que mi orgasmo estaba cerca, y en ese momento ella se tensó, sus uñas se hundieron en mi carne y su sexo se puso muy caliente al tiempo que comenzaba a palpitar, entonces le avisé mi orgasmo, y sus gemidos se incrementaron, supongo que aquello alargó su orgasmo.

Con un gemido importante comencé a descargar en su interior, llenando todo su sexo de leche caliente. Ella se abrazó fuertemente mientras gemía y se abrazó fuertemente a mí, mientras todavía convulsionábamos ambos con los últimos embistes y el orgasmo. Fue tremendo.

Estuvimos unos meses liados Cristina y yo, viéndonos en su piso. Lo hicimos por todas las habitaciones de su casa, y cumplí la promesa de correrme en sus pechos mientras ella me masturbaba con crema solar en sus manos para luego ella aplicarse mi semen por sus pechos, de hecho le encantaba que me corriera sobre su cuerpo para luego extenderlo. Aquel fue un verano especialmente caliente.

La apuesta con mi suegra

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Cuando conocí a mi suegra, no me gustó para nada y no me refiero al físico, sino a su forma de ser, demasiado vulgar para mi gusto. De mal vestir, siempre fumando, con bromas en doble sentido todo el rato y malas palabras en toda su conversación, pero en fin, se dice que los parientes no se eligen. Debe haber tenido unos 38 años la primera vez que la vi, madre soltera, cuando en un romance de colegio conocí a su hija de mi misma edad 17 años, (hija única) , la que me invitó a su casa y me la presentó. Físicamente era la típica suegra, baja de estatura, algo gordita, bastante culona y tetona, pero fea.

Anduvimos muchos años con mi novia, separaciones de algunos meses, peleas, etc. pero siempre terminábamos juntos hasta que cumpliendo los 30años, nos fuimos a vivir juntos. Sin embargo, no alcanzamos a vivir ni un año solos, y nos tuvimos que ir a vivir con su madre.

La verdad nunca me complicó vivir ahí, ya que con el tiempo, aprendí a comprender, aceptar a esa mujer y porque no decirlo, hasta quererla. Mi suegra, madre soltera y completamente independiente, muy esforzada, nunca se metió en nuestros asuntos, solo se preocupaba de que aportáramos para la casa y de ahí, nada más. Cualquier pelea o discusión con su hija, ella se mantenía al margen. Tenía un puesto en la feria y hacia aseo en algunas casas, dándole lo justo para subsistir, por lo mismo, a ella también le favorecía que viviéramos con ella. Mi novia era enfermera, trabajaba en el hospital y yo administrativo en una empresa de electricidad, por lo que juntando los 3 sueldos, nos alcanzaba para vivir más o menos cómodos, sin grandes lujos, pero bien.

Una de las cosas que compartíamos con mi suegra, y que le cargaba a mi mujer, era el fanatismo por el fútbol, claro que de equipos rivales. Cuando jugaban nuestros equipos, nos preparábamos para el encuentro, bastantes cervezas, cenicero, ya que ambos fumábamos mucho y sentados uno al lado del otro, no nos perdíamos los partidos. Mi mujer odiaba el fútbol y si no estaba trabajando, salía a casa de alguna amiga, dejándonos solos, ya que no la tomábamos en cuenta y la casa se llenaba de gritos.

Una tarde, ambos solos en la casa, mirando un partido de nuestros respectivos equipos, mi mujer en su trabajo, mientras nosotros bebiendo cervezas y fumando, una cosa llevó a la otro y surgió una pequeña apuesta con mi suegra. El trato era que yo tendría que lavar los platos durante una semana, cosa que me cargaba, si mi equipo perdía, mientras que si ella perdía, tendría que asistir a misa con la camiseta de mi equipo. En un partido muy tenso, mi equipo término perdiendo 1 a cero. Mi suegra, se burlo de mí hasta que se cansó. Teniendo plena fe en mi equipo, aumente la apuesta diciendo que estaba seguro de mi triunfo y que si yo perdía, lavaría los platos por un mes. Ahora si ganaba, la apuesta sería que ella tendría que andar toda una semana con la camiseta de mi equipo. La apuesta quedó establecida y se nos vino encima el segundo tiempo. Mi equipo volvió con todo a la cancha y en menos de 10 minutos, consiguieron anotar un gol, el que celebre a todo grito y un baile burlesco delante de mi suegra. El partido continuó y nuevamente mi equipo logra llegar al arco rival, anotando el 2 a 1. Mi suegra se reía nerviosa, ya que veía perdida su apuesta. Trató de dejarla nula, pero no se la acepté, tristemente veía como el tiempo se acababa y que tendría que estar una semana con la camiseta de mi equipo, diciéndome que no podría ir a trabajar así, que dirían sus amigos etc, hasta que ya acorralada, viendo a su equipo perder sin opción, me dijo que no cumpliría su apuesta y en su particular estilo, me dijo que prefería correrme una paja antes de andar toda la semana con la camiseta.

Yo se que lo dijo como broma, sin embargo, continué con la broma, diciéndole que no era mi tipo, pero que gustoso le recibiría la paja. Ya estaba por terminar el partido y mi equipo convierte el tercer gol, dándome por ganador absoluto. Ya con el partido ganado, mi suegra se tapaba la cara y se reía nerviosa , diciéndome que no sería capaz de andar la semana con la camiseta puesta. Le dije que trato son tratos, y que por último tenía la otra alternativa. Echándome hacia atrás en el sofá, rascándome la verga sacándole burla a mi suegra, diciéndole que ahí la tenía o si ya le iba a buscar la camiseta.

Ya estaba todo dicho, mi suegra había perdido y trato de cambiarme la apuesta por mil cosas, a las que obviamente rechacé. A las finales me dijo que cumpliría, pensando que se refería a usar la camiseta, le dije que tenía una camiseta nueva para que se colocara y sorpresivamente me dice que esa no, que la otra apuesta. Me miró con tono desafiante, actuando, seguramente pensando que yo me echaría para atrás. Sin embargo, con todas las cervezas que tenía encima, igual que ella, en un segundo se me ocurrió que no sería mala idea y envalentonado con el alcohol, me eché hacia atrás del sillón, ofreciéndole que cumpliera su apuesta. Mi suegra se reía y pensando que yo estaba bromeando. Se presentó un breve tira y afloja, diciéndome desafiante que la sacara para cumplir su apuesta y yo que ella me la sacara, hasta que me dijo que yo era pura boca y que de seguro no me atrevería, por lo que la apuesta quedaba en nada.

No sé de donde saque el valor, quizás por la gran cantidad de cervezas que tenía en el cuerpo y como andaba con pantalones cortos, me lo corrí hacia un lado, dejando mi verga expuesta ante los ojos de mi suegra que abrió unos tremendos ojos y corrió la mirada al ver mi acción y me trató de degenerado. Ahora yo desafiándola, le dije que era ella la que era pura boca, que a mí me daba lo mismo cual de las apuestas quería pagar, pero que si o si tendría que hacerlo. En un ataque de risa de su parte, me dijo que era un depravado , que nunca pensó que yo lo haría y que ni loca cumpliría ninguna de las dos. Le dije que era pura boca, ( guardándome nuevamente mi verga) , mujer de poca palabra, típico de los de su equipo, etc, hasta que se sienta a mi lado y me dice que cumpliría su apuesta. Nuevamente la sacó, causándole risa, mirando hacia otro lado, pero estirando su mano, me la agarra, diciéndome que termináramos de una vez por toda la apuesta.

Me comenzó a correr una paja fuerte repitiéndome que era un degenerado, riéndose, mirando hacia otro lado, mientras yo no daba crédito a lo que estaba pasando, sentado en el sofá, con mi suegra corriéndome una paja. En un minuto mi verga había alcanzado un tamaño bastante apreciable y le decía a mi suegra que me retractaba de mis palabras, que era una mujer de palabra. Un minuto más y mi suegra, me la suelta, diciéndome que ya era suficiente, que había cumplido con su parte. Pero yo no me di por satisfecho, diciéndole que no era justo, que la otra apuesta era de una semana y esta apenas había durado dos minutos. Me dijo que más quería, insultándome, diciéndome que era un degenerado infiel y yo riéndome le dije que los tratos son tratos, y pensándolo un poco volvió a agarrármela, moviéndola con más fuerza aún. Le dije que la idea era que me hiciera disfrutar, a lo que ella me respondió que eso no era parte del tarto, y que si no pensaba en su hija. Le dije que sí, pero que era una apuesta entre los dos y que ahí quedaría todo. Que no le podía negar que jamás pensé que lo haría, pero que estando así, la verdad se sentía muy bien. Ella fue cambiando, se quedó más callada y comenzó a mirar lo que tenía en su mano.

- Eres un caliente de mierda, mira como se te está poniendo

- ¿ y que quiere suegrita? .. se siente rico su mano

- Ufff … quien me manda apostar

- Mmmm que rico suegra …

- Mira como se te colocó .. que terrible .. acaso no te atiende mi hija?

- Si, pero … no ,me viene mal una mano de ayuda

- Caliente de mierda ..

- Mmmm que rico …

- ¿de verdad estas disfrutando?

- Pero claro … era que no

- ¿Ya? …. ¿estamos listos?

- No … un ratito mas …

- Degenerado … no se te vaya a ocurrir acabar

- Tranquila suegrita , tengo aguante …

- Me imagino … ya cortémonosla , que yo también me estoy calentando

- ¿si? ..

- Y que quieres .. si no soy de fierro … y hace tanto que no tenia una en la mano

- Mmm ¿y por que no le da un besito suegrita?

- Ufff .. mierda, me encantaría , pero mi hija

- Vamos … dele un besito … si esto muere aca

- No se ..mmm lo esta pensando …

- Ohhh … no puedo … pero …

Sorpresivamente mi suegra no se aguantó más y agacho la cabeza, metiéndose toda mi verga en la boca. De ahí todo cambió, las cosas se habían salido de control, ambos estábamos caliente y mi suegra realmente comenzó a disfrutar lo que estaba haciéndome, dándome una chupada exquisita. Yo me comencé a quejar, pidiéndole más y mas, hasta que mi suegra, sin fingir más, se arrodilla en el piso y ya desesperada me da una chupada mucho más fuerte aun. Yo la tomé de la cabeza y la movía al compás de su mamada, hasta que me di cuenta que una de sus manos se había metido bajo el vestido y se estaba tocando.

Le dije que ya no me aguataba más y que me dejara metérsela. Mi suegra me dijo de inmediato que si, algo rápido para sacarse la calentura y parándose, rápidamente se quitó los calzones por debajo de su vestido. En unos cuantos segundos, tenía a mi suegra sentándose de frente sobre mí, agarrándome la verga y metiéndosela en su peluda concha.

No lo podía creer, mi suegra sentada sobre mí, bajando enterrándose mi verga hasta el fondo, para volver a subir y bajar, aumentando de inmediato sus movimientos , con sus tetas chocándome la cara, gimiendo como loca, mientras mis manos le agarraban por primera vez el tremendo culo que se gastaba, que subía y bajaba enterrándose toda mi virilidad.

Estábamos enfermos de calientes, y sin perder tiempo le subí la camiseta y le bajé los sostenes sacándole las tetas al aire y comencé a chupárselas con todas mis fuerzas. Mi suegra gemía y gemía, follando con su yerno y yo sintiendo como su concha estaba completamente mojada, deleitándome con sus grandes tetas. Intente convencerla de irnos a la pieza, pero no quiso, era demasiado caliente el momento, tampoco quizo cambair de posición , quería hacerlo rápido para evitar ser descubierta por su hija , pero de todas formas disfrutaba como loca , y no mas alla de 5 a 10 minutos nada mas, me aviso que estaba por correrse. En un movimiento, le pegamos un golpe a la mesa, botando la cerveza y el cenicero al piso, pero nada importaba. El orgasmo se venía, llenándose el cuarto de quejidos, hasta que mi suegra empieza como a convulsionar diciéndome que se corría.

- Ahhhhhhhhhh … voy acabar .. voy acabar .. ahhh que rico .. ah voy acabar .. ahhhh

- Ohhhhhhhhh suegra …… que caliente …. Aguantese un poquito para que duremos mas …

- Ahhhhhhhhhh ……..no … dale luego …. Ahhh .. no lo puedo creer…. . ahhhhhhhh … me vas a mandar cortada!!

- Un rato mas …

- No …. Ahora … ahora .. no me lo quietes .. ahora viene !!! .. ahhhh

- Dele suegra!! .. mójeme el pico!! … mójemelo …””

- Ahhhhhhhhh échame tus mocos¡! …. Échame tus mocos dentro de mi zorra ahhhh

- Ufffffffff … me va hacer acabar a mi también

- Ahhhhhhhhhh ya!!!…. ahora .. ahora … dámelos .. dámelos!!!! …. me corro!!! .. me corrooooooooooo ¡!!

- Tomá .. toma ..¡!!!!

- Ahhhhhhh me estoy corriendo .. estoy acabando ………… ahhhhhhh me estas mandando cortada .. ahhhgggg que rico ¡!

- Yo igual…….. tome mis mocos suegrita. ¡ tómelos todos! ………ahhhgggg

- Ahhhhhhhhhhhhh

Nuestros gritos se escucharon por toda la casa, mientras mi suegra me ahogaba con sus tetas apretándome la cabeza, dejando su culo completamente abajo, enterrándose toda mi verga , temblando de placer , casi llorando de gusto.

Había sido un monstruoso orgasmo, corto, pero muy caliente. Mi suegra se mantuvo un par de minutos con mi verga dentro suyo y luego se salió. Al hacerlo un chorro de semen escurría de su concha, manchando el piso y el sofá. Quedó a mi lado, nada sexy , con sus piernas gordas abiertas y toda su pelambrera al aire, toda roja peluda, con semen por todos lados , abierta si ninguna vergüenza , como para que se le enfriara el coño, recobrando el aliento con los ojos cerrados mientras yo echado en el sofá , con mi verga aun tiesa, tratando de asimilar lo que había pasado mirándole la concha a mi suegra.

- Que locura

- Ufff. … si … realmente una locura

- Hace años que no me corría así … ¡años!

- Estuvo muy bueno suegra … corto , pero bueno

- No puedo creer que hayamos hecho esto … cómo llegamos a esto …

- Tranquila suegra .. ya lo hecho , hecho esta …

- Si … ya está hecho .. qué le vamos a ser .. que terrible … ufff

- Estaba bueno suegra ¿eh?

- Ja ja .. caliente de mierda

- Ja ja yo? .. y ud?

- Otra caliente mas .. ja ja … bueno de mas esta decirte que de esto ni una palabra a nadie

- Como se le ocurre …

- No, pero a nadie a nadie .. me lo tienes que jurar …

- Tranquila suegra , esto mueres acá

- Eso sí, acá muere .. nunca más …

- Tan malo estuvo?

- No .. al contrario … muy bueno … por lo mismo , hasta acá no mas .. ya nada mas de apuestas .. nunca mas vuelvo a apostar.

- Ja ja , cámbiese de equipo mejor

- Ja ja

Ya recobrando un poco la cordura, ordenamos todo el desastre que habíamos armado. Ordenamos la mesa, aspiramos la alfombra llena de cenizas. Preferí salir a dar una vuelta y asumir lo que había hecho. La verdad la cacha con mi suegra había estado muy buena, y seguramente esa mujer tendría más sorpresas ocultas que tenía ganas de descubrir. A pesar del juramento que ella había hecho, yo no estaba dispuesto a dejar esto nuevo que había encontrado. Tener dos mujeres dentro del mismo techo, era ideal.

El Circo

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La historia antes de este relato:

Un día de tantos mientras escuchaba a Mono (una banda muy interesante entre lo interesante) en YouTube, me topé con un video de Hungry Ghosts que estaba en el panel derecho de la página. Yo no sé ustedes, pero para mí fué cuestión de impulso empezar a escribir en ese mismo instante.

Aquí el video en cuestión que ha sido el causante de todo esto.

Creo que está de más decir que me la pasé escuchándolo todo el tiempo mientras escribía…

El relato:

¿Te has preguntado hasta dónde puede llegar tu ambición?, ¿Has trazado tus verdaderos límites?, y qué hay sobre tu moral ¿sabes acaso hasta dónde puede ser flexible?

Imagínate un bosque; sí, un bosque. Con restos de cortezas pútridas sobre el suelo y la humedad del ambiente acalorando tus sentidos. Es oscuro, pero no frío; enorme, pero no vacío. Los árboles se ciernen sobre ti, alzando sus brazos como si intentasen atraparte. No hay fauna y la flora se ha encaprichado con el gris y el oliva.

Y en medio de todo estás tú, preguntándote que hace alguien tan común en un lugar como aquel. Avanzas unos cuantos pasos indeciso, los árboles empiezan a hastiar tu vista y el olor de la humedad te marea a ratos. Te sorprende ver en la lejanía un conjunto de luces borrosas, podría significar un signo de civilización pero se adueña de ti un miedo irracional y empiezas a caminar más rápido, después huyes, dudas, desconfías. Pero la luz es tan seductora que tus sentidos empiezan a bloquearse como si de magia se tratase y tus intentos por evitar el peligro se vuelven vanos e inútiles.

Entonces descubres que no son solo unas cuantas luces, sino un completo sistema de iluminación. Uno a uno los bombillos traman líneas que parecen imposibles de trazar sobre una estructura como aquella. Todos te parecen amarillos, todos te parecen blancos y lo cierto es que brillan con más intensidad a medida que te acercas. No hay cercas ni portones en el bosque. No hay señales ni letreros pero asumes que es una gran carpa lo que tienes adelante. Los focos son los que le han dado esa forma con sus trazos y líneas, porque aunque fuerzas mucho tu vista no logras distinguir el material del que está hecha la estructura si es que de una carpa se tratase.

Todo te parece tan surrealista y estás a punto de irte. Pero espera, enfocas un poco la vista y logras divisar que las singulares luces se agrupan en una esquina, dándole forma a una entrada.

Dudas de nuevo, temes, pero tu curiosidad te obliga al fin a entrometerte en donde nadie te ha llamado. Cruzas con cautela por la curiosa entrada y cuando tu segundo paso anuncia que todo tu cuerpo está adentro… todo se apaga.

Das un respingo e intentas volver, recuerdas que nunca hubo una carpa, sino solo focos que simulaban la forma de una. Corres durante unos cuantos momentos y el bosque se ha ido y ya no existe ni es nada de lo que recuerdas…

Te detienes, un haz de luz se ha proyectado en el piso detrás de ti. Regresas la mirada con temor y lo que ves te deja en el total desconcierto: en medio de la luz, que es de color rojo por cierto, te encuentras con un sombrero; es de copa y es negro.

Vuelves a correr, el terror se ha apoderado de ti y ya no quieres saber más de tan misterioso lugar. Pero la luz roja vuelve, y el sombrero también, justo enfrente de ti. Giras, te espantas, huyes, pero el sombrero te persigue a donde quiera que vayas; siempre interponiéndose en el camino de tu huida.

Gritas, te desesperas y el sombrero parece mofarse de tu desgracia. Te arrodillas y sollozas, te proteges el rostro con las manos, estás agobiado como un cervatillo que cansado se resigna a ser cazado. Pero no te das cuentas de que la luz que acompaña al sombrero ha cambiado. Ya no es roja, sino blanca y dorada como todas las demás que te trajeron hasta aquí.

Levantas la cabeza y el corazón se detiene por un momento, el sombrero está a escasos centímetros de tu rostro. Te está diciendo algo que has tardado mucho en comprender…

Lo decides por fin, lo tomas con delicadeza y apartando tus últimas dudas… te lo pones.

La llave está en el cerrojo, la verdadera puerta está a punto de abrirse. Tú no lo sabes, pero a partir de ese momento tu voluntad deja de ser tuya.

En la penumbra otra luz se enciende, esta vez es verde y desde arriba forma un círculo en el suelo. Al principio no lo distingues bien pero mientras te acercas puedes ver que la figura de un hombre de edad madura se baña en el verdor luminoso.

Este hombre también tiene un sombrero, pero esto es lo único que trae puesto. Está acostado boca arriba y sus brazos, junto a sus codos, sostienen el peso de su torso. Te mira y en medio de la luz verde aprecias sus rasgos faciales, la simetría de su rostro te abruma, la perfección en los detalles logra que no puedas dejar de mirar; sus ojos te traspasan y en cierta forma la barba en su corte perfecto te invita a tocarla… o a manosearla como te indica la libido.

Y estás a punto de intentarlo al contemplar como los músculos de su pecho y abdomen sobresalen en medio del fulgor. Sabes que es la imagen que siempre has deseado y tu voluntad empieza a dar sus primeros traspiés, no hay mucho que te haga sentir inseguro y te acercas más para cumplir con el deseo que empieza a crecer desde el fondo de tus sentidos.

Tocarlo, manosearlo… quieres tener cerca sus carnes para masajearlas con las tuyas. Y lo hubieses logrado de no ser por otro hombre que sale de las sombras y se acerca a tu objetivo.

Es más joven y no menos más guapo. Sus ojos te ven con desprecio y fulminándote con la mirada posa su mano sobre el miembro flácido de tu primer acompañante. La desnudez del intruso no te impresiona mucho, su cuerpo delgado no combina con el otro que ni se inmuta por la caricia.

El intruso lo intenta de nuevo, y esta vez masajea con furor el miembro de su compañero. Lo que obtiene no puede decepcionarlo: un falo en toda su magnitud hace que sus ojos brillen del deseo. No duda nunca, lo toma entre sus manos y le posa la lengua sobre el glande. Los testículos se balancean peludos y no olvidados se dejan acariciar por una mano que parece experta en estos menesteres. El barbudo sigue como estatua, ignorante y ajeno a las reacciones de su propio cuerpo.

Pero al final ambos se miran, y tú, aunque con decepción, admites que la escena no te incomoda en lo absoluto. El delgado dirige su lengua hacia la base y allí empieza a darle pequeños lengüetazos a los testículos de su amante. Logra que vibren, su lengua se obsesiona rápidamente y en un momento se encuentra metiéndoselos uno a uno en la boca. Succionando, lamiendo, dejando un brillo al liberarlos y chupando de nuevo la saliva que les deja al recogerlos.

Sube su lengua con parsimonia y de una sola lamida llega al glande de nuevo. Se detiene y sus ojos sonríen al mirar un líquido viscoso y transparente emanar desde la punta. No lo lame, en su lugar juega con él entre sus dedos y con los mismos se lo lleva hacia su propio culo.

Continúa, sus labios se abren para dar paso a su nuevo juguete. Sus dedos atraviesan sus esfínteres sin dolor alguno. A ratos se los lleva a la boca y a ratos se vuelve a follar con ellos. Su boca ya no atina como seguir y frenética se abandona en el movimiento rítmico marcado por él. Su pecho se agita y el color empieza a adueñarse de su faz. Se levanta con determinación y de un solo movimiento se coloca encima del barbudo. Se sienta de golpe y grita, grita con todo el furor que le es posible. Su cadera choca contra los muslos de su compañero y sus nalgas rebotan por el alocado movimiento.

Intenta mover todo su cuerpo al compás de la cogida, y su cadera parece romperse mientras quiebra la espalda. Atontado por la lujuria mira hacia el cielo y sus uñas rasguñan todo lo que encuentran.

Se apoya en el pecho del maduro y mueve con frenesí sus nalgas, intentando llenarse por completo, intentando que el falo hinchado lo traspase si es posible. No hay dificultad en sus movimientos, sus esfínteres están completamente dilatados y parecen pedir más cuando la polla abandona su insaciable agujero.

Cuando el placer es sólo de uno no dura mucho tiempo, así pues el más joven continuó de sa manera durante un par de minutos más.

Se impulsa en un último movimiento y arqueando la espalda libera un gran chorro de semen. El líquido espeso baja, después de impactar, por los pectorales del que tiene sombrero y así, sin más, la luz verde se desvanece de a poco en la oscuridad de donde nació.

Cosa rara, has visto la delgada figura retorcerse de placer, mientras que al dueño de tu primera impresión apenas lo has visto moverse. De todas formas, lo que tú no sabes, es que acabas de presenciar como El Trapecista utilizó la polla de El Domador de leones para follarse y tú ni siquiera pudiste tocarte para compartir un poco la pasión que le embargaba. Has estado muy ocupado en procesar todas las escenas como para pensar en masturbarte. Ahora tienes una erección que difícilmente se calmará.

Pero un pequeño sonido empieza a matar el silencio que te rodea de nuevo. Es un chasquido de dedos, de hecho son varios, muchos; aumentan su volumen, como si algo se acercara. Los tímpanos empiezan a doler y justo cuando estas a punto de taparte los oídos otra luz se enciende en el mismo lugar en el que se encendió la anterior.

Es azul, pero no está sola, puedes apreciar que alguien se encuentra atado, pero de forma un tanto… curiosa. Tiene las manos sujetadas por la espalda, amarradas con una especie de cadena. Está hincado pero te acercas un poco y puedes ver que empieza a doblar la espalda hacia atrás más de lo que hubieses podido imaginar capaz a una persona. Y es allí donde te das cuenta de la enorme cinta elástica que lleva en el cuello y conecta al mismo con las piernas, creando la falsa ilusión de llevar ropa interior.

Su cabeza toca el suelo por fin y te fijas en su polla. Está hinchada, roja por toda la sangre apretada que lleva. El cuerpo tiembla, suda, su excitación es obvia pero parece querer más, porque impulsándose con los pies busca imitar desesperadamente aquel movimiento tan característico de una cogida. Sube y baja las caderas en un afán inútil de que algo lo atraviese. Intenta gemir, pero tiene una mordaza que ahoga sus sollozos.

Una mano ajena aparece de entre las sombras y pronto la mitad de un cuerpo robusto se asoma en escena. Los ojos del recién aparecido te miran como si tuviesen hambre y sus movimientos felinos se acercan al cuerpo convulso, atado y extasiado.

El carmesí gobierna sus labios; el púrpura sus ojos. Sus cejas son cortas y las pestañas perfectas. Todo lo demás es blanco, como si no tuviera emociones a pesar de llevar tanto color en el rostro.

Sus brazos fuertes soban los muslos del que está atado. Sus palmas bailan sobre la piel de sus piernas y arrancan pequeños espasmos de placer a su presa. Acerca su rostro al falo hinchado y se detiene allí, olisqueando su sexo, observándolo palpitar como si tuviera vida propia.

Al fin abre su boca y con la punta de la lengua se atreve a pasearla por el glande. Escuchas un grito ahogado, la sensibilidad del prisionero está al límite. Y esto le divierte al maquillado, pues no evita una sola sonrisa lasciva.

No le importa nada, toma un par de dedos y jugando un poco con el agujero de su amante los entierra hasta el fondo, moviendo a todo el cuerpo consigo, intentando volver loco al que no puede hablar y obteniendo a cambio más hinchazón en el miembro que está siendo devorado.

El seducido no puede más y de su falo brota un manantial de líquido espeso y blancuzco. El cuarto se llena al instante del olor penetrante de su corrida y el olfato te envicia más; quieres tocar, quieres probar, quieres unirte al frenesí.

El seductor te sonríe y es entonces que la luz se apaga de nuevo.

Ni siquiera sospechas que El Payaso haya jugado con El Contorsionista hasta hacerlo correrse.

Esperas de nuevo hasta que alguna luz se encienda de nuevo. No sabes ni recuerdas que haces allí exactamente y ahora solo quieres ver más. Quieres llegar al fondo de todo esto.

Pero te sorprendes al ver que la siguiente luz que se enciende está sobre tu cabeza. Sí, puedes ver tus manos iluminarse con un intenso rojo.

Y el espectáculo comienza…

Primero aparece en el piso un par de brazos, son fuertes y un tanto peludos. La mitad del cuerpo aparece y te das cuenta de que es El Domador. Y esta vez sus ojos recuperan la vida. Es como un engendro que te mira como a un salvador. Su boca no puede decirte nada pero sus pupilas si. Te piden a gritos que lo liberes de la angustia. Se levanta y empieza a tocarte con desesperación, sus manos recorren todo rincón con una maestría que asusta. No recuerdas el haberte desnudado pero ahora ya estás desnudo. Él se acerca más a ti y empieza a acariciarte con prisa. Tiene hambre, te das cuenta de que necesita alimentarse de algo nuevo. Es por eso que se ha mostrado tan indiferente ante las caricias del trapecista.

Una mano dirige tu rostro hacia el de él y te roba el aliento con un beso lleno de frustración y desahogo. Su otra mano se hunde en tu raja y empieza a adentrarse peligrosamente hasta perderse entre tus carnes. Sientes el calor ¿verdad?, arde como si el mismísimo aire pudiera evaporarse a su alrededor. Te quema el contacto con su piel pero esto solo logra ponerte a mil y en un segundo estás deseando fundirte con él.

Huele a semen y a transpiración. Su barba te pica, la capa de sudor que lleva hace que sus movimientos sean cada vez más agiles y en tu mente cada vez existen menos cosas reales. Él muerde tu cuello, tu agarras sus nalgas. Él gime, tu gritas…

Pero no quiere más preámbulos. Los besos le son insuficientes y las caricias dejan de llenarle. Necesita estar dentro de ti para sentirse completo, lo desea con furor. Eres carne fresca después de todo y el está tan hambriento como un perro.

Te toma con fuerza por los brazos y casi que te obliga a acostarte. Tu sombrero vuela junto al de él. Tu cuerpo tiembla al presentir lo que va a pasar pero no quieres que se detenga. Al fin el muestra una pequeña sonrisa y tú se la devuelves junto con la confianza de que te hará pasar un buen rato.

Y vaya que te la pasas de maravilla, pues parece aguantarse toda la sed que te trae solo para poder acoplarse a ti. Primero avanza un poco y logra vencer el esfínter más fácil, luego más y cuando intentas gritar del dolor porque está totalmente adentro se inclina un poco y te besa, arrebatándote la saliva, robándote el aliento, quitándote el alma.

Te abraza como intentando memorizar un momento que sabe nunca se repetirá. Porque justo en ese instante aparece otra figura conocida. Es el trapecista que esta vez te mira complacido. Esta vez parece no importarle El Domador. Se acerca hacia ti hábilmente, medio saltando con todas las extremidades en el piso. Te roba un pequeño beso y se sube encima de ti.

Recuerdas esto, rememoras perfectamente la manera en la que se hundió la polla de El Domador sin ninguna contemplación. Hace lo mismo con la tuya, sientes que él sangra, tienes miedo de dañarlo pero a él no le importa nada. Esto se ha convertido en una fiesta totalmente desquiciada.

El barbudo empieza a moverse, tomándote de los muslos y levantando tus piernas. El otro mueve sus caderas bailando, a veces jugando con subir y bajar y a veces sollozando cuando mueve su trasero hacia los lados.

La sangre de El Trapecista empieza a recorrer hasta tu propio agujero y se confunde mientras el musculoso te penetra sin compasión. Te agarras la cabeza mientras este par no te permite concentrarte en una sola forma de placer.

Pero no ha terminado. El Contorsionista entra gateando y mira a los otros dos con un pequeño atisbo de satisfacción. Se acerca a tu rostro para saludare con un beso y de inmediato te coloca su miembro en la boca. Recuerdas lo hinchado que se veía minutos antes, no parece haberle afectado la corrida que tuvo hace poco. Y eso que aún puedes notar el sabor a semen en su glande. El olor te vicia, el placer es ahora tu único motor. Baboseas la polla que tienes en tu boca y El Contorsionista, ahora desatado, empieza a follarte la boca como puede, a veces hundiendo su falo hasta el fondo de tu garganta para provocarte arcadas y a veces paseándola por tus labios, dejando un pequeño camino marcado de saliva y presemen.

El barbudo te suelta las piernas y entonces ya no pareces importarle mucho, pues toma con sus manos el cabello de El Trapecista y lo jala, girando su cabeza y acercando sus rostros, besándolo con furor mientras entierra todo su carajo en tu hambriento agujero. Ambos se muerden y el delgado parece aficionarse con la sangre, pues se acuesta sobre tu pecho y te regala un beso con los labios rojos e hinchados. El otro sigue en su faena y con toda la fuerza que tiene intenta introducir hasta el último centímetro de su ser en tu anatomía. Te sientes lleno, completo, satisfecho y a ratos parece que vas a explotar del gusto.

Intentas acallar tus gritos chupando y lamiendo el pilar de carne que tienes frente a tu rostro. Pero procesar todo al mismo tiempo se te hace muy difícil pues empiezas a notar como El Trapecista se mueve con más ímpetu, tal vez por los besos del fortachón. Y, sobre tu vientre, parece que intentara romperte los huesos con el salvaje vaivén que intenta mantener a toda costa.

El último sujeto entra en el plato. El Payaso no se anda por las ramas y apenas se presenta con el debido beso busca desesperadamente tu mano para llevársela directamente hacia sus carnudas nalgas. Entiendes lo que quiere hacer e intentas (con los pocos resquicios de razón que te quedan) dilatarlo con todos los dedos que tengas libres. Pero tus fuerzas te fallan y él te ayuda, une un par de sus propios dedos con los tuyos y juntos empiezan a comerse con las manos el exquisito agujero del maquillado. Él ruge, tú sollozas y en este punto todos sudan ríos de completo éxtasis.

La polla de El Domador crece un poco más entre tus húmedas nalgas. Toma de nuevo tus pies y los aprieta con fuerza, intentando aferrarse a algo. Brama con vehemencia anunciando la inminente corrida.

Los gritos de El Trapecista se intensifican a medida que el barbudo le aprieta los pezones con verdadera crueldad, su verga salta hinchada sobre tus abdominales. Ruega más, pide con locura que entres hasta el fondo. Y lo intentas con lo que te queda de fuerza, arrancándole gritos ahogados.

El Contorsionista se inclina todo lo que puede. Enterrando todo su ser en tu boca y acercando su rostro al de El Payaso, besándolo con total lujuria mientras éste intenta saltar sobre tus dedos, obligándolos a adentrase todo lo que puedan en su insaciable culo.

Y entonces todas las luces se apagan de nuevo, todos empiezan a desaparecer. Uno por uno se esfuman en el aire como simples ilusiones de sueños utópicos y surrealistas.

El telón cae y todo empieza a ir en retrospectiva. En tu mente aparecen varias imágenes. Ves a El Payaso emitir una macabra carcajada. El Contorsionista te mira incrédulo con la cara entre los pies. El Trapecista baja por una cuerda colgada en algún lugar imaginario y te saluda con pose elegante. Y, por último, El Domador te mira cruzado de brazos, erguido y expectante.

Y la utopía que has vivido desaparece. En un instante tu ropa vuelve, tu excitación se va y ya no hay luces, ni escenarios, cuerpos hedonistas o personajes quiméricos. Todo se ha desvanecido y ahora te encuentras frente al sombrero que ha empezado todo esto.

Pero esta vez tienes la facultad de elegir, has visto todo lo que pasará si te lo pones. Pero una moneda tiene dos caras. Y recuerdas haber visto el vacío en los ojos del barbudo. Estás seguro que algún día el también eligió, todos alguna vez hicieron su decisión. Nunca saldrás de allí una vez entres de nuevo, es la única regla que parece existir en aquel mundo irreal.

Ahora la pregunta final es: ¿Te animas a entrar?

La historia después de este relato:

Sé que anuncié la publicación (mediante Facebook para los que amablemente lo han visitado ^^) de otros títulos para mi próxima aparición. Pero no pude dejar pasar esta oportunidad y me he dejado llevar (como siempre) por hacer las cosas que me gustan. Espero que lo hayan disfrutado y sobre todo MUCHAS GRACIAS POR LEERME ^^)/

Una familia sofisticada

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Mi nombre es Verónica, hace tiempo que llegue a las afueras de la ciudad, junto con mi dadi, y mi mami Larissa; yo acabo de cumplir los 18 años hace una semana, y aunque casi no tengo amigos mi dadi se las arreglo, para organizarme una fiesta muy privada, solo, entre amigos de la empresa en la que trabaja, y me dejo invitar a algunos compañeros del cole en el que asisto.

Puedo decir que en mi casa mi conducta es intachable, aunque admito que todos los domingos me pongo mis bikinis favoritos y me voy a la playa a mostrar mi piel y mi bien torneado cuerpo mis medidas son 96-59-99, soy muy blanca y soy rubia natural; siento la mirada de los hombres desnudándome en la playa y mi pucha se moja de lo lindo; siempre saco muy buenas calificaciones en el cole, y yo casi nunca digo mentiras ji, ji; pues aunque de por si mi padre casi siempre está ausente, por su trabajo; por cierto es arquitecto en la construcción del nuevo tren subterráneo de la ciudad, es muy humilde y amistoso, saluda a casi toda la gente; aunque siempre nos deja muy claro cuáles son sus reglas, todavía recuerdo la última vez que me agarro a cinturonazos en las pompas por haber sacado un siete en lugar de un diez; quise escapar, pero no pude; y cerca de media hora estuve siendo nalgueada sin parar, hasta que mi mami intervino, el muy canijo me dejo todas las nalgas marcadas, ardiendo como tomates.

Mi dadi es un hombre ejemplar y nunca me falla, aunque a veces mi dadi llega a deshoras de la madrugada, muy borracho a mi casa y nos despierta a mi mami y a mí; el muy cabrón entra a mi cuarto sin la mas mínima contemplación y me hace su gata particular, el sabe que cuando llego a mi casa después del cole me gusta tumbarme cerca de la alberca o en mi recamara a ver películas porno, y a veces me gusta exhibirme en la web cam con desconocidos, es algo que me pone a mil; por otra parte el es todo un león en las faenas de complacer mujeres y cada vez que me folla me deja tiritando de placer.

Sin la más mínima delicadeza, mi dadi me desnuda con sus manotas callosas de forma brusca, sintiendo su mirada lujuriosa sobre mis carnes tiernas y rosadas; me tumba la cabeza boca abajo, entre mis sabanas, con las manitas bien aferradas en mi cama y el cabrón ese, comienza a masturbarse la polla entre mis nalgas; blanquísimas, de princesita, de porcelana.

A veces no puedo resistirlo y me vengo antes de que siquiera me penetre, tan solo con sus caricias que solo un papi puede prodigarle a su cría, creo que en ese aspecto soy muy anticuada y necesito de sus besos cotidianos, para sentirme realizada, después de todo, el tiempo parece no alcanzar para estar más tiempo juntos, y es que una noche con el no la cambio por nada, ese hombre es mío y el sabe que me desvivo por el, no se le acerquen lagartonas, o les echo a mis perritas; ji, ji.

A mi dadi, le encantan los fetiches, incluso en una ocasión me compro una corona de diamantes falsos, pero que brillaba mucho, me puso encuerada con tan solo un brasiere y bikini, con medias nalgas de fuera, y sin miramientos me puso en cuatro patitas en mi propia cama y rompiendo mi bikini, me penetro duro por el ano de forma magistral; esa noche termine llorando de placer, entre berridos y pataleos, como una niña mal criada.

Por más que le gritaba que parara, el solo se reía y se carcajeaba mientras me destruía el ano sin piedad, con el perdí la virginidad anal, cada noche desde esa ocasión pasa por lo menos una vez a mi cuarto a forjarme como su perra, incluso una vez tuve la idea de llenarme el cuerpo con un montón de rebanadas de jamón, para que él fuera saboreando una por una.

A veces escucho como se coge a la puta de mi mami, y las nalgadas que le propina, fuertísimas, sin contemplaciones, mientras ella grita como loca mientras la clavan entre ese par de preciosas nalgas blancas, que me heredo, a veces nerviosa me dirijo al tocador y retoco mi maquillaje durante horas, mientras escucho música latina, muy sexy; al tiempo que los gemiditos de mi mami inundan de placer excelso toda mi casa, para deleite de mis oídos; no puedo negar que yo soy adicta a masturbarme cada vez que los escucho follar y follar sin parar, incluso escucho como suenan las nalgas de mi mami bambolearse en el torso peludo de mi dadi.

A veces se enoja y como loco comienza a golpear a mi mami, que pega de gritos; y ella solo berrea y al otro día la veo llena de moretones, a veces siento envidia, y quisiera ser yo la esposa de mi dadi.

Casi todas las noches, pero sobre todo los viernes; puedo escuchar con claridad como gime la putísima de mi mami a cada penetración de mi dadi, la oigo decir palabras como:

Despacito papi, despacito, al mismo tiempo que sigue gimiendo y mi dadi no le hace ningún caso, al contrario, tal parece que al sicario sexual de mi hombre, y de la verga de mi papi parece, que sus gemiditos y sollozos de vieja ardiente, lo excitan aun mas, por lo menos toda la noche tengo que estarla escuchando berrear como cochinita en matadero.

Mi Dadi es tan Cabron que todavía los fines de semana se da tiempo de cogerme a mí también, inevitablemente casi siempre terminamos bañados en sudor, abrazados; mientras el disfruta mi lengua adolescente; él me dice cuando termina de mancillar mi ano que ese es mi premio por estar tan culona.

El día de mi cumpleaños llego, y como el precioso de mi cabroncito progenitor es un codicioso hermoso; invito a su jefecito para solicitarle un asenso; el cabrón nos tenía preparada una excitante sorpresa, quería que mi mami y yo bajáramos las escaleras de nuestras habitaciones casi encueraditas, en lencería, y después de darnos una extraña sustancia revuelta con vino logro convencernos, nunca hubiera imaginado acabar de su gata, todas adormecidas, nos desnudamos y proseguimos a vestirnos de todas unas zorras; mi dadi, ya estaba algo borracho y tuve que decirle que se concentrara en quedar excelente con su jefe; ya que a mí también me urgía un aumento de mesada ji ji; dicho y hecho; manos a la obra, nos pusimos la mejor lencería que mi dadi nos regalo la navidad pasada; mi mami vestía un neglille negro, con micro tanga en forma de corazoncito, y zapatillas de plataforma, como toda una teibolera barata; yo me puse solamente una gargantilla de plata que simulaba un collar de mascota, parecía yo una perrita consentida, un baby doll blanco casi sin cubrir mis nalgotas blancas; en las pompis, un bikini blanco delgadito de likra, con las nalgas casi de fuera; y un arreglo floral en una de mis muñecas, mis senos se transparentaban por debajo de la tela casi transparente de la diminuta prenda de encajes de rosas y se levantaban ofrecidas al más pendenciero y mas macho de los presentes, también me puse unas zapatillas de plataforma pero con tiritas casi hasta las rodillas, que se amarraban con moñitos muy coquetos, las dos nos maquillamos muy cargadas en tonos difuminados, parecíamos un par de putas baratas, arriba las dos nos pusimos un tocadito en forma de corona y agarraditas de las manos, nos bajamos por las escaleras a la vez que veíamos como un enanito al parecer contratado por mi dadi armaba un pastel blanco cubierto con espuma comestible.

Solamente estaban mi dadi y Don Francisco su jefe,

-¿Y los demás? Pregunte nerviosa como presintiendo la pitiza lastimosa que iban a darle a mis nalgas tan pretendidas por mis amigos del cole.

-Están preparando tu regarrote amor, solo puedo adelantarte que les van a dejar las caritas de quinceañeras, no sabes qué bonita vas a quedar mi Reyna.

De inmediato el cabrón de Don Francisco me tiro de un jalón al piso y sin más contemplaciones arranca mi vestidito ridículo y comienza a darnos, pequeñas cachetadas a las dos;

-Mira nomas que pedazos de mujeres tienes cabrón, las tienes bien escondiditas, ¿cierto? de seguro te cojes a tu propia cerdita y a tu mujer, si serás cabrón, te voy a ascender si me dejas venirme a coger a este parcito de sirvientas sexuales, yo siempre me cojo a las esposas de mis empleados sábetelo de una vez; además mi nena apenas cumplió los 18 años igual que esta potrilla y le pongo de condición que me de las nalgas a cambio de comprarle sus madrecitas de celulares y sus caprichos, claro que su mama no lo sabe, y me la cojo casi a diario, y no es por presumir pero yo le estrene el ano, y la enseñe a mamar como toda una golfa.

-Cada vez que mando a su mami de compras a la plaza comercial la pongo a tragar leche directo de mi polla, después le pongo una pastillita en una copa sin que ella sepa; así la hago adicta a mi verga.

-Ella cree que mi verga la pone contenta, ji, ji.

-Entonces ¿Acepta que me venga a coger a tus mujeres cuando yo quiera?

-Claro que si jefecito siempre y cuando nos entendamos.

-No está de más decirte que esta noche vamos a divertirnos tú y yo.

No pude evitar la tentación y mientras ellos dos hablaban le saque un fajo de billetes a Don Francisco de su cartera y los escondí debajo del sofá.

-Ponte en cuatro mija me ordeno molesto Don Francisco, a la vez que acariciaba mi bikini con sus manos y abrazaba ardientemente mis nalgas, rompiendo de un tirón mi bikini, mi nalgatorio blanco como la leche quedaba expuesto, brillando de juventud, ante la mirada lujuriosa del ya desalmado y vejo hombre de negocios.

Yo antiguamente pensaba que su jefe era diferente, pero ahora vi que es un Cabron como los demás hombres que conozco, yo quiero que pruebes tu pastel mija, dijo a la vez que abriéndose la bragueta metía su enorme polla al pastel y cubierta de merengue me indicaba mamársela, yo ansiosa me puse de rodillas y comencé a mamar su polla de más de cincuentaitantos años.

-Ahora ponte en cuatro puta dijo, al mismo tiempo que me daba una nalgada fuerte que cimbro mi nalgatorio, y pegue un gritito; y veía como mi dadi Alejandro, iniciaba a magrear por detrás a mi mami Larissa, fajándola bien y acariciándole sus nalgas de 34 años.

De inmediato me puse en cuatro patas en la alfombra, obediente levantado mi grupa lo mas que pude.

-Para más el culo mija, yo quiero observarte mejor ese potentado y altivo de culo que te cargas, pareces una cerdita mija, tus carnes tan rosadas, del tipo delicatesen, una cerda; ji, ji.

Flexionando mis nalgas al máximo, acomode mi cabeza en la alfombra, y le ofrecí mi ano y mi vagina, expuestos al jefe de mi dadi, mientras observaba a mi mami en posición de patitas al hombro siendo cogida por mi papi Alejandro.

Don Francisco se decanto por hacerme la cola, primero; y encañono con gran tino, mi ano con su potente falo, sentía su glande gordo y maduro entre las nalgas al tiempo que me decía al oído:

-La verga que tienes en el culo ha hecho 3 hijos de más de treinta años que te doblan la edad, y 2 nietos más grandes que tu puta.

-Quiero que recuerdes eso a cada embestida que te dé.

-Si papi

-Así me gusta pinche zorrita, ano de 18 vs verga de 56 ¿Quién ganara?

Yde inmediato su verga abrió mi delicado ano como una rosa siendo violada, provocando que gimiera de forma lastimera.

Yo por instinto pare aun mas mis pompis, y sus palabras lograron que me mojara todita; al tiempo que el viejo lamia mi oreja; y ardientemente acariciando mis nalgas me dejo ir lentamente su madero viejo pero fuerte y varonil entre mis entrañas de mujer que habían puesto en cuatro patas.

El canijo me tomo de los cabellos y me empezó a montar cual burra o mula de carga, pues me echaba todo el peso encima de la montura de carne que cabalgaba, y su miembro era muy largo, mucho más que los de mi novios anteriores, sentía que me quemaba por dentro.

Mi piel tersa y delicada era la delicia de un anciano de más de cincuenta años, mi carne todavía con las estrías por la recién conversión en toda una mujer, y el cambio por el ensanchamiento de mis nalgas, y el agrandamiento de mis tetas coronadas de pezones anchos y rosaditos.

Mis nalgas pretenciosas se bamboleaban de un lado a otro vibrando con las acometidas del Cabron de Don Francisco, que me bombeaba cada vez más rápido, y avanzaba colonizando mis intestinos lento pero con decisión, provocándome gemidos cada vez mas lujuriosos y escandalosos, mi carita se contorsionaba en un rictus de placer combinado con dolor a cada envión, el canijo sí que sabia tratar a las mujeres, el Jefe de mi dadi con una mano agarraba mi cintura con fuerza y con la otra se alternaba entre mis tetas y mi pucha absolutamente depiladita, no como el tonto de mi primer novio, que nunca sirvió para nada, yo me retorcía como una invertebrada loca de placer en total frenesí, levantando mis posaderas cada vez mas; al máximo mostrándole mis partes más íntimas al viejo mientras él se dedicaba a usar mis nalgas, a palmotearlas varonilmente mostrándome quien mandaba en la relación, por primera vez me hacían sentir mujer y fue a mis 18 años; domándome cual gata ronroneando, mis gemiditos, y mis grititos de adolescente putísima, abarcaron todo el lugar, mientras mi mami ya estaba en cuatro patas gimiendo como loca acompañándome en una sinfonía de berridos de zorras de lujo.

Nuestros ilustres caballeros nos estuvieron empalando cuales hembras regias, durante más de dos horas y media, la nalgona de mi madre gozaba de lo lindo delante de mí en cuatro patas sin ningún tipo de pudor, incluso nos mirábamos a los ojos compartiendo el placer que nos prodigaban nuestros machos, durante ese tiempo me vine como loca en varias ocasiones, llenando de flujos vaginales el mástil de Don Francisco que seguía cogiéndome sin cansarse, poniéndome en diferentes posturitas; la más humillante fue cuando me puso de patitas al hombro, pues veía mis zapatillas de plataforma con absoluta delicadeza, inertes; bamboleándose en el aire, sujetas a la voluntad del macho que me poseía, y que aprovechaba para darme fuertes cachetadas en mis mejillas, provocándome un orgasmo tras otro.

Hasta que nos mandaron a besarnos entre nosotras, y al Cabrón de Don Francisco se le ocurrió que le mamara la pucha a mi mami que por cierto ella no se depilaba su pucha y pude sentir sus pelos púbicos sudados en mi boca llenos de semen de mi dadi y de sus propios flujos sobre mi cara perfectamente maquillada; incluso me obligo Don Francisco a meterle un dedo a mi mami por la vagina y acercar mi cara a su pucha, mientras ambos me decían:

-Por ahí saliste zorrita, puedes volver a entrar je, je, je

-Mi mami Larissa se contorsionaba de placer mientras yo le daba dedo en la vagina por la que yo había salido hace exactamente 18 años, y sentía mi lengua y mi respiración recorrer su pucha y su ano.

Me mandaron a que con la lengua lamiera a conciencia su ano, y lo dejara reluciente

-¡Que brille puta!

Eso nunca lo había hecho; ella también me lamio mi pucha completamente depilada y relamió mi ano rosadito como si la vida se le fuera en ello; luego nos pusieron en cuatro patas una sobre la otra, y el Cabrón del jefe de mi dadi se dio gusto de lo lindo metiendo su polla en nuestras vaginas y culos de forma alternada, casi podría jurar que el Cabrón se vino dentro de mi vagina pues sentí su semilla caliente en mi vientre, y escuche que le dijo a mi dadi:

-Si es necesario me dices para que nos encarguemos, no me encantaría ver a una jovencita preñada de mí; Cabrón, pero…permíteme pensarlo.

Finalmente a gritos nos mandaron aarrodillarnos con la lengua de fuera y las manos en la espalda como esposadas de las muñecas, nuestros cuerpos sudorosos se juntaron para recibir la leche de nuestros dos hombres, y un solo instante después de besarles y mamarles la verga con la boca, un buen rato y mamarles los guevos, nos escupieron en la lengua dándonos de cachetadas a ambas, acto seguido se masturbaron delante de nosotras y finalmente sus cabezas abultadas explotaron de leche, eyaculando sobre nuestros rostros ya con el maquillaje corrido, cubriendo nuestras caritas de abundante leche espesa y con un sabor agridulce pero muy rico.

-Ahí tienen pinches viejas una mascarilla de primera, je, je, je.

Don Francisco me incitaba a mantener abierta la boca, así que casi tuve que tragar todo su semen

-Lame a Larissa, tu madre Verónica; yo quiero verla limpia, lámele sus tetas, su cara, todo con la lengua, de reojo pude ver que el enanito que había llevado el pastel estaba grabando todo con una cámara de video

-Ahora si chicos dijo mi dadi; pasen a dejar su semilla, y apareció el inútil de mi novio acompañado de su banda de amigotes.

-Hola preciosas, las hemos estado observando y nos masturbamos todos mis amigos y yo, y llenamos esta jarra con casi un litro de semen fresco.

-¿Lo quieren?

-Ay si papi, musite con los ojos vidriosos, mientras mi mami me apoyaba al unisonó,

-Primero se lo tienen que ganar putas.

-Así es dijo mi dadi, y nos llevaron a gatas a las regaderas, jalándonos de los pelos, no podía creer lo que a continuación pasaría, eso nunca me lo habían hecho.

-Abran la boca putas, dijo mi dadi y su jefe y los demás hombres fuertotes se abrieron las cremalleras y sacando sus lindas pollas comenzaron a llenarnos de orines las caras.

-Tráguenselo todito putas, vamos, abran la boca no desperdicien el néctar de los orines,

- Y sin poder evitarlo, mi mami y yo nos tragamos parte de sus orines de todos esos hombres, yo no podía creerlo, eso nunca me lo habían hecho; al mismo tiempo que entre todos nos escupían directamente a nuestras caras, y uno que otro escupitajo caía una y otra vez, directamente en nuestras bocas o en los ojos, y los que caían en nuestra boca los teníamos que engullir, gustosas, sin poder evitarlo, mi mami y yo nos masturbábamos como locas delante de ellos hasta que alcanzamos varios orgasmos delante de nuestros verdugos.

No falto el chistosito que comenzó a sacarnos fotos al mismo tiempo que las mandaba a nuestros conocidos, familiares y hasta a los demás compañeros del cole, o las subían a las redes sociales; finalmente mis cabrones disque amigos nos echaron toda la leche calientita que habían acumulado sobre nuestros cuerpos de cerditas fáciles, rebosantes de orines, semen fresco, y sudor, revolcándonos como cerdas en el piso de los baños; casi desfallecidas, viendo a mi dadi, dedicada a él, completamente entregada y todavía bajo el influjo del placer; nunca había probado tanto semen tan delicioso en mi vida; todavía el jefe gordinflón de mi dadi me obligo a lamer el semen que quedaba en el piso, y finalmente como gatitas nos obligaron a besarnos entre nosotras con la lengua de fuera, mientras el video y las fotos seguían capturando el momento tan tierno entre la familia, como dándonos de lamidas en la cara y en el resto de nuestros cuerpos exageradamente bien torneados, muy femeninas, mientras nos seguían sacándonos fotos embadurnadas, y con las miradas perdidas, al final, mi novio trajo el resto del pastel y nos lo aventó encima, provocado que gritáramos como putitas ambas, completando el pintoresco cuadro alegórico, y abrazadas; con amor y juntas, dándonos las manos en un instante que nos parecía eterno, cubiertas de semen, orines escupitajos y un pastel enorme de vainilla, con las miradas extraviadas; y oyendo toda clase de linduras hacia que me sintiera completamente emputecida y perdida.

-Por cierto Alejandro,…te engañe

-¿Cómo Don Francisco?

-Estas despedido, estas fuera…Vete.

-Eso nunca me había pasado.

-Así es esto.

Atrévete a quererme

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El sol se ha ocultado en la pequeña ciudad y la lluvia finalmente ha cesado mientras Blair y Angelique reanudaban su camino después de una tarde llena de diversión y risas.

- Angie, ¿Te divertiste? – Preguntó riendo la chica de largo cabello castaño.

- Demasiado – Contestó la chica de cabello negro un tanto risueña – Blair, ¿Recuerdas aquel hombre que estaba cerca del ventanal?

- ¿Él que parecía una tortuga ninja encubierta? – Ambas carcajearon – Ahora que lo pienso mejor… ¿No será Quasimodo? – Volvieron a carcajear.

Ambas volvían a las cabañas en las que sus familias se habían alojado para pasar el fin de semana, pero ese mismo día era el último y mañana tenían que regresar a la ciudad.

- Ya tengo que entrar, Blair – Dijo Angelique al llegar a su cabaña – Mis padres no deben tardar y llegan… – Blair aclaró la garganta y sonrió

- Y sí…

- Ay, Blair, ni te hagas ilusiones, ya sabes que no te puedo hacer pasar – Dijo Angelique con una sonrisa al ver la cara desilusionada de su novia

Blair suspiro resignada.

- Ya lo sé, hermosa – Suspiró – Nos vemos mañana temprano, ¿Sí?

- Sí – Sonrió – Te quiero.

- Yo también te quiero – Ambas sonrieron y se despidieron con un beso en ambas mejillas por respeto a la pareja de ancianos que pasaban cerca.

Blair camino por unos minutos por aquella calle completamente abandonada hasta llegar a su cabaña, subió a su habitación a cambiarse por algo más cómodo y bajo en cuanto escucho a sus padres llegar. El resto de la noche se la paso platicando con ellos de cómo habían pasado su día en esa pequeña y rustica ciudad. Eran más de las diez y estaba por irse a dormir cuando escucho unos golpes en la ventana, camino a ella y al abrirla fue golpeada por una pequeña piedra.

- ¿¡Qué haces aquí!? – Susurró sorprendida y a su vez, molesta.

- Vamos, quiero ir un rato al lago – Sonrió Angelique.

- ¿Con este frio? ¡Estás loca! Espera… Tú odias el lago de noche – Dijo entrecerrando los ojos – ¿Que tramas?

- Vamos, hay luna llena… Quiero una foto en el lago.

Blair, se colocó los primeros Jeans que vio, se colocó una camiseta de mangas largas y sus típicos sneakers negros, agarro su chaqueta y salió con cautela hasta llegar a donde estaba su novia.

- Por dios, estas fría – Dijo al abrazarla – Toma – Se quitó la chaqueta y se la puso a su novia – ¿A dónde vamos? – Sonrió.

Blair siguió a su novia quien se adentraba al bosque pero Angelique decidió acelerar el paso haciendo que Blair la perdiera de vista.

- ¡Espera! – Gritó Blair corriendo detrás de ella, pero le fue inútil. La había perdido de vista.

Blair siguió corriendo hasta lograr llegar al lago y vio un pequeño y viejo muelle del que jamás había visto. Se acercó al muelle y ahí estaba Angelique sentada al final de esté.

- Corres rápido, eh – Resopló cansada – ¿Trajiste cámara? – Preguntó Blair acercándose a ella.

Angelique se levantó dándole la espalda y al voltearse, los ojos de Blair se quedan clavados en aquellos ojos completamente rojos, no podía creer lo que estaba mirando. Lentamente fue dando pequeños pasos hacia atrás pero sus ojos estaban hipnotizados, no podía apartar sus ojos de aquella mirada espeluznante hasta que una voz desgarradora la hace volver en sí.

Blair huye despavorida del lago, tratando de llegar lo más pronto a un lugar donde pudiera resguardarse de aquella horrible criatura.

Tropezándose con troncos y rasguñándose con ramas logro salir del bosque a una pequeña calle fantasma, pero se le hacía familiar. Corrió hasta llegar a la calle donde estaba la cabaña de su novia.

Al llegar a la cabaña sus brazos tocaban con violencia en un intento desesperado por saber que esa chica que había visto no era su novia.

- ¡Angie! Abre, soy yo – Llamaba desesperadamente mientras miraba detrás de ella – ¡Angie! ¡Angie!

La puerta se abrió y era su novia, Angelique quien se encontraba en pijama y adormilada.

- ¿Qué pasa, Blair? – Preguntó un tanto asustada. Blair la abrazo y sintió su cálido cuerpo – Estas fría, Blair, no me asustes – Dijo separándose de ella.

Angelique la dejo pasar a su cabaña mientras veía con asombro a su novia quien se encontraba con un manojo de nervios, sudando y con la respiración agitada.

- Creí que te había pasado algo – Dijo tartamuda – Algo me estaba siguiendo.

- ¿Algo? ¿De qué hablas? – Decía confundida

- Algo… Era… Creí que eras tú… Estaba por irme a dormir cuando escuche ruidos en mi ventana y al abrirla eras tú, me dijiste… Me dijo que quería ir al lago, te se… La seguí y al llegar al lago, tú… Ella estaba de espaldas y cuando se volteo, tenía unos ojos horribles… Eran enormes y brillantes de un color rojo y alrededor de sus parpados resaltaban unas venas negras, y tenía unos largos y puntiagudos dientes.

- Blair, no juegues con esas cosas, ¿Me estas queriendo asustar, verdad? Además no debes estar aquí. Mis padres no deben tardar y llegan…

- No, Angie, es enserio… Te lo juro.

- Te conozco, Blair… Siempre eres así…

El viento fue incrementando, el sonido que esté producía era increíble, la lluvia no se hizo esperar.

- ¿Qu… Qué es ese sonido? – Preguntó asustada al escuchar una voz entre los soplidos del viento – Blair, ¿Qué es ese sonido?

- No sé, Angie, No lo sé… – Contestó – Pero… Dijo algo…

- ¿Qué? – Suspiró no entendiendo.

- ¿Lo escuchaste? – La miro con el ceño fruncido.

- ¿De qué hablas? Algo que dijo, ¿quién?

- Es… Es tu voz – Contestó Blair asustada.

El viento golpeo con fuerza la puerta, como queriéndola abrir, un relámpago ilumino la calle y ahí estaba “Angelique”. Cae el segundo relámpago haciendo que la luz de toda la ciudad se vaya.

Angelique petrificada agarra de la mano a su novia y la lleva a ciegas hasta la cocina en busca de linternas. Angelique y Blair buscaban con desesperación las linternas hasta que lograron encontrar una.

Al momento de encender la linterna, la puerta de la entrada se abrió con fuerza y a la par de ella entraba el frio y fuerte viento acompañado de diminutas gotas de agua.

Ambas con un nudo en la garganta y tomadas de las manos, aferradas una de la otra mientras con la linterna apuntaban su camino para lograr subir a las escaleras pero al acercarse a la puerta de la entrada había rastros de lodo. Blair escucha la voz de su novia haciendo ecos en la cocina

- Vamos a mi casa – Susurró Blair cerca de su novia – Mi padre tiene una pistola.

Y a la cuenta de tres con la respiración, ambas salieron corriendo directo a la cabaña de Blair.

La calle estaba cubierta por una pesada capa de neblina pero eso no las hizo detenerse. Antes de llegar a la cabaña de Blair, ella dirigió su vista hacia el bosque y ahí estaba su mamá, adentrándose al bosque.

- ¡Mamá! – Gritó Blair deteniéndose junto con Angelique, volteó a verla y le dijo – Corre, ve a la cabaña y despierta a mi padre, dile que prepare el arma.

- Por favor, Blair, no me sueltes la mano – Suplicó aferrándose a la mano de su novia – Por favor no me sueltes…

- Tienes que ir a avisarle a mi papá – Volteó a ver hacia el bosque y su mamá había desaparecido – ¡Mamá! – Gritó pero no obtuvo respuesta – Toma – Le dio la linterna y beso sus labios.

- No me sueltes la mano… – Dijo con un nudo en la garganta.

- Te veo en la cabaña, corre…

- No, Blair, no te vayas… – Dijo al ver a su novia alejarse de ella.

Desde el instante en el Angelique la perdió de vista, ella no se había percatado que también la había perdido para siempre.

Angelique corrió a la cabaña de Blair pero al llegar no había nadie. Ella escuchaba como aquel siniestro espectro se acercaba a la cabaña. Subió corriendo a la habitación de Blair y se escondió en el armario.

Las gotas de agua chocando con fuerza en las ventanas, el viento tratando de hacer caer la cabaña y los relámpagos haciendo ecos en el infinito cielo era lo único que escuchaba Angelique quien estaba tratando de no sollozar, tratando de que no hacer ruido al respirar con fuerza. Algo le hacía saber que Blair no estaba bien, que estaba en problemas.

Ella despierto gritando frenéticamente el nombre de su novia mientras sus ojos eran inundados por amargas lágrimas. Abrazó su almohada tratando de no despertar a sus padres pero le fue inútil. Sintió como la luz de su habitación se había prendió y alguien la abrazaba, era su mamá.

- Tranquila, Angie, estoy aquí – Dijo su mamá abrazándola. Angelique se volteó y se aferró a su mamá sin lograr detener el llanto.

Desde que la policía había confirmado que la sangre que había en toda la habitación era de Blair fue el peor día de su vida, quiso morirse para estar con ella. Ya había pasado casi un año y aun no superaba la muerte de su mejor amiga, de su amada novia, de su Blair.

Todas las noches era lo mismo, despertaba gritando entre lágrimas deseando que todo fuera una pesadilla pero no lo era, en realidad, Blair se había ido y para siempre. Se había vuelto una rutina para ella pero aún no estaba acostumbrada, él solo tener ese sueño deseaba su propia muerte. Sus padres hacían lo posible para que saliera de aquella depresión pero no tenían éxito, sus amigos no la abandonaban y trataban de apoyarla en todo.

¿Qué pasó con los padres de Blair? Bueno, cuando Angelique había llegado a la cabaña ellos habían salido hacia la estación de policía al ver que su hija no estaba en la cabaña. Un mes después de la muerte de Blair, ellos se fueron de la ciudad y jamás se volvió a oír de ellos. Angelique cada vez que podía, al salir del colegio pasaba al mausoleo del cementerio de la ciudad para visitar a su amada Blair y platicar de lo odiosa que es su vida sin ella.

- ¿¡Por qué, mamá!? – Susurró Angelique aferrándose a su madre quien le acariciaba el cabello.

- Mi amor… Debes aprender a vivir sin ella, Blair hubiera querido eso – Dijo con un nudo en la garganta.

- ¡No es tan simple! – Susurró en el hombro de su madre – ¡Estoy cansada! ¿Entiendes? Estoy jodidamente cansada de todo esto, estoy harta de pelear… Estoy harta de hacerme la fuerte, cuando en realidad no lo soy… – Dijo Angelique sollozando – Siempre me digo que un día despertaré y todo será diferente… Pero no lo es ¡No lo es, maldita sea! La extraño… – La madre se quedó consolando a su hija hasta que había logrado dormirse.

Por la mañana, Angelique se levantó con el peor de los ánimos, no quería ir a su primer día y último año de preparatoria, quería quedarse en cama y desahogarse debajo de las sabanas aferrándose a la fotografía de Blair.

- Buenos días, cariño – Saludó su papá desde la puerta de la habitación de su hija.

- Hola, papá – Dijo mientras se colocaba el maquillaje con poco ánimo.

- Desayunamos y te llevo al colegio, ¿Esta bien?

- No tienes que hacerlo, puedo esperar el autobús – Dijo mirándolo por el espejo.

- Pero quiero hacerlo – Sonrió – El desayuno está listo – Fue lo último que dijo para después desaparecer por el pasillo.

Angelique tiene una contextura delgada y curvilínea, que combina a la perfección con las facciones delicadas de su rostro. Su estatura esta entre 1,65 – 1,70. Su cabello es negro, largo, un tanto ondulado y suave al tacto por lo cual se puede dar por entendido que lo cuida como un tesoro, siempre tiene un olor a cerezas en este. Facciones finas que van desde su nariz pequeña y delicada, hasta sus labios carnosos de manera no exagerada claro no como los de Angelina Jolie… Posee largas pestañas rizadas pero esto solo hace que te enganches en sus expresivos ojos medianos de tono azul mar mismos que hace que su tez blanca resalte demasiado cuando sus labios y mejillas están sonrojadas por el pintalabios o de manera natural debido al clima muy frío o cálido.

Termino de alistarse, agarro su teléfono y su bolso pero sus ojos se encontraron con la fotografía de Blair sonriendo a la cámara mientras con una mano sostenía su Frappuccino y con el meñique y el índice de la otra mano agarraba la típica pajilla verde fuera del Starbucks. Se limpió la pequeña lagrima que recorría por su mejilla y bajo al comedor mientras buscaba sus lentes oscuros dentro de su bolso.

Al terminar el desayuno se despidió de su mamá y junto a su papá se dirigió al colegio. Durante el trayecto el papá le sacaba plática a su hija para que dejara esa melancolía a un lado. Llegaron al colegio y ella se despidió de su papá con un beso en ambas mejillas y susurrándole que tuviera un bonito día. Se bajó del auto y camino hasta entrar al colegio.

Su cuerpo estaba ahí pero su cabeza solo estaba en los recuerdos que le traían aquellos pasillos, cuando solía no entrar a su clase de matemáticas solo para irse con Blair al campo de futbol americano o cuando recibía cartas sorpresas de ella en su pupitre para que se vieran en el invernadero y cuando llegaba ya le había hecho un pequeño ramo de flores mientras Blair traía las manos y sus mejillas llenas de pequeñas huellas de lodo.

Todo eso pasaba por su cabeza y sin darse cuenta había chocado con alguien a unos casilleros antes de llegar al suyo.

- Lo lamento, en serio… – Comenzó a disculparse Angelique.

Levanto su mirada y se encontró con unos ojos verdes claros que la miraban detalladamente.

- No te preocupes… – Sonrió de lado la chica de cabello castaño claro – ¿Estas bien?

- Sí – Contestó nerviosa – Que tonta – Se dijo así misma al darse cuenta que estaba encima de la chica – Déjame ayudarte – Se levantó rápidamente y le extendió la mano.

- Gracias – Dijo al levantarse – No te ocurrió nada, ¿verdad?

- No, es decir, caí encima de ti – Dijo apenada – ¿Tu estas bien?

- Sí – Fue lo único que dijo para después quedar en silencio – Por cierto, me llamo Mackenzie – Extendió su mano.

- Un gusto, Mackenzie – Estrecho su mano con la de la chica – Me llamo Angelique – Le regalo una pequeña sonrisa.

- Mucho gusto, Angelique… – Dijo regalándole una encantadora sonrisa.

———————–

Hola, he aqui mi primer relato. Me gustaria saber sus opiniones, sí les gusto o no para seguirla. Espero sus comentarios, saludos.


Si no te tardas, te espero toda mi vida

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Yo: mmmmm…

Rebeca: estúpida – dándome un golpecito en el brazo y dándose la vuelta-

Yo: Ven tontica jajajajaja – abrazándola por la espalda – mira tu hermana debe estar buscándote ella no sabe aun si no me equivoco, vamos a la terraza… – subimos las escaleras nos sentamos en unos banquitos de ahí- y entonces no estabas celosa?

Rebeca: eh este no para nada… pff yo celosa de ti, por favor tengo tanto tiempo sin verte que te hace pensar que aun me gusta…

Yo: Ahh bueno no sé, será tus nervios? O será porque dijiste que ahora que llegue te sentías confundida? O será también por ese beso que te di? O por todo mas lo de hoy?

Rebeca: Affs me exaspera eres muy tonta… creída!

Yo: -la abrazo y pongo mi cara cerca – Tranquila bonita mírame y dime que no me quieres ni un poquito, mírame y dime que no te pongo igual de nerviosa que antes, mírame y dime que no te pasan esas misma cosas que a mí cuando te veo…

Rebeca: no puedo negártelo, pero Natha yo no quiero hacerte más daño tu mereces a alguien mejor que yo que de todo por ti que no dude y que esté dispuesta a todo … yo no quiero darte una ilusión y después dejarte destrozada, sabes que soy una tonta mírate eres la mejor chica que alguien podría tener y yo simplemente la he cagado una y otra vez no sé que tengo yo, porque sigues a pesar de todo y no te fijas que hay muchas chicas que si valen la pena…

Yo: Rebeca por favor deja de menos preciarte tú eres una gran chica y la chica que quiero a mi lado… Entiende no quiero otros besos, ni otros abrazos, ni otro número de teléfono que méllame por las noches. Porque me encanta tu sonrisa, la adoro. Adoro tus abrazos y tus locuras. Me encantas que me hagas reír. Me gustas cuando me miras y cuando sonríes sin ningún motivo. Adoro que me hagas tus típicas bromas aunque me enoje y creas que las odio. Adoro tu forma de hablar, tus gestos y tu aroma, me encanta estar contigo porque se me olvida todo, en este momento siento que solo estamos tú y yo y nada más importa. Supongo que en realidad no adoro todo eso. Me gustas y las adoro solamente porque las haces tú.

Rebeca: eres la mujer más hermosa no solo en lo físico tienes unos sentimientos hermosos es inevitable no quererte no enamorarse de ti… Pero

Yo: Pero nada, no pienses, siente, no te asuste déjate llevar, dame una oportunidad date a ti una oportunidad de ser feliz, yo te quiero a ti, con todo incluido, tus defectos, tus pasados, tus errores, tu sonrisa, tus bromas, tu sarcasmo, tus celos, tu enojos. Dime quien no se ha equivocado, yo me he equivocado muchas veces y aquí estoy, mi futuro no está escrito pero estoy segura que lo quiero contigo…

Rebeca: Eres perfecta… tan solo dame tiempo!

La bese, la bese con todo el amor que tenia, en el fondo se escuchaba la canción de prince royce Darte un beso… me pare y la jale y la hice que bailara conmigo e iba cantando la canción…

Amarte como te amo es complicado

Pensar como te pienso es un pecado

Mirar cómo te miro está prohibido

Tocarte como quiero es un delito

Yo: Escúchala préstale atención.

Yo solo quiero darte un beso

Y regalarte mis mañanas

Cantar para calmar tus miedos

Quiero que no te falte nada

Yo solo quiero darte un beso

Llenarte con mi amor el alma

Llevarte a conocer el cielo

Quiero que no te falta nada

Yeah

Si el mundo fuera mío te lo daría

Hasta mi religión la cambiaria

Por ti hay tantas cosas que yo haría

Pero tu no me das ni las noticias

Ohhh

Y ya no se que hacer para que estés bien

Si apagara el sol para encender tu amanecer

Falar en p ortugués .

Aprender a hablar francés

O bajar la luna hasta tus pies

Yo solo quiero darte un beso

Y regalarte mis mañanas

Cantar para calmar tus miedos

Quiero que no te falte nada

Yo solo quiero darte un beso

Llenarte con mi amor el alma

Solo quiero darte un beso

Quiero que no te falte nada

Solo quiero darte un beso

Llevarte a conocer el cielo

Solo quiero darte un beso

Quiero que no te falta nada

Duru duru solo quiero

Duru duru solo quiero verte

Quiero que no te falte nada

Rebeca: Te quiero Nathaly

Y me dio un tierno beso, llevábamos rato desaparecida de las chicas, bajamos y fue como si Anny viera a dios corrió a mi me abrazo y me dijo eres las mas idiota de este mundo T_T no se como quitarme a este tipo de encima ven, me jalo de la mano y yo a Rebeca…

Yo: Buenaaaaaas’

Chico: hermosa al fin llegas, te esperaba –dirigiéndose a Anny-

Yo: Disculpa, mas o menos para que la esperabas? Hermosa si es, pero es mi hermosa!

Chico: Para nada, andas con ella?

Yo y Anny: Si! – Anny abrazándome –

El chico solo se paso la mano por el cuello y se fue…. Anny y yo nos miramos y nos reímos demasiado…. Guille me debe amar en serio xd… Rebeca estaba hecha furias xd ay dios en la que me metí. Una ronda de tragos y le dije vamos vamos todas a bailar y me lleve a rebeca.

Yo: ho vamos bonita no me digas que te vas a enojar por eso, Anny es como mi hermana, y es la novia de mi mejor amigo.

Seguimos bailando la pasamos súper bien tragos y todo pero ya eran las 3:30am y tengo que viajar más tarde. Lleve a las chicas pero rebeca estaba pasada un poquito de tragos y no se quería quedar, que se quiera quedar conmigo le dije que antes de irme la traía y me despedía nos fuimos deje a Angely en su casa Anny, Rebeca y yo no fuimos a dormir Anny dormía conmigo pero me empezó a fastidiar a joder y hacerme burlas y se fue a otro cuarto. Yo subí con rebeca casi que cargándola entre y cerré la puerta con seguro.

Yo: oh vamos Rebe ayúdame :C que estas pesadita!

Rebeca: y que piensas que estoy borracha – y me jalo de la mano hasta sentarme en la cama tenía esa manera tan sexy de caminar- te afirmo que no! – Sentándose en mis piernas y con su mirada de lujuria y deseo-

Yo: -volteándola y dejándola acostada en la cama con mis piernas atrapándola a la altura de las caderas- piensas abusar de mi? Te traje con las más inocentes intenciones…. –mordiéndome el labio- te he dicho que el cabello rojo te queda extremadamente sexy?

Rebeca: desde el primer día que lo pinte, no pienso abusar de ti, porque se que tu lo deseas tanto como yo… Así que no sería abusar jajajaja…

Yo: buen punto… -guiñándole un ojo – así que lo deseas mucho? –mientras que repartía besos por su cuello hasta llegar a su oído y morder levemente su lóbulo haciendo que soltara un suspiro- eso fue un sí!

Comencé a quitarle cada prenda mientas que ella bajaba el cierre de mi vestido, al quitarle el pantalón, me quite el vestido y quede solo en bragas ya que no llevaba brasear y subí repartiendo besos desde sus pies hasta su entrepierna y rosar mi nariz con sus bragas que ya estaba húmedas con ese olor tan característico de ella que me enloquece, en su cadera tiene un pequeño tatuaje de ese gato de Alicia en el país de las maravillas, que sinceramente le quedaba muy sexy, lo acaricie y subí a besar esos perfectos labios mientras que mis manos iban a su broche de brasear para despojarla de esa prenda sus manos deslizaban desde mi espalda hasta mi trasero para darle un justo apretón y luego meter sus manos entre los elástico para bajarlos, yo pase de besar sus labios a besar su cuello, luego su clavícula para deleitarme con sus perfectos senos, mordisquee apreté entre mis labio para jalar sus pezones rosados, le deje un chupón en su seno derecho que ya mañana me matara en estos momento de lujuria ni cuenta se dio, baje por su abdomen acariciando todo su cuerpo para céntrame hay en esa parte donde ella estaba tan ansiosa que llegara le quite sus bragas y subí me quede rosando con la punta de mi nariz su clítoris y veía su cara de placer y desespero..

Rebeca: ohh vamos Natha, por favor no me hagas esto…

Yo: hacerte que preciosa? Por favor que?

Rebeca: por favor no me hagas sufrir, hazme tuya

Palabras mágicas, pase mi lengua desde abajo hasta arriba 2 veces recogiendo su lubricante para luego con la punta de mi lengua hacer círculos en su clítoris, chupar y mordisquear, rebeca gemía y puso su mano en mi cabeza hay la penetre con dos dedos y dio un grito de placer empecé con un mete y saca lento cuando iba aumentado me dijo para .

Yo: que pasa princesa? Te lastime? Hice algo mal?

Rebeca: no tontica, mi amor es que quiero que nos vengamos juntas.

Pff por un momento pensé que había hecho algo mal, nos besamos nuestras lenguas tenía una danza y a la vez una guerra, rebeca bajo su mano hasta mi entrepierna y empezó acariciarme, hasta que juntamos nuestros cuerpo su monte de Venus rosaba con el mío y era una sensación increíble nos movíamos a un ritmo sincronizado y nuestros gemidos no paraban, los movimientos cada vez eran más rápidos y menos controlado hasta que ella exploto en un gran orgasmos y más atrás yo, nos abrazamos y caímos en la cama, yo repartía besos en su cara y cuello y bajaba mi mano acariciando su costado, la bese de una manera tan excitante, ella no se esperaba que la penetrara y cuando lo hice con dos dedos mordió mi labio un poquito fuerte, lo hacía en un ritmo tranquilo, pero sus besos me volvían loca y comencé a penétrala más rápido y girando mis dedos dentro, se que pronto se vendría , se tenso me abrazo fuertemente mis dedos quedaron atrapados y ella gemía y temblaba me mordió el hombro para no gritar tan fuerte, al relajarse la acosté ya que todavía temblaba y baje besándola hasta llegar ahí limpiando toda su zona y luego penetrándola con mi lengua no se había recuperado completamente cuando ya estaba provocándole otro orgasmo, al terminar subí la bese pero con amor ella me miro y me susurro Te quiero la abrace, y ella comenzó a acariciar todo mi cuerpo a besarme hasta llegar a mis senos y se entretuvo en mi pezón izquierdo jalándolo mordiendo y chupando, cada gemido ella me mordía, su mano bajo hasta mi entre pierna y comenzó con sus dedos a hacer círculos en mi clítoris para luego de repente penetrarme con dos de sus dedos con un movimiento rápido y luego otro dedo bajo y mi clítoris era atacado por su boca mientras que me penetraba con tres de sus dedos ella me mordía levemente y jalaba mi clítoris estaba pronto a venirme y ella lo noto así que me penetro más rápido, hasta que no aguante mas rebeca recogió todos mis jugos para luego besarme y esconder entre mi hombro y cuello para finalmente dormir abrazadas.

Sentía la luz del día y unos labios en mi espalda unos dedos que jugaban hacer figuritas en mi espaldas, y un buenos días dormilona que me derritieron en ese instante voltee la abrace y la bese.

Yo: no sabes que daría por despertar todos los días de mi vida así con la mujer de mi vida.

Rebeca: te cansarías de mi, te aburrirías!

Yo: Jamás hermosa! Dime que hora es?

Rebeca: buscando su móvil… son las 11am

Yo: mmmm tengo que alistarme, no quiero dejarte L

Rebeca: el deber llama, yo tampoco quiero que te vayasL!

Yo: más pronto de lo que crees estaré aquí!

Nos levantamos nos bañamos, nos alistamos y Sali a ver si Anny estaba lista y si…

Anny: al fin menos mal que nos íbamos a las 10 –ya eran las 12:30- tuvo buna la luna de miel entonces jajajajaja

Yo: Respeta niña jajajajaja cállate se me paso la hora lista?

Anny: desde hace uff, almorcemos afuera siiii!

Yo: está bien donde desees!

Rebeca bajo monte el equipaje de Anny y mío nos montamos y nos fuimos, mi mamá estaba de viaje se había ido 2 días antes de vacaciones a México con mi hermosa abuela.

Partimos almorzamos y luego fui a dejar a rebeca donde estaban sus primas y hermana.

Yo: buenas, hermosas señoritas aquí le traigo a esta hermosura porque ya yo debo marcharme L

Todas: no te vayas!

Yo: qué más quisiera quedarme pero bueno, espero estar desocupada y venir pronto!

Me despedí de todas abrazos y esas palabras de despedidas Anny se despidió las chicas en una semana le tomaron cariño y le pidieron que volviera, bueno de quien más me costó despedirme fue de Rebeca, la abrace fuertemente.

Yo: estamos hablando princesa volveré pronto, te amo♥

Rebeca: Espero que vengas pronto L -y me dio un besito rápido- hay cosas que arreglar y que hablar quiero estar siempre a tu lado.

Muy a mi pesar me fui, partimos Anny venia jodiendome la vida, hablando llegamos la deje en su piso y me fui llegamos tarde recogí un poco arregle todo me duche, tenía un aparmento pequeño 2 habitaciones 2 baños, un baño en mi habitación otro baño en el pasillo y la otra habitación la había convertido en una oficina, sala cocina comedor y un pequeño lavadero todo pequeño estaba planeando buscar algo más grande, una casa, bueno llame a Rebeca hable un rato con ella, revise correos y todos mañana tendría que trabajar y moverme en para el negocio que íbamos a montar, me fui a dormir.

La primera semana fue muy dura mucho trabajo en el comando, mas con Anny y el negocio que ya estaba casi listo habíamos montado una mini empresa de camiones yo tenia 3 y Anny 3 que viajaban a puerto a buscar contenedores y trasladarlo bueno, aparte de eso un taller para camiones y los camiones se manejaban en una oficina en el taller, camiones chocados lo comprábamos lo arreglábamos y los vendíamos en un precio mayor, el negocio estaba listo en 2 semanas estaba todo estable, ya se estaba calmando las cosas, en un mes y medio viaje a Barquisimeto, iba en el carro al llegar compre un ramo de rosas 24 rosas roja y un peluche grande con los chocolates preferido de rebeca. No le dije que iba quiera sorprenderla pero vaya sorpresa me lleve yo…

Oh dios mio……

GN♥!

Si algo esta mal espero que me lo hagan saber, gracias por lo que apoyan este relatos, espero sus comentarios, quiero saludar especialmente a esa personita que ha estado muy atenta a la publicacion y esta muy pendiente, un beso y un abrazo! Saludos y recuerden a quien dese mi twitter es @TRSamG

HombreFX: Gracias♥

Mia86: Jajajaja bueno, espero que me digas que tal te parecio este capitulo, saludo!

Como caído del cielo

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Hace días que el cielo está raro, una espesa niebla cubre toda la ciudad, no hace calor ni frío, pero aún así tengo una sensación en el cuerpo que me dice que algo está pasando ahí afuera.

Extraño poder ver las estrellas desde mi cuarto, antes siempre lo hacía con mi telescopio, pero ahora no puedo, no veo nada a lo lejos, solo blanco por todos lados, ni la luna se ve coronando el cielo ya.

_Mamá_ Marta, a dormir, que mañana te tienes que levantar temprano.

_Marta_ Si mamá, ya me voy a dormir, de todos modos no se ve nada ahí afuera.

Mi mamá cierra la puerta y yo me dirijo a mi cama, otra noche que me tocará irme a dormir temprano…

Ringggggg Ringgggggg Ringgggggggggggggg

El sonido del despertador me despierta, y lo primero que hago, como todas las mañanas desde que apareció esta niebla, es acercarme a la ventana.

_Marta_ Nada, otro día igual.

Me dirijo hacia mi armario y cojo el uniforme del colegio, hoy toca educación física, así que me pongo ropa deportiva. Me peino en el baño, agarro mi maleta y me voy a la cocina.

Mi mamá ya me tenía preparado el colacao y mi bocadillo para la hora del recreo, y no me dijo nada más, valla cumpleaños me esperaba, si ni siquiera mi madre se acordaba de él.

Salí de mi casa, me monté en mi bici y me dirigí al instituto, ya me quedaba poco tiempo, no podría detenerme hoy en la playa, así que pedalee rápido para no llegar tarde.

Cuando llegué, la sirena ya había tocado y estaban todos en clase. Llamé a la puerta, y aún no había llegado la profe, estaban todos haciendo un corrillo en la mesa de Laura.

_Marta_ Buenos días.

_Todos_ Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, todos te deseamos…

Una sonrisa se dibujó en mi cara cuando todos acabaron la canción y se acercaron ofreciéndome besos y abrazos.

_Clara_ ¡¡Marta felicidades!!

_Marta_ Gracias Clarita, y eso ¿quién se acordó?

_Juan_ Pues el que se acuerda siempre de tu cumpleaños.

_Marta_ ¿El Facebook? _ Todos rieron.

_ Juan_ Gracias Marta… por desvelarles mi secreto a todos.

Todos volvimos a reír.

_Profesora_ Vamos chicos todos a los asientos.

Juan se acercó a mí y se sentó justo a mi derecha y Clara a mi izquierda. Éramos amigos inseparables desde la guardería y siempre nos sentábamos juntos.

_Juan_ ¿Y qué me dices Marta vamos a celebrar tu cumple esta tarde?

_Marta_ Mañana tengo que entregar un trabajo para la clase de Arte… y aún ni empecé mi dibujo.

_Juan_ ¿Y vas a dejar de celebrar tu fiesta por eso?

_Marta_ Tengo que aprobar como sea.

_Clara_ Déjala Juan, ella se lo pierde.

_Profesora_ Los tres mosqueteros del fondo silencio…

_Juan_ Sí profe. Es que es el cumpleaños de Marta hoy.

_Profesora_ No sabía… felicidades Marta.

_Marta_ Gracias profe_ sentía como mi cara comenzó a arder_ Gracias Juan_ dije sarcásticamente.

_Profesora_ Ahora silencio.

Los tres nos callamos para evitar más reprimendas por parte de la profesora, que a pesar de que era bastante buena gente, también era muy exigente. Ya habíamos estado en más de una ocasión los 3 castigados a fuera por culpa del bocazas de Juan que no paraba nunca de hablar.

_Juan_ ¿entonces qué? ¿Lo posponemos para el finde?

_Profesora_ Juan, vete un ratito a charlar con el señor director y deja a las chicas tranquilas.

_Juan_ Pero…

_Profesora_ Sin peros…

Juan cerró el libro que lo tenía abierto por una página que ni era la del temario y salió por la puerta…

_Juan_ Con tantas visitas que le hago se va a creer que quiero algo con él.

Clara me miró divertida, y algunos compañeros comenzaron a reírse.

_Profesora_ ¿Alguno más quiere acompañarle?

Toda la clase agachó la cabeza y se concentró en los ejercicios que había mandado hasta que la clase terminó.

_ Clara_ Y entonces ¿qué harás esta tarde?

_Marta_ No sé, creo que iré al parque un rato a ver si me inspiro con algo.

_Clara_ No estás muy inspirada últimamente eh.

_Juan_ Como va a estar inspirada si echan de clase a su muso cada que habla_ dijo sentándose en su silla_ ambas nos reímos_ No reírse no, esa maestra me tiene manía.

_Clara_ A ti todos los maestros te tienen manía…

_Juan_ Tendrán celos de mi belleza…

_ Clara_ De tu don para el lenguaje diría yo_ De nuevo empezamos a reírnos.

_ Juan_ Que graciosilla estás hoy, y ¿de qué hablaban? ¿De mí?

_Clara_ Nop, de lo que hará la aburrida de nuestra amiga el día de su cumpleaños.

_ Marta_ Lo celebramos este finde chicos, de todos modos estamos a Jueves solo tenéis que esperar dos días.

_Juan_ Dos días que se harán interminables_ dijo mirando hacía el profesor de dibujo que acababa de entrar.

Todos nos sentamos en nuestros sitios y nos callamos al instante, porque si la otra profesora era sebera este era un tirano.

_ Profesor_ Espero que tengáis para mañana las pinturas, os recuerdo que si no entregáis el trabajo de mañana no aprobáis la asignatura.

_ Todos_ Sí profesor_ repetimos en coro.

El profesor comenzó a dar su clase sin mayor tardanza, teníamos dos horas de dibujo seguida, y Don Luis era demasiado tranquilo. Tenía una voz grabe que hacía que te entrara un sueño increíble cada vez que empezaba a hablar, y las clases se hacían largas con él. Dos horas para nosotros, eran 4 horas de soñolencia. Por suerte luego teníamos el recreo y educación física.

Juan casi empezó a babear cuando tocó la sirena que daba por terminada la clase.

_Juan_ ¡Por fin!_ dijo con la voz alta.

_Clara_ Dilo más fuerte que el profesor de la clase de segundo B no te ha escuchado_ La clase de 2B estaba en la 3º planta del edificio, se podría decir que era la clase más alejada.

_Juan_ Es que no sabes las ganas que tenía que terminara…

_Marta_ Te creemos, si casi manchas los apuntes de babas.

_Juan_ ¿Qué apuntes? Si estuve dibujando toda la hora._ dijo enseñándonos las hojas que tenía sobre la mesa.

Clara y yo nos reímos al ver que solo tenía imágenes de chicas semidesnudas.

_Clara_ Hombres…

_Juan_ Claro que soy hombre, si fuera mujer dibujaría bolsos.

Clara le dio un golpe a Juan.

_Clara_ Machista.

Estos dos siempre estaban igual, parecían una pareja de novios, o más bien un matrimonio de casados ya casi al celebrar sus bodas de oro.

En el recreo casi siempre nos quedábamos Clara y yo solas, porque Juan siempre se iba con los chicos a jugar al futbol después de comerse su bocadillo.

_ Clara_ ¿Cuándo se lo vas a decir?

_ Marta_ ¿Qué?_ Dije intentando evadir la pregunta, pero sí sabía a qué se refería.

_ Clara_ Pues que va a ser, que te gustan las chicas. El pobre se ve que está coladito por ti.

_Marta_ No sé cómo decírselo.

_Clara_ Se lo tendrás que decir tarde o temprano, y mejor que sea temprano.

Clara tenía razón, pero era muy difícil para mí decírselo, él había sido mi amigo desde pequeños y a eso había que sumarle el hecho de que estaba enamorado de mí, pero no sabía cómo hacerlo, tenía demasiado miedo a que se enfadara conmigo. Clara era la única persona en el mundo que lo sabía. Pero yo no se lo dije, ella se dio cuenta sola. La verdad es que yo era bastante femenina, pero hice un comentario elogiando a una actriz de televisión cuando creí que no me oía nadie… pero ella me oyó. De todos modos no estaba arrepentida de ello, me sentí liberada cuando me dijo que lo sabía.

_Clara_ ¿Quieres que te acompañe?_ dijo sacándome de mis pensamientos.

_Marta_ ¿A dónde?

_Clara_ Esta tarde al parque.

_ Marta_ No hace falta, pero gracias, si hay alguien más no me concentro, además te aburrirás viéndome pintar.

_Clara_ Vale, vale, no me des más escusas.

_ Marta_ No es eso,…

_ Clara_ Tranquila, es broma.

El recreo estaba finalizando y Juan volvió hacía nosotras.

_Juan_ ¿Visteis el gol que marqué?

_Marta_ No… lo siento me lo perdí.

_ Clara_ Te está tomando el pelo… no ves que estaba de portero.

Juan empezó a reírse.

_ Juan_ Ya veo la atención que me prestas eh Martita_ dijo abrazándome la cabeza fuerte.

_ Marta_ ¡Oye! Que me despeinas… estaba pensando y por eso no te prestaba atención_ dije sacándole la lengua.

_Juan_ ¿Pensando?

_ Marta_ Perdón, no recordaba que esa palabra no está en tu diccionario… búscala en la enciclopedia cuando entres._ Ahora fue Juan el que me sacó la lengua.

Mientras tanto Clara nos miraba divertida.

_Clara_ Vamos que al final llegamos tarde.

Los tres entramos a clase y estaban recogiendo las cosas.

_Clara_ ¿Qué hacéis?

_Rocío_ Pues faltó el maestro de Lengua así que después de educación física nos vamos directamente para casa.

_Juan_ Genial.

Perfecto… dos horitas más para hacer mi dibujo, terminando educación física me voy al parque.

Dicho y hecho. Las clases de educación física hicimos lo de siempre, 15 min de estiramiento, 30 min de tenis, que era el deporte que tocaba hoy, y lo que restaba estuvimos haciendo relajación y al vestuario.

_Carla_ ¿Ya te vas?

_Marta_ Sí, ya me voy.

_Carla_ Juan y yo iremos un rato a la cafetería de Don Piñón, si nos necesitas, nos hechas de menos, o te servimos de inspiración, nos avisas…

_Marta_ Jajaja, gracias lo tendré en cuenta.

_ Carla_ Nos vemos luego.

_Marta_ Hasta luego.

El parque estaba a dos calles del instituto, así que no tardé nada en llegar, me senté al lado del lago y saqué mi blog de dibujo.

Y allí estaba yo sola en el parque, esperando que la inspiración que hace días me abandonó volviera ahora por arte de magia. Cada 30 min pasaba alguien corriendo por detrás de mí… eran mi única “compañía”. Abro mi libreta y cojo el lápiz, la afilada punta apunta hacía el centro de la hoja pero nada… después de dibujar tres garabatos que solo conseguirían aprobarme si el profesor se quitara las gafas… igual si se las quito tenga alguna oportunidad…

Marta… Marta… mejor dejas de pensar tonterías y te centras en el dibujo… bueno… futuro dibujo.

Miro al cielo con la esperanza de que caiga de él mi inspiración.

_Marta_ ¿Pero qué coño?

A lo lejos podía ver una silueta que caía del cielo. No se veía muy bien por la niebla pero… parecía ser una persona e iba a caer en el lago. Me puse en pie y vi como el agua se la tragaba.

Me quité los zapatos y la chaqueta a toda velocidad y me tiré a socorrerla. Estaba casi en el medio del lago y pensé que no llegaría nunca pero al fin alcancé el lugar justo donde calló. Me sumergí y la busqué en las profundidades y no tarde en encontrarla, una luz cegadora emanaba del lugar donde estaba ella. Agarré su mano y la arrastré como pude a la superficie. No me dio tiempo a pensar nada cuando ya estaban mis labios sobre los de ella dándole el sorbo de aire que necesitaba para devolverla a la vida.

_Marta_ Vamos guapa… que tú puedes… respira joder.

Ni siquiera sabía si estaba muerta ya cuando calló… pero algo me decía que siguiera dándole aire.

Ya iba a darme por vencida cuando sentí su cuerpo vibrar bajo mis manos..

Me quedé mirando como abría los ojos despacio, aún le costaba respirar.

_ Marta_ ¿estás bien? ¿Qué te paso?_ la bombardeé a preguntas sabiendo que por su estado no me respondería a ninguna.

_Desconocida_ Por favor… no le digas a nadie donde estoy…_ estas fueron las últimas palabras antes de cerrar de nuevo los ojos ante mi mirada atónita.

Agarré su mano para saber si aún respiraba, tenía pulso, cosa que me tranquilizó.

Me había dicho que no le dijera a nadie donde estaba… ¿pero por qué? Tenía a una chica inconsciente en mis brazos… ¿Qué hago?

Solo se me ocurría llamar a Clara y a Juan.

Cogí el teléfono con las manos temblorosas aún, y como pude marqué el número de Clara.

_Marta_ ¿Cla…Clara?

_Clara_ ¿Te pasa algo?

_Marta_ No te lo vas a creer, pero tengo a una mujer que ha caído del cielo a mis pies…

_Clara_ Claaaaro_ me dijo con tono incrédulo.

_Marta_ Que es verdad joder, vente para el parque estoy junto al lago, donde siempre, no tardes por favor.

Colgué el teléfono sin esperar respuesta, estaba muy nerviosa, y solo hacía mirar al cielo y a la chica. No parecía que fuera a caer más nadie… cosa que agradecía. De vez en cuando tomaba el pulso de la chica, que seguía correcto. No sabía si llamar a la policía, al hospital… o esperar que viniera Clara, ella tenía la cabeza más fría que yo.

Estuve como 15 min esperando a que ella llegara, hasta que al fin la vi aparecer por el camino acompañada de Juan.

_Clara_ Joder… era cierto.

_Juan_ ¿Está bien?

_Marta_ No sé, no sé_ dije con desesperación

_Clara_ ¿Pero está viva?

_Marta_ Pulso tiene…

_Juan_ Hay que llamar a una ambulancia o a la policía.

_Desconocida_ No…_dijo sin abrir los ojos y con gesto de dolor_ por favor, a la policía no…

Los tres nos agachamos para acercarnos a ella.

_Marta_ Pero has caído desde muy alto, tenemos que saber que estás bien.

_Desconocida_ Estoy bien, solo necesito descansar, por favor… ayudarme.

Clara y Juan me miraron.

_Marta_ Nos disculpas, tengo que hablar con ellos en privado.

La chica nos miraba como nos íbamos alejando un poco y mirando al cielo cerró los ojos de nuevo, no podía despegar mi mirada de ella.

_Clara_ ¿Marta? Estamos aquí eh.

_Marta_ Sí perdona. ¿Qué haremos?

_Juan_ Si queréis me la llevo yo a mi casa_ dijo mirándola con cara de baboso.

_Clara_ Está escapando de un peligro no la meteremos en la boca del lobo.

_Juan_ Gracias por lo que me toca.

_Clara_ Deja de mirarla como un baboso.

_Juan_ ¿Estas celosa?

_Marta_ ¿Queréis dejar ya de pelearos y decirme que hacemos?

_Clara_ No sé, parece que está bien… aunque yo no me llevo a una desconocida a mi casa.

_Juan_ En eso tienes razón… no sabemos nada de ella.

_Marta_ Yo me la llevaré a mi casa.

_Clara_ ¿Tú?

_Marta_ Ajá, yo tengo a mis padres allí, mi madre no trabaja y está siempre así que no estará sola en casa.

_ Clara_ No te dejaré sola con ella.

_Marta_ Pues pijamada. Le decimos que es una prima tuya y listo.

_Juan_ Buena idea, me apunto.

_Clara_ Claro díselo a tu primo y a dos o tres amigos más.

_Juan_ ¿No será demasiado?

Clara lo miró con mirada asesina.

_Clara_ Obvio…

Los tres nos acercamos a la chica, que estaba con los ojos cerrados y los abrió cuando sintió nuestra presencia.

_Clara_ ¿Cómo te llamas?

_Desconocida_ No tengo nombre.

_ Juan_ Todo el mundo tiene un nombre.

_Desconocida_ Yo no.

Clara me miró y me dijo al oído que todo le parecía muy raro.

_Marta_ ¿No recuerdas como te llamas?

_Desconocida_ No sé…

_Marta_ ¿De dónde vienes?

_Desconocida_ No sé, solo recuerdo que iba en un avión… y que alguien me empujó hacía abajo.

_ Clara_ ¿Un avión? ¿Qué clase de avión?

_Juan_ De los que vuelan…

_Clara_ Calla imbécil, me refería a que si era de pasajeros, de mercancía…

_Desconocida_ No sé…

_Marta_ ¿Quién te tiró?

_Desconocida_ No sé…

_Juan_ Esta chica no sabe nada.

_Desconocida_ Siento molestaros chicos, pero de veras no recuerdo nada más allá del avión.

_Marta_ ¿Y por qué no quieres que llamemos a la policía? Esto es muy raro.

_Desconocida_ Porque el que me tiró del avión, iba vestido de policía.

_ Marta_ ¿Recuerdas cuantos años tienes?

_ Desconocida_ No

_ Clara_ ¿Y no tienes carnet o DNI o algo?

La chica se reincorporó y buscó en sus bolsillos.

_Desconocida_ No tengo nada.

Su gesto era triste, parecía asustada todo el tiempo y tenía los ojos llorosos.

_ Marta_ Tranquila, te vendrás conmigo, no te dejaremos sola.

_Desconocida_ Muchas gracias… no sé que está pasando, que me ha pasado, y tengo mucho miedo.

La chica se abalanzó a mis brazos y me abrazó. Parecía tener como 24 años, y la verdad que era hermosa, entendía la cara de baboso que tenía Juan cuando la miraba. Yo la abracé fuerte.

_Marta_ No te preocupes por nada.

Clara me miró, mientras que Juan nos miraba a ambas, primero a una, y luego a la otra.

_Juan_ Habrá que buscarle un nombre ¿no?

_Clara_ Claro, de algún modo tendremos que llamarla… ¿Qué te parece…Ángela? Ya que calló del cielo.

_Ángela_ Por mi está bien, llamadme como queráis_ dijo dejándome de abrazar.

_Clara_ Ok, entonces Ángela, chicos tengo que ir a llamar a mi madre para decirle que me quedo esta noche en tu casa, ahora vengo_ Dijo mirándome.

_Juan_ Vamos Clarita, déjenme ir con ustedes, os vendrá bien un hombre fuerte que os ayude.

Ángela y yo nos miramos divertidas. Juan iba detrás de Clara implorándole que le dejara quedarse con nosotras.

_Marta_ ¿A dónde vas?_ le grité a Clara.

_Clara_ Mi móvil se quedó sin saldo, voy a la gabina que hay junto al kiosco.

_Marta_ ¿Quieres el mio?

_Carla_ Gracias, pero ya que voy al kiosco le meto saldo.

_ Marta_ Ok.

Ambos desaparecieron entre la maleza y Ángela y yo nos quedamos a solas.

_Ángela_ Tengo frio.

_Marta_ Normal mujer, estás empapada.

_Ángela_ Tú también lo estás.

_ Marta_ Sí, lo sé, también tengo frio. Ven ponte esto._ dije ofreciéndole mi chaqueta.

_ Ángela_ ¿Y tú?

_ Marta_ No te preocupes, si me pongo enferma me libro de entregar el dibujo mañana…

_ Ángela_ ¿Tú dibujas?

Ángela se quitó la camisa delante de mía sin pudor ninguno. Y yo me puse roja como un tomate, no sabía donde mirar.

_ Marta_ ¿Pero qué haces? Y si te ve alguien…

_Ángela_ No te preocupes será rápido_ dijo poniéndose la chaqueta.

_ Marta_ ¿Estás mejor?

_ Ángela_ Sí gracias, ahora estoy mejor. ¿Y bien?

_ Marta_ ¿Y bien qué?

_ Ángela_ ¿Dibujas?_ dijo acercándose a mí despacio.

_ Marta_ Em… sí… ¿qué haces?

Ángela me rodeó y se puso detrás de mí.

_ Ángela_ Shhh, confía en mí.

De apoco me ponía más nerviosa al oír como se iba abriendo la chaqueta. Sus manos se pusieron en mis caderas y agarraron mi blusa, que iba levantando de apoco.

_ Marta_ Pero… ¿qué haces?

Me estaba poniendo nerviosa el tenerla detrás, todo lo hacía despacio… y me estaba empezando a ruborizar.

Ella pegó su cálido cuerpo al mío y me rodeó con sus brazos. Podía sentir su piel sobre la mía y sus pechos clavándose en mi espalda…

_Ángela_ ¿Tienes menos frio?

_ Marta_ Em… esto…_ Sentirla tan cerca de mí… su aliento en mi cuello… por supuesto que se me había pasado el frio_ sí.

Ambas nos quedamos en silencio… no sabía que decir, me había quedado sin palabra con sus actos. Pero lo cierto era, que ya no tenía frio.

_Clara_ ¿Qué demonios…?

Las palabras de Clara me hicieron sobresaltarme, pero Ángela me tenía abrazada y no me soltó.

_ Marta_ Teníamos frio.

Juan apareció por detrás y se nos quedó mirando como el que ve a dos chicas besándose, y eso que sólo nos abrazamos.

_ Juan_ Puedo… ¿unirme? Tengo frio yo también.

Me volví a ruborizar tras las palabras de Juan, pero Clara terminó con el tenso momento propinándole un golpe.

_ Juan_ Pero… ¿qué hice ahora? Me vas a poner maduro con tantos golpes.

_Clara_ Tú ya venías pasado de nacimiento, no me eches la culpa.

Ángela y yo nos sonreímos.

_Ángela_ ¿Estos siempre están igual?_ me dijo al oído.

_ Marta_ Aún no has visto nada._ dije sonriendo.

Ella apoyó su cabeza en mi hombro y los miraba, mientras que yo, solo podía verla a ella de reojos. Era muy hermosa…

Clara arruinó mi comodidad cuando dijo…

_ Clara_ ¿Y ustedes qué? ¿Os vais a quedar ahí abrazadas todo el tiempo?

En ese momento quise matarla, Ángela me liberó del abrazo y se separó, cerrando la chaqueta y bajándome la camisa mojada. Sentí un escalofrío al sentir de nuevo el frio de la tela en mi piel.

_ Marta_ No ¿verdad?_ dije lanzándole una mirada asesina a mi mejor amiga._ Vámonos ya a casa, quiero cambiarme, que tengo frio.

Juan cogió mi bicicleta y nos dirigimos hacía mi casa. Por el camino fuimos debatiendo por la supuesta edad de nuestra nueva amiga. Al final nos quedamos con que tenía 24 o 25 años.

_ Ángela_ ¿Sigues teniendo frio?_ dijo dirigiéndose a mi.

_ Marta_ Un poco, pero tranquila ya estamos llegando a casa, es esa_ dije señalándola.

_Ángela_ Acogedora_ dijo mirándome y sonriendo.

Su mirada me ponía nerviosa.

Clara llamó a la puerta y mi madre nos abrió.

_ Mamá_ Hola chicas, ¿qué hacéis todos aquí? ¿No deberíais estar en el instituto?

_ Marta_ Faltó un profesor. Dije entrando para dentro intentando que no se diera cuenta de mi ropa.

_ Mamá_ ¿Qué te paso?

_ Marta_ Em… los niños después de educación física me gastaron una broma…

_ Mamá_ Pues no es época de andar jugando con agua.

_ Marta_ Sí mamá, lo sé, ya les dije y se disculparon. Tenemos que irnos mamá, tenemos que cambiarnos.

_ Mamá_ Sí, será mejor que os cambiéis.

_ Marta_ Por cierto, Clara y Ángela se quedan a pasar la noche.

_ Mamá_ Pero… mañana tenéis clase.

_ Marta_ Lo sé, por eso hemos quedado tenemos que terminar un trabajo y puede que nos coja parte de la noche.

_ Mamá_ Ok… ¿y ella quien es?

_ Marta_ Es la prima de Clara, Ángela.

_Ángela_ Buenos días señora.

_ Mamá_ ¿Está en tu clase?

_ Marta_ No mamá, ella es más grande, está en la universidad.

_ Mamá_ ¿Y que hacía en los vestuarios con vosotras? También está mojada.

_ Marta_ Hay mamá ya deja la preguntadera, nos vamos a mi cuarto que hace frio.

_ Mamá_ Está bien, nos vemos a la hora de la cena… por cierto… felicidades_ dijo sonriéndome.

_Marta_ Gracias mamá._ dije devolviéndole la sonrisa.

_ Juan_ Em… ¿Dónde pongo la bici?

_ Mamá_ Puedes ponerla ahí detrás Juan, gracias ¿Tú también te quedas a cenar?

_ Clara_ No, él se tiene que ir ya, ¿verdad Juan?

Juan miró a Clara que estaba matándolo con la mirada.

_ Juan_ Sí señora, me tengo que ir. Nos vemos mañana chicas.

_ Todas_ Hasta mañana.

_ Juan_ Que bonito… os salió en coro.

_ Clara_ Adiós Juan…

_ Juan_ Adiós_ dijo ya desesperado.

Las tres subimos a mi cuarto, yo fui directamente a mi ropero.

_ Marta_ ¿Queréis un pijama?

Ambas afirmaron y yo les pasé uno a cada una, y me dirigí para el baño.

_Ángela_ ¿A dónde vas?

_Marta_ Voy a darme una ducha, ¿quieres ducharte?

_Ángela_ ¿Contigo?

Esa pregunta me desarmó y me ruboricé de nuevo. Nunca me había puesto tantas veces roja en un día.

_Marta_ Pues…

_Ángela_ Tranquila, era una broma. No me voy a duchar hoy, ya he tenido demasiada agua por el momento.

_Marta_ Pues… me voy a la ducha yo, ahora vuelvo_ dije rápido intentando salir de la habitación a la mayor velocidad posible.

Intenté no tardar mucho en el baño, aunque la realidad es que necesitaba terriblemente relajarme. Salí, me sequé y me puse el pijama. Sin más me dirigí a mi habitación.

_Clara_ Me toca_ dijo abriéndose paso ante mi.

_Marta_ ¿A dónde vas?

_Clara_ A la ducha, yo no me mojé en el lago como otras, necesito una ducha para liberar tensiones.

Yo quedé mirándola cómo salía de mi habitación. Pero pronto dirigí la vista hacía aquella desconocida que tenía ahora en mi casa. Tenía el pelo rubio y rizado, hasta la cintura, sus bucles se habían deshecho con el agua y apenas ahora podían verse. Sus ojos eran color miel, y su piel clara.

Estaba mirando hacía el cielo, como con curiosidad.

_Marta_ ¿Qué haces?

_Ángela_ Me pregunto por qué tanta niebla.

_Marta_ Yo me llevo preguntando eso desde hace días.

_Ángela_ ¿Hace días que está el cielo así de cubierto?

_Marta_ Desgraciadamente…

_Ángela_ ¿Y a qué se debe?

_Marta_ Nadie sabe, todos dicen que es el clima, que lo estamos volviendo loco.

Despacio me senté junto a ella en el borde de mi ventana. Y me puse a contemplar el cielo también.

_Ángela_ Oye, ¿felicidades por qué?

_Marta_ Es mi cumpleaños.

_Ángela_ No sabía, felicidades.

_Marta_ Gracias_ dije sonrojándome_ en realidad no tenías por qué saberlo, acabamos de conocernos.

_Ángela_ Cierto, pero igual estás felicitada.

Ambas sonreímos y nos quedamos mirándonos por unos segundos. Ella miraba mis ojos, mientras mi mirada se dirigía sin darme cuenta a sus labios.

_Ángela_ ¿Te gustan mis labios?

Tras esa pregunta incómoda me di cuenta de hacía donde miraba… y no sabía que responder.

_Marta_ em…_ no pude evitar mi sonrojo.

_Ángela_ A mi me gustan tus ojos…

En ese momento Clara abrió la puerta, se estaba convirtiendo en mi salvadora de momentos incómodos. Ya iban unos cuantos hoy Clarita, muchas gracias.

_Clara_ Chicas, es hora de cenar, me acaba de avisar tu madre de que vallamos bajando.

Yo fui la primera en levantarme, aún estaba nerviosa por lo sucedido… ¿qué pretendía de mí esta chica? ¿Acaso también era lesbiana y yo le gustaba o tan solo pretende ser simpática y amable porque le ofrecí mi casa y no la deje sola?

Ambas bajaron tras de mi. Durante la cena estuvimos esquivando las preguntas de mi madre, que era curiosa por naturaleza e intentaba saber más de la “prima” de Clara, gracias a Dios, Clara era bastante rápida para buscar escusas y se las contestó todas. La pobre Ángela la miraba dándole las gracias por todo.

Por fin terminó la interminable cena. Y tras recoger la mesa nos fuimos al cuarto.

_Clara_ Bueno chicas y ¿ahora qué?

_Marta_ Pues tenemos que dormir, Ángela estará cansada.

_Ángela_ Pues un poco, la verdad.

_Clara_ Yo esperaba… no sé… peleas de almohadas, charla con helado de chocolate, poner verdes a las demás chicas de la clase…

_Marta_ Mañana tenemos clase.

_Clara_ ¿Acabaste el dibujo de Arte?

_Marta_ Hice unos cuantos garabatos, entregaré alguno de ellos, es mejor que nada.

_Ángela_ Siento que no terminaras tu dibujo por mi culpa.

_Marta_ No es por tu culpa, ya hacía tiempo que mi inspiración no me acompañaba.

_Clara_ Bueno chicas, a dormir_ dijo poniéndose a un extremo de mi cama y abrazándose a las mantas.

_Marta_ ¿Vas a dormir en mi cama?

_Clara_ Por supuesto, ¿no querrás que duerma en un colchón hinchable con mi espalda no?_ dijo poniéndome carita de pena

_Marta_ La confianza da asco.

_Clara_ Hasta mañana.

_Marta_ Que descanses.

Marta sonrió y se acomodó más a la almohada. Ángela y yo nos acostamos también en el colchón hinchable. Yo me puse hacía un lado dándole la espalda a ella.

_Marta_ Buenas noches.

_Ángela_ Que descanses.

Saber que ella estaba en el otro extremo de la cama no me ayudaba en absoluto a conciliar el sueño, y me pasé las primeras horas de la noche intentando dormir. La posición tampoco era muy cómoda que digamos y hacía mucho frio llegando a ciertas horas de la madrugada.

Despacio me volteé y la miré. Parecía estar profundamente dormida. Se veía hermosa con los ojos cerrados y medio despeinada. A veces hacía algún que otro gesto de frio. Me levanté, y cogiendo otra manta de la silla, se la eché con cuidado por lo alto.

Ella se movió, abrazándose a las mantas, sin llegar a despertarse.

Me senté en una silla, observándola, como dormía plácidamente. Y sin más cogí mi cuaderno y comencé a dibujar, en la oscuridad, sin saber que hacía realmente.

Estuve horas allí sentada, con el lápiz en la mano, dando vueltas por una hoja que apenas llegaba a distinguir. No recuerdo como ni cuando llegué a mi cama, solo que amanecí en ella. Ángela me abrazaba.

El sonido de mi teléfono me despertó.

Cogí mi móvil con los ojos medio cerrados y leí el sms, era de Juan.

“Dónde Coño estais? Stais bien? Cnt”

_Marta_ ¡Joder!_ hice amago de levantarme hasta que recordé que Ángela estaba abrazada a mi.

La aparté como pude, y sintiéndolo mucho, y me acerqué hasta Clara que dormía tranquila en mi cama.

_Marta_ Clara, clara_ susurraba mientras la movía con mis manos intentando despertarla.

_Clara_ Un ratito mas…

_Marta_ Joder como en las películas jajaja… Mierda Clara despiértate ya.

_Clara_ ¿Qué quieres pesada?

_Marta_ Faltan 10 min para que empiece la primera clase, ya no llegamos, pero si nos damos prisa entramos en la segunda.

_Clara_ Joder, ¿por qué no me has despertado antes?_ dijo alzando la voz.

_Marta_ Shhhhh ¿Por qué yo también dormía?_ dije sarcásticamente y susurrando.

Clara y yo nos pusimos manos a la obra, nos vestimos, nos aseamos, y casi estábamos a punto de irnos a desayunar cuando me acordé de Ángela.

_Marta_ Mierda Ángela

_Clara_ ¿Qué pasa con ella?

_Marta_ Le dejaré un mensaje para que sepa dónde estamos y que hacer cuando se despierte.

_Clara_ No tenemos mucho tiempo, así que ándate deprisa.

_Marta_ Tranquila, ahora vengo.

Cogí un trozo de papel, y le dejé a Ángela la hora y la dirección dónde tenía que encontrarse con nosotras. Y bajé corriendo a la cocina. Clara estaba desayunando y yo solo me tomé un colacao.

_Marta_ Mamá ¿por qué no nos despertaste?

_Mamá_ Como no os levantasteis ninguna pensé que entrabais más tarde.

_Clara_ Ya deja de regañar a tu madre que tenemos que irnos dijo tirando de mi hacía la puerta.

_Mamá_ Chao chicas.

_Marta_ Hasta luego mamá.

_Clara_ Hasta luego señora.

Cuando estábamos a punto de salir por la puerta mi mamá nos detuvo.

_Mamá_ Deteneos chicas.

_Marta_ ¿Qué pasó mamá?

_Mamá_ Cerraron los colegios_ dijo aumentándole el volumen a la televisión.

Clara y yo nos fijamos en la televisión, en todos los canales había lo mismo, habían cerrado nuestros colegios y estaba prohibida la entrada y salida a nuestra ciudad. Mi móvil sonó de nuevo con otro sms de Juan.

“Chicas no sé qué está pasando pero nos acaban de sacar del colegio soldados y nos han mandado para casa… ¿sabéis algo?”

Yo miré a Clara y clara me miraba a mí y mi madre miraba a las dos. Justo en ese instante un coche lleno de soldados paró frente a nosotras y nos ordenó que entráramos en nuestros domicilios y que no saliéramos… ¿Qué coño estaba pasando?

Continuará…

48 horas con D

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Estuvo toda la semana preparando mi visita. Quería agradarme y tenía algunos planes como ir a la playa, salir a cenar, presentarme a algunos amigos, etc. etc.

También hubo otra preparación. Cada día iba al trabajo como le pedí. No vestía así normalmente, pero esa semana lo hizo como si yo la estuviera vigilando a través de una camarita: minifalda, medias, liguero, taconazo y un top que le marcara bien las tetas.

Resultaba ridículo entrar asi en la oficina, se tropezaba a menudo, era imposible andar con esos tacones por la calle, pero no le importaba. Su única obsesión era enviarme la foto para que pudiera comprobar que había hecho los deberes. Y masturbarse varias veces al día, con las mismas bragas, para luego mostrármelas mojadas, como le había pedido

Me recogió en el aeropuerto. Sandalias de cuña, de tiras, que dejaban ver sus preciosos dedos, minifalda espectacular y un escote impresionante. Nadie le quitaba el ojo de encima. Es alta, 35 años, pelo moreno, cuerpazo, se llama D.

Me pidió que condujera su coche. LLevaba toda la semana deseando ese momento, entregarse a mi después de tanto estrés en el trabajo (tiene varios inútiles a su cargo) y que fuera yo el que pusiera las reglas a partir de ese momento. Como prueba de que había seguido mis instrucciones se quitó las bragas, sucias de todas las corridas de la semana, y me las entregó para que las oliera y me las quedara. Se sentía relajada, por fin.

Le pedí que se masturbara durante todo el camino a su casa. Quería tenerla a punto y verla disfrutar en el coche, sin que llegara a correrse. Estaba deseando hacerlo, abierta de patas sin importarle las miradas de los conductores en el peaje de la autopista, se acariciaba las tetas y se relamía los dedos con sus flujos. Ella también quería calentarme, me dijo que estaba decidida a hacer todo lo que yo le pidiera ese fin de semana y que había invitado a una amiga que seguro que me iba a gustar.

Tiene un piso de dos plantas En la planta de arriba el dormitorio y en la planta inferior un cuarto de invitados, el salón y una cocina americana. Se bajó del coche casi desnuda, muy caliente de nuestra conversación en el viaje y me ayudó con la maleta. Nos recibió su perrito T. muy contento de ver gente nueva por allí. Según entramos nos magreamos y me pidió que la follara contra el espejo de la puerta de entrada, pero quería disfrutar un poco más de su primera entrega así que le comí el coño en el suelo, se corrió y e pedí que se vistiera para la cena.

Dejé las cosas en el dormitorio y preparó la mesa y la cena. No se curró gran cosa el menú, pero suficiente. Bajó a centar con un vestido negro muy ajustado, sin medias y unos tacones de siete centímetros que sólo se pone para ocasiones especiales. La cena y la conversación eran agradables, yo bebía agua y ella un vino blanco excelente.

A la tercera copa de vino le pedí que se quitara toda la ropa y continuara cenando desnuda. Se apartó un metro de la mesa para que la viera bien cómo se quitaba todo y lo dejaba en un mueble auxiliar cerca de la mesa. Dejó su collar de perlitas, brazalete y varios anillos, que se había puesto (como si fuéramos a salir a la calle, pensé) y sólo se dejó los tacones que le dan algo de confianza. Se sentó otra vez, un poco avergonzada. Cruzaba una pierna en la silla y dejó la otra colgando. Sus tetas se veían algo caídas, lo que no le gusta nada, pero son tersas y suaves. Continuó cenando como si nada, con una buena conversación.

De segundo había preparado spaghetti bolognesa, que sirvió en dos grandes cuencos. Le pedí que dejase los cubiertos a un lado, quería verla comer de forma más natural. Se quedó un poco sorprendida. Empezó a comer la pasta haciendo una pinza con los dedos y a morderla para que resultara más manejable. Y no se le daba mal, pero no me había entendido. Me levanté de la mesa, me puse a su espalda y le hundí la cara en el plato de pasta con tomate. No se había imaginado que le podría hacer eso. Cuando levantó la cabeza, no daba crédito.

D.: Joder tío, como te pasas. ¿Qué te crees, que soy una cerda? Vienes aquí a follar y te crees que puedes hacerme cualquier cosa??

Decía todo eso muy tranquila, con toda la cara pringada de tomate. Me hizo gracia. Como toda respuesta le volví a meter la cabeza, con más fuerza, en el plato de spaguetti, a continuación lo retiré y eché los restos en el plato de comida de T.

Y.: Ahora mismo vas a comerte esos spaghetti en el suelo, como la perra que eres.

Me miró alucinada. Le estaba pidiendo que comiera en el plato de su perro. En eso se iba a convertir el fin de semana idílico que me había preparado. Pero no pudo negarse. Estaba en situación de ventaja. Me había desplazado muchos kilómetros para verla y ella sabía de que palo iba yo. Se lo tomó como uno de sus límtes, pero quería demostrarme que era capaz de todo.

Bajó de la silla a cuatro patas y se acercó hasta la pared hasta el plato del perro. Y comenzó a comer de él, mostrándome al tiempo su espléndido culo y su coño.

El perrito (T.) intentaba robarle algunos trozos chupeteando alrededor de la cabeza de su ama, lo que todavía le resultaba más humillante. Ella le apartaba, no podía soportar esa situación. Quería terminarse cuanto antes su plato y volver a la mesa como una persona normal. Pero no era tan fácil. Tenía que masticar, tragar los spaguetti y apartar al perro al mismo tiempo, todo ello observada por mi. Nadie nunca la había llevado hasta tal límite y le chorreaban flujos por los muslos. En realidad quería que me la follara allí mismo y así acabar con esa humillación.

El perro perdió interés por la comida, le llamaba más la atención el olor del coño de D., se situó detrás y empezó a chupetearla. Estaba muy cachonda, pero no pudo con eso.

D.: Por favor, no me hagas esto. Retíralo, por favor.

Tenía toda la cara llena de tomate, pero pude identificar la desesperación en sus ojos. Era demasiado. Guardé al perro en el cuarto de invitados.

Cuando volví al salón, casi se había acabado el plato y volvió a la mesa a cuatro patas como se había ido. Se fue a sentar en la silla, pero ya no era el momento. Me la follé contra la mesa, por detás, fuerte. Le agarraba los pezones mientras le recordaba que había incumplido su promesa de hacer todo lo que le pidiera. Tenía el coño empapado y eso facilitaba el movimiento. Me daba las gracias. Permití que se corriera allí mismo, frotándose contra el lateral de la mesa de madera.

D.: Perdón por lo del perro, pero es que me supera. Eso no lo puedo hacer de momento. Si quieres me preparo para la próxima vez, perdón.

La puse de rodillas y me corrí en su cara y en su pelo.

Y.: Vuelve a la mesa, aún no hemos terminado. Y cambia de tema, no quiero estar hablando de tu perro toda la noche. Ya veremos lo puta y cerda que puedes llegar a ser.

Terminamos de cenar de un modo extraño. Yo estaba totalmente vestido con el traje, chaqueta y corbata de turno y ella desnuda y con toda la corrida por la cara que no le dejé quitarse hasta que se secó.

D.: ¿te apetece tomar una copa?

Y.: Vale, ¿Cuándo llega tu amiga?

D.: Debe estar al caer, y no quiero que me encuentre de esta manera (no me extrañó, se fue a duchar).

Hasta ese momento había conseguido de D. casi todo lo que me había propuesto. Y la cosa sólo podía mejorar si se apuntaba su amiga (C.), aunque no la conocía de nada.

Cuando entró por la puerta, C. me decepcionó. Tenía pinta de no haber roto un plato en su vida. Y yo no tenía ganas de tonterías, así que pensé que se había jodido la noche y tendría que darles conversación a las dos hasta que se pirase a su casa y poderme quedar a solas con D. otra vez. Nos sentamos los tres en el salón y todo parecía normal hasta que me fui al baño.

A la vuelta, me encuentro a las dos comiéndose la boca en el sillón como si fuera la última vez que iban a hacerlo en su vida.

Cuando me senté en el sofá, C. se puso un poco nerviosa. D. me puso la mano directamente en la polla. Ya estaba excitado, pero la sensación de tener a dos mujeres a tu lado enrollándose entre ellas como si no hubiera nada más en el mundo me puso a cien.

Y entonces vino lo mejor. D. se quitó una de las gomas de pelo que llevaba en la muñeca y le hizo una coleta a C. Luego se hizo otra coleta para ella misma. Me bajó la bragueta y le metió mi polla a la amiga hasta la garganta. Se empeñó en explicarle todos los detalles de cómo me gusta que me la chupen (aparte de verles la cara). Le explicaba que debía adorar mi polla, chuparla, ensalivarla y sólo cuando yo se lo pidiera metérsela hasta el fondo.

Lo hacía genial al muy poco tiempo, por lo que D. empezó a temer por su puesto . La apartaba para mamarme la polla, pero C. aprovechaba para comerme los huevos como nunca nadie lo había hecho. Se acercó a mi cara y me metió un morreo espectacular. Se subió sobre mi polla y empezó a follarme apretando su pelvis contra la mia y moviéndose en círculos, como una diosa.

D. no daba crédito. Ahora resulta que su amiga le iba a joder el fin de semana. Se merecía un castigo. Y lo tuvo.

(Continuará).

argentodario123@gmail.com

Mi cuñada la veterinaria y el loco de su perro

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Las instrucciones de mi mujer habían sido claras , mi hermana Ana necesita que el echemos una mano , se ha quedado sin ayudante , así que vete a Marbella y le ayudas mientras encuentra a alguien . Yo estaba de vacaciones de modo que no pude negarme .

Y ahí iba yo , conduciendo desde Jerez de la Frontera , donde vivimos hasta la casa de mi cuñada en donde ella tiene su clínica veterinaria .

Yo ya conocía el sitio , un caserón antiguo parte del cual era la clínica y parte la vivienda , un jardín grande y medio salvaje con una piscina , casi diría mejor una alberca , porque lo mismo valía para bañarse que para regar .

Toqué le timbre y las puertas se abrieron .

Aparqué y me fui hacia la casa , entonces vi a Ana saliendo de la piscina y mi primera sorpresa fue que en vez de llevar un bañador estaba en bragas y sujetador .

Vino a recibirme , me dio dos besos y a modo de disculpa dijo :

Perdona que te reciba así pero si viene alguna urgencia solo tengo que ponerme la bata encima . Al fin y al cabo es como si llevara un bikini . Y tu eres como mi hermano .

No era verdad , los bikinis suelen ser de un tejido opaco , y Ana llevaba una braguita minúscula de un tejido que dejaba transparentar su sexo y otro tanto en lo que se refiere a sus tetas . Como acababa de salir del agua ambas prendas se transparentaban lo que me dio la oportunidad de ver que mi cuñada tenía los pezones erectos y que llevaba las ingles depiladas . Hubiera sido igual si en vez de la ropa interior hubiera ido en pelota .

Tampoco fue para mi una gran sorpresa , Ana toda la vida había sido muy desinhibida y a sus 34 años podía enseñar lo que quisiera porque era poseedora de un cuerpo tremendo . Aunque satisfecho con mi matrimonio , de las tres hermanas de mi mujer la que más me ponía era Ana . Es increíble el morbo que producen las cuñadas , quien no haya tenido una que esté buena nunca podrá comprenderlo

Además Ana tenía fama de generosa con los hombres .El rumor en la familia es que cuando se divorció , fue como consecuencia de que su marido la pilló con el chicho que cuidaba el jardín . Habladurías nunca confirmadas .

Junto a ella , dando saltos de alegría y haciéndome fiestas , su Golden , un perro maravilloso al que llamaba Loco .

Con mi maletita en la mano y mi cuñada precediéndome nos dirigimos a la casa .

Disfruté viendo las nalgas de mi cuñada bamboleándose delante de mi . La braguita por detrás era solo un hilo que se enterraba entre sus cachetes . La cintura estrecha y a partir de ahí brotaba un culo ancho , rotundo , perfecto , sin un átomo de celulitis .

Me llevó a mi habitación en la planta baja , lo mismo que la suya .

Dada la hora , Ana preparó en un momento una ensalada y frió unos filetes y nos pusimos a comer en el jardín .

Tanto durante los preparativos como durante la comida , mi cuñada siguió con la misma vestimenta , es decir , medio en pelota .

Sentados uno frente al otro presté atención a sus tetas , no muy grandes , pero reventonas . No se si el sujetador era pequeño para su talla pero las tetas parecían querer escaparse de el . El que estuviera morena y la ropa interior fuera blanca contribuía a que mi visión fuera perfecta .

Pensé : si estuviera desnuda no me estaría poniendo más cachondo .

Mi cuñada , alemana ella lo mismo que mi mujer , tenía costumbres extrañas : al entrar en la casa había que descalzarse , mientras que a su adorado Loco , cuando entraba en la casa le ponía una especie de zapatos con suela de goma :

Es que el pobre perro resbala mucho en este piso y eso es malo para sus caderas .

Durante la tarde , ya casi de noche , recibimos una urgencia , un perro labrador se había cortado con los alambres de una cerca .

Tan pronto llamaron a la puerta , Ana se puso su bata y se fue a la Clínica , yo salí a recibirles .

Una revisión rápida y unos puntos de sutura resolvieron el problema .

No se había cerrado la puerta del jardín cuando mi cuñada ya se había vuelto a quitar la bata . Me estaba volviendo loco .

¿ Es que ella se comporta así o es que me está provocando a conciencia? , y que pasaría si tiro para adelante . Igual corresponde , o lo mismo se lo cuenta a su hermana y tengo de verdad un problema .

Decidí esperar acontecimientos .

Cenamos unos embutidos y nos despedimos antes de irnos a dormir .

Echado en la cama analizaba yo lo sucedido durante el día : van a ser quince días muy jodidos . No podía dormirme .

Pasado un rato me pareció oír ruido , me quedé quieto hasta confirmar que si , que alguien estaba haciendo ruido , quizás Ana viendo la tele . Me levanté sigilosamente y me acerqué a su dormitorio . Efectivamente se oían jadeos y cada vez más fuertes .

Ana ha llamado a un amante tan pronto como me he ido a la cama , me iba a volver a mi cuarto cuando la curiosidad me picó . Sin hacer el menor ruido salí de la casa , y me fui hasta la ventana de su cuarto que estaba abierta de par en par . Me asomé con toda precaución y la escena con la que me encontré me dejó atónito .

Mi cuñada boca arriba , desnuda , con los muslos abiertos y en el medio de ellos , Loco , que le estaba dando lengua en el sitio que más gusto le podía dar . Ana , boca arriba se acariciaba las tetas y resoplaba y gemía al mismo tiempo .

Dame más mi niño , dame toda tu lengua que me estás volviendo loca , y ponte cachondo que quiero que me la metas bien adentro . Dale lengua a tu perrita

El Golden atrapado entre los muslos de mi cuñada no hacía otra cosa que darle lengüetadas y por lo que yo veía , parecía gustarle .

Así estuvieron un rato ante mi estupefacción , cuando mi cuñada cambió de postura , se puso en cuatro y empezó a suplicar como si estuviera con un hombre :

Métemela mi amor , méteme toda esa polla que tienes tan gorda , métesela a tu mami . Llename el coño con tu pollón .

Loco debía conocer lo que se le pedía a la perfección , de un salto se puso encima de Ana , por eso llevaba los zapatos de goma , para no arañarla , y le bastaron un par de intentos para clavarle su tremenda polla .

Al sentirse taladrada Ana soltó un rugido

Algún día me vas a desgarrar el chocho porque cada vez se te pone más gorda y cada día me das más gusto . Dame , dame bien duro , que quiero que me rompas y que me llenes . Que gusto .

Y mientras Loco entraba y salía de ella haciendo honor a su nombre , Ana le preguntó :

Cariño , tu crees que me voy a follar a mi cuñado , mi hermana dice que la tiene muy satisfecha y yo se que ella es muy guarra . Lo tengo decidido o me lo follo o le vuelvo loco . Le voy a provocar hasta matarlo , seguro que esta noche se ha hecho una paja pensando en mi . Sigue Loco , sigue que me esta viniendo ya y me vas a hacer correrme como si fuera tu perra , sigue , dame más . Me estoy corriendo muy rico , Loco , me estoy viniendo , tu perrita se esta viniendo , siento como me llenas .

Mi cuñada , a juzgar por sus palabras se había corrido , pero a Loco eso le dio igual , siguió embistiendo como una bestia y la consecuencia fue que Ana se vino arriba otra vez :

Me vuelves a subir , tu no te cansas nunca , eres un vicioso , ojalá mi cuñado me folle tan rico como tu , porque sabes , Loco , desde hace más de un año el único que me ha follado has sido tu . Ahora quiero un hombre , quiero follarme a Julián , no te vas a poner celoso , verdad , porque sabes que siempre vas a tener mi chocho a tu disposición , sigue dándome que me vas a hacer correrme otra vez . Ay me corro otra vez . Me estoy corriendo

El perro continuó su tarea y debió correrse porque terminó de embestirla .

Cuando se separaron pude verle la polla al can , era un pedazo de carne largo y grueso con aspecto parecido al capullo humano .

Loco , antes de terminar la tarea le volvió a dedicar lengua a mi cuñada , le dejó el coño como los chorros del oro . Acabados los lengüetazos , se bajó y se tendió a los pies de la cama.

Ya había visto todo de manera que con sigilo me volví a mi habitación , como es natural no me pude dormir , es espectáculo que acababa de ver me había puesto cachondo como un mono , tentado estuve de hacerme una paja pero preferí reservar mis fluidos .

O sea que mi mujercita se dedica a decirle a su hermana lo bien que la follo , no lo entiendo , ¿para darle envidia? . dicen que los hombres alardeamos de nuestra vida sexual , por lo visto las mujeres también.

¿ Le habrá contado que lo que me vuelve loco es metérsela por el culo o no habrá entrado en detalles? Y que le habrá dicho de mi polla , desde luego no puedo compararla con la de su perro . Loco es un monstruo , o los perros son superdotados . Bueno ya sabiendo que , de verdad , mi cuñada quería que me la follara el plan iba a ser distinto . ¿Le habría dicho mi cuñada a mi mujer que me iba a provocar? Lo único seguro es que cuando hablaba con Loco estaba diciendo la verdad .

Me quedé dormido .

A la mañana siguiente me dirigí a la cocina para desayunar , me puse a preparar café y entonces entró Ana , otra vez en ropa interior , esta vez color carne .

Ana , cariño , no es que a mi me disguste , ni mucho menos , pero vas a estar todo el tiempo en bragas y sujetador? Entenderás que uno no es de piedra .

¡ Te estoy poniendo cachondo ? Ya te dije ayer que es por comodidad , si vienen con un perrito solo tengo que ponerme la bata , pero en realidad te mentí .

¿Cómo que me mentiste?

Si , mi casa está aislada , no tengo vecinos , de manera que cuando estoy sola lo que me gusta en el verano es estar todo el día desnuda , si viene alguien me pongo la bata y ya está .

Por mi no te cortes , si lo que te gusta es andar desnuda no quiero yo que cambies tus costumbres por mi .

Pues mira te lo agradezco mucho, me he puesto ropa interior para que no te sintieras violento . Y la verdad es que estoy mas cómoda sin ella .

Y así , sin más , en el medio de la cocina se quitó primero el sujetador y luego las bragas . A la luz del día pude ver que el bronceado de Ana era realmente integral .

No contenta con lo que había hecho se dio una vuelta completa delante de mi y me preguntó :

Que te parece , ¿tengo mejor cuerpo que mi hermana? Ella tiene más tetas pero yo tengo más culo . ¿Te gusto?

Ahora llegaba el momento de hacerla sufrir .

Ana tienes un cuerpo muy bonito y es verdad que tienes más culo que tu hermana y a mi los culos me gustan mucho , pero tienes que saber que estoy muy enamorado de Erika y no tengo ojos para otras mujeres .

Que suerte tiene mi hermana , que envidia me da . Pero no me has contestado : ¿Te he puesto cachondo ? ¿Te gusto?

Si Ana , me gustas , eres una mujer muy atractiva , pero eres mi cuñada .

A lo de que si me había pueso cachondo preferí darlo por no oido .

Y mi culo , que me dices de mi culo .

Que es precioso , que si no estuviera yo casado con tu hermana no se lo que podría pasar ( tenía que darla alguna pista para que siguiera con su plan provocador )

Mi idea habiendo oído a Ana y sabiendo sus planes , era dejar que me provocara , quería saber hasta donde pensaba llegar .

Durante la mañana Ana tuvo que atender a tres animalitos , dos consultas rutinarias y una un poco más complicada .

Yo hice de recepcionista y ayudé a sujetar a los perros sobre la mesa de acero .

Aunque hacía esfuerzos por mantener el control lo cierto era que ver a mi culada en bata , sabiendo que debajo iba desnuda me ponía enfermo . La mente humana es difícil de entender , la tenía todo el día desnuda y cuando me ponía cachondo era cuando se ponía la bata.

Entre medias de la visitas tanto Ana , como yo nos dedicamos a arreglar la casa , casado con sus hermana y siendo la familia alemana sabía que me tocaba colaborar . Ana mientras tanto recorría la casa como su madre la trajo al mundo . Ahora , haciendo las faenas de la casa me chocaba menos porque en casa , con mi mujer , era frecuente que las hiciéramos los dos en pelota .

Loco andaba por la casa con sus zapatos de goma , y seguía a Ana a todas partes . En un momento en el que mi cuñada se inclinó para apagar el aspirador el animal metió su morro entre las nalgas y lanzó un lengüetazo , sin percatarse de que yo lo estaba viendo , le dijo :

Loco , déjame trabajar , no seas travieso . Ahora no .

Acabadas la tareas Ana se fue a la alberca .

Al cabo de un rato me acerqué a ofrecerla algo y ella me dijo :

No te vas a bañar , hace mucho calor y el agua está muy buena .

No me he traído bañador

Pues báñate en pelota , o si te da vergüenza en calzoncillos .

Opté por lo segundo para seguirme haciendo el estrecho .

Llevaba unos boxers de color azul y con ellos fue con los que me metí en la piscina . Era verdad el agua estaba deliciosa .

Al salir del agua la tela mojada se me pegó al cuerpo y se volvió casi transparente .

Ana no se cortó un pelo :

Julián , para tu edad te conservas muy bien , ¿vas mucho al gimnasio?

Y antes de dejarme contestar :

Casi mejor te quitas el calzoncillo porque te estoy viendo todo , y veo que tienes una buena tranca , mi hermana tiene que disfrutar mucho contigo . Que envidia .

Si quieres guerra vas a tenerla , pensé .

Me quité los calzoncillos y me tendí en una hamaca .

Desde mi posición , tendido boca abajo , tenía una visión perfecta de Ana , para ser más exacto tenía una visión perfecta del coño de Ana . Ella estaba tendida boca arriba y espatarrada , seguro que con toda intención .

Te voy a dar un poco de crema porque estás de color aspirina y te puedes quemar .

Se vino a mi tumbona y me puso crema hasta cansarse .

Cuando acabó con mi espalda , mis hombros , mi culo y mis muslos me dijo :

Date la vuelta

Me resistí :

Espera a que tome un poco el sol .

Date la vuelta

Me la di .

Había intentado no hacerlo porque tenía la polla a media asta , en ese estado intermedio previo a la erección , pero ya no podía seguir aguantando la tentación que mi cuñada me ofrecía .

Vaya cuñado , parece que mi masaje te ha puesto un poco cachondo , te doy la crema y te dejo que tomes el sol . A mi también me ha puesto cachonda el verte al salir de la piscina

Empezó por el pecho , y siguió bajando con una lentitud premeditada , me embadurnó la barriga , sus manos haciendo círculos cada vez se acercaban más a mi polla y al sentirlo pasé de tenerla morcillona a tener una erección bestial .

Ana se echó crema en las manos y directamente me cogió la polla y empezó a embadurnármela . Arriba y abajo , arriba y abajo , con una mano me daba crema en la polla y con la otra me acariciaba los huevos .

Lo que empezó siendo dar crema anti solar , se convirtió en una paja , Ana me la estaba meneando a conciencia .

Me dejé hacer , no hubiera sido capaz de decirle que parara . Cerré los ojos y me dispuse a disfrutar .

Primero te voy a hacer una pajita pero antes de que te corras me voy a comer toda tu polla , pero con una condición , cuando acabe de comerme tu leche , tu me vas a follar bien follada . Hace mucho que no me follan y me tienes muy cachonda y muy necesitada.

No hizo falta que contestara , Ana siguió engullendo mi polla y acariciándome los huevos .

En mitad de la función paró un momento para decirme :

Mira como me tienes . Tengo el chocho caliente y chorreando .

Cogió mi mano y se la llevó a su chocho , sus jugos le rebosaban y le corrían por los muslos .

Me tienes cachonda como una perra . Tengo unas ganas locas de tener esta polla metida dentro de mí .

Me la siguió mamando con mi mano en su coño hasta que ya no pude esperar mas y me descargué en su boca . Sentí que estaba lanzando una andanada tremenda y ella debió pensar lo mismo .

Vaya corrida que me acabo de comer , creí que no acababas nunca de llenarme la boca con tu leche . Sigue tocándome el chocho que me tienes muy caliente y me vas a hacer correrme

Seguí dándole dedo y Ana empezó a chillar

Me vas a follar bien follada , quiero tener esa polla dentro de mi chocho y quiero que me lo llenes con tu leche . Y te voy a dar mi culo que se que te gusta .

Sus palabras rebotaron en mi cerebro : que se que te gusta . Mi sospecha se confirmó , en la excitación del momento Ana dijo que sabía lo que a mi me gustaba , era evidente que su hermana se lo había dicho .

Hice como que no había oído bien y seguí mi tarea hasta que Ana , entre gritos me dijo :

Me estoy corriendo , me corro , me corro , que gusto , para ya por favor , que me vas a matar y ya me he corrido como una perra .

Se ve que a mi cuñada lo de compararse con una perra la excitaba , quien no supiera la historia podría pensar que era una forma de hablar , yo sabía perfectamente cuando hablaba de una perra a que se refería .

Nos quedamos un rato en silencio y mi cuñada se volvió a su tumbona .

Julian , dime la verdad , ¿habías pensado alguna vez en follarme? Te lo digo porque yo llevo mucho tiempo sin un hombre y mas de una vez he pensado en ti para echar un polvo .

Ana , siempre te he visto como la hermana de mi mujer .

Si , ya se , pero esa no es mi pregunta , no te ha tentado la posibilidad de follarme . No me digas que no te he puesto cachondo .

Si Ana , en más de una ocasión he pensado que me gustaría echarte un polvo , pero como quiero a mi mujer lo he dejado ahí . Desde ayer cuando llegué me tienes enfermo .

Me gusta que me desees , una cosa te prometo y es que lo que hagamos será nuestro secreto .

Sabes lo que decía Woody Allen , decía que el sexo para ser bueno tiene que ser guarro , ¿tu eres guarra?

No te lo puedes ni imaginar , yo se que mi hermana es bien guarra pero yo soy cien veces más . Yo más que guarra soy una perra salida. Y necesito mucha polla . En cuanto me recupere un poco te llevo a la cama y te lo demuestro .

No habían pasado cinco minutos cuando Ana se levantó , me dio un medio beso , medio lengüetada en la polla , me cogió de la mano y nos dirigimos a su alcoba .

Vas a ver que no exagero , vas a comprobar lo perra que soy .

Al entrar en la casa vi a Loco echado en el hall . Cuando nos vio entrar levantó la cabeza y se quedó mirando el culo de Ana .

Continuará

A mi jefe le gusta mi culo

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Ha pasado ya mucho tiempo desde mi último relato. No les voy a engañar. Tras mi profesor, al que dejé de follarme hace unos meses, mi vida sexual se había quedado muy estancada. De hecho, lo sigue estando. Pero tras meditarlo mucho, y tras leer alguno de los relatos de por aquí, me he decidido contar mi última aventura. Ocurrió hará ahora dos meses, más o menos. Me encontraba en Escocia, en unas conferencias que organizaba la empresa en la que trabajo y donde tuve la oportunidad de conocer a los mandamases de la compañía, entre ellos, a Brian, el Director General de Recursos Humanos y, más concretamente, el jefe de mis jefes.

Brian es un hombre británico, de los chapados a la antigua. No es rubio, aunque sí de piel blanca y pelo claro. Siempre afeitado con precisión y muy, pero que muy elegante. Siempre de punta en blanco y sabiendo convinar muy bien su indumentaria. Puntual y correcto en todo lo que dice y siempre un ‘gentleman’, nunca sube el volumen de su voz ni pierde la compostura. Un ‘Steven Gerrard’ de los negocios, para los que les guste el fútbol. Ni que decir tiene que es muy atractivo. Es atlético, fuerte y muy, muy guapo de cara. Vamos, un hombre por el cual cualquier mujer, homosexual o, en mi caso, bisexual y amante de lo prohibido y salvaje, desearía llevarse a la cama para que hiciera de él su esclavo. Es tan británico, que sólo perdió la compostura como lo hacen todos: por culpa de la cerveza.

El día que finalizó el congreso, los allí presentes estábamos invitados a un cóctel y una posterior cena. Pero claro, los que no sabían beber, en la cena ya iban colorados. Entre ellos, el señor Brian, mi jefe. Hasta ese momento, sólo había cruzado con él 4 palabras, y quise mantenerme siempre en segundo plano. A punto de empezar la cena, me ausenté de mi mesa para ir al baño a lavarme las manos. Y allí estaba Brian, con una cogorza de espanto, meando en uno de los urinarios, apoyando la cabeza en la pared y con la corbata echada hacia atrás. Le pregunté si estaba bien, cosa que respondió afirmativamente con un gruñido. Yo comencé a lavarme las manos y, por el espejo, le observaba. De reojo, vi cómo giraba la cabeza y me echaba una mirada de arriba abajo. Seguí a lo mío, pero sin dejar de mirar de reojo. Al secarme las manos, seguí mirando por el espejo cuando de repente vi que… ¿Me estaba mirando el culo? Efectivamente, Brian sostenía su pene, que ya había parado de mear, y su mirada estaba centrada en mi trasero. No me lo terminaba de creer. Durante la cena no dejaba de darle vueltas al asunto.

La cosa fue a más. Porque noté cómo Brian comenzaba a mirar mucho hacia mi mesa y, en tres ocasiones, vino a saludar, con gran torpeza debido a su borrachera, a comensales que estaban sentados junto a mí. A la cuarta vez, yo fui el saludado. A duras penas conseguí entender qué demonios intentaba decirme, pero intuí que darme la enhorabuena por el trabajo realizado y que seguía mi carrera de cerca. Después, llegaron los coñacs y las copas. Y la cosa ya no se sostuvo por más tiempo. Todos los allí presentes nos dejamos de formalismos y comenzamos a emborracharnos como si no hubiera un mañana. EL hotel donde nos hospedábamos puso a disposición nuestra una sala de discoteca con música y más bebida. Y Brian, seguió a lo suyo, sólo que empezó a gustarme que me mostrara su interés.

Mantuvimos una larga conversación, sobre todo sobre España y la crisis, y los españoles, y lo bien que sabemos vivir, y la playa, y el sol, y las Islas Canarias, y el calor que hace y… “lo atractivos que somos los latinos”. Y ahí, se me paró el corazón. Ya no había dudas. Brian estaba coqueteando conmigo delante de todo el mundo, aunque con la música y el alcohol nadie se percatara de lo que sucedía. Era evidente que no íbamos a besarnos delante de todo el mundo. Habría sido un escándalo. Pero Brian tenía muy claro lo que quería esa noche. Tras volver de pedir otro whisky con soda, se me acercó decidido y me dijo: “Estoy en la 305. Me gustaría que vinieras a tomar una copa. Puede que te parezca un poco osado, pero es así. Yo me voy a ausentar ya, así que si quieres subir más tarde, yo estaré esperando un buen rato”. Y con esa seguridad, con esa confianza, se despidió de una docena de personas y se fue a su habitación. Y yo me quedé allí, incrédulo, con mi whisky derritiendo los hielos, y decidiendo si quería pasar un rato agradable en la 305.

Si soy sincero, no me costó mucho decidirme. Me fui a mi habitación para asearme un poco, dejar la americana y la corbata y llamé a la 305 para ver si seguía en pie. Aunque tardó en cogerlo, contestó muy sereno y muy serio que sí, que estaba en pie la oferta. Así que no lo pensé más y me presenté en su cuarto. Me recibió con el pelo mojado, una toalla al cuello y sin camisa, dejándome ver su increible torso británico. Había tomado el mando de la situación, se sentía cómodo y seguro. Su borrachera era menos evidente, es decir, que se había refrescado para la ocasión. No tenía dudas de que esa noche iba a echar un polvo con uno de sus empleados españoles. Y eso me ponía muy cachondo, aunque también me provocaba nerviosismo. Me invitó a sentarme en la cama mientras comenzó a servir dos copas de whisky. Al darme la mía, se inclinó hacia mí y me dió un beso. Jugueteamos con las lenguas en nuestras bocas. Después se incorporó otra vez y dijo: “Qué bien sabes”.

Tras eso, se sentó en un butacón en frente de mí, mirándome fijamente. Dio un largo trago y dijo: “Quiero que te desnudes para mí”. Estaba claro, yo ya era su putita. Él era quien tenía el control. Me gustaba. Qué demonios, me encantaba. Estaba tremendamente excitado. Entre dubitativo y cachondo, me fui desprendiendo de mi camisa, de mis zapatos, de mis clacetines y de mi pantalón. Al irme a quitar el slip dijo que parase y que me tumbase en la cama. Así lo hice. Él se volvió a levantar, se fue hacia mí, me besó de nuevo y fue bajando con su boca sobre mi cuerpo desnudo, hasta llegar a mis calzoncillos, que ya estaban empapados de la excitación que tenía. Poco a poco, fue quitándomelos dejando al descubierto mi erecto pene. Ya estaba al descubierto, completamente desnudo delante de mi jefe. Lejos de querer tocarme, se quitó sus pantalones y sus calzoncillos, muy despacio, muy tranquilo. Tenía una polla enorme, para mi sorpresa. Estaba tremendamente dotado. Puede que fuera más grande que la de Rolando, el cubano que me follé, pero no tan gorda. Estabaa totalmente empalmado.

-Tócate para mí.- Dijo Brian mientras se sentaba de nuevo en su butaca.

Yo comencé a tocarme mientras Brian hacía lo propio y me daba instrucciones. -Ábrete las nalgas-, me pedía. Yo iba cumpliendo poco a poco cada uno de sus deseos. El se meneaba el pene mientras me observaba, pero lo hacía lentamente, con calma. -Métete un dedo,- seguía guiándome. Y yo me chupé el dedo corazón y poco a poco me lo introduje en mi ano mientras gemía de placer ante la atenta mirada de Brian.

Tras unos minutos de instrucciones, me pidió que fuera, que lo besara y que le hiciera una mamada. Eso es lo que hice. Fui bajando por su precioso torso, despacio, hasta tener en frente ese tremendo instrumento. Poco a poco, la fui dando lenguetazos hasta que me la terminé metiendo en la boca. Él gimió y echó la cabeza hacia detrás, lleno de placer, mientras me agarraba con las dos manos por la nuca, marcando el ritmo de la mamada. Yo le hice saber que era una polla enorme, que me estaba relamiendo de lo buena que estaba, mientras pensaba en lo mucho que mi culo iba a disfrutar con ella dentro. Supongo que él estaba pensado lo mismo. Sus manos me pedían más intensidad en mi chupada, y yo engullí ese pene lo más rápido que podía, llegando con facilidad hasta mi garganta. Estuve a punto de atragantarme, pero él sabía cuando darme un respiro y cuando apretar.

Me soltó la nuca, me hizo levantarme de nuevo y me dio la vuelta. Me pidió que me inclinara, me acarició las nalgas, las abrió y le dio un par de lenguetazos a la entrada de mi culo. Después, escupió descaradamente sobre mi agujero y comenzó a engullirlo como un poseso mientras con la mano derecha me meneaba la polla. Después, se olvidó de mi polla para centrarse completamente en abrir mi culo y prepararlo para la traca final. Metió su dedo corazón en mi ano, moviéndolo de arriba abajo, de izquierda a derecha y en círculo. Después lo sacó, volvió a comerlo durante un minuto como un poseso y después me introdujo otros dos dedos. Cuando consideró que estaba lo suficientemente preparado, me dio un cachete en el culo y me pidió que me incorporara a cuatro patas sobre la cama.

Tras unos segundos que utilizó para ponerse un condón, se puso detrás de mí, me agarró las nalgas con las dos manos y fue introduciendo su enorme pene en mi culo ante mis gemidos entremezclados de dolor y placer. Él sabía que costaría meterla, así que se tomó su tiempo y la fue introduciendo poco a poco hasta que, finalmente, sus testículos hicieron tope en mis cachetes. La dejó unos segundos dentro de mí y, sin darme mucha más tregua, comenzó a meterla y sacarla, a dar ritmo. Yo intentaba contener mis gemidos, al principio sólo jadeaba. Pronto se convirtió en gemidos claros y, a medida que la intensidad de sus embestidas subía, se convirtieron en gritos y juramentos. Todo ello en inglés. Él me agarraba con fuerza las nalgas al tiempo que me penetraba cada vez más rápido. El sonido de sus huevos chocando contra mis nalgas, ese “choc-choc” que tando me gusta escuchar cuando estoy a cuatro patas, se unía a mis gritos cada vez que su pene llegaba hasta mis entrañas.

-Grítame en español,- me pidió tras darme un cachete en mis nalgas con la mano derecha.

Yo comencé a jurar y perjurar en español.

-¡Joder! ¡Dios! ¡Hijo de puta! ¡Me estás destrozando! ¡Oh, sí! ¡Puta!

Él seguía a lo suyo, clávandome su instrumento en mi culo cada vez más dolorido y abierto.

-¡Eso es papi! ¡Clávame la pinga hasta el fondo!,- le decía, porque sabía que lo de “papi” lo entendería y le pondría cada vez más cachondo.

De pronto, me la sacó y la sacudió dos veces sobre mis nalgas. Yo noté un vacío en mi ano. Lo notaba totalmente abierto, dilatado. Se tumbó boca arriba sobre la cama y me pidió que lo cabalgara. Ahí estaba en casa. Lo iba a dejar seco, me decía a mí mismo. Me puse a horcajadas, y me introduje con facilidad su polla en mi culo. El me agarraba con fuerza las nalgas y eso me excitaba de una manera sobre humana. Comencé a bailar con su pene dentro de mí, cabalgándolo como un potro desbocado al tiempo que seguía gritándole: “¡Eso es papi, hasta el fondo! ¡Dame fuerte papi! ¡Me encanta!”. Su cara de placer era de escándalo. Yo apollé mis manos sobre sus piernas y me incliné un poco hacia detrás para que su pene llegara hasta lo más lejos de mi cuerpo. Eso me estaba causando un placer terrible y mis gritos eran cada vez más descarnados.

Tras unos minutos, se inclinó hacia mí, sin sacármela del culo, me puso poca arriba en la cama, la sacó, se quitó el condon y comenzó a meneársela para terminar de correrse. Con la otra mano, me cogía de la nuca para que me inclinara y pudiera recibir en mi cara toda su leche. Yo, ni corto ni perezoso, saqué la lengua, invitándole a que me la diera en mi boca. No tardó en hacerlo, y yo recibí su leche calentita en mi boca. Los últimos coletazos me llegaron hasta la garganta. Mientras, Brian gemía y gemía de placer. Tras eso. Me soltó y comenzó a hacerme una paja que poco tardó en convertirse en un torrente de semen sobre su pantorrilla y mi abdomen.

Después de eso, cayó rendido encima mío al tiempo que me dijo; “Creo que estoy totalmente seco”. Unos minutos más tarde, me invitó a ducharme con él y, amablemente, me pidió que me fuera porque quería dormir. No tenía pensado quedarme, en cualquier caso. No quería que todo el mundo supiera lo que allí acababa de pasar.

Y lo que acababa de pasar es que Brian, mi jefe, me acababa de echar un polvo increíble, inolvidable y difícil de repetir. Aunque se intentará en el siguiente congreso de empresa

Los crímenes de Laura: Un pacto entre caballeros

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Aviso a navegantes: La serie “Los crímenes de Laura” contiene algunos fragmentos con mucha violencia explícita. Estos relatos conforman una historia muy oscura y puede resultar desagradable a los lectores. Por lo tanto, todos los relatos llevarán un aviso con el nivel de violencia que contienen:

-Nivel de violencia bajo: El relato no contiene más violencia de la que puede ser normal en un relato cualquiera.

-Nivel de violencia moderado: El relato es duro y puede ser desagradable para gente sensible.

-Nivel de violencia extremo: El relato contiene gran cantidad de violencia explícita, sólo apto para gente con buen estómago.

El teniente de la Guardia Civil, Xavier Xacón, volvió a darse la vuelta sobre sí mismo, enrollándose en las sábanas y arrebatándoselas a su acompañante. No podía dormir. Llevaba un muy mal día. De hecho, llevaba una muy mala semana.

-¿Estás bien? –preguntó el hombre que intentaba conciliar el sueño a su lado-. No paras de moverte. ¡Devuélveme la sábana!

-Lo siento… Estoy… preocupado –contestó, desenrollándose, para quedar tumbado con la mirada perdida en el techo.

-¿Qué te pasa, mi amor? –dijo el hombre incorporándose y acercando sus labios a los de Xavier.

-Cosas del trabajo… Cosas del pasado –respondió, tanto a la pregunta como al beso tierno entregado con dulzura por su amante.

-No puedes vivir en el pasado.

-Lo sé. Lo que pasa es que siempre he sido consciente de que algún día… Sabes que he tenido que hacer cosas para ocultar mi… condición.

-¿Qué condición? Tú no eres de ninguna condición –replicó el hombre, apartándose de Xavier y frunciendo el ceño.

-Perdona… Sabes lo que quiero decir. Aún ahora mismo no hay un solo gay en la Guardia Civil…

-Tú eres gay, cariño, y Guardia Civil…

-Sí, pero nadie lo sabe… A eso voy. No puedo hacerlo público… Si se enteraran…

-¿Es eso lo que te preocupa?

-Sí… No. Quiero decir… Cuando me casé…

-De eso hace ya mucho tiempo.

-Sí, hace mucho… Pero me casé por motivos equivocados, egoístas… Y mi hijo… Mi mujer siempre lo supo, ¿sabes?

-¿El qué?

-Que nunca me sentí atraído por ella; por ninguna mujer, en realidad. Era una buena muchacha, y fue una buena esposa. Pero las cosas no podían salir bien…

-¿Por qué me cuentas todo esto?

-Por nada, ven aquí, quiero otro beso.

El hombre se volvió a acercar a Xavier, besándolo pasionalmente, procurando disipar sus preocupaciones con el juego de sus lenguas, con el roce de sus labios. Pero las preocupaciones necesitan más que un beso para ser desechadas.

-Es que… están pasando cosas… -continuó Xavier, apartándose de nuevo de su amante.

-¡Ay por Dios! ¿Por qué no lo dejas?

-¿Si me hubiera visto obligado a hacer algo terrible, tú me perdonarías?

-No te perdonaré si no te callas ya y me dejas darte un beso en condiciones.

Se calló, consciente de que el perdón de su compañero era algo que posiblemente necesitaría muy pronto. El beso fue tierno, dulce, sensual; Xavier se sintió transportado durante unos instantes al vacío absoluto, donde nada importaba, donde sólo eran ellos dos, y el cosmos a su alrededor. Agarró a su amado por la cabeza, con la mano derecha, y apretó ligeramente, para que el beso no terminara nunca, para que aquella sensación de paz no le abandonara, porque cuando se detuviera, sabía que todos sus temores volverían.

El hombre que besaba no opuso resistencia al brazo que le rodeaba, y estirando su propia mano, comenzó a acariciar el pecho del fornido guardia civil, que se movía rítmicamente, al compás de la respiración pausada. Ahora ya ninguno pensaba en conciliar el sueño, pues la temperatura de sus cuerpos no dejaba de subir. La mano del hombre, que había comenzado acariciando el pecho, bajó por el torso de Xavier, apartando la sábana de un manotazo y dejando al descubierto su cuerpo desnudo. La polla del guardia civil aún no estaba alzada, pero ya indicaba su intención de despertarse. El amante bajó la mano hasta la entrepierna, y comenzó a acariciar el falo con dulzura. Mientras, sus labios no se habían separado.

Xavier consiguió mover el brazo izquierdo, que estaba aprisionado bajo su amado, y lo dirigió a su entrepierna, mientras que con la otra mano acariciaba el espeso y oscuro pelo rizado. Notaba cómo su compañero le envolvía el miembro ya casi del todo erecto, y cómo iniciaba un suave movimiento. Él también halló un falo entre sus dedos, y lo acarició como pudo, atrapado entre las sábanas. Vació su mente de oscuros pensamientos, y se dedicó a disfrutad del mágico momento.

Ninguno de los dos buscaba un rápido desenlace, pues uno necesitaba relajarse, y el otro deseaba ayudar a su amante. Los besos se fueron sucediendo, lengua a lengua, labio a labios, segundo a segundo. El hombre más delgado se separó de Xavier tan sólo unos centímetros, y sin soltarle la polla, que seguía masturbando, deslizó la boca hasta su pecho. Con ternura mordisqueó los pezones que resaltaban en los trabajados pectorales, repasándolos con cuidado. El guardia civil suspiraba a cada paso, a cada instante, a cada contacto de su hombre.

Ambos estaban con la polla del otro en la mano, enlazados sin hablarse, tan sólo disfrutando. El amante seguía recorriendo a Xavier de parte a parte, descendiendo por el torso y lamiendo los abdominales. Xavier no se movía, más allá del ligero acariciar de su mano, y dejaba vía libre a su compañero. El beso que había comenzado en los labios, descendido hacia el pecho, y atravesado el vientre, se acercaba sin remedio a la zona de la bragueta. Cuando así lo consideró oportuno, y sin que ninguno de los dos dijera nada, el amante separó sus labios del cuerpo de Xavier un instante, para acto seguido acercarse la polla a su boca. Notó cómo Xavier suspiraba cuando se la introdujo entre los labios, para después sacarla y lamerla con avidez. No era demasiado grande, tampoco demasiado pequeña, era, podría decirse, perfecta para él. Deslizó la lengua por el glande, saboreando las primeras muestras de excitación que salían de su hombre y lo rodeó con los labios, apretando, como si pretendiera atraparlo en una trampa. Se detuvo un momento, disfrutando; después movió su cabeza de arriba abajo, siendo complacido por suspiros delirantes.

Xavier deseó repentinamente poder devolver aquel placer; disfrutar entre sus propios labios de la polla de él. Con un movimiento suave, pero firme, apartó a su amante de la tarea en la que tan bien se aplicaba y le obligó a tumbarse de espaldas. Xavier fue más directo, y abandonando cualquier preliminar, se acercó al inhiesto falo de su compañero, y lo engulló casi hasta la base. Con la polla dentro de la boca jugueteó con su lengua, intentando alcanzar cada rincón, apretándola contra el paladar, o simplemente recorriéndola sin prisa. Cuando se la sacó, necesitó un par de segundos para retomar el aire que le faltaba, pero no hubo más tregua, pues de inmediato continuó con la felación, moviéndose de arriba abajo, lamiendo con lujuria, chupando con deseo.

-Ven… ponte… necesito que me folles –dijo Xavier, sacándose por fin la polla de la boca; fundiéndose de nuevo en un tierno beso con su amante.

El hombre estiró el brazo, y agarró un frasco plateado que siempre estaba sobre la mesilla de noche, al lado de la cama. Vació una buena cantidad de su contenido en la mano y se acercó a Xavier, que le esperaba arrodillado. Depositó la crema sobre el ano y lo acarició con delicadeza. Introdujo los dedos por el recto, poco a poco, para no hacer daño, primero uno, luego otro, y al final, casi toda la mano. Xavier jadeaba descontrolado al sentirse penetrado, y rogaba que se dejara de juegos, pidiendo ser sodomizado.

El hombre escuchó, hizo caso, y sacó los dedos. Se puso a espaldas de Xavier y apuntó al orificio perfectamente dilatado. No tuvo problemas en metérsela de un solo envite, y cuando estuvo dentro no esperó ni un segundo para comenzar a cabalgar. Xavier se movía frenéticamente bajo su amante, mientras suplicaba que le diera con más fuerza, que deseaba sentirse una perra. La polla del hombre se abría paso, embestida a embestida, partiendo a Xavier por dentro; haciendo que gozara, jadeando y maldiciendo.

-Voy… voy a correrme… -resopló el hombre.

-No pares ni un segundo, sigue, sigue… sigue… -la respuesta de Xavier fue entrecortada, pero no dejaba lugar a dudas de lo que deseaba.

Cuando el amante no pudo soportarlo más, se vació en el interior del guardia civil que seguía a cuatro patas. Xavier notó cómo las descargas inundaban su intestino, reconfortándole, llenándole también de paz.

Sin darle respiro a su amante se apartó de él, notando cómo la polla salía de sí, y cómo parte del ansiado maná blanco la acompañaba. Cogió el frasco que estaba a su lado, tirado en la cama, se dio la vuelta y se untó con lubrificante el falo.

-Ven, siéntate aquí –le dijo a su acompañante.

El hombre le dio la espalda y se acuclilló, dejándose guiar por Xavier. Cuando estuvo en posición, cogió el miembro con la mano y lo introdujo en su interior, dejándose caer despacio, permitiendo que la polla embadurnara dilatara su ano. En el momento estuvo totalmente sentado, esperó unos segundos, hasta que se adaptó al trozo de carne que le penetraba, y cuando sintió que estaba dispuesto, empezó a moverse, metiendo y sacando. Xavier estaba tremendamente excitado, sintiendo el cabalgar de su amante, y el semen que le escurría por el esfínter. No hizo falta demasiado para que eyaculara abundantemente, gritando como un desalmado.

Ambos se levantaron de la cama, tras besarse con cariño, y se fueron al servicio, a limpiarse por delante y por detrás. Cuando regresaron a la cama, se acurrucaron tiernamente el uno junto al otro.

-¿Sigues preocupado? –preguntó meloso el hombre.

-No… Gracias, me has hecho olvidar todos los problemas… -mintió Xavier-. Ahora descansa, mañana será un día malo… Otro día malo.

El amante cerró los ojos, pero Xavier no pudo dormir, sabiendo que sus vidas, tal y como las conocían, podían estar a punto de acabarse.

La detective Laura Lupo abrió los ojos en una mugrienta habitación de motel. Miró el reloj, y suspiró; era hora de levantarse. Procurando no hacer ruido se vistió y se aseó someramente en el baño. Cuando se subió en su sedan oscuro, fumando un cigarrillo, el día no había comenzado a despuntar, pero aun así, tendría que darse prisa. Condujo por las calles desiertas hasta su casa y aparcó el coche en la puerta de la finca. Como casi todas las mañanas, le dio un trago a la botella de ginebra, se duchó, se recogió el pelo, se vistió, y volvió a salir por la puerta. Al llegar a la comisaría, el subinspector Germán García estaba ya allí, de pie en la puerta frontal del edificio.

-¿Hace mucho que esperas? –preguntó Laura, parando el coche a su lado.

-Acabo de llegar hace dos minutos –replicó él, subiéndose en el coche y sentándose a su lado-. Vamos a interrogar al teniente Xacón, me cago en todo, y a ver si no la jodemos.

Laura salió a la avenida, y puso rumbo a la dirección donde vivía el teniente de la Guardia Civil. Tenía una corazonada, sospechaba que en aquel hombre residía la clave para desentrañar todo el misterio. Cuando llegaron a la calle, se cruzaron con una furgoneta negra, de reparto, que venía por el carril contrario. Laura bajó la velocidad y se la quedó mirando; pero descartó el impulso de dar la vuelta y pararla. Seguramente había miles de furgonetas como aquella, y su tarea no era identificarlas, para eso ya estaban los compañeros uniformados. Seguramente no sería nada.

Detuvieron el coche de policía secreta justo en el portal, y llamaron al telefonillo. Tras unos segundos, contestó una voz grave:

-¿Quién es?

-¿Teniente Xavier Xacón?

-Sí

-Somos de la unidad de delitos especiales y violentos, de la Policía Nacional.

-Adelante, les esperaba.

El portal se abrió con un zumbido, y Laura y Germán entraron en el edificio. Cuando las puertas del ascensor se abrieron, en el piso en el que estaba el apartamento del teniente Xacón, ambos policías sacaron de inmediato sus nueve milímetros. Ante ellos, frente a la puerta del guardia civil, había, abandonada, una maleta.

-Joder, Germán ¡La puta furgoneta! Dame tu móvil.

-¿Para qué coño quieres mi puto móvil? –dijo el subinspector saliendo del ascensor con la pistola en alto, sujeta por ambas manos, mirando a izquierda y derecha.

-Dámelo.

-Toma, joder. –Le lanzó el móvil sin volver la vista, y caminó hacia el hueco de las escaleras, apuntando hacia ellas.

Mientras Germán descendía por la escalera, buscando a su asesino en cada planta, Laura llamó a la central y dio la descripción de la furgoneta que acababa de cruzarse. Solicitó a cualquier agente que hubiera por la zona, y dio orden de encontrar aquel vehículo. Cuando colgó el teléfono, había vuelto a bajar a la planta baja en el asesor. Salió de la finca y se sentó de nuevo en su sedan. Encendió el motor y las luces de emergencia, y salió disparada tras los pasos de la furgoneta.

Quince minutos más tarde, regresaba abatida a la finca donde la esperaba el subinspector.

-¿Dónde coño has ido Laura? ¡Me cago en la puta! ¿Ahora huimos de los escenarios de un crimen?

-¡Cállate! ¡La furgoneta! ¿No lo ves? ¡La furgoneta!

-¿Qué furgoneta? ¡Joder!

-La que nos hemos cruzado cuando llegábamos. Era él. Era él. Estoy tonta, ¡tonta! –dijo Laura golpeándose la cabeza con la palma de la mano-. Mi instinto me decía que debía parar esa furgoneta… Coincidía con la jodida descripción, pero llevábamos prisa… y he pensado, demasiada casualidad…. ¡Tonta!

-¡La puta! ¿Has avisado?

-Sí, ya la están buscando, todos los agentes de la zona están sobre aviso. ¡Joder!

-Vamos a evacuar el edificio, Laura, ¡me cago en Dios! No sabemos lo que puede haber en esa maleta. Llama a los artificieros, por si acaso, y que venga un equipo forense.

-Sí sabemos lo que hay en la maleta, Germán, no perdamos tiempo –dijo Laura, y entró en el patio de la finca.

-No…, espera…

-No tenemos tiempo que perder.

-Está bien, mierda… pero si volamos por los jodidos aires, será tu puta culpa.

Cuando volvieron a subir, el teniente Xacón ya había abierto la maleta, dejando a la vista su macabro contenido. Una joven de tez morena, no mayor de veinticinco años, acurrucada desnuda, y desangrada.

-Le dije que no tocara nada… ¡Me cago en todo! Le dije que se metiera en casa –reprendió el subinspector-. Usted mejor que nadie debería saber….

-Lo… lo siento… esta pobre chica… la han matado por mi culpa… -dijo el teniente Xacón con los ojos vidriosos.

-Entre en la casa, espérenos dentro. Ahora podrá contarnos lo que quiera.

Germán le arrebató a Laura su teléfono y llamó a la central. Solicitó refuerzos para custodiar el cadáver y evitar contaminación en la escena del crimen, y que acudiera cuanto antes alguien del equipo forense. De la furgoneta, nadie sabía nada, parecía haberse evaporado.

Durante varios minutos revisaron el pasillo, sin tocar la maleta, pero no encontraron ninguna pista que les fuera útil. Cuando al fin llegó una patrulla uniformada, les encomendaron la vigilancia y protección de las pruebas; y entraron en la casa del teniente Xacón.

El teniente de la Guardia Civil estaba sentado en un sofá, visiblemente alterado, y junto a él, un hombre alto y delgado, que les invitó a sentarse y les ofreció si querían tomar algo. Los policías declinaron el ofrecimiento, pero se sentaron.

-Podríamos… ¿Podríamos hablar a solas? –preguntó Germán.

-No, no es necesario… Él puede quedarse, quiero que esté aquí… -contestó el teniente Xacón.

-Como quiera…

-Hace un momento nos ha dicho que esa joven ha muerto por su culpa… ¿Por qué? –preguntó Laura, interrumpiendo a Germán.

-¿Qué? ¡No digan tonterías! –exclamó el hombre alto y delgado.

-Por favor, cariño –intervino Xavier- déjame que cuente mi historia… Esto ha llegado demasiado lejos. No puedo seguir cargando con todas estas muertes…

-¿Pero…? ¿Qué…? ¿Qué muertes…? –El hombre parecía desconcertado.

-Todo empezó hace muchos años… Muchos, muchos años. Yo soy… bueno, verán, soy… -al teniente Xacón parecía costarle un gran esfuerzo continuar. Ambos policías permanecían en silencio, esperando-. Soy homosexual.

-¿Y bien? –preguntó Laura.

-Eso en la Guardia Civil no está bien visto. No… Y ahora, aún… pero entonces… Mi historia empieza en mil novecientos setenta y cinco. Yo era en aquel tiempo un joven agente de la benemérita, que cambiaba de destino continuamente. Pero tenía un problema. Me gustaban los hombres. Yo sabía que aquello estaba mal.

-¡Eh! –protestó el acompañante de Xavier.

-Perdón… Yo, creía, que aquello estaba mal… Me casé, intenté ocultarlo, quería cambiar, de verdad, quería ser… normal.

»Finalmente fui destinado a un pueblo castellano… Y busqué ayuda en la iglesia…. Maldita la hora. El cura intentó volverme al redil, intentó ayudarme, o no, no lo sé… Lo que sí sé es que una noche, el dieciocho de diciembre, de mil novecientos setenta y nueve, jamás lo olvidaré, me llamó al cuartel. “Tenemos un problema” me dijo, “y tú vas a ayudarnos”.

»Ignacio Idalgo, un mal nacido, un gánster de poca monta, había apalizado a su mujer hasta la muerte. Y querían que yo lo encubriera. Me negué, por supuesto que me negué. No quería participar en nada semejante… Pero el sacerdote, hijo de la gran puta, sabía mi secreto. Me amenazó con contarlo. “Es secreto de confesión” le decía; pero no parecía importarle. Yo tenía un hijo en camino, ¡mi hijo!… Estaba casado, tenía una vida, una familia… No podía dejar que aquello me la destrozara.

»Debí haberme negado… Preferiría mil veces haber sido repudiado por la familia, haber sido expulsado del cuerpo, lo que fuera, lo preferiría a lo que ha pasado… Pero entonces no pensé en las consecuencias… La mujer estaba muerta, ¿y qué podía hacer yo? Eran otros tiempos… Las cosas funcionaban de otra forma. Necesito que lo entiendas.

Xavier se volvió, suplicante hacia su amado, pero este lo miraba con horror, y no contestó. Sus ojos suplicantes se dirigieron primero a Germán, después a Laura, pero en ellos tampoco encontró consuelo.

-Ignacio Idalgo era poderoso –continuó, suspirando-. Tenía contactos, y el mal nacido del cura, Víctor Vega se llamaba…

-¿Ese es el cura que murió en la iglesia? –interrumpió Laura, atando cabos.

-Sí, fue asesinado… Por Hugo… El hijo de Idalgo… Pero permítame contarle la historia entera. Como les he dicho, era un hombre poderoso y a través del párroco, que conocía nuestros secretos, consiguió la colaboración de dos hombres más.

-El juez Alonso y el fiscal Perea –volvió a interrumpir Laura.

-Sí. Alonso sólo quería medrar en su carrera, y no le importaba lo que tuviera que hacer para conseguirlo… Idalgo le prometió ascensos rápidos, por sus contactos en el ministerio… Las cosas funcionaban de otra forma entonces… Y Perea, pobre desgraciado… Era un jugador empedernido, estaba en la miseria, en la ruina más absoluta. En cuanto al cura, creo que lo único que deseaba era tener a su disposición mujeres jóvenes y guapas.

»Fue un pacto entre caballeros. Ocultamos las pruebas, e hicimos que el asesinato pasara por suicidio. Y durante mucho tiempo así quedó todo. Idalgo cumplió su palabra; Alonso fue ascendido, y trasladado aquí transcurridos un par de años. Y nos olvidamos del asunto, el mal estaba hecho, así que lo único que podía hacer era continuar con mi vida.

»Pero no tuvimos en cuenta al joven Hugo, al hijo de Idalgo. Él sabía la verdad, él sabía que su madre fue asesinada, y finalmente se cobró su venganza, matando al hijo de puta de su padre. Ironías de la vida, fue a pedir ayuda al mismo cura que había ocultado el crimen de su madre, supongo que sin saberlo… Yo volví a recibir una llamada, y de nuevo, para evitar que todo saliera a la luz, tuve que ocultar las pruebas y hacerlo pasar por suicidio. No sé cómo se lo montaron Perea y Alonso, pero consiguieron que todo fuera tapado. El fiscal Perea se trasladó aquí también con aquel caso, no sé cómo, ni por qué, pero supongo que para no dejar cabos sueltos.

»Me imagino, y sólo es una suposición, que como Hugo negó entierro a su padre en el pueblo, junto a su madre, y envió el cuerpo aquí, al cementerio de la ciudad, pudieron trasladar el expediente. Cómo Perea necesitaba representar al ministerio fiscal para que nadie hiciera preguntas, solicitó el traslado, a saber con qué artimañas… Pero esto no es seguro, tan sólo una teoría….

El amante de Xavier parecía triste, decepcionado, mientras que Laura y Germán escuchaban en silencio, tomando nota de toda la historia. Como nadie dijo nada, el teniente Xacón continuó con la historia:

-Así pues, creímos que todo había acabado, que Hugo había ejecutado su venganza, y respiramos tranquilos. Pero no fue así. Ocho años después, justo el mismo día, siempre el mismo día, dieciocho de diciembre, encontré a una joven asesinada, degollada, en su propia casa, con evidencias que apuntaban al sacerdote Víctor Vega. En aquel momento yo ya era teniente, y mírenme, sigo como teniente… Cuando me enteré, supuse que había sido obra de Hugo, que había averiguado la participación del cura en el complot para ocultar la muerte de su madre. Intenté avisar al sacerdote, pero no sirvió de nada… Hugo le disparó en la misma iglesia… ¿Eso es lo que comentaba antes, agente…?

-Detective. Lupo. Sí. Continúe.

-Está bien… Volvimos a ponernos en contacto, para silenciarlo todo. Yo me encargué de ocultar las pruebas; ellos de hacerse cargo del caso. De nuevo, todo quedó en nada, nadie hizo preguntas, y pudimos seguir con nuestra vida. No teníamos idea de cómo había averiguado Hugo la implicación del padre Víctor Vega, pero temíamos que también estuviera al tanto de nuestra intervención. Aquello fue demasiado para Pablo Perea, que se jubiló casi al archivar el caso… Supongo que le pesaba demasiado la conciencia… Y a mí… A Alonso no lo creo.

»Durante trece años, cada vez que llega el dieciocho de diciembre, mi corazón se ha encogido, esperando la venganza, pero no estamos en diciembre… Cuando leí en los periódicos lo que sucedía, quise llamarles… Pero no pude… Pensé que tal vez le cogerían antes de que volviera a hacerle daño a nadie… Pero me equivoqué de nuevo. Ya ha matado a tres jóvenes inocentes…

-Bueno, más vale tarde que nunca… -dijo Laura.

-No… no vale… Supongo… supongo que ahora tendrán que detenerme.

-Sí. Queda usted detenido.

-¿Podría…? ¿Podría salir sin las esposas…? Por favor.

-No creo que las esposas sean necesarias –replicó Germán.

El compañero de Xavier, que hasta el momento había permanecido en silencio, se levantó, y aún sin decir nada, se dirigió a una de las puertas del salón.

-¿Podrás perdonarme? –le suplicó Xavier. Pero no obtuvo respuesta.

Cuando salieron del apartamento, escoltando al teniente Xavier Xacón, el doctor Dédalos ya estaba inspeccionando el cuerpo.

-Oh, Germán, Laura, por Darwin, tenéis que ver esto –dijo el forense-. Esta chica es más rara que las anteriores… Mirad, tiene pene. Es francamente desconcertante.

-Ha cuidado hasta el más mínimo detalle –comentó Laura, acercándose-. Ya sabemos quién es el asesino, Dédalos, pero aún quedan demasiadas incógnitas. Entre ellas, dónde encontrarlo y si piensa volver a matar.

-Sí que matará, Laura –sentenció el forense-. Cuando alguien perturbado le coge el gusto a la muerte, no se detiene fácilmente… Pero espero equivocarme.

-Entonces nos vamos, no tenemos tiempo que perder, luego paso a ver qué has averiguado.

Bajaron en el ascensor con el teniente Xacón, y lo sentaron en la parte trasera del sedán oscuro.

-Germán –dijo Laura-. Llama a la central, y pide que busquen cualquier propiedad a nombre de Hugo Hidalgo en la ciudad. Con un poco de suerte le pillaremos antes de que mate a nadie más.

El teléfono de Germán empezó a sonar antes de que tuviera tiempo de sacarlo para marcar. Atendió la llamada y cuando colgó, se giró hacia Laura con el rostro ensombrecido y dijo:

-Llegamos demasiado tarde, siempre demasiado tarde…

-¿Qué ha pasado? –preguntó Laura, sorprendida.

-El juez Alonso ha desaparecido, su mujer cree que lo han secuestrado.

Probando el coche que quiero comprar

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A mis veinte años y habiendo aprobado el carnet de conducir, era el momento de comprar un coche. Por cierto, soy Gerard. Yo no soy gay, aunque sé ver cuando un chico es atractivo, pero las experiencias que viví me hacen pensar que realmente lo soy. Soy un chico del montón tirando hacia guapo, no es por mi autoestima elevada, pero soy guapetón.

Tenía la suerte que mi padre trabajaba en un taller mecánico de vehículos, por lo que era bien entendido en motores y todos los asuntos referidos a coches. Mi padre era muy atento conmigo. Con su barba bien arreglada y un cuerpo bien bonito, a sus cuarenta y pocos años se conservaba bastante bien. La relación entre nosotros era muy buena,

Los sábados los dedicábamos a visitar los concesionarios, pasando toda la mañana viendo catálogos, analizando los modelos, haciendo selección, mientras el comercial del concesionario iba respondiendo a nuestras preguntas. Cada sábado estábamos con una marca en concreto. Después de dos meses de visitas, empezaba a tener ya medio decidido el modelo que quería. Gracias al apoyo técnico de mi padre, Bernardo, terminé de decidirme. Por lo que, al siguiente sábado volvimos al concesionario.

Llegamos al concesionario para dar la confirmación para la compra del coche. El chico que nos atendió con anterioridad estaba de vacaciones, por lo que nos atendió un chico alto, de unos treinta años, pelo negro, con look despeinado, ojos azules, moreno, perfumado, parecía más un modelo que un comercial.Se llamaba Raúl. El traje y la corbata le sentaban bastante bien. Tenía pinta de cuidarse en el gimnasio.

Raúl: Buenos días, ¿en qué puedo ayudarles? – dijo enseñando unos dientes muy blancos y una sonrisa agradable.

Gerard: Hola, hace unas semanas vinimos y nos atendió un chico que no lo veo.

Raúl: Ah, está de vacaciones. Yo le ayudaré en todo lo que quieran.

Le expliqué mi interés en comprar ese coche en concreto. Probé nuevamenteese modelo de coche, y mi padre volvía a preguntar sobre los aspectos técnicos.

Raúl: Veo que usted es un entendido en coches. Tendré que traer al jefe de nuestro taller, jejeje

Bernardo: No hará falta, de momento. Tus explicaciones son muy interesantes. También entiendes de coches.

Raúl: Trabajando aquí debo saberlo. Aunque el jefe del taller es un gran experto y podrá satisfacerle en todo.

Estaba yo sentado en el coche y de copiloto estaba Raúl explicándome aquí y allá. En verdad me sentía muy cómodo, y con Raúl al lado tuve una sensación muy agradable, no sé que le veía a ese chico para que me fijara bastante en él.

Raúl: Si queréis probarlo, podemos quedar el próximo sábado y nos damos una vuelta con el coche. Tenemos la matrícula provisional para conducir, así que no supone ningún problema.

Bernardo: Perfecto. Quedamos entonces para el sábado. Gracias Raúl – dijo guiñándole un ojo en calidad de amabilidad.

De regreso a casa mi padre me comentó que Raúl era muy agradable, incluso atractivo, que podía explotar su cuerpo en el mundo de la moda.

Gerard: Hombre, de cara es atractivo, pero de cuerpo, no lo sabemos.

Bernardo: Yo le he tocado sus brazos al despedirme y al darle un abrazo he notado que tiene un vientre plano.

Gerard: ¡Papá! No te habrás insinuado, verdad, jajaja ese guiño de ojos que he visto. ¿Me tienes que contar algo? jajaja

Bernardo: Ay, Gerard, no entiendes de prácticas comerciales. Si le haces sentir al chico como lo que es, nos bajará el precio del coche. ¡A ver si aprendes!

Gerard: Pensaba que….es igual, déjalo.

Durante la semana no dejaba de pensar en el coche, en la cara de Raúl, en esa sonrisa, en lo que papá me había dicho sobre su cuerpo. No sé por qué sentía una extraña excitación hacia Raúl. El viernes por la tarde llamó Raúl al teléfono móvil de mi padre. Al tener también el mío, se confundió pensando que yo era Bernardo.

Bernardo: Si, soy yo….Es mi hijo quien compra el coche, es Gerard….no te preocupes por la confusión….¿una excursión de carretera y montaña? De acuerdo,….perfecto….me gusta el plan….un día juntos….dices que vendrás a buscarnos….pues hasta mañana.

Gerard: Si, ya he oído. Un día con Raúl. Vaya interés que tiene. A ver si quiere algo contigo ya que le tocaste tanto.

Bernardo: Déjate de mariconadas. Claro que no. Para mañana arréglate bien, ponte guapo, a ver quien de los tres podrá presumir de atractivo. Tu tienes un buen atractivo, como tu padre, jejeje – dijo abrazándome. – Aunque Raúl tiene mejor cuerpo que tu.

Gerard: Y dale con Raúl, si quieres os dejo solos a los dos, ¿eh?

Bernardo: jajaja menudo eres. Seguro que te gustaría vernos, con tanta insinuación que me haces.

Gerard: El que insinúa eres tu, que si su cuerpo, que si es atractivo,…

Llegó por fin el sábado. A primera hora de la mañana llegó Raúl a casa. Mi padre y yo nos habíamos puesto bien atractivos, como si saliésemos de fiesta. Raúl también iba vestido parecido a nosotros. Los tres con jeans modernos y camiseta medio ajustada. Observé que mi padre tenía razón, Raúl tenía buen cuerpo, ahora que no iba con traje y corbata.

Me senté en el asiento del conductor, Raúl era el copiloto y mi padre estaba sentado atrás. Bajo las indicaciones del comercial, yo iba conduciendo en mi futuro coche. La conducción era muy agradable y cómoda. Y más aún en la compañía que tenía. Me dirigía en dirección a las afueras de la ciudad. Conducí por autopista, luego por autovías y carreteras. Íbamos en dirección a la montaña. Todo el rato, Raúl decía maravillas del coche, de las cualidades de todos los componentes, de las pijadas interiores,…”Me gusta el coche” iba diciendo yo constantemente. “No disfrutes tanto que vas a correrte” dijo mi padre en broma, a lo que nos reímos todos.

Fuimos subiendo la montaña, cada vez la carretera era más rural, hasta que me hizo desviar por un camino sin asfaltar. “Probarás todos los tipos de carreteras, no te puedes quejar de la prueba de conducción”, dijo Raúl. Yo ni sabía por donde estaba con tanto camino y desvíos rurales. “Si nos perdemos por aquí, tendremos que quedarnos a pasar la noche” decía mi padre con picardía.

De repente se escuchó un sonido fuerte y seco. “Oh, oh, creo que la rueda se ha pinchado” dijo el comercial. Bajó del coche y confirmó el hecho. Allí, en el sitio más perdido de la montaña la rueda reventó. Salimos del coche también mi padre y yo. Raúl fue a buscar la rueda de repuesto del maletero y por sorpresa suya no había ninguna.

- Raúl: No hay ninguna rueda de repuesto. Vaya problema que tenemos.

- Bernardo: Pues ya me dirás. – dijo poniéndose bastante nervioso y recriminando a Raúl – Tantas alabanzas del coche y ahora le salen los defectos. Estamos aquí en el lugar más perdido del mundo. Sin cobertura de móvil. ¿Y ahora qué hacemos? ¡Eres un cabrón! – Y le dio un empujón fuerte.

Raúl, tocado por el orgullo, reaccionó dando otro empujón a mi padre. El orgullo macho de los dos hizo que se pelearan, agarrándose y rodando por encima de un campo lleno de espesa hierba. Los tiras y aflojas de ambos hicieron que se desprendieran de sus camisetas. “Cabrón, estúpido, chulo,…” se iban diciendo mientras intentaban dominar el uno al otro. Yo me quedaba viéndolos, vaya espectáculo daban. Los insultos iban a más intensidad “maricón, me vas a comer la polla, me la vas a comer tú, te voy a destrozar el culo,…” Estaba alucinando viéndolos y escuchándolos. Se agarraban y se separaban, y volvían a agarrarse. Así todo el rato, una pelea de machos furiosos. Sus respiraciones eran fuertes y sus caras eran de rabia. “Te voy a follar” dijo mi padre empezándose a desabrochar el pantalón. “A ver si serás tu el follado” dijo Raúl desabrochándose también los pantalones. Volvieron a agarrarse para pelear y se iban quitando los pantalones hasta quedarse en slips. Yo no sé hasta donde querían llegar, verlos me producía un hormigueo y me daban ganas de entrar a luchar con ellos, aunque permanecía de espectador. Las caras de enfado fueron cambiando poco a poco por caras de vicio y sonrisas. “Chúpamela, cómeme el rabo,…” se decían mientras intentaban poner la cara del contrincante enfrente de su polla. De repente estaban en posición de sesenta y nueve. Fue en ese momento cuando Raúl agarró con su boca la polla de papá por encima del slip. Bernardo no dudo ni un momento e hizo lo mismo. No di crédito a lo que estaba viendo. ¿Fue fruto de la rabia y la hombría de ambos? Sorprendido era lo mínimo de cómo estaba yo. Me fui desnudando y empezando una paja en toda regla. No tardaron ni un momento en quitarse el slip. Las bocas de cada uno chupaban con ansia y ganas, se tragaban toda la polla como si se tuviera que acabar el mundo. Me tumbé para disfrutar mejor de mi paja. Estuvieron como quince minutos mamando.

Cambiaron de posición y se besaron desesperadamente. Dos machos en celo, gozando del sexo. Sus manos recorrían cada parte del cuerpo del otro. Bernardo disfrutaba de los músculos de Raúl, se recreaba en ellos. Daba la sensación que yo no estuviera allí ya que estaban los dos entregados el uno al otro. Esos besos, esas lenguas peleando, la espesa hierba verde del campo que les hacía de colchón, la excitación estaba al máximo. Mientras se besaban y acariciaban, Bernardo centró sus caricias en las nalgas de Raúl, quien disfrutaba moviendo su cadera constantemente. Bernardo acercó su mano hacia el agujero de Raúl, y intentó a meter un dedo, y luego dos. Raúl gemía de placer con el vaivén de los dedos. Yo aceleré el ritmo de mi mano, aunque no quería correrme aún. El culo de Raúl pedía una polla, por lo que al cabo de un rato de follarle con los dedos, Bernardo se aventuró con su lengua en ese culo, follándole, para darle más placer. Raúl me invitó a acercarme, lo hice y se tragó mi polla entera. Estábamos yo de rodillas y ellos dos tumbados. Papá al verme me guiñó el ojo en señal de complicidad. Menuda mamada me estaban haciendo. La primera que me hacía un chico.

Tras cinco minutos, papá empezó a taladrar el culo de Raúl con fuerza. Ambos gemían de placer, yo también. Los tres disfrutábamos al máximo del momento. “Te gusta mi polla, ¿eh?, toda para adentro, ah, toma, me encanta tu culo” decía Bernardo. Ver a mi padre follar a un tío me excitaba, mi padre y yo nos mirábamos y nos hacíamos gestos y guiños, pasábamos la lengua por el labio, nos lanzábamos besos. Bernardo se tumbó de espaldas abajo y Raúl se sentó mirando hacia el frente de Bernardo. Empezó a cabalgar como un salvaje, esos músculos daban mucho de si. Mi padre me agarró y me acercó hacia él, tragándose mi polla. La boca de papá hacía maravillas con mi polla. “Así, chúpala” decía Raúl, para después acercarse un poco hacia mi y besarme.

El tiempo iba pasando aunque no lo notáramos. Estábamos disfrutando a tope. El ruido de los motores de un avión que cruzaba el cielo hizo que no escucháramos la llegada de un coche. Era el jefe de taller, Andrés, un buen compañero de trabajo y de gimnasio de Raúl. Andrés aparcó enseguida que vio mi futuro coche y se fue acercando a pie. Nos encontró en plena faena ante nuestra sorpresa.

Andrés: Pero…

Raúl: ¿Cómo has llegado?

Andrés: Pues con la señal que envía el coche al taller al sufrir una avería. ¿No te acuerdas? Este modelo envía situación y tipo de avería al taller para que vayan a repararlo.

Raúl: Ostras, es verdad. Bueno, nosotros aquí,….

Andrés: Ya veo, ¿necesitáis ayuda? – dijo quitándose en un segundo su ropa.

Mi padre se abalanzó rápidamente sobre Andrés, quedando los dos en ese lecho de hierba espesa, besándose, acariciándose. Mientras, Raúl se puso mi polla en su culo y empezó a moverse. Yo disfrutaba de ese culo, y aún más con los movimientos de Raúl, tan excitantes. El primer culo que me follaba. No sé si disfrutaba más yo o Raúl, los gemidos de los dos, las caricias, las embestidas, el golpe de sus nalgas con mi cadera,… Buf, todo un placer.

Mientras, Bernardo y Andrés se estaban metiendo los dedos en los culos. Veía a papá disfrutar. Bernardo no tardó en follarse a Andrés, gimiendo fuerte los dos. “Dame más, ah, más, sigue, mmm, así” decía Andrés. “Disfruta, cabrón, mira…como se follan….a tu amigo, ese es mi hijo….un follador….como su padre” decía entre gemidos Bernardo. Tras diez minutos de taladrar los culos, yo llegaba al clímax. “Me voy a correr, ah, ya, ya,…” dije yo. Y solté la leche dentro del culo de Raúl. Al desprenderme de Raúl, éste se fue rápido hacia los otros dos y se puso detrás de mi padre, con intención de penetrarlo. Bernardo agarró la polla de Andrés y se la metió poco a poco, hecho que me dejó sorprendido. Mis sospechas tontas que tuve durante la semana se hicieron realidad. Papá quería ser follado. Estaban follando en trío. Del culo de Raúl le salía mi leche, rodando por su pierna. Me tumbé mirando a esos tres machos follándose, todo sudorosos. Mi padre en medio de dos machos, un trío de jadeos, de machos viriles pidiendo sexo a gritos. Raúl no tardó en correrse dentro del culo de mi padre, inundando de leche ese culo virgen. Papá por la excitación también se corrió dentro de Andrés. “Los tres culos llenos de leche”, pensaba incrédulo yo.

Tumbados en ese colchón de hierba, los cuatro desnudos, nos íbamos besando entre todos, aunque mi padre y yo no, y acariciando dulcemente durante una hora. Comentaban lo que pasó y como se inició, que ellos son muy hombres y que ha sido para pasar el rato, pero que querían repetir otro día.

Andrés cambió la rueda de repuesto que llevaba. Antes de marcharse pidió un beso en grupo. Así como pudimos nos íbamos besando y juntando nuestras lenguas. Fue entonces cuando besé por primera vez a mi padre. Andrés y Raúl se fueron alejando expresamente dejándome a mi y a mi padre solos, a ver que haríamos. La excitación del beso me hizo recordar como Raúl se lo follaba, y no quise ser menos. Giré a mi padre y le metí mi polla. “Así, a tu padre, fóllatelo” gritaban. El agujero ya estaba dilatado por la polla que lo folló, pero disfruté como nunca de esa follada, de cada embestida, de cada golpe que le daba. “Así hijo, fóllame bien, demuestra lo hombre que eres, vamos, más fuerte, dame” decía mi padre. Sus gemidos provocaron que me corriera muy pronto dentro de él. “Gracias hijo” me dijo. Terminamos los dos exhaustos y cansados.

Empezamos a recoger nuestras ropas y a prepararnos para volver a casa.

Raúl: Si aún no se han decidido por este modelo, tengo otros modelos de coche para enseñaros, jejeje

Andrés: Y el jefe de taller está disponible todo el día, para que lo sepáis.

Bernardo: Yo creo que….también quiero cambiar de coche.

Gerard: Ya os vale a todos, me pido el próximo sábado para otra prueba de conducción.

———-

Espero vuestros comentarios, en este relato o por email.


Primer encuentro

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Serian las ocho de la tarde y habíamos quedado en una cafetería, de esas que hay por el barrio de Malasaña en una callejuela estrecha y que solo los afortunados conocen, de esas en las que nunca te fijarías al pasar pero que alguien conoce o ha escuchado que merece la pena entrar. El sitio tenía dos plantas y estaba decorado con una estética muy de los años setenta, muebles y sofás antiguos, una luz tenue y paredes con estampados visualmente horribles. Bajamos entre risas por las escaleras que daban a la planta inferior donde escogimos una mesa al fondo en una esquina, te sentaste en una silla en frente donde no me apartabas la mirada y yo intente no ser tragada por un sofá al otro lado de la mesa. “Tienes hambre?” me preguntaste con una sonrisilla en los labios, por alguna razón te la devolví y me encogí de hombros “si es de algo dulce..claro, siempre”. La camarera no tardo en aparecer y pedimos un café, un té y me empeñe en que probaras el bizcocho de zanahoria, te prometí que terminarías chupándote los dedos, a lo que respondiste con una cara algo escéptica, me reí y te contesté que al menos me verías a mi chupándomelos.

El tiempo transcurría deprisa entre bromas, indirectas y comentarios banales hasta que en un descuido se me escapo del tenedor un trozo de bizcocho que conseguí atrapar con los dedos y metérmelo en la boca. Para cuando me quise dar cuenta te habías levantado de tu asiento y te estabas sentando a mi lado, venias riéndote y me llamabas torpe pero antes de que pudiera responderte dijiste “Pon las manos sobre la mesa”, podía haber preguntado por qué o haber replicado ,pero entendí que debía, quería hacerte caso, asique lleve ambas al filo de la mesa . Te observe con el ceño fruncido cuando tomaste mi tenedor, y te dispusiste a darme de comer con tus propias manos. Simplemente abrí la boca y espere a que el trozo de pastel entrara, que fue justo cuando sentí tu otra mano en mi muslo. “Me encanta” fue lo único que pude decir mientras me pasaba la lengua por el labio, probablemente te estaba provocando, allá tu si querías pensar si me refería a tus inesperadas caricias o al pastel.

Seguiste dándome de comer, alternando pequeños trozos entre ambos sin dejar de acariciar mi pierna, subías la mano y cuando contenía el aliento, volvías a bajar suavemente, no me dabas tregua a acostumbrarme y de nuevo la posabas en un lugar nuevo, mucho más dentro de la falda. Sonreías, lo más seguro es que estuviera completamente roja tratando de fingir que no pasaba nada, como si quisieras probar hasta cuando iba a aguantar llevaste la mano al interior de mi muslo, me tensé y al mirar al frente me di cuenta de como mis dedos se aferraban con fuerza a la mesa, vale..de eso te estabas riendo..

Al fin, dejaste el tenedor sobre el plato y cuando pensé que ibas a dejar de torturarme, me retiraste el pelo hacia un lado y te inclinaste sobre mi cuello, se me escapó un suspiro exagerado y noté como sonreías sobre mi piel antes de empezar a darme pequeños mordiscos y besos que subían por mi garganta. Creo que para entonces ya tenía los nudillos blancos pero no estaba dispuesta a darte el placer de desobedecerte por más que me gustara la idea de agarrarte de la camisa y acercarte mucho mas a mí en el sofá. Tu mano seguía en el interior de mis piernas, ahora ya jugando en mi ingle, roces delicados, arañazos suaves con las uñas, solo podía animarte mentalmente a que fueras mas allá, pero debiste de entenderlo porque entonces empezaste a acariciar sobre mis braguitas con un dedo. Deje escapar un sonido entre alivio, alegría y desesperación, no me había dado cuenta hasta ahora que no estábamos precisamente solos en aquel lugar, pero no parecía importarte. Te separaste un instante de mi cuello y yo lo eche hacia atrás inconscientemente para darte vía libre, pero cuando gire para mirarte me sonreías de forma traviesa “estas bien?” preguntaste fingiendo cierta inocencia, uno de tus dedos acababa de presionar por encima de la tela de mi ropa interior ya lo bastante mojada sobre mi clítoris, me lleve la mano a la boca evitando hacer un ruido vergonzoso y pareció divertirte. Con la respiración agitada asentí lo mejor que pude “perfectamente” respondí con la misma actitud. Me diste un pequeño beso en los labios y cuando estaba dispuesta a llevarlo a mas te girarte para llamar a la camarera, “creo que deberías…” estaba a punto de entrar en pánico si continuabas con la mano ahí dentro estimulándome “debería…que?” me diste otro beso y decidiste que era el momento de apartar a un lado la fina tela e introducir un dedo de golpe, me quedé muda e intenté concentrarme en la mesa cuando la camarera llegó a nuestro lado mientras tu pedias la cuenta como si no estuvieras en mitad de lo que iba a ser un gran orgasmo. Estaba concentrada apretando tu mano entre mis piernas que no note que te despedías dando las gracias, solo era capaz de sentir el movimiento de aquel dedo, que entraba , salía, que entraba de nuevo y hacia círculos, yo quería mas, empezaba a estar lo bastante excitada como para decirte que me arrancaras las bragas allí mismo.

De repente se me escapó un ruido de sorpresa cuando retiraste el contacto, atrapaste una de mis manos y tiraste de mi para que me pusiera en pie “nos vamos” , asentí en silencio, hubiera dicho algo pero fui consciente de que me temblaban un poco las piernas e intenté centrar todas mis fuerzas en no demostrarte lo alterada que estaba. Por suerte la habitación donde te hospedabas no quedaba lejos, por desgracia, te pareció divertido llevarme la contraria cuando dije de coger un taxi y tu insististe en coger metro, me estabas matando. Era hora punta asique apretados contra una pared del vagón esperaba ansiosa que me tocaras de nuevo, no lo hiciste, me mirabas con un aire de superioridad sabiendo que yo me moría porque volvieras a colar tu mano por debajo de mi falda, asique me lance, como si hubiera sido por accidente debido al reducido espacio que había, toque con mi mano la zona de tu entrepierna, apoye la frente en tu hombro para acercarme un poco mas y repetí el movimiento esta vez sin retirar la mano de tu paquete, te acaricie, distraída y con movimientos lentos pensando que en realidad lo que me hubiera gustado hacer era bajar la cremallera y que mi piel tocara directamente en la tuya. No se si pasaron uno o varios minutos cuando me cogiste de la barbilla y me dijiste que “no” un par de veces con la cabeza, te mire entre extrañada y divertida, me giraste para que me quedara yo mirando hacia la pared y tu a mis espaldas tomando mis muñecas con una de tus manos y pasando la otra por mi cintura para pegarte a mí, ahora empezaba a ser consciente por como notaba presionar tu polla dentro de los pantalones de que mi pequeño juego había tenido el efecto deseado.

Salimos del metro y entramos a trompicones agarrados de la mano donde te alojabas, pediste la llave al joven de recepción mientras que por debajo del mostrador me pellizcabas en el culo, me reí en alto y te di sobre la mano, atrapaste la mía y volviste a tirar de mi hacia el ascensor. Entramos en silencio, con una sonrisa en la boca, uno en frente del otro. Estiraste el brazo hacia mí con una mano abierta y me recorriste con la mirada de arriba a abajo, estuve seriamente tentada de parar el ascensor en ese momento pero te escuche claramente decir “quítate las bragas y dámelas”. Vale, no estaba para negociar y lo sabías, seguías con esa sonrisa de autosuficiencia, asique ayudándome de las dos manos, me acaricie ambos muslos hasta arriba, hasta llegar al borde de la tela, jugué con los dedos sobre el encaje y cerré los ojos para tomar aire, las deslice hacia el suelo lentamente intentando tomarme todo el tiempo del mundo. Finalmente ante tu atenta mirada, satisfecha por obedecer a algo tan fácil, te las puse sobre la mano. No se si fuiste tú o yo quien tiro del otro, solo se que me estabas besando, con fuerza, con lengua, frotando tu cadera con la mía, y recordé, si es que lo había olvidado, lo cachonda que estaba minutos antes y aunque no tenia intención de separarte, podía imaginarme tu lengua en otro sitio mucho mejor que en mi boca.

Llegamos a la habitación entre empujones, besos, mordiscos y lamiéndonos, con tus manos sobre mi culo para acercarte más si fuera posible y con mis manos alrededor de tu cuello. Entramos y al segundo me soltaste para poner tus manos sobre la puerta lejos de mí, creo que tratabas de contenerte, yo noté como me faltaba el aire a la espera de que dijeras o hicieras algo, y así fue “ponte a cuatro patas”, abrí los ojos sorprendida y asentiste con la cabeza para confirmar que había escuchado bien, me mordí el labio con fuerza y baje al suelo, apoyando mis rodillas y mis manos, gire la cabeza para mirarte y vi como te estabas desabrochando el pantalón sin apartar tus ojos de mi culo. En esa posición, la falda se subía lo bastante para que se viera al menos la mitad, consciente de ello arquee un poco la espalda y separé un poco las piernas, tu respuesta fue quitarte los pantalones aun más deprisa “camina hasta la cama”.

Respire hondo, si no me tocabas pronto iba a empezar a hacerlo yo te pusieras como te pusieras, camine con calma, no se si se puede ser elegante caminando a cuatro patas pero desde luego intenté con todas mis ganas hacerlo lo más provocadoramente posible. Al llegar al borde de la cama vi que te habías deshecho de tu camisa, y estabas tratando de hacer lo mismo con tus calzoncillos, la erección era considerable y no había que ser un lince para darse cuenta de que tenias tantas ganas de metérmela como yo de que lo hicieras. Me cogiste de la cintura y me ayudaste a subir a la cama donde volviste a colocarme de rodillas mirando al cabecero contigo detrás. Con manos firmes me quitaste la falda y deteniéndote un poquito más de lo que me hubiera gustado hiciste lo mismo con la parte de arriba, momento que aproveche para al fin tocarte la polla que era lo que llevaba pensando desde que me enseñaste en el metro que estabas escondiendo. Eche la cabeza hacia atrás y note una mano pellizcando uno de mis pezones, deje escapar un gemido y apreté inconscientemente las piernas ” por favor” se me escapó en un susurro, no pretendía decirlo pero dios como no me follaras ya, íbamos a tener un problema, te reíste, como era de esperar y llevaste tu mano a mi boca donde introdujiste dos dedos invitándome a que los chupara, lo hice, gustosamente, si esto te calentaba lo bastante para que te dieras prisa, adelante, “agárrate al cabecero”, no protesté, me incliné hacia delante y te escuché murmurar un “joder”, metiste esta vez los dos dedos dentro de mi coño y yo no puedo evitar echarme hacia atrás, apretando contra ellos, con la otra mano te agarraste a mi cadera, acariciaste mi culo y susurraste algo sobre “esto para otro día”, y al fin me penetraste,esperaba que fuera de golpe, de un solo movimiento, pero estabas decidido a alargar mi sufrimiento, lo hiciste lento, demasiado, asique intente moverme yo intentando buscar la fricción, de manera más brusca, con lo que conseguí que me agarraras con más fuerza clavándome los dedos en la carne “quieta”, solté el cabecero y apoye los codos en la almohada buscando una mejor posición, debiste de llegar tu también al límite porque empezaste a follarme bien, sin contemplaciones, cada vez más fuerte, lo hacías, asique no se porque empecé a animarte pidiéndote eso mismo, estaba a punto de correrme cuando te inclinaste sobre mi espalda para decirme que podía hacerlo, que podía correrme, no es que necesitase que me dieras permiso pero oírtelo decir me puso lo bastante para hacerlo al fin.

Absorta como estaba en mi propio placer, respondiendo de manera involuntaria a tus arremetidas, una veces más pausadas, mas contenidas entre soplidos, y otras más salvajes y rápidas, terminaste por salir y correrte sobre mi culo y espalda. Suspiré y me deje caer sobre el colchón, segundos después estabas dando besos sobre mis hombros, me giré como pude para mirarte de frente y sin aliento aun recuperándome, tan solo te dediqué una tierna sonrisa satisfecha.

Ángel, mucho más que un polvo

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Mi sexualidad siempre ha sido un tema recurrente en mi vida. En mi primera etapa adolescente era algo así como una mojigata tradicionalista cerrada que se negaba a ver mundo, así que… con los años fui aprendiendo, viendo y viviendo cosas que me cambiaron completamente. ¿Cómo soy ahora? Pues una romántica idealista a la que le gusta el sexo, innovar, disfrutar y pasarlo bien. La verdad es que los tiempos en que todo me daba asco, miedo o pudor quedaron muy atrás, pero en líneas generales sigo siendo una persona tradicional. No concibo el sexo fuera de una pareja estable, soy totalmente fiel –no quiero tríos, ni intercambios de pareja, ni orgías…. ni nada parecido- y bueno, sería feliz si estuviera con una sola persona por el resto de mi vida. Más allá de eso, soy una chica… abierta, dispuesta a probar, cambiar y disfrutar. Excepto los extremos –dominación, BDSM, escatologías, humillación- la verdad es que en el sexo casi que me gusta todo, y sobre todo, me gusta disfrutarlo… pero claro, en pareja. Es por eso mismo que la virginidad siempre fue algo muy importante para mí y la perdí con 21 años. Quizá para muchos es tarde, la verdad es que para mí también –se me hizo eterno- pero… necesitaba que fuera con alguien importante, alguien que significara algo, con confianza, respeto, cariño, deseo… y todo eso no se consigue con suma facilidad, por desgracia.

Soy Sofía, una chica muy pero que muy normal. Tengo el pelo castaño claro, con reflejos cobrizos naturales, lo llevo en plan melena lisa y la verdad es que debo reconocer que lo tengo muy, muy bonito. Mis ojos son grandes, de un color marrón verdoso. Labios carnosos, cara de cría (según se mire), cuerpo curvilíneo, en todos los sentidos, una 115 de pecho (que acarrea alegrías a la par que disgustos) y bueno, mido justo justo 1.60. Más allá de mi físico, soy una chica compleja, pesimista, medio loca, desordenada… y bueno, tengo alguna que otra virtud, pero vamos, las justas. Como pienso del modo que os he comentado, durante mucho tiempo me refugié en internet para conseguir mantener a raya mi apetito sexual. Primero con porno, luego leía relatos, más tarde yo misma empecé a escribirlos… y finalmente, con 16 añitos empecé a entrar en chats de sexo para relatar en pareja fantasías y cosas, a fin de excitarme y tener un buen orgasmo. Así conseguía mejores resultados, ya que me parecía algo mucho más personal e interesante que no el porno o leer un relato. Como toda persona, tras años de práctica y el hecho de madurar, mi manera de relatar y mis fantasías habían ido cambiando. Al escribir bien, siempre conseguía más o menos una buena fantasía, pero con el paso de los días mis recursos y mis intereses fueron cambiando. Primero, cómo es lógico, me basaba en polvos simples con penetración básica y poco más, con poca descripción y sin pedir nada. Con el paso de los días, pues amplié mis horizontes… más descripciones, más detalles, sitios nuevos, posturas nuevas; y después, como no, roles, fantasías extravagantes, sexo anal… hasta que pasé a ser lo que viene siendo un “zorrón” que hacía las delicias de más de uno en los chats convirtiéndose en ese tipo de chica que lo hace todo, siendo una putita de primera, y con la que más de uno quería repetir. En el fondo eso me acababa provocando sensaciones contrarias que me tenían ciertamente preocupada…

Era más o menos mediados de Enero, y yo estaba en una época en que el porno volvía a aburrirme sobre manera y no encontraba vídeos que realmente me gustaran, así que volví a conectarme a mi querido chat de sexo y tras dos o tres noches conocí a un chaval. Ambos estábamos en el chat buscando algo y bueno, entre unas cosas y otras, pues empezamos a hablar y nos pusimos a relatar, tranquilamente.

Esa vez, mi compi, era un tal ‘Ángel’ que quería que nos viéramos en una reunión de trabajo y una cosa llevara a la otra, y bueno…. Ahí empezamos a relatar. Dos desconocidos calientes, en un despacho, en el que hablan y se miran, se escapan palabras que no deberían… y bueno, al final él cerraba la puerta y terminábamos haciéndolo encima de la mesa, desesperados, sexo oral primero arrodillados, luego contra el filo de la mesa, sobre ella… y sexo anal. Una pasada de polvo de esos que dices, ‘uffff… necesito repetir’. Y bueno… cómo fue algo mutuo, pues lo qué pasó fue lo normal: nos dimos los correos y a partir de ahí seguimos hablando.

La verdad es que el siguiente polvo no tardó mucho en aparecer. Aunque no hablábamos cada día, con Ángel las cosas estaban muy, muy claras: queríamos follarnos hasta reventar. Al principio era más aprendizaje mutuo, la manera de hablar, de relatar, de pensar… pero claro, polvo a polvo, uno se va conociendo –además de que siempre hablábamos de nosotros mismos antes de hacerlo-. Al principio, yo me sentía un poco rara al saber que Ángel tenía pareja. No era mi vida, ok, pero no sé… eso de que él estuviera con otra chica y aún así, quisiera “follarme” –aunque fuera vía internet- no me parecía muy normal. Sólo de pensar que mi pareja pudiera hacerme eso, me sentía fatal. Pero claro… yo me lo pasaba demasiado bien con Ángel como para decirle adiós, y yo no estaba haciendo nada malo, así que… ¿qué podía hacer? Pues ser egoísta, pensé en mí, sólo en mí.

Nuestro primer polvo vía skype, ya viéndonos el uno al otro en foto fue en el sitio dónde él trabajaba. Es camarero, así que a veces está en según qué bodas y bueno, yo era una invitada a una y mi novio no me hacía ni caso. Así que al final me tiraba al camarero en un sofá, seduciéndolo, tanteándolo… una chica muy mala, caliente, que necesitaba un polvo que su novio no le daba. Un buen polvo, sí señor, nunca he tenido quejas de Ángel.

El siguiente fue en mi universidad. Un chico nuevo, unas palabras, unas gracias… y bueno, después de leerse alguno de mis relatos, nos acabábamos poniendo el uno al otro y terminábamos por meternos mano en clase. De aquel polvo sacamos algunas cosas interesantes que luego se repetirían bastante en nuestra relación. La primera y muy importante, es que a ambos nos gustaba jugar, y hasta cierto punto, el riesgo.

Ángel: -te gusta esta clase?

Sofía: – no demasiado, ya te dije que este tío es un plasta

digo yo empezando a mover la mano por el tronco de tu polla…

quiero hacerte una paja de las buenas… aunque con la postura será difícil

Ángel: -bueno espero que mi polla mejore la clase… – te digo susurrando

Sofía: yo me sonrojo un poco, pero sonrío…

- una polla lo mejora todo -te digo muy tranquila- sobre todo si es así de gorda..

- apuesto lo que quieras a que te encantaría tenerme ahí, debajo del pupitre, comiéndotela

- pero no pienso jugármela tanto… ni siquiera por una polla tan apetecible como esta

Ángel:-vaya… una lástima… pensaba que querías jugar…

Sofía: – quiero jugar… no jugarme mi expediente

- esta clase es imposible, te lo digo por experiencia…

Ángel: te saco la mano de mi polla

y cierro mi pantalón

Sofía: – si quieres una mamada en clase, ven el miércoles a las 4 a comunicación

ahí te hago 5 si quieres

Ángel: – bueno entonces habrá que esperar… aguantaras?

Sofía: – ¿hasta el miércoles?

Ángel: -si… aunque no has aguantado ni una hora para tocármela…

Sofía: – Preferiría no tener que aguantarme… joder… es que aquí nos van a pillar…

- ¿no te sirve una buena paja y luego los lavabos del tercer piso?

yo vuelvo a colocar mi mano en tu polla.. intentando calmarte..

estoy muy caliente y no quiero esperar hasta el miércoles…

Ángel: -pero a mí me gustaría sentir estos labios…- pongo uno de mis dedos en tu labio inferior de la boca-… en mi polla…

Sofía: – y no puedes esperar… 43 minutos a que termine la clase? por favor… yo también quiero comértela, pero aquí…

Ángel: -mmm no debería portarme tan mal contigo… aunque me gustaba como describías la mamada de la alumna a su profesor en tu relato…

Sofía: estoy impaciente y nerviosa…

vuelvo a meter mi mano en tu paquete, cogiéndote la polla esperando que no me apartes

- mmm si la pruebo un poquito, y le doy un par de lametones… algo rápido, como si se me cayera un estuche al suelo y tuviera que recoger todos los bolis…

- te darías por satisfecho?

Ángel: -así me gusta que seas… creativa

Sofía: sigo agarrándote bien la polla… que está bien tiesa

espero unos 5 minutos hasta que lo tengo todo controlado

y dejo caer a posta mi estuche

Ángel: el profesor se gira

Sofía: – no hagas ningún ruido por favor

- disculpe -digo en voz alta-

- por favor, no suspires ni nada raro… si te portas bien te compensaré… Ángel por favor…

y me escondo a “buscar mi estuche”

Ángel: -recójalo de una vez señorita -el profesor vuelve a girarse

Sofía: pongo el estuche ya cerrado en mi asiento para quitarme cosas de la cabeza, y tiro un poco de ti para que quede espacio

aparto el bóxer y ahí está tu polla… bien tiesa y gorda

la agarro bien y sorbo el capullo con ansia, rápido, no quiero que me pillen

Ángel: cierro los ojos para aguantarme

Sofía: lamo bien el tronco, y me la meto dos o tres veces en la boca, abarcando un poco más de la mitad mmm

Ángel: mi mano acaricia tu cara por debajo de la mesa

Sofía: le doy otro buen sorbo… y me vuelvo a sentar, dejando el estuche sobre mi mesa

- lo he hecho… -digo yo casi sin respiración, colorada y con el corazón acelerado-

Ángel: me acerco a tu oído

-me has puesto tan cachondo que estoy tentado de tirarte el estuche otra vez…

Dos veinteañeros dejando llevar su imaginación, seguramente en una situación que no serían capaces de mantener en la vida real, pero bueno, ¿para eso sirve el cibersexo, no? Con Ángel, es que, además era todo tan fácil… nunca contestaba algo que me desconectara, nunca decía nada fuera de lugar. Lo único que me “molestaba” al principio, era su dulzura incluso en momentos de sexo duro, porque raspaba mi coraza de zorrón, intentando llegar a la persona que realmente soy, a lo que siento… y eso me hacía sentir vulnerable.

Tras ese momento de excitación en mi clase, no nos conformamos con eso, ni mucho menos. Él empezó a tocarme a mí mientras yo le escribía en un papel lo que quería que me hiciera, poniéndole más y más caliente, hasta que terminó la clase. Así que nos fuimos al baño y allí, le di la mamada que le había prometido, cómo yo sabía hacerlo, como a él le gustaba, y en medio de todo eso, excitada, alegre, deseosa… hice algo que acabó siendo un pilar en nuestra relación, algo que yo repetía una y otra, y otra vez, y que a Ángel le gustaba, sin ser imprescindible para él.

Sofía: te miro juguetona, y sin decir nada me hago una coleta alta

- cumple una de mis fantasías por favor…

digo suplicante, mientras sigo lamiéndote la polla, mirándote

Ángel: cual?

Sofía: – siempre he soñado con que… me follen la boquita

- me agarren así del pelo, con la coleta

- y me follen la boca…

y me digan lo que soy

- en plan muy porno.. pero es que me encanta

Ángel: -dios cada vez que pienso que no puedes sorprenderme más…. ufff me pones mas cachondo aun

me levanto

te sujeto de la coleta

poniéndote de rodillas

agarro mi polla con mi mano libre

y te golpeo con ella en tu carita

-mmm que obediente…

-abre esa “boquita”

Sofía: – ahh -digo abriendo bien la boca-

y me relamo los labios

Ángel: meto mi polla

todo lo que puedo

-agárrala con los labios…

Sofía: – mmmm -lo hago-

Ángel: te tiro de la coleta

intentando que la suelte…

- mmm así me gusta que tengas bien agarrada tu presa…

empiezo a mover mi cintura dentro y fuera de tu boquita

mi polla resbala por tus labios mientras te agarro firmemente de la coleta

Sofía: noto tu polla en mi garganta, como sale y como entra

y como me agarras fuerte del pelo

me encanta..

Ángel: no tardo en acelerar

y cuando la tengo bien dentro te la dejo unos instantes ahí

y sigo follándote la boca

-¿así? Guarrilla, así te gusta verdad… como a las actrices porno…

Sofía: noto tus pelotas en mi barbilla

y tu polla llenándome la garganta

y asiento como puedo

me encanta ser una guarra

Ángel: y a mí me encanta que lo seas joder

giro mi polla y la clavo contra uno de tus mofletes

Sofía: yo te miro sorprendida, pero no digo nada

Ángel: -mmm me encanta tu cara de comepollas…- digo mirándote

La sensación que te provoca el hecho de que “te usen” de esa manera, la verdad es que es difícil de explicar. Es raro, incluso humillante, pero me excita de un modo que nada consigue, lo malo es que no sé si me gustará realmente hacerlo en persona, en real, porque hay fantasías que son eso, sólo fantasías, y con esta tengo mis dudas. Con Ángel, además, es que por sí mismo tampoco es que me lo pida mucho… más bien soy yo la que se lo pide a él, por lo que siempre me siento más tranquila, porque es algo que yo elijo, no algo que me obligan o que me piden sin contar conmigo. Supongo que por eso estar con Ángel es fácil, porque pese a todo, pese a ser dos desconocidos y simplemente follar por internet, siento que siempre me cuida y se preocupa por mí. Y eso asusta… porque soy una romántica, y abrirse a alguien a sentir, puede acabar desembocando en mucho más que una amistad o un polvo cibernético, y estoy muy cansada de sufrir por amor.

Nosotros, cuando hablamos siempre solemos contar la primera vez en el tercer polvo que relatamos juntos. No sé si porque nos da la sensación de que fue el primero, o porque fue el primero íntimo y real que tuvimos. Nosotros dos, en mi casa, Sofía y Ángel en mi cuarto. Él venía a visitarme a mi ciudad y llegaba a casa. Yo le recibía encantada y sin preámbulos, iba al grano, cosa que acabó desembocando en uno de mis múltiples apodos “impaciente”. Quizá no fue súper dulce, pero tampoco fue sexo duro… no sé, con Ángel es que era fácil, muy fácil.

Sofía: ¿te apetece algo de beber?

o… ¿prefieres que nos dejemos de tonterías y vayamos a lo nuestro?

Digo con sonrisa pícara

Ángel: – ¿que tienes?

-jaja tu siempre tan directa… creo que tomare una Sofía

No era como otras veces, y en eso tengo mucha práctica, porque llevo muchos años haciéndolo. Con Ángel siempre había algo más que sexo… y eso me gustaba a la par que me daba pánico. Conseguía meterse fácil bajo la capa de zorrón en busca de un buen polvo. Digamos que lo primero que llamó mi atención, a parte de su clara vocación por mis pechos –porque tengo una 115 bastante consistente- era el hecho de que siempre quisiera hacerme sexo oral. ¿Una tontería? Quizás, pero en esas webs, en los relatos, los tíos acostumbraban a preocuparse de sí mismos, de ellos, de su placer, no del mío. Muchas veces lo hacían porque sí o no lo hacían, en cambio Ángel, entre unas cosas y otras siempre se acababa preocupando por mí.

Sofía: yo sonrío

- ¿Quieres comerme el coño Angelito?

Ángel: -que bien me conoces…

beso y muerdo tus muslos

bajando por ellos

llegando a tus braguitas

Sofía: yo levanto instintivamente el culo, para que puedas quitármelas

Ángel: las muerdo y las deslizo por tus piernas

hasta quitártelas…

mientras mis manos masajean tus muslos

acercándose más y más a tu coño

pero mi boca llega antes y doy un lametazo por fuera

grande y lleno de saliva

Sofía: mmmm suspiro mirándote… me encanta

Ángel: para después separar tus labios y deslizar mi lengua dentro

mi lengua es muy juguetona y le encanta moverse

así que empiezo recorriéndote de arriba a abajo

con lametones grandes

notando lo húmeda y calentita que estas

saboreándote toda para mí

Sofía: mmm… sigue, quiero correrme en tu boquita…

- ahh no pares… -estoy al punto, y quiero el primer orgasmo de la tanda-

Ángel: cuando oigo eso mi lengua lentamente rozándote con la punta

va subiendo hacia arriba

hasta alcanzar tu clítoris

Sofía: mi cuerpo se estremece, arqueándose… agarro la colcha con las manos y empiezo a gemir

Ángel: lentamente hago círculos alrededor de el

Sofía: – Oh dios Ángel… sigue…

Ángel: pasando por encima y presionándolo

mis brazos rodean tus piernas y me agarro en tus muslos

sigo lamiendo despacio pero sin pausa

lamiéndolo sin descanso sintiendo como te estremeces a cada pasada

Sofía: – Ah Ángel…. ya…. está a punto de….

Ángel: te doy una lamida larga y profunda presionando con toda mi lengua

Sofía: empiezo a gemir descontrolada, moviéndome… y mis piernas casi sin querer intentan cerrarse mientras contraigo

los músculos de mi cuerpo

respiro profundamente y me reincorporo, mirándote

Ángel: uso mis manos para evitar que cierres las piernas

Sofía: – Eres bueno Angelito…

Ángel: -ah sí?

Una cosa tan sencilla, tan normal y lo mucho que te excita en el momento. Generalmente no me acaba de llenar que los tíos describan cómo me hacen sexo oral, no sé, será que no me pone demasiado el hecho de que me lo expliquen, nada que ver cómo cuando te lo hacen. Pero con Ángel… siempre es diferente, me guste o no, con él acabo sintiendo cosas mucho más allá del sexo. Esa vez, además del sexo oral, de ambos, la recordaré siempre porque fue la primera vez que lo “hice” contra el espejo de mi cuarto, ya que era una de mis fantasías más recurrentes.

Ángel: -ven aquí delante… pero dándome a mí la espalda…

Sofía: Yo me bajo de la cama y me pongo delante de ti, dándote la espalda

me veo reflejada completamente desnuda y medio te sonrío

- ¿Quieres follarme de pie?

- Con esos 20 centímetros que me sacas será imposible corazón

Ángel: mis manos bajan por tu cintura y suben hasta tus tetas…

-mira lo rica que estas…uf

Sofía: yo me sonrojo casi sin querer, pero no aparto la vista..

Ángel: beso tu cuello y dejo que disfrutes con las vistas

mi polla está pegada a tu culito

Sofía: la noto bien dura detrás de mí

Ángel: te voy acercando poco a poco al espejo

inclino tu cintura hacia delante

y tú apoyas tus manos contra la pared

Sofía: contra el espejo… apoyada completamente

Ángel: -ves así puedo verte por delante y por detrás mientras te follo…

Sofía: – eres un cerdo -digo sonriendo-

Ángel: -mmm no es mi culpa si quiero disfrutarte entera…

agarro mi polla y ahora soy yo el que refriega por tu coño sin meterla

Sofía: me pongo de puntillas para que puedas metérmela, porque lo estoy deseando

suspiro mientras te miro a través del espejo

- fóllame Ángel…

Ángel: te sonrió y acerco mi boca a tu oído

-eso es ahora te toca a ti decírmelo y suplicarme…

Sofía: yo refriego mis piernas y me contoneo contra ti

- ¡fóllame Ángel!

- ¡LLÉNAME EL COÑO CON ESTA POLLA TUYA QUE TANTO ME HACE DISFRUTAR!

- FOLLAME!!

estoy medio desquiciada por toda la situación… muy caliente

Ángel: ves como sonrió disfrutando de tus gritos…

-ves como yo también puedo ser malo….- la clavo entera- pero solo un poco… me encanta complacerte…

Sofía: -ahh -gimo cuando entra por completo-

cada vez que me la metes noto como si tirara de mí hacia arriba por la diferencia de altura

me agarro bien al armario y me pongo bien de puntillas porque me encanta como me estás follando

- mmm… quiero…. quiero oír como tus pelotas chocan contra mí…

Ángel: agarro tu pelo haciendo una coleta con él en mi mano

y empiezo a darte embestidas cortas pero bien fuertes

Sofía: mmm noto como si me estuvieran partiendo en dos.. clavándome la polla bien adentro

Ángel: -mmmm toma toda mi polla Sofía… voy a clavártela hasta dejarte agotada…

¿Lenguaje soez? Sí, la verdad es que sí. Generalmente en mi faceta de zorrón suelo ser así o mucho peor, una manera fácil de desvincularte de ti misma y sencillamente sentir. Algo cómo el porno, para que no entre en tu vida real, en tu “corazoncito”. Lo único, es que con Ángel este tipo de distinciones son muy, muy difíciles. ¿Qué necesidad tenía él de hacer “que me mirara al espejo” y recordarme lo sexy que soy? Ninguna, absolutamente ninguna, pero lo hace. Lo hace cada dos por tres, y bueno… mi autoestima y yo solemos llevarnos mejor desde entonces, quién lo diría.

Y bueno, esa vez terminamos haciéndolo sobre mi cama, luego mi culito… y uno de esos buenos orgasmos que te dejan muy relajado. La verdad es que cuando hablamos contamos desde esa primera vez, siempre decimos “el espejo” y la verdad es que me río mucho pensando en cómo empezó todo y cómo estamos ahora. No follábamos cada día, porque entre su curro, mi universidad, internet… pero me sentía bastante a gusto a él, tanto hablando como haciéndolo, pero yo siempre sacaba mi lado más zorrón para dejar de pensar en lo que sentía, en lo que quería… haciéndolo así todo se reducía sencillamente al sexo, y no tenía que darle más vueltas a las cosas.

El siguiente polvo fue como continuación del de la universidad. Una sala a oscuras en la que había un proyector, un profesor pelma, y una alumna muy divertida que le hace una mamada a un compañero de clase, que luego termina follándosela en plan bestia en el despacho de al lado. De aquel polvo no tengo ningún recuerdo especial… me excitó mucho en el momento, no lo negaré, pero no es algo que recuerde especialmente, no sé si Ángel estará de acuerdo o no conmigo. La verdad es que a veces cuando pienso en ello creo que se me iba de las manos, tanta dureza, tantos insultos, tanta vejación… ¿era necesario? Lo peor era que yo lo pedía.

La siguiente vez, lo hicimos en mi rellano. Volviendo de ir a dar una vuelta, nos quedamos al lado de mi escalera, magreándonos, tocándonos… de esa vez lo que más recuerdo la verdad es que fue otro polvo duro, entre ambos, con una buena mamada y luego cogida a la barandilla poniéndome un poco arqueada Ángel me folló hasta que me corrí. Como experiencia en el momento sí, pero luego… es algo tan frío, tan simple, que no me hace sentir nada del otro mundo la verdad, no hay nada más que físico, nada más que sexo duro y soez. Supongo que… en el momento es lo más fácil, lo más excitante, pero luego, a mí al menos me acababa dejando muy pero que muy vacía.

Nuestro siguiente polvo sí lo recuerdo, en parte con cariño, en parte sintiéndome un poco mal conmigo misma. ¿Por qué? Porque fue la primera vez que le pedí a Ángel que fuera mi amo, para ser su sumisa, su putita… y sí, me gustó, ese punto de sumisión me gustó, pero sinceramente debo reconocer algo: me gusta mientras estoy excitada. Me gusta mientras estoy caliente y lo voy relatando, o cuando estoy caliente y lo releo… pero si me corro antes de terminar de leerlo o estoy en un día normal echándole un ojo, me siento fatal.

Sofía: – buenos días Angelito…has dormido bien?

Ángel: -mmm si… estaba teniendo un sueño muy rico

te miro- aunque me parece que no era un sueño…

-desayunando Sofía?

Sofía: – me gusta beber leche para empezar el día con positividad

- no te gustan mis hábitos alimenticios?

Yo sorbí de nuevo el capullo y me la tragué un poco más..

subiendo y bajando a un ritmo medio

Ángel: -yo no he dicho eso… más bien me encantan

Sofía: – lo suponía

seguí comiéndote la polla y acariciando tus pelotas a un buen ritmo

mmm aquello era una delicia

Ángel: -mmmm no creo que haya una manera mejor de despertarse

Sofía: – hoy vamos a jugar, Angelito

Ángel: -y cual será el juego?

Sofía: – tu serás el amo y yo la sumisa… y me trataras como a una puta

- y mañana, al contrario.. serás mi esclavo y te ataré a la cama

- qué te parece? quieres jugar?

Ángel: -mmm no se estoy tan cómodo aquí tumbado…

-así que sigue chupando puta

Sofía: yo bajo más mi cabeza, abarcando más polla

en verdad sé que quieres que me la como entera.. como siempre

y llenarme toda la boca de leche, así que sigo tragando, mirándote de vez en cuando

Ángel: -mmm así sigue no pares

pongo mis manos encima de tu cabeza agarrando tu pelo

-traga mas puta…

Sofía: mmm la quiero toda dentro

así que sigo tragando hasta notar tu piel en mi nariz

Ángel: empujo tu cabeza- más adentro Sofía se que puedes….

Sofía: me quedo quieta con toda tu polla en mi boca llenando mi garganta

Ángel: -mmm joder que boquita tienes…

-suelta el desayuno Sofía- separo mis manos de tu cabeza

- primero para empezar el día una duchita

enciendo el agua, dejando que se caliente

-venga mientras se calienta sigue chupando

Sofía: – como digas amo

me arrodillo y vuelvo a meterla en mi boca bien dentro

en tres embestidas ya he vuelto a tragarla toda

Ángel: –para, no, no, hay algo mal

sujeto nuevamente tu pelo -no te muevas

empiezo a follarte la boca bien hondo haciéndotela tragar todita

-mmmm así mucho mejor joder

-trágatela toda, así así

Sofía: mm yo asiento agarrándome a tus muslos

me estas matando del gusto

Ángel: pues entonces espero asesinarte…

te saco la polla de la boca

-venga a la ducha

cuando pasas para entrar te azoto el culito

Sofía: – que quieres que haga amo?

Ángel: -tócate para mi…

agarro mi polla dura y me la acaricio mientras no pierdo detalle de lo que haces

Sofía: con la otra mano empiezo a meterme dos dedos en mi coño

Ángel: te agarro del cuello dándote la vuelta apoyándote contra la pared con tu culito en pompa

-es momento de ponernos bien guarros…

Sofía: – si amo… -digo muy caliente- hágame lo q quiera

Ángel: -pues claro que hago lo que me da la gana…- te azoto el culito

el agua cae por todo tu cuerpo, te restriego la polla por el coño

-quiero que te vuelvas loca de deseo

-y supliques a tu amo que te castigue…

te doy golpecitos en el clítoris para que reacciones

Sofía: – castígueme amo

- he sido muy mala

- castígueme!!! digo yo contoneando mi culito

Ángel: -no siento el deseo puta…

Sofía: – soy una guarra desesperada amo

- una indecente que merece ser castigada

- CASTIGUEME!

Ángel: te la clavo entera pero por el culo

Sofía: yo grito desesperada…

- duele amo…

-he sido mala y duele…

Ángel: -si has sido muy mala… la puta mas mala

empiezo a meterla y sacarla

nuestros cuerpos chocando hacen más ruido por el agua

más y más hondo sujetándote fuerte de la cintura

Sofía: – vas a romperme amo…

Ángel: – ufff joder que polvazo tienes, zorra

sigo así durante un rato y luego la saco toda hinchada y dura

me siento en el suelo de la ducha apoyando la espalda en la pared y las piernas estiradas

-ven aquí encima

Sofía: me siento en tu polla de 1 vez mirándote y gimo

Ángel: aaaahhh si

Sofía: – que rico amo..

Ángel: sin esperar agarro bien fuerte tu culo

-te gusta eh puta… pues empieza a moverte

Sofía: – si amo..me encanta

empiezo a moverme, a cabalgarte a buen ritmo, suspirando

mirándote a los ojos sin desviar la mirada

- te gusta amo? lo hago bien?

Ángel: mis manos siguen el movimiento de tu culo

-no preguntes zorra… si no te digo nada es que vas muy bien

Sofía: – lo siento amo

sigo moviéndome, aumentando el ritmo haciendo círculos con las caderas

- amo me encanta sentir tu polla dentro de mi

Ángel: -ufff si joder me encanta cuando te mueves así Sofía

-pues venga haz que tu amo este contento y se corra

Sofía: -yo solo quiero complacerle amo

Ángel: meto una mano entre nosotros y masajeo tu clítoris

Sofía: – pero su putita hoy se ha portado bien..

- así que… me dará mi leche, por favor?

yo sigo moviéndome, notando tu mano en mi clítoris, que gusto

Ángel: -tendrás que trabajártelo para sacármela… pero vas muy bien no pares perra

Sofía: -si amo.. yo solo quiero que disfrute

sigo moviéndome, ahora con embestidas más lentas pero profundas bajando lo más posible

Ángel: -ahhh si joder joder

Sofía: -será bueno el amo y se correrá en mi boquita?

- sabe que a su putita le gusta eso amo..

mi cuerpo se estremece con las embestidas

Ángel: -ah sí? le gusta la leche en la boquita a la muy puta…

Sofía: – si amo.. estoy sedienta de su leche

Ángel: mmmm si no pares estoy casi apunto

Sofía: -si amo… córrase, pero en mi boquita, fóllemela si lo prefiere

-mi boquita es para usted… llénemela de su rica leche

Ángel: -espera sácala de tu coño

sigo en la misma posición

- ponte a cuatro patas mirándome a mi

Sofía: – si amo

Ángel: te agarro la cabeza y te la bajo hasta que te meto mi polla en tu boca

haciendo que tu espalda se arquee y tu culito quede en alto

el agua cae justo en tu culito haciendo caer el agua por tu espalda

-cómemela como solo una puta como tu sabe hacerlo

-te voy a llenar la boca tanto que no vas a poder hablar ni una palabra…

-ponle más ganas…- te agarro del cuello te muevo más hacia abajo

-ahhh ahhh si me corro putaaa

Sofía: yo muevo mi cabeza, atrás, adelante y ciento tú leche resbalando en mi garganta

Ángel: ahhh jodeeeeeeeer

Sofía: miro tus ojos y muevo la lengua

Ángel: mis ojos se ponen casi blancos

-aahhh

Sofía: -le ha gustado al amo correrse en mi boquita? -digo mientras lamo el capullo-

Ángel: te suelto el cuello y dejo mis manos caer al suelo

-mmm el amo está muy contento

-le ha gustado a la putita el juego?

Sofía: -si pero la putita aun no se ha corrido

-la deja el amo correrse

Ángel: -si córrete para mi

Sólo de pensar que mi pareja me tratara así con tanta facilidad… siento un nudo en el pecho que me deja hecha polvo, es algo superior a mí. Lo peor de todo, es que todas las veces que he sido un zorrón con Ángel, todas y cada una de ellas, siempre lo pedí yo. Cuando le dejó elegir, siempre son polvos tranquilos, dulces, incluso románticos, y eso al principio me daba miedo, ahora ha terminado por encantarme.

Carta de un abuelo pervertido – La castración

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Hola a amigos míos,

Os escribo esta carta para que me conozcáis un poco mejor. Hace poco tiempo he entrado en contacto con vuestra página web y quería que supieseis de mi historia, que a continuación paso a relataros.

Me llamo Juan López de Guzmán, soy un hombre jubilado de 68 años, viudo a más señas desde hace más de trece años. Hace cosa de diez días me comunicó la policía que mi hijo y su mujer se habían matado en un terrible accidente de tráfico, dejando huérfano a mi único nieto Javier de quince años, quien había quedado mal herido. Como ya se podrán imaginar la noticia me impactó tan fuertemente que durante unas horas apenas podía ni reaccionar. Sin embargo ese estado letárgico me duró poco tiempo, pues debía hacerme cargo de la situación.

Lo primero que hice fue ir al hospital a ver a mi querido nieto. El niño estaba muy mal, pues tenía múltiples contusiones por todo el cuerpo debido a la fatídica colisión automovilística. Estaba completamente anestesiado, ya que le acababan de operar de urgencias. Al parecer, según me explicó el doctor, las contusiones más graves le habían provocado una rotura múltiple de costillas, así como el húmero de su brazo derecho. Pero la peor parte se la había llevado en los testículos, pues según me relató el médico, en la colisión frontal con el otro coche, Javier viajaba sin llevar puesto el cinturón de seguridad y al chocar salió despedido con una fuerza brutal hacia delante, con tan mala suerte que se dio contra el reposacabezas delantero en la entrepierna y se le reventaron los huevos.

Mi nieto era muy niño aún, a pesar de tener 15 años, era de complexión extremadamente delgada; muy alto para su edad, de hecho medía un metro y ochenta y cinco centímetros y todavía le quedaban unos cuantos años para seguir creciendo. Tenía carita de ángel, pelo rubio claro, casi albino, y sobretodo destacaban sus ojos de un intenso azul celeste. El verlo allí postrado en aquella glacial cama, desamparado e inconsciente, hizo que mi corazón se desbocara a un ritmo frenético y exageradamente violento.

El doctor acabó de comentarme todo el proceso de extirpación de las gónadas u “orquidectomía radical” y de cómo le iba a afectar en adelante a mi nieto aquel desgraciado hecho. Evidentemente Javier ya no podría tener hijos, pero no sólo eso, también iba a perder las hormonas masculinas que le daban virilidad, tales como la testosterona y los estrógenos. Su lívido también se vería afectada notablemente, sin embargo el médico me aseguró que el chaval podría seguir manteniendo erecciones, así como orgasmos y eyaculaciones con total normalidad. Al menos tendría ese pequeño consuelo. Total, no sólo tenía que hacer frente a la pérdida de un hijo, también tendría que explicarle a mi nieto que lo habían castrado tras el accidente. ¡Menudo papelón me tocaba!

Los primeros días después de que le dieran el alta en el hospital fueron muy duros para los dos, pero sobre todo para Javier. Había tenido que aceptar el hecho de que sus padres estaban muertos, de que ahora era un eunuco, que su vida había cambiado por completo, pues tenía que cambiarse de ciudad, (yo vivo en Bilbao y ellos vivían en Madrid), dejar su casa, su colegio, sus amigos, todo lo que él conocía y quería. No podía dejar de llorar todo el rato y eso me rompía el corazón, así que mi primera intención fue darle todo mi amor y todos los mimos del mundo. Al cabo de un par de semanas, la cosa no mejoraba, así que tomé la drástica decisión de cambiar de actitud y ser más enérgico con mi nieto, pues no quería que acabara cayendo en una depresión de la cual no pudiese salir. A veces para poder ayudar a quién se quiere, hay que tener un poco de mano dura.

Él se pasaba el día tumbado en la cama, sin salir de su cuarto. Yo le cuidaba todo el tiempo. Le llevaba la comida a su habitación, le daba de comer cómo a los niños pequeños, directamente del plato a la boca, pues con su brazo roto y escayolado tampoco se arreglaba bien para sujetar las cosas. Era también su enfermera, ya que le hacía las curas todos los días, cambiándole las gasas que tapaban la herida debajo de su polla, y aplicándole la pomada cicatrizadora que nos había recetado en doctor. Como buen adolescente, mi nieto era terriblemente tímido y sentía una enorme vergüenza al estar desnudo frente a mí. Lo cual, a decir verdad, a mí me excitaba terriblemente, y no sabía hasta ese momento qué era exactamente lo que me causaba tal turbación. Quizás su cara enrojecida por el rubor cuando le bajaba su pantalón del pijama, o tal vez las erecciones que tenía cuando le aplicaba la crema acariciando toda la zona dañada y parte de su verga y ano.

También el ir al baño era para él un sufrimiento, pues no podía orinar de pie debido a que se mareaba si estaba en esa postura, así que lo hacía sentado como las mujeres, y cuando la cosa era a mayores, yo tenía que limpiarle bien el culo, metiendo mi dedo dentro de su joven y tierno esfínter. Tengo que decir que en eso me demoraba más tiempo del estrictamente necesario, y yo creo que Javier lo notaba, pues siempre andaba ruborizado.

Bañarle era lo más gratificante para mí. Me gustaba desnudarle en la cama y con una palangana con agua tibia y una esponja frotarle por todo el cuerpo, a excepción de la zona de la herida, naturalmente. Empezaba siempre lavando sus mejillas, e iba bajando lentamente por su cuello. Mojaba la parte de atrás de sus orejas y la nuca previamente, antes de pasarle el jabón y frotar bien con la esponja. Me encantaba el tacto de su sedosa piel sobre las yemas de mis dedos. Bajaba por su espalda hasta llegar a las nalgas y después continuaba por delante. Su pecho, sus pequeños y duros pezones, los sobacos con ese olor característico y esos pelillos negros que eran lo único que quedaba en él de su malograda virilidad. Saltaba de su pubis a las piernas, pues su sexo ya erecto en esos momentos y la zona anal las dejaba para el final. Pasaba la esponja por los dedos de sus pies y uno a uno los iba enjabonando. Tenía unos deditos preciosos, por aquel entonces me daba reparo llevármelos a la boca, que era lo que a mí más me apetecía, ¡ya me desquitaría más adelante!, posteriormente le limpiaba las pantorrillas y el resto de las piernas hasta volver a llegar a su polla. Me ponía tan cachondo que después yo tenía que hacerme un montón de pajas pensando en esos momentos tan íntimos. Como he dicho, lo mejor lo dejaba para el final. Solía escurrir con fuerza la esponja llena de jabón con mis manos antes de acabar de limpiarle a él, de esa manera mis manos se quedaban ya bien humedecidas y resbaladizas para poder atacar sin reparos su entrepierna.

Lentamente mis dedos aferraban el trozo de carne duro que era su verga, la cual se curvaba ligeramente hacia adentro como si de un plátano se tratara, y deslizaban totalmente la piel del prepucio hacia atrás para poder limpiar bien esa zona de su cuerpo. Javier daba un pequeño suspiro, débil como el quejido de una niña virgen a la que acaban de meter el primer dedo en su estrecho coñito. Yo le sujetaba firmemente para que la piel no le volviera a cubrir su glande, lo que le provocaba un pequeño dolor pues el frenillo se le tensaba tanto que parecía se le fuera a romper. Pero dado que mi nieto no se quejaba, yo me aprovechaba de él y le torturaba un poquito. Luego le rodeaba con mi mano el capullo y se lo restregaba bien con el jabón de mis dedos así como la tensa piel de toda la cabeza de su polla. Subía y bajaba unas cuantas veces a lo largo de su amoratado glande, mientras le sonreía y le miraba a la cara para ver su reacción. Él a su vez me miraba con ojos asustados, nunca nadie le había tocado en su miembro enhiesto y al parecer lo estaba disfrutando más de lo que le hubiese gustado reconocer. Medio humillado por la situación que estaba viviendo, medio agradecido porque él mismo no podía darse a solas este placer que yo le proporcionaba, el chico acababa sonriéndome a su vez y yo recibía sus suspiros como auténticos agradecimientos a mi labor. Finalmente después de posar mis dedos pulgar e índice en la entrada de su conducto urinario se lo abrí ligeramente para poder echar un poco de agua y limpiárselo un poquito por encima. Esta rutina terminaba siempre secándole con una suave toalla que deslizaba por todos y cada uno de los rincones de su bello cuerpo.

Durante semanas continuamos con este ritual que acabo de describiros, pero amigos míos, llegó un buen día que mientras aseaba a Javier, me atreví a preguntarle si le gustaría que le acariciase su verga mientras le bañaba, pues llevaba muchas semanas en mi casa y nunca se había masturbado, cosa que me extrañaba en demasía, pues yo a su edad me hacía cuatro y cinco pajas todos los días. El niño me miró a los ojos, temeroso y con cierto reparo me dijo que le encantaría, pues él llevaba varios días teniendo sueños eróticos y sin poder aliviarse, y ya no podía aguantarse más la calentura, como es natural. Era un niño tan tierno y dulce que estuve a punto de que se me saltaran las lágrimas.

Naturalmente le masajeé todo su lindo pecho con una mano, poniendo especial atención a sus rosados pezones, mientras que con la otra subía y bajaba por el endurecido pene de mi nieto. Durante unos minutos le estuve observando mientras le iba manipulando su verga. Escuchaba atentamente cada leve gemido de placer, y observaba con cautela cada pequeño gesto de desagrado que él sentía, evitándole cualquier malestar que con mi mano pudiera producirle.

Después de un buen rato, le dije a Javier que cerrara los ojos, pues quería mamarle su polla, sin que se sintiera mal por ello. Yo estaba totalmente desinhibido y me dejé llevar por la situación. Pensé que si el chico no veía a su abuelo comerle la polla, le resultaría más sencillo llegar al orgasmo. Mi nieto sumisamente obedeció mi orden y así pude comenzar a saborear aquel delicioso manjar que tenía al alcance de mi mano, ¡nunca mejor dicho! Los gemidos que emitía su joven y dulce boca subieron de tono. Fue tal el gusto que alcanzó que arqueando su espalda y apretando su hermoso trasero parecía que iba a llegar de un momento a otro a estallar de placer, pero por desgracia para él, la ansiada eyaculación no llegaba. Por más que yo lamía su glande, pasando una y otra vez mi lengua por su frenillo, metiéndome profundamente toda su polla en mi boca, hasta llegar a tocar la campanilla de mi garganta, casi ahogándome en el intento, no conseguí que el chico se corriese. Decidido a no cejar en mi intento de aliviar y complacer a mi queridísimo niño, opté por seguir comiéndole el rabo mientras pellizcaba levemente sus pequeños pezones y a la vez con mi mano libre acariciar su estrecho esfínter hasta llegar a atravesarlo brutalmente con mi índice y alcanzar con él su indefensa próstata, para poder de esa manera estimularlo aún con mayor fuerza. Al parecer acerté de pleno al maniobrar de esta manera, pues al cabo de unos segundos, con mi dedo violando su orificio anal, Javier no pudo aguantar más y soltó una poca carga preseminal, que era lo único que podía salir ahora de su pollita sin huevos. Sin embargo, para él fue como si un caballo semental estuviera echando la descarga de leche más abundante de su vida. Yo por mi parte, lamí todo ese juguito, saboreando cada gota que de su abierta y amoratada uretra salía.

Al ir a dar el último lametón a su capullo, y ver como poco a poco su cuerpo iba recobrando la compostura, saqué con toda la parsimonia y calma de la que era capaz, el dedo índice de su ano, llevándomelo a la boca y saboreando su delicioso aroma. En apenas unos minutos, la relación familiar con mi nieto, había dado un giro de ciento ochenta grados. De unos tontos toqueteos mientras lo aseaba, habíamos pasado a disfrutar ambos de un maravilloso y estimulante sexo oral, que me permitió a mí degustar su juvenil cuerpo y a él descargar toda la tensión sexual que llevaba acumulada durante tanto tiempo. A pesar de mi edad, y aunque algunos de vosotros podáis pensar que era algo infantil por mi parte, me sentí terriblemente asustado, pues temía mucho la reacción del muchacho. No obstante, en cuanto Javier abrió sus preciosos ojos azules, me dio las gracias por haberle dado tanto gusto, lo cual me liberó de toda preocupación, pues no estaba seguro de que a él no le hubiera parecido mal mi actitud.

Os puedo asegurar, que después de ese día, mi nieto y yo hemos ido poco a poco alcanzando cuotas de placer aún mayores. No hemos dejado ningún resquicio a la imaginación. Ambos somos dos personas sumamente libidinosas. No tenemos límites ni restricciones en cuanto a follar. A demás, el chico poco a poco ha ido desarrollando unos pechitos, como los de una niña de trece años, su cadera se ha ensanchado un poco y su voz se ha atiplado bastante. Le gusta muchísimo vestirse de mujer y yo le complazco siempre. Le he comprado todo tipo de lencería y ropa sexy y hemos llegado a salir a pasear por la calle con su ropita provocativa. La depresión que al principio arrastraba tras el accidente mortal de sus padres, se le fue pasando con el tiempo. También con el paso de los meses, y dada la mala situación económica que atraviesa el país, Javier ha tenido que prostituirse para tener ingresos extra a mi pensión. Cosa que yo no le pedí, salió de él motu proprio. Al principio creí que no lo soportaría pues yo soy un hombre muy celoso, pero después viendo la gran cantidad de dinero que entraba en casa, tuve que hacer de tripas corazón y aprender a compartir a mi virginal y puro nietecito con otros hombres y otras pollas que no fueran la mía.

Pero eso queridos amigos, junto con su iniciación al mundo del sado, es otra historia.

Espero que al finalizar esta carta, nos podáis conocer a mi nieto y a mí un poquito mejor.

Recibid de nuestra parte un cordial saludo. ¡Hasta siempre!

Un matrimonio feliz…

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Joey y Anthony llevaban dos años casados, acababan de cambiar de casa, gracias al trabajo de Anthony, su ascenso les permitía llegar a final de mes mas que sobrados su cantidad económica subió al igual que su estatus social.

Anthony era Italiano, alto 1,90 corpulento 93 kilos, con un cuerpo bien marcado y musculado, con perilla y cabeza rapada, moreno de piel, con un miembro de 24 cm. Tenía 33 años y toda una gran gama de oportunidades laborales esperándole.

Joey era Colombiano, tenía tan solo 20 años, con 1,70 de altura, 65 kilos, apunto de cumplir los 21 años, su cuerpo estaba marcado y fibrado, de piel clara, con unas nalgas torneadas y respingonas que le encantaban a Anthony. Pero irremediablemente el éxito no siempre nos acompaña en todo, a medida que Anthony ascendía en el trabajo se alejaba de Joey, los viajes de negocios las horas separados estaba resultando para la pareja un daño que si no se curaba a tiempo, se convertiría en algo irremediable…

Una semana más Anthony anunciaba a Joey que dejaría la casa durante seis día, su destino Francia, Sete. Joey decidió no pelear, ni discutir…

- Te deseo buen viaje, cuando llegues llámame quiero saber que has llegado bien. – Un frío beso en la mejilla fue lo que recibió Anthony de su amante.

- ¡Ey! ¿Qué pasa no me vas a dar un beso como dios manda? – Le reclamó Anthony. – No olvides que te quiero.

- Y yo… – Respondió Joey por compromiso, más que por cariño en ese momento.

Los seis días transcurrieron rápido, vuelta a casa Anthony llegó por la tarde. Joey se encontraba en el salón completamente dormido, con su ordenador portátil abierto sobre la mesa. Anthony se dispuso apagar el ordenador cuando la foto de un hombre desconocido, en la conversación de Joey le hizo curiosear. Anthony leía esa conversación con detenimiento y sus frases finales decían esto:

[19:34:06] Joey: El fin de semana fue mi cumpleaños, ni si quiera ha estado aquí y lo peor de todo es que no se acordado :(

[19:34:13] Edu: No deberías seguir con él.

[19:34:17] Joey: Te has vuelto loco!!!! Solo llevamos dos años casados.

[19:34:20] Edu: Pero por eso los lápices

[19:34:27] Edu: llevan goma de borrar

[19:34:57] Edu: que te hallas casado no significa que tengas que seguir con él para siempre

[19:35:06] Joey: No me he planteado dejarle…

[19:35:07] Edu: Pues deberías, tu mereces más… y quizás yo podría demostrártelo… Si me dejaras…

[19:35:12] Joey: Estoy cansado y me duele la cabeza, voy a descansar vale??

[19:35:17] Edu: Siempre que hablamos de esto te vas

[19:35:21] Joey: Es mi marido

Joey Cerró sesión

[19:35:38] Edu: Piénsalo pasa unos días por aquí, te quiero y lo sabes…

Anthony no salía de su asombro, dejó el ordenador encendido, fingió no haber visto nada y despertó con suavidad a Joey. Las semanas continuaban pasando en la misma linea, Anthony estaba pendiente de las conversaciones de Joey, hasta pagó porque le pincharan el teléfono, el acercamiento de ese tal Edu con Joey era cada vez mayor, Anthony se consumía y comenzó a no dormir por las noches.

Hasta que una tarde de martes Joey aceptó tener una cita con Edu, se citaban en un hotel discreto a las afueras, Joey le puso de excusa a Anthony que iría a ver a su madre que vivía fuera de la provincia, Anthony informó a Joey de que esa noche no dormiría en casa, si no en un hotel del centro, le dió la dirección y argumento que era de trabajo. Joey se conformó y actuó como siempre, sin saber que su marido ya estaba al tanto de su cita. Aunque Anthony hizo el registro en el hotel debido que debería estar allí, pero decidió faltar a su reunión.

Antes de la hora acordada entre Joey y Edu, Anthony se presentó en el hotel donde habían quedado, eran plantas bajas la cabaña de ellos era la número 24.

Con discreción en la oscuridad esperaba tranquilo, poco tardó en presentarte Edu en la cabaña, las horas pasaban y después de días sin dormir Anthony quedó dormido, fue una cabezada de aproximadamente unos 40 minutos. Las luces de la cabaña siguieron encendidas, Anthony con rabia se marchó del lugar, sin saber cuando llegó su marido ya que se paso de la hora mientras dormía, volvió a su hotel sin ganas de nada, se dejó caer sobre la cama, abatido, triste, sabiendo que su marido en esos momento estaría en brazos de otro…

- Cuanto has tardado – Dijo saliendo Joey del baño, llevaba puesta una bata violeta con el cinturón para cerrarla en negro de terciopelo. Anthony no podía creerlo miró a su marido, comtemplandole, admirándolo, sin articular palabra, se sentó sobre su cama seguía mirándole con anhelo. – Llevo esperándote bastante rato – Joey se sentó sobre la cama mientras hablaba.- ¿Qué tal a ido la reunión?

- Bien mi amor – Respondió – ¿No ibas a ver a tu madre?

- Al final no – Joey lo miró con ternura.

- Te extrañado mucho – Le acarició la cara suavemente Anthony.

- Y yo a ti. – La boca de Anthony busco con suavidad la de Joey. Lo beso despacio, con ternura, la mano de Joey acaricio el pecho de Anthony mientras la lengua de este buscaba la de Joey. Ambos se fundieron en un beso largo y cálido que hizo caer a Anthony sobre su marido. Anthony se separo con suavidad quedando echado sobre la cama encima de Joey a escasos centímetros de su cara.

- Hace más de dos meses que no…

- Lo se – Cortó las palabras de Joey.

- No quiero estar un minuto mas sin que me desnudes – Susurro Joey y acto seguido buscó con ansiedad la boca de su amante, que también le espera con ese impetu. Los dos se alimentaban uno del otro, las manos de Anthony desanudaron la bata de Joey. Dejandole completamente desnudo, no llevaba nada de bajo, como un loco comenzó a manosear su cuerpo, agarro sus nalgas clavando sus dedos en ellas …

- Mmmmmmmm – Joey se mordió el labio inferior mirando a su amante de manera lasciva. Entre los dos despojaron de su ropa a Anthony tirándolas al suelo.

Anthony quedó tendido sobre la cama completamente desnudo, Joey se situó en uno de sus costados a cuatro patas, con sus manos se apoyó entre las piernas de Anthony sobre la cama, sus rodillas quedaron al lado de su costado, dejando sus pies casi al borde de la cama. Con unas de sus manos agarró el miembro de Anthony de la base, adentró el glande en su boca, lo repasó con su lengua y lo introdujo en su boca.

Metía y sacaba el glande de su boca lamiendo rápido, pasando su lengua con movimientos rápidos, masajeando la base, adentro hasta la mitad del miembro de su marido en la boca con más dificultad sobre todo porque el tronco del miembro de nuestro querido Anthony era mas ancho que su glande. Joey disfrutaba lamiendo, apretándoselo en la boca sin parar, notándolo en su garganta, mientras Anthony empezó acariciar la entrada del ano de su marido, lamía sus dedos y los llevaba a la entrada de su agujero de manera repetido masajeando la entrada del ano, Joey continuaba en su tarea comenzó a succionar la polla de su amante y darle lametones por todo el miembro. Joey sacó el miembro de su boca, comenzó a pajearlo se daba golpecitos en la boca con el mástil de su marido mientras lo lamía con ganas, Anthony había pasado las piernas de Joey a cada lado de su cabeza quedando en un 69 y tenía toda la polla de Joey entrando y saliendo de su boca, mientras las yemas de sus dedos masajeanban su agujero. El muchacho subía y bajaba con su mano por la polla de su marido mientras la metía y la sacaba a la vez de su boca, Joey dejó de hacer eso para quedarse solo pajeando la polla de Anthony y se metió sus huevos en la boca, agarraba un huevo en su boca lo lamía lo succionaba y luego se iba a por el otro salivando bien todo el aparato de su marido.

Anthony se levantó de la cama Joey quedó de rodillas sobre la cama, Anthony de pie frente a él con su miembro mirando al techo, Su marido se inclinó sobre él, adentrándose todo el miembro en la boca, Anthony le dio un par de golpecitos en la garganta provocando que Joey tosiera pero no sacó el miembro, Anthony le agarró de los pezones e hizo que lo sacara y le lamió la boca. Echo a Joey de manera brusca sobre la cama y después lo giró más brusco aun, clavo sus dedos en sus nalgas y tiró de ellas hasta dejarlas al borde de la cama.

Con el pecho, la cabeza y las manos de Joey apoyadas sobre la cama y su culo en pompa, Anthony quedó de rodillas en el suelo y se dispuso a devorar el agujero de su marido. Pasó su lengua de punta a punta de su raja repetidas veces y luego la adentro en su agujero, la metía y la sacaba penetrandole con la lengua.

- Aaaaaah mmmmmmmmmm uuffffff

- oooh aaaaaah

- mmmmmmmmmm aaaaaaaah – Los gemidos de Joey excitaban más a Anthony y comenzó agarrar con sus dientes su agujero, a lamer sus nalgas y morderlas y meter más y más su lengua. Olía su ano, lo saboreaba, lo succiona, se lo comía mientras Joey no paraba de gemir sobre la cama y se agarraba con fuerza a las sábanas. Anthony paró de comérselo y agarró su polla en esa misma postura comenzó a darle golpes en el ano con su miembro rápidos, repetidas veces. El liquido preseminal, la saliva de Joey en su polla y su saliva en el ano eran una buena lubricación. Metía el glande en el agujero…

- Cariño, con suavidad por favor, hace tiempo que no lo hacemos. Mmmmmm – Pidió Joey. Anthony sonrió de manera maliciosa y metió de una sola estocada su barra de carne en el cuerpo de su amante.

- AAAAAAAAAAAAAH CABRÓN, ¡¡JODER!! – Replicó Joey.

Anthony comenzó a bombear fuerte sacándola dejando solo su glande dentro y metiendola de golpe, así le penetraba seguidamente, a esa penetración se sumaron azotes en el trasero de Joey.

- Aaaaarrrrrrggggg, aaaaaaaaaarrrrrg, aaaah ah aaaah ah aaah aaah – Joey gemía mientras perdía su cara en la cama.

Anthony continuo penetrando, Joey se puso a 4 patas sobre la cama, su marido continuaba penetrando rápido, chocando sus huevos con él, besando su nuca, pasando a meterle la lengua en su oído, el pecho de Anthony se pegó al de Joey, sus labios a su nuca y comenzó a moverse el círculos dentro de él.

- Aaaaaah ooooooohhhh Si aaaaaarggggg oooooooooh aaaaaaah si si si – Joey no paró de gemir ni un instante. Anthony volvió a penetarle de tal manera que volvió a quedar acostado boca abajo, debido a las embestidas lo tiró sobre la cama dejándolo atravesado con su pollón sin poder moverse contra la cama.

- Anthony, Anthony no no – Su marido no se movió ni un centímetro, Joey intentaba moverse sentía que le iba a partir el culo – sal Anthony dioooooooooos – dijo Joey, Anthony continuo ahí lo mantuvo emparedado, hasta que le dio otra embestida fuerte – AAAAAAAAAAH – Hizo gritar a Joey una mezcla de dolor, placer y excitación. Continuo follandose a Joey a 4 patas, dejandole las piernas temblorosas le manejaba a su antojo, penetrandole, en la habitación se escuchaba el “plas plas” de los huevos de Anthony pegando con la polla que colgaba de Joey. Habían sido tantas las veces motivo de discusión que Anthony le tratará así en la cama, pero mientras lo hacía Joey disfrutaba siendo el juguete sexual de Anthony, verle tan fuera de sus casillas, tan primitivo, tan animal, provocaba que Joey se pusiera cardíaco aunque nunca se lo admitió a Anthony. Este abrazó a Joey a la altura del estomago, se echó sobre la cama dejandole sobre él, con su polla metida quedando los dos boca arriba, Anthony continuaba follando a Joey de manera brusca con una penetración rápida sacándola y metiendola sin parar, Joey apoyó sus piernas sobre la cama quedando alzado su culo en el aire lo que le dio margen a Anthony para follárselo a base de bien sin parar.

- AAAAH AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH AAAAAAAAAAAAAAAAH SII AAAAAAHHHH – Los gemidos de Joey ahora eran gritos de placer, se agarraba al cabezal de la cama mientras Anthony le agarraba los pezones sin cesar en su penetración. Joey a cada embestido agarraba los huevos de Anthony, para notarla más adentro y sus huevos completamente pegados a su agujero. Cambiaron de postura Anthony se puso sobre Joey, mientras este tenía su pierna derecha sobre el hombro izquierdo de Anthony. Volvía a penetrarle seguidos, pero esta vez los gemidos de Joey eran ahogados no paraban de morrearse ni un segundo. Joey paso sus piernas a cada lado de la cadera de su marido quedando abierto de piernas y Anthony dentro de él. La penetración continuaba siendo seguida, ambos quedaron cara a cara a centímetros el uno del otro…

- Mmmmm tenía tantas ganas de estar así contigo – Susurro Joey.

- Ufff, ¿Por qué no me dijiste nada mi amor? – Sus tonos de voz eran suaves y entre susurros. – No quiero que vuelvas a callar, no quiero perderte… – Lo besó suavemente.

- No me perderás amor, soy tu marido – Se fundieron en un morreo mientras las manos de Joey acariciaban la espalda de Anthony, sin parar de mover sus caderas uniendo sus cuerpo, llenos de sudor. Las manos de Anthony se encontraban detrás de la nuca de Joey, al igual que las de Joey detrás de la nuca de Anthony sin parar de penetrar. Anthony giró a ambos sobre la cama, dejó con las piernas abiertas sobre él a Joey, que comenzó a cabalgar en su mástil, moviendo bien su culo, tragando la polla de su amante, perdiéndola en su interior. Las manos fuertes de Anthony agarraban con fuerza la cintura de Joey mientras este se agarraba al cabezal de la cama para votar más sobre su hombre. Joey comenzó a expulsar semen de manera seguida sin parar de gemir, llenando el pecho de su marido.

Anthony enloqueció de placer atrapado entre él y la cama a Joey, comenzó a penetrarle de manera salvaje, la respiración de Joey era entrecortado sin dejarle ni gemir, mientras Anthony continuaba penetrandole con fuerza, el pecho de Anthony y su abdomen se endurecían y su miembro palpitaba dentro de Joey, comenzó a derramar su semen en su interior abundante, espeso y muy caliente…

Amor a la Italiana

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Camilla despertó temprano esa fría mañana de enero, a pesar del sueño, la pereza, el frío y las ganas de quedarse en cama el resto de la mañana se levantó, estaba emocionada, ése día… Por fin ése día saldría a la venta el tercer libro de cocina más prestigioso de la ciudad, quizás del país, aquel libro que la había inspirado a entrar en aquella academia de cocina, el mismo libro que le había enseñado a hacer un perfecto créme brulé con tan solo seguir los pasos… Y es que vamos, a Camilla se le daba muy bien el arte de cocinar, para ella eso era: un arte, lo que había aprendido de su madre le había servido para practicar, aquellas enseñanzas las complementó con el primer libro que había salido tan solo unos cuantos años atrás, y hoy, ya en el quinto año de academia, con varios premios otorgados, iría a comprar la tercera entrega de su Biblia, como también solía llamarle, se había tardado un poco pero, la espera valdría la pena ya que su autora estaría en la librería principal, firmaría unos cuantos autógrafos y daría uno que otro consejo de cocina, así pues Camilla se dispuso a ducharse, vestirse lo mejor que pudo aunque luego optó por llevar su chaqueta de aprendiz de chef que le habían dado en la academia, claro que tener una propia de un restaurante lujoso habría sido mejor pero a sus casi 24 años sabía que aún faltaba un poco para eso, así pues salió de casa confiada, subió a su motocicleta Vespa y se puso en marcha a la librería.

Al llegar notó que el lugar no estaba tan lleno… Claro está, había llegado temprano, era cuestión de horas, o quizás de minutos para que se abarrotara de fanáticos y amas de casa, se formó detrás de aproximadamente quince personas, se sentía afortunada de no tener que esperar tanto, además la estantería se veía llena de libros, obviamente obtendría uno, cerca a la media hora de su llegada el lugar estaba lleno, la fila hacía rato se había alargado considerablemente, respiró profundo y se felicitó para sus adentros, había tenido la determinación necesaria para levantarse más temprano de lo usual e ir hasta el centro de la ciudad, a aquella prestigiosa librería donde estaría su ídolo, las horas pasaron y por fin abrieron las puertas de la librería, lo que comenzó como un excelente sistema de orden y decencia acabó por ser un completo desastre, las personas corrieron hacia las puertas, entraron a la librería y saquearon las estanterías, Camilla corrió para tomar uno de los libros y una mujer trató de arrebatárselo, ambas halaron y pues, aquella mujer, más grande y con más fuerza, logró arrancarlo de sus manos, se marchó no sin antes brindarle un empujón a la joven, que desde el suelo veía la nueva formación dentro de la librería, ahora a la espera de que llegara la autora de tan elegante creación, desilusionada y con las lágrimas a flote por la ira, Camilla se levantó y se dirigió a las puertas cuando se acercaba para abrirlas estas fueron empujadas primero, haciendo que nuestra joven cayera al suelo nuevamente, por la luz no pudo ver bien quien era, pero al cerrarse las puertas pudo denotar bien de quien se trataba, se quedó atónita al ver nada más y nada menos que a la diosa creadora de aquel libro que tanto aclamaba, ésta al ver a la chica tirada en el suelo hizo ademán de levantarla, Camilla la miraba estupefacta.

-mil perdones, no te vi venir

-eh… está bien, no se preocupe

Ante el balbuceo de Camilla, aquella joven mujer (aunque unos añitos mayor que Camilla) no pudo evitar soltar una leve risa, miró a Camilla de arriba abajo y le sonrió

-veo que eres una chef ¿no es así?

-ah, aprendiz

-y todo aprendiz necesita una guía ¿verdad?

-su… supongo

-mmm que extraño, una joven chef viene a una librería el día de entrega de mi libro pero, se va sin el

-es que… se acabaron

-¿no hay otras librerías? Estoy segura de que si

-si las hay pero, es aquí donde vendría usted a firmar las copias

-ya veo… Fabio, dame un ejemplar

-lo lamento pero, se han agotado, incluso los que traíamos con nosotros

-mmm, en ése caso dame mi original

-pero… – replicó el hombre asombrado y confundido

-vamos vamos, de todas formas yo lo escribí, no me sirve de nada

El hombre alcanzó el original del libro, era cierto, ya patentado no había temor a que lo plagiaran, con una sonrisa ésta se lo entregó a Camilla quien no salía de su asombro, un par de fotos fueron tomadas y algunas personas murmuraban por lo bajo

-eh… muchas gracias, de verdad no tenía que molestarse

-descuida, se que te será útil

-ah, ¿podría firmármelo?

-claro, ¿a nombre de quien?

-Camilla… – fue interrumpida, su teléfono comenzó a sonar, se escuchó levemente la melodía de you and i, from t.a.t.u… – disculpe, me tengo que ir

-espera, ¿y tu firma?

-en verdad me duele no obtenerla pero, debo llegar temprano a la academia

Sin decir más se marchó, subió a su Vespa y arrancó a la máxima velocidad permitida, llegó solo con diez minutos de retraso aunque para el chef profesor eran ¡diez minutos de retraso!

-Bianchi, espero su explicación de por qué llegó tarde a clases

-mis disculpas profesor Donelle, en verdad tuve que ir a hacer algo de suma urgencia, no se repetirá

-eso espero Bianchi, es usted una excelente estudiante como para estar faltando o llegando tarde, lo imprescindible en la vida de un chef aparte de su talento es la puntualidad

-lo se profesor, mis disculpas

-bien, ahora vaya al servicio…

Camilla caminó primero hasta su casillero, dejó su mochila… Pero antes sacó su libro, quería mirarlo, quería recordar ése instante en el que su ídolo culinario le había hecho tan hermoso regalo

-¡Cami! – Antuan, un joven aprendiz la sacó de sus pensamientos – creí que no vendrías hoy

-Antuan hola, eh ¿por qué creíste algo así?

-bueno es que, nunca llegas tarde jaja

-si, tenía un asunto que atender antes de venir y pues, no me fijé mucho en la hora

-lo importante es que ya llegaste, permíteme – tomó el libro y lo guardó en el casillero de Camilla, lo cerró y rodeó su hombro – Cami Cami Cami, se que he insistido en varias oportunidades pero, ¿considerarías salir conmigo ésta noche?

-Antuan Antuan Antuan, así como has insistido debo negarme… otra vez

-tenía que intentarlo – dijo éste de mala gana y soltando a Camilla – bien, andando, la clase va a empezar

Así pues, Camilla entró a clases aunque, moría por regresar a su departamento, leer aquel manuscrito sagrado y practicar algunas de sus recetas, pero para eso… Tendría que esperar

Para Alessandra Di Salvo, la cocina era un templo, más que eso, era su hogar… Nada le encantaba más en el mundo que estar en una cocina, haciendo platillos, disfrutando con su arte, a pesar de lo mucho que intentó su padre de persuadirla para que estudiara ingeniería Alessandra sabía muy bien lo que quería, y no dio su brazo a torcer, era una mujer fuerte, orgullosa y decidida, carácter heredado de su padre, también tenía una determinación envidiable, aunque todo eso lo opacaba su pereza de vez en cuando, a pesar de todo ése día despertó temprano, fue a trotar, regresó a casa, se dio un baño, bebió su café molido y preparado por ella misma, le encantaba el olor a café recién molido en la mañana, se sentó a beberlo mientras leía el periódico

-hacen demasiado escándalo solo por un libro – pensó en voz alta

Así es, su libro había salido a la venta ése día, tendría que ir hasta una de las muchas librerías donde se vendería, se quedó pensando en la nada por unos minutos

-señorita Di Salvo, debería apresurarse

-ya voy Fabio, odio que me apresuren

-lo se, pero recuerde por favor que tiene un almuerzo con su padre luego de la firma de autógrafos

-bien bien, ya voy – por fin se levantó, lavó sus blancos dientes una vez más y se dispuso a colocarse su uniforme de Chef Premium, salió de casa y se subió a su auto

-ejem, señorita Di Salvo debe ir en uno de los autos de seguridad

-soy una chef no la presidenta del país, si les preocupo escóltenme desde sus autos pero yo me voy en el mío – giró la llave dejando escuchar el rugido del potente motor de aquel Audi TT, envidiable auto en verdad, se colocó sus lentes de sol y arrancó a toda velocidad, encendió la radio solo para divertirse, le encantaba conducir… Se sentía libre de tantos protocolos obligados por su padre, luego de la firma de autógrafos en la librería subió de nuevo para ir a almorzar con él y su madre

-bienvenida señorita Di Salvo

-gracias Leonard – entró con algo de cautela, se acercó a la única mesa ocupada en todo el lugar, allí estaban sentados un hombre no mayor a los cincuenta y cinco años, y una mujer que podría pasar por una ex modelo de Carolina Herrera, caminó un poco más y se detuvo frente a ellos – ¿qué puedo servirles?

-hija mía – se levantó su padre, la abrazó afectuosamente – te he echado de menos

-te hemos echado de menos – corrigió su madre, quien se levantó y también abrazó a su bambina

-también los he extrañado, he estado un poco ocupada con la editorial, además de los preparativos para la apertura del restaurante

-finalmente, mi hija abrirá su propio restaurante, que orgullo

-si Byanca pero, más orgullo sentiría si…

-Alphonso…

-lo se lo se, no hay que arruinar el momento, bien hija, en este… Tu plan de vida, ¿qué es lo que sigue? – Dijo el señor Di Salvo, siempre yendo al grano

-¿a qué te refieres? – preguntó Alessandra con un poco de confusión

-ya sabes, tienes éxito en tu trabajo, un tercer libro publicado, un nuevo negocio que de seguro será magnífico, pero… ¿qué sigue?

-a lo que se refiere tu padre es si, nos darás un nieto alguna vez

-eso, familia, un esposo, nietos, un bonito caniche también

Alessandra trató de contener su risa, aunque era imposible… Sus padres la vieron confundidos

-¿qué es lo gracioso Alessa?

-¿hijos? ¿Esposo? ¿Un caniche también? Lo siento pero, no creo necesitar nada de eso – continuó riendo – tienen razón, tengo éxito en mi vida, un nuevo negocio que será magnífico, un tercer libro que será un best seller… No puedo dejar eso para dedicarme a cambiar pañales, no dejaré mi cocina y mi título de chef, no dejaré de hacer exquisitos platillos aptos para paladares sofisticados por hacer papillas y biberones… Así que perdónenme pero, eso de la familia no es para mí

Sus padres la miraban con tristeza y confusión a la vez, su única hija no quería por nada del mundo darles aunque fuere un nieto… Y no quería la estabilidad de una familia, aunque para ser honestos, a sus veintisiete años no le habían conocido ningún novio, salvo aquel leve amorío de secundaria que se terminó luego de la graduación, nada… A su hija solo la veían alguno que otro día de cada mes, salvo por las portadas de las revistas culinarias

-vaya… No podremos convencerte de lo contrario ¿verdad?

-sabes que no madre, lo lamento

-está bien, piénsalo al menos ¿si?

-lo pensaré, aunque sabes cual será el resultado

Alessandra acompañó a sus padres a la salida del restaurante, se dispuso a revisar por quincuagésima vez el menú de apertura, solo las personas más sofisticadas de la ciudad asistirían, todo debía ser perfecto

-señorita Di Salvo, la joven Salvatore acaba de llegar

-bien Leonard, estaré en mi oficina, dile que pase – caminó hasta allá y sirvió dos copas de vino, esperó recostada a su recién comprado escritorio

-vaya, éste lugar si que es exquisito

-no tanto como éste vino, pruébalo – le extendió la copa, la joven alta de cabello castaño sonrió y tomó la copa de aquella chef hermosa sin duda, Alessandra caminó hasta la puerta y la cerró

-y, ¿a qué debo el honor de tu visita?

-tenía que ver el lugar con mis propios ojos cara mía, y ser la primera comensal de tu exitoso restaurante

-ya veo… Bien, tú solo dime que quieres y lo haré para ti personalmente – dijo dando un sorbo a su copa, la joven Salvatore se acercó lentamente, tomó la copa y la mano de Alessandra entre las suyas y dio un sorbo…

-lo que quiero no necesita cocinarse

-Victoria, no creo que…

-shhh – colocó uno de sus dedos sobre los labios de Alessandra – solo dales el día libre a tus empleados

-podría retrasarme…

-sabemos que no, solo necesitas terminar con un par de cosas, vamos Aless – dijo en tono suplicante

-bien, ya regreso – se alejó un poco de aquella hermosura castaña, salió de la oficina y ordenó a Leonard dar el día libre al resto de los empleados

-pero señorita Di Salvo…

-anda Leonard, tómatelo tú también

-no puedo, no… No puede, recuerde la orden de alimentos que llegará en un par de horas

-ah si, bueno tú quédate afuera para recibirla, tengo asuntos que atender – sin más regresó a su oficina, aquel encargado elevó la vista al cielo, si bien conocía a la familia Di Salvo de hace muchos años ésta nueva generación estaba matándolo, decidió permanecer afuera a la espera de la comida y algunos entremeses, mientras aquella rebelde estrenaba su oficina

Luego de salir de clases Camilla fue a su trabajo en la pastelería Santore, hacía entregas en su Vespa, lo que le facilitaba su vida de adulta en ésa ciudad, ganaba lo suficiente para mantenerse y estaba orgullosa de ello

-bien Cami, tienes un envío

-déjeme cambiarme señor Santore, enseguida saldré

-espera espera bambina, ¿comiste al menos?

-ah… Si, claro que si

-no me mientas eh, come algo

-comeré cuando regrese, lo primero es el cliente, como usted dice

-está bien, empaca esas cajas y acomódalas, no son muchas, son solo unas pocas que faltaron en el encargo anterior

-¿a donde van?

-aah es un prestigioso restaurante que nos contrató como servicio de postres, pagará generosamente

-¿eso quiere decir que mi sueldo aumentará?

-probablemente niña, ahora ve a entregar esos pasteles

Camilla rió un poco, empacó los pasteles y subió a su motocicleta, arrancó con cautela, y así condujo hasta llegar a la dirección que le había dado el señor Santore, se estacionó cerca de la puerta de aquel restaurante, de hecho era tan lujoso y grande que parecía un palacio

-eh, disculpe – se dirigió a aquel hombre mayor vestido de forma elegante sentado fuera del restaurante – soy de la pastelería Santore, traigo los pasteles que les faltaron

-oh claro, bien deja las cajas en la cocina, al fondo a la derecha por esta puerta

Camilla se sintió un poco usada, aquel hombre ni siquiera la ayudaría, pero en fin, trabajo es trabajo, llevó las cajas de dos en dos, había pasado por una oficina, estaba cerrada al parecer, claro tampoco era la idea detenerse a curiosear, aunque lo poco que había visto del lugar le pareció muy elegante, y la cocina, amplia, perfecta, exquisita, esas palabras se quedaban cortas ante todo aquello, de regreso pasó otra vez por aquella oficina, no tomó importancia y fue a cobrarle al hombre encorbatado

-listo, están en la cocina, ahora si es tan amable recibiré el pago y me iré

-si claro, ve a la oficina de camino a la cocina, allí está la dueña, ella te pagará

-¿la dueña? Está bien…

Armada de paciencia Camilla regresó por aquel corredor, tocó la puerta un par de veces y no obtuvo respuesta, decidió tocar otra vez y nada, un tanto molesta giró la perilla y empujo la puerta, se quedó estupefacta al entrar, dos mujeres completamente desnudas estaban teniendo sexo sobre el escritorio, y mayor fue su asombro al ver que una de ellas era Alessandra Di Salvo, su musa, asustada y aturdida decidió correr en dirección contraria

-¡Leonard detenla! –escuchó detrás de si, aquel hombre que había estado sentado todo este tiempo se irguió como un gigante y la sostuvo por sus hombros, por más que trató de liberarse no pudo, unos minutos después vio a ambas mujeres salir a su encuentro (ya vestidas) – llévala a la oficina – nuevamente aquel encorbatado obedeció, sentó a Camilla en una silla y cerró la puerta desde afuera

“muy bien Camilla, vaya forma de conocer a tu ídolo” – pensaba para sus adentros, sentía ganas de llorar, estaba desesperada, si ella era la dueña del restaurante no dudaría en desechar a la pastelería Santore gracias a éste malentendido, ojala solo hubiera esperado un poco más, solo un poco…

La puerta se abrió nuevamente, dejando ver a Alessandra Di Salvo y a la otra mujer, luego de entrar la cerraron nuevamente, Alessandra se sentó sobre su escritorio y aquella joven de cabello castaño se recostó a una de las ventanas

-de verdad lo siento – dijo Camilla en tono suplicante ante la mirada de escrutinio de Alessandra y la otra mujer, que aunque se encontraba detrás de ella podía sentirla – no fue mi intención irrumpir sin permiso, es solo que…

-solo que… ¿qué? – Preguntó Alessandra – ¿creíste que entrar sin tocar era una gran idea?

-no, lo juro toqué varias veces pero no abrieron y pues, tenía prisa por irme y…

-entraste sin permiso – dijo la otra mujer – ¿no te enseñaron que debías tocar antes de entrar?

-si toqué – dijo Camilla alzando un poco más la voz

-chiquilla impertinente – dijo esto de la misma forma

-muy bien, suficiente las dos – intervino Alessandra – Victoria, yo me encargo de esto cara mía, te llamaré en un rato

-como sea, esperaré tu llamada – la otra joven se marchó, al cerrar la puerta Alessandra soltó un exhalo, miró a Camilla, estaba a punto de llorar, se levantó y le ofreció un pañuelo

-no llores, no es para tanto

-de verdad lo lamento, no esperaba conocerla de ésta forma…

-está bien, solo asegúrate de tocar la próxima vez – volvió a sentarse, sacó su chequera – y, ¿cuánto va a costarme tu silencio?

-¿disculpe?

-no quiero que una chiquilla vaya por ahí comentando lo que vio, mucho menos cuando mi restaurante está próximo a inaugurarse

-mis disculpas pero, creo que se confunde de persona

-¿ah si?

-si, no soy de ésas personas que se aprovechan de las demás, no voy a jactarme de lo que vi, tampoco quiero ningún tipo de ganancia, solo pague el precio de los pasteles que traje y por favor no tome ningún tipo de represalias contra mi jefe y su pastelería

-está bien, aquí tienes el cheque por la suma acordada, y mi palabra de que ni la pastelería ni tu jefe sufrirán las consecuencias, pero necesito la tuya de que permanecerás con ésa boquita cerrada

Camilla se sonrojó un poco, luego tomando el cheque por un extremo contestó:

-tiene mi palabra, de mi boca no saldrá nada sobre esto

-bien, por cierto ¿cómo te llamas?

-Camilla Bianchi

-Alessandra Di Salvo

-lo se, compré su libro hoy

-mm ya veo

-y me empujó con la puerta… Debería fijarse de quién está a punto de salir antes de entrar y derribarla al piso – dicho esto salió corriendo de la oficina, subió a su Vespa y regresó, Alessandra se quedó un poco desconcertada y divertida por la expresión de aquella bambina al decir eso

-así que eras tú – se recostó en su sillón y se quedó dormida al cabo de unos minutos

-Cami, si que tardaste pequeña… ¿qué pasó? Pareciera que hubieras visto un fantasma – dijo don Santore al ver el rostro de Camilla

-nada… aquí tiene el cheque, señor Santore ¿podría retirarme? No me siento bien

-claro no hay problema, ¿necesitas que te lleve?

-no, podré llegar, no se preocupe – dicho esto buscó su mochila, se cambió de ropa y de nuevo subió a su moto, al llegar a casa pasó directamente a su cuarto, se tumbó sobre la cama a llorar, y así hasta que se durmió

Alessandra por su parte fue a su casa a cambiarse, saldría con Victoria y otros amigos a celebrar por cualquier cosa, salió en su auto y fue a recoger a Victoria, estaba elegantemente vestida, un jean y una camisa Armani, encima su confiable gabardina negra de Gucci y calzaba sus Mena Ankle Boots de Valentino, Victoria por su parte llevó una falda de Marc Jacobs, una blusa de Puriel, y sus Louis Vuitton

-vaya, mi novia se ve espectacular en esa Marc Jobs

-Jacobs querida, Jacobs

-bueno, sea quien sea hizo una falda que se te ve genial – dijo acercándose a Victoria, ésta rodeo su cuello fácilmente pues, estaban prácticamente a la misma altura, dio un cálido beso a sus labios para luego soltarla y subir al auto, Alessandra también se subió y arrancó al lugar acordado

-¿en qué terminó el asunto de la chiquilla?

-no dirá nada

-¿te sacó dinero? Vaya… es inaudito que haya gente como ella en el mundo

-en realidad no, solo cobró el dinero de los pasteles que encargamos, ni un centavo más

-¿hablas en serio? Bueno… al menos en eso si tiene modales, y acabarás los negocios con esa gente supongo

-te equivocas – contestó la rubia – no voy a despedirlos solo porque se dio ése malentendido, además su jefe no tiene la culpa

-ya veo – volteó a ver por la ventanilla del auto

-no te pongas así preciosa, no es algo tan grande

-no es solo por eso Alessa, estoy harta

-¿harta de qué?

-harta de tener que ocultar lo nuestro solo porque tus padres sean homofóbicos, de eso estoy harta

-oh bien, y según Victoria Salvatore ¿qué se supone que haga?

-no lo se, deberíamos admitir nuestra relación…

-si claro, hacer una rueda de prensa también ¿verdad?

-¿en serio?

-¡por supuesto que no! No puedo arriesgarme a un escándalo antes de abrir mi restaurante, debemos esperar un poco más

-¿cuánto más?

-no lo se… dos o tres años, si son cinco mejor

-detén el auto – dijo enfadada

-lo siento gorgeous, no me detendré hasta que lleguemos con Marco y Julián

-¿podemos al menos ir a otra parte? De seguro irán con sus novias y sabes que no me agradan

-también se que el sentimiento es recíproco, mmm ir a otro lado… ¿A dónde te parece buena idea?

-donde sea que estemos tú y yo me parece bien

-mm, podríamos ir a un café, salir de la ciudad, solo tu y yo…

-de acuerdo – dicho esto se recostó al hombro de Alessandra, quien cambió la dirección y se dirigió a las afueras de la ciudad

En la mañana Camilla fue como siempre a la academia, ése día serían asignados sus lugares de pasantías, estaba feliz, casi había olvidado por completo el incidente anterior, se sentó en su lugar a esperar la entrada del profesor Donelle

-muy bien, presten atención, conforme los vaya nombrando saldrán, tomarán sus uniformes y abordarán el autobús, no se preocupen por sus vehículos, estarán afuera del restaurante asignado cuando salgan en la noche

Uno a uno fue nombrando, la lista no estaba en orden alfabética así que tardó un poco, por fin llegó la hora de Camilla

-Camilla Bianchi, tus pasantías serán en el l’entrée au paradis, será la última parada

Camilla se levantó, le encantaba la idea de un nombre francés en un restaurante, emocionada tomó su uniforme oficial, salió y subió al autobús, al sentarse sacó su i-pod, se colocó sus auriculares y cerró los ojos, al fin y al cabo sería el último lugar al que iría el autobús; pasado un rato abrió los ojos, había descansado lo suficiente, al ver el camino por la ventana notó que le parecía familiar, miró al frente y vio aquel restaurante del día anterior

-¡¿A dónde vamos?!

-al restaurante donde hará sus pasantías señorita Bianchi

-¿eh? No puede ser posible… ¿es este?

-si, daré la vuelta en “u” y podrás bajar

El conductor estacionó el autobús frente al restaurante, abrió la puerta y Camilla bajó un poco temerosa, se acercó a aquel hombre encorbatado que la había mantenido sujeta con tanta fuerza

-¿señorita Bianchi?

-eh… si

-soy Leonard, pase por aquí por favor, la llevaré a su locker

Camilla siguió a Leonard por aquel pasillo, pasó junto a la oficina de Alessandra e inmediatamente vinieron a su mente aquellas imágenes que, aunque perturbadoras hacían que su corazón se acelerara, mientras caminaba recordaba a aquella mujer de cabello corto y rubio embestir con su entrepierna a la de castaño sobre el escritorio, todo eso la estaba poniendo un tanto nerviosa, por fin se detuvieron

-es aquí, bienvenida a l’entrée au paradis, la chef le dará la bienvenida apropiada en un momento, una vez guardadas sus cosas siéntase libre de recorrer el lugar, ver la cocina, familiarizarce… Aunque por favor, no entre a la oficina sin tocar

Esto último lo dijo aquel hombre entre unas leves risas, salió de aquella habitación donde se encontraba una cama pequeña, una puertecilla al fondo, un small closet y un pequeño escritorio, un poco desconcertada Camilla salió de allí, decidió ir a buscar a Leonard y preguntarle, su intención no era quedarse de huésped en un restaurante, salió y comenzó a caminar en busca de aquel hombre, cuando llegó a la cocina se asombró, todo en su lugar, recipientes, ollas, sartenes, un sin fin de utensilios

-¿puedo ayudarte? – escuchó decir tras de si, se volteó y mayor fue su sorpresa – ¿qué haces aquí? creí que no querías soborno – dijo Alessandra

-no estoy buscando ningún tipo de soborno, vengo a hacer mis pasantías

-¿tú? ¿en mi restaurante? Vaya… esto si que no me lo esperaba

-yo tampoco lo esperaba pero…

-al parecer eres la estudiante más cualificada para tus pasantías aquí, me sorprendes

-¿quiere decir que no me cree capáz?

-era una forma de decirlo, aunque menos cortante la verdad

-no me cree capáz… Bien, póngame a prueba

-de acuerdo, prepararás algo y te observaré, no te diré nada, cuando pruebe tu platilo y lo califique te diré lo que hiciste mal

-entonces no dirá nada

-menos charla y más trabajo, ve a cocinar algo digno de mi restaurante, y siéntete libre de usar lo que quieras

Camilla corrió al gran refrigerador, buscó unas cuantas cosas…

-ah por cierto, si no apruebas te enviaré de nuevo a la academia, no podrás hacer tus pasantías

-¿qué? ¡eso es injusto!

-nunca dije que no pondría reglas, ahora empieza, los delantales están por allá

Sintiéndose frustrada Camilla comenzó a buscar los ingredientes, se acercó a la barra y comenzó a lavar, cortar, picar, mezclar, todo lo que mejor se le daba: cocinar, Alessandra se había sentado a revisar su correo electrónico, de vez en cuando levantaba la mirada para ver a Camilla caminar de aquí para allá, se levantó y sin que se diera cuenta la observó, luego volvió a sentarse, sacó su teléfono y marcó

-¿hola? – escuchó la voz de Victoria

-bellissima, ¿tienes tiempo para almorzar conmigo?

-of course my love, llegaré en una hora

-te espero – al colgar sonrió, sería una buena forma de probar los platillos de la pasante, pasados cuarenta minutos Alessandra volvió a levantarse, entró nuevamente a la cocina y vio a Camilla dar los últimos toques a los platillos – bien pasante, ¿qué hiciste?

-aah, pues como plato principal preparé una moussaka, y como segundo plato hice una lagsana con espinaca y ricota

-espero hayas hecho un postre

-por supuesto, hice un charlotte du volga

-wow, me sorprendes pasante, aunque veré que tan bien está una vez lo haya probado, prepara una mesa para dos, luego sirve la comida y elige un buen vino que vaya con la comida, debo arreglarme para cenar con la señorita Salvatore

-¿eeh? Osea que… ¿en pocas palabras me hizo cocinar la cena para usted y su novia?

-mmm eso se me ocurrió luego, con tu permiso – se fue a su oficina, Camilla frustrada arregló la mesa lo mejor que pudo, luego fue con ayuda de Leonard a la bodega a elegir un vino apropiado, encontró uno y regresó, cuando llegó a la mesa tanto Alessandra como la otra mujer ya estaban sentadas – ah pasante, justo a tiempo, trae el vino, quiero checarlo

-aquí tiene chef – acentuando ésa palabra

-gracias, ahora retírate, puedes tomarte el día libre, a partir de mañana te quiero aquí a primera hora

-con su permiso – Camilla se retiró, regresó por aquel pasillo y entró a la habitación, se sentó en aquella cama a pensar… Le parecía mentira, aquella musa, su ídolo, no eran más que patrañas inventadas por los medios, ahora la conocía en realidad

-¿qué hace aquí? – dijo Victoria dando un sorbo al vino recién servido por su chef personal

-hará sus pasantías, casualmente la asignaron aquí

-no sabía que tenías convenios con academias

-bueno, el director de dicha academia es mi tío, no podía decirle que no

-cierto, mmm esto se ve delicioso gorgeous

-solo para ti bellissima

-pero… ¿lo hiciste tú?

-ah, comamos ¿te parece? – le sonrió a Victoria de ésa forma en que solo ella sabía, ésa sonrisa que derretía a cualquiera, incluso a mi me derritió, así que su comensal no tuvo más remedio que comenzar a comer

-está delicioso

-me alegra que te guste, ¿qué tal el vino?

-perfecto acompañante

-bueno querida mía, esta cena fue preparada por nuestra pequeña espía

-¿what?

-como lo oyes

-but… that girl… is impossible, this is delicious

-i know, she is excellent right?

-si, me sorprendí

-es por eso que la enviaron a mi restaurante, quieren que la guíe y que sea mi aprendíz

-bueno, eres la mejor, es por eso que quieren que la instruyas

-lo se, oh, tengo otra sorpresa para ti, la verás cuando terminemos de comer

-justo ahora solo quiero una cosa

-¿qué?

-acércate – Alessandra se acercó un poco a Victoria, ésta atrapando su mentón la atrajo hacia si y le dio un leve beso, que poco a poco fue volviéndose profundo e intenso – eso quería

-jajaja, creo que tendré que esperar para darte esa sorpresa, vamos

-¿a donde?

-to my department… i wanna show you something

-ok – dijo un tanto entre risas, tomó la mano de Alessandra y la siguió al estacionamiento, ésta la atrajo un poco recostándola al auto, dio unos besos a su cuello y la liberó para abrir su puerta – grazie

-di niente – dicho esto subió y lo encendió, arrancó con cuidado

Camilla había salido antes que ellas, solo quería acostarse y descansar, solo había cocinado pocas cosas pero, el estrés de ser evaluada por aquella chef la estaba preocupando, además le dio el día libre.. ¿qué se creía? No, no se creía, de hecho lo era, subió a su motocicleta y arrancó, no pasaron ni quince minutos cuando comanzó a bajar la velocidad, su gasolina se acababa, y así, en la nada se quedó recostada a ella

-¡¿qué te he hecho?! – gritó mirando dramáticamente al cielo – pago mis impuestos religiosamente, voy a la iglesia siempre que puedo, doy para los pobres, la comida que sobra la llevo al refugio de niños y ancianos… ¿por qué me pasa esto a mi? –acabando de decir eso comenzó a llover, arrojó su casco al suelo – si, si si, muchas gracias, además tenías que mandarme lluvia, estoy muy agradecida, dime qué estoy haciendo mal para que me pase esto, ¡ilumíname!

-mmm ¿estás segura de que puedes conducir así?

-no mucho pero, no hay autos en sentido contrário, además, aquí abajo necesito revisar a fondo, hay problemas de humedad

-¡Aless! – gritó Victoria sonrojada – por favor conduce bien, mira que además está lloviendo

-de acuerdo de acuerdo – dijo ésta colocando ambas manos en el volante, de pronto vio algo en frente – ¿qué es eso?

-parece una motocicleta

-oh no puede ser

-¿quien es?

-me dentendré, espérame aquí – dijo frenando y bajando del auto, caminó hasta aquella chica que desde el primer día solo le había causado problemas, de espaldas a ella y con los brazos extendidos hacia los lados estaba Camilla con la cabeza levantada hacia el cielo, bajo aquella luvia – Camilla – dijo en voz baja, la joven se volteó golpeando a Alessandra con uno de sus brazos, perdiendo el equilibrio y cayendo sobre ella que al hacer un intento por atraparla también cayó

-what the fuck is going on there? – se preguntó Victoria pero, su novia le había pedido que la esperara, lo haría hasta que viera alguna otra cosa fuera de lo común, ésa muchachita… Para nada le inspiraba confianza, de seguro solo quería molestar a su Aless, arruinar su restaurante… Si, seguro ése era su plan

Camilla continuaba con los ojos cerrados, su suerte cada vez empeoraba más, de seguro había caído sobre algún violador, de seguro se la llevaría en su camioneta a hacerle quien sabe qué

-si te levantaras creo que sería más fácil ayudarte con lo que sea que le haya pasado a tu moto – ésa voz sonaba familiar, abrió los ojos y se petrificó

-eeh, chef, mis disculpas no sabía que estaba detrás de mi, ¿qué qué qué hace aquí?

-bueno estaba seca en mi deportivo camino a mi departamento cuando vi a una chica a un lado de la vía con los brazos extendidos debajo de la lluvia, no se quien está mas loca, si ella por hacer eso o yo por detenerme

-lo siento, de verdad…

-levántate, estoy cansada de estar en el suelo

Camilla se levantó temblorosa, luego Alessandra

-gracias por detenerse, me creí perdida

-¿qué le pasó?

-me quedé sin gasolina

-¿cuál usas?

-cualquiera está bien

-bueno, quédate aquí – Alessandra caminó hacia su auto, abrió la puerta del piloto para presionar el botón que abre la maleta…

-gorgeous estás empapada

-lo se amor, ya regreso

-¿qué pasó?

-dame unos minutos, volveré enseguida – fue a buscar un galón de gasolina, lo llevó hasta la motocicleta de Camilla, abrió la tapa del depósito y sirvió hasta que el tanque estuvo lleno – listo, puedes volver a tu casa

-gracias, de verdad se lo agradezco, permítame busco en mi billetera… ¿cuánto cuesta ése combustible?

-te aseguro que más de lo que traes, déjalo así, considéralo mi bienvenida al restaurante

-¿eh? Eso… ¿eso quiere decir que pasé?

-mm si

-¡genial! – llena de emoción comenzó a dar saltos, y fue tanta la emoción que terminó abrazando a Alessandra, ésta divertida y conteniendo las risas la abrazó también, Victoria molesta comenzó a sonar la bocina del auto

-si si, genial… Ahora pequeña amenaza será mejor que regreses, yo también me tengo que ir

-gracias – dijo sinceramente – de verdad, se lo agradezco

-está bien, ahora regresa – dijo colocando su mano sobre su cabeza, una palmada amigable y reconfortante

Dicho esto cada quien regresó a su vehículo, Camilla lloró un poco mientras conducía, ciertamente estaba feliz, por fin tendría su chaqueta de chef profesional y además de eso sería del restaurante de su musa, la mujer que más admiraba

-ahora que lo pienso, no es tan mala después de todo – pensó en voz alta

-amor mírate, estás empapada

-lo se, vamos, quiero una ducha de agua tibia

-al menos ésa chiquilla me hizo un favor

-¿ah si? ¿cuál?

-podré tenerte solo para mí en el jacuzzy – dijo recostándose a su hombro

Camilla llegó a casa, pasó directamente al baño y puso a llenar su tina gon agua tibia, al quitarse su chaqueta notó un perfume ajeno, era elegante, fuerte, desprendía pasión, antes de darse cuenta se encontraba oliendo su chaqueta con aquel perfume… El perfume de Alessandra Di Salvo, dejó la chaqueta sobre la cesta de la ropa sucia, terminó de desvestirse y entró a la tina, abrazó sus piernas y se perdió en sus pensamientos… Tocó su cabeza por unos segundos…

-ella no es tan mala después de todo ¿verdad?

-eres mala gorgeous

-¿por qué?

-no es justo que me tengas así

-lo siento señorita, usted no debía tocarme y sin embargo lo hizo

-vamos Aless, desátame…

-te quedarás así, ya regreso – se levantó y caminó hasta el baño, cerró la puerta y se miró al espejo un momento, lavó su rostro… – ¿qué me pasa? ¿por qué se me viene a la mente el rostro de ésa niña? Solo es una pasante, y solo me sonrió y me abrazó como agradecimiento… Además ¿qué me importa lo feliz que estuviera?

-Aless… Si no te apresuras me iré a casa en cuanto me desates

Alessandra salió del baño, desató a Victoria y se sentó junto a ella…

-lo lamento hermosa, no me siento bien

-¿eh? Oow, debió ser ésa comida – dijo abrazándola – te cuidaré, vamos, recuéstate

-estaré bien amor, solo… Vamos a dormir ¿está bien?

-si, descuida – dijo un tanto frustrada

Era poco más de la media noche cuando Camilla se levantó sobresaltada, su teléfono sonaba estruendosamente

-¿aló?

-joven Bianchi le habla Leonard

-oh si… Leonard ¿pasó algo?

-¿por qué habría de pasar algo?

-pues no lo se… Considerando que es ¡media noche!

-mis disculpas joven Bianchi, solo cumplo órdenes, mañana temprano debe ir usted a comprar todos los diarios que vendan en el kiosco de la quinta avenida de camino a casa de la señorita Di Salvo, llevarlos a su casa y aprender como moler granos, de ésa forma también preparará su café

-¿bromeas verdad?

-para nada joven Bianchi, no bromeo, bien, a primera hora en casa de la señorita Di Salvo, enviaré su dirección por texto – dicho esto colgó la llamada, estupefacta Camilla esperó la dirección, colocó la alarma tres horas antes de lo debido y volvió a dormir

En la mañana se levantó, se duchó y arregló lo más rápido posible, tomó el papel donde había anotado la dirección, agarró su casco y sus llaves y bajó corriendo, iba en su moto cuando revisó detenida en el semáforo

-bien, si voy por aquí ahorraré tiempo, debo aprender a moler los granos de café – así pues, se spresuró a llegar a casa de su chef

Luego de que Alessandra se durmiera Victoria comenzó a caminar alrededor de la habitación, por los pasillos, llegó a la cocina y sirvió un poco de vino, se sentó en la terraza y observó la noche desde allí, se hartó, había ido específicamente a algo y no lo obtuvo, así no era su novia, algo estaba mal…

Alessandra despertó a eso de las seis de la mañana, miró a su alrededor con pereza, se vio sola en aquella enorme cama, exhaló y miró al techo, estaba harta, tenía una casa enorme y envidiable, dinero, un negocio próximo a ser exitoso… Y estaba sola, abrazó su almohada, queriendo tener entre sus brazos a alguien… ¿pero a quien? Su novia hacía horas que se había marchado, además estaba harta de tener solo sexo… Quería amor, contempló la gran ventana que estaba frente a ella y vio que el sol comenzaba a emanar, vio su almohada y por un momento, solo por un momento imaginó a ésa chiquilla desesperante, dormida plácidamente entre sus brazos, parpadeó un par de veces… Que locura, se levantó y caminó a su ducha, luego de pensarlo mejor decidió entrar a su enorme tina, allí se relajó en el agua tibia

-ok, era… eeehm, debía dar vuelta en la séptima, si, bien, eeeh, ya se, el siguiente semáforo – con unos cuantos problemas de ubicación Camilla llegó a la enorme casa de la señorita Di Salvo, atravesó el enorme jardín en su motocicleta, una vez frente a la casa bajó y sacó los periódicos

-oh genial, llegaste – dijo un hombre más o menos en la mediana edad

-eh si, y tu eres…

-Fabio, vamos rápido entra, ordena sus periódicos en aquella mesa, y luego ven a la cocina, te enseñaré a moler granos para que prepares su café

-bien pero, quiero saber por qué debo…

-rápido – dijo Fabio, quien luego caminó por un corredor, Camilla confundida aún ordenó los periódicos en la mesa que le habían indicado, se quitó su bolso y lo dejó en una silla, caminó justo por donde Fabio había ido – genial, me gusta la rapidez en una persona ahora presta atención

El sonido de la moledora de granos despertó a Alessandra, se había quedado dormida sentada en su tina, se levantó y se secó, fue por su bata y salió del baño, se recostó de nuevo en su cama, pensó unos momentos si levantarse o no, la verdad era que lo único que quería hacer era dormir hasta poco más allá del medio día, holgazanear y comer pop corn mientras veía algún programa aburrido, si… Eso era justo lo que necesitaba, se levantó y luego de vestirse y arreglarse salió a su comedor, encontró los periódicos en la mesa, cuando iba a sentarse se detuvo, un morral estaba en su silla de siempre

-ahora, por favor con cuidado lleva el café a la mesa – escuchó decir a Fabio

-si si, voy con cuidado, no te alteres – vio entrar a Camilla con una bandeja y su desayuno en el, al ver a Alessandra se sonrojó – buenos días señorita Di Salvo

-buenos días Camilla – se escuchó bastante bien

-eh, su desayuno y su café recién molido – dijo colocando la bandeja sobre la mesa, Alessandra se sentó y tomó la taza entre sus manos, la acercó solo un poco a su nariz…

-huele delicioso –dijo sonriente mientras miraba la taza, la llevó a sus labios y lo degustó lentamente – y está delicioso, buen trabajo Camilla

-ah, gracias – dijo algo apenada

-siéntate, desayuna conmigo

-¿eh? Pero…

-vamos, debiste venir muy temprano, de ahora en adelante desayunarás aquí, ya que traerás mi periódico y prepararás mi desayuno pues, haz para ti también, eh, Fabio, sírvele un poco, no te acostumbres pequeña, solo será por hoy que te servirán – rió un poco

Fabio sirvió comida también para Camilla quien se sentó frente a Alessandra, ésta leía el periódico como de costumbre pero de vez en cuando levantaba la vista para ver la expresión de Camilla, ésta sonreía al comer, miraba a su alrededor y pues, que mejor vista que un jardín enorme a través de las ventanas

-¿te gustan las plantas?

-oh si, me recuerdan a la casa de mi abuela, le encantan las plantas y pues, tiene un jardín, no tan amplio como este pero es verdaderamente acogedor

-si quieres puedes ir a verlo

-no no, en verdad no quiero molestarla

-no es molestia, vamos… Eh Fabio por favor recoge esto – caminó con Camilla hacia afuera, la llevó hasta aquel hermoso jardín

-wow… Es enorme

-si que lo es – dijo Alessandra sonriendo – vamos, hay un lugar que quiero que veas

Caminaron por unos minutos, se alejaron incluso de la casa, llegaron hasta una capilla con toques griegos, frente a ella una pequeña fuente adornaba también

-es hermosa

-vamos, siéntate

-pero… ¿No le preocupa llegar tarde?

-¿quien va a echarme?

-tiene razón, es la jefa

-y tu descuida, por hoy estará bien que llegues tarde también, pero como dije antes, no te acostumbres pasante

Se sentaron en la capilla, solo en silencio, de pronto Alessandra comenzó a reír

-¿qué es lo gracioso? – dijo Camilla divertida

-aparte de tu expresión, pues… Nunca me había tomado el tiempo de venir y sentarme aquí

-¿bromea? Parece el lugar perfecto para escribir… De hecho cuando vi este lugar creí que usted escribía aquí, es calmado y callado… Además está alejado de todo

-lo se, esta es la segunda vez que vengo

-¿segunda?

-si, la primera fue cuando vine a ver la casa, aunque claro, esto estaba derruido, mandé a que la arreglaran y también la fuente, pero no había venido, es hermoso

-si – Camilla observó por unos segundos a Alessandra, ésta volteó a verla

-¿qué?

-nada, solo pensaba

-bien, ¿en qué pensabas?

-lo tomará a mal, mejor me quedo callada

-vamos pasante, dime

-bueno… es que, siendo tan famosa y tan adinerada, su casa se ve un poco… vacía

-¿qué?

-es hermosa y amplia, tiene un jardín precioso y apuesto a que debe tener incluso una piscina pero, sin nadie que la use o, sin nadie que contemple, disfrute y cuide el jardín, sin nadie que ría por aquí, debe sentirse sola – Alessandra la miró mientras hablaba, aquella chica la entendía perfectamente – vamos ¿qué estoy diciendo? Usted y su novia deben divertirse bastante, no me haga caso jajaja

-de hecho… Yo…

-¡gorgeous! – escucharon desde lo lejos – oh querida, te he estado llamanto a tu teléfono ¿por qué no me contestas? Además yo… ¿qué haces aquí? Y con ésta

-bueno, decidí venir a ver mi jardín, quería salir un poco de la rutina

-¿salir de la rutina? Amore se supone que deberías estar en tu restaurante, la gran apertura será mañana y aún hay cosas por terminar

-lo se, Leonard se encargará

-Leonard no es el dueño, deberías estar ahí visualizando todo

-disculpe pero, creo que de vez en cuando está bien tomarse un respiro, y pues, la señorita Di Salvo se ve muy cómoda aquí

Ambas la miraron extrañadas, nunca nadie se había atrevido a contradecir a Victoria Salvatore

-escúchame bien pequeña entrometida, ya he tenido suficiente de ti y tus tonterías, sabía que desde que entraste ésa tarde así como así a una oficina ajena a ti solo causarías problemas – Camilla no pudo evitar recordar ésa imágen, vio a Alessandra y sin querer se sonrojó – así que viste más de lo que debías, yo te enseñaré a husmear – dijo levantantando su mano para abofetearla, Alessandra la detuvo y la miró de manera penetrante, Victoria se puso un tanto nerviosa ante aquellos enojados ojos azules

-suficiente, déjala en paz

-pero… gorgeous

-pero nada, tenemos que hablar – dijo esto mientras la llevaba con ella de regreso, volteó un momento y miró a Camilla – espérame aquí por favor – luego se dio media vuelta y siguió caminando

Camilla, asustada salió corriendo en cuanto las perdió de vista, de alguna forma llegó a la entrada, subió a su motocicleta y se marchó

-no debiste desautorizarme de ésa forma Aless, ¿quién se cree que es ésa mocosa insignificante? Deberías echarla de tu restaurante, no sirve para nada

-no, tú quien te crees que eres

-¿disculpa?

-¿crees que tener ése apellido te da derecho a tratar a los demás como si fueran esclavos o algo parecido? Esa niña tiene talento, y ni tu ni nadie va a convencerme de que la eche, además es mi maldito restaurante del que estamos hablando

-amor… tranquila yo solo…

-¡nada! Me cansé de tus berrinches de niña rica, anoche me sentía tan mal y tu… simplemente desapareciste, no quiero estar con alguien que se interesa solamente en ella, y que trata a los demás como si fueran basura

-¿ah si? Pues yo no quiero estar con alguien que no puede admitir su propia homosexualidad, aún estás en el clóset cariño aunque te cataloguen como una de las solteras más cotizadas de toda la ciudad

-ése es mi problema no tuyo, y prefiero estar en el clóset a que me vean con alguien como tú

-¡ja! Alessandra Di Salvo, ¿estás terminando conmigo?

-ya lo hice, ahora fuera de mi casa

Sintiéndose insultada Victoria se marchó, luego de que saliera Alessandra salió corriendo hasta el jardin y de nuevo hasta la capilla, se desilucionó al no ver a Camilla donde le dijo que esperara… la atmósfera junto a ella era agradable, y todo lo había arruinado Victoria, ¿cómo no se dio cuenta antes de la clase de mujer con la que estaba? Quizás solo se habia dejado manipular todos estos años

Camilla llegó a casa asustada, cerró la puerta y la aseguró (como si aquella fiera en tacones iría tras ella) luego de eso se sentó en el piso, tenía ganas de llorar, solo fue hasta su cama, abrazó su almohada y se quedó dormida

-¡Lenoard! – gritó Alessandra al llegar al restaurante

-¿qué sucede señorita Di Salvo? – preguntó éste con preocupación

-¿tienes el número telefónico de Camilla?

-eeeh, si

-bien, dámelo

-deme un momento, debo ir a…

-¡rápido Leonard! Solo tráelo

Aquel hombre mayor fue lo más rápido que pudo a buscar el número de la joven Bianchi, no entendía para qué lo necesitaba con tanta urgencia, llegó hasta ella y le extendió un papel el cual le fue arrebatado

-estaré en mi oficina, que no me molesten

-si señorita – Alessandra entró y cerró la puerta, marcó el número en su celular y caminó de un lado a otro mientras esperaba que alguien contestara… Pero no, nadie… se sentó en su enorme sillón a pensar, le debía una disculpa a ésa chica, había pasado un gran susto, tanto así que huyó… Además necesitaba hacerle sentir que no había hecho nad malo

-disculpe que la moleste señorita Di Salvo, ¿puedo pasar?

-está bien Leonard, adelante

-si me permite, hay cierta conmoción allá afuera

-¿conmoción?

-si, la prensa quiere hablar con usted, hacerle entrevistas… Y sacar fotografías suyas en el restaurante

-está bien, diles que los atenderé en un par de minutos – dicho esto Leonard se marchó, volvió a intentar llamar un par de veces al teléfono de Camilla pero, no obtenía respuesta

Muy en la tarde Camilla despertó, estaba algo incómoda por dormir con zapatos, en un tris tras los desapareció de sus pies y se acostó en posición fetal, miró al frente y recordó lo ocurrido, estaba avergonzada, aunque… el que Alessandra la defendiera la reconfortó bastante, luego de un rato de pensarlo se levantó, miró la hora en su reloj despertador y vio que ya nada se podía hacer, pasó a su cocina a devorar algo, se sentó frente al televisor, al cabo de unos minutos escuchó su teléfono vibrar, se acercó y vio la cantidad de llamadas perdidas…

-cielos, ¿quien será? Lástima que no tengo crédito – dijo desanimada, luego recibió otra llamada – ¿hola? April, si estoy libre… bueno en realidad me escapé, mmm está bien, ¿pasas por mi? Genial, me arreglaré entonces – sería divertido, no esperaba una llamada de April, antigua compañera de secundaria y quizás… Antigua primer amor

Cuando salió del restaurante Alessandra subió a su auto, se sentía aburrida, y además su plan de disculpa no había salido nada bien, así que fue a tomarse unos tragos, solo unos cuantos para no tener que regresar en taxi, mientras conducía encendió un cigarrillo, pensó bien a donde ir, no quería tener que encontrarse con Victoria, optó por algo más convencional The Quake… Si, sería divertido, al llegar estacionó el auto, se bajó y buscó la entrada, canceló lo acordado y entró, el ambiente era alegre, a pesar de estar algo oscuro habían luces intermitentes, de todos los colores, caminó hasta la barra y se sentó

-¿qué puedo ofrecerte preciosa? – preguntó un apuesto joven

-tequila, one shot

-aquí tienes – lo sirvió, al ver que Alessandra lo bebió rápido le sirvió otro – ¿día difícil?

-no, mis días son perfectos desde el punto de vista de los demás

-mmm problemas laborales supongo

-wrong, pasado mañana será la gran apertura de mi propio restaurante, nada podría salir mejor

-vaya, entonces han de ser problemas amorosos – dijo mientras servía el tercero – ¿tu novio?

-no tengo novio – dijo terminándolo también

-entonces, no se que sea – dijo sirviendo otro

-terminé con mi novia hace unas horas – dijo antes de beberlo

-oh, veo que estás devastada – dijo volviendo a llenar el vaso

-no – bebió – en realidad me siento aliviada

-pues, no logro entender por qué estás así

-a ver, ¿cómo te llamas?

-Joey

-¿tienes tiempo para escuchar a una chica Joey?

-seguro

Camilla había llegado en compañía de April a The Quake, entraron y rieron, el lugar se veía bastante divertido, caminaron un poco y encontraron una mesa, ordenaron un par de bebidas y fueron a bailar

-te he echado de menos Cami – dijo April mirando a Camilla con una sonrisa

-también te he extrañado – contestó ésta bajando la mirada

-¿qué has hecho?

-bueno, me inscribí en la academia de chef, estoy haciendo mis pasantías ahora

-eso es genial, ¿donde las estás haciendo?

-oh en el (espacio)

-¿bromeas? ¿Ese lugar de ésa chef famosa?

-oh si

-debe ser genial trabajar para ella

-si, es genial

-no te ves muy emocionada

-ah, ¿de qué hablas? Jajaja, claro que estoy emocionada

-si tu lo dices – la miró un momento y acarició su mejilla, Camilla se sonrojó – siempre has sido hermosa, y justo así te ves radiante

-April…

-siempre quise hacer algo pero, nunca me atreví… Ya sabes, la secundaria puede ser cruel

-¿ah si? Y… ¿qué querías hacer?

-esto – se acercó un poco a Camilla, lo suficiente para rozar sus labios a los de ella

-¡Aléjate de ella! – se asustaron y voltearon hacia la persona que había gritado

-¿por qué habría de hacerlo? – preguntó April sin titubear

-porque yo lo digo, Camilla, nos vamos – dijo Alessandra tomando a Camilla de la mano

-espera, estás ebria, suéltame…

April se acercó a Alessandra por delante y la empujó

-suéltala o llamo a seguridad

-esperen esperen – vieron a un chico acercarse – traté de detenerla

-Joey, amigo dame mis llaves ¿si?

-lo siento pero así no puedes conducir

-esto es absurdo

-April, lo lamento de verdad…

-no digas que lo lamentas Camilla – dijo Alessandra – solo me debes explicaciones y disculpas a mi

-debo llevarla a su casa

-bien, cuando quieras salir… o cuando te deje salir, llámame – dijo April antes de dar media vuelta

-te ayudaré a llevarla hasta su auto – dijo Joey, fueron al estacionamiento y por primera vez desde que lo compró Alessandra estuvo en el asiento del copiloto

-¿sabes conducir?

-si, gracias – Camilla se subió al auto y lo encendió, arrancó con cuidado, recostada a la puerta Alessandra la miraba

-Ca-mi-lla, ¿qué hacía una niña como tú en un lugar como ese?

-no soy una niña y, lo que haga en mi tiempo libre es solo mi problema

-te equivocas, es mi problema también

-¿por qué?

-porque eres mi-pa-san-te

-soy solo una pasante – dijo manteniendo la vista fija en la carretera

-eres mía – dijo recostándose al hombro de Camilla, ésta lo retiró y terminó cayendo en sus piernas, donde se quedó profundamente dormida, Camilla la miró por unos segundos y siguió conduciendo

Al llegar a casa de Alessandra Camilla se levantó con cuidado, y de la misma forma la levantó, como pudo la llevó hasta las escaleras de la entrada a su casa

-por favor déme las llaves – Alessandra se las entregó, en verdad se sentía mal, esos shots de tequila comenzaban a pasarle factura, Camilla abrió la puerta y levantó de nuevo a Alessandra, caminó despacio, al cabo de un rato por fin llegaron a su habitación, la acostó con cuidado en su cama y caminó buscando su pijama

-¿qué también vas a desvestirme?

-a no ser que quiera dormir con su uniforme de chef debo hacerlo

-está bien… y por cierto puedes tutearme

-no podría…

-adelante – se sentó – desvísteme

Camilla tragó saliva, se acercó a Alessandra y comenzó a desvestirla, de nuevo vio aquel hermoso cuerpo, aquellos perfectos senos, ése abdomen y brazos torneados, la recostó y le quitó sus zapatos, siguió por su pantalón y sus calcetines, tomó una pijama de donde le indicó la rubia y con dificultad logró ponerle su camisa

-al menos está vestida… o casi

-¿te irás?

-si, no quiero molestar

-quédate hasta que me duerma, por favor

-no puedo hacerlo

-vamos, dijiste que te asombraba el que viviera sola, al menos acompáñame

-está bien – se acostó junto a ella, Alessandra se acostó de lado y sonrió mientras la miraba -¿qué?

-conseguí traerte conmigo- dijo sonriente

-así que era todo un plan

-si.. mi plan maestro – dijo volviéndose a dormir

Camilla la miró y sonrió, se acostó de lado y sin darse cuenta también cayó ante el sueño, en la mañana Alessandra despertó con un dolor de cabeza leve, a pesar de la cantidad de alcohol que había bebido, entrecerró sus ojos por la luz del sol, vio al frente y vio a una Camilla dormida plácidamente, se veía tan tierna, estaba como en aquella visión, entre sus brazos, sonrió y la abrazó más, hundió su rostro en su cuello y volvió a dormirse, un rato después Camilla despertó y se vio atrapada por los brazos de Alessandra, se sonrojó enseguida y trató de levantarse pero, al sentir la suave respiración de la chef en su cuello, prefirió quedarse así

-buenos días – dijo Alessandra despertando ahora si

-buenos días – respondió Camilla sonrojada y nerviosa, Alessandra la vio y retiró su cabello de su cuello, donde depositó un leve beso… – eh, ¿que hace?

-dije que podías tutearme

-está bien – Alessandra volvió a posar sus suaves labios en el cuello de Camilla, ésta tembló un poco

-por fin despierto a gusto

-¿ah si?

-si, me siento calmada – volvió a cerrar los ojos – ni siquiera se que hora es

-¡cielos! ¿qué hora es? Debemos ir al restaurante – dijo Camilla levantándose alarmada, Alessandra la tomó por su mano y volvió a atraerla

-necesitas relajarte, podremos irnos luego de desayunar

-¿estás segura?

-si, anda… ven

-no, vamos a desayunar

-está bien – dijo entre risas, se levantó y caminó al baño

-iré a la cocina y prepararé algo – dijo Camilla saliendo del cuarto, al cabo de un rato Alessandra la alcanzó

-¿qué preparas?

-hot cakes

-huele bien – dijo caminando hasta detrás de Camilla y abrazándola por su abdomen

-eh, la verdad no se que hace ni por qué pero… creo que no debería

-¿por qué no?

-su novia podría enojarse

-oh, en ese caso no hay problema, no tengo novia

-¿eh? Pero… ¿y la señorita Salvatore?

-ah, ésa víbora, descuida, no te molestará de nuevo – dijo alejándose y sentándose a la mesa – mmm debo comprar mis periódicos

-enseguida voy, termino estos tres y voy a comprarlos – Alessandra no dijo nada, por un momento se había olviado de su relación de trabajo con Camilla, aunque había disfrutado el hacerlo, verla cocinar, mirarla dormir, amanecer junto a ella… Era algo que le gustaría hacer a diario, Camilla terminó y sirvió la comida a Alessandra

-eeh, debo tomar tu auto prestado

-¿mi auto?

-si, es que no traje mi motocicleta, anoche me llevaron así que…

-oh si, ya recuerdo – Alessandra dio un sorbo a su café instantáneo, no era su favorito pero prefirió no hacer que Camilla moliera ésa mañana – entonces, era tu hermana con quien estabas anoche

-¿hermana? No jeje, es… bueno, era…

-¿alguna novia quizás?

-¿novia? ¡no! No no no para nada, ella… solo estaba de vuelta en la ciudad y pues, quiso invitarme a salir… no somos novias ni nada por el estilo… simplemente… eeh, iré a comprar los periódicos – dijo caminando en dirección contraria, luego regresó por las llaves y volvió a salir

Alessandra fue a ducharse, luego de vestirse y arreglarse correctamente fue a desayunar, disfrutaba cada bocado, había sido preparado por Camilla… Ese era motivo suficiente, woow, ¿qué rayos pasaba? Esa no era la típica Alessandra Di Salvo, ¿qué era todo eso de pensar en ése niña a cada minuto? Además disfrutar su comida, disfrutar su compañía, disfrutar dormir a su lado y sonreír al verla dormida… ¿qué estaba sucediendo? No, definitivamente eso debía cambiar… Además, ¡ésa chiquilla había usado su auto! No solo una vez sino dos, nadie absolutamente nadie conducía su auto más que ella, esto debía parar y pronto

Camilla por su parte compró los diarios, regresó con tanto cuidado como le fue posible, no pensó en nada, simplemente quería tener cuidado al regresar, al hacerlo estacionó el auto, bajó los periódicos y caminó a la casa, al entrar dejó los periódicos sobre la mesa y los arregló

-Camilla – escuchó – gracias por lo que hiciste ayer y por los periódicos pero, es hora de que te vayas

-lo se, eh su auto está afuera y está en perfectas condiciones, no tiene ni un rasguño

-eso espero, no quiero tener que descontarte un sueldo que no te ganas

-¿como dice?

-eres pasante, los pasantes no ganan nada

-pero…

-sin peros, como dije antes será mejor que te vayas, te veré en el restaurante hay ciertos menús que discutir

-¿cómo volveré a casa?

-¿que también quieres llevarte mi auto hasta allá?

-no… por supuesto que no – Camilla se marchó molesta, no podía creer lo engreída que era Alessadra en el fondo, bueno que podría esperarse, era una Di Salvo después de todo, luego de caminar cinco cuadras pudo tomar un taxi que le resultara más o menos económico, al llegar entró a la ducha y permaneció recostada a la pared tratando de olvidar aquellas molestias con el agua tibia

Alessandra se arregló luego de su rutina matutina, revisó muy bien su auto antes de subir y marcharse al restaurante

-señorita Di Salvo buenos días

-hello Leonard, ¿soy la primera?

-después de mi, como siempre

-de acuerdo quiero que ordenes lo que falta, que organices el equipo de chefs y que por favor nadie me moleste en mi oficina hasta que el personal esté completo

-¿vendrá la señorita Salvatore? Me encargaré de que la pequeña no entre esta vez

-oh no Leonard, puedes estar tranquilo, la señorita Salvatore no volverá – dicho esto se encerró en su oficia a hacer quien sabe que

Cada empleado del restaurante llegó y fueron ocupando sus respectivas pocisiones, Camilla llegó rato después, fue a la habitación con su nombre y se puso su uniforme, salió a la cocina y esperó instrucciones

Al medio día ya todo el personal del restaurante se encontraba trabajando, Alessandra había sido un tanto cruel en ordenarle a Camilla distintos deberes que, para un chef, no eran ni remotamente las indicadas, lavar los platos y utensilios, limpiar los pisos, las mesas, ordenar las sillas, cambiar su auto de puesto en el estacionamiento, lavar las ventanas, mantener limpia la cocina

-¡Camilla! – la llamó de nuevo

-que se le ofrece señorita Di Salvo – dijo esta al entrar a la oficina

-necesito que compres unas cerezas confitadas para un postre que se me ocurrió podría ser bueno para el menú

-¿eh? De acuerdo… ¿Quién me llevará?

-dile a Leonard, el le dirá al empleado con la mini van

Camilla salió y le informó a Leonard quien le dijo al empleado a donde debía ir, Camilla subió a la mini van y fueron a comprar las cerezas, exactamente tres cajas, pagó y ayudó a cargarlas, regresaron al restaurante y las llevó a la cocina una a una, Alessandra caminó hasta allá y vio las cajas… frunció su ceño y aquellos ojos celestes se encendieron

-¡¿what the fuck is this?!

-son las cerezas que… mandó a comprar

-claro que no, estas son cerezas extranjeras, te pedí cerezas locales

-no le escuché decir eso, solo dijo cerezas

-lleva tu trasero a tu motocicleta y trae las cerezas que te pedí o te irás a casa, tu decides

-¡no sabes como tratar a las personas! – esto dejó tanto a Alessandra como a los demás miembros de la cocina asombrados, se quedaron boquiabiertos

Camilla un tanto molesta salió de la cocina y luego del restaurante, fue hasta su moto y de mala gana fue a comprar las cerezas, específicamente a la tienda que Alessandra le había indicado, aquella por su parte se encargó de las primeras entregas, sacarían aquel postre del menú hasta el día siguiente en caso de que Camilla no llegara a tiempo, luego de unos quince minutos Camilla se estacionó frente a la tienda, era lujosa a decir verdad, al bajar y entrar notó que no solo por fuera, por dentro era una maravilla, caminó hasta el encargado

-quiero tres cajas de cerezas confitadas por favor

-enseguida ordenaré que las traigan

-de acuerdo – Camilla mientras tanto decidió caminar un poco por la tienda, mirar los productos etc., una vez estuvieron listas las subió a la moto con ayuda del encargado, con dificultad intentó arrancar y al salir del estacionamiento fue embestida por un deportivo negro, tal embestida la envió al suelo junto con las cajas

-¡oh no! – Bajó una chica morena de cabello liso y corto, corrió hasta Camilla… – no te muevas llamaré una ambulancia

-las cerezas… – dijo esta con su voz entrecortada

-¿las cerezas? Estate tranquila, ¿hola? Necesito una ambulancia por favor, lo más pronto posible es una emergencia, atropellé a una chica, rápido por favor – luego de dar la dirección colgó y miró a camilla – estarás bien, ¿te duele mucho?

-no… – mentía, el golpe le había afectado bastante

-lo lamento de verdad, no fue mi intención es solo que… mi mañana no ha estado precisamente bien

-y creíste que golpear a alguien con tu auto ayudaría – dijo Camilla tratando de levantarse

-no te levantes – la detuvo la extraña – y no, solo venía distraída, lo lamento

-me despedirán

-¿por qué?

-ésas cerezas debían entregarse y pues, las cajas están en el suelo, las latas están golpeadas…

-te ayudaré, aquí viene la ambulancia, tu solo dime a donde van y las llevaré

-es mi trabajo… y… debo hacerlo yo… – Camilla perdió el conocimiento, aunque lo hubiera negado el golpe fue bastante fuerte y le dolía, luego de que la subieran a la ambulancia la chica de cabello negro le pagó al encargado de la tienda para que recogiera las latas y las cajas, las llevó hasta su auto y siguió a la ambulancia

-¿Dónde rayos está? Debía llegar aquí hace una hora y aún no aparece

-cálmese señorita Di Salvo quizás se encontró con algo de tráfico

-¿tráfico? Anda en una maldita motocicleta, de seguro se molestó porque la mandé a comprar las cerezas y decidió no regresar, “o anda con su amiguita de la disco” – pensó para sus adentros

-¿cómo está? – preguntó la joven de cabello negro al doctor que salió de la habitación donde se encontraba Camilla

-sanará, aunque vamos a dejarla esta noche en observación, al parecer está bajo mucho estrés, por eso se desmayó

-¿puedo pasar?

-claro, no fue nada grave, solo unos cuantos golpes y raspones, estará bien

La joven sonrió, eso era una buena noticia, entró a la habitación y miró a Camilla, le daba un toque bastante tierno

-hola extraña

-la extraña eres tu – dijo Camilla sonriendo a lo que la joven de cabello negro no pudo resistirse y sonrió aún más – ¿qué?

-¿Cómo es que estando en ese estado puedes sonreír?

-créeme, he estado en situaciones peores

-pues eso está mal – dijo sentándose

-lo se, y bien… ¿conoceré el nombre de mi atacante-rescatadora o solo serás la chica que me golpeó con su auto?

-no jajaja, sabrás mi nombre, a ver me llamo Sophía Milleni, y tu eres…

-Camilla Bianchi

-un placer conocerte Camilla, eh, ¿se te ofrece algo? ¿hay algo que pueda traerte o alguien a quien pueda llamar?

-mmm no gracias no quiero nada… ¡llamar! Olvidé que debía entregar las cerezas, mi jefa va a matarme, necesito mi teléfono, está en el bolsillo de mi pantalón- Sophía fue a buscarlo, regresó y se lo entregó a Camilla quien de inmediato marcó al celular de Alessandra – ¿hola?

-¡¿Dónde demonios estás?! No creas que por ser una pasante y no te paguemos sueldo tienes derecho a desaparecer y llegar a la hora que quieras, estás mas que despedida si no tengo esas cerezas en menos de quince minutos ¿ok? Si no las traes no dudes en desaparecer de aquí con todas tus cosas ¿escuchaste?

-esto… yo…

-¿Qué? eres una buena para nada, solo me causas problemas desde el día en que llegaste, tengo un montón de comensales esperando por el postre y… – Sophía le quitó el celular a Camilla quien estaba a punto de llorar

-¿hola?

-¿Quién habla?

-escucha, seas quien seas no tienes derecho a tratarla así

-¡¿y tu quien eres?!

-soy la persona que atropelló a Camilla, y la causante de que esté en el hospital, yo tengo la culpa de que no haya entregado esas cerezas, y soy la causante de sus golpes y contusiones, es por eso que se quedará en observación esta noche y es por eso que no podrá regresar a trabajar

-¿Quién eres?

-ya te lo dije, si te interesa, está en la clínica de la quinta avenida, habitación 215 – tras decir esto colgó – lo siento pero, no podía dejar que te tratara así

-gracias – respondió Camilla estupefacta, que alguien tuviera el coraje de contradecir y callar a Alessandra de esa forma… y en el restaurante ni ella misma lo creía, arrojó su celular contra la pared

-¿Quién se cree? ¡Leonard! – gritó desde su oficina

-si señorita Di Salvo

-quedas encargado del restaurante, saldré un momento – tras decir esto fue a su auto, lo encendió y arrancó a toda velocidad

-¿segura no quieres nada?

-no me gusta la comida de hospital – dijo Camilla haciendo un gesto de queja, como una niña, Sophía se sentó junto a ella en la camilla

-pues, lamento desilusionarte pero será lo que comas esta noche, por eso te pregunto si quieres que te traiga algo más

-oh no podría pedirte nada, de verdad estaré bien… creo que sobreviviré

-¿no podrías? Vamos, te invito a comer algo… Dentro del hospital, o si quieres puedo ir a comprar comida, una pizza quizás

-mmm está bien, una pizza

-que no se diga mas, iré por ella, tu espera aquí

-adivina que Sherlock, no puedo ir a ningún otro lado – Sophía soltó una carcajada

-está bien lo siento, volveré en un rato, dejaré mi chaqueta por si acaso te da frío, está justo a tu lado – luego de eso salió de la habitación y de la clínica rumbo a la pizzería más cercana, pensaba en que parecía casi imposible que aquel día tan malo le trajera a aquella joven, que a pesar de todo le hizo sonreír y la hizo sentir mejor, justo cuando ella salió, el potente auto de Alessandra se estacionaba tres puestos más allá, bajó y lo aseguró, corrió a información y luego al ascensor, caminó por el pasillo hasta encontrar la habitación con el número 215, entró silenciosamente, vio a Camilla con una vía en la vena, estaba pálida y tenía un golpe en la frente, se quedó recostada a la puerta conteniendo la rabia que le causaba el pensar que aquella chica había lastimado a Camilla y se había ido así por así, caminó un poco hasta ella, se sentó y la miró, indefensa y delicada…

-Cami – dijo casi en un susurro, ésta se había quedado dormida a causa de los sedantes para el dolor, no se dio cuenta de la llegada de Alessandra – haré que te lleven a una clínica mas cercana a tu casa – se levantó y salió en busca del doctor encargado

-lo siento, la estadía solo será por esta noche así que no podemos hacer un traslado, solo la dejamos para tenerla en observación

-está bien, al menos dígame la deuda que debo pagar por su estadía

-ya fue pagada, todo está cubierto

-pero… ¿por quien?

-la joven que la acompañaba, se veía muy preocupada por ella, si me disculpa – el doctor se retiró, Alessandra se sentó unos minutos en la sala de espera, ¿Quién sería aquella extraña? ¿Por qué tan interesada en Camilla?

Sophía regresó más o menos en una hora, pasó a la clínica y de largo al elevador, caminó por el pasillo pero sin notar la presencia de Alessandra, simplemente iba sonriente, feliz de ver a aquella chica de nuevo, entró a la habitación y la miró

-¿alguien ordenó una pizza?

-mm yo – dijo Camilla somnolienta – muero de hambre

-pues aquí tienes tu pizza, a ver siéntate y te daré una rebanada, cuidado que está caliente – Camilla se sentó y con cuidado dio un mordisco a su pizza, sabía a gloria luego de no haber desayunado ni almorzado nada

-está deliciosa

-¿verdad que si? Ten, te traje un jugo, creí que la gaseosa te haría daño así que…

-eres muy dulce, gracias

-de nada, es lo menos que puedo hacer luego de ese accidente

-estaré bien, descuida ¿si?

Alessandra estuvo caminando de un lado a otro en el pasillo, se sentía insegura de si entrar o no, ¿qué le diría a Camilla? No quería tener que disculparse por como la había tratado, además no sabía del accidente, lo pensó un par de veces más y decidió entrar

-Alessandra – dijo Camilla entre nerviosa y asombrada

-¿cómo estás? – dijo

-estoy bien, el doctor dijo que solo me dejarían en observación

-no te preocupes, llamé a la ambulancia a tiempo – dijo Sophía

-debí suponer que eras tú

-¿se conocen?

-si, por desgracia – volvió a decir Alessandra

-vamos, no tienes que hablarme así, fue un accidente

-¡¿accidente?! La atropellaste, tuviste suerte de que la atendieran y de que no fuera nada grave, te demandaré – dijo agarrándola del cuello de su camisa

-¿eres su dueña acaso? No puedes demandarme, en todo caso debería ser Camilla quien lo haga, no tú – dijo empujando a Alessandra

-Camilla…

-no lo haré, ella fue muy amable en traerme luego del accidente, fue responsable y no se fue

-patrañas, bien déjala, yo me encargaré de ahora en adelante

-lo siento pero no será así, me quedaré cuidándola

-no lo harás, ella prefiere que me quede yo

-¿de verdad? Deberías preguntarme – dijo Camilla enojada

-¿qué dices?

-no quiero que te quedes Alessandra, en primer lugar tu me mandaste a buscar esas cerezas, cuando no eran necesarias porque las que llevé son cerezas también ¿o no? Lo hiciste solo porque estabas enojada conmigo y te divierte ordenarme cosas, prefiero que me acompañe Sophía, por lo que resta del día no quiero verte ni hablar contigo

-bien, como quieras – molesta Alessandra salió de la habitación y azotó la puerta, mocosa malagradecida… – pensó

-¿qué se siente eh?

-¿Qué cosa?

-decirle las cosas que se merece, fue divertido ¿no?

-algo, aunque no debí hacerlo, mañana quizás me despida

-no puede hacerlo, estás bajo un reposo médico, además no tiene motivos para despedirte

-pues eso espero – dijo Camilla con pesar

-en caso de que te despida, yo te contrataré

-¿tienes un restaurante?

-no jaja, no me dedico a eso

-¿a qué te dedicas?

-soy productora musical

-vaya – rió un poco Camilla- no podría trabajar en eso, soy chef

-en ese caso será una tortura para ti comer la comida del hospital

-gracias a ti comeré pizza

Rieron ambas, comieron la pizza y conversaron amenamente por largo rato hasta que Camilla volvió a dormirse, Sophía solo la observaba, se sonreía al ver a aquella joven chica, se recostó al respaldar de la camilla una vez más y con su brazo rodeó los hombros de Camilla quien se recostó de lado y apoyó su cabeza en la pierna de Sophía quien luego de unos minutos también se quedó profundamente dormida

Alessandra por su parte condujo en círculos, solo por conducir, el enojo que sentía era enorme, además de que no esperaba encontrarse con ésa persona y mucho menos que estuviera en compañía de Sophía, se detuvo cuando llegó a un pequeño pueblo a las afueras de la ciudad, estacionó su auto junto a un puentecillo a orillas de la carretera, salió y se recostó al capó metiendo sus manos en sus bolsillos como solía hacer cada vez que necesitaba pensar, le dolió ver a Camilla en ese estado pero más le dolió el que le hablara así y el que le dijera que no quería verla ni hablar con ella por el resto del día, le molestó la forma en que esa le había hablado, sin mas decidió cruzar la calle e ir a comprar unas cuantas cervezas a una pequeña licorería, se acostó sobre su capó y bebió un poco, a manera de calmarse, solo se quedó allí… pensativa, luego de su segunda cerveza miró su celular y el número de Camilla que Leonard le había dado, recordó el despertar a su lado y lo feliz que se había sentido al verla cocinar para ella

-patrañas – dijo, luego miró el número de Victoria, sin saber por qué y sin pensarlo dos veces presionó el botón de llamada, tardó unos segundos para que aquella elegante mujer contestara

-¿diga?

-Victoria, ¿estás en tu departamento? Necesitamos hablar

-¿Quién habla? – dijo esta con un tono de voz odioso

-soy Alessandra

-Alessandra quien – dijo en un tono aún más molesto

-no seas malcriada, quiero hablar contigo, di si o no antes de que me arrepienta

Aquella joven tardó un poco en responder

-las llaves están donde siempre – dijo antes de colgar, Alessandra bajó del capó y subió al auto, lo encendió y arrancó rumbo al departamento de Victoria

Mientras tanto e el hospital Camilla y Sophía disfrutaban de un divertido juego de cartas

-no es justo – dijo Camilla

-vamos, deja de llorar y paga – rió Sophía

-no pagaré nada, estás haciendo trampas

-claro que no, vamos vamos me tocan cinco caramelos

-yo aposté tres

-la subí a cinco – bufó de nuevo, Camilla hizo unos pucheros muy tiernos a los que no pudo resistirse, sonrió y besó su frente – está bien, tres caramelos, aunque de cualquier manera no deberías comer, así que es bueno que pierdas, te hago un favor – dijo en tono dramático

-tu y tus favores – rió Camilla sentándose mejor, Sophía acomodó su almohada

-si quieres podemos hacer algo mas

-¿Cómo qué? No podremos salir de aquí hasta mañana

-bueno, tengo unos videojuegos portátiles en el auto, si quieres puedo traerlos

-estaría genial… eh, Sophía, no es que no me agrade tu compañía porque de hecho si y mucho – dijo sonrojándose – pero… ¿no deberías irte? Digo, tu novio quizás se preocupe si no…

-¿novio? Jajaja, no nena, no me gustan los hombres – dijo recogiendo las cartas y ordenándolas – y novia tampoco tengo antes de que digas algo así, tampoco debería irme porque vivo sola y no tengo hora de llegada en casa, y no me iré a menos que quieras, me quedaré contigo hasta mañana y te llevaré a tu casa, donde estarás más segura, a no ser que no quieras nada de eso

-si quiero – dijo Camilla sonrojándose aún más, cosa que a Sophía le encantó

-muy bien damita, iré por los videojuegos, no tardaré

Alessandra condujo rápidamente al departamento de Victoria, al llegar detuvo su auto y subió en el ascensor, caminó por el pasillo y tocó el timbre, esperó unos segundos hasta que la puerta se abrió dejando ver a una Victoria desarreglada, despeinada, con el maquillaje corrido… Esa no era la Victoria que conocía

-¿qué quieres? – preguntó Victoria de mala gana

-¿puedo pasar?

-no – dijo empujando la puerta, Alessandra la detuvo con su hombro

-déjame pasar Vic

-no, lárgate

-por favor – dijo bajando la mirada, Victoria la miró y abrió la puerta dejándola entrar

-¿qué sucede?

-quiero que hablemos, que arreglemos las cosas

-¿por qué habría de arreglar algo contigo?

-porque hemos estado juntas mucho tiempo, no vamos a dejarlo solo por una pelea

-no fue solo una pelea, dijiste cosas horrendas

-lo se – dijo sentándose en el carísimo sofá color crema de Victoria – ambas lo hicimos

-tienes razón – dijo Victoria sentándose a su lado, Alessandra se acostó de lado recostando su cabeza a las piernas de aquella joven de cabello castaño quien comenzó a acariciar su cabello – te he extrañado mucho

-y yo a ti – dijo cerrando los ojos

-lamento haberte dejado cuando te sentías mal

-descuida

-no, era tu novia, debí ser más… Debí quedarme – dijo luego de un suspiro

-¿eras?

-si, o acaso olvidas que me terminaste

-no quiero – dijo Alessandra en tono tierno como una niña pequeña, giró su rostro y lo escondió entre los muslos de Victoria – be my girlfriend please

Esto provocó en ambas unas cuantas risas

-está bien señorita Di Salvo, seré su novia otra vez

Alessandra sonrió, cerró los ojos y respiró tranquila, comenzaba a dormirse

-gorgeous, creo que te sentirías más cómoda si dormimos en mi cama, vamos

Con pocas ganas se levantó y siguió a Victoria de la mano, se sentó en la cama mientras aquella belleza la desvestía lentamente para luego recostarla y arroparla, se acostó a su lado y Alessandra se arrimó a ella, recostó su cabeza a su pecho y así se quedaron dormidas el resto de la tarde

-no puede ser – dijo Sophía – es increíble que me ganes en esto, juego casi tres horas diarias

-dañarás tus ojos – rió Camilla

-ya lo están, por eso uso anteojos

Ambas rieron, de pronto Sophía observó a Camilla en silencio

-¿qué me miras?

-es que… Lo siento, no puedo dejar de mirarte

-¿por qué? – dijo Camilla sonrojada bajando la mirada

-eres muy hermosa, y muy tierna – sonrió y acarició la mejilla de Camilla

-no es cierto, y menos en ésta condición

-especialmente en ésta condición – dijo sentándose frente a Camilla

-espera…

-aún así, te ves preciosa, muy linda – acercó su rostro al de Camilla quien la miraba a los ojos aún sonrojada, también acercó su rostro al de Sophía y rozaron sus labios, se separaron con rapidez al escuchar que tocaban la puerta

-traigo la cena – dijo la enfermera

-gracias – respondió Sophía con una sonrisa, se levantó y tomó la bandeja, caminó hasta la mesita junto a la camilla y la dejó allí

Mientras tanto en el departamento de Victoria, las cosas era un tanto diferentes…

-gorgeous, please don’t stop! – Se escuchaba la voz de Victoria desde su habitación, Alessandra se encontraba con su rostro en su entrepierna y la sujetaba con su brazo bajo sus glúteos y el otro rodeando su cintura, besaba, succionaba, lamía, en fin disfrutaba de Victoria y de sus cálidos jugos, sonreía con cada espasmo provocado por ella y cada temblor, cada gemido que su novia expulsaba – aaah!! Go on, go on!! I’m goanna cum!!

– Victoria cerró los ojos y apretujó el cabello de Alessandra entre sus dedos al momento en que llegaba aquel potente orgasmo, Alessandra se quedó un par de minutos más y se sentó, miró a Victoria sudada y jadeando, aunque con una enorme sonrisa de satisfacción

-¿estás bien?

-da

-¿ruso?

-es… lo único que se decir en ruso

-mm, si estuvieras afirmando en ese momento dirías… ¡da da da! – dijo Alessandra entre risas

-mmm supongo, aunque ¿cómo se escucha mejor? – dijo acercando a su novia y rodeando su cuello con sus brazos

-a ver, creo que se escucha bien en cualquier idioma mientras salga de tus hermosos, deliciosos y carnosos labios – a continuación se fundieron en un húmedo beso que, en lugar de calmarlas solo subió más la temperatura en ambas.

-¿cabaña? – dijo Camilla confundida

-si, vamos será divertido

-eh, no lo se…

-no creo que a tu jefa le importe, tómate estos días libres

-si no lo notaste, estoy despedida

-cierto… entonces, ¿qué nos detiene? Mañana te darán de alta, podemos ir

-no debería salir con extrañas, y menos extrañas que atropellan

-ja ja ja – rió Sophía con sarcasmo – ¿cuántas veces debo disculparme?

-las que sean necesarias – dijo Camilla sonriendo y recostando su cabeza al pecho de Sophía

-me disculparé apropiadamente si me respondes… ¿quieres ir conmigo a mi cabaña?

-pues… ¿qué haremos allá?

-tengo que buscar unos discos y unos recortes discográficos, aprovecharé para llevar a mi perro a pasear, a que disfrute de aire puro… Pero aún así nos sentiríamos solos, ven con nosotros, apiádate

-¿cómo se llama?

-Terry

-de acuerdo, lo haré por Terry

-mmm, ¿y por mi qué harás?

-ya veremos – dijo Camilla con cierta picardía

A la mañana siguiente dieron de alta Camilla, Sophía se ofreció a llevarla a su casa y la acompañó por un rato hasta que tuvo que marcharse, debía ir a casa a ducharse, vestirse para luego ir a trabajar, Camilla se recostó en su cama y reflexionó sobre todo lo que había pasado, sonreía… esa chica de verdad le gustaba y le hubiera gustado aún más el besar sus labios, de sus pensamientos la despertó el timbre que sonaba, se levantó y fue a abrir, ahí estaba Sophía

-lo siento es que, olvidé algo

-¿qué pudo ser? –dijo Camilla confundida pues, que ella recordara no había visto a Sophía sacar nada

-esto – dijo acercándose a Camilla y posando sus labios suavemente sobre los suyos, sostuvo su mejilla con delicadeza mientras lo hacía, Camilla aunque estaba nerviosa correspondió al beso, que no duró mucho producto de los nervios de ambas – listo, puedo irme con calma – sonrió – espero que te mejores – esta vez besó su frente – ten mi tarjeta, llámame para avisarme cuando estés lista, vendré a buscarte – Sophía se marchó, Camilla volvió a acostarse sonriendo aún más, de pronto se levantó, buscó su maleta y comenzó a empacar cuanto pudo, Sophía por su parte ordenó sus cosas, subió a Terry al auto y comenzó a caminar en círculos esperando la llamada de Camilla, solo tardó veinte minutos en arreglar sus cosas y marcarle a Sophía quien aunque estaba nerviosa, condujo de regreso, ayudó a Camilla con su maleta y sonrió

-hola – dijo Sophía con una sonrisa

-hola – contestó Camilla sonrojada

-¿lista?

-si

-bien, suba por aquí princesa – dijo mientras abría la puerta del auto, se pusieron en marcha a la cabaña de Sophía, Camilla jugaba con Terry, un hermoso golden retriever de tres años, Sophía reía y de vez en cuando, al detenerse en algún semáforo se besaban con ternura, tardaron una hora en llegar, por suerte no había tráfico

-cielos, cuando dijiste cabaña…

-¿qué? ¿creíste que me refería a un montón de troncos apilados? – el nombre de cabaña era una broma personal de Sophía, en realidad era un hermoso chalet hecho de ladrillos artesanales, contenía una chimenea, tres habitaciones, dos baños, una amplia y lujosa cocina, una sala espaciosa y cómoda con la típica alfombra de piel en medio, lugar preferido para dormir de Terry, una terraza con su respectiva parrillera y un mini bar justo en frente – ¿qué te parece?

-es genial – dijo Camilla asombrada luego del recorrido

-bien, te llevaré a tu cuarto – tomó la maleta de Camilla y subió seguida por ella – por las noches hace frío así que te recomiendo mantener encendida la calefacción

-lo tendré en cuenta

-bien… supongo que te dejaré para que te pongas cómoda

-Sophía

-dime – Camilla sonrió, se acercó a ella y la besó con ternura, Sophía rodeó su cintura y correspondió a aquel beso que poco a poco fue intensificándose, Sophía alzó a Camilla y lentamente la recostó a la cama, hizo ademán de retirar su blusa pero Camilla la detuvo

-no, por favor no lo hagas…

-¿eh? Estás… ¿estás bien?

-si, es solo que…

-entiendo, está bien – sonrió y abrazó a Camilla, fue un abrazo reconfortante – descuida, no hay por qué tener prisa

-gracias – susurró

-de nada preciosa

A poco mas de la media noche Sophía despertó, miró a Camilla recostada a su pecho y sonrió sintiéndose afortunada, procuró abrigarla un poco más ya que el frío en la cabaña se hacía sentir, Camilla se movió un poco y abrió los ojos con pereza, vio a una Sophía divertida a punto de reír, se sonrojó y se tapó con la sábana

-eh, no hagas eso, me gusta verte

-soy horrible – dijo aún escondida tras la sábana

-eso es falso, eres la niña más linda que he visto

-mentira

-es la verdad – dijo Sophía metiéndose bajo la sábana y recostándose levemente sobre Camilla, comenzó a hacerle cosquillas

-¡no! – gritó Camila entre risas, cuando Sophía paró se dieron cuenta de que las sábanas se habían perdido, y que ambas se veían ahora completamente desnudas en aquella cama, Camilla volvió a sonrojarse, Sophía sonrió y la besó con aquella ternura que la caracterizaba en presencia de su hermosa chef – tengo frío – dijo Camilla

-estarás bien – dijo Sophía acercando más a Camilla a su cuerpo – ¿mejor? – Camilla asintió, se quedaron en silencio un rato, ninguna sabía bien que decir sobre las horas anteriores

-eh, ¿tienes hambre?

-un poco

-¿quieres que cocine para ti?

-no, yo lo haré para ambas – rió Sophía, se levantó y abrigó a Camilla, se colocó su ropa otra vez y bajó a la cocina, mientras revisaba la nevera volteó por instinto, como cuando crees haber visto algo tras de ti con el rabillo del ojo, y así fue, Camilla estaba en la puerta de la cocina solo cubierta por la sábana, sonrojada hasta sus orejas, mantenía la mirada hacia el suelo – Cami…

-esto – la interrumpió y lentamente retiró la sábana – no soy buena para hablar pero… ¿podrías…? – Sophía sonrió, se acercó a ella y terminó de quitarle la sábana, Camilla se recostó a la pared y sintió el frío invadirla de nuevo, sintió su piel erizarse y no fue la única parte de su cuerpo que reaccionó, Sophía tragó grueso al ver los pezones de Camilla erguirse, exhaló su aliento sobre el cuello de Camilla quien por instinto liberó un gemido bajo, besó su cuello lentamente mientras que sus manos oprimían aquellos voluptuosos pezones, los rozaba con sus dedos mientras Camilla cerraba sus ojos para sentir a flor de piel aquel mar de excitación, Sophía cargó a Camilla y la llevó hasta la sala, una vez allí la recostó en el sofá donde comenzó a besarla con calma, con ternura, Camilla quiso deshacerse de su camisa, acarició su espalda en cuanto lo logró, Sophía por su parte se dedicó a probar aquellos rosados pezones, lo cual provocó que su ahora novia liberara un gemido agudo, mientras lo hacía deslizó su mano hasta sus caderas, acarició con pausa y con suavidad, fue bajando lentamente por el abdomen de Camilla, besó cada espacio en el, así llegó hasta su pelvis, acarició con sus dedos los labios mayores y los presionó un poco haciendo que Camilla volviera a gemir, los separó un poco e inhaló entre ellos, Camilla tembló y se sonrojó… – no hagas eso… es vergonzoso

-pero hueles tan bien, me encantas – sonrió y comenzó a lamer lentamente, una vez sintiendo la humedad de su chef succionó su ya hinchado clítoris, escuchando los fuertes gemidos de Camilla sonrió, introdujo dos dedos en su vagina lo cual provocó que Camilla comenzara a mover su cadera, quería sentir a Sophía tanto como fuera posible, ésta por su parte no dejaba en paz a aquella protuberancia, lo lamía, lo besaba, succionaba y exhalaba en el mientras sus dedos aceleraban sus movimientos, al igual que las caderas de Camilla quien no cabía en si de tanto placer y que ya no sabía que sentir, si la estimulación en su clítoris o las penetraciones en su vagina, o ¿por qué no? Ambas… Sophía también aprovechaba para sorber y lamer los jugos de Camilla que eran más con cada penetración, unos cuantos minutos después Camilla sintió el potente orgasmo que se anticipaba llegarle con fuerza, con una fiereza inimaginable, enredó sus dedos en su propio cabello y liberaba gemidos altos, su abdomen subía y bajaba agitadamente mientras que sentía aún las aceleradas contracciones en su vagina, Sophía retiró sus dedos y se sentó, tenía un aire victorioso y sonreía, besó la pelvis de Camilla quien abrió sus ojos – ¿estás bien? – dijo mientras besaba el cuello de su novia, Camilla sonrió y asintió lentamente – mm, ¿querías decirme algo? – sonrió con picardía

-quería decirte que… De saber que esto se sentía tan bien… te habría dejado hacerlo hace meses – Sophía no pudo evitar soltar una carcajada

-¿tanto te gustó? – Camilla asintió sonrojada, Sophía la besó con ternura y la abrazó, volteó al piso y vio que Terry miraba hacia el sofá y luego recostó su cabeza sobre sus patas en la alfombra – creo que lo despertaste

-fue tu culpa – rió Camilla abrazándose a su chica

-acepto cualquier castigo, pero si… Me declaro culpable de esos gemidos tuyos – rió

-solo si el castigo es tener que regresar mañana a la civilización

-ése mi pequeña chef es un castigo que desgraciadamente tengo que… Tenemos que aceptar, volver a la ciudad, volver a nuestros trabajos, volver a nuestras complicadas vidas

-mm no quiero – dijo Camilla abrazándose a Sophía – quiero quedarme aquí

-ya podremos venir – rió Sophía – anda, por ahora te llevaré a la habitación, dejemos dormir a Terry

-si, debe estar – bostezó – cansado

-tu también – alzó a Camilla y subió con ella a su habitación, la recostó en la cama y se devolvió a apagar las luces, regresó a la cama y acurrucó a Camilla en su pecho, besó su frente y pasó una cobija sobre ambas, así pues se quedaron dormidas

Mientras tanto, Alessandra y Victoria conversaban en su cama suiza, sonreían estúpidamente y tenían miradas cursis, Victoria hacía intentos para levantarse pero Alessandra la abrazaba por su cintura para no dejarla ir

-gorgeous, esto parece… parece mentira

-i know, hace mucho no estábamos así

-tengo hambre pero no quiero levantarme de aquí

-opino lo mismo, ¿quieres que ordenemos comida?

-no es mala idea

-mm bien, ¿Dónde habré dejado mi teléfono? – comenzó a buscar Alessandra entre las sábanas de la cama de Victoria, ésta se sentó y miró confundida a su novia

-amor, ¿estás segura de que lo dejaste aquí?

-no lo se, creí que lo traía conmigo, quizás esté en el auto

-siendo así, no quiero que salgas, mejor quedémonos

-pero tenemos hambre, debo alimentar a mi princesa – dijo acercándose a Victoria para besarla, esta a su vez rodeó su cuello y dio un beso a aquellos hermosos labios…

-de acuerdo, vamos a la cocina y preparemos algo

-con decir preparemos querrás decir prepararé

-tu me entiendes – sonrieron, ambas se vistieron, Victoria un femme boxer color café, su short caki y una camisa manga corta, se hizo una coleta y se sentó en la cama, Alessandra por su parte usó un femme boxer blanco y una camiseta grande, bajaron de la mano a la cocina, Victoria se sentó en la barra mientras mordía una manzana verde

-y bien, ¿qué quieres comer?

-mmm, ¿qué sugiere la chef?

-podría hacer una pasta de (………………)

-o, podrías hacer dos sándwiches y regresar a la cama conmigo

-no puedo negarme a eso, aunque odie lo sencillo – entre risas preparó dos perfectos paninis, dio de probar cada bocado a su novia quien degustaba pacientemente y alababa cual juez, sentadas ambas en la barra mirando el hermoso jardín por el gran ventanal de aquella cocina

-¿estás feliz?

-¿por qué no habría de estarlo?

-no lo se, considerando que echaste a Camilla del restaurante luego de aquel incidente entre ustedes, y que tu prima Sophía está ahora vetada en esta casa, o en el restaurante… La única prima contemporánea a ti

-no es la única

-si hablamos de Lorelle, ella vive en Francia y no le hablas salvo cuando necesita ayuda con algún platillo uno que otro aniversario y te llama, no es lo que se podría considerar una prima cercana, alguien como Sophía

-no somos cercanas – dijo dando un sorbo a su vino

-ahora… Antes lo eran, y mucho pero luego…

-amor…

-luego apareció Sarah

-ya basta amor, en serio no quiero hablar de eso – dijo con la vista al frente

-lo se lo se, solo digo que ustedes eran como hermanas, eran siempre muy unidas y protectoras la una con la otra, no puedo creer que se hayan distanciado solo por una chica

-ni yo – dijo moviendo aquella copa en círculos

-¿qué fue lo que pasó? Quiero que me cuentes

-no quiero hablar de eso, en serio – rió levemente

-anda, si lo haces te prometo que yo misma haré el desayuno

-siendo así, te contaré, aunque se que luego quien cocinará como siempre seré yo… – así pues, Alessandra decidió contarle a Victoria el pasado de Sophía, Sarah y ella – de niñas compartíamos todo, cumpleaños, dulces, risas, momentos felices, secretos… un sinfín de cosas que para entonces nos parecían importantes

-lo son – interrumpió Victoria, ante la mirada seria de Alessandra hizo señal de silencio como una niña pequeña – lo siento, shh shh continúa

-bien, e incluso fuimos a la misma secundaria, siempre juntas, ella un año mayor que yo y siempre un paso adelante de mi, aunque yo siempre fui la consentida del abuelo – no pudo evitar soltar unas risas – cuando llegamos a la universidad las cosas fueron un tanto distintas, ya ambas sabíamos las preferencias sexuales de la otra, hasta eso compartíamos, en ese entonces yo quería ser ingeniera y ella ya tenía aquella pasión por la música, aunque tomamos caminos diferentes, ella y yo continuábamos siendo mejores amigas además de primas, cuando yo cursaba el tercer semestre de ingeniería conocí a Sarah

-uuh, la bella latina ¿eh?

-si, esa – rió – estaba en mi clase de física, no era demasiado sobresaliente en cuanto a las clases pero, era una belleza de chica, a mi me flechó cuando se me acercó para hacer equipo conmigo en un parcial, aunque solo fue para preguntarme por Sophía, los días pasaron y ella cada vez se hacía más cercana a mi con la intención de que yo algún día decidiera presentársela, y así poco a poco fue creciendo en mi alguno que otro sentimiento hacia ella, con Sophía en el grupo musical de la universidad, eran muchas las chicas y también chicos quienes estaban con sus ojos puestos en ella, las ovaciones en los conciertos etc…

-pero gorgeous, estabas estudiando ingeniería, ¿cómo llegaste a chef? – de nuevo Alessandra dedicó una mirada de: no me interrumpas a Victoria quien de nuevo optó por hacer la señal de silencio

-bueno, como te decía, Sarah decidió invitarme a uno de los conciertos de Sophía, accedí y fui con ella, por ser su pariente me dejaron pasar tras bambalinas, y por estar conmigo Sarah también pudo pasar, allí las presenté y pues, al parecer fue esa cursilería que dicen es amor a primera vista, de pronto pasé de ser la prima de Sophía Milleni a ser solo un estorbo entre ellas, Sarah solo tenía ojos para Sophía, aunque de vez en cuando me pedía favores o me preguntaba que cosas le gustaban o le disgustaban, y bueno, una tarde decidimos ir a comer las tres al restaurante de mi tío Marcelo, se podía sentir la leve tensión en el ambiente estando las tres sentadas a la misma mesa, ellas en su mundo y yo pues, solo mirando y escuchando, sonriendo de vez en cuando si era necesario, mi tío se percató de eso y me llamó a la cocina, allí me distrajo, me pidió que lo ayudara a hacer un platillo, dijo que lo hacía muy bien y pues, poco a poco fui interesándome en aprender a cocinar, dejé la carrera de ingeniería y me dediqué a estudiar cada receta que veía, como se hacía cada platillo, como darles mejor sabor, y así pues mi tío movió algunos contactos y me consiguió un cupo en la mejor universidad de cocina en Italia, me fui del país por cuatro años y allí fue donde te conocí a ti

-cierto – dijo Victoria recostando su cabeza al hombro de Alessandra – si hubiera sabido que la chef del restaurante que solía visitar era tan hot, me habría quejado desde antes porque mi french steak estaba demasiado cocido

-jajaja, bueno… recuerdo que luego de mi llegada aquí me enteré de que Sarah se había ido con una productora musical colega de Sophía, y que la había dejado con el anillo en la mano por así decirlo – rió para sus adentros

-¿no te da lástima gorgeous? Es tu prima después de todo

-mmm, lo que me da lástima es estar desperdiciando tiempo hablando de cosas del pasado, en lugar de aprovechar la madrugada al máximo, mañana estaremos ocupadas

-oh si, esa sesión de fotos, trataré de escaparme al mediodía

-está bien – sonrieron y solo se quedaron allí en silencio, terminando de beber aquel exquisito vino

A la mañana siguiente, Sophía había terminado de recoger sus cosas y las de Camilla, la joven Bianchi por su parte permanecía profundamente dormida, envuelta en aquella sábana cómplice, luego de subir las maletas a su auto subió a la habitación y se enterneció de ver a Camilla así, dormida y calmada, se acercó a la cama y se sentó cuidadosamente, besó su espalda y acarició sus brazos…

-buenos días hermosa, despierta es hora de irnos

-no quiero – dijo adormitada

-si no te levantas tomaré un cubo de hielo y lo pasaré por aquí – dijo acariciando su espalda baja con su dedo índice mientras sonreía de forma pícara

-buenos días – dijo Camilla sentándose de pronto – ¿ya nos vamos?

-bueno, primero desayunaremos, anda, date una ducha y vístete, haré el desayuno

-con desayuno te refieres a…

-cereal con leche – rió, dio un beso a la frente de Camilla y salió del cuarto

Camilla sonrió y caminó desnuda hasta el baño, caminó hasta la ducha y la abrió, colocó la temperatura adecuada y entró, sentía las gotas de agua tibia caer en su piel, sonrió recordando las caricias de Sophía, no sabía que era exactamente eso, si era amor, cariño, o solo deseo pero, le gustaba sentirlo, le gustaba estar así con ella, al cabo de un rato salió, se secó bien y se vistió, un jean corto, un suéter de mangas a tres cuartos a dos colores, blanco y aguamarina y sus fieles converse, bajó a la cocina y encontró a Sophía leyendo el periódico mientras bebía café

-¿el diario?

-si

-¿tienes suscripción aquí?

-no, son unos viejos diarios de mamá, una reliquia… Pero aún así son divertidos de leer, así te das cuenta de cómo ha cambiado el periodismo con el transcurso de los años

-es interesante – dijo con sinceridad, sonrió y se sentó frente a Sophía – a ver, ¿qué hiciste?

-pues, serví abundante leche en nuestros tazones y abrí una nueva caja de Capitán Crunch, que espero te guste, es mi especialidad – rió

-muchas gracias señorita Milleni, voy a probar su especialidad – rió también y sirvió cereal en su tazón, mientras comían intercambiaban miradas con las cuales se sonreían, como si solo con eso pudieran comunicarse, quince minutos después los platos estaban limpios, Sophía subió a Terry a la parte trasera del auto y ambas subieron también, partieron de regreso a la ciudad – ¿puedo colocar algún cd?

-claro que si, revisa en la guantera

Camilla buscó y consiguió uno en particular, un cd de Adele, lo colocó y guiada por la carátula colocó la número 13, One and Only, durante el coro Sophía posó su mano sobre la de Camila quien se mantenía pensativa, recordaba la breve e improvisada danza con Alessandra mientras sonaba esa canción en la cocina, el tacto a Sophía la despertó

-lo siento – rió

-¿Dónde estabas? – sonrió Sophía mirando por un momento a Camilla

-aquí, es solo que esa canción me trae recuerdos

-¿puedo saberlos?

-mm, prefiero que se queden en el pasado – sonrió y miró al frente

-eres un tanto misteriosa

-tu también

-¿ah si? A ver, dime cualquier duda que tengas con respecto a mí

-muy bien… ¿Quién fue tu primer amor?

-mmm, Ellen Degeneres – dijo entre risas

-en serio – rió Camilla dando un leve golpe en su hombro

-a ver, se llamaba Sarah

-uy, vaya nombre jajaja

-lo se, mm fue en la universidad

-¿tanto esperaste?

-mírate a ti

-bueno si, tienes razón, entonces se llamaba Sarah

-si jaja

-¿me cuentas más?

-claro, la conocí por medio de Alessandra, estuvimos juntas por cuatro años y medio, cuando nos graduamos obtuve un trabajo en una disquera y quise ayudarla con algunos proyectos musicales que tenía, total que se decidió por el arte estético, en una fiesta de la disquera conocimos a una productora, al parecer quedó cautivada por ella ya que se fue y me dejó aquí cuando iba a proponerle matrimonio

-cielos… Eso debió ser muy duro para ti

-si… lo fue – sonrió viendo hacia la carretera – pero ya no hablemos de cosas tristes, cuéntame, ¿qué piensas hacer?

-no lo se… Ahora que perdí mis pasantías supongo que deberé repetir mi último año en la academia de chef

-no estés triste – sonrió Sophía deteniéndose en un semáforo cuya luz estaba en rojo, levantó el rostro de Camilla por su mentón y le dio un beso – verás que conseguirás otro lugar y…

-no lo creo, ningún restaurante se arriesgaría a contratar a una novata a la que echaron además de un restaurante de tanto renombre como el de Alessandra

-mm se de uno, ¿quieres ir?

-¿hablas en serio?

-si, el chef de ahí no dudará en contratarte, tienes talento, eres la mejor en lo que haces

-no digas eso – se sonrojó

-es la verdad – dijo arrancando de nuevo – es más, ¿quieres ir ahora?

-¿eh? Pero… ¿así nada más? Creo que al menos debería no se… Preparar algunas recetas para mostrarlas allá, algunos de mis mejores platillos…

-descuida – dijo posando su mano en la pierna de Sophía – estarás bien, vamos para allá

-eh… está bien – dijo algo dubitativa, Sophía cambió la ruta ya que iban llegando a la ciudad

-si quieres duerme un poco, tardaremos

-de acuerdo – recostó su cabeza al asiento y cerró los ojos tratando de dormirse, le haría bien para los nervios

La mañana en el restaurante transcurría con normalidad, los chef, los meseros, en fin, todos los empleados se preparaban para un día más de trabajo, todo estaba perfecto, Alessandra estaba sentada en su enorme sillón jugando con su PSP, no prestaba atención al juego en realidad, se sentía rara, algo faltaba en aquella perfección, miró su reloj y vio que faltaba aún una hora y media para abrir, caminó en círculos, trató de armar un viejo rompecabezas, revisó su correo electrónico y tropezó con uno en particular…

“Me divertí mucho ayer, espero que pueda repetirse una salida improvisada como esa, con un baile improvisado como ese… Creo que cuando las cosas no

son planificadas salen mejor ¡pase buenas noches! No coma

cosas pesadas o engordará. ”

CamillaBianchi@hotmail.com

Sonrió para sus adentros y recordó ésa tarde, recordó lo divertido que fue salir con aquella chiquilla, también el baile, cuanto disfrutó como hacía mucho no lo hacía, si era eso… Sin duda alguna extrañaba a Camilla, quizás debería pedirle que regresara… No, eso estaba mal, había tomado una decisión, no podía cambiarla así como así además ¿qué se supone que diría? Luego de la discusión que tuvieron llegaría pidiéndole perdón… No, Alessandra Di Salvo no haría eso jamás, pero… Quizás debería disculparse, decir algo… Quería cambiar la situación, sus pensamientos se interrumpieron con un texto de Victoria

“Cómo está mi chef favorita? Espero que bien, llegaré algo tarde al almuerzo, tengo

una cita con una patrocinadora, te avisaré cuando vaya en camino, prepara algo

rico fuera del menú solo para mi… ”

Alessandra salió de su estudio y fue a la cocina, revisó que podría prepararle a Victoria, pasó el tiempo solo ideando el postre, sin darse cuenta ya se encontraba ayudando a preparar las entradas y los platos fuertes, guiaba a cada chef, regañaba a uno que otro mesero, al menos así estaba distraída, los comensales entraban y salían satisfechos, de verdad que el restaurante estaba acarreando buena fama y buenas ganancias, los empleados tenían excelentes pagos y aún así el beneficio mayor quedaba para Alessandra luego de los impuestos, la luz, la comida, aún así quedaba buena ganancia, bajo la tutela de Leonard quien la ayudaba a administrar el lugar, las cuentas iban muy bien, ella se encargaba de la comida, la imagen y demás, pero Leonard, quien era más que su mayordomo, era el tesorero de la familia Di Salvo, que como buen hombre de confianza se encargaba de administrar los bienes de aquel restaurante

-iré a tomar aire Leonard, no me siento bien

-¿qué le sucede joven Alessandra?

-no lo se, siento como una especie de ahogo

-¿quiere que llame a una ambulancia o ir al hospital?

-no exageres – rió – solo me iré a casa, llevaré la comida de Victoria

-si viene por aquí le diré que…

-descuida, la llamaré de camino

-por favor tenga cuidado, no debería…

-descuida – dijo posando su mano sobre su hombro – usaré el manos libres, el restaurante queda en tus manos, adiós Leonard – caminó hasta su auto, colocó la comida en el asiento del copiloto y arrancó, se colocó como siempre sus lentes de sol y luego su manos libres, marcó el número de Victoria pero decía estar apagado no le dio mayor importancia, solo siguió conduciendo hasta su casa, tomó la autopista, la vía más rápida, encendió el estéreo y comenzó a sonar Marc Anthony, sintiéndose más relajada siguió su camino

-eh, ¿dónde estamos? – preguntó Camilla siendo despertada por aquellos suaves labios en su cuello

-llegamos al restaurante que te dije, vamos – abrió su puerta, Camilla bajó y miró al frente, la fachada era tradicional pero muy elegante, el letrero decía White Count, raro nombre para un restaurante, en fin, Sophía tomó la mano de Camilla y caminaron hacia la entrada de aquel restaurante – no estés nerviosa, todo saldrá bien – sonrió, entraron y pidió una mesa – siéntate, iré a hablar con alguien – besó su frente y caminó hacia un corredor que daba a la cocina, saludó a los empleados y se asomó por la ventanilla, dio un par de golpes antes de que saliera un hombre alto, de cabello negro y unas leves canas, muy apuesto, tenía cierto parecido a Miguel Varoni, llevaba un impecable uniforme de chef con un pequeño logo del nombre del restaurante, sus ojos color café como los de Sophía y un poco más alto que ella, miró a su niña y no dudó en abrazarla

-¡nena! Que gusto tenerte aquí

-a mi también me da gusto verte papá – dijo correspondiendo al abrazo con igual entusiasmo

-¿cómo has estado? – dijo no antes de dar un par de besos en cada mejilla

-bastante bien, ¿cómo está mamá?

-en casa, regresó de gira hace una semana, de vez en cuando podrías pasarte por allí y visitarnos, nos sentimos solos

-tienes razón, lo siento – dijo cabizbaja

-vamos, no te pongas así – volvió a abrazarla – ¿y? no creo que hayas venido solo a saludarme ¿o si?

-nunca supe disimular – rió recordando aquella tarde en la que su padre le pidió que no dijera nada sobre la sorpresa de aniversario para la madre de Sophía y bueno, de sorpresa no hubo nada – tienes razón, vamos, quiero presentarte a alguien – caminó con su padre hasta la mesa donde se encontraba Camilla, quien estaba mirando hacia los lados, estaba nerviosa – Camilla te presento a mi papá, papá, ella es Camilla, mi novia

Al escuchar aquellas últimas palabras, tanto Marcelo como Camilla sintieron un leve escalofrío, como todo caballero igual extendió su mano al Camilla levantarse, luego de un leve apretón de manos la abrazó

-es un placer – dijo sonriendo – bienvenida a la familia

-gracias señor Milleni, para mi también es un placer

-bueno, ahora que todos nos conocemos sentémonos, papá hay algo que quiero hablar contigo pero, ¿podríamos comer algo primero? Venimos de la cabaña y, tenemos hambre

-adivinaré, cereal – miró a Camilla

-dio en el blanco – rió ésta

-cielos, un día vas a matar a alguien si cocinas – dijo levantándose

-por eso no lo hago, es mejor comer cereal

-¿sabes cocinar Camilla?

-ah, justo de eso quería hablarte papá, Camilla es chef

-¿ah si? – Marcelo miró a Camilla con curiosidad – es extraño, a Sophía no le gustaba esa carrera

-me enamoré de la chef papá, no de la carrera – dijo Sophía antes de que los tres comenzaran a reír

-me parece bien, al menos estás con alguien relacionada con el gremio

-ah, quería preguntarte algo papá, Camilla se graduó recientemente de su academia, comenzó a hacer las pasantías en un restaurante pero, fue despedida

-mm, ¿por qué?

-bueno, los motivos son realmente tontos, Alessandra la despidió

-¿Alessandra? ¿estabas en su restaurante?

-si señor – dijo Camilla bajando la mirada

-eso quiere decir que conoces al profesor Donelle, digo, si acabaste en ese restaurante quiere decir eso

-¿tú como sabes? – dijo Sophía

-simple hija, ella estudió en mi academia – ambas lo miraron extrañadas – el restaurante de Alessandra tiene un convenio con mi academia, así como muchos otros restaurantes, los chef graduados harán sus pasantías en ciertos restaurantes, si son buenos se quedarán, sino, deberán buscar otras opciones

-Camilla es excelente – dijo Sophía con seriedad

-¿entonces por qué la despidieron?

-ya sabes como es el carácter de Alessandra, además de su ego y todo su sentido de superioridad, molestaba a Camilla, no la dejaba trabajar en la cocina que era donde debería sino que la mandaba a hacer compras para el restaurante, y además… – el padre de Sophía hizo una señal de alto con su mano

-ya basta, no son niñas pequeñas, no tienes por qué traer chismes de tu prima

-pero papá…

-sin peros, iré a cocinar algo – les dio la espalda y comenzó a caminar

-espera, quería saber si podría trabajar aquí – Camilla miró asombrada a Sophía

-¿está bien para ti empezar mañana Camilla?

-ah, si

-bien, y tú Sophía, deja las rivalidades con tu prima, son mujeres adultas, no las niñas de cuatro y cinco años que solían discutir por todo – Marcelo caminó a la cocina, al cabo de un rato ya se encontraban comiendo los tres, conversaban y reían, Marcelo hacía bromas y Sophía se sonrojaba, pero aún así también bromeaba

-disculpen semi celular – dijo Sophía, luego atendió – hola mamá, si estoy en la ciudad, ¿eh? ¿está bien? Entiendo, si estoy con el ahora, le diré e iremos para allá cuanto antes

-¿qué pasó?

-es el abuelo, llamaron una ambulancia pero no quiere ir al médico

-vamos – dijo Marcelo levantándose seguido por Camilla y Sophía, salieron al estacionamiento y subieron al auto de Sophía – yo conduzco – Sophía le entregó las llaves y pusieron marcha a la casa del señor Di Salvo

-¿el abuelo? ¿Cómo está? – dijo Alessandra contestando a la llamada de su padre – ¿por qué no quiere ir? Está bien, voy de camino, llegaré pronto – al colgar marcó de nuevo el número de Victoria, pero una vez más no obtuvo respuesta, tomó la otra avenida para ir a casa del abuelo, una vez allí se quedó unos minutos en el auto, respiró y bajó trayendo la comida consigo, entró a la casa y saludó con un abrazo a su madre – ¿cómo está?

-nunca dirá que está mal, pero su salud ya no es la misma de hace unos años

-¿está muy grave?

-bueno, llamamos al doctor, la enfermedad ha estado avanzando, se ha podido tratar aquí pero, no es lo mismo a un hospital

-¿Dónde está papá?

-en la cocina, fue por un vaso de agua, oh, ¿trajiste comida?

-ah, era para Victoria pero está bien, pueden comerla

-gracias hija, ya estoy harta de la sopa de pollo de Marie, es todo lo que sabe hacer – Alessandra sonrió y caminó a la cocina, abrazó a su papá, fue un abrazo no muy duradero pero para ambos reconfortante

-¿cómo estás?

-bien hija, ¿tú?

-también papá – sonrió

-mm, esa sonrisa, ¿pasa algo?

-no, no… ¿por qué lo dices?

-siempre supe cuando algo te pasaba, así que por favor dime, se que hay algo que te inquieta

-no es nada papá, en serio… Es solo que Victoria, no se nada de ella desde esta mañana

-oh, bueno hija, ya te hablará, descuida

-lo se, estaré bien

-¿quieres ir a verlo?

-si, subiré enseguida – Alessandra sonrió, dio un beso a la mejilla de su padre y subió, entró cuidadosamente y en silencio, saludó a su abuela y vio a su abuelo en la cama, aquel hombre de aproximadamente ochenta años, a pesar de su edad se veía bastante conservado, su cabello era blanco, alguno que otro reflejo negro o gris que quedaba en el como recuerdo, su barba semi-poblada blanca también, parecía estar dormido, vestía una típica pijama blanca con leves rayas azules, a su mano estaba conectada una vía que llevaba a una bolsa de suero, y otra con un medicamento cuyo nombre no recuerdo ahora, se sentó en el sofá junto a su abuela y recibió su cabeza en su hombro, acarició su espalda a modo de consolarla

-no quiere ir al hospital Alessa

-lo se, papá me dijo cuando venía de camino

-podrías convencerlo

-lo intentaré

-¿sabes si viene Sophi?

-no lo se – dijo mirando a su abuelo – supongo que le avisaron ya

-¿aún siguen enojadas?

-si – bajó la mirada

-deberían parar con eso hija, ustedes son primas, casi hermanas

-lo se

-por favor, ya es suficiente de tanta rivalidad

-está bien, arreglaré las cosas con ella – dijo antes de levantarse y sentarse en el sillón junto a la cama de su abuelo, solo a contemplarlo, a mirarlo en su quietud

Un rato después Marcelo estacionó el auto de Sophía en la entrada, bajaron los tres y caminaron hasta la casa, entraron y saludaron

-Marcelo

-Alphonso

-Helena está arriba

-bien, subamos – Sophía entrelazó su mano a la de Camilla y la condujo hasta la habitación de su abuelo, al abrir la puerta vio que el estaba sentado y conversaba con Alessandra quien miró a Sophía, a Camilla y por último a sus manos entrelazadas, se levantó y caminó a la ventana

-abuelo – dijo Sophía soltando a Camilla y yendo a saludar a su abuelo

-¿cómo está mi pequeña?

-muy bien abuelo, ¿tú cómo estás?

-ya sabes, viejo

-jajaja, para nada, estás muy guapo ¿verdad abuela?

-sigue tan guapo como el día en que lo conocí – dijo la señora María caminando hasta la cama de su esposo y sentándose a su lado – también igual de testarudo

-ah, no tengo nada, solo agotamiento, fui a jugar golf con Peter ayer, eso es todo

-tienes que cuidarte abuelo

-ya lo se, ¿A dónde se fue Alessandra?

-aquí estoy – habló recostada a la ventana con los brazos cruzados

-creí que te habías ido

-no abuelo, no me iré todavía

-que bien – dijo sonriendo, de pronto miró hasta la puerta, donde estaba Camilla cabizbaja y sonrojada, de pronto había conocido al padre de Sophía, llegado a la casa de su familia, y además estaba Alessandra quien no le quitaba la vista de encima – ¿quién es ella?

-oh, es mi novia abuelo, quiero presentártela – hizo señas a Camilla para que se acercara, un poco nerviosa obedeció – ella es Camilla, mi novia – Alessandra respiró profundo, caminó hasta la puerta

-¿te vas hija? – dijo su abuela

-no – contestó con una sonrisa – solo iré a llamar a Victoria – sin más salió, marcó de nuevo y, como en ocasiones anteriores, solo escuchó la contestadora, salió de la casa y encendió un cigarrillo

-mucho gusto señor Di Salvo, Camilla Bianchi

-es un placer jovencita, Pietro Di Salvo, bienvenida a la familia – dijo extendiendo sus brazos para que Camilla lo abrazara, luego de eso Sophía presentó a Camilla a su abuela, por último irían hasta donde estaba su madre

-tengo miedo – dijo viendo a Sophía

-¿por qué? Conociste a mis abuelos, no deberías temerle a mi madre, créeme, conociste al miembro que más asusta de la familia, mi abuelo puede llegar a ser muy intimidante

-me pareció agradable – dijo recostándose a su brazo mientras caminaban por el jardín

-está de buen humor, eso es bueno… Mmm, papá me dijo que mamá estaba cerca de la fuente pero, no la veo

-de verdad estoy asustada – se detuvo

-hey, no tienes nada que temer – dijo colocándose frente a Camila y levantando su rostro – no fue planeado pero, conociste a mi familia, eso es algo bueno ¿no? – Camilla asintió – además, les caíste bien a mis abuelos, también a mi padre, ¿qué te hace pensar que no le agradarás a mi madre?

-bueno… Es que tu mamá es una pianista famosa, una concertista de mucho renombre, y yo solo soy una chef a la que despidieron de sus propias pasantías – Sophía no pudo evitar soltar una carcajada, atrajo a Camilla y la besó con ternura para luego abrazarla

-no tienes que asustarte, estoy aquí contigo, yo te cuidaré – ésas palabras bastaron para sacarle la mejor de las sonrisas a Camilla quien se separó de Sophía solo para sentir sus labios otra vez, un beso dulce, con cierto toque de pasión en el, ojos cerrados para mirar con el corazón, perdidas en su propio mundo no se dieron cuenta de que tenían cuatro pares de ojos mirándolas, un par pertenecía a la madre de Sophía quien recién había llegado a la fuente y el otro pues, eran los hermosos ojos azules de Alessandra, quien al ver eso decidió entrar a casa solo para despedirse pues se iría a casa a recostarse, se sentía mal

-me alegra saber eso – dijo Camilla viendo a Sophía a los ojos, Sophía recostó su frente a la de Camilla y sonrió, fue entonces que escucharon un carraspeo, al voltear notaron que estaban siendo observadas por una mujer de unos cuarenta y tantos, tenía un traje de dos piezas color blanco, la falda estaba dos centímetros por encima de la rodilla, con una chaqueta a juego con la misma, tenía el cabello castaño claro, un poco más largo que el de Sophía, sonreía mientras las miraba sentada en la fuente

-ven – dijo entrelazando su mano una vez más a la de Camilla, caminaron unos cuantos pasos hasta allá – mamá, quiero presentarte a Camilla

-es un placer señora Di Salvo – dijo extendiéndole su mano sonrojada, la madre de Sophía no dijo nada, sonrió y se levantó, abrazó a Camilla

-mucho gusto – aquella voz era suave y sensual al oído, Camilla estaba realmente nerviosa, cuando se separaron la madre de Sophía le sonrió – Helena Di Salvo

-Camilla Bianchi

-¿te molesta si nos sentamos? – dijo con suma naturalidad

-ah, no, para nada – dijo Camilla sentándose, miró a Sophía sentarse a su lado también

-así que eres la novia de Sophi

-mamá

-¿qué? Así soy yo querida, directa – dijo cruzando su pierna y sonriendo – lo eres por lo que vi

-ah si, disculpe si fue incómodo lo que vio

-no te disculpes, solo fue una muestra del amor que le tienes a mi hija, y eso lo agradezco, no la veía sonreír así desde hace mucho

-para mi es un placer que sonría, y más si es por mi causa

-excelente – dijo sonriendo – ¿viste a tu abuelo? – preguntó viendo a Sophía

-si, dice que está bien pero, no estoy del todo segura

-ya sabes como es de terco, trataré de convencerlo para que al menos quiera hacerse sus exámenes, ¿qué hora es?

-la una y media

-cielos, tengo hambre… ¿por qué no entramos? Creo que Alessandra preparará algo – dijo mientras caminaban de regreso

-no veo su auto – dijo Sophía

-oh no, eso quiere decir que tendremos que comer la sopa de pollo de Marie, no podré soportarlo

-sobre eso, mamá… Camilla es chef, ella podría cocinar algo

-¿de verdad? ¿no es molestia Camilla querida?

-para nada señora Di Salvo, solo díganme que quieren y lo haré en el acto

-oh por favor, dime Helena, eso de señora no va conmigo – no se habló más, entraron y se sentaron en el comedor a la espera de lo que Camilla cocinaría, esa al parecer sería su bienvenida a la familia, una bienvenida que no fue planeada en lo absoluto pero que de alguna forma u otra se dio

Alessandra por su parte condujo de regreso a su casa, una vez allí se sentó sobre el capó de su auto a fumar un cigarrillo, estaba realmente molesta, no podía sacarse de la cabeza la imagen de Sophía besando a Camilla, escuchó su teléfono sonar con la inconfundible melodía de 30 seconds to mars versión piano, el tono de llamada de Victoria

-gorgeous, tengo un montón de llamadas perdidas, ¿pasó algo? ¿estás bien?

-todo está bien, solo quería escucharte… ¿cómo estuvo la sesión? Ah, y la reunión

-de maravilla amore, voy camino al restaurante ahora

-ah sobre eso, algo pasó y vine a casa, si quieres puedes traer algo de comer ya que lo que preparé lo llevé a casa del abuelo

-¿le pasó algo?

-un decaimiento, pero no quiere ir al hospital

-oh cielo, debiste llamarme, pude haber suspendido la cita e ir contigo

-de hecho como tu misma dijiste te llamé un montón de veces pero no respondiste, supongo que era importante la cita

-pues en parte si, mi carrera podría ir en ascenso

-de acuerdo ¿sabes? Iré a ducharme, hablamos después

-bien

-bien – colgó, apagó su teléfono y caminó hasta su casa, se desvistió en su cuarto y entró a ducharse, se recostó a la pared mientras solo recordaba aquel beso, por un momento se imaginó que era ella y no Sophía quien besaba los labios de Camilla, se la imaginó entre sus brazos, se imaginó su olor, sonrió para sus adentros y se bañó, al salir se sentó a secarse y luego a colocarse su crema de almendras, debía mantener su piel suave, se vistió con un solo sport boxer y una camiseta blanca que llegaba un poco mas debajo de su muslo, bajó a la cocina y preparó pop corn, se sirvió una gaseosa y subió a su habitación, encendió el televisor y se dispuso a ver una maratón de Supernatural, la única serie que lograba captar su atención

-la comida estaba deliciosa Camilla, mis felicitaciones – aplaudió Bianca

-pues, gracias – sonrió Camilla sonrojada, Sophía besó su frente

-ella es magnífica, te lo dije papá

-si, ya lo veo hija, será un honor contratarte en mi restaurante

-oh, espléndida idea – aplaudió Helena

-además está próximo el concurso de cocina, deberías inscribirte

-¿eh? Pero… aún no he empezado a trabajar, los clientes no conocen mi…

-con platillos como este seguro ganarías

-Alessandra siempre se lo lleva a casa

-por eso deberías participar, sería la vendetta perfecta – rió Sophía

-no olvidemos que hablamos de mi hija – recalcó Alphonso

-sería poco ético – la reprimió su madre

-no hablo de mi, hablo de ella, Alessandra la echó del restaurante

-ya veo… en ese caso adelante – rió Marcelo

-vaya, veo que no me esperaron a comer – dijo Victoria entrando al comedor

-Victoria, ¿cómo te va querida? – se levantó Bianca para saludar a su nuera

-bien – sonrió – espero que aún haya comida para mi y mi invitada

-por supuesto siéntate, ¿Camilla?

-enseguida – sonrió esta, pasó de nuevo a la cocina y Sophía la siguió, la abrazó por detrás y besó su cuello – les agradaste a mis padres, a mis tíos, a mis abuelos, todo salió de maravilla ¿no crees?

-salió mejor de lo que esperaba

-y, ¿quién es tu invitada?

-es nada más y nada menos que la encargada de la galería que acaba de abrir, también autora de muchas obras famosas: Sarah Ramírez

-vamos, no tienes que halagarme tanto – rió Sarah entrando, era una hermosa mujer de piel bronceada, brazos y piernas torneados sin dejar su delicadeza, cabello negro semi ondulado que caía a capas, no muy largo, hermosos ojos cafés, unos labios que provocaba morder… Si, era hermosa – mucho gusto – Marcelo y Helena la miraron

-si, ya te conocemos – la chica pareció extrañada, luego los observó atentamente y miró a Victoria – no me dijiste que era la casa Di Salvo

-creí que lo sabías querida

-ya regreso – dijo Marcelo levantándose, caminó a la cocina y vio a Sophía dando un apasionado beso a Camilla, la atraía hacia si por su cintura, Camilla rodeaba su cuello – chicas – susurró, vio a su hija alzar a la pequeña chef y colocarla en la barra – ¡Sophía Milleni!

-¡papá! – dijo esta nerviosa, bajó a Camilla y ambas lo miraron como un par de niñas regañadas

-esto es inaceptable, al menos respeta la casa de tu abuelo, o por lo menos la cocina, es un sitio sagrado como para…

-se le olvida que fui concebida en una – susurró Sophía y rió junto con Camilla, Marcelo se sonrojó

-como sea, deben irse cuanto antes

-¿por qué? Estamos en familia y aún no quiero dejar al abuelo

-hazme caso, al menos tú Sophía, vete

-no entiendo

-ve a comprar… estas medicinas – dijo sacando de su bolsillo un récipe – por favor, ve

-está bien… ya regreso

-¿por qué tienes que irte? – preguntó Victoria alarmada

-ellos son los padres de Sophía, tengo que irme de aquí no quiero encontrarla

-¿por qué no?

-la herí mucho en el pasado, de seguro me odia

-pero…

-nada, me voy – caminó hacia la cocina a modo de salir por la puerta trasera, Camilla estaba cargando unos utensilios, Sarah no la vio y la golpeó con la puerta haciendo que los derribara todos – lo siento – dijo agachándose para ayudarla

-descuida, debí caminar más rápido

-¿estás bien?

-si muy bien – sonrió – gracias por ayudarme

-era lo mínimo que podía hacer, bueno… me voy – sonrió Sarah

-oh espera, acabo de servir, creí que te quedarías… puedo añadir otro plato

-no, de verdad no es necesario, me tengo que ir – se despidió y salió por la puerta trasera

-¿Sarah? – Victoria miró a Camilla – ¿y tú qué haces aquí?

-vine de visita con Sophía

-ah si, es cierto que quiere adoptarte como mascota

-¿disculpa?

-si, me debes muchas – regresó al comedor, Camilla respiró profundo y se dedicó a servir

Sarah caminó rápidamente hasta su auto, antes de llegar vio el de Sophía, se escondió tras unos arbustos y la vio, ésta estaba luchando con el motor para que encendiera, caminó escondida entre los arbustos hasta llegar a su auto, lo abrió, se subió y lo encendió, la miró un poco más antes de arrancar y marcharse, a Sophía no le llamó mucho la atención aquel Ford Mustang F3, simplemente se dedicó a decir palabrotas hasta que su auto funcionó y decidió arrancar, luego de regresar con las medicinas ella y Camilla se despidieron, subieron al auto donde se besaron tiernamente por unos minutos

-este día fue genial – sonrió Sophía

-me encantó estar contigo

-te quiero – dijo Sophía mirando fijamente a Camilla, ésta se sonrojó

-yo… yo también te quiero

-vamos, no lo digas por responder a lo que dije – sonrió Sophía acariciando la mejilla de Sophía

-no, de verdad… te quiero – Sophía se acercó a ella para besarla pero se vio interrumpida por una llamada

-¿si?

-señorita Milleni, tiene un evento ésta noche en un nuevo bar de la ciudad

-oh, suena interesante, ¿Dónde queda? Bien, ya se donde es, de acuerdo, me encargaré de llevar un repertorio, oh si, por favor, avísenles, llegaré a eso de las ocho, si, iré con una acompañante – dijo sonriendo y viendo a Camilla – de acuerdo, gracias – colgó

-¿qué?

-oh nada, tocaré ésta noche en el bar de Fabrizio, un viejo amigo

-eso es magnífico – sonrió y besó sus labios

-será divertido, y más porque vendrás conmigo

-¿eh? Pero… no se que ponerme

-descuida, vamos de compras

-disculpe señorita, por si no lo recuerda acaban de aceptarme en el restaurante de su padre, y dado que estaba de pasante no me pagaban ni un centavo

-¿quién habló de que tú pagarías?

-Sophía… no me siento cómoda así – Sophía la besó

-acéptalo, solo por esta vez

-ya veremos – sonrió

Victoria salió de la casa Di Salvo, se subió a su auto y decidió ir a ver a Alessandra

-honey he estado llamándote pero tu teléfono está apagado

-ya lo se, yo lo apagué

-estás hecha un desastre, ¿palomitas de maíz? Debes cuidar tu dieta – dijo quitándole el bol – anda, levántate y muéstrame tu clóset

-¿para qué?

-ésta noche habrá una fiesta en un nuevo bar, estamos invitadas, al parecer tu primita tocará ahí

-ah, no iré

-vamos gorgeous, no puedes seguir con esa rivalidad por siempre, le das demasiada importancia

-no voy a ir

-claro que si, no iré sola sin mi novia, andando, muéstrame lo que tienes

Mientras tanto Sarah se encontraba desempacando sus pertenencias en aquel nuevo y acogedor departamento, encontró en una cajita aquella pulsera roja con un corazón a la mitad que colgaba de ella, un regalo de Sophía por su primer mes juntas, sonrió y la recordó, estaba hermosa y sexy como de costumbre, quizás más, no podía creer que la había dejado, no importaba, iba a recuperarla en la fiesta de esa noche, Sophía llevó a Camilla hasta su casa para que se arreglara, regresó a la suya y se vistió elegante y casual… Una chaqueta de jean azul clara con las mangas dobladas hasta los codos sin nada más debajo que un stick bra, un pantalón negro de lino y sus fieles converse, peinó su cabello y se colocó su perfume, respiró hondo y fue a buscar a Camilla

-bien, te ves genial – sonrió Victoria al ver a Alessandra, ésta llevaba un pantalón negro, unas ballerinas negras también, una camisa blanca con las mangas hasta los antebrazos, y un chaleco negro abotonado – you are so hot – dijo antes de besarla

-¿qué te pondrás?

-cualquier cosa que me ponga se verá bien en mi

-por cierto, te compré un vestido el otro día, búscalo allí – dijo señalando su otro clóset

-amor, está precioso – sonrió Victoria viéndose con el en el espejo, era un vestido a media pierna color champagne, al cuerpo era un poco ajustado, perfecto para ella quien no dudó en ponérselo, se arregló el cabello y se maquilló, se colocó unas sandalias plateadas y buscó su bolso, Alessandra la esperaba en la sala caminando de un lado a otro con las manos en los bolsillos – lista

-al fin – rió Alessandra, la tomó de la mano y bajó con ella al estacionamiento

Sarah al principio tenía dudas sobre si ir o no, luego se decidió por ponerse una blusa negra sujeta al cuello con borde dorado, un jean azul claro y zapatos altos color negro también, se maquilló poco recordando que a Sophía le encantaba verla así, natural, bajó a su auto y se sentó, lo pensó por unos minutos y al final se puso en marcha al bar

-abre la puerta hermosa, ya llegué – dijo Sophía al tocar el timbre del departamento de Camilla, ésta abrió y dejó a su novia maravillada… A cualquiera, llevaba un hermoso vestido blanco, era más casual que elegante, éste tenía pequeños detalles de flores negras en los bordes, también llevaba un saco pequeño que llegaba un poco más debajo de su busto, unas zapatillas negras y su cabello suelto – pareces una princesita – sonrió Sophía antes de besarla, tomó su mano y bajaron, subieron al auto y pusieron marcha hasta el bar

-este lugar no es nada del otro mundo – dijo Victoria – es bonito si, pero…

-pero nada, es el bar de Fabrizio, está bien, por favor un martíni y un golden girl

-mm, si tu lo dices amor

-estaciónalo sin un rasguño – bromeó Sophía, Camilla la tomó del brazo y caminaron hasta la entrada

-nombres – dijo el hombre de seguridad

-Milleni y Bianchi

-pase por favor señorita Milleni – entraron y de una vez fueron a saludar a Fabrizio

-¿cómo estás? Felicidades por tu apertura

-gracias, pues la verdad esperaba que fuera solo un par de personas pero mira, está bastante lleno

-oh, ella es mi novia Fabrizio, Camilla Bianchi

-un placer – sonrió Camilla

-el placer es todo mío

-felicidades

-gracias, oh por cierto los músicos están por allá, deberías ir a checarlos

-pero…

-descuida yo me quedo con ella – sonrió Fabrizio, era un joven agradable, muy buen amigo de Sophía, quien subió a hablar con los músicos y se dedicó a afinar su guitarra tras bambalinas

-ah, en este lugar dejan entrar a cualquiera por lo que veo

-también me da gusto verla señorita Salvatore – respondió Camilla

-¿gusto? Disgusto me da a mi tener que ver tu cara

-Victoria, por favor… – intervino Alessandra

-vaya, parece que se llevan muy bien

-no tienes idea

-Victoria – la llamó Sarah

-oh, por aquí linda, ven… no estés sola

-¿Sarah?

-hola Alessa, te ves bien

-si… digo lo mismo – dijo Alessandra viendo a la tarima

Las luces bajaron de tono para que el escenario luciera un poco más llamativo, en el centro apareció Sophía sentada en un banco frente a un micrófono, sostenía su guitarra… inició el repertorio con una clásica: I love you, miraba a Camilla mientras cantaba…

-you’d think that people would have enough of silly love songs, but I look around me and I see it isn’t so, oh no… – el público aplaudía y cantaba, algunos bailaban y movían sus brazos al ritmo de la música – I love you… I love you, I can’t explain the feeling’s plain to me, say can’t you see? Ah she gave more she gave it all to me, say can’t you see? Love doesn’t come in a minute! Sometimes it doesn’t come at all, I only know that when i´m in it, it isn’t silly, love isn’t silly, love isn’t silly at all, not at all! I love you…

-canta muy bien

-Si, hacía mucho no la escuchaba – sonrió Sarah

-¿la conoces de antes? – preguntó Camilla

-si, de la universidad

-ah

Sophía buscaba a Camilla con la mirada mientras escuchaba los aplausos, su sorpresa fue enorme al ver a Sarah, hicieron contacto visual por unos segundos, se quedó inmóvil hasta que Fabrizio le indicó que continuara, se levantó, habló algo con los músicos y regresó al banco

-la siguiente canción no es romántica… aún así espero que la disfruten – comenzó a tocar seguida de los músicos – Now and then I think of when we were together, like when you said you felt so happy you could die, so when we found that we could not make sense, well you said that we would still be friends but I’ll admit that I was glad that it was over – Sarah la miraba, claramente iba dedicada a ella – But you didn’t have to cut me off make out like it never happened and that we were nothing and I don’t even need your love but you treat me like a stranger and that feels so rough, now You didn’t have to stoop so low, have your friends collect your records and then change your numbers, guess that I don’t need that tough, now you’re just somebody that I used to know…

-uuh, tal parece que te vio – rió Victoria, Sarah buscó la forma de salir del bar, Sophía bajó del escenario y caminó tras ella

-¿qué haces aquí?

-eh, vine por trabajo…

-no, aquí, en el bar, en mi vida, ¿a qué volviste?

-vine porque… quiero que arreglemos las cosas

-¿qué cosas podríamos arreglar? No hay nada, todo lo que había lo destruiste al marcharte, todo lo que quería para ambas lo arruinaste, no hay nada que arreglar

-Sophi, ¿todo bien? – preguntó Camilla acercándose a su novia, saludó a Sarah

-todo bien hermosa, descuida – Sophía rodeó los hombros de Camilla y Sarah las miró, sonrió y asintió

-entiendo, tienes razón, ya no queda nada – Camilla notó las miradas den ambas, trató de liberar tensión

-ah, por cierto no nos conocemos bien, hemos hablado un par de veces pero no se tu nombre

-Sarah

-Camilla – sonrió, de pronto al ver la reacción de Sophía Camilla se dio cuenta – ah, tu eres…

-vamos – dijo Sophía, atrajo a Camilla hasta la mesa donde estaban las demás, Sarah la miró, quería llorar… había perdido a alguien que realmente la amaba, aunque ésa pérdida era una batalla, no la guerra

-bienvenidas de nuevo – sonrió Victoria

-gracias – dijo Camilla

-tu no, pero ya que

-Vic – la miró Alessandra

-descuida, ya nos vamos, solo vinimos por el bolso de Camilla

-Sophía querida, esas canciones estuvieron geniales, ¿podrías tocar otra?

-pero…

-por favor, solo una más, vamos a mi oficina a revisar las que tengo

-está bien – Sophía besó la frente de Camilla antes de marcharse con Fabrizio

-oh, es mi teléfono – dijo Victoria, se levantó y caminó fuera del local para poder escuchar, así pues Camilla y Alessandra se quedaron solas, el silencio era incómodo

-ah, yo… quería… quería saber como estabas, luego del accidente no supe de ti

-bien… estoy, estoy bien

-y, eh, lamento haberte despedido

-descuida

-¿eso significa que regresarás? – dijo mirando a Camilla a los ojos, ante aquellos hermosos ojos azules Camilla no pudo evitar sonreír – ¿y bien?

-ah, no… lo lamento, ya conseguí trabajo en otro restaurante

-ya veo… aunque era de esperarse, eres excelente – dijo antes de darle un sorbo a su martíni

-si soy excelente ¿por qué me echaste? – Alessandra bebió el resto de un trago antes de responder

-estaba celosa

-¿eh? ¿por qué?

-no me gustó nada el verte con…

-pero… ¿por qué?

-ya no tiene caso, olvídalo

-dime – una suave música empezó a sonar antes de la aparición de Sophía, se demoraba bastante así que crearon aquella distracción, Alessandra se levantó y extendió su mano a Camilla quien sin dudarlo la tomó, comenzaron apenas con un vaivén suave y gentil, como aquella tarde en la cocina

-no se como pude dejar que te fueras, eres mi chef estrella

-¿aunque no estuviera cocinando sino haciéndote mandados?

-si, aunque estuvieras haciendo solo eso – rió Alessandra, Camilla rodeó su cuello y Alessandra su cintura, estaban cada vez más cerca, cada roce hacía que sus corazones se aceleraran – luego pasó lo del accidente, mi mente se nubló ése día al ver que por mi culpa saliste lastimada

-no fue tan grave

-¿y si lo fuera? Si hubiera sido mucho más grave me habría muerto Cami, no quiero que nada te pase y menos por mi culpa

-antes dijiste que estabas celosa, ¿por qué?

-no aguanto verte con ella, no me gusta que…

-tienes a Victoria, y yo a Sophía, no deberías celarme teniendo novia – Alessandra la miró seriamente por unos segundos, la tomó de la muñeca y caminó con ella por entre la muchedumbre, salió por la puerta trasera hacia donde estaba el estacionamiento, la luz allí estaba bastante tenue, no se podía ver muy bien, la recostó a la pared y se sostuvo a ésta cerrando las salidas a Camilla – ¿qué… haces?

-algo que debí hacer antes de que Sophía apareciera en tu vida – se acercó lentamente a ella y posó sus labios sobre los suyos, la besó despacio al principio y Camilla se resistió un poco, Alessandra tomó nuevamente sus muñecas y las sostuvo contra la pared, poco a poco el beso fue tornándose deseoso, salvaje, se denotaba pasión en el, Camilla se vio abrazando a Alessandra y ésta atraía a Camilla por su cintura

-ah gorgeous lo siento, me estaban llamando de… ¿Aless? – dijo Victoria al llegar a la mesa pero su novia no estaba

-cielos, fue difícil librarme de Fabrizio… ¿y Cami?

-ahm, ya se fue… dijo que… tenía que ir a verse con una amiga

-¿una amiga? No me dijo nada

-así es ella Soph, una cajita de sorpresas

-mm, vaya que si – sonrió Sophía

Al cabo de unos minutos Alessandra se encontraba recostada a la puerta de su casa, ésta vez era Camilla quien la besaba, sujeta a su cuello seguía aquel húmedo beso de hacía un rato

-creo… que será mejor pasar – sonrió Alessandra

-si – se sonrojó Camilla, Alessandra abrió la puerta para que pasara seguida de ella, caminaron tomadas de la mano hasta su habitación donde volvieron a besarse, era como si se comunicaran a través de sus besos y caricias, Alessandra se dedicó a retirar el saco de Camilla, ésta a su vez removió su chaleco y fue desabotonando su camisa, volvieron a besarse y se la quitó con facilidad, ambas se abrazaron y fue fácil para Cami quitarle su bra dejando al descubierto aquellos hermosos y perfectos pechos, sus pezones eran pequeños y de un color rosa pálido, Alessandra por su parte bajó el cierre del vestido de Camilla, retiró su stick bra y observó sus senos, ni muy grandes ni muy pequeños, sus pezones café claro, se acercó para besarlos con ternura, Sophía liberó un suspiro bastante sexy

-déjame escuchar más de eso – Alessandra recostó poco a poco a Camilla en su cama, fue besando su cuello lentamente, Camilla bajó sus manos de manera sensual por la espalda de Alessandra quien también suspiró, se arrodilló y se quitó su jean antes de volver a besar a Camilla quien poco a poco acarició su bonito trasero y se deshizo de su panty, ¿dónde estaba la Camilla tímida? Ni yo misma lo se, en ese momento, en esa habitación, solo podía sentirse el aroma a mujer excitada en el aire, solo se podía ver a la pasión a flor de piel poblando cada rincón de aquel lugar

-¿trataste de llamarla?

-si, pero no contesta…

-Victoria dice lo mismo, ¿qué les habrá pasado?

-no lo se pero sea lo que sea quiere decir que están juntas – respondió ésta

-por favor, no saques conclusiones tan rápido Victoria

-¿encuentras una mejor explicación? Ambas desaparecieron, el auto de Alessandra no está, acéptalo, tu noviecita y la mía están juntas en este preciso instante – Sophía la miró incrédula, Camilla no sería capaz de hacer algo así

-¡ah! – gimió Camilla, Alessandra penetraba en su vagina con dos dedos, besaba su cuello y la miraba…

-quiero escucharte, quiero que tus gemidos sean solamente por mi causa, no quiero que nadie más te toque

-Aless… ah… – las penetraciones se intensificaban, Alessandra besaba su cuello, sus pechos, volvía a sus labios, Camilla no aguantó más y llegó a un intenso orgasmo que la dejó casi sin aliento, Alessandra se posicionó entre sus piernas rozando sus labios a los suyos, sentía aquel calor proveniente de Camilla… – ¿qué… harás?

-sólo déjate llevar – Alessandra sonrió, empezó a moverse lentamente sintiendo la humedad de Camilla fundirse con la propia, Camilla gemía tiernamente, Alessandra liberaba también gemidos pausados, se sentía bien aunque la joven chef decidió tomar también iniciativa, hizo que Alessandra se sentara para quedar a horcajadas sobre ella, comenzó a moverse ella ésta vez y a masajear sus pechos mientras la besaba, Alessandra la sostuvo por sus muslos, ambas gemían y jadeaban, debido al deseo y lo excitadas que estaban el orgasmo les llegó al unísono, fue bastante fuerte para ambas, se recostaron así abrazadas, daban besos a sus rostros, a sus manos… – ¿estás bien? – sonrió Alessandra acariciando la mejilla de Camilla

-si – contestó Camilla devolviéndole la sonrisa, entrelazaron sus manos, Alessandra la soltó por un momento e hizo que se diera la vuelta para abrazarla por detrás, retiró un poco su cabello y besó su hombro

-hacía mucho quería estar así con alguien… contigo – sonrió

-¿qué hay de Victoria?

-shhh, no la menciones, aquí solo estamos tú y yo

Sophía subió a su auto y decidió ir al departamento de Camilla, tocó el timbre un par de veces pero nadie abrió, las luces estaban apagadas, no había nadie allí, volvió a llamarla a su teléfono…

-es mi celular

-déjalo sonar, por favor quédate así

-podría ser importante

-podría solo ser Sophía

Camilla se disculpó para sus adentros con Sophía, la verdad era que quería permanecer así, Alessandra besó su nuca y la acercó más hacia si, sin darse cuenta ambas se quedaron dormidas, Sophía llegó a casa, se desvistió y de una vez se acostó, abrazó su almohada pensando en Camilla, su desaparición había sido bastante extraña… ¿y si Victoria tenía razón? Comenzaba a dudar, no quería volver a salir herida, tal y como… Sarah, ¿por qué había vuelto? No creía una sola palabra de lo que dijo, sería imposible reconstruir el pasado

Mientras tanto en la casa Di Salvo nada estaba bien, los doctores caminaban de aquí para allá

-¿qué pasó mamá? – preguntó Helena

-no se hija, estaba bien y de pronto comenzó a temblar, llamé a la enfermera y me dijo que esperara afuera, el doctor ya llegó pero no se que están haciendo

-vine en cuanto pude mamá – dijo Alphonso abrazando a su madre – ¿cómo está?

-no sabemos – contestó Marcelo – los doctores no informan nada

Todos esperaron sentados fuera de la habitación, Helena sostenía la mano de su madre quien lloraba disimuladamente, Marcelo tenía los brazos cruzados y Bianca abrazaba a Alphonso, los minutos pasaban con mucha lentitud, veían enfermeras entrar y salir, llegadas las tres de la mañana salió por fin uno de los doctores

-¿qué pasó?

-¿cómo está mi esposo?

-tuvo una anomalía cardiovascular, lo cual se convirtió en un paro cardíaco, intentamos tratarlo pero fue demasiado tarde

La señora María cerró los ojos, juntó sus manos a modo de rezo y suprimió algunas lágrimas, Helena por su parte comenzó a llorar aferrada a su esposo y Alphonso caminó hasta la ventana, metió una mano en su bolsillo y con la otra se sostuvo a la pared

-haré los preparativos – dijo con voz ronca

-Alphonso – lo miró su esposa

-llama a Alessandra, y tu Marcelo, llama a Sophía, deben saberlo cuanto antes

-no, esperemos un poco, deben estar durmiendo ahora, encarguémonos de esto antes y luego las llamamos

La matriarca de la familia Di Salvo entró a la habitación donde ahora reposaban los restos de su esposo, tomó su mano y lo miró tan quieto, parecía dormir una de sus largas siestas

-eri l´amore della mia vita, e lo sarai sempre, aspettami mio amato cavaliere – dijo mientras lloraba

Sophía estaba durmiendo cómodamente abrigada en su cama, no había soltado la almohada en toda la noche, se despertó con pereza, su teléfono celular reclamaba su atención a escasas siete de la mañana, al ver que era el número de su padre supo que algo andaba mal

-hija…

-el abuelo… ¿verdad?

-debes venir

-lo se, iré cuanto antes – colgó y miró al suelo, unas cuantas lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, oh cuanto necesitaba un abrazo en ese preciso momento… ¿dónde estás Camilla?

Entre las sábanas de aquella hermosa cama ahora templo sagrado que resguardaba aquellos cuerpos reposaban Alessandra y Camilla, apenas se habían movido un poco mientras dormían, su sueño fue interrumpido por el teléfono de Alessandra

-mm, quien será…

-deberías atender

-debe ser del restaurante, no iré a trabajar hoy – dijo antes de besar el cuello de Camilla

-vamos, responde – sonrió ésta

-está bien – Alessandra se levantó con mucha pereza y mucho pesar por dejar a un lado a aquella diosa solo para contestar su teléfono – ¿hola?

-hija, ¿dónde estás?

-en casa mamá, ¿por qué?

-ven cuanto antes… por favor

-¿pasó algo?

Camilla miraba a Alessandra, de pronto vio como su expresión cambiaba, se sentó en su cama y colgó la llamada, se acercó a ella y rodeó sus hombros abrazándola por detrás

-¿qué pasó?

-mi abuelo falleció

-lo siento mucho – dijo abrazándola un poco más

-tengo que ir

-lo se, pediré un taxi

-no, te llevaré a tu casa

-descuida, ve lo más rápido que puedas, te necesitan allá – Alessandra se volteó, sujetó a Camilla por su mentón y la besó con ternura…

-quisiera quedarme

-yo también – Camilla también la besó – voy a vestirme

-¿una ducha?

-cuando llegue a casa, Sophía también debe sentirse mal, me necesita – Alessandra frunció el ceño y atrajo a Camilla por la muñeca…

-odio que sigas con ella

-no puedo hacer nada ahora

-si puedes… escapémonos juntas, no tenemos por qué seguir aquí, dirigiré el restaurante desde fuera… vámonos – Camilla sonrió y acarició su mejilla…

-no quiero lastimarla, es una persona increíble – Alessandra la miró por unos segundos y luego la soltó, caminó hasta el baño y cerró la puerta – Aless, por favor no así… – se recostó a esta, Alessandra estaba recostada del lado contrario – por favor no seas así… entiéndeme

-entiendo, por favor retírate, tengo que ir a la casa de mi abuelo

Camilla se tornó seria, se vistió rápidamente y bajó hasta la entrada, subió al taxi y dio la dirección de su departamento, Alessandra por su parte se sentó en el suelo del baño, había pasado una noche magnífica con una mujer hermosa que… desgraciadamente no le pertenecía, ¿por qué nombrar a Sophía en ese instante? En ese lugar que se había tornado solo suyo… no quiso pensar más sobre eso, se dedicó a ducharse y arreglarse… ése día no sería nada fácil

-¿Sophi?

-amor, por fin… he estado tratando de comunicarme contigo toda la noche, ¿por qué te fuiste así del bar?

-lo siento, mi amiga April no se sentía bien y fui corriendo hasta su casa

-que pena, ¿está mejor?

-un poco… solo necesitaba compañía – ¿Camilla mintiendo? Vaya, le salió bastante bien, al parecer Sophía no sospechaba

-¿Alessandra te llevó? – aquella pregunta paralizó a Camilla y su corazón dio un salto “cálmate, cálmate Camilla”

-si, me llevó hasta su edificio y luego se marchó

-¿sabes a donde?

-creo que iba al restaurante, no lo se

-bueno, ¿estás en tu casa ya?

-no, casi llego voy en un taxi

-iré a buscarte, yo… te necesito – Camilla recordó la muerte de su abuelo, Sophía debía estar pasandolo realmente mal

-está bien linda, te esperaré ahí

-te quiero – Camilla miró al techo, sentía ganas de llorar

-te quiero – dijo antes de que Sophía colgara, colocó una mano en su frente y lloró en silencio, ¿cómo era posible que la hubiera engañado con Alessandra? Aquella chica era real, sus sentimientos eran puros, Alessandra quizás solo quería un revolcón y ya producto de los celos o la rabia hacia su prima

-papá – dijo Alessandra al llegar a la funeraria, abrazó a su padre y este a su nena…

-hija mía…

-lo siento

-deberías ir con tu abuela

-está bien – saludó a su madre y caminó hasta su abuela, estaba sentada frente al ataúd

-Alessa – dijo abrazándola mientras lloraba… – míralo, míralo por última vez – Alessandra besó la frente de su abuela, se levantó y fingió tener una llamada, no quería ir al ataúd, no quería recordar a su abuelo de esa forma

Sophía había recogido a Camilla en su casa, fueron hasta la funeraria, Camilla sabía que su novia necesitaba de ella mucho más en ese momento, al llegar se encaminaron tomadas de la mano, Sophía corrió a abrazar a su madre quien estaba hecha un mar de llanto

-mami…

-nos dejó en la madrugada

-ayer estaba bien… se veía bastante fuerte

-lo se mi niña, lo se

Marcelo notó las miradas entre Camilla y Alessandra, se acercó a ella…

-¿puedo hablarte un segundo?

-por su puesto – caminaron hasta estar un poco apartados de la multitud, Marcelo vio a Camilla con seriedad

-mi hija – comenzó diciendo – es una joven bastante fuerte, es una chica que ha pasado por muchas decepciones, pero aún así sabe llevarlas y sabe levantarse cada vez que cae, sin embargo esas caídas duelen, y son cada vez más fuertes

-eh… yo…

-no he terminado – dijo, Camilla bajó la mirada – ella te ama, se que quizás suene repentino, pero se ve en su mirada, hacía mucho no la veía así de radiante, se que tú la quieres… y precisamente como la quieres, no harás nada para lastimarla ¿verdad? Supongo que ya sabes de Sarah, y de lo mal que quedó ésa vez… es por eso que tú no harías lo mismo, se que tú serías honesta y no le darías falsas esperanzas… ¿verdad? – Camilla Asintió – bien, es un alivio – sonrió este, volvió hasta donde estaba su esposa y la abrazó, Sophía fue a consolar a su abuela y Alessandra se acercó a Camilla

-lamento haberte tratado así ésta mañana

-descuida

-no, de verdad lo lamento… no debí comportarme así, parecía una niña malcriada, lo compensaré…

-no será necesario… no se repetirá

-¿a… qué te refieres?

-no volveré a acostarme contigo, estoy con Sophía y yo la…

-¿qué? ¿dirás que la amas? Esa sería la mentira más grande que habría escuchado

-no la amo, pero llegaré a hacerlo, con permiso – caminó hasta Sophía y dio el pésame a su abuela

Alessandra caminó hasta el bar y bebió un whisky como si de agua se tratara, Victoria llegó (últimamente como siempre) acompañada de Sarah, dieron el pésame y se quedaron junto a Alessandra

-lo siento mucho nena

-gracias

-¿hay algo que pueda hacer?

-quiero salir de aquí

-no debes irte aún… es tu familia gorgeous

-lo se, pero de verdad necesito salir

-bueno… ¿qué tal si para distraerme, buscas una bebida para mi? – Sarah sonrió y carraspeó un poco – y para Sarah

-supongo – no de muy buena gana Alessandra se levantó y caminó una vez más hasta el bar

Camilla y Sophía estaban sentadas junto a la abuela de esta, caramente se veía afectada, fue muy repentina la partida de su abuelo

-me sorprende que lo lleves tan bien – dijo Camilla acariciando el cabello de su novia

-aunque no lo parezca, estoy hecha un desastre por dentro, pero debo ser fuerte… por mamá y la abuela – Sophía sonrió – gracias por preocuparte por mi – y dio un leve beso a Camilla quien correspondió sonriendo – tengo sed, ¿quieres algo?

-no lo se, ¿qué tomarás tú?

-coke

-tráeme una – sonrió, Sophía dio otro beso a sus labios y caminó hasta el bar, se encontró con Alessandra, ésta desvió la mirada al frente

-dos coke por favor – el bartender fue a buscar el encargo de Sophía, Alphonso se acercó a la barra

-niñas

-hola papá

-tío…

-me preguntaba si… bueno, a falta de nietos varones, es tradición de la familia que la generación que esté floreciendo lleve a la que decae hasta su lugar de reposo

-¿a qué te refieres? – preguntó Alessandra – está el primo Vlad

-si pero, el llegará pasado mañana, venir desde Japón… no es nada fácil

-bien pero, ¿a qué te refieres con eso?

-¿recuerdas cuando murió el tío Gustavo? – dijo Sophía

-no creo que recuerde, estaba pequeña para ese tiempo – dijo Alphonso

-sus nietos llevaron su féretro hasta el panteón familiar, lo empujaban ya que iba sobre aquella base de metal, eso es lo que recuerdo

-si, bueno, quería saber si ustedes podrían llevarlo

-de ninguna manera – dijo Alessandra en el acto

-¿por qué no? – inquirió su padre – se trata de tu abuelo, ¿quieres dejar de lado por una vez esa estúpida rivalidad hacia tu prima y comportarte como una adulta? – sin darse cuenta había alzado un poco la voz

-Alphonso – se acercó Byanca, su esposa – ¿qué sucede querido?

-nada, yo llevaré a mi padre, preguntaré a Marcelo si…

-yo también – dijo Sophía – el abuelo… no, acompañaré al capitán a su último puerto – recordó esas tardes jugando en su viejo y encallado barco

-igual yo – habló Alessandra – déjenlo en nuestras manos – ambas se sonrieron por primera vez en mucho tiempo

Las horas transcurrieron con rapidez, muchos conocidos de la familia se presentaron para prestar su apoyo, llegadas las diez de la noche Sophía observó a Camilla, sonreía hablando con Helena quien contaba las aventuras de su padre, lo gracioso que había sido su cumpleaños cuando se disfrazó de rey solo para bailar el vals con Sophía cuando cumplió sus quince años…

-mamá – comenzó diciendo en tono suave – es hora de irnos, vendré mañana temprano

-está bien hija – abrazó a su pequeña – gracias por venir

-debía hacerlo mami – sonrió

-hija, ten cuidado al conducir – sonrió Marcelo, estrechó la mano de Camilla – cuida de mi nena

-lo haré – sonrió, ambas se despidieron del resto de la familia, tomadas de la mano caminaron hasta el auto de Sophía, al cabo de unos minutos habían puesto marcha al departamento de Camilla

-estoy exhausta

-Sophi

-dime corazón

-eres muy fuerte – sonrió acariciando su mano – en todo el día… no te he visto llorar

-lo se – dijo fijando la vista en el camino, Camilla recostó su cabeza a su hombro hasta llegar, ambas subieron, Sophía pasó incluso hasta su habitación

-¿quieres recostarte?

-estaría bien – sonrió, Camilla se sentó y Sophía se recostó en sus piernas, Camilla acarició su cabello – ¿sabes? Fue un gran hombre, tenía su carácter, pero fue muy bueno – sonreía

-apuesto a que si

-una vez mi papá me regañó porque corté sus corbatas

-¿cortaste sus corbatas?

-quería hacerle una multicolor – rió – estaba tan furioso que me castigó, y yo estaba tan enojada que acabé yendo sola a casa de mi abuelo, el me escondió por un rato, bebimos chocolate y comimos unas galletas improvisadas, luego cuando llegó papá estaba tan preocupado que olvidó el incidente con sus corbatas, el abuelo sonrió y me dio una palmadita en mi cabeza: ah mi bambina… fue lo que dijo, luego le regalé la corbata a el, y se la ponía cada año el día de gracias – sin darse cuenta las lágrimas comenzaban a salir por si solas, haber perdido a alguien tan importante en su vida… – lo extraño – continuó llorando, Camilla acariciaba su mejilla, removía sus lágrimas, Camilla se acostó junto a ella, Sophía se acurrucó en su pecho y justo así, luego de unas horas, ambas se quedaron profundamente dormidas

-gorgeous estoy exhausta

-si… debes estarlo, gracias por venir – abrazó a Victoria, luego miró a Sarah – a ti también

-¿no vendrás con nosotras?

-no, quiero quedarme un poco más

-Alessandra hija, deberías ir a descansar, mañana… debes estar bien – dijo su padre cuando se acercó a ella

-yo la cuidaré – dijo Victoria sonriendo

-gracias Vic

Sarah sonrió y se despidió, salió hasta su auto

-¡espera! – escuchó, Alessandra iba tras ella

-¿qué?

-quisiera hablar contigo

-¿qué hay de Victoria?

-la convencí de que fuera a casa primero, por favor… necesito alguien que me escuche y en esto ella no ayuda mucho

-de acuerdo… ¿quieres caminar?

-por favor – caminaron en silencio alrededor de media hora, llegaron hasta un parque, éste se veía solo y tranquilo

-¿y bien? ¿de qué querías hablarme? – Alessandra sonrió

-verás… hace mucho no hablo con Sophía como es debido, nuestra relación… se esfumó por así decirlo

-si, eso ya lo se

-¿conoces a Camilla?

-hemos hablado un par de veces, solo por casualidad

-es su novia

-ya lo se, ¿y?

-tuve sexo con ella – Sarah se detuvo y miró a Alessandra, luego siguió caminando

-ok… ¿y por qué me lo dices a mi?

-porque, creí que siendo tú… ¡ah! No se por que – dijo Alessandra antes de sentarse con furia en uno de los bancos, Sarah se detuvo frente a ella con los brazos cruzados

-¿lo hiciste por venganza?

-¿Qué? No…

-¿entonces por qué? ¿Te gusta? ¿La quieres? – Alessandra bajó la mirada

-es confuso ¿sabes? y… la amo – Sarah sonrió y se sentó junto a ella

-¿cómo se conocieron?

-ella era pasante de mi restaurante, al principio solo me parecía una molestia, y poco a poco fui conociéndola de verdad, me di cuenta de que ella era todo lo que yo necesitaba… Las mañanas junto a alguien, desayunar junto a ella, mi casa de pronto se sintió más cálida

-¿pero?

-sentí que me estaba doblegando muy pronto ante alguien

-oh si, la poderosa Alessandra Di Salvo…

-no juegues

-bien, y… ¿qué piensas hacer?

-no lo se, Sophía nunca me lo perdonaría

-no lo hará, créeme…

-lo siento

-¿por qué?

-juzgarte

-¿me juzgaste?

-cuando te vi con Victoria pensé que habías venido a molestar a Sophía, luego me di cuenta de que Victoria… no, eso lo he sabido siempre, a Vic le gusta molestar

-eso es cierto – ambas rieron

-creo que deberíamos volver

-si, es tarde ya

-por cierto…

-¿si?

-es algo que me he preguntado desde hace mucho, y asumo que varias personas piensan lo mismo… ¿por qué te fuiste? – Sarah miró al frente – si sabías que Sophía te amaba, ¿por qué dejarla?

-se que sonará a excusa pero, no estaba lista… lo que ella quería era algo serio, sólido… un matrimonio, una familia, no estaba lista para nada de eso

-¿y si te dijera que… la caja estaba vacía? Que no había un anillo en su interior aún y que el plan de Sophía era tan inocente como pedirte que llevaras un par de cosas a su departamento

-diría que desperdicié cinco años de mi vida estando lejos de alguien que me amaba y a quien yo aún amo como si fuera el primer día

-ya veo – Alessandra se levantó, metió sus manos en sus bolsillos y comenzó a caminar

-Alessa, ¿fue eso lo que pasó?

-quien sabe – dijo ésta caminando en dirección contraria – nadie puede saber lo que hubiera podido ser

En la mañana Camilla miraba a Sophía dormir, acariciaba con cuidado su espalda para no despertarla, sonrió y lloró un poco, acarició su mejilla, besó su frente, Sophía despertó y la miró, ambas se contemplaron en silencio, Camilla se acercó a Sophía y la besó con ternura, ésta correspondió y se fundieron en un profundo beso que parecía interminable, Sophía se levantó, se quitó su chaqueta y desvistió a Camilla con cuidado entre besos y caricias, besó su cuello y acarició su abdomen con sus dedos, Camilla solo se dejaba hacer, ésta lo notó y la miró, aún lloraba

-¿qué tienes preciosa?

-¿eh? Nada… – Contestó colocando su mano en su mejilla

-¿segura?

-si – Sophía besó su mano, se recostó junto a ella y la abrazó…

-lo siento, solo creí que eso ayudaría

-está bien – sonrió su chica, luego también se abrazó a ella – ¿qué hora es?

- a ver – revisó su teléfono – ocho y quince

-mm, aún es temprano

-si, espera, iré a buscar algo de ropa a mi auto, creí que me quedaría allá… ¿te importa si uso tu ducha?

-para nada – sonrió Camilla, vio a Sophía levantarse y ponerse su chaqueta, luego salir, se levantó y caminó al baño y luego a la ducha, la esperaría ahí, Sophía entró y al no ver a Camilla supuso que estaba en la cocina, se desvistió y entró de una vez a la ducha, grande fue su sorpresa al ver a su chica desnuda, allí, esperándola

-¿qué haces ahí? – sonrió

-¿tú qué crees? – contestó Camilla con picardía, Sophía se acercó a ella y la besó con suavidad, Camilla sonrió y se posesionó poco a poco de su espalda, la recostó a la pared, el agua caía sobre ambas, era tibia y agradable, Camilla comenzó besando el cuello de Sophía, acariciando sus muslos, su cintura, Sophía se limitaba a suspirar y a sentir a su amada, si, definitivamente era eso, su amada, Camilla extendía caricias a cada parte de su ser, sin duda había aprendido como hacerlo, no había ningún rasgo de timidez en ella y eso a Sophía no le importó, a horcajadas Camilla recorría con sus labios el interior de aquella morena, masajeaba sus pechos, ponía énfasis en aquellas protuberancias endurecidas, Sophía hacía lo posible por mantenerse en pie y no caer, comenzaron siendo suspiros, los cuales se convirtieron en gemidos y a su vez en gritos, las afirmaciones se hacían interminables y el nombre de Camilla resonaba en aquel baño, el pecho de Sophía ascendía y descendía con rapidez, su corazón latía apresurado, como si quisiera salir de su pecho para entrar al de Camilla, era su dueña sin duda, Camilla subió besando el cuerpo de su novia, besó sus mejillas y la ayudó a sostenerse, Sophía se abrazó a ella y ambas se sentaron en la pulcra cerámica de aquella ducha – ¿estás bien? – sonrió Camilla acariciando los cortos cabellos de Sophía, esta asintió levemente, besó su cuello y su mejilla para finalmente encontrarse con sus labios

-Cami…

-¿si? – sonrió Camilla, besaba sus manos, sus nudillos, subía hasta sus hombros, Sophía sostuvo su mejilla y atrajo su mirada…

-te amo – para Camilla fue difícil sostener la mirada, pero aún así lo hizo, había engañado, había sido mil veces peor que Sarah quizás, no podía ser ella también quien arruinara su felicidad, fue por eso que besó a Sophía, rozó su nariz a la suya para complementar aquella frase sonriendo y mirándola a los ojos

-yo también te amo – se abrazaron, sonreían

-me haces muy feliz pequeña, muy feliz – Camilla sonrió, unas cuantas lágrimas salieron de sus ojos, Sophía no se dio cuenta, el agua caía sobre ambas mojándolas, bañando sus cuerpos, sus rostros…

-y tu a mi, no tienes idea de cuanto

-¿vendrás conmigo?

-no te abandonaré – sentenció Camilla antes de levantarse y ayudar a Sophía a ponerse de pie, ambas se vistieron entre besos, sonrisas, más besos, más sonrisas…

Los amigos y compañeros de Sophía rindieron un homenaje musical al patriarca de la familia Di Salvo, prestaron sus voces y la melodía de sus instrumentos para interpretar dear mr pressident de pink, no muy indicada para dicho momento pero su tono era bastante conmovedor, además acompañaba la marcha de Sophía y Alessandra con el féretro de su abuelo hacia su lugar de reposo, el mausoleo de la familia, ambas caminaban lado a lado, con su mano posada en el pasamanos de la urna lo llevaban sobre aquel carro especial, todos dieron el tan difícil último adiós, honraron al señor Di Salvo hasta el final, al caer la tarde se encontraban en la gran mansión, Sophía había dejado a Camilla en casa, prefirió dejarla descansar, había estado con ella en todo momento, cuando volvió abrazó a su madre y a su abuela, tomó unas cervezas de la nevera y caminó al viejo barco encallado… su sorpresa fue grande al ver a Alessandra sentada en una esquina

-¿qué haces aquí?

-lo mismo que tu… vine a recordar al abuelo – Sophía la miró dudosa, luego se sentó junto a ella y le ofreció una cerveza

-no es tan refinado como un buen vino o una copa de champaña… a lo que estás acostumbrada

-¿qué dices? Esto me cae como anillo al dedo

-vaya, la chef Alessandra Di salvo bebiendo cerveza ¿Quién lo diría?

-por favor… la rebelde Sophía Milleni sin whisky… ¿Quién diría que?

-pues veo que estás al tanto de mis gustos – Sophía rió y dio un sorbo a su cerveza

-y tu de los míos

-te he extrañado mucho Aless, éramos muy fieles a nuestra amistad – Alessandra se ahogó… terminó por escupir la cerveza -¿estás bien?

-si… estoy bien – se limpió – ¿me extrañas?

-claro, éramos inseparables

-si, es cierto

-éramos confidentes, nada oculto entre nosotras

-si… claro – Alessandra obviamente estaba muy nerviosa, todas esas palabras de parte de Sophía la hacían dudar, seguramente Camilla le había contado… – entonces, ¿te va bien con Camilla?

-de maravilla, es una hermosura de persona

-si ¿verdad?

-aún no entiendo por qué la echaste de tu restaurante

-ya me conoces, no soy muy paciente, me encantaría tenerla cerca

-¿cómo dices?

-¡de vuelta! Me encantaría tenerla de vuelta, en el restaurante, me encantaría tenerla de vuelta en el restaurante

-ya… bueno, regresaré, se está haciendo tarde

Pasados dos meses las visitas de Sophía al restaurante de Alessandra se hacían constantes, iba a almorzar o solo a saludarla, las primas se habían acercado bastante, Camilla se desempeñaba hábilmente en el restaurante de su suegro, en verdad su platillos eran exquisitos, sus especiales también

-estoy pensando en retirarme – dijo riendo Marcelo

-no diga eso señor Milleni, no soy tan buena

-si no lo fueras no habría llegado esto – Sophía entró con un sobre dorado en sus manos, Camilla y Marcelo la miraban con curiosidad – lo traía un mensajero, ten

Camilla miró el sobre, tanto el señor Milleni como Sophía sabían ya lo que era, pero faltaba ver la cara de emoción que pondría Camilla al verla

-esto es…

-exacto

-es… una invitación a la entrega de premios Premiun Chef 2013… – miraba la carta asombrada… – pero… no puede ser para mi, quizás confundieron el remitente y es para usted señor Milleni

-lee bien – dijo Sophía, tomó la carta y pronunció en voz alta – tenemos el gusto de invitarla a usted y un acompañante a la prestigiosa velada en la que se efectuará la entrega de premios Premiun Chef 2013, solo los mejores de los mejores asistirán, estaremos felices de contar con su presencia, por favor reenvíe esta carta con su confirmación, ¿ves? Es para ti, aquí dice: Chef Camilla Bianchi

-no puedo creerlo… ¡iré a los premios Premiun Chef!

Sophía abrazó a su chica, en verdad estaba orgullosa de ella, y el señor Milleni pues, también, su aprendiz en tan solo dos meses se había convertido en alguien notablemente talentoso, eso lo demostraba la invitación a tan prestigioso evento

-chicas… ¿están aquí?

-en la cocina Sarah – respondió Alessandra

-como no lo pensé antes – caminó hasta la cocina – ten, te traje el correo

-gracias, déjalo donde quieras

Victoria volteó a saludar a Sarah, notó una carta dorada y la abrió

-gorgeous, fuiste invitada al Premiun Chef de este año

-¿también? Vaya… necesitaré espacio en mi muro de trofeos – rió acompañada de Victoria

-no eres tan buena – replicó Sarah

-¿no lo crees? Tengo cinco premios más importantes que este, este evento no es nada

-insisto en que no eres tan buena, quizás cocinando si pero te has vuelto un asco de persona

-¿quién te crees que eres?

-no, tú quien te crees, no eres más que una presumida, los aires se te subieron a la cabeza, ahí solo hay humo, no cerebro

-Camilla te lo advierto

-¿qué?

-¿Camilla? – Victoria miró desafiante a Alessandra

-¿eh? Lo siento… yo…

-lo sabía – Victoria tomó su bolso de mano y salió furiosa de la casa de Alessandra

-rayos, ¡no! Vic espera por favor, yo no…

-ya se fue… ¿por qué llamarme Camilla?

-porque… usualmente mantenía discusiones así con ella, y me recordaste a ella cuando está molesta

-mm, ya veo

-¿crees que Victoria regrese si le pido perdón de rodillas?

-honestamente no, pero te diré que haremos, aprovecharemos que se fue…

-no te entiendo

-quieres a Camilla ¿cierto?

-pues… si

-yo Quiero a Sophía…

-¿qué insinúas?

-que si de verdad las queremos, tendremos que jugar algunas cartas un tanto sucias

Alessandra miró a Sarah con curiosidad, ésta le sonrió

-¿saldrán heridas?

-¿qué más da? Estaremos nosotras para consolarlas

Alessandra se quedó pensativa un rato, sirvió la comida y no habló más del asunto, prefirió dejar a Victoria sola por un rato, hasta que toda esa molestia se le pasara

-cielos, estoy tan emocionada… ¿qué debería ponerme?

-calma cielo, debes respirar, ¿cuándo es?

-la próxima semana

-bien, tenemos tiempo, solo debemos ir de compras – Sophía miraba a Camilla hecha un manojo de nervios, sonrió y la abrazó, Marcelo veía toda esa ternura en su hija, miraba a Camilla corresponderle, no cabía duda de que ambas formaban una pareja envidiable, se notaba lo enamorada que estaban, incluso recordaba los días de noviazgo con Helena, como se escapaban para tomarse de la mano en secreto, como paseaban juntos en aquellos hermosos parques donde se profesaban su amor, evidentemente su hija había heredado aquello, recostaba su frente a Camila mientras que con sus manos acariciaba sus mejillas, finalmente tomó su mano y caminó con ella hasta la salida

-nos vemos papá, iré de compras con Camilla

-tengan cuidado niñas

-lo tendremos, despídeme de mamá – corrieron al estacionamiento donde Sophía recostó a Camilla a la puerta de su auto, Camilla atrapó el rostro de Sophía con sus manos mientras la besaba, ésta rodeaba su cintura – te amo tanto pequeña

-y yo a ti gigante – reían

-¿así que gigante? Ya verás – comenzó a hacer cosquillas en el costado de su amor

El plan de Sarah era sencillo, si quería recuperar a Sophía debía ser por la mala, desgraciadamente Camilla debía salir del cuadro, al menos era pieza clave para la ayuda de Alessandra, ambas obtendrían lo que querían… o en este caso a quien querían, en vista de que estaba el evento de cocina y de que Victoria se aislaría por unas cuantas semanas ¿por qué no ser la acompañante de Alessandra? Sería ahí donde todo su plan vería luz y, quizás diera frutos

-te ves preciosa – sonreía Sophía

-dijiste lo mismo del anterior

-¿qué quieres que diga? La hermosa eres tú, los vestidos son solo tela, tú eres quien hace que ellos se vean bien

-exageras – se sonrojó Camilla

-en lo absoluto – Sophía imprimió un tierno beso en los labios de su novia, el carraspear de la encargada las interrumpió – llevaremos este

-de acuerdo, pasaré a recogerlo en unos minutos

Camilla comenzó a retirarlo ayudada por Sophía quien dio un beso a su hombro, se miraron abrazadas en el espejo y para Sophía no había mayor perfección que esa

-iré a pagar, tú arréglate preciosa – dio un beso a los labios de Camilla y caminó a la caja, al aproximarse vio a Sarah – ¿nos estás siguiendo?

-¿a ustedes? Solo vine a buscar un vestido, no te des tanta importancia

-claro – dijo sarcásticamente, sacó su tarjeta y vio a Sarah voltearse

-ustedes se ven bien juntas

-gracias – dijo sin voltear

-¿cuenta? – preguntó la encargada

-ahorros

-¿te va bien con el estudio?

-de lo mejor

-me alegro – solo por cortesía Sophía preguntó

-¿qué hay de ti? ¿tienes el mundo a tus pies?

-no – rió Sarah – lo tenía y lo dejé ir – dijo sincera mirando a Sophía a los ojos, ésta desvió nerviosa la mirada – dejé la carrera, preferí irme por el periodismo, es más lo mío

-genial… periodista

-si, amo mi trabajo… investigar

-entiendo

-tu… ¿confías plenamente en ella Soph? – Sophía la miró con extrañeza

-por supuesto

-se ve que es buena chica

-lo es, ¿a qué rayos quieres llegar?

-a nada, yo que tú no me entregaría por completo a alguien así, parece demasiado buena para ser verdad

-fuck you – caminó y le dio la espalda

-se lo que digo Soph, sabes que nunca hablo de algo si no estoy segura de ello, no quiero que te lastimen – aún sin voltear Sophía contestó

-ya tú lo hiciste, piérdete – caminó de regreso a donde estaba Camilla, tomó su mano y caminó con ella fuera de la tienda – ¿quieres comer algo?

-mm, un helado no estaría mal

-entonces un helado para mi princesa – caminaron a una heladería, allí encontraron una mesa un tanto apartada de todas aquellas personas, comieron tranquilas, reían, disfrutaban, las risas fueron pausadas

Camilla escuchó a su teléfono reclamar su atención, era una llamada de Alessandra

-¿me disculpas un momento amor? Debo atender

-por supuesto, descuida – sonrió Sophía, Camilla se levantó y caminó hacia fuera de la heladería, Sophía podía verla aún a través del enorme ventanal

-¿qué quieres?

-solo… solo quería escucharte

-bien, ya lo hiciste

-no seas así… por favor, necesito verte

-¿por qué no vas a ver a Victoria?

-porque me dejó… ¿y sabes por qué? Porque mientras discutía pronuncié tu nombre, por eso – Camilla se quedó callada – por favor, solo… déjame verte ¿si? Te prometo que nada pasará, solo una cena…

-no puedo, no debo

-Cami, te lo suplico, solo una vez, solo una solo para verte, para que podamos hablar con libertad

-yo no…

-te espero en el restaurante a las ocho – tras decir esto colgó, Sophía quien había estado viendo a Camilla gesticular primero con enojo y luego calmarse de la nada y hasta sonreír un poco luego de guardar su celular se había quedado pensativa, no mencionó nada de lo ocurrido con Sarah, pero sus palabras daban vueltas en su cabeza

-lo siento amor

-¿pasó algo? – dijo antes de comer un poco de helado

-no, todo está bien, mi amiga April me invitó a salir ésta noche, ¿puedo ir? – Sophía tomó la mano de Camilla

-soy tu novia, no tu madre, no debes pedirme permiso si quieres hacer algo, tú eres libre – sonrió

-de acuerdo – Camilla se acercó a su chica y dio un leve beso, tras salir de ahí Sophía insistió en llevarla a la casa de su amiga pero Camilla se negó rotundamente – queda bastante cerca amor, iré en un taxi, además debes ir a descansar, mañana tienes un concierto que supervisar

-está bien, me encargaré de tu vestido – dio un beso a Camilla quien llamó un taxi, se despidió de Sophía, lo abordó y dio una dirección para cambiarla al estar lo suficientemente retirada de allí

Mientras tanto Sarah había ido al restaurante para contar a Alessandra que su plan ya estaba en marcha, seguiría la fase dos

-la duda está sembrada en la cabeza de Sophía, espero que tu llamada haya sido oportuna

-seguro que si, ¿me pasas el tomillo?

-ten, aunque una cena… ¿no te parece boba?

-¿por qué?

-solo cenar, sin nada más

-Camilla quiere ser fiel, conociéndola no se arriesgará así de fácil

-si si… pero entonces ¿qué haremos?

-io lo faccio

-de acuerdo

Sophía sacó un cigarrillo, lo colocó en la comisura de sus labios antes de encenderlo, no solía fumar constantemente, lo hacía cuando estaba preocupada, cuando sentía que algo andaba mal o cuando se veía realmente estresada por algún proyecto, se recostó a su auto mientras inhalaba, miró hacia arriba para luego liberar el humo por su nariz, tiró el resto del cigarrillo, lo pisó y subió a su auto para luego poner marcha a casa

Camilla estuvo frente al restaurante por lo menos media hora, no estaba segura de si debía entrar o no, había decidido serle fiel a Sophía, no quería lastimarla, mucho menos luego de la advertencia que hizo el padre de esta, Sarah anunció que se retiraría y Leonard la acompañaría hasta el estacionamiento

-señorita Bianchi – dijo en voz alta, Sarah caminó lo más rápido que pudo y salió por la puerta de carga

-hola Leonard

-la señorita Di Salvo le espera en la cocina

-gracias Leonard – entró nerviosa, caminó hasta la cocina, recordaba muy bien donde quedaba, pasó junto a la oficina de Alessandra, un escalofrío le recorrió el cuerpo, entró y vio el lugar impecable como lo recordaba, vio a Alessandra con su uniforme de chef caminar de aquí para allá, las cocinas encendidas… se acercó a una

-no debes dejar esto sin supervisar, podría quemarse

-lo se, gracias por venir

-¿para qué vine exactamente?

-bueno… te invité a cenar, pero también quiero que hablemos

-¿sobre qué?

-te lo diré cuando la comida esté lista

Mientras Camilla estaba sentada en una de las barras Alessandra cocinaba, sirvió vino para ambas y sonreía, de nuevo su adorada niña estaba junto a ella, Camilla por su parte se limitaba a verla, bebía vino de vez en cuando y prestaba atención a la cocina

-servido señorita, siéntate

-gracias

-una perfecta paella… espero que te guste

-no es tradicional de ti preparar estas cosas

-lo se, quise hacer algo diferente

Comieron en silencio, se miraban disimuladamente, en verdad disfrutaron la cena… ambas, Camilla estaba contenta por un lado, por el otro estaba asustada, sabía que era fuerte pero no lo suficiente como para no dejarse llevar por Alessandra

Sophía se encontraba en la ducha con su frente recostada a la pared mientras el agua corría, aún pensaba sobre lo que Sarah le había dicho, dio un golpe a esta y cerró la llave, se secó y vistió un pantalón de pijama con una camiseta, secó sus cortos cabellos y dejó la toalla sobre su cabeza, miró la pantalla de su IPhone encendida y fue a revisar, era un mensaje de texto

- Aburrida?

- No tienes idea… qué tal tu?

- Ya sabes… viernes, encerrada…

- Ok, estás más aburrida que yo, ya lo entendí

- Quieres salir?

- No gracias

- Vamos… yo invito

- Por qué te esfuerzas si sabes mi respuesta?

- Porque se que saldrás lastimada y quiero estar ahí para ti, por lo menos como amiga

- No cuentes con ello

- Tanto confías en ella?

- No es tu problema

- Tú si, y lo que tenga que ver contigo

- Dejó de serlo hace cinco años

- Espero no estés equivocada… de verdad que si

Tras esto Sophía prefirió no responder a ningún otro mensaje, apagó las luces y se recostó para dormir

-bien, ya comimos, ahora dime de qué querías hablar – comenzó Camilla, ayudaba a Alessandra a lavar los platos

-solo quería saber de ti, saber como estabas y eso

-estaba en una cita con Sophía cuando interrumpiste

-pudiste simplemente no haber tomado la llamada

-tienes razón, tampoco debería estar aquí – hizo ademán de retirarse y Alessandra la detuvo por su brazo para halarla hacia si y besarla, un beso suave al cual Camilla intentó resistirse pero luego se vio rodeando el cuello de Alessandra con sus brazos, Alessandra la alzó para colocarla en la barra y desabotonar lentamente su camisa, besaba su cuello despacio, volvía a sus labios, Camilla de pronto estaba removiendo la camisa de Alessandra, se sorprendió luchando por remover su bra… – ¡no! – gritó mientras se bajaba por el otro lado – no debo estar aquí…

-Cami, lo siento…

-cállate… tú solo, aléjate de mi – salió mientras arreglaba su camisa, llamó un taxi y se marchó, Alessandra se sentó en el suelo abrazando sus piernas, cerró los ojos y respiró profundamente

El sonido del timbre despertó a Sophía, eran más de las once, ¿quién podría ser? Miró por el hoyo de la puerta y la abrió de inmediato

-¿Camilla? ¿qué pasó? – miró preocupada a su novia quien la abrazó en el acto, ella correspondió al abrazo… – ¿estás bien? ¿qué sucedió?

-nada, solo te extrañaba – cerró los ojos

-entremos

-está bien – ya en la cama solo se dedicaron a mirarse

-¿entonces me extrañabas?

-mucho

-mm… ¿sabes? Estaba pensando en una idea un poco loca, ¿te gustaría ir conmigo a la cabaña? Solo tu y yo…

-¿Cuándo?

-mañana, será divertido

-pero… ¿qué hay del concierto?

-no soy indispensable, otro me cubrirá

-está bien

-espléndido – Sophía dio un beso a la frente de su chica, la abrazó hacia si y cerró los ojos… al cabo de unos minutos se encontraban profundamente dormidas

-¿cómo te fue? – dijo Sarah entrando a la casa de Alessandra, ésta cerraba la puerta tras de si

-pues…

-mm, ¿qué?

-nos besamos

-y…

-no estoy segura de este plan

-oh vamos… Sophía duda, solo debemos esforzarnos un poco más

-¿sabes? Pasaron muchos años antes de que ella y yo llegáramos a hablarnos, no quisiera que de nuevo…

-¿amas a Camilla?

-mucho

-entonces no veo cual es el problema

-aclárame algo… ¿tu quieres estar con Sophía para enmendar lo de hace cinco años o es solo para sentir que ganaste haciendo que se separe de Camilla? Porque si es así no harás más que lastimarla de nuevo, ella ama a Camilla tanto como yo, y si se entera de que estuvo conmigo…

-¿ahora tienes corazón? No seas ilusa, esa relación de ustedes no debería haber existido desde un principio, ella no debería ser más que una extraña para ti

-es mi prima

-no lo es… o es que acaso olvidas que no tienen relación sanguínea

Alessandra miró a Sarah con algo parecido a la furia, aparte de no estar segura de aquella retorcida idea se sentía culpable, amaba a Camilla pero no estaría dispuesta a jugar con fuego… y menos si ese fuego podría destruir su poca relación con Sophía

-¿eh? ¿Entonces ella y tu… no son parientes?

-si lo ves desde ese punto de vista no – sonrió Sophía mientras conducía

-mm, ya veo… eso lo explica

-¿qué cosa?

-tú eres morena… y ella no

-pues si, ya ves quienes son los rubios de la familia… ya sabes de donde vienen

-la verdad no

-bueno, los padres de mi tío Alphonso eran amigos muy cercanos a mis abuelos, vinieron desde Italia juntos, desgraciadamente ellos murieron en un accidente y pues, mi abuelo y mi abuela decidieron criar a mi tío Alphonso como hijo suyo

-y luego nació tu mamá

-exacto, un año después…

-ya veo, eso quiere decir que ustedes no son primas

-fuimos criadas como tal, y el cariño es el mismo… pero no, no lo somos

Camilla miró a Sophía por un momento, comprendió por qué eran tan diferentes, sonrió y recostó su cabeza al hombro de Sophía como acostumbraba

-¿podríamos parar a comprar unas cosas antes de llegar?

-tenemos todo lo necesario, descuida

-no… quisiera comprar algo más, es una sorpresa

-de acuerdo – sonrió Sophía, su niña era realmente inocente, no podría imaginarla engañándola, de seguro Sarah solo quería confundirla… de seguro era solo eso, bajaron en Red_Duck, una pequeña gasolinera que se encontraba a mitad de camino, el frío comenzaba a sentirse, Camilla al entrar caminó hacia la sección de vinos, Sophía prefirió ir por una barra de galleta cubierta de chocolate, tomó una y luego optó por tomar dos, caminó hacia la caja y volteó, vio a Camila dubitativa tratando de decidirse entre dos vinos… – ¿te ayudo?

-¿te gusta el Borbón?

-pues… si, un poco

-mmm, eso no me convence, debe ser perfecto – murmuró, la verdad es que a raíz del encuentro anterior con Alessandra Camilla recapacitó aún más, por eso quería hacer algo especial por Sophía, decidió dar un paso realmente importante… quizás así Alessandra pararía todo ataque desenfrenado

-¿por qué debe ser perfecto? – sonrió Sophía

-ah, solo por que si – caminó con el vino que había seleccionado a la caja, pagaron e iniciaron su marcha nuevamente, al llegar a la cabaña desempacaron sus cosas, no todas ya que se irían el domingo en la tarde – ¿tienes hambre hermosa?

-un poco, aunque la temperatura ha bajado… iré a buscar leña al cobertizo

-no te tardes – Sophía dio un beso a la frente de su chica y salió, Camilla por su parte revisó las provisiones que Sophía había llevado… la mayoría era comida ligera, instantánea… vio una caja de macarrones con queso y no dudó en prepararla, Sophía entró con la leña, colocó un poco en la chimenea y la encendió

-ahora estaremos más cálidas – sonrió

-pudimos estarlo sin necesidad de leña… – dijo Camilla divertida

-¿qué cocinas? – sonrió desviando el comentario y abrazando a su chica por detrás

-macarrones con queso

-se ven bien – el teléfono de Camilla dejó sonar su melodía de All about Us indicando que era una llamada

-¿podrías contestar por favor? Tengo que vigilar esto

-claro preciosa – Sophía caminó hasta la barra donde se encontraba el celular, miró el número y aparecía como contacto desconocido, caminó un par de pasos allá y contestó – ¿si?

-¿Camilla? – era la voz de Alessandra – por favor no cuelgues te lo suplico, yo… solo quería disculparme por lo de anoche, no quise asustarte, entiende por favor que yo simplemente no puedo dejar esto así como así, lo ocurrido en mi casa… no es algo que pueda olvidar tan fácilmente – Sophía estaba petrificada – mira, se que no quieres lastimarla pero déjame hablar con ella, estoy segura de que si explicamos las cosas ella entenderá, yo… te amo Cami, por favor dame otra oportunidad, solo quiero tenerte entre mis brazos de nuevo, eres la persona con la que quiero amanecer siempre – lo único que Alessandra obtuvo como respuesta fue el tono de llamada cortada, arrojó su teléfono hacia su cama y se sentó

-¿qué te dijo? – preguntó Sarah

-nada, solo cortó

-mmm… interesante – caminó hasta la ventana, observó la fuerte lluvia que había comenzado hacía unos minutos – interesante

Sophía no cabía en si, de nuevo había sido traicionada, dejó el teléfono en la mesa y caminó hacia la sala

-¿Quién era amor?

-número equivocado – alcanzó a decir sin voltear, Camilla no le dio mucha importancia, terminó los macarrones y los sirvió

-está listo amor, ven a sentarte

-no tengo hambre

-¿estás bien?

-si… tú come, iré a mi estudio – subió las escaleras lentamente, al encerrarse llena de furia arrasó con las cosas en su escritorio, arrancó miles de papeles que había en las paredes, rompió varios jarrones… por ser el estudio a prueba de ruidos Camilla no pudo escuchar nada, Sophía acabó por golpear la pared y sentarse en el suelo alfombrado, con una mano sostenía su frente mientras lloraba y la otra reposaba a su lado ensangrentada, decidió aparentar, no demostraría nada estando allí, prefirió guardar la calma y esperar al lunes… Dios, Sarah tenía razón, trató de prevenirla y no la había escuchado… Camilla, ¿por qué Camilla? Y con Alessandra… justo ahora, ella no era más que una basura…, solo debía esperar, pondría en su lugar a esa bastarda

Camilla se sentó a comer pero no pudo, Sophía había estado realmente extraña, tomó un plato y subió hasta el estudio, tocó la puerta un par de veces, giró la perilla y al abrir la puerta vio aquel desastre

-¿qué sucedió? – luego vio a Sophía en el piso y la sangre que rodeaba su mano, no dudó en agacharse y revisarla – ¿qué te pasó? ¿estás bien? Debemos ir a un doctor – el rostro de Camilla reflejaba preocupación pura, Sophía la miró y alejó su mano con cuidado

-estoy bien, no duele

-claro que debe doler, ¿por qué todo esto está así? Y tu mano… ¿qué le pasó?

-es que… me llamaron para decirme que el concierto se canceló

-no era motivo para lastimarte así, ven… te limpiaré la herida, sería peligroso dejar pedazos de vidrio – Camilla llevó a Sophía hasta la sala, buscó en su auto un botiquín y revisó su mano, la limpió bien y comenzó a vendarla – debes tener cuidado… menos mal no es profunda

-Camilla

-dime

-¿me amas? – Camilla se sorprendió un poco por lo repentino de la pregunta, miró seriamente a Sophía…

-si, te amo

-espero no haberte incomodado… solo quería preguntar, dado que me han lastimado ya

Camilla se sintió mal, atrajo a Sophía abrazándola en su pecho

-yo te cuido, confía en mi

Sophía miró hacia la pared en tanto duraba el abrazo, ¿cómo confiar? Camilla atrajo el rostro de Sophía y la besó, aquel beso ya no se sentía tan inocente, desde un principio pudo apreciar la fiereza y la pasión, lo cual no era muy acorde a ella… Sophía era como el agua, algunas veces era voraz y agresiva, otras calmada y llevadera… claro que me refiero en el sentido sexual, para ella no había rutina en la cama, podía ser una amante de mano suave para hacer el amor lo más dulce y reconfortante posible, o podía ser toda una fiera dispuesta a brindar placer de la mejor manera, así era ella… pero Camilla, quien había sido nada más que dulzura y delicadeza todo este tiempo… al parecer la conocía de verdad, sin embargo correspondió al beso, luego se levantó para ir a la cocina en busca de agua

-no te quedes ahí, no es momento para darse por vencida

-debería dejar las cosas como están, es absurdo, ella no va a dejar a Sophía así como así… mejor voy con Victoria

-Victoria solo es tu carta de segunda, solo vas con ella cuando ves que no puedes obtener lo que quieres…

-ya calla

-admítelo, con ella es sexo y nada más, con Camilla debe ser distinto ¿no?

-¡¿y tú qué sabes?! No podrías entender mis sentimientos o lo que hago

-ni tú misma los entiendes, ¿qué esperabas?

-déjame en paz… quiero estar sola – caminó a su cuarto, cerró la puerta y se acostó

-aunque quisiera no puedo irme – Sarah se sentó en el borde de una ventana… – supongo que ahora no soy más un ave enjaulada

La tarde transcurrió con rapidez para nuestras chicas, en la mañana Sophía ya estaba haciendo preparativos para regresar, Camilla estaba dormida aún, pero el ruido de una maleta al caer la despertó, se asomó por la ventana y vio a su chica arrojar la maleta al auto, cerrar la puerta y regresar a la casa, se duchó rápido y vistió aún más rápido, Sophía había estado muy extraña ése día, además esas preguntas… ¿qué le habría pasado? El regreso fue lento y en silencio

-eh, ¿podría poner algún cd?

-lo siento, me duele la cabeza, si gustas puedes usar mi reproductor portátil, está en la guantera junto a los audífonos

-no… está bien – miró por la ventana, Sophía mantenía la vista en la carretera

-¿estaría bien para ti quedarte en la estación cuatro?

-creí que me llevarías a casa

-no puedo, tengo trabajo

-está bien, por mi no hay problema

-de acuerdo – aceleró un poco, al llegar Camilla bajó su bolso, se detuvo frente a la puerta de Sophía y la miró sonriente

-¿sabré de ti luego?

-claro

-está bien – se acercó para besarla, Sophía giró su rostro y se despidió para luego subir la ventanilla, esperó a que Camilla se alejara un poco y arrancó

- ¿qué pasa contigo Sophi?

Sarah, quien después de todo había logrado salir de la casa de Alessandra salió a trotar como todas las mañanas, llevaba su IPod en su muñequera, en sus audífonos se escuchaba it’s time, cuando regresaba a su edificio vio desde lejos lo que parecía ser la camioneta de Sophía, se acercó un poco más y en efecto lo era, la vio recostada al parachoques delantero como cuando la esperaba fuera de la universidad

-buenos días – fue lo que alcanzó a decir

-buenos – a decir verdad Sophía se veía realmente bien en aquella ropa, se ajustaba perfectamente para no recortar la libertad de movimiento, pero aún así era un espectáculo digno de ver

-veo que te perdiste, esta no suele ser tu zona

-no me perdí, vine a verte a ti

-¿y eso? – caminó hasta recostarse a la puerta del copiloto

-quiero hablar contigo

-dime

-no, si se puede… quisiera entrar

-está bien, vamos – caminaron hasta el edificio, entraron al ascensor y Sarah marcó el botón del quinto piso, Sophía metió sus manos en sus bolsillos y miró al frente en todo momento – ¿de qué quieres hablarme?

-creo que ya lo sabes

-no en realidad, la adivinación nunca ha sido mi fuerte – bajaron y entraron al departamento una vez Sarah abrió la puerta – siéntate, ¿te ofrezco algo?

-whisky

-lo siento, no tengo… pero podría servirte vodka

-solo… por favor

Sarah fue hasta su mini bar, sirvió ¾ de vodka en el vaso de Sophía y en el suyo 2/4 para luego complementarlo con un poco de soda y una rodaja de limón, dio el vaso a Sophía y se sentó frente a ella

-¿y bien? – antes de contestar Sophía dio un trago a su bebida

-sabías que Camilla me era infiel, ¿cómo?

-tan directa como siempre

-speak

-relax darling, solo lo supe y ya

-si claro, dime – era hora de ser ella quien ejecutara su parte del plan, aún si Alessandra debía pasar por la mala en toda esa historia

-Alessandra me lo dijo – contestó mientras miraba su vaso y luego le daba un sorbo

-dijo ¿qué?

-que ella y Camilla habían estado juntas

-¿desde cuando?

-¿de verdad quieres saberlo?

-solo dilo

-empezó el 16 de mayo

-¿qué? Pero… mi abuelo, el funeral, ese día estábamos…

-en la apertura del bar de Fabrizzio – dijo dando otro sorbo a su vodka

-no, ella dijo que estaba con April – miró a Sarah quien le dedicaba una mirada de: seriously? – ¿me mintió? ¿Estuvo con ella?

-Alessandra misma me lo dijo, la noche en que estábamos en el funeral decidimos salir a caminar un poco, luego me lo dijo

Sophía dejó el vaso en la mesa de centro, colocó sus codos sobre sus rodillas y apoyó su frente en ellos mientras lloraba, Sarah se sentó a su lado y acarició su espalda

-¿por qué siempre me pasan estas cosas?

-lo siento – dijo con sinceridad – lo lamento Soph – Sophía la miró por un segundo, notó que los ojos de Sarah también estaban enrojecidos, se acercó lentamente hasta ella al punto en que sus labios rozaron los suyos, Sarah no se hizo esperar y la besó, unos segundos después se separaron – disculpa, yo no…

-yo si – respondió Sophía acercándose nuevamente para besarla, recostó poco a poco a Sarah en el sofá, retiró su camiseta y miró sus senos perfectamente formados, tan carnosos y dispuestos como los recordaba, sin dudar comenzó a besarlos y a masajearlos uno por uno hasta que aquellos botones de piel estuvieran lo suficientemente duros, descendió hasta su abdomen donde imprimió más besos mientras deslizaba en pantalón de Sarah hacia abajo con suma delicadeza, ésta solo se limitaba a mirarla y a acariciar su cabello, Sophía besó los muslos de su compañera, los acariciaba, subió hasta sus bragas y besó su ingle por encima de estas, Sarah emitió un suspiro bastante sexy, cerró sus ojos, la excitación en ambas ya era demasiada, se levantó y giró para dejar ésta vez a Sophía contra el sofá, desabotonó lentamente su camisa y fue besando su cuello, acariciando sus brazos, besaba sus hombros y sus mejillas, luchaba con el cinturón de los vaqueros de Sophía, cuando por fin se deshizo de estos se arrodilló frente a ella para quitárselos de una sola vez

-date la vuelta – ordenó de manera sensual a lo que Sophía sin rechistar obedeció, ésta besó su nuca, acariciaba sus caderas y sus glúteos, desabrochó su bra y continuó imprimiendo besos, Sophía se volteó para besarla, mientras lo hacía deslizó sus bragas hacia abajo y pasó sus dedos sobre el traserito de Sarah, dio vuelta con cuidado siendo ésta vez ella quien llevara las riendas, volvió a besar sus pechos y succionaba con delicadeza sus pezones, Sarah liberaba suspiros cada vez más pesados, Sophía bajó nuevamente por su abdomen, besó su ombligo y rozó su nariz a su pelvis, besó la cara interna de los muslos de Sarah para finalmente llegar a sus labios mayores los cuales de por si ya estaban hinchados, comenzó a lamerlos y a separarlos mientras acariciaba los pechos de Sarah, los apretaba un poco, los juntaba, volvía a apretarlos, pellizcaba suavemente sus pezones, lamía en su vagina, la recorrió en su interior varias veces antes de que a Sarah le llegara aquel potente orgasmo, el solo hecho de ver que era Sophía quien se lo proporcionaba la hacía volar

Sarah cedió al cansancio y abrazada a Sophía se durmió, ésta la miraba y acariciaba su cabello, de verdad la había extrañado, aunque eso no cambiaba el hecho de… ¿qué? ¿por qué estaba tan molesta con ella? Solo conminar su plácido rostro había olvidado toda esa rabia, se levantó con cuidado para no despertarla, se colocó su camiseta y caminó a la cocina, su estómago reclamaba atención, recordó que no había comido nada desde el día anterior, preparó un poco de café antes de ir a buscar su teléfono, quizá ordenar algo sería lo mejor, se encontró con una Sarah acostada boca abajo, su espalda desnuda había quedado al descubierto, unos cuantos rizos por aquí y por allá, sonrió y se acercó para besar su nuca, regresó a la cocina y refirió preparar lo que mejor se le daba, Sarah despertó unos cinco minutos después, su estómago también le hacía un fuerte llamado, miró por encima de la barra de la cocina a Sophía muy concentrada en lo que hacía, buscó su franela y sus bragas, caminó en silencio hasta ella y la abrazó por detrás

-creí que cocinar no era lo tuyo

-desde que te fuiste tuve que aprender, papá se enojaría si vivo solo de cereal y fideos instantáneos – ah si, ya recordaba el por qué… aunque no importaba

-¿qué haces?

-pues, panqueques, tocino, huevos revueltos…

-¿un desayuno a ésta hora?

-hey, tú estabas durmiendo ¿ok? Esto es lo mejor que pude hacer, cómelo o déjalo – Sarah rió, dio un beso al cuello de Sophía y fue a servirse café – ¿tienes miel?

-si, deja la busco – se bajó y abrió el refrigerador, sacó una botella de miel y se acercó a Sophía para dársela, ésta la tomó sujetando también la mano de Sarah, ambas se miraron por un momento… – ¿qué pasará ahora Soph?

-no lo se

-yo… quisiera reivindicarme ¿sabes? No tienes idea de cuanto me he arrepentido de… – Sophía puso un dedo sobre sus labios

-shhh, esas palabras me dan dolor de cabeza, mejor siéntate a comer

Sin mediar palabras Sarah obedeció, sonreía, tener a Sophía bajo su mismo techo, y… así, su plan había funcionado a la perfección, lo sentía por Camilla y Alessandra, ya quedaba de parte de ellas arreglar sus asuntos

Camilla regresó dubitativa a casa, la actitud de Sophía… algo debió pasar, antes de entrar a su casa escuchó su teléfono y lo atendió

-Cami… no cuelgues por favor espera

-¿Alessandra? ¿qué quieres?

-quiero saber por qué reaccionaste de esa forma

-¿de qué forma? ¿de qué hablas?

-yo te llamo y te hablo de mis sentimientos y tú solo cuelgas, ¡de eso hablo!

-¿Cuándo llamaste?

-ayer…

-pero, en mi celular no aparecía tú número – dijo casi en un susurro

-claro que no, si veías que era mi número obviamente no ibas a responder

-pero yo no contesté, quien lo hizo fue… – se paralizó, ahora entendía la reacción de Sophía

-¿Cami?

-Sophía

-¿qué hay con ella?

-quien respondió ayer fue Sophía, no yo

-entonces…

-fue a ella a quien le hablaste

-shit… no quería que… ¿por qué contestó ella?

-eso no importa ahora, lo importante es encontrarla, ¿alguna idea de donde puede estar?

-no… honestamente no – Camilla colgó la llamada, subió a su motocicleta y se puso en marcha lo más rápido posible…

Continuará…

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