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Mi pareja me propone ser montada por su padre

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Nos habíamos trasladado a Irlanda pues una vecina de mi suegro había llamado a Paul, mi pareja, para que fuese a verlo pues se encontraba mal y como era mayor no quiso demorarlo por si luego era demasiado tarde, comprobando al llegar que habían sido algo alarmistas pues aunque estaba algo enfermo, no parecía fuese tan grave..

Me lleve una grata sorpresa pues como no conocía a mi suegro y por la edad que tenía, pensé estaría muy estropeado, ya que hacia un par que había cumplido los 80 y lo cierto es que no los aparentaba, aunque algo desmacrado y delgado por la enfermedad, aún conservaba el garbo de un apuesto galán que seguro fue en la juventud, pues era alto como Paul aunque ya no conservaba su musculatura, su pelo era ya todo blanco y algo escaso en la cabeza, aunque en su pectoral afloraba un matorral largo y sedoso que hacían de aquel cuerpo espigado algo sexy, al igual que unas pobladas cejas que destacaban en esa enjuta cara ya marcada por la edad.

Era igualmente un picaron verde, pues desde el primer momento no paro de alabar la adquisición de su hijo, refiriéndose a mí, y aunque mi ingles no era muy fluido sí que lo entendía perfectamente, incluso no necesitaba traducción los azotes cariñosos que me había dado al pasar junto a él en alguna ocasión, indicándole a Paul su hijo que tenía yo el trasero bien duro..

La primera noche Paul me hizo el amor en dos ocasiones, y como la casa era pequeña temí que mis gemidos de placer estuvieran alertado a aquel abuelo que dormía en el cuarto adjunto al nuestro, pues escuche varias veces sus tosidos e intuí que el oía las embestidas endiabladas que me estaba dando Paul.

Mis sospechas por la mañana fueron ciertas cuando desayunando nos preparó un almuerzo espectacular con huevos y beicon, diciendo que su hijo tenía que reponer fuerzas después del desgaste de la noche, preparándome a mi igualmente un te fuerte, diciéndome “nuera toma esto que te reponga que anoche mi hijo no te dejo dormir”… riendo seguidamente en plan cariñoso, a la vez que decía que pena no tener unos años menos, pues seguro le disputaba a mi hijo esta hembra tan guapa.

Al día siguiente fuimos a hablar con el doctor y nos dijo para nuestra sorpresa que padecía una enfermedad grave pero que estaba estancada y no había avanzado, si bien no sabría decir por su edad lo que duraría, pues igual pasaban dos años y seguía lo mismo que en un par de meses se aceleraba y sería más rápido.

Regresamos a casa un poco contrariada, pues Paul parecía afectado aunque el abuelo no lo aparentaba en absoluto, incluso parecía más mordaz en los temas picantes conmigo, pues no cejaba de lanzarme piropos cariñosos..

Esa noche Paul no pego ojo, y aunque intente animarlo, él estaba algo abatido, sorprendiéndome con una proposición que me lanzo dejándome casi helada, pues me dijo, si no me importaba hacer un pequeño esfuerzo y compensar a su padre con algo de sexo pues andaba ya varios años viudo y se acercaba su final y quería regalarle una noche especial que recordara los últimos días o años de su vida.

Yo al principio quede algo contrariada, pero de la forma tan cariñosamente que me lo pidió, lo cierto es que pensándolo y viendo aquel abuelo con sus peculiar picardía, no parecía tan mala idea, si bien no sabría cómo se lo tomaría el pues aun no habíamos contado con él.. y le dije que sí, que pasaría manos a la obra y lo dejara en mi cuenta.

Al día siguiente transcurrió todo con normalidad quedándome yo para acicalarle la casa un poco que estaba algo descuidada, vistiéndome algo desenfadada para la ocasión y levantar el lívido de aquel abuelo, recibiendo durante todo el día numerosos piropos e incluso alguna risilla insinuando que en la última noche no había habido nada de juegos en la cama..

Al llegar la noche Paul me dijo que como lo iba a hacer, y yo le dije no te preocupes que veras como todo va bien, me levante y me puse un camisón rojo, con numerosas transparencias no llevando nada debajo y le dije, dame un rato y luego más tarde pasas a echarme una mano, pues voy a su cuarto a ver que sucede…

Salí del nuestro toda provocativa y entre en su alcoba, dirigiéndome hacia esa enorme cama que solo tenía en ella, aquella semidesnuda figura masculina , que mirándome sorprendido se incorporó levantando su torso y mirándome me dijo con asombro,,, nuera que vas a hacer? .. Muchacha que mi hijo te va a ver o escuchar ,, para no seas loca…. Callando rápidamente cuando mi mano se posó sobre sus slip de pata para agarrar y acariciar aquel viejo bulto que andaba dormido…

Se dejó caer hacia atrás en silencio por mis caricias a la vez que mi mano se introdujo en su poblado y lacio pelo que adornaba su pectoral, cambiándole su cara rápidamente de color pues se había quedado medio pálido… Comprobé que no andaba nada mal de paquete, pues parece ser que su hijo había heredado el arma de su padre, aunque lo cierto es que necesitaba un buen trabajo para espabilar aquello pues andaba bastante flácida al igual que los colganderos pero enormes huevos que la adornaban.

Fue a decirme algo referente a su hijo, si estaba durmiendo o que, cuando le selle la boca con un enorme beso de lengua que lo hizo estremecer, a la vez que mi mano ya había sacado por completo aquel viejo pollon de dentro de los slips, masajeándola fuertemente para espabilarla.

Ahora fue el que sin miramientos paso al ataque y sus garfios fuertes y venosos se lanzaron hacia mis pechos para apretujarlos sin cuidado alguno, pues parecía había despertado un depredador sexual por la forma que los agarraba y me besaba el ahora.

Una mano paso rápidamente a mi conejo que ya supuraba algo de calor por el acoso de aquel abuelo, que de inexperto tenía poco, y tras introducir sin miramientos dos dedos dentro me giro rápidamente para lanzarse a comerlo sabiamente., dirigiéndome mi cabeza hacia su pollon semi dormido que afloraba con abundante piel cubriendo su enorme cabezón entre aquel matorral blanco.

Agarre con una mano aquella morcilla flácida y con la ayuda de mi boca baje la piel que cubría su cabeza, que sorprendentemente era lisa y brillante para su edad y porque no decirlo… muy jugosa. Pues no sabría decir si era por su textura o el momento que estaba pasando mientras su lengua jugaba dentro de mi sexo, o lo que era pero me encantaba chupar aquella vieja polla.

Estaba dando sus frutos mi comida, pues aquello estaba tomando forma, aunque no estaba con una rigidez esplendida, su enorme tamaño la hacía apetitosa y excitante y más acariciando aquellas dos colganderas y enormes bolsas que eran dignas de enmarcar.

Me corrí rápidamente en su boca y el en ingles que no entendí soltó una frase que por el tono parecía cariñosa para seguidamente volver a frotar su boca fuertemente con su nariz y todo sobre mi abierto y mojado conejo dándome un placer increíble.

Su cabezón parecía haberse llenado de sangre y ahora se mostraba más terso y lustroso, aunque su enorme pollon se mantenía rígido por mi mano, que subía y bajaba por todo lo largo de aquel viejo mástil al que apenas podía abrazar por el grosor que ya mostraba..

Me gire con cuidado pues me iba a correr otra vez con las acometidas de su boca y quería probar si aquella vieja polla follaba bien, por lo que me tumbe provocativa sobre la cama abriendo bien mis piernas y mostrándole todo el esplendor de mi conejo le dije, tómeme suegro tómeme pero con cuidado que es muy gorda…

Eso lo motivo pues agarrando aquel viejo misil con una de su manos mientras la otra se apoyaba sobre la cama para no caer sobre mí, acerco con cuidado su enorme y brillante cabeza y con sumo cuidado y algo de ayuda pues no tenía la rigidez suficiente aquella morcilla para empitonarme de una estocada, fue introduciendo centímetro a centímetro todo aquel pedazo de carne hasta sentir sus huevos y su follaje sobre mi afeitado conejo.

No sabría describir lo que sentía pues era un placer diferente a otras veces, pero era muy rico placentero y más cuando aquel enjuto y gran cuerpo comenzó a moverse armoniosamente sobre mí, ya pegado su pectoral sobre mis pechos, y sintiendo como se endurecía aquella vieja zanahoria dentro de mí, llegándome ahora otro enorme orgasmos que lo sorprendió a él tras mis gemidos y gritos de placer.. Pues me miro medio asustado sin cejar de meter y sacar su vieja escopeta.

Le agarre la cara con desesperación para besarle pues estaba disfrutando mucho, me tenía extasiada aquel abuelo, y lo que parecía iba a ser un rato de sexo rápido, se estaba convirtiendo en un polvo genial y morboso con un placer increíble.

Otro orgasmo siguió al segundo y ahora mis manos se bajaron a su trasero para agarrarlo, si bien ya no tenía la textura de un joven pues afloraba ya en el algún musculo caído, y clavándole mis dedos, le dije toda excitada, córrete dentro de mi córrete y lléname de tu jugo.

Esto lo entendió de maravilla pues acelero ahora las estocadas para dejar caer en peso muerto su cuerpo sobre el mío mientras su cintura cincelaba a ritmo de golpes secos el traspaso de líquido desde aquel viejo cuerpo al interior de mi cueva.

Su cara la puso paralela a la mía como para tomar aliento por las descargas a ráfagas que iba soltando aquella vieja escopeta mientras resoplaba y gemía por el momento tan excitante que estaba teniendo, y lo cierto es que yo estaba maravillada por aquella monta que mi suegro me estaba dando..

Sin haberse bajado de mi cuerpo y aun ensamblando recuperando la respiración y el aliento los dos, por tan grato polvo, sentimos como Paul se sentaba en la cama y riendo le dijo a su Padre,, joder papa pensé que estabas acabado ya, le hiciste gozar de lo lindo a mi mujer, le pegaste un polvo como hace tiempo no se lo daban, lo vi todo desde la puerta y la vedad es que se lo pasaron bien los dos sin mi ehhh..

Miro a su hijo estando aun sobre mí, y le dijo el mérito es de esta hembra magnifica que tienes que ha conseguido levantar al muerto este que andaba ya desde hace tiempo sin trabajar.

Vimos que Paul andaba desnudo y su rabo estaba en el máximo esplendor, su padre lo miro y le dijo, joder hijo que dureza tiene eso, como ves por el parecido eres hijo mío, riéndose rápidamente…

Se dejó caer el viejo de lado, sacando su rabo semi duro y untado aun por los jugos y crema que él había soltado, agarrando yo en ese momento los dos uno duro y otro semi, para decirle que estaba encantada de haber estado con padre e hijo tan bien dotados.

Paul acerco la mano a mi mojado conejo y restregando los dedos por la nata que su padre había depositado y que manaba sobrante hacia el exterior, los unto y me los llevo hacia mis labios para que la degustara…yo los chupe con deseo y lujuria tragando todo lo que puso a la vez que le dije, ahora quiero la tuya..

Paul agacho la cabeza y comió mi conejo todo supurante, sin prejuicio de lo que había depositado su padre y esto encendió al viejo que ahora me besaba sintiendo como su lengua se apoderaba de la mía y la arrinconaba en el interior de mi boca.

MI cadera se levantaba de placer por la sabia acometida de la boca de Paul que encendido como estaba devoraba centímetro a centímetro todo mi conejo deseosos ya de otra monta.

Se incorporó y ahora sentía como aquel dragón duro y rígido entraba con suavidad por aquel mi engrasado gazapo dándome un placer inmenso, mis gemidos eran sordos pues la boca de su padre no cejaba en acosar la mía mientras una de mis manos se había desplazado para acariciar su viejo dragón que ahora dormitaba relajado.

Paul parecía quería demostrar algo pues me acosaba con una intensidad y un ritmo frenético que hizo me afloraran mis ráfagas orgásmicas de una manera brutal, casi me sentía perdida y medio desmayada por tanto placer, cambio de postura levantando y penetrándome por detrás también y esto encendió a su viejo, que ahora me ofrecía su vieja morcilla para que volviera a chupar, y una que no es de piedra a tan buen ofrecimiento no se le podía hacer ascos, comenzando una nueva mamada que casi pone en forma otra vez aquel misil adormilado.

Tras un periodo del que no puede casi ni percibir pues lo que recibida me hacía estar absorta del tiempo y lugar, Paul me inundo con su elixir , casi a la vez que aquel abuelo afloraba nuevamente gotas por la punta de su escopeta como avisando que estaba otra vez preparado., pero una ya no estaba para más trotes y quede rendida sobre la cama sin apena ya poder pestañear , quedándome sobre ella dormida sin percibir quien sería esa noche mi acompañante, pues al despertar por la mañana ya los dos andaban despiertos y desayunando en la cocina.

Por la mañana fue agasajada por comentarios de agradecimiento de mi suegro que con cariñosos mimos me lo demostraba igualmente, riendo su hijo picaronamente al ver la situación, a la vez que le decía, claro así cualquiera no se gana a su suegro.. riendo los tres por tan cómico y perspicaz comentario.

La estancia duro una semana y si quieres les cuente como fue el duplo de la noche siguiente, pídanmelo en sus comentarios que agradecería mucho.


La blanca Rebeca

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Rebeca, mi vecina

Estaba yo super cabreado por no haber conseguido nada todavía con la sensual Rebeca, mi blanca vecina. De seguro le desagradaban los negros y si viejos, como yo, aún más, pero no estaba dispuesto a darme por vencido.

Me dispuse a hacerle una visita con cualquier excusa.

-Hola Rebeca, que tal?

Se me quedó mirando como si viera a un fantasma y me espetó un

-Qué quiere vecino?, -sin atisbo de educación.

-Pues nada, que si tenías un poco de perejil…

Me di cuenta de que ella estaba con la ropa algo mal puesta, como si se hubiera vestido deprisa. Yo no sabía que se estaba corriendo una soberana paja. Sus motivos los supe mucho después.

Se dirigió a la cocina y la seguí. Sus meneos delante de mí eran como una dedicatoria al amor salvaje y en eso estaba pensando cuando ella se puso a llorar al pararse de repente.

-Uhhhh… snif… snij uhhhh

-Pero que te pasa ricura… no llores

Me la acomodé difícilmente en el hombro pues era mucho más alta que yo, hasta llegar al saloncito donde nos sentamos en su sofá.

-Mi novio… el muy estúpido… me ha estado engañando con mi amiga Julia… ahahhh..

Rebeca era una tremenda mujerona como las modelos y sensual como las celebritis, su cuerpo era la perfección hecha mujer y sus movimientos de cualquier parte de su cuerpo eran de una calidad erótica increíble: sus manos de anuncio de televisión, sus caderas ondulantes como a cámara lenta te llevaban al suicidio si no parabas a tiempo, su boca con la sonrisa aflorando como preguntando qué viene ahora, y no digamos su lengua húmeda que la usaba siempre más tiempo fuera que dentro de su boca cosa que me hervía la sangre pues quería atrapársela en mis sueños imposibles. Su pecho, tetas, ubres, etc., inmensos, eran todo eso, toda la gama de apéndices mamarios completos con sus dos tinajas y sus dos pitorros al alcance del sediento, bueno del sediento con suerte.

Qué diríamos de sus piernas llegados a ellas, en este desagradable repaso a sus perfecciones ya que me está causando muy mal estar en todo mi viejo cuerpo y solo, pero solo una parte de mi me contradice y es la que tengo más escondida y claro, ella nunca ha visto.

Pues si, sus piernas son la ostia, digamos ya sin ningún prejuicio formal: son lo que estaríamos días, meses, años, subiendo y bajando de ellas para sentir y oler su carne fuerte, su enérgico andar, su firme estadía tanto de pie como sentada y, oh! no me lo recuerden, con la izquierda cruzada con la derecha, me gustaría estar atrapado y morir en su asfixia perfumada, pues no olvidemos que debajo de su falda el aroma de su entrepierna sería algo devastador.

Solo me resta decirles que, siendo fetichista de pies, esas dos maravillas me las reservo para mi. No puedo describirlos sin correrme y eso sería, otra vez, la rabia de todo el día. Bueno, algo les diré: sus pies son lo que querríamos tener en nuestro regazo todo el día. Pero no un día y ya está, no, todos los días, los 25 días de vacaciones sin interrupción; acariciar sus dedos, con la personalidad que tienen, tornear con la mano sus tobillos, sentir la piel endurecida pero melosa de sus suelas, besar su dedo gordo, uf!, ya no sigo, me viene, me vieneeeee.

Lo siento, no he podido evitarlo. Rebeca se había medio apoyado en mi hombro al estar sentado a su lado. Mi éxtasis por la cercanía me daba el valor para seguir sin pensar en nada, estaba como hipnotizado y no era yo. Notaba como olía mi sobaco y no parecía gustarle por lo que llegado el momento le dije

-Mira Rebeca, tu eres preciosa, una maravilla de las maravillas como mujer y no te preocupes, otro te follará…

Maldición, qué dije!… sin darme cuenta mis pensamientos se cruzaron en una absurda sopa de letras y debí coger la que más cerca tenía inconscientemente. Pero de piedra me quedé al oirla

-Usted cree don Pepe?

O me seguía o estaba en trance también. Lo averigüé enseguida. Acerqué mi cara a la suya y sin ella moverse, le agarré sus labios con mi gruesa boca y me la comí.

Madre mía! que buena estaba la chavala. A sus 26 años declarados –podría tener como 30 o poco más- su sabor era algo imposible de describirles, la textura de sus labios justos de grosor como para morderlos cariñosamente, el roce de sus dientes con mi lengua y, ya no les tengo más en ascuas, su deliciosa lengua tierna, mórbida, esponjosa, que me recordaba cuando debía estar en mi placenta todo encogido pero lamiendo el vientre de mi madre, todo aquello no era nada comparado con la exquisitez de aquella lengua que se demoró en retirar y que me supo –nunca mejor dicho- como el mejor regalo de un día cualquiera.

-Usted hace… tiem…po que me atra…e -le dejé decir en un breve intérvalo para respirar.

-Pues tu eres mi tiempo en el que vivo cada día, sin ti no estaría aquí, no pensaría, no me bañaría, no haría nada de lo que hago por que estas tu cerca.

Se lo dije sin respirar y volví al beso, ya morreo, entre una deliciosa mujer y un negro viejo y asqueroso, ese era yo.

Han pasado tres años desde aquella escena entre Rebeca y yo. Ella ahora está embarazada de nuestro segundo bebito. Parece mentira como le ha maravillado hacer un crío mulato en su vientre, no se lo explica pues creyó era como imposible. Le tuve que leer la genética para niños de la ESO y lo aceptó admirándose de haberlo conseguido.

Está muy enamorada de mi, bueno de mi o de mi miembro ya que tengo una deformidad y me alcanza tamaño y forma casi patológicos. Me requiere casi a diario para que le cumpla como pareja de hecho que somos y no me niego pues cada día me gusta más, no me cansa, no pierdo el interés en su íntima compañía, si antes estaba enamorado ahora estoy locamente enamorado pues he añadido el cuerpo a lo platónico, y eso si que es tremendo.

No saben la suerte que tengo. Me la follo de todas maneras, me la mama todo el tiempo, le doy por el culo y a cambio me bebo sus riquísimos flujos orgásmicos que me saben a elixir del paraíso. Creo que he rejuvenecido veinte años.

Además trabaja de dentista y no nos falta el dinero.

Mi mujer y el fontanero

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Me llamo Diego y siempre he desconfiado de mi mujer. Ella se llama Diana, mide 1,66 con una piel muy morena y brillante. Tiene melena morena hasta los hombros. Lo que mas me ha gustado siempre de ella es su boca (con unos labios muy sugerentes), sus pechos (de un gran tamaño y con una leve caida, pezones marrones y talla 95), pero sobre todo su culo (respingón, moreno al usar tanga en la playa y muy redondito). Aprovechando que una mañana vendría el fontanero y ella estaría sola en casa aproveché y puse dos cámaras ocultas, una en el salón y otra en la cocina.

Al día siguiente de venir el fontanero me quede asombrado de lo que ví en las cintas. Mi mujer se había duchado y debido al calor que hacía se había quedado desnuda en el salón viendo la tele. De repente suena el timbre y ella pega un salto del sillón porque seguramente no se acordaba que venía al fontanero. Veo que corre hacia la habitación y sale con lo primero que encontro en su cuarto: una minifalda que llega justo a donde comienzan sus nalgas, y la camisa de mayor escote que tiene muy transparente. No me creía que fuese a abrir la puerta de esa manera!! Cuando abre la puerta veo que los dos se quedan varios segundos mirándose el uno al otro. El fontanero era alto, y bastante guaperas, con una camisa negra que le marcaba sus brazos trabajados. Él no le quitaba ojo a mi mujer porque con las prisas que se vistió uno de los pechos estaba casi fuera de su camisa, además de transparentarse sus pezones. Cuando el chico entró veo que mi mujer se queda mirándole el culo descaradamente.

Cuando llegan a la cocina el chico le dice si puede quitar las cosas de debajo del fregadero. Cuando mi mujer se agacha flexionando las rodillas para quitar las cosas se le sube la falda dejando ver la mitad de sus nalgas, pero ella no se da cuenta. Cuando mira para atrás para preguntarle si quita también el cubo de la basura lo pilla a él tocándose su paquete por encima del pantalón. El fontanero contesta que lo quite también y se acerca para tumbarse boca arriba con la cabeza dentro del hueco. Pero antes de tumbarse se quita la camisa y mi mujer se queda asombrada con las abdominales y pectorales del fontanero. Este se mete tumbado boca arriba en el hueco debajo del fregadero y comienza a trabajar. Al cabo de unos minutos le pide a mi mujer que abra y cierre el grifo cuando el se lo diga. Mi mujer intenta hacerlo desde un lateral pero al no ser muy alta no llega al grifo, por lo que tiene que ponerse de pie encima de fontanero, poniendo una pierna a cada lado de su cuerpo. Mi mujer no para de mirar hacia abajo admirando el cuerpo del fontanero y noto en su cuerpo que empieza a excitarse con lo que estaba viendo. Pero de repente, noto como intenta cerrar las piernas al acordarse que no llevaba bragas bajo la minifalda, por lo que el fontanero estaría viendo todos sus muslos, nalgas y chocho, que poco a poco comenzaba a soltar líquidos debido al morbo de la situación.

Mi mujer seguía abriendo y cerrando el grifo admirando el torso desnudo del fontanero y sabiendo que él estaría más pendiente de el cuerpo de mi mujer que de las tuberías. La curiosidad de mi mujer le hace girar la cabeza hacia atrás, hacia el paquete del fontanero y cual es su sorpresa cuando observa que tiene la polla completamente fuera del pantalón y se está maturbando. Los ojos de mi mujer se le van a salir porque es una polla enorme y tiesa. AL despistarse mi mujer se le olvida cerras el grifo cuando el fontanero se lo dice y empieza a caer agua del fregadero al piso. Mi mujer al estar descalza resbala y cae hacia atrás, quedando su pecho encima de la barriga del fontanero y su cara delante justo de semejante polla. Mi mujer le pide disculpas y al incorporarse el fontanero tiene delante de su cara el culo de mi mujer con la falda casi totalmente subida debido a la caída. Antes de contestar nada agarra el cullo grande y redondo de mi mujer y comienza a lamerle el clitoris con movimientos de abajo hacia arriba. Mi mujer empieza a gemir y decide agarrar su polla y comienza a chupársela. Estaban haciendo un 69 en el piso de mi cocina!! Tras varios minutos mi mujer decide subirse a la polla del fontanero, de espaldas a el dejando todo su culo a la vista del fontanero para su deleite. Comienza con movimientos muy lentos para poco a poco ir acelerando y gritando sin parar. Cuando el fontanero se da cuenta que está a punto de correrse la sube encima del mueble de la cocina y la abre de patas, quedando el chocho a la altura justa de su polla. Y comienza a bombardearla con un ritmo frenético, a veces abriendo las piernas lo máximo que puede y otras veces juntando las piernas para rozar bien sus nalgas y labios vaginales con su polla. Tras unos minutos decide sacarla y bajar a mi mujer del suelo, pone su polla entre las redondas tetas de Diana y ella comienza a moverlas dándole un delicioso masaje que termina por llenarle las tetas de leche. Luego le limpia bien su polla con una mamada tremenda.

Tras ese maravilloso polvo, comen algunas cosas de la nevera mientras hablan los dos desnudos. Tras comer y hablar un rato mi mujer va al cuarto y vuelve con dos toallas. Ambos entran desnudos con las toalla al baño y lo que pasó dentro solo ellos lo saben porque no puse cámaras en ese cuarto. Lo único que se es que tardaron casi una hora en ¨bañarse” y al salir se despidieron y el fontanero su fue.

Secretos de familia

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-y que tal tu día con tu padre?

-fatal Camila , y mañana llega mi nueva hermanastra que estaba en Canadá , imagino que cosas de niñas ricas ,cosas que yo no se
-intenta llevar la fiesta en paz aimee
-tu sabes que no es nada lindo saber que estas con esa persona que destrozo a tu madre , que la engaño y nos abandono a ella y a mi
-la novia de tu padre como te trata?
- es muy guapa la señora , No se comporta antipática conmigo es demasiado melosa la trato de evitar prefiero salir y llegar a la hora de la cena ,ya quiero que mi madre llegue de su viaje quiero ir a casa
- hay nena apenas llevas unos días aún te falta muchas semanas más , en dos semanas espero visitarte en la casa de tu padre
- si por favor ven a visitarme ,estar en esta casa enorme aún no me acostumbro
- oye como te va con Alonso ? Ya salieron otra ves?
- no me a llamado , Camila tienes que hablar con tu amigo que es amigo de Alonso e investigar si le guste
-muy bien yo investigare
- te dejo tengo que bajar a cenar
- muy bien nena te quiero aimee bye
- adiós te quiero cami

Aimee colgó el teléfono y se decidió a tomar una ducha fría el calor era insoportable y su cuerpo pedía algo de frescura , llevaba unos días en la casa de su padre era muy grande con muchos cuartos una alberca y un patio enorme, la prometida de su padre era una mujer de la clase alta y tenía un buen gusto en la decoración .

Abrió el grifo de la ducha y poco a poco se fue quitando su vestido imaginado como sería su primera vez ,se metió en la ducha dejando que el agua fría tocara su suave piel mientras ella se frotaba su cuerpo con sus manos fantaseando en que la tocarán , con 18 años y recién graduada de la preparatoria seguía siendo virgen y su cuerpo ardía quería empezar ya su vida sexual , cerro el grifo antes que su manoseo la llevara a masturbarse salió del baño y se dirigió a su guardarropa escogió algo cómodo y se decidió bajar a cenar donde ya todos estaban sentados esperándola

- buenas noches – saludo aimee a su padre y a su futura madrastra
- hola mi amor , como te fue en tu día ? Ya me dijo Aída que no te fuiste toda la tarde de paseo
- si es que no me gusta estar encerrada todo el día aquí mientras tu no estas en casa
- bueno si , pero hay que trabajar

La plática se tornó muy simple ,era la primera ves que se quedaba en esa casa y que podía tomarse el tiempo para conocer a su futura madrastra

– ale ya te hablo ? – pregunto un poco cauteloso sin querer iniciar una discusión
- si ya me llamo mama , la extraño mucho pero es trabajo y espero que le valla muy bien pues queremos que nuestra marca sea nacional
-tu madre a triunfado junto contigo me alegro tanto que me permitiera estar estas semanas contigo mientras ella viaja , ella es una buena madre estoy orgulloso – claro ella no se olvidó de mi por 2 años , ni me dejo sola ni solo me mandaba cheques con dinero para justificar su falta hacia su propia hija pensó amargamente aimee

Aimee se convirtió en una persona muy tímida y a la ves fuerte su madre Alejandra y ella por dos años sufrieron carencias pues ella antes de que su padre Erick las dejara Alejandra solo se dedicaba a su hija y a la casa y Erick era el proveedor el hombre , en ese tiempo el abuelo de aimee había muerto dejando a Alejandra en un estado depresivo en una mujer triste sin ganas de nada sufría la pérdida y Erick no soporto eso quería una mujer completa se busco una amante y las abandono por una mujer bastante adinerada ,dos años después Erick recordó que tenía una hija y le empezó a mandar cheques de la pensión alimentaria haciendo que su situación económica de estar en clase baja a ser clase media que fue un alivio pues aimee veía como su mama se desgastaba para llevar comida a la mesa y odiaba eso , Alejandra al ver el cambio en su economía quiso salir adelante poniendo una marca de ropa que tubo mucho éxito y ahora tiene muchas sucursales por toda la ciudad y próximamente en la espera de que sea en todo el país su economía no es tan buena pero el negocio sigue creciendo y a pesar que Erick tiene mucho dinero por su prometida no cuentan con el para nada

-aimee, hija , mañana pasaremos por Cristina no quieres acompañarnos?
- no gracias papa quiero terminar de preparar unos bosquejos de la nueva colección de trajes de baño para verano

La cena término si más complicaciones aimee subió a su habitación se quitó la ropa y se metió a la cama .

En la mañana siguiente aimee escucho mucho alboroto en la plata baja se puso una bata y bajo a ver que pasaba . Había una mujer alta con una envidiable figura curvilínea su piel era muy blanca y tenía algunas pecas su cabello era ni corto ni largo de color rojo que no dejo duda que era la hija de su futura madrastra , su rostro era perfecto y aparentaba ser una persona dura pero sus ojos la fascinaron eran de un gris precioso aimee quiso reprimir la idea de sentirse celosa de su futura hermanastra pues ella también era muy hermosa al contrario que su hermanastra ella era bajita , delgada , de piel apiñonada ,su melena larga y castaña y unos ojos verdes como una primavera

- escucha solo fue una aventura ,no me busques – cristi discutía por teléfono bastante fastidiada , aimee subió a su dormitorio sin hacer mucho ruido ,Cristi era bastante energética

Una vez en su habitación aimee se metió en la ducha con sus pensamientos hechos un lío ,se puso un vestido con unas sandalias un sencillo peinado y poco maquillaje resaltando sus hermosas facciones , decidida a salir de esa casa bajo las elegantes escaleras y se caminó directo a la puerta de la salida cuñado una voz detuvo su partida fugaz

-quien eres? – dijo una voz a la espalda de aimee
- soy la hija de Erick- logro atinar dándose la vuelta para confirmar que era cristi
- oh ya recuerdo la niña podré que a mi madre no le quedo más opción que mandarles dinero pues vivían en una gran miseria , no les daba vergüenza ser una carga ? – chispeaba fuego de los ojos y lo dijo con un tono demasiado hiriente
– como te atreves ? – no daba crédito a lo que escuchaba ¿una carga? Su padre las abandono por Aída
-que te quede claro que no te quedarás con ninguna acción de la empresa de eso me encargo yo , crees que no se qué tu padre y tu familia planean darse de una buena vida a costa de mi familia , del dinero que mi padre tanto trabajo ,no nena si es así te destrozare – aimee estaba tan aturdida sus palabras no las comprendía aún abrió la puerta de golpe y salió con el cuerpo temblando de tantas emociones que mierda estaba pasando ? No comprendía nada

Carta a mi amo (relato real)

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Hola amo.

Pues eso es lo que hay. Como dicen que vale más una imagen que mil palabras te envío 3 vídeos de diferentes estilos o niveles para que compruebes que un amo puede disfrutar de su putita bastante más que recibiendo una mamada rápida.

Cuando te pido que seas mi amo (aunque sea en secreto y “jugando”, pero DE VERDAD) es porque tras probar de todo he visto que cuando más disfruto y más a gusto estoy es cuando estoy demostrándote obediencia. No espero que lo entiendas pero no te imaginas hasta qué punto me excita imaginarte dándome órdenes de verdad, convencido de que las voy a obedecer porque lo que más me excita del mundo es la cara de vicio y de chiste que pones cuando me tienes de rodillas y a tus órdenes. Me gusta sentirme tu esclavo, me gusta saber que en cualquier momento del dia o de la noche puedo tener que ir a donde sea me apetezca o no para abrir la boca simplemente porque te apetezca una mamada y no tengas a Laura a mano, y me gustaría un montón que te mentalizaras de que “una boca es una boca” y de que la mía la puedes educar para que te haga lo que te apetezca exactamente de la manera que más te guste, sin cortarte ni un pelo… y de eso van los vídeos.

En el primero el amo educa a su puta para que no pueda usar las manos sencillamente poniéndole la cabeza contra la pared y clavándosela hasta donde quiere y el tiempo que quiere sin hacer caso de las quejas de la sumisa: cuanto más usa las manos ella para evitar la polla más duro la folla (como tiene que ser, para eso es el amo).

(enlace)

En el segundo ya le ha enseñado a no poner las manos, pero para seguir educándola agarra la cabeza de su putita y la empuja contra su polla todo lo fuerte que le gusta sin importarle si la zorrita disfruta o no de la mamada: su obligación es aguantar la follada salvaje, obedecer y punto, y eso lo ha aprendido de tal manera que aunque escuchas como se queja, en cuanto le suelta la cabeza ella corre a lamer los huevos y la polla de su amo para demostrarle respeto hasta que éste decide metersela otra vez de golpe, así ella no deja de darle gusto ni un sólo segundo de la mamada (no se vaya a enfadar el amo y la folle más fuerte)-

(enlace)

En este ves como la putita está completamente educada: sabe cual es su obligación así es que se arrodilla obedientemente ante su dueño y sin necesidad de decirle nada empieza a mamar exactamente tal y como su amo desea, hasta tal punto que éste se puede quedar completamente quieto limitándose a disfrutar de la boca de su esclava sin hacer ningún esfuerzo (y la tipa se pega mamando nada menos que 20 miutos: imaginate en el sitio del tipo, qué gusto, jejeje)-

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Pues esas cosas (y más) son las que puedes hacer para educarme: Yo me muero de ganas de sentir cómo me sometes a tu gusto y de tener que aprender a hacer exactamente lo que me digas. Me gusta, tio, y estoy deseando sentirme como ellas ante ti. Te pido por favor que a partir de ahora, cuando me uses, me hagas sentir exactamente así, humillado, sometido, a tus órdenes y de tu propiedad. Yo haré todo lo que me ordenes y si no lo hago bien tienes total permiso para castigarme a tu antojo. Si lo haces me haré a la idea de que me estás enseñando para que te sirva mejor la próxima vez y te estaré muy agradecido de que me des la oportunidad de aprender a servirte porque me muero de ganas (en serio) de hacerlo de verdad.

Te lo pido por favor, amo: a partir de ahora enséñame siendo duro conmigo . Decídete a soltarte, a tomar el mando, y edúcame para que me convierta en una buena puta sumisa dispuesta siempre a servirte.

Si lo haces fliparás de gusto (aviso).

Beso tu polla.

Hacer el amor en una noche de tormenta

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Era una noche de agosto. Ellas estaban solas en aquella casa de paredes débiles y acústica fuerte. Ambas se deseaban, ambas se morían de ganas de estar juntas, pero esperaban a que llegara el momento exacto para poder hacerlo. ¿Que esperaban? a que el clima les favoreciera. a lo lejos, por la ventana, se podían ver las nubes acercare… las tan esperadas nubes de tormenta. Por mientras, ellas solo se miraban generando en aquella habitación más electricidad de la que venia con aquella lluvia. Sentadas la una frente a la otra, no tuvieron que esperar mucho para que el momento llegara, pues el viento estaba a su favor esa noche. Pronto se comenzó a escuchar la lluvia golpear las ventanas y los ductos, como si quisiera entrar a apagar el fuego que estaba por comenzar en aquel cuarto. Cada vez el sonido se iba incrementando, y la distancia entre ellas disminuyendo. al lado de la enorme cama había una ventana por donde se podía ver la lluvia lavando la calle; a momentos, toda la habitación se veía iluminada por los relámpagos, eso les permitía ver la mirada de deseo de la otra. Ana podía contemplar los ojos ardientes de katherine y esa chispa de lujuria, y kate observaba a Ana morderse los labios, esperando a que esos dientes fueran sustituidos por los por los de ella. katherine se acercó a Ana y le acarició el brazo, pasó su mano por sus pechos y llegó hasta su abdomen; como di deseara memorizar cada centímetro de su piel. Al sentir esto, la afectada solo se estremecía ante aquellas caricias, que le dieron luz verde para lanzarse a los labios de su atacante y devorarla a besos. Juntaron sus labios, sus lenguas y sus cuerpos al ritmo de las gotas que golpeaban el cristal y de los truenos que les sacudían hasta la más pequeña fibra.

Los besos se fueron volviendo más y más apasionados hasta que sus manos no se pudieron mantener quietas por más tiempo y se recorrieron completamente. Ana le besaba los pechos a kate, los lamia, succionaba, besaba, mordía y en general… degustada; mientras una de sus manos se aventuraba hacia la húmeda entrepierna de la ya temblorosa mujer. Primero deslizó sus dedos por toda aquella línea tan tentadora, luego los fue introduciendo poco a poco hasta dar con ese punto de máximo placer llamado clítoris y lo atacó sin la menor contemplación. Lo frotaba en círculos y de arriba a abajo, cambiando el ritmo de rápido a lento para hacerle perder la cabeza. Con la otra mano la sostenía por la cintura y la apretaba hacia su cuerpo para sentir el contacto de piel contra piel. y cuando katherine estaba a punto de explotar de placer, Ana introdujo dos dedos dentro de ella, valiéndose de su humedad, y unos momentos más tarde el interior de la mujer se los estrujó, demostrándole así que había llegado al orgasmo… el primero de muchos. Ana la tumbó en la cama y la acomodó sobre las almohadas para que estuviera lo más cómoda posible. y una vez que logro su cometido, se sentó sobre ella con las piernas abiertas, colocó dos de sus dedos a la altura de su pelvis, y la empezó a penetrar mientras la embestía con sensuales movimientos de caderas.

La imagen que kate recibía era la de aquella mujer desnuda, dándole placer y siendo tenuemente iluminada por la luz azulada de los relámpagos. Los gemidos no tardaron en llegar y parecía que competían en intensidad de sonido con la lluvia y los truenos; y ese último, el que le avisó a Ana de que su trabajo había concluido, parece que ganó.

Una parejita encantadora

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Joder, los tacones me matan hoy especialmente. Odio las calles empedradas, qué queréis, soy moderna. Y muy auténtica.
A ver, número 7, este es. Menos mal, diosito, creí que no llegaba entre aparcar y buscar el portal. Aunque curiosamente a pesar de todo estoy cachonda. Vaya.
Desde que hablé con el chico esta mañana me dio buen rollo y se me puso dura. Nunca lo han hecho con un travesti. A mi me gusta decir una travesti porque yo, a pesar del rabo que me gasto, soy una muñecaza total y lo mío me han costado el pedazo de tetas que veis. Mmmmm…eso sí, les saco un provecho que si lo sé me lo hago antes.

Me abren, subo, tercer piso, la puerta abierta, ¿hola?, ¿paso?, siiii!! Se oye desde el fondo. Joder, me meo toda. No hay nadie en el salón. ¿Puedo pasar al baño? Detrás de una puerta entreabierta una voz femenina me dice que sí, que entre, que tranquila.

Paso, buenaaaaas, ella está sentada en el váter con las bragas bajadas y me sonríe. Se levanta, se seca y me saluda estudiándome de arriba abajo. Qué guapa eres. Le vas a encantar. Todo sin dejar de sonreír.
Soy delgada, alta, castaña con el pelo largo y flequillo. Hoy llevo una diadema ancha verde. A juego con el vestido ceñido de escote en pico. Voy total con mis taconazos rojos, el mismo tono del sillón que he visto entrando en el salón. Muy Almodóvar todo. Me gusta. Estoy excitada, mucho.

Ella baja la tapa del váter, se sienta encima y me mira el paquete. Yo me subo el vestido y bajo el tanga, me la saco con la intención de orinar, claro. Pero ella no se aparta y se empieza a relamer. Coño, tengo una erección. ¿Te la puedo chupar un poquito? Es enorme, uffff, qué rica, anda, sólo un poquito…
Es sexy la nena, me gusta, las tías me ponen sólo cuando son muy guarras. Entonces sí. Con las cortadas se me corta el rollo. Y esta es muy pero que muy cachonda. Esto promete. Me pregunto dónde estará el novio.
Me acerco y me cuenta mientras me la coge que soy su regalo de cumpleaños y que me van a disfrutar los dos. Que les pone muchísimo unas tetas con rabo en el mismo cuerpo. Pues felicidades guapísima, todo para ti… y para tu chico también, vaya, vaya, me digo a mi misma…

Antes de metérsela en la boca la chupa bien chupada. Se toca. También lleva un vestidito, el suyo de tirantes amarillo. Nos veo en el espejo del baño y me pongo muy burra. Se oyen pasos por el pasillo.
Cariño… ¿dónde estáis? Se oye a un chico. Aquí, mi vida, ven al baño, y me vuelve a sonreir con mi polla en la boca y una cara de zorra que hace que me ría yo también. Él abre la puerta y nos mira con asombro, joder nena, eres lo peor, jajajjaja… instintivamente se toca. Va en pantalón de pijama, blanco con rayitas y enseguida se le nota el bulto. Tiene un buen pollón, parece. Y es guapo. Joder, qué escena. Me muero del gusto. La nena me la come como si le fuera la vida en ello y se sigue tocando. Ya se ha bajado las braguitas para hacerlo mejor. Mira, cariño, ¿a que es guapa? Le dice. Mucho, joder, contesta él mientras se saca el rabo y se lo menea duro como una piedra. Pero qué puta eres corazón, y la mira sonriendo y tragando saliva. Desencajado se acerca un poco.

¿Sabes que se está meando, cielo? Suelta ella. ¿Sí? Pues méanos, ¿lo harías?

He estado con alguna parejita pero nunca me han pedido esto, pienso. Estoy tan caliente que creo que haría lo que me pidieran. Claro que sí, ¿dónde? Ahí en la ducha. Es de plato y grande. Ella se levanta y se saca el vestido. Está muy rica, es menuda pero con cuerpazo. Tiene unas tetitas duras, dan ganas de chuparlas. Se mete a la ducha. Él está al lado mío tocándome el culo por debajo del vestido, jadeando y con cara de perro salido. Le cojo la polla tiesa y la muevo. Qué ganas teníamos de follar con alguien como tú, me dice. Y me toca las tetas por dentro del escote. Tengo los pezones como piedras.

La nena se ha sentado en el suelo de la ducha y nos dice que Ya, que venga, y se toquetea y se mete el dedito. Y saca la lengua y abre la boca. Me giro hacia ella y empiezo a mearle la cara, él me sujeta la polla a la vez que su mano me toca el culo y los huevos por debajo. Ella está caliente como una perra y la empapo. Se vuelve loca. Le meo la boca, las tetas, el coño. Su novio me dirige como puede porque parece que se va a correr de un momento a otro. Me para un poco la mano con la que le muevo el pollón. Qué rico tiene que estar, mmmm, pienso que me lo voy a comer ahora con su novia, las dos a la vez, luego quizás me folle, espero que sí. Están muy buenos los dos. Qué suerte he tenido. Y que encima me paguen por esto. Me encanta mi vida, la verdad. Me ha costado pero se me está arreglando todo a polvos, a polvazos…
Y qué cerda es ella. Acabo de mearla y se pone de rodillas a chupármela. Y él sigue tocando, ahora me empieza a meter el dedo por el culo y a sobarme las tetas. Joder, qué rico, qué vicio… En el espejo los tres coordinados y cachondísimos…

Cariño, lávate, te esperamos en el sillón, le dice él mientras me lleva de la mano fuera del baño. Ella le guiña un ojo y nos tira un beso. Esperadme que no tardo nada.

En el sillón rojo me siento y, como yo esperaba él se pone delante de mi con la polla dura tocando mi boca. Mientras se la como me baja el vestido por los hombros y saca definitivamente las tetas. Qué pollón tiene, y qué bien sabe. Me lo trago una y otra vez. Me agarra el pelo y me mueve. Ella sale del baño . Ufff, yo también quiero. Se sienta a mi lado y empezamos las dos a jugar con las lenguas. Yo por arriba, ella por abajo, y al revés. Mmmmm, qué bueno, cariño, estás disfrutando, ehhh, mira cómo la tienes, te va a reventar, qué rica, mi amor, ¿así te gusta?¿así las dos?

Él no puede ni hablar. Se retira porque está muy acelerado. Se apoya en la mesa enfrente y nos deja con la boca abierta. Quiero que le metas la lengua en el culito a la nena, me ordena. Ella se pone a cuatro patas encantada enseñándome todo el agujerito y yo le hago una comida de puta madre por la que ella me había hecho a mi en el lavabo. Le abro las piernas y le toco el coño y le chupo todo lo mojado que está. Se retuerce. Tengo la lengua enorme, como mi rabo, y cuando se la meto en el chochito empieza a chillar de gusto.
Fóllatela, dice él, levantándose y poniéndose detrás de mi. Le meto el rabazo por detrás y él hace lo mismo conmigo. Por favor, qué gustazo. Estoy en medio de los dos, con el vestido en la cintura y a punto de correrme como una loba en celo. Los tres gemimos y nos movemos a la vez. Cuando ya no puede más saca el rabo de mi culo y se pone delante de ella. Cómetela toda, pero qué cerda eres, cariño, te quiero. Y le da con la pollita en la cara.
Ven, guapa, ponte aquí delante, me mira invitándome a salirme de la nena.

Vamos a llenarle la carita de leche, le encanta. Anoche follamos pensando en esto, ¿sabes? Y empieza a tocarse rápido, yo también. Nos corremos a la vez en la boca de aquella zorra deliciosa. Nos chupa hasta no poder más. Con las dos pollas en las manos, incansable, respirando fuerte.
Él la sube, Qué buena eres, nena, túmbate y ábrete de piernas, enséñale el coño a papá…
Yo me siento en una silla y me quedo mirando. Embobada. Cómo me pone que nos mires, no te muevas, dice ella como puede. Y él se entierra en el charcazo de vulva que tiene delante hasta que la nenita se corre en su cara y él se restriega mientras se empalma otra vez… Ella suspira, recuperándose poco a poco, Adoro ser tu zorra, le susurra a la vez que lo besa largo y profundo. Me miran y un gracias les sale a los dos al mismo tiempo. Nos reímos los tres. Yo no sé cual de los dos me gusta más. Esa noche me hago una paja pensando en ellos… y los días siguientes también… y esperando que me vuelvan a llamar estoy…

Carol Truco

Más relatos cachondos en mi blog personal: http://relatostruco.blogspot.mx/

El despertar y entrenamiento de Carolina

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Todos los relatos son producto de la imaginación y no tienen otra función más allá de entretener.

Inspirado en los relatos, novelas y demás material propio de relatos eróticos y BDSM.

Aunque no negaré que me gustaría que de cierta manera, se hiciese realidad.

Agosto 1

Espero que ella llegue en su coche justo en la misma esquina donde nos encontramos la vez que nos conocimos. Los nervios están presentes pero esa primera cita ha sido fundamental para confiar en ella y que ella confíe en mi.

Hoy me llevará a su casa, tiene todo listo para empezar esta experiencia y que mejor, que de la mano de una chica como ella.

Yo 25, ella… digamos que entre 30 y 60, sí puedo asegurar que es muy atractiva, madura, con experiencia, mucha imaginación y con cierta fascinación hacia chicos y chicas más jóvenes que ella, si tienen aspecto de osito de peluche, mucho mejor. Al menos eso fue lo que me dijo en nuestro primer encuentro.

Llega en su coche, su atuendo tan veraniego la ayuda a resaltar sus curvas, la obra maestra que es su cuerpo, luce mucho mejor en verano.

Vestido azul, con un escote que deja mucho a la imaginación ya que limita en el punto exacto donde la vista se queda con el deseo de ver un poco más allá. El vestido cubre tres dedos más abajo del culo y sus largas y perfectas piernas, levantan sus 170 cm, sobre unos tacones de color rojo de charol proporcionando 10 cm a su escultural figura.

Es blanca y de pelo castaño aunque por efecto del sol, puede verse en tonos rojizos y cubre la mitad de su espalda enmarcando su imagen de mujer atractiva, sofisticada y con clase.

Se acerca a mí, me da los dos besos de protocolo y me invita que entre al coche con ella.

Dentro, me da un antifaz para cubrir mis ojos. No quiere que conozca y aprenda el camino a casa y aunque esto me hace estar alerta, cuando pone su mano sobre mi rodilla y me dice al oído: -“Tranquila cielo, todo está bien y gracias por confiar en mí.”

Enciende el coche y nos dirigimos a su casa. Después de unos 40 minutos, llegamos. Me dice que puedo quitarme lo que cubre mis ojos y puedo ver su casa. Un Chalet, quizá de unos 200 o 300 metros cuadrados. Conforme entramos, puedo ver una piscina, un pequeño jardín y las mesas y sillas típicas para tomar un aperitivo disfrutando del clima en verano.

Abre la puerta y justo antes de entrar me mira fijamente, puedo ver autoridad en su mirada pero dulzura y tranquilidad en su sonrisa.

“A partir de hoy, empezará nuestro juego, nuestra aventura. No eres la primera zorrita que entra a mi casa pero si serás la primera de tu tipo con la que pueda experimentar esta fantasía. Jamás lo he hecho con alguien como tú pero creo que ambos queremos que esto sea divertido y significativo. En este bolso, dejarás toda tu ropa y entrarás desnuda a casa y cuando cruces la puerta serás… ¿quién serás? ¿Carolina?, ¿Mónica?, ¿angélica? Los tres nombres me gustan para ti.” -Al decir esto, su cara mostró una expresión de niña pequeña que quiere todos los caramelos pero sabe que solo puede comerse uno.- -Sabes que para mí el nombre de Carolina es: erótico, elegante, dulce; puede ser tanto de princesa como de putón pero a ti te gustan los otros dos así que podemos combinarlos dos de ellos para que no parezca nombre de protagonista de culebrón. – Los dos nos echamos a reír y decidimos que Mónica Carolina sería el nombre completo, así ambas estaríamos conformes.

Hice exactamente lo que me dijo. Me desnudé y con vergüenza que ella me mirase, con mi cuerpo expuesto fuera de casa aunque dentro de su chalet; Me despojé de todo y con esa risa de pasar un apuro muy grande, me cogió de la mano y me invitó a entrar, dejando el bolso justo al lado de la puerta.

-“Cuando termine tu entrenamiento, podrás coger tu bolso nuevamente aunque sinceramente te digo que no creo que quieras hacerlo.” -Terminó esta frase y me miró como si mirara a un gatito indefenso. Deslizó lentamente su lengua por sus labios como saboreando lo que en su mente ya se imaginaba.

Nos sentamos en el sillón. Ella sin soltarme de la mano, podía percibir como temblaba por los nervios pero su mirada, su sonrisa y como me hablaba, ayudaba a relajarme.

-“Mónica o Carol, ¡me encanta! ¡No puedes imaginarte el morbo que me da, el tener la oportunidad de moldear como una artista, a alguien como tú! Muchas que han entrado por esa puerta, saben lo que quieren ser, ya lo han experimentado antes pero la diferencia es que tú tienes a una chica dentro de ti, y esa chica puede ser todo lo que quiera ser porque nunca ha visto la luz. ¡Puede ser una princesa!, ¡puede ser una puta!, ¡una adolescente de colegio!, ¡toda una ejecutiva! Gracias por querer jugar conmigo este juego y sé que nos vamos a divertir mucho.”

Me besó en la mejilla y solo pude decirle: -Gracias.

-“Bien. Primero debemos depilarte cielo, dejar tu piel como el culo de un bebé. Después te maquillaré y te enseñaré a hacerlo. Dependiendo del maquillaje junto con la ropa, será el aspecto que mostrarás a los demás. He pensado maquillarte de tal forma que tengas la apariencia de una chica adolescente, como esa chica de 17 o 18 años que va a la fiesta de graduación con el deseo de ser desvirgada y tener la mejor noche de su vida.”

Mientras hablaba, yo la miraba fijamente, con atención y devoción. Imaginaba el atuendo que quería para mí y lo deseaba, deseaba mirarme así y tener esa primera vez con ella porque realmente, quería estar con ella.

Antes de entrar al baño, sacó de su bolso un spray y lo apuntó hacia mi sexo. Antes de poder hablar y preguntar qué era lo que hacía me miró y con toda ternura cogió mi sexo y me dijo. -“tranquila. Es solo algo para evitar que te empalmes, su efecto es de 24 horas y es para que vivas otra forma de tener placer.

Entramos al baño, empezamos con la depilación y no podía ser de otra forma que con cera caliente y mucho dolor. Ha sido una de las experiencias más dolorosas de mi vida y poco a poco iba comprendiendo a todo lo que las mujeres se ven sometidas por cumplir determinados cánones de belleza. Además de lo admirable que resulta para mí el tener que vivir los dolores, las molestias derivadas de la regla y lo que significa un parto y el riesgo para la vida de una mujer, seguir los parámetros de belleza también es parte de esa lista de cosas propias de vivir por parte de las chicas y admiro su resistencia.

Al terminar de depilarme, la crema que retarda el crecimiento del bello y la crema para hidratar y calmar mi piel, me cubrían en cantidades industriales. El depilar mi sexo y el culo, fue lo más complicado y lento que hicimos ya que tenía miedo de sufrir un dolor mayor.

Después de esto me duché. El agua sobre mi piel ayudaba a calmar el escozor que sentía y sabía que poco a poco todo esto, tendría su recompensa.

Salí de la ducha y caminé hasta la habitación destinada para mí mientras estuviese en su casa.

Frente a un gran espejo, estaba una mesa con todo el equipo de maquillaje, dos sillas, una frente a la otra, toda la ropa para esa noche y ella esperándome.

-“Bien Carolina, ¿lista para la siguiente fase? Ahora vamos a mirar, los colores que mejor se ajustan para el look que quiero para esta noche. Creo que los tonos pastel, se verán muy bien.

Las mejillas, los ojos y los labios, todo en color rosa, nada exagerado, solo lo suficiente para acentuar los rasgos femeninos y ocultar imperfecciones.” -Mientras realizaba su labor, me deleitaba mirando el esfuerzo y lo divertida que se la veía. -“¡Pero qué guapa estás quedando Mónica!” Esta noche serás todo un bombón, y un bombón que solo yo podré comer.”

Finalmente me ayudó a pintarme las uñas, de color rosa y con puntitos morados sobre la misma. Lo mismo hizo con las de los pies y la imagen que veíamos en el espejo era la de toda una chica, exceptuando mi entrepierna, todo lo demás era de esa chica deseando salir, finalmente, Carolina salía al mundo y lo hacía con estilo.

-“Ahora, de todo lo que compramos la semana pasada, creo que lo más adecuado para esta noche, es lo que está en la cama, Iré a la cocina para ver si está lista la cena. Deseo mirar el resultado final Mónica y que cenemos juntas. Por cierto. En la mesa está un collar, una pulsera y un anillo, quiero que los uses esta noche, tendrán un significado especial.” -Me dio un beso en la mejilla y salió de la habitación.

Mirar toda la ropa en la cama, fue como un regalo para mí, había encontrado a una chica que en vez de pensar que era yo una persona enferma, también veía divertido mi fetiche, mi fantasía y solo deseaba estar a la altura de las circunstancias.

Primero cogí las braguitas. Eran de color rosa, de satén con un lacito al frente que se alineaba con mi ombligo, tenían encaje negro tanto en la cintura como en la entrepierna.

Unas medias de color rosa, acorde con las bragas, que se sujetaban con un liguero muy sexi. Me encantaba que toda la ropa dispuesta para mí, era sexi pero sin ser vulgar, solo una nena, una chica adolescente revivía en mis carnes, con buen gusto y mucho rosa en su estilo. Después cogí un par de tetas justo de la misma medida que las de ella, 95 d. estas tetas estaban unidas por un elástico el cual las sujetaba y ajustaba a mi cuerpo y en su base, se veían dos tenazas de goma, que estaban a la altura de mis pezones. La textura al tacto de esas tetas, era casi como de piel de verdad. Los pezones eran perfectos, redondos, semiesféricos no cónicos como los he visto en algunas chicas, parecían como dos cerezas coronando esas tetas que eran mías y solo mías.

El elástico las ajustaba perfectamente y podía respirar sin dificultad pero ellas seguían en su sitio.

Después cogí el sujetador; Rosa con encaje negro y un lacito rojo entre las tetas, el conjunto perfecto que conjugaba, la parte inocente y la parte de zorra que quería salir.

Antes de ponerme el vestido, me miré al espejo, La imagen que tenía ante mí, me sorprendía pero algo faltaba, algo no me brindaba esa imagen de Mónica Carolina como yo quería.

Cogí el vestido. Era rosa de seda con un escote en pico donde casi podía verse parte del sujetador. Prácticamente toda la espalda estaba al descubierto y la falda era tan corta que de tenerlos, podrían verse los labios del coño.

Por último cogí la peluca rubia de pelo liso que llegaba a media espalda. Llevé mi mano hasta la mesa y cogí las tres cosas que me indicó que me pusiera esta noche. El collar, el anillo y la pulsera. Los tres eran de plata y tenían como adorno, una mariposa.

Los zapatos eran de color rosa y dejaban al descubierto mis dedos y al igual que lo anterior, tenían una mariposa en la punta por encima de los dedos.

Me miré de nuevo en el espejo y ahora si podía ver a Carolina, sí podía mirar a esa chica que deseaba conocer el mundo, mirarlo con sus ojos y que el mundo la mirase. No debía llorar porque se estropearía el maquillaje pero una ola de emociones cruzaba mi cuerpo.

Visualmente, la imagen me cautivaba, sentir el roce de las braguitas en mi sexo y en mi culo, sentir como me levantaba del suelo por los 10 cm de los tacones, caminar y sentir el roce de la falda tan ajustada y como ascendía sobre mis muslos provocando que se vieran mis braguitas al menor descuido. Sentir sobre mi pecho el peso y volumen de esas tetas que no paraba de tocarlas, de imaginar cómo tocaría las tetas de ella, como se acariciarían entre ellas durante toda la noche. Mis ojos, mi piel, mis manos, todo era de Carolina, ella estaba aquí y yo era y soy a partir de este momento, La chica que deseaba conocer.

-“¿estás lista cielo?” -Escuché su voz desde el salón que me llamaba. Debía salir y que alguien además de mí, me mirara y me diera su opinión. Salí de la habitación; el golpe de cada tacón sobre el suelo, marcaba el ritmo de mi andar. Caminaba con lentitud, no estaba acostumbrada a los tacones así que preferí ir lento y no quedar en ridículo además, incrementaba la incertidumbre.

Cuando llegué al salón, nuestras miradas se cruzaron, yo me perdía en su imagen y ella en la mía, su vestido negro palabra de honor, era todo un poema y no deseaba otra cosa más que perderme en su escote, fundirme en su cuerpo y entregarme totalmente a ella.

Caminó hasta mí, su sonrisa brillaba, sus ojos estaban tan abiertos como los míos y solo pudimos decir al mismo tiempo. –“¡Estás fantástica!”

-Me besó, sus labios dulces, suaves, se unían a los míos en un beso tierno, lento, donde el mundo de las dos, se transformaba en uno solo y el tiempo se detenía para contemplarnos.

El beso terminó y cogiéndome de la mano, nos acercamos a la mesa. Dos platos con pasta al más puro estilo italiano, un elegante mantel, la botella de vino sobre la mesa, las velas dando el toque romántico y su rostro, eran el cuadro perfecto que, ni el mejor artista de la historia, podría crear.

-“Espero que te guste, a las dos nos gusta la comida italiana pero el vino si es español, es catalán, como te gusta.” -Había pensado en esos detalles y tenía presente las cosas que a mí me gustaban, tanto las que coincidían con sus gustos y las que no.

Después de lo que me dijo, agradecí todo lo que estaba haciendo por mí.

-Cielo, quiero que sepas, que disfruto mucho de tu compañía, Gracias por permitirme ser Carolina a tu lado. Eres hermosa pero con ese vestido negro, tu belleza resalta aún más y la cena está deliciosa. -Gracias.

-Me acerqué para besarla y mi pecho izquierdo tocó la botella de vino que se movió de un lado a otro pero afortunadamente evité la posible caída de la mesa. Ambas reímos por la escena y nos besamos.

Solo pude tomar una copa, no quería estar mareada el resto de la noche, mi cuerpo tiene poca resistencia al alcohol y quería estar dispuesta para ella en todo momento.

La cena terminó con una deliciosa tarta de chocolate que despertó el deseo y el juego entre nosotras.

-“¿Vamos al sillón?” -Me preguntó y yo afirmé con la cabeza. Cogidas de la mano nos sentamos y cada una, posó su mano en la pierna de la otra.

-“¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?” -bien. Más tranquila, feliz, es todo un mar de sensaciones, me encanta estar contigo y poder ser yo, sin miedo, sin prejuicios, solo tú y yo. –“Si te soy sincera Carol, también tenía temores y nervios pensando que esto no podría funcionar pero creo que todo está resultando muy placentero para las dos. ¿Qué opinas de todo lo que encontraste en la cama?” -Lo que más me mola, son las tetas, ¡son geniales! Aunque ningunas como las tuyas. –“¿te gustan mis tetas pillina?” –Sí. –“a mí también me gustan jeje.

-“Mónica, ¿quieres otra copa de vino?” -No, no podría, mi cuerpo no tolera el alcohol y no quiero estar mareada y torpe contigo esta noche, mira mi mano, no puedo moverla con rapidez. El vino es muy fuerte. –“No Carolina, no debes preocuparte por nada, me encanta esa carita tierna que tienes y el alcohol ha acentuado ese gesto inocente que me cautivó de ti.”

Nos besamos y sus manos se posaron en mi cuello. Al acariciarme detonó en mi cuerpo una corriente, una chispa de energía que puso alerta todos mis sentidos, esto había dado inicio y no había marcha atrás.

Una de sus manos, bajó hasta mis muslos y explorando en mi vértice, llegó a mi sexo, lo acarició un poco pero ese roce, fue suficiente para que las primeras señales de excitación y de humedad, se mostraran ante lo que estaba pasando.

-“Caro, te estás mojando, ¿te gusta lo que te hago verdad?” -Me encanta lo que haces.

-También llevé mi mano a su entrepierna y con la otra, acariciaba sus tetas por encima del vestido. Mis dedos dibujaban círculos alrededor de sus pezones y comprobé que no tenía sujetador; tan firmes, tan apetecibles, deseaba saborearlos, tenerlos en mi boca y no parar.

Mi mano entre sus muslos podía sentir el calor que emanaba de su sexo, su humedad mojaba el tanga bañaba mis dedos y llegaba hasta el sillón, el torrente de sus jugos incrementaba al ritmo de mis caricias y mi excitación también.

Nos besábamos tiernamente, su lengua se filtraba en mi boca, la exploraba, reconocía cada rincón de mi interior pero todo tendría un giro distinto cuando su mano se introdujo en mis braguitas, cogió mi sexo y solo con la punta de su dedo índice acarició mí ahora clítoris. Esa descarga de placer, provocó que yo echara el cuerpo hacia atrás, ella se inclinó conmigo y ahora ya no era el cuadro de dos amantes que se demuestran afecto. Me sentía la conejita en las garras de la leona que está a punto de devorarla y que al mirarla a los ojos, como a todo condenado, está dispuesta a otorgarle un último deseo.

-“Dime Mónica, ¿quieres que siga?” -A esta pregunta solo pude responderle, presionando su mano con mis muslos, acostada sobre el sillón, mi excitación desbordándose, el roce de sus pechos sobre los míos y su piel cubriendo cada centímetro de la mía. Mirándola fijamente solo pude decir.

-Soy tuya.

Rápidamente, nos levantamos del sillón, mientras caminábamos, reíamos, nos abrazábamos, nos besábamos y nuestras manos exploraban nuestros cuerpos.

En su habitación, solo estábamos iluminadas por dos candelabros con cinco velas cada uno, la cama estaba cubierta de pétalos rojos y el ambiente tenía un dulce aroma a vainilla.

Me quité los tacones y así podía estar con menos estatura respecto a lo que mide ella.

A los pies de la cama, nos besábamos y acariciábamos dejando que esa atmósfera de romanticismo, nos envolviera y despertara nuestro deseo, nuestra pasión.

-“Sube a la cama cielo”. -Al decirme esto al oído, me cogió de la cintura y como un amante en celo, me arrojó como una muñeca para darle a la escena, un poco más de fuerza y autoridad.

Inmediatamente su cuerpo cubría el mío y yo me derretía bajo ella. La intensidad de mis besos, mis manos explorando su cuerpo, mis sentidos impregnándose de su aroma, su mirada, la melodía de su cuerpo creada por el latir de su corazón, su respirar, los gemidos de placer, todo era una sinfonía que me atrapaba lentamente.

Quitaba su vestido y solo con su tanga, ella me montó. –“Disfruta esta noche Carolina, porque esta es tu noche y puede que no se repita. Hoy es el comienzo de un largo y placentero camino que recorreremos juntas y esto solo es una pequeña prueba de lo que te espera.”

-Al terminar de decir esto, bajó los tirantes de mi vestido, después sacó mis tetas del sujetador sin quitarlo y empezó a tirar de los pezones.

Su acción me pilló por sorpresa, el dolor era una nueva sensación en aquella habitación que no esperaba encontrar esta noche. Grité e inmediatamente, un guantazo en mi mejilla derecha me hizo entender que debería callar porque así le gustaba jugar.

-“Mónica, ¿nunca sospechaste para que eran las pinzas de las tetas? Al tirar de los pezones de estas tetas, esas pinzas, presionan tus sensibles y pequeños pezones y no solo eso, como pequeños mandos de consola, puedo tirar en todas direcciones, hacerlos girar y muchas otras cosas más que conocerás a lo largo de todo el tiempo que estemos juntas.”

-¡Para por favor! Me duele. –“Claro cielo, de eso se trata porque tu dolor es mi placer. Esta es una de las tantas reglas que aprenderás y deberás recordar cada una.”

-“Ahora me darás placer mientras yo te doy dolor ¿entendido nena?” -Asentí con la cabeza y a pesar del dolor, la amenaza en su voz y la inquietud por lo que me esperaba, la excitación y el deseo de vivir todo lo que en mi imaginación estaba guardado, me hacía continuar con esto.

Cambió su postura sin dejar de estar encima de mí. Ahora el vértice de sus piernas, el centro de su cosmos, se posaba sobre mi rostro. Sus labios delgados, dos líneas en paralelo que forman la entrada a su placer y el punto de no retorno para mi deseo y mi perdición.

-“¡Venga cielo, dame placer, come mi coño como si fuera tu último alimento! Llena tu boca del elixir de tu guía, tu mentora. ¡Come el coño solo como las buenas nenas saben hacerlo!”

Su aroma llenaba el aire, sentir su culo en mi frente y sus labios alineándose con los míos, era algo que deseaba vivir hace mucho tiempo.

Poco a poco, mi lengua se movía entre sus labios, movimientos en horizontal y vertical, eran el previo para mi labor. Succionaba como si fuese un chupete todo su sexo y el resultado que obtenía era más miel emanando de su interior y sus gemidos incrementando su intensidad.

Al aumentar su excitación, también aumentaba mi dolor. De acuerdo a mis movimientos y lo que disfrutaba tiraba de los pezones y entendí que como ella lo dijo antes, como dos mandos de consola, ella marcaba el ritmo de mis movimientos en su vulva.

El dolor incrementaba y también sus jugos. Significaba que su orgasmo estaba cerca y quería terminar antes que mis pezones se desgarrasen por los tirones que daba. Mi lengua penetraba en el fondo de su sexo explorando sus paredes, saboreando el sabor de su cuerpo y rozando su piel tanto dentro como fuera de la vagina.

Un largo gemido, su eyaculación entrando a raudales a mi garganta, su cuerpo inclinándose sobre el mío y dejar de tirar de mis pezones, eran las señales de que su orgasmo había llegado, fue intempestivo, ruidoso, líquido, abundante.

-“¡qué bien!, ¡qué buena eres! ¡Cielo me has dejado seca!” -Sus manos se aferraban a mis muslos y sentía su aliento en mi entrepierna, intentando respirar para recuperar energías y continuar con la noche.

-“Te falta experiencia Carolina, pero para ser virgen y tu primer coño en esta nueva faceta tuya, ha sido un trabajo genial. Ahora cielo me vas a dar otra cosa, claro, si tú quieres.”

La miraba desnuda frente a mí, su tanga estaba mojado tanto por toda la excitación previa como por su primer orgasmo, fue excitante hacer sexo oral con el tanga de por medio.

Finalmente se quitó el tanga y mientras lo sujetaba con la mano izquierda, subía la falda de mi vestido y bajaba mis braguitas.

El instinto de conservación me hizo juntar las piernas lo más posible intentando mostrar un poco de resistencia pero ambas sabíamos que eso era inútil.

-“típico en una virgen. Creéis que las braguitas se convierten en una cortina de acero, capaz de protegeros el culo o el coño de la invasión de vuestro fálico verdugo pero no, solo son finas telas que sucumben a la humedad de la entrepierna y mientras se deslizan eróticamente por los muslos, van incrementando el deseo de la inocente chica de ser poseída. ¿Verdad Mónica?”

-No supe que decir, tenía toda la razón con ese comentario y yo ahora mismo era esa chica que la razón la hacía cerrar las piernas y el instinto decía que quería ser follada de una buena vez.

-“La que calla otorga Carolina y tu silencio me confirma que he acertado con lo que estás pensando.”

Tenía en su mano tanto su tanga negro como mis braguitas rosas, un perfecto simbolismo de lo que ocurría en esa cama, la inocencia con el fuego y lo oscuro del deseo, fundiendo sus esencias en una sola.

Sus dedos jugaban con mi sexo, cogían ese clítoris superdesarrollado que tenía ahora entre las piernas y entre más caricias, más líquido emanaba de él. Sus dedos trazaban círculos sobre la cabeza, la piel que lo cubría era desplazada hacia atrás para descubrir ese punto del placer que se entregaba sin resistencia alguna a sus caricias. Mi más pronunciado gemido se presentó cuando sus dedos se hicieron los dueños del frenillo, debajo de la cabeza de mi encogido miembro y una chispa de placer recorrió mi cuerpo desde mi sexo hasta mi cerebro. Esa fue la señal para incrementar sus caricias en todo mi sexo. Acercó su boca a mi clítoris y el calor de su boca hacía que mi cuerpo se entregase cada vez más rápido a sus dedos, a su lengua y a la sutil caricia de sus dientes sobre mi piel.

-“Mónica, lo estás disfrutando, tu sexo se entrega a mí y veo que el espray ha funcionado perfectamente. Quería que tu experiencia como chica, fuese lo más real y lo estoy logrando.”

-Me giró sobre la cama y ahora tenía a su disposición mi culo. Sus manos subieron la falda de mi vestido ha media espalda para tener una mejor vista de mis nalgas que ahora la pertenecían.

-“Me encanta tu culo, pequeño, redondo, estrecho y dan ganas de comerlo a mordiscos.” -Al terminar de decir esto, Empezó a dar mordiscos en todo mi culo, sus dedos intentaban abrir mi estrecho y virgen agujero y los azotes en cada nalga, se incrementaban de acuerdo a lo que ella deseaba escuchar de mi. Mi entrega y dolor, no se hicieron esperar a lo que ella solo pudo decir: -“Carolina, hasta ahora tu comportamiento era excelente y con tan poco ya te estás quejando y estás de llorica. Cielo, esto no me gusta así que te haré callar para divertirme más.”

-Cogió su tanga y mis braguitas, hizo una bola con ambas prendas e inmediatamente me hizo tragarlas. Estas tenían su aroma y parte de los jugos que habían salido de mi sexo. Con sus dedos ajustó la improvisada mordaza para que cubriese mi boca perfectamente y dispuso la parte frontal de mis braguitas para que el lacito que las adornaba, quedase justo entre mis labios y fuese la única parte visible de las bragas.

-“¡que graciosa te ves! Como una muñeca, como mi juguete.”-Continuó con su labor, me obligó a mirarla mientras azotaba mi culo de manera arrítmica por lo que tenía que girar la cabeza en una posición incómoda mientras ella me castigaba.

Gracias a la mordaza solo gemidos se escuchaban desde mi garganta, sentía como mi culo ardía por los golpes y quería llorar porque no cesaba en ese castigo. A veces con ritmo, otras veces caían sin una sincronía los guantazos en cada nalga; los descansos entre cada bloque de azotes, eran aprovechados para dilatar mi culo y prepararme a lo que se avecinaba. También tiraba de mis gónadas, cada vez más grandes, parecía que reventarían de toda la leche acumulada que quería salir pero aún no podía hacerlo.

Finalmente, su castigo terminó, me giré nuevamente y sin quitarme la mordaza, lentamente, deslizó hasta la punta de mis pies, cada media y con total sensualidad, llevaba las medias hasta mis manos y yo como una muñeca sin voluntad alguna, dejaba que atara mis manos a la barra que estaba justo en mi cabeza y formaba parte de la estructura de la cama. El roce de las medias en mi piel sabiendo que era vulnerable e indefensa al estar atada, daba aún más morbo a la situación.

Se giró, a sus espaldas había una cajonera y con su cuerpo, cubría perfectamente lo que sus manos hacían en el interior de uno de los cajones por lo que no me fue posible, mirar que era lo que deseaba encontrar. Solo pude ver como cogía un tanga de plástico transparente y un frasco pequeño, aunque desconocía su contenido.

Al mirarme nuevamente, mi sorpresa fue súbita, mis ojos no podían creer lo que estaban viendo y pedí que no se atreviera hacer lo que ambas sabíamos. El tanga no era más que un arnés, una polla de casi 20 cm, muy real a la vista, con las venas y cada detalle de la anatomía masculina bien definido. Esta polla se mantenía en su sitio gracias a un pequeño vibrador introducido en su sexo y las tiras de plástico que rodeaban su cintura y formaban un tanga con la tira inferior. En sus manos un frasco de lubricante estaba listo para cumplir su función.

-“muy bien cielo, ya has comido el coño de mami pero ahora quiero que comas mi polla. He visto como tus ojos la deseaban y tranquila Carolina que muy pronto será toda tuya pero antes, tienes que prepararla para tu culito.” -Sacó de mi boca la mordaza que pesaba por la saliva que tenía. Restregó ambas prendas por mis muslos para quitar el exceso de líquido y las ató a mis muñecas solo como algo simbólico.

Antes, cogió el pintalabios rosa que estaba en la mesa y aplicó una capa de éste sobre mis labios para retocar el maquillaje.

-“Quiero que tus labios dejen huella en mi polla así te verás más mona, chupando una gran polla como si fuese una piruleta, ¿verdad Mónica?”

-Inmediatamente colocó el glande entre mis labios e hice lo que ella esperaba de mi, el sabor a goma, no era muy agradable para mí pero prefería eso a una de verdad aunque después aprendería que una polla así, puede ser peor que una de verdad. -“Perfecto Carolina, chupa, deja que tu lengua dibuje cada parte de mi polla y poco a poco irá entrando en tu boca, esa boquita de fresa que tanto desea esta polla.” -Centímetro a centímetro fue entrando ese ariete y empecé a tener complicaciones para tragar más polla. Ella lo notó y rápidamente sus manos cogieron mi cabeza y empujó más y más para que la polla no saliera de mí.

Cuando vio mi gesto de agobio, se detuvo, sacó la polla de mi boca y soltó mi cabeza.

-“Muy bien, es tu primera vez así que no quiero dejarte sin respirar esta noche pero te entrenaré para que sin importar el grosor y lo largo de una polla, te las comas como caramelos, una buena mamada es bien pagada y te recuerdo que tus vestidos, tus bragas, toda tu ropa y el entrenamiento, no son gratis”. -Esto que había dicho me inquietó. ¿Pretendía prostituirme? No sabía que pensar y quería reclamarle pero antes de hacerlo, su boca nuevamente hacía presa a mi sexo de sus caricias orales. Mi razón se nubló y el instinto nuevamente me controlaba.

Conforme aumentaba sus caricias y aceleraba la llegada de mi corrida, con sus dedos lubricaba y dilataba lentamente mi culo. Cuando mi orgasmo estaba por llegar, cogió mi sexo y ejerció presión sobre él, sus manos como dos planchas, lo trituraban por lo que mis gemidos de dolor no se hicieron esperar. Antes de tener oportunidad de decir algo, cogió una pinza del cajón donde había extraído el arnés y llevó esa pinza a mi clítoris. El dolor era indescriptible, jamás había experimentado tal dolor en mi sexo. Esa pinza, tenía forma circular. Cada tenaza, era un semicírculo que se ajustaba perfectamente a la circunferencia de mi clítoris y cada punta, estaba cubierta de goma por lo que el dolor era la presión ejercida y no había laceración.

-“Espero que no hayas pensado que te dejaría correr a las primeras de cambio. Quiero que me ruegues, quiero que me pidas tu orgasmo, quiero que me digas que me deseas dentro de ti y que necesitas, que mueres por correrte.”

-Subió a la cama, se colocó entre mis muslos y su polla se alineaba con mi entrada. Con ternura en sus movimientos, deslizaba sus dedos por mis muslos, cintura, estómago, llegaba a mis tetas y tiraba de los pezones lo que acentuaba el dolor de mi clítoris. Mi cuerpo era un cóctel de sensaciones, dolor, placer, ternura, todos en uno solo, llevaban al límite mi razón, potenciando mi instinto.

-“sé que te duele cielo pero esto es solo el principio, no sabes lo que te aguarda aún pero después del dolor, solo el placer será lo que alimente tu cuerpo, tu espíritu y me pedirás cada vez más de esto.”

-Por favor, quita la pinza de mi sexo -no, aún no, tienes que aprender que existe dolor, incomodidad antes de todo desvirgamiento, no es fácil para una chica, su cuerpo no está preparado para experimentar las emociones y sensaciones de una primera vez” -haré lo que quieras pero quítala por favor –“no y procura callar y disfrutar Mónica que no quiero enfadarme contigo. Agradece que estoy siendo delicada y paciente, normalmente ya hubiese perforado tu culo sin ningún tipo de contemplación, tu saliva como único lubricante y con tanta fuerza que no podrías sentarte en todo un mes y ¿sabes por qué no lo he hecho? Por qué te quiero y no deseo hacerte ningún daño. Me encanta que a pesar del dolor, y tus muecas de sufrimiento, aún conservas esa carita de ternura que me encantó de ti. El morbo que despierta la combinación de tu dulzura con lo puta que serás, me hará ganar mucha pasta – no me habías dicho que pensabas ofrecerme como puta – lo sé, pero de alguna forma tienes que pagar esto y tengo una cartera de clientes perfectos para ti – pero tú… – Calla Mónica, no es momento para hablar de eso.

Quiero que me digas si me entregarás tu inocencia esta noche, dime si seré yo la que te lleve al placer y tendrá el honor de profanar la estrechez de tu culo” -sí, quiero que seas tú, quiero entregarme a ti.

-“Entonces me quedaré con este anillo, esta pulsera, símbolos de tu entrega y de esa mariposa que ha salido de su capullo, que hoy ve la luz y que empieza su vuelo en la senda del placer. Eres mi mariposa, eres la chica que esculpiré y me dará todo el placer que quiero y merezco recibir” -yo quiero ser quien te de ese placer que mereces, quiero ser tu chica, tu muñeca, tu nena, tu juguete y tu puta. –“Bien mi niña, ¿lista para ser mujer?”

Su polla dio la primera señal de su presencia, logró cruzar la primera parte de mi entrada y mi gemido de dolor fue casi desgarrador. Solo la punta estaba dentro pero para mí eran como mil agujas perforando mi piel. Lentamente, su polla se deslizaba en mi interior, milímetro a milímetro, abría, perforaba, invadía mi interior y atada a la cama, no podía hacer nada para defenderme. Intentaba concentrarme en otra cosa para no prestar atención al dolor de mi culo. Miraba sus pechos, su balanceo erótico que con parsimonia, marcaban el ritmo de cada envestida.

-Por favor para, me duele mucho –“sí Carolina, sé que duele, soy chica también. Pero siempre la primera vez duele. Los tíos no lo entienden, solo piensan en su placer. Primero te abren como si fueses una lata de cerveza, sin ninguna consideración.” -Ella por cada frase, avanzaba un poco más en mi interior y acompañaba cada empuje, con algún tirón de mis pezones o de la pinza de mi clítoris.

-“Después que ya te han abierto, se detienen un momento pero no por pensar en una. Se detienen para disfrutar de lo apretada que es una vagina virgen, para sentir el calor que envuelve su capullo y piensan que los primeros gemidos son de placer cuando en realidad, nos estamos muriendo y pensamos que nos vamos a partir en dos.” -Una envestida más, desplazando mis paredes anales a los extremos, dilatando con agonía mi interior. -“Después, entran un poco más, ahora no es solo la cabeza, te perforan metiendo hasta la mitad de su falo y dicen que es para que no nos duela tanto. Paran un poco e inútilmente, muerden tus pezones, juegan con el clítoris, supuestamente para darte placer y que no pienses en el dolor. Y después, como si de un premio se tratase, meten el resto de su polla y sin importarles el dolor, desgarran el himen como si fuese el hallazgo del mayor tesoro jamás encontrado.”

-Cuando terminó esta frase, su polla se alojó definitivamente dentro de mí, el dolor era infinito y solo pedía que saliera porque el sufrimiento era extremo.

-“¿Qué sientes cielo?” -Mucho dolor, por favor sácala –“no, es mi placer no el tuyo, quiero que me digas lo que sientes, como eres abierta por mi polla de 20 cm y 5 de grosor, quiero que me digas cada sensación, cada sentimiento en tu primera follada.” -Siento dolor y también un poco degradada, como si no importase mi dolor y mis sentimientos. Siento como si algo que era mío ha sido arrancado y que no volverá a estar. Mi culo me palpita, como si mi corazón estuviese allí abajo y quisiera salir. Tengo las piernas abiertas lo más que puedo y no logro minimizar el dolor. Me siento como una puta aquí atada, follada, humillada, degradada, desvirgada y sin un rastro de placer. –“Todo eso Carolina, es lo que muchas chicas sienten en su primera vez y por esa razón me hice bisexual. Tenerte aquí, es una oportunidad para hacerte ver todo esto y que aprendas a ser sensible, entregada y claro, existen chicas que han nacido para ser damas y otras para ser zorras. Espero que puedas ser ambas pero te divertirás más como zorra.”

Quitó la pinza de mi clítoris y con sus dedos, desapareció el dolor. Ahora el placer nuevamente llegaba a mi sexo, las lágrimas de mi rostro se secaban en mis mejillas y otras en la palma de sus manos.

Su polla estaba toda dentro de mí, su cuerpo se pegaba al mío y suavemente me dijo rozando sus labios a los míos.

-“¿Quieres ser mía?” -Mis ojos la miraban fijamente, nada existía en el mundo más que ella y yo y con toda dulzura solo pude responder que sí.

-“¿quieres correrte conmigo Carolina? -Sí quiero correrme contigo. –“¿quieres ser mi juguete?, ¿quieres ser mi nena?, ¿quieres ser mi zorra?” -Quiero ser todo eso y más. –“Pide a tu ama que te folle anda, pídelo.” -Fóllame, hazme tuya, quiero sentirte en lo más adentro de mí. Quiero entregarme a ti, mi culo es tuyo, mi cuerpo es tuyo, haz conmigo lo que quieras. Fóllame, por favor fóllame. Estoy muy caliente, no puedo más, ¡fóllame! – -“Tus deseos son órdenes putita mía.”

Empezó a follarme, cada envestida era como una estaca que se clavaba en mi. Gemía y gemía al ritmo marcado por su follada y poco a poco, el dolor se convertía en placer. Mi culo se ajustó al tamaño de su polla. Sentía como incrementaba el calor dentro de mi culo, una sensación que jamás había experimentado. El roce de su polla con mi punto G, generaba diferentes sensaciones.

Un breve pinchazo a la altura de mi sexo daba paso a un cosquilleo sutil, ese cosquilleo, se incrementaba y en la parte externa de mi sexo un hormigueo, era perceptible en el clítoris, en la piel de mis gónadas, en el cuerpo de aquello que alguna vez fue un miembro y que ahora solo era un instrumento de placer femenino.

Paraba en sus envestidas para inclinarse y poder comerle las tetas. Mientras yo chupaba con deleite cada pezón, la piel de esas esferas perfectas, ella tiraba de mis pezones pero con pausa, sin pretender provocarme dolor, solo el gustirrinín de sentir esos tirones en mis pezones.

Nos besábamos y cuando ella creía que era suficiente, volvía a follarme con fuerza, con ímpetu.

-“¡”que estrecha eres!, bajo ese vestido de princesa, había una zorra esperando ser follada ¿no es así Carolina? Dame tu culo, dame tu cuerpo, eres mía, puta, ¡no lo olvides!”

Me giró en la cama nuevamente y me puse en cuatro. Me follaba mientras azotaba mi culo y me decía toda clase de halagos.

-“¡que culo!, ¡que nalgas! Perfectas para azotar hasta la saciedad. Que gustazo romperle el culo a una chica como tú Mónica. Un culito caliente, estrecho, virgen, no lo olvides, un culito que era virgen y ahora ha perdido toda pureza y ha sido profanado, ultrajado desvirgado por mí cielo. Podrán pasar miles de pollas por este culo pero siempre recordarás que la primera polla que chupaste y que te desvirgó, fue la mía.”

Disfrutaba con sus humillaciones, sus azotes me hacían sentir cada vez más puta, más entregada, más sumisa y más mujer. No quería que terminase pero quería correrme pero parecía que mi orgasmo estaba contenido como si no quisiera formar parte de esta fiesta de placer.

-“¿Te gusta lo que te hago zorra?” -Me encanta. –“Dilo más fuerte puta” -¡me encanta! ¡Fóllame, no pares! –“¿Qué eres Carolina?” -Una zorra. –“Mi zorra, que te quede claro” ¡sí!, ¡soy tu zorra!, ¡tu puta! –“¿Te gusta cómo te rompe el culo mami?” – -Me gusta, me encanta sentirme abierta, perforada, partida por la mitad, siento como mi culo se entrega, se abre a tu polla que lo invade, se adueña de mi culo y de mí – -“Me encanta montarte cielo y pellizcar este culo de zorrita dispuesto para mí” -es tuyo, azótalo, pellízcalo, muérdelo, penétralo, puedes hacer con él lo que quieras –“me encantan las zorritas tan entregadas como tú Carolina, sumisas, bellas y muy muy muy putas.”

-Ahora un nuevo invitado a la fiesta, el vibrador de su coño era activado y el placer se incrementó exponencialmente. Realmente era la pequeña polla incrustada en su vagina la que tenía el dispositivo pero las vibraciones se transmitían al misil que me perforaba por lo que también recibía parte de ese placer mecánico.

-“¡Me corro puta, me corro!” -Mis gemidos aumentaban de volumen y de intensidad, sus envestidas, el movimiento de mi culo que no quería dejar escapar al intruso, deseaba exprimirlo y que terminase dentro de mi culo como una polla real. Nuestros cuerpos bañados en sudor, eran la imagen perfecta de la lujuria, el deseo, ningún artista podría pintar un cuadro tan perfecto al intentar plasmar los más bajos instintos del ser humano. El placer más erótico, más pasional, era entre dos mujeres, dos hembras cegadas por la sensualidad y el placer.

Ella cogía mi vestido como si fuesen las riendas de un caballo al que se monta y con su fuerza lo desgarraba. Podía sentir como más y más líquido salía de mi polla, como si fuera a mearme pero eran los jugos almacenados en mi sexo que salían a raudales de mi interior.

Dejó de montarme y ahora estábamos frente a frente. Con las piernas muy abiertas, seguía con las envestidas y sus tetas bañadas por su sudor, eran mi espectáculo visual. Su pelo liso, a media espalda, bailaba en el aire, enmarcando su cara de ama, de dominante, ese rostro de autoridad, poder, que sabía que entre sus manos, tenía a esa presa fácil que podía usar a su antojo.

-“¡Me corro puta!” -Crucé mis piernas en su cuerpo, caía exhausta sobre mis pechos y entre mis muslos, caía la cascada de fluidos que brotaba de su vagina. Un nuevo orgasmo, más intenso que el primero, se sumaba a la cuenta de corridas de esta noche.

Mi imagen era la de toda una puta bien follada. Sin bragas y con el sujetador descolocado con las tetas fuera. Mi vestido desgarrado y enrollado en el estómago porque quien me había follado no quería perder tiempo en desnudarme. Las manos atadas y el cuerpo de ella, sobre mí, mezclando su sudor con el mío con su cabello en mi cara.

A pesar de todo el líquido segregado por mí, en mi clítoris, en mi culo, aún quedaba una sensación de cosquilleo que se apagaba poco a poco para dar paso a la incomodidad de la polla alojada en mi interior. Algo no estaba bien y cuando reaccioné tras el esfuerzo, me percaté que yo no me había corrido.

-“¿Qué ocurre Mónica?” -Nada, solo que ciento que algo se ha quedado contenido en mí, como si algo estuviese por salir pero no lo hizo. –“Bienvenida al mundo de las chicas insatisfechas Carolina. Lo que sientes es que yo si llegué a mi orgasmo y tú no. Más bien, mi orgasmo llegó antes, me corrí primero y ahora estoy agotada.” -¿No puedo correrme? –“No Mónica, esto también pasa una primera vez, los tíos se corren pero nuestro placer parece no importarles. Yo me he corrido dos veces pero tu ninguna y por cierto, ¿sabes por qué es mejor una polla de tía que la de un tío?” -No lo sé – -“porque una polla de tía, no se cansa nunca.”

Después de esto, me besó en los labios con ternura, se levantó y del armario sacó un camisón de satén negro, con encaje en el escote de color rojo y un lazo entre las tetas. En el pecho, tenía un decorado de mariposas rojas con puntitos brillantes y los tirantes eran anchos y con encaje también. Del cajón inferior, sacó un culottte negro con encaje rojo y una mariposa al frente. -“Bien Carolina, esto es para dormir, ha sido una noche larga y debemos descansar.” ella se pondría un camisón negro pero solo con un lazo entre los pechos y dos mariposas que al vestirse con él y acostarse en la cama, esas mariposas se posaban en sus pezones.

Apagó las velas y todo quedó a oscuras. nos abrazamos como dos tiernas amantes que solo deseaban la dulzura de sus labios, la ternura de sus manos, tras el fuego que las había consumido hace unos instantes. Unas lágrimas brotaron de mis ojos y ella las secó con su lengua, sus manos sujetaban mi cara y después de besarme me preguntó.

-“¿ocurre algo Mónica?” – -Nada, solo que soy muy feliz a tu lado y gracias por esta noche. –“Has estado a la altura cielo y te prometo Carolina, que tendrás tu recompensa.”

Nos besamos, abrazadas cerramos los ojos y juntas, nos fundimos en un sueño profundo y el más cálido de mi vida.

Desperté. En los primeros instantes me sentía rara, sabía que no estaba en mi cama, alguien estaba a mi lado y sobre mi pecho, sentía el peso de algo que no recordaba que era.

Mis manos inmediatamente fueron a mi pecho y al tocar eso que estaba pegado a mi cuerpo, como si un botón fuese presionado, todo lo ocurrido durante la noche, venía a mi mente. Era yo, era Mónica Carolina.

Movía la cabeza sobre la almohada, me gustaba sentir el roce del pelo rubio, largo, liso, que cubría mi espalda, mi cuello y era mío. El calor de ese cuerpo femenino a mi lado, era un regalo, un privilegio del que podía disfrutar.

Decidí despertarla y que mejor manera de hacerlo de la siguiente forma: Me senté en la cama y con mucho cuidado de no despertarla con mi movimiento, sigilosamente, bajé hasta su entrepierna. Su torso subía y bajaba por su respiración y su coño, emanaba ese aroma de mujer satisfecha, que ha gozado de una noche caliente y agotadora.

Levanté su camisón con mucho cuidado y mi lengua encontró su sexo casi al instante. Era sutil el movimiento circular que dibujaba sobre sus labios, sólo pretendía tocar su piel, impregnarme de su sabor, su aroma y con el paso de los minutos, intensificaría mis caricias orales.

Incrementé el ritmo. Los surcos sobre sus labios, el clítoris y el interior de su vagina, eran la sinfonía que intentaba componer sobre ella.

Sus piernas reaccionaron a mi caricia, su respiración cambió súbitamente. Sabía que había despertado.

_”me he ganado la lotería contigo perrita. Nadie por miedo a mi enfado, me había despertado con una comida de coño y tú has sido la primera.” –Sonreí al escuchar lo que decía y mirando sus ojos entreabiertos con flujo de ella en mis labios solo dije: -Buenos días. La luz del sol entraba por la ventana iluminando su rostro, su cuerpo cubierto de ese sexi camisón. El de ella, elegante y erótico. El mío, dulce, sexi, entre virginal y calienta-pollas.

-“creo que tu culito y tú, estáis preparados para lo que sigue. Quiero que con tu boca, saques el vibrador del último cajón, es negro y tiene tiras para sujetarlo a mi cintura. Sácalo y quiero que tú lo ajustes a mi cuerpo.” –Hice lo que me dijo. Con la boca abrí el cajón sin bajarme de la cama; miré el interior del mismo y mis ojos se desorbitaron al ver el único vibrador que cumplía las características que ella había dicho.

No quise quejarme, no quise mostrar desacuerdo, me limité a cumplir con mi tarea.

-“puedes usar las manos para unir las tiras cielo, hasta ahora todo lo has hecho perfecto” –Me gusta complacerte es mi única razón de existir. –Cumplí con mi tarea, la parte pequeña del vibrador estaba dentro de su sexo. Medía unos 20 centímetros y probablemente tres de grosor pero lo que me aguardaba era algo descomunal.

-“veo que te ha sorprendido el tamaño de lo que tu culito tendrá que comerse pero una buena puta, es capaz de engullir todo tipo de polla sin importar el tamaño, grosor, textura o función” –Sonrió al terminar la frase y eso solo podría augurarme dolor, tortura y espero que placer. –“lubrica mi polla con tu saliva cielo, no quiero que te duela” –Empecé succionando la punta de la polla. Era de buen tamaño y si la cabeza despertaba temor al mirarla, el resto del tronco me dejaba sin aliento. Tenía 30 Cm de largo, cinco de grosor. La punta, era más ancha que el inicio del tronco la cual tenía como objetivo, abrir el culo para que la entrada se ajustase perfectamente, a la base de la polla. A lo largo del tronco, una espiral descendía dotando de textura a la polla para incrementar su presencia en el culo profanado. Eso me rompería y dudaba si lograría sobrevivir a la follada que ella pretendía con ese juguete.

El orificio del glande parecía extraño, a diferencia del primer vibrador que empleó para desvirgarme, era solo un decorado. En este vibrador, parecía hueco.

La metí a mi boca, mi lengua hacía círculos pero aunque lo intenté, la garganta profunda no era una cualidad mía. –“tranquila Carolina, ya habrá tiempo para que te canses de comer polla por esa boquita, hoy solo quiero que la chupes, la cubras de tu saliva para que te duela lo menos posible ya que te puedo asegurar, que te dolerá.”

-“Da la vuelta y dame tu culo mientras chupas la polla.” –Hice lo que me dijo. Podía sentir como con sus manos, abría mi culo y tiraba de lo que tenía en mi interior. Mi culo ya no percibía lo que estaba dentro de él, se había adaptado perfectamente a las dimensiones de ese falo plástico y cuando lo sacó, además de estar limpio, mi culo se sentía vacío, dilatado y tan grande que un tren podría entrar por él.

-“Por esto, quiero usar la polla que estás preparando putita. Tu culo no se ha enterado de lo que te he sacado y para lo que quiero hacerte, no tendría gracia.” Su lengua se incrustaba en mi culo y mientras quitaba una mano de mi muslo, yo continuaba con mi tarea. No sé qué era lo que tenía pensado pero estaba segura que sería muy doloroso para mí.

Nuevamente su mano va a mi culo pero ahora siento algo frio, viscoso, se desliza dentro de mí y un frescor, se apodera de mi culo. –“esto es para preparar tu culo, ayudar a tu saliva para que entre mejor mi polla.””

Mi culo se entregaba a sus caricias, su lengua, al lubricante. En ningún momento me quitó el culotte y mi sexo en su estado de reposo desde la tarde del día anterior, se excitaba con el roce del satén y las caricias de ella. Con un azote en el culo que me hizo gemir, cambié de posición y ahora yo estaba sobre ella, alineando mi entrada a su polla. Con mis manos, separaba mis nalgas, preparando la entrada de ese misil y relajando mi ano lo más posible.

-“venga Carolina, lo estás deseando. Sé que quieres mi polla en tu culo, sé que quieres sentir como entra, como roza tu interior, abre poco a poco tu culo y se apodera de él. Quieres sentirte llena, quieres que tu cuerpo se entregue a esa polla que te dará mucho placer, te hará más puta, más perra, más zorra.” –Sus palabras me excitaban pero al mismo tiempo me hacían sentir sucio, un juguete, su juguete.

Colocó sus manos en mis caderas y sin darme tiempo a reaccionar, bajó mi cuerpo para que mi culo fuese perforado por su polla.

-“¡pero qué guapa te ves siendo follada por la mañana!” –El dolor era más que el que sentí al ser desvirgada. Las venas de mi culo, latían, se dilataba todo mi interior y yo, me sentía destruida, abierta, rota. No había razón, lógica, todo era instinto, deseo, placer. –“Solo mírate. Ese camisón muy cuco, pegado a tu piel por el sudor; tu carita de chica dulce, transformada en el rostro de todo un putón. Tu pelo, tus tetas, tus ojos cerrados intentando banalmente minimizar el dolor de tu culo. Esta entrega deseo de ti Carolina, esta entrega es lo que necesito y tu entrega, tendrá su recompensa.”

Sus manos se apoderaron de mis pezones, el dolor de las pinzas, se sumaba al de mi culo pero esa era la señal de empezar a cabalgar. Subía y bajaba con lentitud. Al menos ella era paciente y entendía que debía adaptarme al tamaño de su polla pero después de unos minutos que creía suficientes, me indicó que acelerara mis movimientos con los azotes a mi culo y los pellizcos a mis tetas. –“sube y baja Mónica. Quiero ver tu cuerpo jugando con mi polla, dando tu culo la caricia más íntima entre tú y mi juguete. –Me excita ver como tu pelo flota en el aire y los gestos de dolor de tu cara cuando tu culo traga con ansiedad la polla.”

Poco a poco mi culo se adaptaba a ese misil. Mi clítoris segregaba más y más jugos y mi excitación aparecía. Gemía gradualmente, disfrutaba de lo que estaba haciendo porque era lo que deseaba desde hace mucho tiempo. Sentía los mechones de mi pelo saltar en el aire y rozar mi espalda, el sube y baja del camisón sobre mi cuerpo, el movimiento de las tetas al ritmo de mi cabalgata, la succión de mi culo al pollón de ella que con cada envestida, me decía sin palabras que la pertenecía, que era suya y estaba para servirla. –“gimes como toda una puta. Disfrutas de lo que estás haciendo y yo disfruto mirándote.” –Me llamaba puta, me decía cerda, perra, y en vez de sentirme insultada, la situación y sus palabras me excitaban.

Llevó su mano a la base de la polla y activó el modo vibración. El placer se intensificó, aunque solo vibraba la parte introducida en su coño, estas se reflejaban en la tranca que me perforaba. Un segundo movimiento y la vibración se hacían oscilatorios y en espiral, el cambio de ritmo, hacía impredecible la vibración por lo que aumentaba el placer. El cosquilleo en mi sexo aumentaba, mi sexo se mojaba cada vez más y una presión en toda la parte baja de mi pelvis, crecía deseando salir.

-“¡Lo haces muy bien putita Vamos a corrernos juntas!, vamos hacerlo cielo. -¡No puedo más! –“Sigue así Mónica, no pares, ¡no pares!” –“Dime lo que quiero escuchar Carolina, dime lo que quieres pedirme” -¿puedo correrme ama? –Era la primera vez que la llamaba ama, pedía correrme. No entendía de razones, solo deseo e instinto estaban presentes desde la entrada de mi culo la punta de mi sexo y mi última neurona.

-“Córrete para mí Carolina, Córrete para mí putita. Hazlo, libérate.” Subía y bajaba como una posesa, Mis muslos abiertos, enmarcaban su figura postrada en la cama. Nuestros gemidos, como dos perras en celo, aumentaban y se armonizaban entre sí. Su cara de deseo, autoridad, poder sobre mí, me excitaba y me gustaba servirle así. –“Succiona mi polla, que tu culo la trague hasta el fondo, hazla tuya, dile que la deseas, dile que te haga más puta, más perra, más mujer. Pide que te entregue toda su leche, esa leche calientita que las niñas buenas toman para crecer más putas y más sumisas” –“Dime cómo se siente mi polla en tu culo Carolina.” –Me parte, me arde pero al mismo tiempo me gusta, me gusta sentirme follada, perforada, usada. –“sigue así cielo, es toda tuya.”

¡Me corro! Cuando dije esto, sentía como la presión de mi sexo salía expulsada, golpes internos en mi sexo, sacudían todo mi interior, terminando con un torrente de mis jugos, cubriendo mi culotte, manchando el camisón y bajando por mis ingles, llegando a su sexo. Mi culo se contraía y hacía más intensa la presencia del invasor. Cerraba los ojos, ejerciendo más presión en mi culo como si no quisiera que esa polla saliera de mí. La deseaba muy adentro, hasta el fondo.

Me abrazó con fuerza, nuestras tetas se rozaban y acariciaba mi pelo como si de una perrita se tratase. –“Córrete cielo, vive tu orgasmo, tu primer orgasmo Carolina. Es tuyo y lo has tenido conmigo. Suelta todo lo que tengas dentro, siente como te descargas, como te desbordas de placer y tu sexo se moja abundantemente. Eso sentimos todas en nuestro primer orgasmo. Perdemos la razón, nos olvidamos que existimos y desde nuestro sexo, explota una fuerza única, súbita, que hace vibrar todo nuestro cuerpo y lo mejor de esto, está por venir.

Sin sacar su polla de mi culo, ahora yo estaba de espaldas a la cama. Ella sobre mí empezó a envestirme. Sus movimientos eran rápidos, fuertes, contundentes y ese roce en mi interior, nuevamente activaba el placer en mi cuerpo. –“Ahora sí que vamos a corrernos juntas.” –La vibración aumentó, nuestros gemidos, también. Cuando sus ojos se abrieron mucho más, y paró su follada abruptamente, se corría junto conmigo y con nosotras, su polla descargaba toda su leche dentro de mí. Sentía los espasmos de la leche que se alojaba en mi culo y las 7 u 8 descargas que se vertían. Su polla, era hueca para guardar líquido y con un botón, era disparada a mi interior.

-“¿estás bien follada Carolina?” –sí ama. –“Así quiero que me llames siempre Carolina.” –Estaba con las piernas abiertas, sudada, con aroma a sexo en la habitación, el culo destrozado, abierto, entregado y más desvirgado. Mi sexo se relajaba y lo sentía húmedo, empapado, sensible y satisfecho. Sus flujos y los míos, mancharon nuestra ropa pero eran las marcas de una guerra de fuerza, deseo, pasión, entrega y superioridad de una hembra sobre otra.

Nos fundimos en un beso y así como su coño y mi culo seguían unidos por el arnés, nuestras lenguas se alojaban en la boca de cada una, sellando mi entrega y marcando su seña de propiedad sobre mí.

Continuará.

Nota:

Este es mi primer relato, agradeceré críticas y opiniones que me ayuden a mejorar. En especial agradeceré vuestra ayuda en cuestiones de redacción y estructura de relatos, el uso de comillas y guiones no lo tengo dominado y no sé si realmente he logrado transmitir la idea.

Espero que sea divertido y que tengáis unos minutos de erótico entretenimiento.

Gracias a las autoras y autores de esta página que han sido inspiración para animarme a escribir.

Quiero dedicar este relato a las chicas que sin conocerme y sin ningún prejuicio, me han orientado y conversado conmigo en esta página. Para vosotras es este relato y deseo que alguna vez se haga realidad.


Mi esposo me cumple mi fantasía

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Hola: soy Ana una linda mujercita casada y sin hijos, acercándome a mita de los treinta años, y con una figura muy bien, mido 1.60 m y con tacones llego a 1.70, traigo siempre mis manos muy cuidadas y con uñas medianamente largas y pintadas con manicure francés, además de mi hermoso anillo de casada. Me gusta ser muy femenina y son muy pasiva en la cama. Mi esposo y yo vivimos en un fraccionamiento muy elegante en la ciudad de Querétaro, en México. Nuestra relación ha sido muy hermosa, solo que últimamente hemos estado muy distantes, ya que mi esposo viaja mucho porque trabaja en una empresa grande, siempre ha ocupado altos puestos y eso ha hecho que no compartamos mucho tiempo juntos, además que con el paso del tiempo las cosas se volvieron monótonas e indiferentes.

En una ocasión y platicando acerca de alguna solución para volver a sentirnos deseados el uno al otro, salió al tema el poder realizar alguna fantasía sexual, jugamos entonces una suerte y me tocó decir primero la mía. La condición era decir la verdadera fantasía sin recato alguno y llevarla a cabo, fuera lo que fuera. A pesar de que quiero mucho a mi marido, siempre he tenido fantasías, en las cuales sueño con hombres rudos que me hacen suya, con varios a la vez, que me hacen sentir mujer, que me dicen cosas obscenas, esos hombres pueden ser obreros, mecánicos, albañiles, plomeros, en general hombres con manos ásperas, brazos y espalda fuertes, morenos y con bigote algunos, todo lo opuesto a mi mundo, pero en la vida real, soy muy recatada y fiel a mi marido.

De momento, dudé en decirle a mi esposo la fantasía que tenía en mente, y para que no se sintiera impactado, pensé en decirle que quería que se disfrazara de “plomero”, y que en el juego yo me iba a arreglar como una ama de casa muy elegante y sexy. Y que quería que con ese disfraz me sedujera irremediablemente, que me hiciera lo que el quisiera y que me hablara en forma sucia, que quería sentirme seducida por otro hombre distinto a mi marido. El al ver que no decía mi fantasía me preguntó si ya la tenía, a lo que le respondí que si y se la dije. Tenía miedo que pensara mal de mi, y que se molestara, pero para mi sorpresa vi su mirada de total satisfacción, entonces planeamos la fantasía para ese próximo fin de semana.

Le pregunté entonces cuál era su fantasía y me respondió que una vez terminada la mía me la iba a decir. El día de la fantasía, me arregle en forma muy sexy, un conjunto intimo muy delicado color negro, una minifalda muy bonita de color azul cielo, una blusa blanca trasparente y con botones al frente, lindas medias muy finas y transparentes y unos hermosos zapatos de tacón alto muy modernos de ante color negro. Desde luego, como toda ama de casa me coloqué un hermoso delantal. También traía puesto un hermoso brazalete de perlas, collar y aretes.

Para la ocasión me maquille como si fuera a ir a una fiesta y me peiné de igual forma, al verme al espejo de cuerpo completo, me veía realmente hermosa. Como les dije anteriormente, me gusta sentirme muy femenina y bonita, siempre me visto con ropita muy elegante, conjuntos y vestidos con faldas cortas, medias muy delicadas y transparentes, con figuras o lisas. Y desde luego, zapatos de tacón alto que pueden ser sandalias o cerrados, también botas de tacón alto. Mis colores favoritos son los lilas, pero cualquier color siento que me queda bien, ya que mi tono de piel es claro.

Empezó entonces el juego y de repente entro mi esposo vistiendo un overol azul, traía también algunas herramientas, al verlo me excité mucho y se me acercó y me empezó a decirme cosas como: “que bonita está usted mamacita, ¿tiene marido?, ¿porqué se viste así con plomero haciendo reparaciones en casa?”. Trató entonces de abrazarme y de tocarme, y yo siguiendo el juego, opuse resistencia y así seguimos hasta que me sedujo como yo quería dándome un beso en la boca y yo entregada a ese “plomero”. Al estar haciendo el amor, me decía cosas sucias y me encantaba, y no se si por lo excitada que estaba, y las cosas que me preguntaba, perdí la cabeza y le contestaba que era muy puta, que me gustaba que otros hombres además de mi marido me cojieran de esa forma.

Después me preguntó si me gustaría que me cojieran dos o más hombres a la vez y sin pensarlo le respondí que esa era mi máxima fantasía, en un momento enmudecí y pensé que todo iba a acabar allí, pero en lugar de eso, mi esposo llegó al climax y se vino dentro de mi. Después pasados unos minutos y recostados en la cama, me estaba acariciando y yo me sentía totalmente complacida, aunque en el fondo me sentía temerosa de que mi esposo pensara que en verdad se casó con una verdadera “puta”. El lo sintió y me preguntó si estaba bien y que si se había cumplido mi fantasía, a lo que le respondí “totalmente”. En ese momento le pregunté que cuál era su fantasía y me dijo: “pero la vas a cumplir sea lo que sea?” y le dije que si. Enseguida me dice: “escuchando lo que me dijiste hace rato y viendo realmente tus verdaderas fantasías, quiero que te arregles super sexy y que actúes como la mujer casada que eres, y que te entregues a varios hombres a la vez y yo solamente ver como te cojen entre todos”.

Yo en ese momento me quedé petrificada a tal proposición, no contesté nada, nunca me imaginé tal fantasía y que mi esposo pensara siquiera en entregarme a otros hombres. De repente me enfadé y le dije: “que clase de mujer crees que soy?”, a lo que me respondió: “la mujer que hace rato vi”, y no era para menos, me había mostrado como realmente soy por dentro. Pero debido a mi moral, enfadada le contesté que era un pervertido y que ni lo pensara siquiera, que no iba a hacer tal cosa tan horrenda, me levanté y me fui a bañar. Después de esos momentos pasaron varios días y casi no platicamos, yo estaba muy molesta por tal proposición, pero en el fondo sentía que en verdad lo deseaba, y no era capaz de llevar a cabo semejante idea. A la semana me dijo mi esposo que tenía que salir de viaje por algunos días, pero que iba a regresar el mismo día de mi cumpleaños y que me iba a dar “mi regalo”, ese mismo día.

Amiga mía

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“Como otra piel

como otro sabor.

Como otros abrazos,

otro olor.

No habrá otros latidos,

no habrá otro orgasmos,

no habrá otras promesas,

ni otro calor.”

-¡Mierda!- Grité cuando Ana me penetraba de golpe con los dedos. Traté de moverme, pero me tenía sujeta firme por la cintura.

-Quédate quieta.- Susurró. Su tibio aliento rozó mi nuca. Comenzó a mover los dedos de dentro hacia fuera.

Poco a poco fui cediendo a sus embestidas, dejándome llevar. Ana me mordió el lóbulo de la oreja con fuerza haciéndome daño. Chillé nuevamente y ella me besó con dulzura el hombro. Comenzamos a mecernos a la par con sus penetraciones, adelante, hacia tras. Cuando su pulgar entró al juego, mis brazos cedieron y logré apoyarme en los codos antes de caer de bruces sobre la cama. Aquello facilitó la intromisión de Ana en mi interior, que apoyó todo su peso en mi espalda y me agarró un seno, comenzando a juguetear con él, tirándolo del pezón y retorciéndolo con sus dedos.

Gemí nuevamente, me encantaba hacerlo en esta posición. Al cabo de un momento, Ana se irguió detrás de mí y me tomó por el culo, haciendo que levantara la cola hacia ella. Separó mis piernas, me abrió las nalgas e introdujo su lengua en mi vagina, desde atrás. Sujeté con fuerza las sábanas al sentir como la lengua de Ana recorría mi entrada y pasaba por el periné. Succionaba como diosa la maldita. Instintivamente fui moviendo mis caderas hacia tras, buscando mayor placer. Cuando sentí que llegaba el orgasmo, me las arreglé para sostenerme sobre un brazo, y con la mano libre busqué mi entrepierna y comencé a masturbarme, acariciando el clítoris.

Ana abrió un poco más mis nalgas y sentí su nariz en mi intimidad. Su lengua esbozó remolinos y yo cedí al inminente orgasmo. Me dejé caer hacia delante, partida en dos.

Ana fue cubriendo lentamente a besos mi columna hasta llegar a mi nuca, donde se detuvo y se dejó caer a mi lado.

-¿Puedo prender la luz? No veo nada.

Suspiré. No me gustaba tener sexo con la luz encendida.

-¿Para qué? Yo te veo muy bien.- Insinué, ladeando mi cabeza para besarla.

Cuando salimos de la habitación, me encontré con Marian estirada en el sillón, viendo televisión. Al ver que salía con Ana, frunció el ceño, yo le sonreí disculpándome. Despedí a mi compañera y cerré la puerta, dejando escapar una gran bocanada de aire.

-Pensé que habían terminado.- Me acusó en cuanto oyó que Ana se había dio.

Me encogí de hombros, dándole la espalda mientras me dirigía a la cocina.

-Sabes que te hace mal…- Comentó distraída cambiando de canal.

-Fue sólo sexo, nada más.- Me defendí. Meneó la cabeza, reprochándome.

-Esa tipa sólo viene a follarte y tú dejas que lo haga. Deberías de escarmentar, no es primera vez que te hiere.

-¿Y tú?- Me volteé para encararla-. ¿Qué hay de Diego?

-¿Qué hay con Diego?- Contestó sin mirarme, observando la TV.

-¿Cuántas veces a aparecido luego de que terminaron?

-No es lo mismo.- Respondió encogiéndose de hombros.

-¿Por qué no es lo mismo? ¿Por qué ustedes son hetero acaso?- Solté sulfurada. Siempre su tono de sabiduría me sacaba de quicio, más aún porque ambas sabíamos cuál de las dos era la que la cagaba siempre.

Fijó su mirada almendrada en mí.

-No. Porque cuando yo me follo a Diego, yo ya sé quién ha sido el utilizado, cosa que tú no tienes clara.

Suspiré. Tenía razón. Me senté a su lado con un tazón de sopa caliente, de seguro Marian lo había preparado.

-No quiero ser chaperona Naty, pero no quiero tener que recoger tus pedazos cuando Ana te dé el verdadero corte, creo que ambas tuvimos suficiente con Lola, ¿No?

Volví a suspirar, Lola, la mujer de la que me había enamorado. Me demoré tiempo en pronunciar su nombre sin despecho.

Sonreí.

-Seeee, tienes razón.- Dije con resignada paciencia.

Se rió y me besó en la mejilla con cariño.

Marian, mi amiga machorra. Ambas nos habíamos conocido en la universidad. En cuanto la conocí me gustó. Era desgarbada y taciturna, apartada del resto. Morena de cabello largo, ondulado, ojos almendrados, oscuros y serios. Siempre llamaba la atención en los hombres, pero ella nunca les prestaba atención, eso me hizo pensar que tenía posibilidades con ella. Nos conocimos ya que coincidimos en la misma clase de literatura. Yo no hablaba con nadie, porque soy tímida y un tanto vergonzosa, ella porque simplemente no le interesaba hablar con el resto. Tiempo después nos hicimos amigas y al cabo de un año decidimos vivir juntas. La universidad nos obligaba a emigrar de nuestra casas producto de la distancia, así que en vez de arrendar piezas como lo hacíamos hasta ese entonces, nos unimos.

Albergué la esperanza de tener algo con ella cuando nos mudamos, pero todo funó cuando vi que un tipo salía de su habitación el primer fin de semana, y al otro, otro tipo, y así sucesivamente. Creí que me afectaría, sin embargo pronto me di cuenta de que su amistad me importaba más que lo amoroso, por lo que lo superé en menos de dos días. Marian no sabía que yo era lesbiana, pero cuando conocí a Lola, quise llevarla a nuestro departamento, por lo que tuve que “revelarle” mi condición. Marian sólo me observaba mientras yo me revolvía en explicaciones para contárselo. “¿Eres lesbiana?” Preguntó, yendo al grano. Asentí con la cabeza. “Lo sospechaba”, dijo pensativa, “¿Por qué no lo dijiste antes?”

Y así han pasado tres años desde entonces. Yo he tenido dos relaciones serias, más la de Ana, que ahora ya estaba en un punto de lenta agonía y Marian… Marian sólo ha tenido una pareja estable, las demás han sido “compañeros sexuales” como los define ella.

A pesar de que mantenemos una amistad consumada, nunca he sabido mucho de ella, es decir de su familia. Sé que es hija única y que sus padres gozan de una buena condición económica, cosa que no necesita, ya que se ganó una beca completa para estudiar y trabaja, pero más allá de eso, nada. Siempre se ha mantenido reticente en ese aspecto, es como si para mí no existieran secretos desde que la conocí, pero de ahí hacia atrás, nada. Por mi parte, ella lo sabe todo, excepto que me moría por ella antes de ser amigas, eso me lo llevo a la tumba. Sabe que mi madre murió de cáncer cuando yo tenía trece, sabe que soy la tercera y única mujer de cinco hermanos y la tía de cuatro sobrinos, y que todos viven junto a mi papá, que tuvo que agrandar la casa para que todos cupieran en ella. Después de la muerte de mamá, mi padre ha llenado su soledad rodeándose de toda su prole.

Justo ahora venía la veintiúnica semana de vacaciones. Era la última semana de diciembre y a los inútiles de la universidad se les había ocurrido llenarnos de trabajo y exámenes.

-¿Conoces a Toto?- Preguntó Marian mientras caminábamos en busca de asientos desocupados en el casino.

-¿El de historia?

-Sí, me dijo que su papá se tenía que trasladar fuera del país por trabajo y que él se mudaría a su casa.

-¿Y?- Pregunté sentándome.

-Y que él pondrá en arriendo su piso. Dijo que nos cobraría menos por ser conocidas.- Alzó las cejas socarronamente.

-¿Y dónde vive Toto?

-Vive en los condominios que están cerca del centro comercial.

Mis ojos se desorbitaron.

-¿Esos condominios?- Dije incrédula. Esos deptos eran los más exclusivos de la ciudad, para personas como nosotras eran inalcanzables.

-¡Oh sí, nena!- Respondió, haciendo que riera.- Y nos cobrará la mitad de lo que nos cobra nuestro actual casero, ¿Qué tal?

-¿Dónde firmo?- Expresé entusiasmada. Marian rió.

Pronto nuestro grupo de amigos nos hizo compañía y así la ventana que teníamos entre clase y clase se hizo más amena. Al reírme de un chiste de Roberto, miré sin querer a la mesa que estaba delante de nosotros y noté la mirada de Mario (compañero de clases, con el cual nunca he cruzado palabra) que se comía con los ojos a Marian.

-Oye- Le palmeé el brazo a mi amiga-. ¿Has visto cómo te mira Mario?

Marian miró buscando al tipo. Cuando sus miradas se cruzaron, ella le dedicó una media sonrisa y asintió en forma de saludo.

-Me ha pedido rollo.- Dijo.

-¿Qué le dijiste?

Encogió de hombros.

-Lo estoy pensando.

Era veintidós de diciembre y Marian había cerrado trato con Toto para que pudiéramos mudarnos. Las últimas pruebas habían finalizado y ahora nos ocupábamos de embalar todos para poder trasladarnos antes de que las clases volvieran a comenzar. Mi papá me invitó a pasar navidad y año nuevo con él, le dije que sólo podía pasar con él del veinticuatro al veintiséis, ya que nos traíamos una mudanza entre medio. Me sugirió que trajera a Marian conmigo, quería conocer a mi amiga. Seguro… lo que en verdad quería, era saber si éramos algo más. Mi viejo siempre había aceptado mi homosexualidad, pero aún mantenía la esperanza de que se me “pasase”.

Le comenté la idea a Marian, y tras varios minutos de insistencia, aceptó a regañadientes.

Cómo estábamos contra el tiempo, tratábamos de guardar lo más rápido posible, adelantando pega para cuando volviéramos. En eso estaba cuando el teléfono comenzó a sonar.

-¡Fono!- Gritó Marian. Puse los ojos en blanco, ella nunca los contestaba.

-¿Aló?

-Hola, ¿se encontrará Marian?- preguntó una voz sedosa, de fémina.

-Eh… ¿De parte de quién?- Inquirí frunciendo el ceño. ¿Una mujer llamando a Marian? Y sin quererlo, el estómago se me contrajo.

-De Claudia.- Contestó escueta.

Tapé la parte inferior del aparato.

-¡Marian!- Grité-. ¡Es para ti, una tal Claudia!- Destapé el auricular y le dije a la chica-: Ya viene.

-Gracias.- Respondió.

Marian apareció con paso enérgico, semblante serio y el ceño fruncido profundamente. Me arrebató el teléfono de las manos con agresividad.

-¿Qué?- Espetó a la mujer del teléfono.

Abrí los ojos y la regañé sin articular palabra. ¿Por qué se comportaba así? Entornó los ojos y me dio la espalda.

-No, no puedo ir.- Contestó-. Estaré en otro lugar ese día.- Se mantuvo en silencio, escuchando.- Estaré en casa de una amiga.- Se excusó. De pronto miró al cielo, como si no soportara a la persona con la que hablaba-. Está bien- Suspiró-. Ahí nos vemos-. Dijo con impaciencia y colgó sin despedirse.

-¿Quién era?- Pregunté disimulando la repentina aprensión de mi voz.

-Mi madre.

¿Su madre?

-¿Por qué le hablaste así?

Movió la cabeza como si quisiera deshacerse de algunos pensamientos.

-Este año va a celebrar no sé cuantos años de aniversario con mi papá, y quiere que asista a la fiesta.

-Bien.- Digo con alivio-. ¿Cuándo es?

-El veinticuatro.- Respondió.

-Ah.- Mi entusiasmo desapareció-. Se supone que me acompañarás a mi casa.

-Y lo haré, es una simple cena Naty, podemos pasar allí y luego volver a tu casa, no queda muy lejos…creo. Además, me sentaría bien ir contigo y no sola.

-¿Por qué?

-Da igual.- Evade-. ¿Te ayudo?- Apunta a la loza que estoy guardando. Asiento y me pregunto vagamente por qué no se lleva bien con su madre. De pronto vuelve a sonar el teléfono y ambas hacemos un gruñido de exasperación al unísono, nos quedamos mirando y nos reímos.

-Contesta tú.- Le digo.

-¿Sí?- Dice Marian con excesiva dulzura, que me hace volver a reír. Alguien le contesta al otro lado y su rostro se endurece. Me tiende el teléfono.

-Ana.- Informa escueta.

¿Ana? Hace más de dos semana que no me ha llamado.

-¡Hola!- Le saludo. Se oye melancólica. Debe de tener otro problema, sólo llama cuando tiene problemas… y cuando quiere sexo, o ambas. Oigo diligentemente su diatriba, y cuando se confiesa del todo, pregunta si podemos quedar. Yo miro nerviosa a Marian que sigue guardando nuestra loza.

-No, no puedo.- Digo en voz baja. Marian se vuelve.- No, de verdad no puedo.- Repito ante sus insistencia. Marian se acerca y alarga su mano hacia mí. Sé lo que quiere hacer, y en cierta parte soy muy cobarde cómo para decirle todo lo que pienso a Ana por teléfono, así que decido entregarle el fono.

-Ana.- Pronuncia su nombre con frialdad.- Deja de molestar a Natalie. Búscate a una zorra de la que te puedas aprovechar. No vuelvas a llamar a nuestra casa… No, no te estoy amenazando, sólo te advierto de que si sigues jodiendo, te veré en la Universidad y no será agradable para ninguna de las dos.- Habla con voz firme, casi desprovista de emoción. ¡Qué sexy! Corta sin esperar respuesta- nuevamente- y desconecta el teléfono para que no vuelva a sonar.

-Espero no volver a verla por aquí, Naty.- Me dice preocupándose nuevamente del embalaje.

-No, no te preocupes.- Murmuro, sonrojada por alguna razón.

Al ver mi casa me dan ganas de llorar. El impacto de volver al hogar nunca cambia. Las imágenes de mi niñez en esta pobre casa de las afueras de la ciudad, emergen en mi cabeza, haciendo que me sienta segura y protegida. La casa no es tan pintoresca, es más bien rústica, con notorias ampliaciones, a la par de la ampliación de la familia. En cuanto estaciono mi auto, mis sobrinos corren hacia el auto y se me tiran a los brazos. Luego aparecen mis hermanos y por último mi papá. Los abrazo uno por uno, disfrutándolos. Sólo los veo dos o tres veces al año desde que entré a estudiar. Marian se queda arraigada atrás, ofreciéndome espacio.

Manu, mi hermano mayor, es el primero en atinar y saluda a mi amiga. Trato de no llorar producto de la emoción, pero como siempre, si mi papá llora, yo lloró, por lo que presento a Marian a mi familia entre risas y llanto.

Ella se muestra simpática con todos y paciente ante las constantes preguntas de mi papá. Creo que ya sabe el propósito de mi padre y con mucho tacto lo tranquiliza con respecto a la relación que nos une a ambas.

El viaje fue inesperadamente largo, por lo que con suerte alcanzamos a compartir un poco, a acomodar nuestras cosas en mi habitación. Supuestamente, la cosa comienza a las diez. Decido vestirme de forma elegante. Mi cuñada me presta un vestido negro de coctel, y mi otra cuñada, me presta los tacones a juego. Yo no tengo mucha ropa de gala. Decido recoger mi cabello claro en un tomate, enseñando un poco de cuello. Marian es el lado opuesto. ¿Para qué me visto de gala? Ella decide ir con converse, jeans pitillos negros, una polera sin mangas blanca y una chaqueta de cuero. Va con el cabello suelto y con suerte se ha pintado los labios. La regaño, pero no me presta atención.

Decide conducir ella, ya que conoce el camino. Cuando veo que se detiene frente a una entrada de casi dos metros de altura, con un portón de dos puertas, estilo colonial, me quedo impresionada.

-¿Aquí?- Pregunto boquiabierta.

-Sí.- Asiente divertida ante mi expresión.

Nos bajamos y Marian pasa las llaves a un hombre vestido de uniforme.

Al cruzar el portón, entramos a sus jardines que eran diez veces la propiedad de mi padre; frondoso y bien cuidado. Un pequeño caminito de tierra cercado por linternas colgadas en lo alto de los álamos, nos guiaban hasta la entrada de su casa, si es que a eso se le podía decir casa. El sendero fue agrandándose hasta partirse en dos, y ambas sendas fueron rodeando una pileta de agua que se situaba en medio de todo… este…lugar. El palacete que mi amiga tenía por casa, era precioso. Era una casona (de arte colonial) de dos pisos. De seguro dentro tenía pasillos y balcones en el centro junto a un zaguán.

-Fiuuuuu.- Exclamé maravillada-. ¿Esta es tu casita?

Me miró emanando tensión, y sólo atinó a encogerse de hombros como respuesta. A cada paso que dábamos más cerca de la propiedad, Marian se ponía más hostil, frunciendo el ceño más profundamente. Ya la conocía lo suficiente como para saber que era mejor no dirigirle la palabra cuando estaba así.

Subimos una escalinata, y al llegar a una humilde entrada de doble puerta, un criado (odio decir esa palabra, pero no encuentro otro sinónimo) nos recibió y preguntó nuestros nombres, no sin antes echarle una mirada de desaprobación poco contenida a mi acompañante.

-Natalie Hernández.- Susurré cortada. No esperaba que una “simple” cena necesitase de mi nombre. El tipo miró a Marian expectante.

-Marian Bustamante.- Espetó enojada, haciendo como si mirase a otro lugar.

El chico abrió los ojos sorprendido, y en seguida se sonrojó. Sí, miraste a la hija de tu jefe con mala cara, y ahora temes por tu trabajo.

-Señorita Bustamante- Dijo zalamero-.Pase, dentro su familia le espera.- Hizo una leve inclinación, sonriéndonos.

-Gracias.- Respondió y caminamos.

Tal cuál como lo creía. Al llegar al fondo del pasillo, nos encontramos con un patio central cuadrado, rodeado de diversos corredores y balcones superiores. Todo era alumbrado por guirnaldas amarradas a los barandales. Estaba lleno de personas, todas vestidas de acorde a una celebración. Gracias a Dios que me había preparado para algo similar.

-Dijiste que era una simple cena.- Le reproché cuando nos detuvimos en la boca del pasillo. A mi izquierda y derecha se abrían nuevas brechas de corredores, atestadas de gente, de gente joven al menos.

-Supongo que mi mamá se inspiró este año.

-Nunca mencionaste que tus padres tenían dinero.

-No lo tienen.- Respondió distraída, buscando a alguien con la mirada.- Esta casa era de mi abuelo, la heredaron el año pasado, además, no creo que toda la parafernalia salga muy cara cuando tu madre es organizadora de eventos.- Dijo quitándole importancia al asunto.

A mi lado había un grupo de personas, del cual una mujer de cabello rubio y muy atractiva, salió a nuestro encuentro con una gran sonrisa.

-¡Marian!- Gritó. Algunas personas se voltearon al oírla. Yo me hice a un lado. La mujer iba con entusiasmo hacia nosotras, pero algo hizo que parara en seco. Marian cambio la posición de su cuerpo, evidenciando incomodidad ante la mujer que se nos acercó.

-Marian.- Repitió en forma de saludo, escarmentada. Besó las mejillas de mi amiga con recato.

-Claudia- Dijo Marian con cortesía- Ella es Natalie, amiga mía. Natalie, ella es mi mamá.

¿Su mamá? No se parecen en absoluto, además de que la tensión entre ambas era tan palpable que sentí pena por aquella mujer.

-Mucho gusto en conocerte.- Me sonrió, besándome en las mejillas.

-El gusto es mío.- Respondí de forma educada.

Volvió su mirada hacia su hija y se detuvo en su ropa.

-¿Por qué viniste vestida así?- Le reprochó.

-No sabía que era un evento formal.- Se defendió Marian. Claudia hizo un mohín, obviamente lo sabía.

-Ven, han venido algunos de tus tíos.- Le tomó de la mano, pero Marian se la quitó con determinación, aunque lo hizo con suavidad.

-Tengo compañía.

-¡Ay! Pero no te preocupes, si es tu amiga, es de la familia.- Contestó Claudia, insistente, echándome una mirada significativa

Marian hizo una mueca de disgusto que me sentó como patada en el estómago, ¿Lo hacía por mí?

-Por mí no hay problema.- Comenté. Mi amiga me miró contrariada.

-Bien, vamos entonces.

Gran parte de la fiesta me entretuve conversando con la familia y. Todos eran muy acogedores. Conocí al padre de Marian, encontrando los ojos almendrados en él, al igual que en ella. Tenía una voz ronca de fumador empedernido. Se mostró atento conmigo, más que con su hija. ¿Qué sucede entre ellos? Rodrigo, que era el nombre de su padre, parecía resignado ante la actitud de Marian y no insistía en agraciarla como lo hacía su madre, fracasando estrepitosamente ante la conducta displicente y fría de ella. Puedo contar con los dedos las veces en que Marian se dirigió a alguien para hablar, por lo general me hablaba a mí, pero tampoco se mostró muy comunicativa conmigo.

A media noche nos invitaron a todos al comedor principal, que era realmente gigante. Las paredes eran de un color rojo italiano. El techo bajo, cubierto por bisagras gruesas que le cruzaban de un lado a otro. Los ventanales eran altos, curvados en su cima. Las mesas las habían dispuesto en forma de “U”, con una mesa solitaria en la abertura, de seguro ahí se sentarían los anfitriones. Nosotras nos sentamos en una de las mesas más cercana a ellos.

Cuando la comida hubo finalizado, sirvieron copas de vinos para el último brindis. Marian comió en silencio, yo traté de subirle el ánimo con chistes sosos, pero no hubo caso. De pronto Claudia se puso de pie y agradeció nuestra presencia, luego se giró hacia su esposo y procedió a dirigirle un pequeño discurso de aniversario, cargado de afecto. Al final, su voz se oía tan conmovida por sus vehementes palabras que creo que a todos se nos hizo un pequeño nudo en la garganta.

Cuando hubo acabado, todos aplaudieron. Ella volvió a sentarse y su esposo le robó un dulce beso, dichoso. Me giré para ver a Marian, pero mi ánimo cayó al ver su cara, literalmente de perro. Vi como observaba a sus padres y se me pararon los pelos. En su cara estaba cincelado el asco y en su mirada refulgía una ira contenida, mientras los veía sonreírse mutuamente. Se comportaba como una tirana con ellos. Puede que sus padres hayan sido demasiado permisivos con ella, o también podía influenciar el que fuese hija única ¿Pero qué buscaba con ese comportamiento tan apático? ¿Reconocimiento? ¿Atención? Un psicólogo lo describiría mejor. Esta conclusión me hizo sentir algo de malestar hacia ella. Ojalá yo tuviese a mi madre para poder admirarla junto a mi padre.

-Deja de ser tan pesada y no le arruines la fiesta a tus padres.- Espeté enojada. Sus reacciones de adolescente me estaban colmando la paciencia.

Me fulminó con la mirada. Un escalofrío me recorrió la espalda. Sus ojos oscuros eran gélidos de odio, al menos me hizo creer que me odiaba en esos escasos segundos en que posó su mirada en mí. Apretó los labios, en un claro intento de contención. Me liberó de sus ojos y contempló su copa de vino, moviéndola entre los dedos. ¿Qué le pasa?

-¡Te toca a ti, Marian!- Se oyó entre el bullicio la voz de uno de sus tíos.- ¡Que hable! ¡Que hable!- Comenzó a clamar y en seguida todos los demás presentes le corearan. A mí se me hizo un nudo en el estómago. La miré de reojo, expectante. Ella los miró a todos, sorprendida de que la sacaran al baile. Me observó y luego se ladeó un tanto para observar a sus padres. De pronto se irguió, muy deprisa, tanto que la mayoría de nosotros dio un saltito por la sorpresa.

Todos acallamos a la espera de sus palabras. Vi como escondía la mano sin la copa detrás de su espalda, cerrándola en un puño, en un claro acto de nerviosismo. Contempló a todos los presentes con mucha parsimonia, hasta llegar a la punta de la mesa, donde estaban sus padres. Sus ojos se entrecerraron y las comisuras de sus labios fueron curvándose hasta convertirse en una sonrisa perversa. Volví a sentir un retorcijón en el estómago ¿Qué iba a decir?

-Ante sus ojos- Su voz se oyó fuerte y clara- Están una de las parejas más cómplices que he conocido en mi vida. Como mucho de ustedes sabrá, no soy una persona que crea mucho en el amor, ni menos en la felicidad…- Paró un poco para mirar a todos los oyentes, unos cuantos asintieron en señal de respuesta a sus palabras. Las sonrisas de sus padres se acentuaron-…sin embargo, hoy aquí estamos, celebrando veinte años de unión, veinte años de peleas, reconciliaciones, locuras de amor…- Claudia y Rodrigo carcajearon fuertemente, identificándose con las palabras de su hija. Yo comencé a relajarme, Marian al parecer no se saldría del margen.

-No tengo palabras para seguir describiendo tamaña pareja.- Hizo una pausa, eligiendo sus palabras-. Padre, madre, espero que su amor siga vivo a lo largo del tiempo, que sea capaz de cruzar las fronteras humanas y que siga ardiendo allá, donde sus almas vuelvan a unirse.- ¿De verdad creía aquello? Eran palabras muy nobles. A su madre comenzaron a resbalársele algunas lágrimas por las mejillas.- Porque como su compromiso no existe, padres, y espero que no sigan existiendo…

Dejó las palabras en el aire, mientras volvía a mirar fijamente a sus progenitores. Alzó su copa y todos la imitaron. Marian inspiró hondamente y la mano en su espalda se entrelazó con su chaqueta, apretándola.

-Espero que no existan más parejas como ustedes. Espero no encontrarme a un hombre como tú padre- Arqueó las cejas, apuntándole- Un padre que se escabullía por las noches hasta mi habitación y me acariciaba hasta la saciedad.- Mi boca se desencajó ¿Qué está diciendo? Miro nerviosa a mí alrededor y veo que todos están tan atónitos como yo.- Un padre que abusó de mi desde los siete hasta los quince años. ¿No disfrutaste de esos ochos años papá?- Preguntó ladeando la cabeza, sardónica. El rostro de su padre transformó en una piedra, fría e impasible-. Y tú, madre, espero sinceramente no encontrarme a nadie como tú- Escupió las palabras con desprecio-. ¿Qué se siente saber que tu marido buscaba placer con tu propia hija y no contigo?

Dios, un silencio de plomo cayó. Claudia no podía mirar a nadie, escondiendo la mirada en su regazo. Todos los demás ya habían bajado las copas y escuchaban aquellas torturadoras palabras. Pasé de la vergüenza ajena a la compasión. ¿Abusada? El corazón se me encogió. Levanté la cabeza para mirarle y supe que estaba sufriendo, sus ojos la delataban. Estaban afligidos.

-¿No les dije que eran una de las parejas más cómplices que existen?- Preguntó a todos con fingida alegría-. ¡Salud!- Brindó al fin, bebiéndose de un trago todo el vino.

Descorrió su silla y me dirigió una mirada que suplicaba escapar de ese lugar. Tragué saliva y me puse de pie, dispuesta a seguirla. Salimos del salón sin mediar palabra, dejando atrás rostros enmudecidos, estupefactos e incrédulos.

Al llegar a casa, ambas enmudecidas, dejé que Marian estuviera a solas en mi habitación. Yo me arreglé para dormir y estuve abajo con algunos de mis hermanos, que veían televisión, aunque ni siquiera supe qué se cocía. Sólo podía pensar en Marian. Marian, Marian, Marian. Me sentía terrible por haber pensado de mala forma en ella, ahora todo encajaba. Los nervios me estaban consumiendo, así que después de tres cuartos de hora, subí a mi cuarto.

Golpeé la puerta, pero nadie contestó. Sentía el cuerpo atenazado por la incertidumbre. Giré la perilla y me encontré con la habitación a oscuras y un fuerte olor a cigarro. Cerré la puerta tras de mí, acostumbrando mis ojos a la noche. De repente, vislumbré la silueta de Marian sentada en el piso, frente a mi ventana desnuda, observando cómo los primeros copos de nieve cubrían mi pobre jardín. Tragué saliva. ¿Debo acercarme? Antes de darme cuenta, ya me dirigía hacia ella. Ahora pude divisarla mejor. Tenía las piernas pegadas a su pecho y fumaba con tranquilidad, perdida en sus cavilaciones. Su rostro lucía pálido, sin vida, y su cabello refulgía negro. El corazón se me paralizó y comenzó a latir más deprisa.

-¿Estás bien?- Que pregunta más idiota, obviamente no estaba bien. Mi voz sonó titubeante.

A pesar de mi pregunta tan ridícula, asintió sin dirigirme la mirada.

-Sabes que estoy aquí, ¿Cierto?- Las palabras salieron antes de que pudiera pensarlas, pero eran ciertas, quería estar con ella, quería cuidarla, consolarla, aunque ella no me dejase. Ladeó su rostro hacia mí y unos ojos inconsolables se pararon en mí. Me regaló una sonrisa cansada.

-Lo sé.- Dijo con voz apagada.

No fui plenamente consciente de lo que hacía, pero caminé hasta situarme a sus espaldas. Me senté en el suelo junto a ella, la encerré en medio de mis piernas, le rodeé la cintura con mis brazos y apoyé mi frente en medio de sus omóplatos. Ella no hizo amague de quitarse, parecía cómoda con mi proximidad. Nos quedamos en silencio, ella vigilando la noche y yo sintiendo su tenue respiración acompasada.

-Cuando tenía trece, a mi mamá le descubrieron un cáncer al colon…-Dije aún contra su espalda, abrazándola aún más fuerte, nunca en mi familia se ha hablado abiertamente del tema-. Tuvieron que hospitalizarla para poder operarla. Según los doctores todo saldría bien, era un simple tumor maligno que tenía que ser extirpado, pero cuando la operaron, descubrieron que tenía muchos ganglios comprometidos, y con ello, el simple cáncer se había ramificado nada más abrirla. Mi madre murió a las semanas después.- Hice una pausa para tragar saliva-. ¿Sabes que fue lo peor?- Marian guardó silencio, escuchando, espero, mis palabras.

-Que ninguno de esos días fui a verla.-Revelé con un suspiro- Tenía miedo de verla postrada, saludarla con una puta sonrisa a sabiendas de que estaba muriendo. Recuerdo que esas últimas semanas me peleé con toda mi familia. Para qué decirte lo que me dijeron mis hermanos y mi padre, “puta egoísta” fue lo más suave.- Sonreí para mí misma al recordarlo.

Marian estiró su brazo hacia tras, ofreciéndome su cigarro. Hace mucho que no fumaba, pero creo que ahora me vendría bien. Al alzar la cabeza, me percaté de que yo estaba llorando y de que había empapado un tanto su polera.

-¿No tienes frío?- Pregunté. Negó con la cabeza.- Si quieres puedo traer una manta.- Volvió a negar con la cabeza. Menos mal, no quería desembarazarme de este minúsculo momento de intimidad, me agradaba estar cerca de ella.

Di una piteada al cigarrillo y apoyé mi barbilla en su hombro, a unos centímetros de su rostro. Ella sólo miraba ausente al frente. Boté el humo y le di una segunda bocarada para después entregárselo.

-Siempre le tuve miedo a mi padre- Confesó mientras recibía el cigarrillo-. Hasta que un día tuve el valor de contarle a mi madre lo que ocurría.- Tragó saliva- Me miró incrédula y se rió de mí. Dijo que era normal que un papá te hiciera cariño. Le dije el tipo de cariño que mi papá me hacía, pero hizo oídos sordos y me llevó al psicólogo, argumentando que estaba mintiendo y que quería llamar la atención.- Se interrumpió para llevarse el cigarro a la boca. Su mano tembló un poco. Pegué mi mejilla a la de ella, invitándola a continuar.

-La última vez que le mencioné el tema, fue un día en el que ella tenía que asistir a una reunión o algo por el estilo. Le rogué que me llevara, que no me dejara en la casa. ¡Tenía ocho años!- Exclamó de pronto, alzando las manos-. ¡Cómo una niña de ocho años podía mentir tanto! ¿Acaso no leía mis señales? Comencé a orinarme, a tener pesadillas, a no querer ir al colegio…-Suspiró con fuerza, cubriendo su rostro con una mano. Estaba llorando, y yo comencé a hacerlo de nuevo-… Y ahí lo supe, supe que mi mamá lo sabía.- Encaró a la ventana y la luz de la luna le pegó de lleno. Lágrimas silenciosas se le escabullían. Yo tuve que sorbetear por la nariz, para que no se me escaparan los mocos.

- Me sentí sola.- Concluyó. Se limpió las lágrimas y volvió a fumar. Yo tragué saliva y apoyé mi mejilla en su hombro, dejando que la tranquilidad tras la tormenta hiciera lo suyo.

-Siento lo de tu mamá.- Dijo después de un rato.

-Siento lo de la tuya.- Respondí y ambas nos reímos por lo bajito. Sí, teníamos que aprender a vivir con lo que éramos.

Aún riéndome, la apreté fuerte y la besé con fuerza en la mejilla.

-Venga, que es tarde y hace frío.- Me erguí y me saqué las lágrimas secas del rostro. Le ayudé a ponerse de pie

-¿Ese es tu pijama?- Apuntándome con el índice, me miraba con las cejas alzadas.

-¿Qué tiene de malo?- Me quejé. Bajé mi vista para examinar mi ropa de dormir. Era un conjunto de pantalones largos rosados y una camiseta del mismo color. Ambos tenían pequeños monitos de “Pucca” por todas partes. Mi papá me lo había regalado años atrás, en lo personal no me había gustado, pero era un regalo, tenía que aceptarlo.

-Eres ridícula.- Me acusó riéndose.

-¡Cállate si no quieres dormir en el suelo!- Le amenacé, pegándole un manotazo suave en las costillas.

Destapé la cama y yo me acosté al rincón. Me giré para no ver como se desvestía. Cuando Marian se acostó a mi lado, no pude evitar sentir un cosquilleo por toda la piel. Era como si me hubiesen tirado una roca gigantesca sobre el pecho y no me dejara respirar. Ambas disminuimos al máximo nuestro roce, separándonos todo lo posible, sin que ella se cayera de la cama y yo incrustara la nariz en la pared, claro está.

A la mañana siguiente, todo parecía igual que siempre, y el desagradable episodio de ayer aparecía olvidado, o eso creía yo. Marian se mostraba a gusto con mi familia, hablaba hasta por los codos. Jamás la había visto tan locuaz, ni siquiera en la universidad. A mis hermanos les cayó bien de inmediato, y mi papá estaba contento por saber de que tenía una “amiga” y no una pareja. De seguro creyó que mi lesbianismo iba descendiendo. Pobre papá.

En la cena, nos sentamos todos… muy apretujados. Éramos cinco hermanos, dos de ellos tenían esposas y dos hijos cada uno. Mi papá, Marian y yo. La mesa era un escándalo con seis niños causando alboroto por todo. Me sentía un poco apocada por todo el bullicio y desorden en la mesa ¡Qué impresión se llevaría Marian de mi familia! Pero cuando me ladeé para verla, vi que estaba riéndose con mi cuarto hermano, el de quince, sin percatarse de todo lo demás.

-¡A cenar!- Gritó mi papá en tono jocoso cuando mis cuñadas nos sirvieron la comida. Marian procedió a comer, pero el tenedor que iba a su boca con un trozo de pavo, se detuvo al darse cuenta de que todos la observábamos en silencio y con mala cara. Se ruborizó y trató de esconder su mirada de todos nosotros, cohibida.

De repente, todos estallamos en carcajadas sonoras. Marian nos miró a todos, desconcertada.

-Siempre hacemos eso cuando hay visita- Le aclaré entre risas. Mi hermano le dio una palmadita en la espalda, compadeciéndola, descojonándose de risa. Marian se mostró reticente, pero después de unos segundos, sonrió y me pegó un suave codazo en las costillas.

Esa noche preparamos los últimos regalos bajo el árbol, escondimos los despertadores para que los enanos no hicieran trampa y nos quedamos un rato hablando, saboreando el especial “Cola de mono” de mi papá: Agua ardiente, café, leche y un toque de clavos de olor. Para luego irnos a dormir; y al igual que ayer, mi corazón casi se me escapa de la boca al tener a Marian tan cerca de mí. Aunque esta vez nos acostamos las dos frente a frente para hablar antes de caer en el sueño. Pasamos de las dos de la mañana charlando. Cuando no hubo nada más que decir, nos quedamos en silencio, sin necesidad de rellenar.

Pasaron minutos en donde mis ojos estuvieron fijos en los suyos, después rehuyó mi mirada, redirigiéndola a la ventana que estaba a mi espalda, de seguro deteniéndose en la nieve que se agolpaba en ella. Yo sólo podía mirarla. No sé que había en ella que me hacía admirarla de tal manera, era frustrante. Nada en ella debía de atraerme, no era algo físico, era…

Desde que la vi tan desecha aquel día de la cena junto a su familia, me inspiró un sentimiento protector hacia ella, lo cual era contradictorio con la imagen que siempre proyectaba, autosuficiencia, independencia, desinterés por el resto, no sé. Me sentía ridícula, ella NO necesitaba de mí, pero algo en mí quería ser “ese alguien” que salvara a su perturbada persona. Ese parece ser el karma de las mujeres, además yo no podía ser ese alguien, partiendo por el hecho de no tener un pene entre las piernas.

-Me gusta tu familia.- Dijo atrayendo mi atención.- Son amables.

-Sí- Respondí sonriéndole- son los mejores.

Guardó silencio, pensando en mis palabras, de seguro comparando ambas familias. Me miró a los ojos y me sonrió tímidamente, yo hice lo propio.

-Feliz navidad- Susurró despacito.

-Feliz navidad.- Contesté.

Con mucho sigilo, y sin saber cómo en realidad ocurrió, fuimos acercando nuestras cabezas hasta que ambas fuimos capaz de sentir nuestros vahos. Miré sus labios y luego miré a sus ojos, buscando algún tipo de permiso, pero al parecer era ella la que estaba esperando por la oportunidad, pues al chocar nuestras miradas, fue ella quién tomo la iniciativa. Bastó con solo sentir su boca contra la mía para reaccionar. Fue un beso suave, débil y sin grandes expectativas, lleno de curiosidad. Sus labios aún guardaban un tenue sabor a dulce y agua ardiente. Nuestras bocas se movieron en una sincronía aprendida, como si ambas ya hubiésemos pensado este momento. A veces se me asemejaba a besar un algodón de azúcar.

Ni una de las dos fue lo suficientemente valiente como para dar un segundo paso; no hubo paso a lenguas, a caricias ni a suspiros, pero aún así me pareció el mejor beso de mi vida. Un beso con el que soñaba que sería el primero, lleno de timidez y morbo. Sin duda no ha sido el primero, aunque podría desear que fuese el último para recrearlo una y otra vez.

Nos separamos avergonzadas y mecánicamente, sin dirigirnos ninguna palabra, nos fuimos dando media vuelta hasta que nuestras espaldas se rosaron. Yo mirando a la pared y ella hacia la puerta. Me mantuve despierta, inquieta por dentro hasta que oí que su respiración se hacía más profunda. Se había dormido, ¿Cómo podía dormir? Yo era un maldito mar tormentoso por dentro, bueno… ella no es ni será la última hetero curiosa en este mundo.

A la mañana siguiente desperté por los golpes desesperados en mi puerta. Mis hermanos y mis sobrinos recorrieron todo el pasillo de las habitaciones causando escándalo, despertándonos a todos para que bajásemos a abrir los regalos.

Abrí los ojos de inmediato, presa de una ansiedad súbita ¡Era navidad! Me moví, buscando a Marian con la mirada, pero no había nadie, la cama estaba vacía a su lado. No pude evitar sentir un dolor profundo. Sentirse desilusionada era quedarse corta. Por alguna razón pensé que todo estaría bien, mejor que bien después de lo de ayer ¿Por qué era yo la desilusionada? Mejor ¿Por qué el que no esté aún durmiendo me sienta tan mal? Sin duda lo que sentía por ella era más de lo que creía. ¡Ella me había besado! Este hecho, si es que se le puede llamar hecho, lo digería como un acto de desprecio hacia mí, quizá ni siquiera le daba el mismo peso que yo a aquel beso, y era yo la que estaba más que sensible el día de hoy… de seguro la menstruación se acerca. No es que pensara que algo sucedería, pero al menos que todo siguiera igual.

Unos golpes más estruendosos que los anteriores en mi puerta, me sacaron de esos pensamientos. Exhalé fuertemente y me calcé las pantuflas y me puse la bata. Cuando llegué a primer piso, volví a contagiarme con la feliz navidad. Ver a los chicos abriendo con tanto desespero los regalos, me alegró; sin embargo, lo que me alegró más, fue ver a Marian cruzada de piernas en la alfombra, admirando desde fuera a mi familia abrir los regalos. Los contemplaba con exquisitez, riendo calladamente al ver a todos los enanos pelando por los presentes. Se me hizo un nudo en el pecho, ¡Ay Dios! Yo seré la que no olvide lo de anoche.

Esquivé a la aglomeración de manos y pies que no me dejaban pasar, buscando un presente cuadrado en particular bajo el árbol. Cuando ella vio que me acercaba, me sonrió sin tapujos, como siempre. Me sentí aliviada al ver que no me miraba con incomodidad. Me paré frente a ella y le extendí mi regalo. Me observó incrédula, con el ceño fruncido.

-Yo no te tengo nada.-Dijo contrariada y algo fría.

Le sonreí, encogiéndome de hombros. Suspiró y aceptó el presente a regañadientes.

-Ábrelo.- Le insté. Volvió a mirarme con desaprobación. ¡Por favor! A quién le quedarían ganas de regalarle algo con esa actitud. Lo hizo despacio, descubriendo poco a poco un vinilo en desuso que lucía un grabado a spray en el frontis. Era el dibujo de un tipo a torso desnudo, con el cabello ondulado hasta los hombros y una mirada hipnótica.

Creo que sonrío sin proponérselo.

-Gracias.- Dijo mirándome sin hostilidad.- Es… genial.- Volvió a esbozar otra sonrisa que me dejó sin aliento.- Aunque debiste haberme avisado de que…

-No importa- Interrumpí- No esperaba nada a cambio.- Aclaré.

Sonia, mi cuñada, prorrumpió en la habitación llamándonos a todos a desayunar. El día transcurrió jubiloso. En la casa vivía la algarabía propia de las festividades, todos los enanos andaban correteando en la casa con sus nuevos juguetes, ya que no los dejaban salir afuera por la helada; y mis hermanos mayores se hicieron con la PS3 de uno de mis sobrinos y se dedicaron a jugar todo el día. Marian también estuvo todo el día pegada al juego, ganándoles a todos en algo llamado Tekken, lo que era muy chistoso, porque era muy burlesca al momento de la victoria. Sin duda encajaba bien en mi familia. Pasamos una tercera noche en mi casa y decidimos irnos a la mañana siguiente. Teníamos que mudarnos antes de volver a la universidad.

Cuando íbamos en el auto, un silencio cargado de dudas nos hizo compañía. Ninguna de las dos mencionó aquel beso, y yo no sería la primera en hacerlo. Marian lucía aún más seria de lo que solía serlo, pensativa incluso. Yo no quería que nuestra amistad se viera tergiversada por esa noche. Seguimos enmudecidas, simplemente acompañados por la música del radio.

-¿Me dejas aquí?- Pidió, hablándome al fin, cuando llegamos al centro de la ciudad.

-Aún no llegamos.

-Lo sé.- Abrió los ojos con sátira.- Necesito ver unas cosas. Después llego a casa.

-Llega pronto, tienes que ayudarme con la mudanza. Mañana nos vamos- Le recordé, apuntándola con el índice de forma admonitoria.

-¡Of course!- Dijo riéndose.- Nos vemos más tarde.- Me hizo una seña con la mano y bajó del auto. La vi desaparecer entre el gentío que corría de un lugar a otro.

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-¡Vaya! Has guardado casi todo.- Exclamó al entrar. Traía bolsas y lucía mojada, seguro por la nieve derretida.

-Sí.- Contesté secándome el sudor de la frente. No era fácil organizar un living.- ¿Qué compraste?

-Nada importante.- Respondió.

Vi mi reloj de pulsera.

-Son las cuatro…- Dije inquisidoramente.

-¿Así?- Dijo inocente.- ¿Por qué no te bañas mientras yo sigo apilando las cajas?

-Bueno.- Accedí-. A todo esto, desarmé los camastros.

-¿Y dónde se supone que vamos a dormir?

-Podemos dormir aquí, en el living. Traemos nuestros colchones, así mañana no tenemos nada más que desarmar.

Hizo un mohín infantil con el rostro.

-¡Supéralo!- Le grité sonriendo.

El agua caliente relajó todos mis músculos. No me había dado cuenta de lo tensa que estaba, seguramente desde la cena de sus padres. He conocido más de Marian en estos últimos cuatro días que en nuestros tres años de amistad, y sin duda, ella me encandiló más en esta última semana más que en estos tres años. ¿Debía sentirme bien por el hecho de que “ese” beso no estropeara nuestra amistad o mal porque para ella no pareció significar nada? ¡Ay! Que complicada era la vida, que complicada era Marian. Mejor dejo de pensar en eso, ya mañana comenzamos una nueva etapa, en una casa más acaudalada, ¿Quién sabe de las sorpresas de la vida? Hay que dejarse sorprender.

Me vestí con unos jeans y una polera. Iba a ponerme un polerón, pero al llegar a la sala de estar me di cuenta de que Marian había encendido la calefacción. La encontré sentada en posición india sobre un colchón descubierto, viendo la tele que estaba en el suelo. Estaba descalza, desabrigada y con una improvisada trenza María… sus pies descalzos, no sé por qué ahora me parecían tan… sensuales.

Fui por un vaso de agua, pero me detuve al ver un regalo en la isla de la cocina.

-¿Qué es esto?- Pregunté. No contestó. Lo tomé y vi que tenía mi nombre-. ¿Tú lo dejaste aquí?- Volví a preguntar.

-No.

-¿Y quién entonces?- Inquirí con suspicacia.

Contrajo los hombros.

-No lo sé.

Puse los ojos en blanco. Decidí abrir el paquetito, total, tenía mi nombre. Al hacerlo, tuve que reprimir un gritito. Era una foto de mi familia en un marco de plata, de cuando mi mamá estaba viva. Yo tenía diez u once años en esta foto. Estamos todos, mi padre luce tan joven y feliz, quién hubiese pensado lo que nos deparaba el destino.

-¿Dónde la conseguiste?- Oí como se dirigía hasta donde yo estaba. No fui capaz de levantar la cabeza de la foto. Estaba maravillada.

-Le pedí la foto a tu hermano Manu, aunque estaba un poco dañada, tuve que remasterizarla.

-Gra- gracias.- Tartamudeé, acongojada.

De pronto Marian me abrazó y empezó a sobarme la espalda. Me di cuenta de que trataba de consolarme, torpemente, pero trataba. Me dejé llevar por el olor cítrico de su perfume, deshaciéndome en sus brazos.

-¿Por qué haces esto?- Solté, rompiendo el momento.

-¿Por qué hago qué?- Dijo soltándome.

-Esto.- Le mostré la foto-. Lo de Ana… el beso.- Pronuncié esas palabras ruborizándome un poco.

Se alejó de mí, mirándome recelosa.

-Porque eres mi amiga.- Contestó arisca.

-No sabía que las amigas se besaban.- Contraataqué, olvidando la nostalgia.

Exhaló con fuerza. Dio media vuelta y apagó el televisor.

-¿Y bien?- Interrogué al ver que no hablaba.

Se volteó para mirarme.

-Me gustas.- Musitó. Mi corazón se detuvo y luego, comenzó a latir con tanta fuerza que temía que ella lo escuchara.

-¿Te gusto?- Pregunté escéptica.

-No sé por qué.- Reveló con franqueza.- Jamás nunca me han atraído las mujeres y no sé por qué tú sí.- Su voz tenía un deje de reproche.

Yo estaba en el aire. ¡Le gustaba a Marian!

-No he podido sacarte de mi mente.- Siguió hablando, su semblante parecía confuso-. Ese día en que te besé, lo he recreado una y otra vez, sintiéndome culpable por no haberme atrevido a más.

¡Sentía lo mismo que yo!

-Me siento mal…

-¿Por qué te siente mal?- Dije con voz ronca producto de la estupefacción, recuperando el habla.

-Porque quiero sacarte de mi cabeza, quiero tocarte, no sé…- Expresó con la mirada turbia-… pero sé que si hacemos algo, nuestra amistad se perderá y tú eres la única amiga que tengo Natalie… no quiero perderte.

¡Oh Dios! Su revelación me dejó anonadada, ¿No quiere perderme? ¿Soy su única amiga? ¡¿QUIERE TOCARME?! Inhalo, exhalo, necesito calmarme, estoy hiperventilando. Dejo con cuidado la pequeña foto enmarcada en la encimera, y le agradezco internamente a este objeto inanimado, porque por él esta conversación se ha desencadenado.

-Yo siento lo mismo, Marian.- Coincido-. Tú me gustas…y mucho.- Me envalentono y levanto la cabeza para mirarle a los ojos.

Observo de reojo por la ventana y me percato de que la nieve comienza a caer nuevamente.

-Yo quiero más que tocarte, Marian, quiero que… quiero que…- Titubeo, ¿Qué le digo? ¿Que quiero que sea mi pareja? ¡No!- Quiero que tengamos algo…- Dejo las palabras en el aire, esperando a la interpretación de ella.

Marian suspira.

-Nuestra amistad se irá a la mierda, Naty. Eres mi amiga.- Dice sin más. Sus ojos se ensombrecen.

No, no te pongas triste.

-Hay una solución.- Musito.

-¿Cuál?

-Quizá lo que tenemos entre ambas es… simple atracción sexual.- Ni yo me la creo. Me mira con desconfianza-. Tú y yo sentimos atracción por la otra, puede que si la satisfacemos, todo esto- Hago un movimiento con la mano, abarcando el espacio entre nosotras- desaparezca.

Entorna los ojos, pensando en lo que he dicho. En mi fuero interno pienso lo contrario y en lo que ella una vez me dijo: “…cuando yo me follo a Diego, yo ya sé quién ha sido el utilizado, cosa que tú no tienes clara”. Yo tenía todo claro, yo sería utilizada por ella, porque tenía bastante claro de que lo que yo sentía, era algo más que físico, sin embargo, no importaba. Quería sentirla.

-Puede que tengas razón.- Otorgó.

-¿Entonces?

-¿Entonces qué?- Preguntó arqueando las cejas.

-¿Lo hacemos?- La sangre subió a mi rostro, era cómo si estuviésemos cerrando un trato.

-¿Seremos capaces de seguir siendo amigas?- Su voz se oyó insegura.

-Yo sí-Declaré sólida-. ¿Y tú?

-Eso creo.

Acallamos, palpando como una corriente iba creciendo entre nosotras, era la expectación. Mi respiración se agitó y la sangre se arremolinó en mis venas. La boca se me secó y me relamí los labios. La mirada de Marian se enturbió y entre abrió los labios para tomar una bocarada de aire. Era mi señal.

Me acerqué con paso decidido, le pasé un brazo por el cuello, el otro por la cintura y la tiré hacia mí, besándola con fuerza. Marian tardó poco en responderme… y lo hizo con dureza. Abrió los labios y aproveché el instante para introducir mi lengua y saborear el gusto de su boca.

Nos corrimos (sin separarnos) hasta llegar a los pies del colchón. Fuimos descendiendo. Estiré mi brazo hacia tras, buscando el colchón desnudo que yacía en el suelo. Cuando por fin lo toqué, me dejé caer sobre él, arrastrando a Marian conmigo. La tomé por la cintura, atrayéndola hacia mí, y comprobé con satisfacción cómo ella sujetaba mi rostro para que no moviera la cabeza mientras nos besábamos.

Introducía su lengua y recorría mi boca con ella, con pericia. Este ósculo comparado con el anterior… sin palabras, mejor, sin respiración. No me dejaba respirar y saber que me deseaba tanto me puso a cien. Coloqué mis manos en su trasero y fui subiendo, cubriendo sus nalgas a caricias. Marian paró nuestro beso y por fin tuve la oportunidad de respirar. Observé su rostro rojo y excitado. Su mirada era extraña, me observaba con recelo ¿Hice algo mal? Quizá no le gustó que le tocara el culo.

Iba a preguntarle, pero antes de hacerlo, se irguió, quedando a horcajadas sobre mi pelvis, y de un solo movimiento se sacó la camiseta, dejando a la vista sus senos envueltos en un sostén azul. Su torso se expandía y luego volvía a su lugar, forzando su respiración. Yo sólo podía mirarle embobada, era hermosa ¿Cómo no lo vi antes? Sus ojos lucían impenetrables, incapaces de reflejar algo mientras con deleite fui siguiendo el movimiento de sus dedos, dedos que bajaban lentamente los tirantes por sus brazos. Lanzó el sostén hacia un costado, quedando desnuda de cintura para arriba ante mis ojos.

Tragué saliva. Tenía senos pequeños, que parecían ajustarse a la palma de mi mano. Sus pezones estaban tiesos y sus aureolas lucían extendidas. Me enderecé hasta quedar sentada. Retiré mis manos de su cola y la abracé por cintura, escondiendo mi rostro entre sus pechos, oliéndola. Marian soltó un suspiro ansioso y buscó el dobladillo de mi polera. A regañadientes me separé de ella para que pudiera cometer su objetivo. Alcé mi rostro para buscar el suyo, nuestros ojos se encontraron por un segundo, mientras ella lentamente iba retirando mi camisola. Me sentía tan…húmeda por esta mujer, solo quería sentirla, así que para apurar el proceso, me quité –sin pensarlo- yo misma el corpiño, poniendo al descubierto mis pechos demasiado grandes para mi gusto. Cuando me percaté de lo que hice, me avergoncé. Ni con mi anterior pareja, con la que duré tres años, me desnudaba con tal desparpajo.

Bajé mi rostro para ocultar mi vergüenza, pero Marian no lo permitió. Se inclinó, buscando mis labios con los suyos. Volvió a besarme como al comienzo, sin dejar que el aire pasara por mis pulmones, o era yo la que no podía respirar, no lo sé. Una de sus manos voló hasta quedarse en la base de mi nuca. Deshizo mi tomate, soltando mi cabello, luego descansó su brazo al rodear mis hombros. Ahí me di cuenta de que no sabía qué hacer, ni yo tampoco.

Por mi parte me hallaba ansiosa, no podía pensar con claridad cuando me besaba de aquella forma y ella… bueno, no sé qué pasaba por su mente.

Poco a poco, fuimos cayendo nuevamente en el colchón. Marian se apartó, colocando los brazos a ambos lados de mi rostro. Su trenza cayó por un lado de su cuello. Una mano indiscreta fue bajando por mi hombro, mi clavícula, y cuando acarició mi seno, un leve gemido se me escapó. Mi piel estaba hipersensible. Al ver mi reacción, creo que Marian se envalentonó; masajeó mi pecho sin perderme de vista, y con mucha delicadez, como si de cristal se tratará, apretó mi pezón. Moví las piernas inquietas, aquel roce me produjo una punzada justo ahí, en la entrepierna. Marian no dejó de estudiar mi rostro. Era tan contradictorio. Yo, muriendo de deseo, y ella imperturbable.

Sin dejar de jugar con mi seno, se encorvó, besándome esta vez con más parsimonia, como si ahora se estuviera dando el tiempo de saborearme. Ladeó su rostro y murmuró en mi oído con voz ronca y trémula:

-Soy una mujer…

-No me digas- Repliqué con ironía.

-… pero no sé complacer a una.- Confesó esta vez mirándome fijamente, seriamente.

De inmediato se borró la sonrisa de mi rostro. ¿Era eso? ¿Por eso me miraba de esa forma, porque tenía nervios? Le sonreí con dulzura, enternecida por el momento. Le acaricié la mejilla, me incorporé sobre un codo y le besé. Algo dentro floreció, yo le enseñaría.

-Recuéstate.- Le pedí. Asintió despacio.

Me hice a un lado, ya que nuestro colchón de una plaza no era muy grande. Me coloqué sobre ella, olvidándome de que llevaba los pechos al aire. Le besé en la boca y fui descendiendo por su quijada, mordiéndole tímidamente. Marian fue tomando coraje y subió sus manos a mi espalda, sobándola. Seguí bajando y me detuve en sus senos. Tomé un pezón entre mis labios y succioné con fuerza. El cuerpo de mi amiga se encorvó. ¡Bien! Lo estaba consiguiendo.

Pasé mi lengua por el halo color rosa de su pecho y volví a chupar fuerte. Tomé su otro seno y lo fui sobando mientras apretaba su pezón entre mis dedos. Marian alzó su pelvis hacía mi, sin duda buscando una penetración. Me reí para mis adentros.

Volví a situarme sobre ella para besarla. Una de mis manos comenzó a hurgar por entre sus jeans. Lo desabroché y bajé el cierre, deseosa. Descubrí que no llevaba bragas, encontrándome de una con su lampiña intimidad. Marian se tensó debajo de mí, buscando mis dedos.

Me aparté, para ponerme a sus pies. Tuve que apoyar mis rodillas en el frío suelo de parquet. Tomé su jeans desde la basta y los tiré con lentitud. Ella alzó sus caderas para facilitar mi trabajo. Quedó desnuda.

Acercándome un poco, observé la viscosidad de sus jugos íntimos, y una llama de orgullo se encendió en mi interior. Al ver que me acercaba, Marian separó sus piernas para que tuviera acceso. Le sonreí y ella me correspondió. Me senté entre medio, y mis dedos fueron explorando con calma su entrepierna. Mis pulgares ascendieron internamente por sus muslos, hasta situarse en la cúspide de su intimidad. Los introduje un tanto, abriéndola. Marian soltó un quejido. Volví a introducir un tanto más mis pulgares y acaricié su clítoris, ella gimió. Levante mi vista para verla al momento en que la tocaba.

-Eres tan… erótica.- Soltó al ver mi rostro.

Busqué su boca y metí mi lengua, volcando una pasión escondida por ella que no creí que existía. Introduje un dedo lentamente, resbalándolo. Marian gimió cerca de mis labios. Entrelazó los dedos detrás de mi nuca y me atrajo, aumentando la profundidad de nuestro beso. Con lentitud, fui dilatándola, fabricando círculos con mi dedo. Marian gemía junto a la tortura de mi dedo. Me moví, clavando una de mis rodillas en medio de sus piernas, buscando la comodidad.

-No te detengas- Balbuceó, levantando su pelvis hacia mi mano.

Me cerní un poco más sobre ella y le introduje el dedo índice. Ella arqueó su espalda y buscó mi cuello para morderlo. ¡Ay! Me estoy derritiendo por dentro, creo que sólo con sus gemidos seré capaz de acabar. Siento mi entrepierna demasiado húmeda.

Sus manos bajaron ociosas por mi columna, hasta llegar a mi culo. Apretó las nalgas con fuerza, haciendo que hiperventilara, soltando jadeos. Me sostenía con tal fuerza por las nalgas, que hizo que cediera hacia delante. Me apoyé sobre un codo y la penetré a fondo con los dedos, empujando hacia arriba, apretándole el clítoris. Marian gemía junto a mi rostro. Gotitas de sudor hacían que su cabello se le pegara al cuello. Cuando nuestras miradas se encontraron, me sonrió tímidamente. La besé y ella abrió un tanto más sus piernas, permitiendo que la intromisión de mis dedos fuera total.

Introduje la yema del pulgar y busqué el punto débil de su entrepierna, acuciándola. Marian tomó uno de mis pechos entre sus dedos y me tiró con fuerza el pezón. Yo grité, sintiendo una corriente allí abajo. Le metí los dedos con más fuerza.

-Mierda… me voy a…- Murmuró tensándose. Clavó sus dedos en mi culo y acabó con un gemido gutural, seguido de una exhalación profunda.

Cerró los ojos.

Yo me dediqué a observarla. ¿Cómo habíamos llegado a esto? Retiré los dedos de su interior y me alejé un poco, dejándole espacio. Al sentir que me apartaba, abrió los ojos. Yo me sonrojé, muchas cosas podían pasar luego de un coito. Sus ojos fueron bajando hasta llegar a mis pechos desnudos y sudados. Volví a ruborizarme e hice el amague de cubrirme.

-Ahora me toca a mí, ¿no?- Sugirió mirándome persistentemente-. ¿Por qué no te quitas el jeans?

Tragué saliva. Ahora le tocaba a ella. Se incorporó, dejándome el espacio para que yo me acostara. Titubeé. Miré a mí alrededor. ¡ESTABA TODO TAN LLENO DE LUZ! Siempre he sido insegura con mi cuerpo, lo noche siempre ha sido mi mejor aliada. Ocultaba mi figura y por ende, mis inseguridades. Ahora, al atardecer cayendo sobre nosotras, y si ningún mueble que hiciera sombra, sólo cajas, me sentía realmente cohibida.

Me quité el jeans.

-¿Y las bragas?- Preguntó. Me volteé para mirarla, no me había dado cuenta de que me estaba observando. Me sonrió como si me estuviera dando fuerzas. Se arrodilló a mi lado, pasando uno de sus brazos por detrás de mi cintura, acercándome a ella.

Al sentirme tan insegura, sólo quería tenerla cerca de mí, sentirme arropada. Volvimos a besarnos, mientras la otra mano de Marian comenzó a fisgonear por mi vientre- por mi abultado vientre- pienso con desgano.

-Me gusta tu piel…- Susurra de pronto, sin dejar de besarme.

-¿De verdad?- Pregunto incrédula, siempre encontré que era demasiado blanca. Ni estar expuesta al sol por dos semanas ayudaba.

-Sí.- Respondió, llevándome nuevamente hacia el colchón.

Caímos de costado. Marian tomó uno de mis pechos y con el pulgar comenzó a estimular el pezón, haciendo que me ardiera. Yo hice lo propio, buscando nuevamente su entrepierna.

-¡Eh!- Exclamó-. Me toca a mí.- Dijo con una sobre exagerada sonrisa maliciosa que hizo que riera y que mi nerviosismo pasara un poco.

Se levantó con cuidado, obligándome a que yo me acomodara, volviendo a quedar vulnerable.

-No sé por qué sientes vergüenza- Adivinó, mirándome.

-No me gusta mi cuerpo.- Revelé. Alzó una ceja, escéptica.

-A mí me gustas.- Dijo con franqueza. El corazón no me cabía en el pecho.

Me hizo una seña que me indicaba que me sacara las bragas. Lo hice, bajo su atenta mirada.

Me observó con curiosidad. Me separó las piernas con delicadeza y se reclinó hacia delante. Sus dedos rosaron sin preámbulos mis labios vaginales. En realidad, yo no necesitaba más preámbulos, pareciera que tenía un río entre las piernas, aún así, su roce me erizo todos los vellos de mi piel. Con los dedos fue abriéndome lentamente, explorándome, como si fuera un nuevo juguete al que hay que descubrirle las habilidades. Estaba tan absorta en lo que hacía que incluso se estiró quedando boca abajo, con la mitad del cuerpo afuera.

Yo tiré mi cabeza hacia atrás, apretando los ojos. Sus caricias inexpertas me estaban consumiendo. De pronto gemí inesperadamente gracias a un lengüetazo tímido en mi interior. Abrí los ojos para verla, pero Marian se había escondido entre mis piernas, explorándome con su boca.

-¡Ah!- Gemí cuando sentí su lengua adentrándose en mi intimidad.

-¿Qué debo hacerte?- Inquirió de pronto.

-Eh…-Musité confusa, con lo que estaba haciendo ya me tenía lista-… Has círculos con la lengua, ejerciendo presión ahí… en el… clítoris.- ¡Qué vergüenza! Jamás creí que mantendría una conversación así. Yo tuve la suerte de que mujeres con experiencia me iniciaron y yo tampoco fui muy preguntona.

La lengua de Marian giró en mi interior de abajo hacia arriba, y con la punta acarició la cúspide de mi intimidad, retorciéndola.

Solté un gritito y mi columna se arqueó. Sentí la risa de Marian. Se estaba entreteniendo la muy… Volvió a meter su lengua, arrastrando consigo todas mis lubricaciones, lamiéndome.

-¿Puedes sostener tus piernas?

Asentí, presa de la excitación. Alcé mis piernas, tomándolas por la parte de atrás de las rodillas. Las sostuve lo más arriba posible. Me sentía tan expuesta, pero en cierto sentido no me importaba, me sentía bien de algún modo al hacerlo con Marian. Ella sonrió satisfecha.

-Puedes alternar la lengua con los dedos.-Sugerí de pronto, ansiosa porque me tocara.

Me miró con recelo, luego con mucha lentitud, observándome ininterrumpidamente, metió dos dedos en mi interior. Me mordí el labio inferior ahogando un suspiro y volví a echar el cuello hacia atrás. Marian me penetró unas cuantas veces con los dedos, después oí como se inclinaba y la tortura lenta de su lengua encima de mi clítoris empezó de nuevo. Yo era toda sensaciones. Sus dedos de pronto se salían de forma descontinuada y al volver a entrar, sus uñas me rasguñaban un poco las paredes de mi entrepierna, producto de su inexperiencia, pero no me importaba. Yo estaba lo suficientemente excitada como para que ese pequeño dolor me estimulara aún más, además su lengua hacía maravillas.

Dibujó círculos con sus dedos y chupó con fuerza mi clítoris, seguido del enroscamiento de su lengua en la cima de mi intimidad. Mis entrañas comenzaron a tiritar. Creo que Marian lo intuyó, porque dejó de taladrarme con los dedos, y posó ambas manos en la parte interior de mis mulsos tratando de abrirme un poco más. Situó su cabeza nuevamente entre medio e introdujo su lengua, retorciéndola, lamiendo, chupando.

Grité y todo mi cuerpo se transformó en una espiral, que caía una y otra vez ante la lengua implacable de Marian, que seguía en mi entrepierna absorbiendo mi orgasmo. Sentí que las fuerzas me abandonaban y dejé caer mis piernas, respirando con dificultad. Demoré más de lo normal en llegar al clímax, pero sin duda que fue intenso.

Oí como se situaba encima de mí. Abrí los ojos y me encontré con su sonrisa exultante, vanidosa.

-¿Lo hice bien?- Preguntó con fingida humildad, sabía que lo había hecho bien, sin embargo, lucía como una niña pequeña.

-Muy bien.- Contesté riéndome. La tomé por los hombros y busqué sus labios con los míos.

“Como puedo comer,

como puedo escribir,

como puedo sufrir,

escapar o mentir.

si lo único cierto,

y lo único claro,

es tu firma salvaje,

y bendito amor.

Al olor de tu sangre,

al sabor de tu cuello,

al dolor de tu llanto,

al color de tu voz.

Moriría mañana,

moriría en éxtasis,

moriría en el fondo del éxtasis.”

Cuando nuestros cuerpos quedaron exhaustos, ambas nos acostamos, una frente a otra, descubiertas, desnudas, sin tocarnos, simplemente mirándonos. ¿Qué haría ahora? Para mi pesar, había descubierto de que yo sentía algo más que una atracción, pero no podía adivinar los sentimientos de ella. Sus ojos me observaban tranquilamente, asimilando todo aquello. Nos habíamos acostado, nos habíamos visto desnudas, habíamos tenido orgasmos juntas, nuestra amistad estaba perdida ¿No? ¿Se puede recuperar una amistad luego de todo eso?

-¿Tienes frío?

-No.- Contesté.

Volvimos al silencio. Su trenza había soportado estoica todas nuestras proezas sexuales. Ni siquiera quería hacer el intento de ver el mío. De seguro era una maraña incontrolable. Podía oír nuestras respiraciones, ralentizadas e introvertidas, como si ninguna de las dos quisiera hacer frente a la otra.

De pronto el teléfono comenzó a sonar. Ambas dimos un saltito, pero no nos movimos. El fono siguió sonando por algún rincón del suelo.

-Hola…- Saludó una voz masculina luego de que el pitido de mensajes le diera el pase-. Soy Mario, quería saber si podemos vernos hoy, Marian. Nos juntaremos algunos de los de la clase en el “Tuerto” ¿Vienes? Es a los nueve. ¡Nos vemos!- Volvió a sonar un pitido y todo se acalló.

Mario, el que le había pedido rollo, ¿Cuándo le había dado nuestro número? Marian se incorporó lentamente. En cuanto se levantó, cerré los ojos, impidiendo que las malditas lágrimas escaparan. Sentí una brecha ridícula en el centro de mi pecho. Sabía lo que venía, ambas habíamos dejados las bases de nuestro trato bien claras antes de todo esto, pero aún así…

-¿Sabes por qué no creo en la felicidad?- Preguntó con voz monótona, como si en realidad estuviese hablando para sí misma y no conmigo. Subió el cierre de sus jeans y abrochó el botón bronceado.

Negué con la cabeza, incapaz de hablarle. Me senté en la cama y busqué mi polera por algún lugar, el frío comenzaba a calar.

-Porque no la conocía.- Explicó en un tono sobrio y despreocupado, colocándose su camiseta. La miré desconcertada, viendo como posaba una rodilla en el suelo para poder anudarse las converse, y luego se abrigaba con el montgomery que yacía tirado junto a la tele.

-¿Qué quieres decir con eso?

Me contempló entre tanto abotonaba la prenda.

-Nada.- Comentó sin inmutarse-. Tengo hambre, iré por comida china. ¿Quieres algo?

Mi boca volvió a desencajarse. ¿Qué quería decir? Su cambio de dirección constante me dejaba descolocada.

-¿Veamos películas después? Hace tiempo que no veo una.- Sugirió encaminándose a la puerta.

Poco a poco fui cuadrando sus palabras y el oxígeno abandonó mis pulmones. Mi polera yacía inútil en mi regazo ante mi estupor. Lentamente una sonrisa boba y dichosa me partió la cara. Al ver mi alegría, Marian me correspondió con una sonrisa radiante que desbocó mi corazón y me derritió por dentro.

-No demoro.- Prometió. Salió y cerró la puerta detrás de sí.

“Amiga mía,

yo sé que nunca vamos a dejar,

que éste amor se nos vaya.

Amiga mía,

yo sé que nunca vamos a dejar,

yo sé que nunca vamos a dejar…”

Los prisioneros –“Amiga mía”.

Madre, esposa y ….ansiosa de sexo

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La serie de Madre, esposa y ….son las confidencias sexuales que vive una cuentacuentos y escribe en TR.

Lalo , mi marido y Paco, el esposo de Verónica han llevado a los críos al cole y al jardín. Hace un frío de cagarse, la ola polar ha caído sobre Buenos Aires, a mi me gusta el calor. Ando congelada y eso que siempre llevo un body de los que me regaló mi cuñada, uno de esos que te cubre todo el cuerpo como segunda piel, con aperturas en los bajos para que no tengas que sacártelo ni para orinar ni defecar. Los hay que tienen también agujeros para dejar fuera las lolas y otros con sus aros para que te las sujeten bien, como si fuera un corpiño. Cuando salgo, me pongo encima un pulover, un pantalón de corderoy y botines y una campera de cuero y a pesar de eso me hielo en la calle.
Estoy vestida con uno de los que te levantan las tetas, me miro en el espejo, la verdad es que estoy aceptáblemente buena para tener dos hijos y acercarme a los 37. Pongo la pava, hago mate y me siento a escribir. Ya he leído la prensa.
He acabado los relatos para este Ejercicio, y ando con una historia larga de la vida sexual de un matrimonio. Hanibal me pidió algo sobre una pareja estable y que fuera romántico, estoy en ello, pero tengo que buscar datos para ambientarla en la época (años 70- 200X), además me sale largo, no sé si dividirlo en dos partes. Saco cosas de la vida de mis suegros pero me cuesta…
Mi marido anda caliente estos días, hacemos el amor por la noche y jodemos por la mañana, y distingo porque a la noche el polvo es cuidado, mimoso y por la mañana es un desahogo salvaje. No está mal para un cuarentón. Hoy sin ir más lejos, al despertarse la tenía gorda y dura, bien empalmada, con voz mandona me ha pedido: “Hazme una mamada”. Me he aplicado con esmero, la he agarrado por la base, me la he metido en la boca, y taca taca hasta que le ha saltado la leche. Sin acabar de tragármela le he besado y pasado parte de su semen, para que sepa a que sabe su secreción íntima
Cuando se enteró de mi historia con Vero, me dio unos pocos consejos:
a) Que no se entere su marido.
b) Que no me enganche con ella. Dada mi bisexualidad , que ejerzo en contadas ocasiones, tengo el riesgo de volverme una lesbiadicta y más con una hembra como Verónica.
c) Que disfrute.
Así es mi marido, abierto pero controlador, me encanta.
Me toco un poco la conchita, la tengo al aire, sentada en una toalla, delante de la compu. La verdad es que tengo ganas de marcha erótica. Eso de ser madre lleva mucho tiempo y no nos deja viajar como lo hacíamos antes. En los viajes surgen aventuras, situaciones de morbo, sobre todo cuando vas a sitios que no te conoce nadie. Llevo demasiado tiempo de mamá ejemplar.
Mis dedos me están dando gusto. Busco un relato que me caliente, busco en intercambios, ojeo varios, mi conejito está más y más húmedo. Nosotros sólo lo hemos hecho dos veces, con un venezolano ESPECTACULAR y su mujer, una negrita divina y otra con un uruguayo perverso y una española más golfa que las gallinas. La verdad es que lo pase bien.
A mi me encanta jugar, calentar, soy una calientapollas, lo reconozco. A Emilio, un amigo de mi marido, le pongo a mil cada vez que nos juntamos los matrimonios. Es delicioso excitarle, dejarse tocar, lo tiene que hacer disimulando, para que yo no me de cuenta, pero me doy , y salgo mojada de sentir su deseo acumulado. Luego en casa follo con mi marido como la más perversa de las mujeres. Estos días hemos coincidido en casa de Vero, han venido a ver al recién nacido.
Al cabrón se le iban los ojos detrás de los pechos de la madre y de mis piernas, yo llevaba una mini de cuero y medias negras. La verdad es que le dejé ver el liguero. Aprovechó cuando se despidió para abrazarme y tocarme, como si no viniera a cuento, la cola. Yo , con cara de ingenua , me dejé hacer.
Quiero que la pajita dure, descanso, echo un pucho y me doy al mate. Estoy caliente , caliente, tanto que no me he dado cuenta cómo ha pasado el tiempo. Suena el teléfono. Es Vero que me espera en el gimnasio.
Hace tres meses han habilitado un pequeño gimnasio en el edificio, viene bien, pues sin salir y sin que te cueste, te puedes poner en forma. Yo no soy muy aficionada, pero al tenerlo tan fácil, bajo de vez en cuando. Ahora con Vero postparto, queriendo recuperar figura, la acompaño todos los días. Me ayuda a mejorar el cuerpo.
Me entra la duda , acabo la pajita o bajo caliente. Decido lo segundo, me pongo un chandal encima, me calzo unas chanclas y tomo el ascensor.
Verónica está haciendo pecho y espalda, el niño en la sillita, es un espectáculo ver como se le mueven los melones. Ahora debe llegar a 110 de talla. Nos besamos en la boca con picardía, las dos tenemos en la mente la noche que pasamos juntas, fue una delicia de placer y sexo.
El ejercicio con aparatos ayuda a liberar tensiones, durante un buen rato nos dedicamos a machacarnos. Es la hora de ir a buscar a los críos. La acompaño a su departamento, está encima del mío. Me deja un plumas, me viene grande pero voy tarde, salgo a los rajes, llego apenas unos minutos antes de que salga mi hijo, su colegio está a cinco cuadras, juntos vamos a buscar a los más pequeños. Me los dan y los cuatro de la mano hacemos la cuadra que hay hasta casa. Vero nos espera con la mesa puesta, ha preparado espaguetis a la boloñesa, a los peques les encanta. Les da de comer, mientras yo hago una ensalada con atún, tomate, palta, cebolla, lechuga y huevo duro. Yo tengo que mantener la línea y mi amiga recuperarla. Los niños están cansados, los más pequeños se acuestan y se quedan planchados. El mío,mayor se tumba en el sofá leyendo Noticias, no sé que entenderá, pero necesita leer algo antes de dormirse, a los pocos minutos, está en el mejor de los sueños.
Nosotras almorzamos tranquilas, bebemos cerveza, es bueno para las lactantes. Yo me preparo un café, cuando vuelvo mi amiga , teta en ristre , está dando de mamar al bebé. El ver esas tetas dando alimento es una de las maravillas de la creación, pienso que con esos senos si cría al niño a biberón , es para que odie a su madre toda la vida. Ese pensar con catorce años, cuando se despunta la sexualidad: ESAS UBRES LAS CHUPÉ YO, tiene que dejarte satisfecho y con un aire de superioridad ante todos tus amigos.
Vero se da cuenta de lo que pienso, y me hace un gesto obsceno, indicando que le hace cubanas a su marido- “Le encanta. Eso y esto”- simula una mamada. No podemos hablar tranquilas con mi hijo durmiendo en la habitación.
-“Bajo , me echo un pucho, acá no tengo , me ducho, me cambio y vuelvo para llevar a las fieras a las actividades”- Me apetece fumar y la visión de las lolas de Vero me han puesto nerviosa y caliente.
- “No hace falta que vayas a tu casa. En la cocina hay Luckys de mi marido que fuma ahí para no ahumar al bebé. Te puedes duchar acá. Te dejo una remera y una tanga, con unas medias de lana y mis botas que te van, yo uso el 38 y vos el 37, más el plumas, sexy no irás pero …irás. Por favor, no me dejas sola con las fieras”-
Era un buen razonamiento al que no me puedo negar. Así que voy a la cocina, me fumo un cigarrillo con la ventana abierta y con un beso la dejo camino del baño. Me desnudo, pongo el agua al máximo de calor, luego tanteo hasta la temperatura ideal, entro en la bañadera. Tomo la alcachofa, no quiero mojarme el pelo, dejo que el chorro tibio me llegue a la piel. Me doy cuenta que no estoy sola. Verónica ha entrado con una remera, una tanga y unas medias de lana en la mano.
-“ Deja que te ayude.”- su voz tiene un tono insinuante y lujurioso.
-“Soy toda tuya.”- me doy vuelta quedando frente a ella y tendiendo la ducha, mientras la miro a los ojos con mi aire más perverso. Se enjabona la mano derecha mientras sigue regándome, y luego pone la mano en mi vientre. Me acaricia suavemente la cintura y la pelvis, me giro. Los dedos recorren la espalda, levanto un brazo, lo va lavando y enjuagando. Luego repite la operación con el otro. Tengo los pezones erguidos y duros, estoy muy excitada, ella me sonríe cuando posa su palma en mi seno derecho. El placer me va inundando, sentir su roce, jugando conmigo, haciendo que me caliente, me trastorna. Me muerdo los labios cuando ataca mi pecho izquierdo. Deja la mano quieta , sé que nota como late mi corazón agitado.
Me guiña un ojo, abro las piernas, los dedos ascienden por mis muslos, estoy empapada. Dirige el chorro a mi monte de venus depilado, me abro más, cuando dirige el agua a la concha.
-“Verdad que la niña quiere que su amiguita siga ….”- me esta mirando con una sonrisa malvada curvando sus labios que la punta de la lengua humedece. No digo nada, estoy entregada, el índice camina por el valle de mis nalgas una y otra vez. Se detiene en el orto, rodea el esfínter masajeándolo, gimo un poco, y doy un ligero aayyy cuando lo introduce en mi puerta oscura. Dentro, casi fuera, recto , ligeramente corvado, está un rato, yo me derrito. Cuando lo saca, se lo lava, yo espero parada, ansiosa, como una perrita que sabe que la van a mimar.
Cambia la alcachofa de mano. – “Soy ambidiestra , no vaya a ser que te infecte cuando …. te haga esto”- Me clava dos dedos en mi sexo que los recibe gustoso, después tres, los mueve en el principio de mi vagina. Con el meñique y el pulgar acaricia mis labios íntimos
Me dejo llevar, estoy en su manos expertas, que me hacen gozar. Sale de mí, suspiro. Me levanta el monte de venus y hace que mi clítoris endurecido por la lujuria que de al aire. Dirige el agua hacia él.
Es maravilloso, yo me pellizco los pezones, quiero repartir mis sentidos inundados de placer. Ella sigue, sé que me voy a venir, la miro a los ojos. Deseo entregarme, aguanto con ellos abiertos mientras me llegan las olas del orgasmo. Tiene una sonrisa malvada, de dominadora, de dueña de mi cuerpo, yo disfruto hasta que acabo.
-“ Ves , ¿ como era mejor que te ducharas acá?”-
Salgo y me envuelvo en la toalla, me deja sola. Me visto, la tanga me viene, la remera enorme, las medias bien, encima el chandal. Está sentada en el salón con un vaso de leche.
-“ ¿ Te ha gustado?. En nuestra primera vez, vos llevaste la iniciativa, ahora me tocaba a mí. Habrá que repetirlo, será nuestro secreto. ….Anda, ve a la cocina y fúmate un pucho que como dice mi marido , el pitillo de después sabe a gloria”-
La obedezco, me doy cuenta que mis miedos, mis angustias, mi no saber qué hacer se han resuelto. Las dos queremos lo mismo.
Cuando vuelvo mi hijo se ha despertado, le pongo TCM, le queremos habituar al cine clásico. Son casi las cuatro, los dos enanos salen del cuarto , están de buen humor. Hay que ponerse en marcha. En quince minutos estoy con ellos en la calle a llevarlos a los talleres. Los pequeños a oír inglés e intentar chapurrearlo. El mayor a pintura.
Por la tarde les hemos metido en clases al lado de casa. A los menores inglés, al más grande a judo y pintura. No le apetecía inglés, lo entiende, el año que viene le va a tocar intensivo. Queremos ir a pasar unas semanas a Inglaterra, va a ser el incentivo para que se meta de cabeza en ese idioma.
Mientras están en clase , vuelvo a casa, me pongo un body, este don las tetas al aire, un pulover de vicuña ,el pantalón de corderoy y me fumo dos luckys , tranquila mientras le doy al mate frío, casi un tereré y leo un poco de la última de Lorenzo Silva y su pareja de guardias civiles.
Les voy a buscar, dejo a su hijo con Vero, aprovechamos para besarnos en la boca en un momento que no están los niños, al despedirnos un piquito, bajo a mi departamento con los míos y …. labores propia de madre.
Llama mi marido, viene a cenar pero tarde , se va a quedar tomando una copa con unos posibles clientes.
Baño a la pequeña, el mayor quiere hacerlo solo, no se lava muy bien , pero indica que busca la autosuficiencia. Les preparo la cena, hamburguesa con fritas para la niña, dos bifes de lomo para el chaval, bebida : leche. Me voy a contar un cuento a mi bebita, mi hijo en su cuarto lee a Twain.
Duermen las fieras, mi chico no ha llegado…. ¿ No se habrá ido de joda?
Que los clientes pueden ser muy puteros. Me preparo un gin tonic, suena el teléfono. Lalo que cene, que él está picando algo. …Será cabrón….Me hafo un sandwich de lomo, y preparo otro gin tonic……Me fumo un pucho….luego otro…
Decido ponerme a leer….no me concentro y eso que la novela es entretenida como todas las de ese autor. Pongo la calefacción un poco más alta, me voy a la cama con el ebook y otra copa. Me tumbo con el body sobre las sábanas….
Oigo la puerta, me hago la dormida, pero no cierro los ojos del todo para poder ver a mi marido, se desnuda, al dejar el pantalón en el galán hace ruido. Hago que me despierto.
-“ Es un poco tarde, ¿ has estado de copas y ….putitas?”- – “ Sí, cielo. Hemos picado un poco de embutidos y quesos con cerveza y luego hemos pasado por un puticlub”- – “¿ Y?”- -”Las había buenísimas, allí he dejado a mis acompañantes. Y he vuelto a mi dulce hogar o cárcel”- – “Sabes que sos un pedazo de cabrón, vos de niñas y yo con los niños”- – “ Te voy a confesar algo para enfadarte más…una rubita , jovencita , me ha metido mano, intentando que me quedara con ella”- Hago que me enfado, apoyándome en el codo. Se ha desnudado del todo y se está tocando la polla mientras me mira. Me levanto, le empujo para que caiga en la cama. – “Pedazo de cabrón , vas a saber lo que es bueno”- me espera tumbado, me paro sobre la cama y me empalo en su verga dura. Se desliza despacio, muy a fondo y casi fuera de mi lubricada vagina con mis subidas y bajadas. – “¿ Crees que un marido puede andar de picaflor con una hembra como yo en casa?. Sos un cabronazo….”- y me clavo hasta que los labios de mi concha se empotran en su pelvis.
- “La más puta la tengo en casa. ¡ Muévete , gatita!”- Y lo hago, adelante y atrás, círculos, lentos , rápidos, cortos , largos, y jugando con los músculos de mi vagina en un apriete y desapriete ( para algo valen las bolas chinas) . Me acaricio los pezones erectos, con la mano derecha hago que el clítoris roce directamente con su vello, sigo en la danza sexual del acoplamiento. – “ Putita, ¡Sácame toda la leche!”- y lo hago mientras me vengo yo también. Nos quedamos abrazados, sé que debería lavarme, pero no tengo ganas, prefiero sentirle a mi lado. – “ ¿ Un poco borracha o enfadada?”- – “Un poco borracha y …cachonda.”-

Primer día de vacaciones

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Me llamo Amadeo y tengo 25 años. Dicen que soy atractivo, de ahí el éxito con las chicas, aunque yo me considero del montón. Me cuido un poco en el gimnasio, lo justo. Aún no me he independizado. Vivo en casa de mi padre, que está separado. La relación con él es bastante buena, parecemos dos amigos o compañeros de piso, en vez de padre e hijo. Soy bastante parecido a él, ojos azules, cabello negro y moreno de piel.

Vivimos en un pueblo al norte de la provincia de Zaragoza. Cuando se acercaba el verano pasado, mi padre, Rafael, me comentó de pasar unos días de vacaciones al sur de España. Cogeríamos el coche y nos iríamos varios días a pasear por el sur. Me pareció buena idea, así que preparamos las rutas por hacer y las pensiones donde dormir.

Llegó el día de partir. Teníamos las maletas preparadas y todo listo para salir. Carreteras hacia el sur, sin ir por autopista. Así podríamos disfrutar de los encantos de los pueblos, ya que formaba parte también de las vacaciones, disfrutar del viaje.

El primer día iba rodado todo según la ruta prevista. Llegamos a la pensión para alojarnos esa noche. El recepcionista, un chico muy simpático y detallista, nos dio las llaves de nuestra habitación. Subimos las maletas hacia nuestra habitación, abrimos con la llave y…..por sorpresa nuestra nos encontramos a un chico tumbado en el sofá pajeándose viendo una peli porno hetero.

Rafael: Perdón, nos has dado esta habitación.

Chico: ¡Un momento! – dijo poniéndose rápidamente el slip – Ayer me la dieron a mi. Será un error seguramente.

Rafael: Vamos a hablar con el recepcionista. Y luego…. nos prestas la película, ¿eh? Jejeje

Chico: Sin duda, jejeje pasaros a recogerla cuando queráis.

Volvimos a recepción y el recepcionista nos solventó el error. Nos dio la habitación contigua a la del chico de la peli. Entramos por fin en nuestra habitación y nos desvestimos para darnos una ducha. Desde siempre he compartido el baño desnudo con mis padres, no existe este pudor en la familia. Mientras estábamos en la ducha, comentábamos lo divertido de la situación que acabábamos de vivir.

Amadeo: Imagínate que nos pasara a nosotros, ahí dándole y nos abren la puerta y es un tío.

Rafael: Hombre, primero tendría que imaginarme hacerme una paja contigo, desnudos tu y yo, dándole arriba y abajo a nuestras…pollas.

Amadeo: Seguro que el tío vendría a chupárnosla, con lo guapos que somos, jejeje ¿te imaginas?

Rafael: ¿Ahora me habrás salido…gay?

Amadeo: Jajaja, que cabrón eres papá. Solo era un comentario sin más.

Rafael: Vamos, vístete y vamos a cenar a la pensión, pajero man.

Nos arreglamos para ir a cenar. Allí, en el comedor de la pensión nos encontramos al chico de la peli. Nos invitó a sentarnos con él.

Chico: Hola chicos. Por cierto, me llamo Ben.

Rafael: Soy Rafael y mi hijo Amadeo. Encantados.

Nos sentamos en la mesa con Ben y empezamos a cenar. La conversación empezó por el motivo por el cual estábamos ahí en la pensión, en nuestro viaje y en el viaje de Ben. Ben era un chico atractivo, de treinta y cinco años, calvo y con barba de tres días.

Rafael: Perdónanos otra vez por haberte pillado in fraganti con tu polla.

Ben: Jejeje, no os preocupéis. Ya me hubiese gustado que fuera una tía y follármela allí mismo, jejeje

Amadeo: Pues han aparecido dos chicos. Por cierto, la peli estaba muy buena.

Ben: Os pudierais haber quedado a verla. No me hubiese importado.

Rafael: Hombre, no era plan.

Ben: Pues si yo hubiera abierto la puerta, me hubiera quedado a ver la película.

Rafael: Mi hijo antes me planteaba esta situación. Pero yo no me imaginaba estar pajeándome con él, y aún menos que me pillara otro tío. Demasiadas pollas por enmedio jejeje

Ben: Hombre, esto podría ser el guión de una peli gay jejeje. Si queréis… después de cenar…vemos una peli… hetero.

Amadeo: Buena idea, me gusta.

Rafael: Yo creo que…la miraré luego, a solas.

Amadeo: No seas aguafiestas. De acuerdo.

Terminamos de cenar y nos íbamos yendo hacia nuestras habitaciones mientras mi padre encargó al recepcionista que le subiera una botella de cava.

Ben: ¿Seguro que no quiere venir?

Rafael: Disfrutad chicos. Luego me apunto, a lo mejor. Depende de lo que hagáis – dijo guiñándonos un ojo.

Amadeo: jejeje, nos escucharás desde la habitación, jejeje

Ben: ¡Que cachondos que sois! Vámonos Amadeo, tu padre se lo pierde.

Nos despedimos de mi padre. Ben puso la peli y nos fuimos poniendo cómodos en el sofá, es decir, nos fuimos quitando la ropa, con la única intención de hacernos una buena paja.

Ben: Menuda polla tienes, bien gruesa.

Amadeo: Tu tampoco te puedes quejar, jejeje

Ben: Disfrutemos de la paja y de la peli.

Pasaba el tiempo y no teníamos señales de mi padre. Mientras tanto, tanto Ben como yo gozábamos de una buena paja, nos excitábamos comentando la película y lo que haríamos con nuestras pollas a las chicas de la película, y a algún culo de algún chico también.

Mi padre parece que se decidió a venir, ya que oímos cerrar la puerta de la habitación, aunque no llamaba a la nuestra. Me asomé a la mirilla de la puerta y le vi hablando con el recepcionista. Pude escuchar algo.

Rafael: Gracias por el cava, aunque no lo podré disfrutar con mi hijo, está en esta habitación.

Recepcionista: Por lo que se oye lo debe pasar bien – dijo guiñándome un ojo – Oigo una peli supongo, y tu hijo con el otro compañero. ¿No serán gays?

Rafael: Que yo sepa no. Incluso me ofrecían ir con ellos.

Recepcionista: ¿Y por qué no has ido? Pues mi hijo es gay, y muy guapo por cierto. Estará esperándome afuera ya que termino mi turno ahora. Si quieres nos tomamos el cava los tres, con mi hijo quiero decir, y ya que esos dos disfrutan, nosotros también podemos….disfrutar. ¿No te parece?

Rafael: Pero… no tengo ninguna peli.

Recepcionista: ¿Quién dijo peli? Mi hijo lo hará todo, es un experto.

Rafael: Yo es que no soy…gay.

Recepcionista: ¿Y quién lo ha insinuado? Toma el cava y en diez minutos venimos a tu habitación. Hasta luego.

Me quedé sorprendido de la conversación. Mientras esto ocurría, Ben estaba mirándome mientras se pajeaba y lanzándome guiños provocadores. Le comenté lo que oí.

Ben: Perfecto. Es la ocasión para follarnos…. un culo, si quieres. El hijo de ese nos la va a chupar a todos. Vístete rápido y vamos a tu habitación.

Así lo hicimos. Al entrar a la habitación encontramos a papá duchándose.

Rafael: Amadeo, ¿eres tú? ¿Cómo lo has pasado?

Amadeo: Hola papá, bien. Lo hemos pasado en grande. Ben está aquí, lo he invitado a tomar algo contigo.

Rafael: Eeeh,…yo estaré un poco ocupado ahora, viene el recepcionista con su hijo a tomar algo.

Amadeo: Si que habéis congeniado muy bien.

Rafael: Tanto como tu con Ben. ¿No estarás celoso?

Amadeo: ¿Y tu? Que te llevas a la habitación a otros sin decirme nada para….¿qué mejor cosa que hacer a estas horas?

Rafael: ¿Qué insinúas hijo? Ven aquí.

Amadeo: Papá, te he oído hablar con el recepcionista. Nosotros también queremos lo mismo que tu. ¡Follar! – dije mientras estaba en el cuarto de baño y mi padre duchándose detrás de la cortina. Yo empecé a desnudarme. – Estoy muy cachondo, jejeje

Rafael: Ya veo ya, hijo. – dijo retirando la cortina. – Yo también – dijo mostrando su polla medio erecta. – Ahora ya me imagino a los dos pajeándonos juntos, incluso más, follando. Entra, empecemos….ahora. El gay está apunto de llegar. – y me guiñó un ojo.

Entré en la ducha y me acerqué a mi padre. Nos cogimos las pollas el uno al otro y empezamos a pajearnos lentamente y tímidamente. “¿Estás seguro?” me preguntó papá. “Vamos a pasarlo bien, sigue” contesté. Nos mirábamos mientras respirábamos frenéticamente. “Vamos a la cama” dijo papá. Fuimos hacia allí cuando llamaron a la puerta. Ben se sorprendió al vernos desnudos ya, y fue a abrir la puerta. Eran el recepcionista y su hijo. “La fiesta ha empezado” dijo Ben.

Papá y yo les recibimos con las piernas abiertas enseñando nuestras pollas apuntando al cielo. Los tres se quitaron la ropa enseguida. El hijo del recepcionista se llamaba Andrés y era el típico chico músculos y atractivo. Andrés se lanzó sobre la polla de mi padre y empezó a chuparla desesperadamente. Se la tragaba entera una y otra vez, ante los gemidos de mi padre. El recepcionista se acercó a la cara de mi padre y le besó. Para mi sorpresa, papá le respondió el beso y acto seguido sus lenguas estaban peleándose con fuerza. Andrés cogió con una mano la polla de su padre y la pajeaba, mientras chupaba la polla de mi padre. Ben se acercó a mi y me acariciaba. “Mejor esto que la película” me dijo Ben, mientras se puso en posición de sesenta y nueve conmigo. La excitación hizo que me tragara esa polla que había compartido antes con una paja. Tanto Ben como yo nos la tragábamos toda. Me encantaba chupar y ver a mi padre besándose con otro hombre. Mi padre me miraba y yo a él. Su cara de vicio me ponía a mil. Papá y el recepcionista se fueron metiendo dos dedos en el culo, mientras gemían con fuerza. Estuvieron así un buen rato. Al ver como disfrutaba de esos dedos me decidí a acercar mi polla a ese culo, el de mi progenitor. Mi polla jugaba con esa entrada tan apetecible, mientras me deleitaba en un beso a tres entre el recepcionista y su hijo. Ben se follaba la boca de mi padre.

Mi polla se adentró en ese agujero estrecho. Qué placer, que gusto, la sensación era indescriptible. Con cada embestida más placer tenía. “Más fuerte hijo, dame más, destrózame el culo” me decía mientras se abría las nalgas con sus manos. El recepcionista puso a su hijo a cuatro patas y le ensartó su polla. “Me encanta que me folles siempre” le decía. Por lo visto, no era la primera vez. Ben se puso a un lado de la cama viéndonos follar. Se cascaba la mejor paja de su vida. Papá giró su cara y me besó. Un beso con lengua digno del sexo en su máximo esplendor. El hijo del recepcionista, con la polla de su padre insertada en su culo, se acercó a mi culo y lo empezó a lamer. Su lengua se adentraba dentro de mi agujero. Yo apenas me movía para disfrutar de esa lengua, mientras era mi padre quien cabalgaba de lado. “Fóllame” pedí. Ben al oírlo vino a insertarme su polla en mi culo, y el hijo del recepcionista enculó a Ben. Ahí estábamos, los cinco follando en cadena, cuatro héteros y un gay. Fueron diez minutos plagados de desenfreno.

Ben indicó que iba a correrse. Los demás contestamos que también, así que uno a uno nos fuimos corriendo dentro del culo que ocupábamos. El recepcionista se corrió en el culo del su hijo, éste en el de Ben, Ben en el mío y yo en el de mi padre. Faltaba mi padre, lo que el hijo del recepcionista le ofreció una mamada y papá se corrió en su boca. Enseguida éste vino hacia mi y me besó con la leche de mi padre.

Rafael: Buf, vaya panda de…. sois la ostia chicos.

Amadeo: Joder papá, menudas vacaciones. Y acaban de empezar.

Rafael: Van a ser….divertidas.

Recepcionista: Andrés y yo nos vamos ya. Esperemos que paséis una buena noche.

Nos despedimos con unos besos largos en la boca. Invitamos a Ben a quedarse a dormir con nosotros. Bueno, dormir fue poco, ya que entre besos, caricias y mamadas pasamos la noche.

A la mañana siguiente papá me propuso regresar a casa, ya que lo pasaríamos igual de bien que la noche pasada. Y así fue.

Secreto

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Abuela: Como te fue con tu tia

Yo: Lo mismo de siempre, a veces me duele mentirle

Abuela: Porque no cambias de idea

Yo: No puedo

Abuela: Bueno, como esta Fernanda

Yo: sigue siendo pesada, no la soporto, ella y sus amigas me tienen arta

Abuela: Que hizo ahora?

Yo: La mayor parte dicen tonterías sobre mi, luego hacen cualquier cosa para molestar, piensan que no las escucho, si tan solo pudiera responderles

Abuela. Esas son las consecuencias

Yo: Lose, pero ni modo , ire a descansar lueg bajo a cenar

Hola soy Valentina tengo 20 años tengo piel blanca, ojos color miel, cabello castaño hasta por debajo de los hombros, no soy atlética pero mi cuerpo tiene buena forma, pero con atributos bien formados.

Hace 6 años vivo con mi abuela ya que mis padres fallecieron a causa de un accidente de tránsito a la cual también estaba ahí, y por tratar de protegerme ellos murieron, cuando la ambulancia nos encontró yo estaba en estado de shock, la cual pase meses en terapias y psicólogos, pero no respondía a los resultados, pensaron que a causa del accidente tuve un trauma neuronal, haciendo mi deficiencia de poder hablar y escuchar. Fue donde mi abuela vino a ser mi nueva tutora legal, cuando me llevo a casa empecé a reaccionar y llore a montones, ella se asombró mucho y dijo que me llevaría al hospital, a la cual me negué rotundamente y decidí que todos pensaran que era una sorda y muda, al principio se negó pero viendo en el estado que encontraba decidió aceptar, asi fue como ingrese a la preparatoria, en una clase no tan especial, al final les hice creer que leía los labios para no sentirme tan rara, y me cambiaron a una clase normal.

Abuela: Hija vamos a cenar

Yo: Hay Abuela, esta bien

Ding Dong (fue lo primero que se me ocurrio del sonido de la puerta)

Abuela: Quien será?

Yo: Ni idea, ire a abrir

Abuela: esta bien

Fui a abrir la puerta y me encontré con Fernanada, no es que la odiara, pero era insoportable tenerla a lado y hablando un monton de tonterías, pero no negaría que aveces era amable y respetuosa cuando necesitaba de algo

Fernanda: Hola Vale, perdón por venir a esta hora – (detrás de ella salio Ariana. Ella era peor que Fernanda, si las dos se juntaban era para hacerme la vida imposible. Ariana es una chica delgada, un poco mas baja que yo piel trigueña, cabello negro lascio, ojos marronees claros)

Ariana: Estas segura que podemos dormir aquí?

Fernanda: Si, no te preocupes

Abuela: Fernanada?

Fernanda: Hola Abuela, como estas

Abuela: Pues bien, y tu que tal hija

Fernanda: Igual abuela

Abuela: Que te trae por aquí

Fernanda: Abuela vine a dormir a tu casa, ya que la mia aun queda lejos

Abuela: Claro hija, sabes que no puedo negarte nada, bueno pasa pasa, anda al cuarto de huéspedes

Fernanda: Gracias Abue, por cierto ella es Ariana

Abuela: Mucho gusto

Ariana: Igualmente señora

Fernanda junto con Ariana fueron al cuarto mientras yo le decía en susurro a mi abuela que no cenaria y que regresaría a mi cuarto a dormir, ella acepto y mientras entraba a mi cuarto encontré a Fernanda sentada en mi cama

Fernanda: Viene a que me emprestes esto (había agarrado mi guitarra, odiaba cuando lo hacía, solo sonreí y la deje ir, cuando se retiro me recosté en mi cama, la cual no podía dormir, entonces decidi salir a caminar)

Voz: Tanto tiempo sin verte corazón – (gire la cabeza y sonreí al ver que era Adriana)

Yo: Adriana, hace tiempo que no te veo

Adriana: Lo se, después que me fui de viaje tampoco sabia nada de ti, como haz estado preciosa

Yo: Pues bien (Adriana, era como mi hermana o bueno mas que eso un poco amantes, ella es una chica mas alta que yo, tiene 23 años, piel blanca, ojos celeste que era lo que mas me encantaba de ella, y una modelo profesional)

Adriana: Me lo imaginaba, te invito un café?

Yo: Claro – (Comenzamos a caminar hasta un local que se llamaba café Paris, entramos y nos sentamos en una esquina donde era mas privado)

Adriana: Y dime sigues con los mismo sobre tu familia?, el que te sigan creyendo que eres una sorda y muda

Yo: Pues si, aunque a veces es fastidioso estar sin poder hablar, estaba pensando que…

Adriana: Cambiar?

Yo: No, nada de eso

Adriana: Entonces

Yo: te acuerdas que me hablaste de unos chicos que quería formar una banda?

Adriana: Si lo se

Yo: estaba pensando sobre ello y decidi aceptar

Adriana: Estas segura?

Yo: Totalmente

Adriana: que tal y si te apetece ir a mi departamento y escuchar como esta esa voz? – (conocía esa frase como la palma de mi mano, peor aun cuando su mirada me veia fijamente como queriendo devorarme)

Yo: Claro, solo déjame enviar un mensaje a mi abuela

Luego de ello fuimos en un taxi hasta su departamento, entramos y sin hacer esperarnos nos besamos sin permiso, devorándonos los labios llegando hasta su cuarto como podamos, me recuesta en su cama y empieza a sacarme aquella camisa, pero sin dejar de besarme

Adriana: Por Dios Valentina, como extrañaba tener tu cuerpo, eres tan hermosa, hoy seras mia como las otras noches

Yo: Ahhh, también te extrañaba, eres tan perfecta

Termino de sacarme la camisa y se percató que no tenia sujetador y con aquella sonrisa picara empezó a lamer, me gustaba como lo hacia, que de a poco empece a dar pequeños gemidos, mientras ella lamia mi seno su mano izquierda daba paso a abrir la bragueta, dejo de lamer y bajo mi pantalón, dejándome solo en ropa interior, y se fue quitando la ropa y solo quedo en un conjunto de linceria muy hermoso que hacían notar sus senos grandes, no espere a mas y fui a quitarle el sujetador y empeze a lamer y dar pequeños mordiscos a su pezón, mientras yo estaba sentada en la cama ella hizo sobre mis piernas, entonces la traje mas a mi jalándole de las piernas y que estas estén alrededor de mi cintura. Segui chupando sus pezones y ahora mis manos se posaron en su trasero que era durito que me volvia loca, en un acto de inconcia le tire una palmada en una nalga y ella salto, luego meti mi mano por su trasero haciendo que mi objetivo llegara hasta su orificio de su vagina al encontrarlo empece a estimularle, Entonces Adriana empezó a gemir, diciendo en jadeos a que la penetrara, hice caso a susu suplicas y meti un dedo y empeze el mete y saca, luego le meti otro dedo, ella comenzaba a moverse y yo sentía sus contracciones, quería venirse entonces acelere mas y termino abrazada a mi, luego la recosté en la cama

Adriana: Dios eso fue genial

Yo: me gusta escucharte cuando gritas

Adriana: Pues a mi me falta escucharte

Yo: Creo que me vine de solo oírte

Adriana: No me interesa

Adriana quedo encima de mi y empezó a devorarme los labios luego fue bajando a mis senos succionado los pezones mientras su mano me bajaba la ropa interior al igual que que el de ella se lo fue quitando, entonces quedamos desnudas, y como era d esperar de ella abrió mis piernas e hizo que rozara su vagina con la mía la cual me volvió loca, y empezó el vaivén de nuestros clítoris ambas empezábamos a gemir con fuerza y sin mas nos venimos al mismo tiempo, luego nos recostamos uno a lado de la otra y nos quedamos dormidas…

Natalie

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Hace algún tiempo quede con unos amigos que habían venido a Madrid de fin de semana, cena, copas, lo habitual. Mas o menos después de cenar se me acerco un amigo y me dijo, textualmente “Viene Natalie, es una compañera de la empresa, no seas burro que es buena niña y tiene novio hace mucho”, esto produjo tres efectos inmediatos en mi estado de animo que cualquiera que me leyera anteriormente puede imaginar. Uno, la noche se animaba. Dos, no hay nada mejor que que me digan que no haga algo para que lo haga inmediatamente. Tres, como observador de la naturaleza femenina eso de la pureza… el que fuera una santa, siempre inventiva mi curiosidad y mis ganas de desafío.

Llego la chica, alta, muy guapa, pelo ondulado, largas piernas y unas buenas tetas que se intuían mas que verse, se notaba que no le gustaba mucho enseñar sus armas. A parte de esto tenía una cara bastante dulce. Llego, nos acompaño a varios a pedir una copa y volvimos a la mesa del pub donde estábamos, casualidades de la vida (y un gesto a la novia de un amigo que en silencio solía apoyarme en estas cosas y ya me veía venir) me toco al lado. La novia de mi amigo se fue al baño dejando su sitio junto al mío libre… Pedro, el guardián de la virtud de la chica nueva me miraba desde el otro lado de la mesa con cara de cabreo y tratando de imponerme su voluntad con una mirada de “te estoy observando”, cuanto capullo.

Nos sentamos y empezamos a hablar, la chica además de guapa era un encanto. Abogada en un buen despacho, se había comprado una casa con el novio que llevaba 7 años y se mudaban en un par de meses. Decidí que tenía que follarmela, no era que estuviera buena era simplemente que a veces surge una química entre dos personas no se por que y allí había surgido. A los dos minutos de sentarnos a hablar en esa mesa para nosotros ya no había nadie mas, se me notaba a mi y se le notaba a ella. Y ambos sabíamos que el otro pensaba lo mismo, puede que sea difícil de explicar pero a quien le pasara sabe de que hablo y a quien no, pues lo siento por vosotros/as. Cambiamos de bar, al volver del baño la vi hablando un poco apartada de los demás con el capullo, se nos unieron a los dos min.

Yo – que? Ya te advirtieron de lo malo que soy?

Natalie – jejeje, eres el demonio por lo visto.

Yo – Si, a mi también me advirtieron.

Natalie – Perdón?

Yo – Tu amigo, tu compañero de trabajo, me dijo que no me acercara a ti, que eras como la virgen, pura, fiel, buena niña…. Que no eras para mi.

Natalie – Por que se meterá la gente en donde no la llaman, no necesito protección.

Yo – Bueno, el quiere sentirse como un caballero que protege a su dulce e idolatrada dama de un cerdo como yo.

Natalie – Y la realidad?

Yo – Si le dices que estas sola en casa y si iría a verte dentro de una hora le explotaría la cola de felicidad.

Natalie – No hay caballeros?

Yo – Los hay, pero la armadura no reluce.

Natalie – Por que no.

Yo – Esta sucia y abollada de luchar contra dragones y capullos. Esto es una guerra, si no hay abolladuras no hay historia ni honor detrás.

Natalie – Jajaja, no esta mal, que mas?

Yo – Nuestro amigo, tu salvador, ahí donde lo ves, novia ya 10 años, la conoció en la mesa de la cafetería de la facultad, no tuvo ni que entrarla, se la puso allí alguna amiga común. Te desea, se moriría por estar con una mujer como tu en vez de con el hurón ese con el que esta, nunca dará un paso al frente y dirá lo que desea, no se arriesgara. No te defiende por ti, lo hace por que cree que si te salva de uno como yo tus bragas serán un poco mas suyas que mías y eso le hace sentirse estúpidamente superior a mi.

Natalie – Y tu? Tu que quieres?

Yo – Seguro que quieres que te lo diga?, lo sabes perfectamente.

Natalie – Si, quiero saberlo.

Yo me gustaría tumbarte sobre una mesa, subirte los pies apoyándolos sobre ella, después te acariciaría un rato, debes tenerun bonito cuerpo debajo de esa sabana que te pusiste para disimularlo… te metería la polla despacio, mirándote a los ojos, disfrutando de ver como esa supuesta pureza se va por tu coño mientras te follo.

Natalie – Ufff, algo mas?

Yo – Necesito ver como te corres para mi.

Se puso roja como un tomate, su cara pasaba de cara de niña a la que han pillado haciendo una trastada a cara de sorpresa.

El capullo se olio algo y se acerco.

Capullo – Todo bien por aquí?

Natalie – Si, claro.

Le di mi copa vacía al capullo – me la aguantas un momento por favor? – Me di la vuelta y fui al baño dejándolo allí mirándola a ella y mirando mi copa.

La noche siguió ya mas en grupo, el capullo no nos dejaba solos, ella me miraba con curiosidad.

Una de las camareras fue un poco simpática conmigo y Natalie apuntillo un momento mas tarde. – Ya es tuya –

Yo – No traspases tu problema, sabes a quien quiero ver desnuda.

Natalie – Pero eso no va a pasar y lo sabes.

Yo – Cierto, pero no por eso voy a lanzarme como un idiota a buscar otras bragas.

Natalie – vale vale, por cierto sabes que ya no usamos bragas no?

Yo – jajaja, tangas, culotte… Pero queda un poco raro que lo diga un tío así coloquialmente.

Natalie – A ti que te gusta mas?

Yo – Los culotte.

Natalie – a mi también la verdad.

Yo – Y a tu novio?

Natalie – Eso es una falta de respeto.

Yo – Quiero follarme a su novia y convertirlo en un cornudo, te parece que me ande con tonterías?

Se dio media vuelta y se fue.

Pensé que me había pasado, pero que demonios, era la verdad.

El capullo observaba nuestro baile.

A los diez minutos se acerco Natalie.

- Eres un cerdo lo sabes?

Yo – Hace tiempo. Te moleste? No era la intención.

Natalie – No, es raro pero no.

Yo – Puedo hacer una pregunta personal?

Natalie – Que miedo me das, dime.

Yo – Tienes el coño mojado?

Me miro fijamente y no dijo nada durante unos segundos.

Natalie – Empapado, hace dos horas, contento?

Yo – Me gusta saberlo, si seguimos viéndonos quiero que me digas cuando te pase.

Natalie – Casi siempre estoy algo excitada, pero ahora mismo no se que me pasa que hasta lo noto palpitar.

Yo – Quizás te guste mas de lo que estas dispuesta a aceptar.

Natalie – Mi coño no me controla, yo lo controlo a el.

Yo – Eso piensa el cornudo, por eso no te corres con el.

Me miro con los ojos como platos.

Natalie – Como? Como vas a saber eso?

Yo – Por que si estuvieras bien follada no estarías aquí diciéndome que tu coño esta empapado y rozando los limites.

Natalie – A veces si me corro con el.

Yo – Cuando te acaricias con su polla dentro?

Me miraba, su mirada entre cachonda y avergonzada, hacia que mi polla buscara como salir a conocerla como una desesperada.

Natalie – Joder, como eres!

Yo – Un cerdo?

Natalie – Exacto!

Yo – Te planteaste alguna vez ser tu la puta de un tío?, lo de pareja es muy bonito y todo eso pero aparte de eso… confiar en tus instinto, en tu coño.

Natalie – E irme a tu casa ahora claro.

Yo – No, demasiada gente, si eso pasa será solo entre tu y yo, en otro momento, no necesito espectadores.

Natalie – Como seria?

Yo – Un día entre semana, martes, miércoles, quizás por la noche, después de llamar a tu novio y darle las buenas noches, vendrías a mi casa, tomaríamos vino y charlaríamos.

Natalie – Charlar?

Yo – jajaja, follar ya vendrá solo, las prisas no son buenas. Hace dos horas que nos conocemos y ya me vienes diciendo que tu coño esta empapado. Antes de meterte la polla quiero saber mas, eso lo hará mas divertido. Es mas interesante follar con una persona que con su cuerpo.

En ese momento llego el capullo y el resto de la pandilla despidiéndose, por supuesto el capullo y su novia hurón se ofrecieron a llevar la a casa a la princesa a casa salvándola de mi.

Antes de que respondiera yo dije que había quedado con otros amigos para que tuviera claro que ese día no estaba invitada.

Natalie – Vale, me voy con vosotros. Carlos, me llamas para lo del ordenador de mi oficina?

Yo – Claro, desbloquee mi teléfono y se lo di para que escribiera el suyo.

El capullo tenia pasaba del morado al rojo a gran velocidad.

Cuando se iban le escribí un mensaje.

“dile al capullo que soy majo pero que me viste venir de lejos y que no tengo nada que hacer”.

Natalie – Muy bien, un besito.

Yo – Cuando llegues a casa quítate los pantalones y las bragas, llama al cornudo para desearle las buenas noches y acaríciate el coño mientras hablas con el y sientes lo que el no sabe provocar.

Natalie – Cerdo!!.

Yo – Gracias!!.

Me fui a casa. Una hora después me llego otro whatsapp.

Natalie – Hice lo que me dijiste.

Yo – te corriste después.

Natalie – Dos veces.

Yo – Chupate los dedos.

Natalie – que!!!??

Yo – Que te chupes los dedos, quiero que saborees tu coño.

Natalie – Joder!!

Yo – hazlo!

Natalie – Ok, ya voooy!

Natalie – Ya esta!!

Yo – Bien limpios?

Natalie – Si.

Yo – Te gusto?

Natalie – No me desagrado, me gusto hacerlo por que tu querías.

Yo – Bien, ya puedes irte a dormir, y mastúrbate otra vez antes.

Natalie – Pensaba hacerlo! ;)

Yo – Buenas noches putita.

Natalie – buenas noches cerdo.

Unos días mas tarde me llego un nuevo mensaje.

Natalie – Hola?

Yo – Hola

Natalie – Pensé que me escribirías.

Yo – jajaja, ya, ya imagino. Chorreando otra vez?

Natalie – Mas o menos, estoy aquí con una amiga, le hable de ti.

Yo – Y que dice?

Natalie – Que me lleva ahora mismo donde estés tu.

Yo – También tiene novio?

Natalie – Si.

Yo – Que putas sois, me encanta!

Natalie – Bien, entonces?

Yo – Prueba otra vez.

Natalie – Como?

Yo – Dime que quieres venir a mi casa y que te folle como a una guarra.

Natalie – No íbamos a charlar primero?

Yo – Cambie de idea, dilo.

Natalie – Quiero ir a tu casa y que me folles como a una guarra!

Natalie – mejor?

Yo – Mejorando, dime que no le dejas al cornudo que te haga y el te pide.

Natalie – Ummm, no le dejo acabar en mi boca ni darme por detrás.

Yo – Tienes el culo virgen?

Natalie – Si!

Yo – Si vienes te daré por el culo, me correré en tu boca y te tragaras mi semen, te llamare puta mientras te follo…

Natalie – ummmmm!!

Yo – Pero que guarra eres, el pobre pringado ese pidiéndotelo años y tu vas a tragarte mi lefa?

Natalie – hare lo que quieras, todo!

Yo – Bien, así me gusta. Que llevas puesto?

Natalie – Un traje de verano, de una pieza, tirantes…

Yo – Cuando llames a la puerta de mi casa te lo quitaras, cuando abra me lo darás, y ni se te ocurra llevar ropa interior, déjala en el coche de tu amiga.

Natalie – dios! Como eres así de cerdo!? La segunda vez que nos vemos y quieres que me desnude directamente?

Yo – y que abras las piernas, el coño y el culo.

Le mande la dirección. Al cabo de media hora llamaron abajo y unos minutos después a la puerta.

Abrí.

Estaba ahí de pie, completamente roja, con su traje blanco puesto y mirándome fijamente.

Yo – Quítatelo.

Natalie – Pero…

Yo – Quítatelo guarra!

Ella movió los tirantes despacio mirando al suelo. Su vestido cayo. Tenia un cuerpo impresionante, de las mejores tetas que nunca había visto, llevaba el coño completamente depilado.

Me acerque y la agarre de las tetas, sobándoselas y jugando con sus pezones que estaban como piedras. Ella jadeo un poco.

Yo – eres una hembra impresionante.

Natalie – Gracias.

Me agache y recogí su vestido aprovechando para pasarle un par de dedos por su raja. Estaba empapada.

Yo – bien, pasa guarra, y deja a la niña inocente fuera.

Entro hasta el centro del salón mirando la casa con curiosidad.

Yo – Donde le dijiste al cornudo que ibas?

Natalie – Al cine y a tomar algo con Ana.

Yo – Bien, ponte a cuatro patas.

Natalie – Ya? Así?

Yo – estas chorreando so puta, las mujeres sois distintas cuando un tío ya os metió la polla y es lo que voy a hacer ahora mismo.

Natalie – Ponte algo?

Yo – Jajaja, el cornudo te folla con condón?

Natalie – No, solo el se corrió dentro. – Mientras se agacho y se puso a cuatro patas con su coño hacia mi.

Me saque la polla y me acerque arrodillándome detrás de ella.

Yo – ni sueñes que hay cosas que harás con el cornudo que no harás conmigo guarra, mas bien al revés. Hoy volverás a casa con mi semen dentro de todos tus agujeros.

La agarre por las caderas y apuntando mi polla a su coño se la clave hasta el fondo.

Natalie – Despacio!!

Yo – Y una mierda puta!

La saque y se la volví a clavar hasta el fondo, lo repetí diez o doce veces.

Tenia un espejo de cuerpo entero en el salón delante de ella.

Yo – Mírate guarra!! La segunda vez que me ves y ya estas a cuatro patas como una perra poniéndole los cuernos a tu novio!

Natalie – Dios, que cabron eres! Sigue!!

Yo – Sigue que?

Natalie – Sigue follandome cabron!!

Yo – Mírate guarra! Mira a esa puta, mira que ubres, mira como te conviertes en mi guarra. – Empujaba cada vez mas rápido, hasta el fondo, notaba el las salpicaduras de su coño en mis pelotas.

Natalie – Dios!! Que polla!! Me encanta!! Sigue follandome cerdo!!

Yo – Como se llama el mierda ese?

Natalie – Andrés!

Yo – Imagina que esta ahí delante! Dile lo que quieras!!

Natalie – Mira cielo! Se están follando a tu princesa!! Me están dando polla como a una guarra!!

Yo – Sigue cerda!! – Se corrió bajando la cabeza y jadeando.

Yo – Que sigas!

Natalie – Cielo!! Dios!! Me están reventando el coño!! Ya tiene mucho mas gorda que tu!! Y se va a correr dentro!! Me van a llenar el coño con el semen de otro tío!!

Yo – Pídemelo guarra!!!

Notaba como mis pelotas se apretaban, no me quedaba mucho.

Natalie – Córrete!! Córrete en mi coño por favor!! Quiero notar su semen dentro de mi!!

Natalie – Córrete en tu guarra!!

Yo – que cerda eres!!

Natalie – Si!!! Lo soy!!! Tu cerda!!

No aguante mas y empecé a escupir semen como un loco en su coño. Mis pelotas explotaban, su coño se contraía sobre mi polla estrujándomela, se estaba corriendo otra vez.

Cayo al suelo, se tumbo de espaldas mirándome.

Natalie – Me encanto!

Me levante y fui por un cigarro, cogí el móvil y le hice una foto.

Natalie – no, fotos no!

Yo – Sssss caya guarra, el cornudo no te hace fotos guarras?

Natalie – No, no le dejo.

Yo – otra cosa mas que si harás para mi.

Natalie – Me miro y se quedo quieta, le hice un para mas, me acerque a su cara.

Yo – Sonríe –

Le hice una sola de su cara.

Yo – Esta para cuando me llames. De nuestra primera follada.

Natalie – A ver

Se la enseñe, se la veía preciosa, su ojos brillaban.

Natalie – vale, no se nota de que es.

Yo – Los dos lo sabremos….

Natalie – te empalmaras cuando te llame?

Yo – Jajaja

Me senté en el sofá abriendo las piernas.

Yo – Límpiame!

Natalie – Que?

Yo – Que vengas aquí, te metas mi polla en la boca, me la lamas y me chupes lo huevos también.

Natalie – Puerco!!

Yo – Guarra!!

Sonrió y se acerco a cuatro patas con sus grandes tetas colgando.

Me agarro la polla y apartándola me empezó a lamer las pelotas.

Natalie – Así!?

Yo -Muy bien, métetelas en la boca.

Yo -Menéame la polla despacio.

Yo -Ahora metete el capullo en la boca y absorbe fuerte.

Natalie – Umm, todavía quedaba algo de semen ahí.

Yo -Pues sácalo.

Ella se la volvió a meter en la boca y aspiro muy fuerte. Ella siguió chupando un rato mas, lamia mi polla y mis pelotas sin dejar un milímetro. Al cabo de diez minutos paro.

Natalie – creo que ya esta.

Yo – Pues habrá que ensuciarla otra vez.

Natalie – Como?

La senté en el sofá poniéndome cerca de ella.

Yo – metete los dedos en el coño, saca mi semen y úntamela otra vez.

Natalie – Ummmm!

Abrió las piernas mirándome, se metió un dedo, luego dos, empezó a girar la mano en plan cuchara, sacaba los dedos y los pasaba por mi polla. Se estaba excitando otra vez.

Natalie – estoy chorreando otra vez! Querías que te lo dijera no?

Yo – Jajaja, muy bien guarrilla!

Mi polla y mis pelotas ya estaba empapadas.

Natalie – Ya esta, te limpio la polla otra vez cariño?

Yo – No, córrete para mi.

Natalie – que?

Yo – Que sigas masturbándote guarra!

Natalie – Delante tuya!?

Yo – no me lo digas, no te masturbaste para nadie!?

Natalie – nunca!

Yo – Bien, pues como eres una guarra vas a seguir ahí, abierta de patas, abriéndote el coño para mi.

Ella se frotaba su clítoris.

Natalie – Sigue!!

Yo – Te gusta que te diga cerdadas verdad guarra!?

Natalie – Me encanta, dime lo puta que soy!.

Yo eres una cerda infiel, tu novio es un cornudo que no sabe follarte.

Natalie – Si, una cerda!!!

Yo – Vas a correrte puta, enseñame como te masturbas como una guarra cuando estas sola!!

Natalie – Así cerdo, me sobo el coño!! Me estrujo las tetas! Te gustan mis tetas cerdo?

Yo – Me encantan, eres una guarra tetona.

Natalie – Si!! Lo soy!!! Una cerda!! Una cerda con unas tetas muy gordas!!

Seguía metiéndose los dedos cada vez mas rápido.

Yo – Te gusta calentar pollas con ellas guarra! Te gusta que todos los tíos que tienes cerca sueñen con tus tetas?

Natalie – Si, me gusta ver lo nerviosos que se ponen!, son tuyas!!

Yo – Que pedazo de guarra, sabes que vas a hacer después?

Natalie – Voy a tragarme tu leche!

Yo – jajaja, pensé que dirías follar! Que guarra eres! Venias pensando en eso?

Natalie – Si, nunca lo hice, me daba vergüenza, pero por el camino no me lo podía sacar de la cabeza.

Yo – Lamerás mis huevos, mi polla y te tragaras mi corrida?

Natalie – Me sujetaras la cabeza? Quiero que me obligues a tragar!

Yo – Lo hare cerda tranquila. Chúpate los dedos!!

Saco la mano de su coño y se metió los dedos en la boca.

Natalie – dios!! Me corro!!

Su espalda se arqueo, se pasaba los dedos a toda velocidad por el clítoris, dio un tremendo jadeo, y se corrió salpicándome.

Yo – Serás cerda, mira como me pusiste.

Natalie – Dame un minuto y veras que limpio te dejo – sonrió.

A los 5 minutos, tras acariciarla de arriba abajo, tenia un cuerpo increíble. Agarro mi polla.

Natalie – Siguiente clase!?

Yo – Chupar polla.

Natalie – ummm, genial!

Se movió poniéndose de rodillas en el sofá y se metió mi polla en la boca.

Agarre una de sus tetas y la estruje duro.

Natalie – Ayyy!! Bruto!!

Yo – A ver, me vas a comer la polla y tragar mi leche. No me la chupes de forma mecánica como si fuera el mierda de tu novio, no me estas calentando para un polvo de dos min después.

Natalie – Como lo hago?

Yo – Como si te estuvieras tomando un helado que te encante, sonríe, lame, chupa, haz ruidos, babéala, engúllela, , mírame, dime que te gusta… impresióname, se que eres mucho mas guarra de lo que dejas ver normalmente, para eso estas aquí, para sacar la guarra reprimida que llevas dentro.

Ella se la metió en la boca otra vez y se la saco uno segundos mas tarde.

Natalie – Me encanta tu polla!! Es muy grande!! Y esta muy rica!!

Yo – Mejor guarra – Se bajo a las pelotas lamiéndola con lametazos largos y húmedos.

Natalie – te voy a dejar las pelotas vacías cabron.

Yo – ummm, si guarra!! Me encanta tu boca.

Sonrió y se la metió entera otra vez hasta el fondo.

Yo – ummm, te voy a follar la boca guarra.

Ella se la sacaba, decía alguna cerdada y se la volvía a meter.

Natalie – que dura esta!!

Yo – es por ti guarra!! Quiero correrme en tu boca!!

Natalie y yo que lo hagas cerdo!

Siguió chupando, me la meneaba mientras chupaba mis pelotas, se la volvía a meter en la boca, se la sacaba y intentaba meter la punta de la lengua por el agujero, se la volvía a tragar, cada vez mas rápido.

Natalie – Vamos!! Dame tu leche!!

Yo – ya viene guarra, estrújame las pelotas para que salga mas leche.

Me agarro los huevos. Le agarre la cabeza empujándosela hacia arriba y abajo follandome su boca.

Yo -Traga cerda! .- Soltaba babas sobre mis huevos cuando se la sacaba, aumente el ritmo. Mis pelotas se contrajeron ante la inminente corrida, ella también lo noto y chupo mas fuerte. Se la saque un poco, quería mi leche en su boca no en su garganta y me corrí. Notaba como el semen salía de mi polla llenando su boca, ella se quedo quieta sorbiendo mi capullo bastante fuerte. Termine de correrme.

Yo – Bien guarra, ahora traga, despacio.

Ella no hacia nada, me miraba.

Yo – Traga!! – Puse una mano en su garganta.

Yo Trágate mi leche cerda!!.

Note los movimientos de su garganta y como su boca se vaciaba. Le acaricie la cabeza – Así guarra, muy bien –

Cuando ya no quedaba nada la deje separarse.

Natalie – Ufff, que fuerte!

Yo – te gusto!?

Natalie – Me encanto!

Le acaricie la cabeza, eres una buena guarra!!

Natalie – Gracias!

Caímos sobre el sofá otra vez.

El teléfono sonó.

Natalie – Mi amiga, estará desesperada.

Yo – Te esta esperando?

Natalie – Si, no te conocía…

Yo – le contaras lo que paso?

Natalie – Si.

Yo – Hazlo ahora.

Natalie – jijiji, no dejas puntada sin hilo cabron.

Cogió el teléfono.

Natalie – Perdona! No queda mucho creo!!

Natalie – Si, follamos, bueno, me follo.

Natalie – Si, mucho mas gorda que la de Andrés!

Natalie –Si, esta aquí delante!

Natalie –Jijiji, sabia que te lo contaría, quería oírlo.

Natalie – Primero me hizo entrar desnuda, me follo a cuatro patas insultándome y haciéndome recordar a mi novio, me corrí dos veces, luego me hizo limpiarle la polla y las pelotas con la boca, después me sobo todo lo que quiso y me hizo alguna foto guarra, me hizo masturbarme y correrme para el y que se la chupara como una guarra para después hacerme tragar su leche.

Natalie – ajajaja, si! Por fin lo hice!

Natalie – Dios, espero que si!!

Natalie – vale, ahora bajo!!

Natalie – Un besito.

Yo – Que preguntaba?

Natalie – Flipo con que se lo contara delante de ti y con lo de tragar, siempre me decía que era asqueroso pero me iba a gustar.

Yo – Algo mas?

Natalie – si te volvería a ver.

Yo – jajaja, claro, nos queda tu culo!

Natalie – Cabron!, tengo que irme, lleva dos horas ahí sola.

Yo – Esta bien.

Natalie – Voy a lavarme.

Yo – No, vete así.

Natalie –Pero huelo fatal!

Yo – Hueles a hembra recién follada, que tu amiga lo note.

Natalie – Cerdo cerdo cerdo!!

Yo – Guarra!

Se levanto, se puso su vestido me dio un morreo, el primero por cierto. Y se marcho.

Yo me quede en el sofá, fumando y pensando que nuevas juegos podría jugar con ella.

Opinar y votar si podéis, es la manera de saber si os gusto.

Si alguien quiere que me agregue a skype o msn.

Karlos__1980@hotmail.es

Skype: luckmmm1000

Eres ese Algo que Buscaba

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“Uno aprender amar, no cuando encuentra a la persona perfecta; sino cuando aprende a creer en la perfección de una persona imperfecta” Pablo Neruda

Eres ese Algo que Buscaba 1

El día se había extendido interminablemente para mi gusto pareciera como si los minutos se hubieran congelado por horas. Deseaba tan sólo escapar de las sofocantes paredes de la oficina, sólo por querer participar en algo distinto de mi vida rutinaria.

Una revista cayó en la pequeña mesa, su sonido llamo mi atención por unos instantes mire su portada, su superficie de color azul cielo con una tenue iluminación verde.

-Tierra llamando a Laura. Se escuchó decir

-”Lo siento, deje mi mente en la cubierta de esa revista” dijo finalmente Laura al ver que los ojos verdes estaban viéndola con expectativa.

-¿Al fin me dirás que decisión tomaste con tu novia?

-Está de más decir que tú sabes la respuesta. Dijo Laura con un suspiro

-¿Que estás diciendo?

-A lo que quiero llegar es que terminare con ella como te dije hace dos meses.

-Amiga es una decisión que debiste tomar hace tiempo ¿Que esperabas para hacerlo? Pregunto Jessica acomodando su cabello tras su oído.

Laura: Solo quería darme cuenta que ya no la amaba y corroborar que tiene a alguien más.

-”Wow”Jessica cayó sentada de espalda contra la silla ¿Cómo que tiene a alguien más?

Laura: Aunque no lo creas la vi con otra chica hace una semana.

-¿Estabas esperando el último día de trabajo para contarme? Dijo Jessica arqueando la ceja

-“Discúlpame” no quería hablar del tema es algo sin sentido.

Jessica: Sin sentido dices, por Dios amiga eso es una noticia importante. Ahora con más razón te apoyo en tu decisión y que dejes a esa ….. Mejor no digo nada no quiero ensuciar mi boca con palabras.

-Jajaja tranquila amiga. Mejor cuéntame ¿tu novia acepto ir con nosotras al viaje?

-Huy si amiga, adelanto sus vacaciones. La tendré para mi solita. Agrego Jessica con una sonrisa picara.

-Hey no me cambies el tema Laura ¿Cuándo hablaras con tu …..ya sabes con quien?

-Hoy lo hare, estoy decidida. Dijo Laura con tono fuerte

-”No es justo que algunas personas no sepan aprovechar lo que tienen a su lado” dijo Jessica de repente.

Laura: ¿A qué viene ese comentario?

Jessica: ¡¡Es verdad!! Si te fijas esa chica que se decía ser tu novia estuvo contigo un año. No te supo valorar y por si fuese poco te engaño, sin saber desde cuando lo estaba haciendo. Solo espero que mi novia no me haga eso sino me sentiría de la patada

-Tranquila corazón eso no pasara. He visto que esa chica te ama demasiado, se le ve en sus ojos, en tu manera de tratarte. Dijo Laura levantándose de la silla para tomar sus cosas ¿Te doy un aventón?

-No amiga mi novia me viene a buscar, me dijo que me tiene una sorpresa. Finalizo Jessica emocionada.

-Huy huy una sorpresa, ja ya me imagino. Agrego Laura con una sonrisita maliciosa.

Antes de que Jessica pudiese decir algo empezó a sonar su celular Ring ring ring – “Deberías atender podría ser tu amorcito” dijo Laura

Jessica solo se dedico a revisar su celular y al ver el identificador se le iluminaron los ojos… Hola mi amor, no me esperaba tu llamada.

-Sabes que me encanta sorprenderte bebe ¡¡ya llegue!! Estoy afuera de tu oficina baja amor.

-Listo ya voy amor, espérame si.

-Acá te espero. Te amo bebe

-Yo te amo más cielo.

Laura: Huy que melosa me salieron ustedes dos

Jessica: Jjajaja y tú que te mueres de la envidia (Dijo está sacando la lengua)

-Que te vaya bien con tu amorcito. Nos vemos mañana. Dijo Laura dándole un besito de despedida.

-Ok nos vemos mañana. Recuerda que te pasaremos buscando para irnos al aeropuerto.

-¡¡Oh si!! Claro no lo olvidare. Afirmo Laura sentándose de nuevo en la silla. “Es difícil desnudar tu alma ante una persona que amas, para luego sentirte usada y rechazada por no cumplir sus expectativas” Lo dijo en voz alta

Déjeme decirle señorita Laura que a veces es mejor ser rechazada por ser quien eres, que ser aceptada por ser quien no eres. Contesto una voz masculina que provenía de la puerta.

-¡¡Señor Omar!! Disculpe por lo que acaba de oír hace un momento.

-Tranquila no se preocupe. Imagino que debe estar así por cosas del corazón o me equivoco?

-No no se equivoca Sr. Omar. Es algo que solucionare ya verá. Por cierto se le ofrece algo?

Sr. Omar: No te preocupes, solo quería desearte un buen viaje. Espero que disfrutes tus vacaciones, mira que eres la mejor secretaria que he tenido en años y me harás falta esta temporada.

Laura: No sea exagerado Sr. Omar solo será mes y medio, no me iré toda la vida. Además en mi lugar dejo a una excelente chica, se que ella será una buena secretaria y le tendrá todo al día.

Sr. Omar: Eso espero señorita sino me temo que la estaré interrumpiendo en sus vacaciones jajajajaja

Laura: Jajaja usted y sus bromas Sr. Omar

-Bueno ya la dejo señorita Laura, mi esposa me ah de estar esperando para cenar. No se vaya tan tarde sí.

-Tranquilo a penas termine aquí me iré a mi casa. Me saluda a su esposa eh hijos.

-“Adiós” feliz viaje.

-Hasta pronto señor Omar.

Laura al terminal de transcribir apoyo su espalda contra la silla, soltó un leve suspiro antes de añadir “Es mejor que no le dé tantas vueltas al asunto debo irme y enfrentar a Judit de una vez, quiero terminar con todo esto que no me hace bien”

Termino de recoger sus cosas, dio un último vistazo para ver si no se le olvidaba nada. Al ver que todo estaba en orden salió de la oficina. Tomo el ascensor en dirección al estacionamiento, se subió a su auto y fue a su departamento.

Al llegar a su hogar se dio cuenta de cuan enorme silencio allí se percibía, encendió la luz de la sala, esparciendo las sombras que ahí se encontraban. Dejo a un lado sus cosas y fue a la cocina a tomar un vaso de jugo.

Dirigió unos pasos hacia la ventana de la sala con su vaso en la mano, se quedo ahí mirando el mundo y a las personas con sus historias. Suspiró dejando su aliento plasmado en el vidrio, era una pequeña mancha que por un breve instante quedaría ahí antes desaparecer del todo.

Ese agradable momento de reflexión fue interrumpido por el inevitable sonido de la abertura de la puerta detrás de ella.

Se miró a sí misma por medio segundo, como si fuese el reflejo de ella misma cuando abrió la puerta unos minutos atrás. Observo el tiempo suficiente para captar la visión de su decepción en los ojos de color azul claro, al hacer frente a su visitante.

Allí se encontraba la mujer que creyó amar, esa a quien se entrego por completo sin esperar nada a cambio. Ella quien sin importarle sus sentimientos la engaño sin descaro alguno.

Judit cerró la puerta tras ella, expreso con una sonrisa su malestar al ver a su novia allí parada con la mirada profunda como queriendo descubrir algo.

-En caso de que no te hayas dado cuenta soy real no producto de tu imaginación, podrías dejar de verme así. Expreso Judit dejando su cartera en el mueble.

-Se que eres real Judit, gracias por tu aclaratoria. Te estaba esperando para hablar contigo.

-Tengo alrededor de cinco minutos para escuchar atentamente todo lo que me vayas a decir antes de salir. Por lo tanto, vamos a oír dijo Judit tomando asiento.

Laura: ¿Vas a salir a esta hora?

Judit: Si, no le veo problema hoy es viernes. Aunque no es de eso que quieres hablar cierto?

Hola mis queridos lectores se que eh estado algo ausente estos ultimos meses (No habia tenido algo de inspiracion) ademas que mis ocupaciones diarias me han tenido super ocupada..

En fin hoy les eh traido esta nueva historia en la cual eh trabajado ultimamente, espero sea de su agrado como los demas relatos que eh escrito.. Estare esperando sus comentarios a ver si continuo escribiendo esta historia cuidense.. Hasta pronto


Amor Comprado: Introducción

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Me dolía el cuerpo y no podía moverme, no quería pensar en nada, excepto… él, Julio; de repente, un enfermero me llevó a un cuarto, en donde ya me esperaban mis padres… o lo que ellos me han hecho creer todo este tiempo.

– ¿Has recapacitado? – me preguntó Jennifer.

– No – respondí con frialdad – ni con la peor tortura dejaré de ser gay.

– Entonces te pudrirás en este sanatorio – dijo Ignacio.

Ambos se levantaron enfurecidos y caminaron rumbo a la puerta, dispuestos a abandonar la habitación; Ignacio volteó a verme y no pronunció palabra alguna, sin embargo, Jennifer… tan solo se acercó a mí y me hizo una propuesta.

– Tienes una sola forma de salir de aquí – dijo.

– ¿Qué debo pagar para obtener mi libertad? – pregunté.

– Debes olvidarlo y casarte con la hija de un amigo de tu padre, quien también es accionista de la empresa.

– No puedo creer que todo lo hagan con tal de obtener más dinero del que ya tienen – exclamé – son un asco de personas.

– Seremos lo peor que quieras decirnos – dijo mi padre – pero tu libertad depende de nosotros dos.

– Está bien, lo haré – respondí – sólo quiero que quede claro que esto lo hago única y exclusivamente por mi libertad.

Mis padres cumplieron el trato y, horas después, ya estaba en mi cuarto descansando después de haber tomado una buena ducha… sólo quería dormir, descansar y prepararme para vivir en un infierno por el resto de mi vida.

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Espero que les haya gustado, empezaré a subir los capítulos cada que tenga tiempo disponible, si tienen alguna duda o comentario, son bien recibidos aquí en la página o pueden escribirme al correo que está a continuación: guadalupe00023@gmail.com; también pueden verme en facebook, el link está a continuación:

https://www.facebook.com/guadalupelopezmexico

Sin más que decir por el momento, les deseo un excelente fin de semana.

¡Saludos!

Guadalupe López.

Mi primera Mascota

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Todo comenzo a mediados de los 80,acababa de terminar la mili y habia roto con mi pareja meses antes asi que andaba mas alegre que unas castañuelas y dispuesto a follarme a todo lo que se meneara y resulta que quien supo menearse la tenia un par de pisos mas abajo de donde yo vivia entonces con mis padre,os pongo en antecedentes.

Ellos eran Enrique y Angela,rondaban los 45 años y tenian dos hijos…Angela de veintipocos y Pedro de 18,este ultimo inseparable mio desde que me licencie,amigo de fiestas y de ligoteos.

Era junio y Angela hija se casa (de penalty) asi que todos de bodas,despues de la ceremonia a la disco donde quien mas quien menos se pilló una buena cogorza siendo Enrique el mas perjudicado y ahy es donde empezó todo,siempre digo que si a ese cornudo no le hubiese gustado beber mi vida hubiese sido la misma que el 70-80% de los tios,pero ese dia era MI DIA……os cuento.

Angela (Madre) era una mujer que se le veia muy-demasiado mandona aunque le caia bien a todo el mundo,se le notaba que en su casa ella llevaba los pantalones y en la cama tambien como supe despues,media 1,65 mas o menos,buenas tetas,buen culo y un aura que gustaba,tengo que reconocer que mas de una paja fue dedicada a ella,osea que era una mujer de las que habia que mantener las dintancias,a mi siempre me trató bien y mas desde que trataba con su hijo al que ella me decia que tratara como un hermano cuando saliamos de marcha.

Pero vamos al grano….como dije antes en la Disco la peña se enturbio un poco con el alcohol , todos menos yo,nunca me gustó el alcohol,y por ese motivo se me apareció la virgen como yo digo.

Eran las 2 de la mañana o asi y mi amigo Pedro me pide un favor y es que lleve a sus padres a la casa por que el habia ligado y tenia muchas posibilidades de mojar esa noche,le dije que sin problemas y en unos minutos estabamos su madre y yo llevando en volandas al padre hacia el coche,su madre tambien estaba perjudicada pero controlaba mas,al padre fue dejarle en el asiento de atras del coche y aun no habia arrancado y ya se oia sus ronquidos.

Desde la disco hasta casa habia una media hora asi y Angela que estaba sembraita en ese momento pues empezó a darme palique…que como me iba con los ligues?que si no estuviera casada no sabia lo que podia haber hecho esa noche en la disco…y tal y cual.

A mitad de camino me dice que tiene ganas de mear (asi me lo dijo) y paré donde pude osea en la misma carretera que era secundaria y no pasaba nadie a esas horas,pero estaba muy oscuro y me dice que mire para otro lado que lo haria justo al lado de su asiento para aprovechar la luz del interior,pero no hice caso,se subio el vestido,se quito las bragas ( literalmente) y cuando volvio a entrar su cara ya no era la de mi vecina sino la de una puta que empezaba a ponerme la polla tiesa.

El resto del viaje mas de lo mismo con la salvedad de que iba sin bragas y sus posturas eran mas elocuentes que antes.Llegamos a la finca y en el tramo desde el coche,en el ascensor y en el pasillo hubo mas de un roce por su parte y se dió perfectamente cuenta de que mi polla explotaba dentro de mi pantalon,pero no me atrevia a nada vaya que metiera la pata,pense que la vieja estaba cachonda y que se pajearia a mi salud en cuanto me hubiese marchado,dejamos al Enrique en la cama y ella me dice que la espere fuera que iba a intentar acoplar a su marido y que enseguida salia,me fui a la cocina y encendi un cigarro a lo que aparecio ella con una especie de pijama de verano,camiseta sisa y pantalon corto,por el tamaño de sus pezones no llevaba sujetador y eso hizo que mi polla volviera a recobrar vida.se puso una copa de Martini y rechazo un cigarro y me dijo que le acompañara mientras se bebia su copa a lo que accedi.

En menos de 5 minutos ya estabamos hablando de sexo y me confeso algo que fue el pistoletazo para empezar a no verla como una vecina madre de mi amigo sino como una mujer que necesitaba cosas y que yo iba a intentar proporcionarsela…..su confesion fue.-” Estoy harta de ser la voz cantante en la cama con el inepto de mi marido,mi fantasia seria que un hombre me tratara a su antojo y me lleve y me domine a su gusto.Si no me corri en ese momento es por que se levantó e hizo como que estaba fregando su vaso pero en verdad lo que hacia era darme la espalda para que no viese que se habia ruborizado por lo que me habia dicho.

Y me armé de valor,pense o todo o nada, me levante y me puse detras de ella,mi polla sobre su culo,ella dió un saltito pero no se quitó,dejo de lavar y puso sus manos a ambos lados del fragadero,lo que hacia que sus grandes tetas quedaron colgando,con mi mano izquierda empeze a recoger su pelo haciendo un moño,y escuche su primer jadeo,y con la otra me saque una llave y la puse sobre la encimera,entonces acerqué mi boca a su oido y tirando un poco de su pelo le susurre….-” esa es la llave de mi trastero,el numero 12…..si quieres hacer realidad tus fantasias te espero alli en 10 minutos,pero ten presente una cosa,si vas te convertiras en mi puta y sino seras siendo mi vecina de abajo” pase mi mano derecha por debajo de su axila y pellizqué su pezon que por otro lado parecia un meñique de lo exitado que lo tenia.

Ella se quedo intacta yo me fui a mi casa hecho un manojo de nervios y fueron los 10 minutos mas largos de mi vida.

Mi trastero lo tenia acomodado para estar con los coleguitas,osea tenia sofas,tele y todo lo que te hacia estar bien fuera de tu casa.Llego , abro la puerta y alli estaba ella sentada en el sofa,me saludo por mi nombre y le coji de la cara y le dije….”la ultima vez que me tuteas, te dije que si venias serias mi puta y aqui estas…no hay vuelta atras, desnudate zorra” ella se habia puesto un chandal encima de su pijama y empezó a desnudarse lentamente,cuando terminó le ordene que empezara a tocarse y que no se le ocurriera correrse sin mi permiso a lo que ella me contesto…”Si Amo” y ahy entendí que mi vecina me pertenecia.

Empezo a masturbarse,tenia un coño muy peludo (eran los 80) y mientras se tocaba yo saque unas cuerdas y empeze a hacer unos nudos corredizos y empeze a atarlo a unas estanterias fijas que tenia acopladas,ella al verme haciendo eso se le cambio la cara,le salió una sonrisa que era una aprobacion a lo que hacia,aunque por otra parte me daba igual pues yo ya tenia la sarten por el mango.

Le pregunte si queria correrse y asentó con la cabeza,le di una bofetada “cariñosa” y le espeté…..”La ultima vez que me contestas sin decir Amo o Señor….entendido?” .-Si mi Amo , contesto ella.Le ordene que se arrodillara y acerque mi polla a su cara,una cara de puta que no podia con ella y le dije que me la mordiera por encima del pantalon pero sin tocarme y asi lo hizo,me la mordia,se restregaba y yo ya estaba a mil asi que le ordene que me abriera la bragueta pero que ni se le ocurriera tocarme la polla….me desabrocho la bragueta y mi polla saltó sobre su cara,ella esperaba mis ordenes y estas fueron que no se la metiera en la boca,solo lamerla,y asi lo hizo…se frotaba la cara con ella,la lamia,miro hacia mi cara y se ganò otra bofetada “cariñosa”….yo ya estaba a mil y le dije que donde queria mi leche a lo que ella me contestó que en su boca o en su coño….pero era demasiado pronto para satisfacer sus deseos asi que empeze a pajearme fuerte cerca de su cara y cuando ella esperaba mi leche….la solte en el suelo y le ordene que se la tragara toda mientras se masturbaba hasta correrse,cosa que hizo sin rechistar.cuando acabo eran ya cerca de las 6 de la mañana y estaba cansado asi que le dije que se fuera en pijama…..y que cuando sonara en su puerta 4 tonos ,en 5 minutos tenia que estar en mi trastero….desde ahora ,su perrera.y esos tonos sonarian pronto y cuando menos se lo esperaba.Por ejemplo al mediodia siguiente…….

Promesas/Decepciones Capitulo 1

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Cuando estas sumamente enamorada no ves más allá de tu realidad, esa persona amada se convierte en tu ideal, en esa persona que no te fallara, en aquella persona que no podrá decepcionarte, eso es lo que creemos muchas veces, que no nos damos cuenta, que la persona que realmente nos ama está a nuestro alrededor, porque estamos hipnotizadas con nuestra “chica ideal”.

Camilla una muchacha tranquila de 17 años de edad, creyente en las almas gemelas, y además muy cursi, conoció a la persona que creía seria su persona ideal, aquella de la que se enamoró cada día, pero sin embargo no se atrevía a aceptar su condición.

-Camila levántate tienes que ir al colegio

-No mama, no quiero

-Pero que es lo que te paso Camila

Su mirada se trasporta hacia el vacío y recordó lo sucedido el día anterior

-Vamos Camila, solo dame un beso, que no hay nadie en el aula

-No Rodrigo, ya te dije que solo eres mi amigo

-Solo uno, mira que a la final te termino gustando

Las manos de Rodrigo se acercaban más hacia la cintura de Camila, hasta que de repente una sensación de calor sobre su mejilla lo aparto rápidamente, y con una mirada de furia sobre Camila replico

-Que eres estúpida? Por qué hiciste eso, esto no se queda así

-No me dejaste otra opción, me querías obligar a besarte y ya te dije muchas veces que no

-Eres una lesbiana de seguro

-Pero que dices Rodrigo

-Nunca te he conocido un novio ahora que lo pienso, además yo estoy bastante bien, soy popular y adinerado, muchas se mueren por mí, pero tú te das el lujo de rechazarme

-Eso no quiere decir que sea lesbiana, solo que no me gustas, y si hay muchas muriéndose por ti ve por ellas y déjame en paz a mi

-Como quieras, pero esto no se queda así

Camila no tomo importancia a las amenazas de Rodrigo, pero lo que le dijo la dejo pensando mucho, porque ella no se atrevía a tener novio, porque no le llamaba la atención alguno de su clase o del colegio, en fin siguieron miles y miles de pregunta en su mente.

Al salir del salón veía las miradas de algunos de sus compañeros, susurros incomodos, y la mirada de Rodrigo triunfante al fondo del patio de recreo la hizo sospechar que él tenía que ver con todo eso.

-Cami, que es lo que están diciendo? Es cierto?

-De que hablas mariana?

-Rodrigo salió diciendo que tuvieron sexo en ese salón, pero al final le dijiste que no querías que se repitiera porque te diste cuenta que eras lesbiana

-Queeeee, dijo eso, pero si será imbécil, y como vas a creer eso mariana

-Ósea es mentira?

-Claro que es mentira, yo no tuve sexo con él, jamás lo haría

-Y la segunda cosa que dijo? Que eres lesbiana?

Camila sé que callada por un instante y cuando estaba a punto de responder sonó la campana de fin de recreo, mentalmente pensó que se había salvado de responder aquella pregunta.

El resto de la clase no fue buena para ella, la gente seguía comentando y mirándola, así que fingió sentirse mal para irse a su casa

Mientras iba conduciendo hacia su casa, recordó como prefería estar siempre con chicas que con chicos, pero que va, ella no quería creer que podría sentir atracción alguna por una mujer, NO CAMILA, ERES HETERO Y BASTA!!! Se decía eso una y otra vez.

No dio oportunidad de que la saludaran cuando llego a su hogar, subió directo a su habitación y se puso escuchar música bastante fuerte, no quería escuchar sus pensamientos, solo quería perderse en el ritmo de la música.

De repente cayo profundamente dormida, tuvo un sueño peculiar, que la haría levantarse asustada, y entre otras sensaciones más.

-Ven hacia mi

-Pero no puedo mariana

-Vamos ven

-Que vamos hacer?

-Hacer el amor

Las manos de mariana se acercaron al cuello de Camila, y antes de comenzar a besarlo puso su boca sobre él, Camila al sentir la respiración tan cerca de mariana no pudo evitar gemir.

-Tenes los pezones paraditos, cami

-Ahh si

Mariana siguió colocando ahora sus labios sobre el cuello de Camila, luego siguió hacia su boca donde se juntaron en un apasionado beso, cada vez se aceleraban sus respiración, Camila sentía como salían fluidos de su vagina, la mano de mariana se abría paso al sexo de Camila, cuando de repente.

-Camila despierta, ven a cenar

Camila se levantó asustada, con su corazón a mil, pudo sentir como su interior estaba todo mojado, se preguntó, por qué soñé eso con mariana?, y por qué me moje tanto

Ese sueño solo le habría más preguntas a lo que tanto se cuestionaba ahora, su sexualidad. Camila despertó del trance que se encontraba después de la pregunta de su curiosa madre.

-Y bueno Camila, te has quedado como 5 minutos sin decir nada, vamos levántate que llegaras tarde al colegio

-Pero no quiero

-Soy tu madre y me obedeces, ahora cámbiate

Cuando llego al colegio aún seguían esas miradas, sobre ella, pero noto que había una persona más en ese salón, cuando vio aquella mirada, sintió hincadas sobre su pecho, cosa que jamás había sentido jamás.

-Buenos días alumnos, antes de iniciar la clase, quiero presentarles a la nueva estudiante de internado, ella viene de argentina, ven hija, preséntate con los demás

No pudo evitar verla al levantarse, no sabía porque no podía dejar de verla, tal vez seria su piel blanca como la nieve, o su cabello negro como la noche, pero algo en ella llamaba su atención.

-Hola, mi nombre es Alejandra, tengo 18 años y vengo de buenos aires argentina

-Gracias por la presentación hija, ahora vuelve a tu asiento

Cuando se sentó pudo sentir la mirada de la chica nueva sobre ella, volteo su cabeza hacia atrás y sus miradas se cruzaron, pudo notar claramente esos ojos, color gris, de repente sintió otra mirada hacia su alrededor y era la mirada de mariana.

Durante el resto de la clase no paso novedad alguna, de repente seguían cruzando miradas, se sentía tan confundida Camila por todo esto que estaba sintiendo pero sin embargo no le importó y le respondía cada mirada a la nueva.

Cuando sonó la campana de recreo, pudo ver de reojo como Alejandra se acercaba a ella

-Hola, soy Alejandra, vos sos?

Sintió tantos nervios, que después de varios segundos contesto de manera tímida

-Emm hola, soy Camila

-Un gusto cami, te puedo llamar cami?

-Claro por qué no

-Te gustaría enseñarme las instalaciones, es que me pareces súper buena onda

-Si me encantaría, espérame a guardar mis cosas

De repente mariana se acerca para hablar con Camila

-Cami, nos vamos?

-Ahh cierto, pues iba a mostrarle el colegio a Alejandra, pero vamos, acompáñanos

-Mmm no gracias, te veo al rato entonces

No entendió la reacción de mariana, pero no le dio importancia y siguió arreglando sus cosas

-Ya vamos –dijo Camila de manera entusiasmada.

-Listo nena, vamos

Mientras caminaban Camila le explica la historia del colegio, le indicaba como eran los profesores y los demás compañeros.

-Y te llevas bien con todos aquí, cami?

-Mm no mucho, es que no soy mucho de amigos, notaras que soy algo tímida, disculpa

-No tranquila, no tienes por qué disculparte, sabes que me encanta que seas así, sos encantadora

Camila no pudo evitar ponerse roja como un tomate, el escuchar eso la había sonrojado mucho, además no entendía porque esta chica era tan fresca y decía lo que pensaba sin importarle nada, solo pudo contestarle entre dientes

-Gracias

-Pero mira que desubicada soy, te puse toda roja

-Sí, pero tranquila, gracias por lo que dijiste antes –ríe de manera tímida-

-Si solo dije la verdad, y tenes novio?

-No, para nada y tu?

-No tampoco, nunca he tenido novio

-Ahhhh

No le pregunto nada al respecto, se le hizo raro que una chica como ella no haya tenido novio antes, porque era una chica muy linda, y podía notar como la mayoría de sus compañeros botaban la baba por ella.

Pasó el recreo y volvieron al salón de clases, cuando Camila entro, noto a mariana rara, de verdad no sabía que le pasaba, y le mande un texto, pero esta lo leyó y no le contesto.

A la salida de clases, Camila se dirigía hacia mariana, pero Alejandra la sostuvo de la mano para decirle algo

-Toma cami

Le entrego un papel cerrado, no lo abrió, solo le pregunto de que se trataba.

-Y que es esto?

-Es mi número, para estar en contacto y saber si me podrías enseñar tu país, eres buena guía turística –ríe de manera coqueta-

-Claro Alejandra, me encantaría, luego te llamo vale

-Dale linda, besos

Linda? Resonó en la cabeza de Camila, ya que ella no se consideraba linda, se consideraba una persona normal físicamente, sin ningún atractivo en especial, cuando salió de sus pensamientos pudo notar que mariana ya se había marchado del salón

Rápidamente saco su celular y le marco, pero el celular de ella salía apagado, no insistió más por el momento.

Al llegar a casa, prendió su Tablet y abrió su Facebook, se sorprendió al ver la solicitud de Alejandra, fue una sensación de alegría y temor a la vez. Temor por todo esto que sentía, y que de un momento a otro comenzó a cuestionar sobre quien es realmente Camila.

Abrió el perfil de Alejandra, y vio muchas fotos de ella, pero le llamo la atención 3 fotos que tenía con una chica, ya que en los comentarios de las fotos puso corazones dibujados.

Puede ser su mejor amiga pensó, pero no pudo evitar sentir un poco de celos, cosa que la confundió mas, de repente se abre un ventana de chat, y era justamente Alejandra

-Hola, que haces? Revisando mi perfil? Jajaja

-Nooo, para nada porque

-No te pongas nerviosa

-No lo estoy

-Ahh es que me pareció

-Y porque me preguntaste si revisaba tu perfil?

-Y bueno, Porque es normal no? Cuando aceptas una invitación los primero que haces es ver detalles sobre la persona que agregaste

-Mm bueno si tienes razón

-Entonces, lo hacías?

-Que cosa?

-Revisar mi perfil

-Jajaja, si está bien lo hacia

-Ahhh si viste :P

Camila no podía negar que chatear con ella la ponía nerviosa, le gustaba sentirse así.

-Te ves muy linda en las fotos cami

-Eres ciega jaja

-No, ciega no, veo muy bien

-Jajaja bueno gracias

-No puedo creer que no tenes novio

-Y eso porque?

-Porque eres muy bonita, y tu personalidad también agrada

-No soy bonita, estoy normal, jeje

-Ufff no, eres hermosa

Al leer eso Camila, se cohibió y pensó que estaba haciendo, que ella no era así, así que invento una excusa para despedirse de Alejandra.

-Me tengo que ir, mi mama me llama

-Te asuste?

-Noo, asustar? Porque?

-No pues por nada, tal vez no te gustan los cumplidos

-No, no es eso, es que mi mama me llama de verdad, te dejo cuídate

-Oki besos linda, hasta mañana

Los pensamientos de camilla ahora eran más confusos, sentía atracción física por esta chica, pero se negaba a aceptarlo, pero hasta cuando lo haría?

Decidió marcarle a mariana, para despejar su mente y saber que pasaba con ella, porque tomo esa actitud en la mañana

-Alo

-Hola mari, como estas?

-Bien

-Te pasa algo?

-No para nada, porque lo dices?

-Es que enante te note un poco molesta y no me esperaste para irnos juntas

-Ahhh, no estaba molesta, y no te espere porque te vi muy ocupada

-No estaba ocupada, solo hablaba con Alejandra, pudiste acercarte

-Es que te vi tan entretenida que mejor me fui

-Que cosas dices, la próxima vez te acercas y ya, para que se conozcan mejor, sé que te agradara

-Ok, sabes me tengo que ir camilla, mañana conversamos, bye

No sabía porque actuaba así ella, aunque la conoce hace 1 año no sabía muchas cosas de ella, porque mariana era una persona reservada, no le gusta hablar siempre de su vida

Se acercó la mañana hora de ir a clases nuevamente, lo único que animaba a camilla era saber que era viernes y tendría el fin de semana libre.

Apenas llego al colegio, se ubicó en su asiento, aun no llegaba nadie, de repente Alejandra entra al salón y se acerca a Camila, con una sonrisa muy grande y la saluda con un beso, pero un beso tan cerca de los labios que Camila no pudo evitar ponerse toda sonrojada, Alejandra lo noto pero solo sonrió.

-Como pasaste la noche, cami?

-Bien muy bien, y tú?

-Igual, te pensé mucho

Camila no pudo evitar desviar la mirada cuando ella dijo eso, porque ella decía esas cosas pensó, no pudo evitar pensar que Alejandra era lesbiana, o bisexual.

-Ahh? Y porque me pensaste?

-Porque no sé, me agradas, me gusta hablar contigo

-Gracias a mí también me gusta hablar contigo

-En hora de recreo quisiera hablar contigo

-Y eso? Porque no me hablas aquí?

-Porque no quiero que nadie interrumpa y ya mismo llega alguien de seguro

Apenas dijo eso, apareció por esa puerta mariana, que se notaba su cara de pocos amigos al ver a Camila con Alejandra solas en el salón de clases.

-Hola mari

-Hola

No emitió más palabras, y se dedicó a escuchar música con sus audífonos, Camila no entendía esa reacción de mariana.

Camila no dejaba de pensar en ese beso que le proporciono Alejandra en la mañana, se moría porque fuera hora de lunch para escuchar lo que Alejandra tenía que decirle.

Por fin sonaron la campana, y al salir Camila del salón, mariana la esperaba afuera con una gran sonrisa.

-Vamos –dijo Alejandra.

-A dónde?

-A tomar nuestro lunch pero a un lugar más tranquilo, sígueme

La agarro de la mano y la llevo a la parte de atrás de los salones

-Y como encontraste esto?

-Ayer mientras me mostrabas el colegio me di cuenta de este lugar

-Woahh, que tienes buena vista, yo jamás lo vi

-Si siempre veo cosas buenas –rio con picardía-

-Y de que era lo que me querías hablar

-De esto

Alejandra se acerca hacia la boca de Camila buscando robarle un beso y que este fuera correspondido, pero no lo consiguió, Camila se apartó rápidamente

-Alejandra que haces, que te pasa, yo no soy así

-No te gustan las chicas?

-No, de donde sacas eso?

-No sé, por cómo nos miramos ayer en clases y como aceptas mis cumplidos.

-Solo trato de ser amable contigo más nada.

-Además ayer escuche rumores de que lo eras

-Esos rumores son falsos, los invento una persona sin vida, y que esta dolida por mi rechazo

-Entonces esa chica mariana, no fue nada tuyo?

-Mariana? No para nada, de donde sacas eso

-Como te mira, y como me mira a mi cuando me acerco a ti, se llena como de odio, pensé que habían tenido algo y ahora estaba celándote.

-No si ella es una amiga nada más, ha estado mal humorada últimamente pero no sé por qué sea.

-Bueno disculpa, de verdad Camila, pensé que lo eras

-Ósea tú lo eres?

-Si yo soy lesbiana, y no lo oculto

-Yo tampoco oculto nada, ok

-No dije que lo hicieras, y de verdad discúlpame, espero no cambie esto entre las dos.

-No tranquila, fue una confusión todo esto, no te preocupes

Al salir de ese lugar, mariana estaba al otro extremo y vio salir a Alejandra con Camila, no pudo ocultar esa marida de odio, algunas lágrimas rodaron de su mejillas, lagrimas las cuales Camila pudo notar a lo lejos……..CONTINUARA

HOLA VOLVI DESPUES DE UN TIEMPO CON UN NUEVO RELATO ES SOLO EL COMIENZO, HAGANME SABER QUE LES PARECE, PARA SABER SI CONTINUAR O NO CON EL, GRACIAS

Diana

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En aquellos momentos a Arturo no le importaba mucho lo que le contaba su amigo Juan, apoyados en la barra de aquel nuevo local de copas su mente solo podía estar ocupada en ella, aquella rubia cuyos ojos estaban ocultos tras unas gafas de sol que le conferían un aire realmente interesante y que desde una mesa en la terraza del local, sentada junto a sus amigos, posiblemente alguno su novio, no dejaba de mirarle y de provocarle con su media sonrisa.

Juan se esforzaba en comentarle una tras otras todas las vicisitudes de su vida conyugal, en un vano intento de que pudiera aconsejarle que hacer, mientras el no perdía de vista la sonrisa de ella que, quizás sin saberlo, le invitaba a recrear mentalmente como sería tener cerca y poder besar esos labios.

– ¿tu como lo ves? – le espetó Juan…

Jo, pensó, ¿como veo que? Pero si no se ni de que me habla…

- Bueno, bueno, yo creo que lo mejor es darse unos días, no hagas nada, espera acontecimientos… – echo mano de frases hechas sin sentido que esperaba ayudasen a disimular su descortesía, en vez de ayudar a su amigo estaba en su mundo.. – Si Juan lo supiese, quizás dejaría de tenerlo en tan alta estima.

– Tío, no se como lo haces, pero siempre acabas dando en la tecla, haré eso, esperaré a ver por donde me sale Carmen, y luego decidiré que hacer.

Jajaj se río para si, si supieses… pensaba ajja, pero bueno, al menos había conseguido salvar una situación delicada, como casi siempre, no podía negar que era un tipo con suerte.

Mientras tanto la cara de ella se fue fijando más en su retina, en su mente, incluso en su pelvis, donde notó, con sorpresa y entusiasmo, como su físico respondía a los estímulos de su mente. De repente ella se despojó de las gafas y las dejó sobre la mesa, al cambiar la vista de lugar observo como los ojos de ella no se fijaban ahora en su cara, en sus ojos, como había sido normal en minutos anteriores, noto con pudor como ella miraba su entrepierna, donde se vislumbraba el inicio de una erección.

Eso le excitó, noto como sus mejillas se sonrosaban de pudor y como su pene experimentaba un ligero espasmo de satisfacción. No dudó, era ahora o nunca, o conseguía mantener la mirada de ella o aquello acabaría con el en casa masturbándose en solitario lamentándose por desaprovechar la ocasión que el destino le brindaba. La miro a los ojos y le dijo todo, ella bajo la mirada al ver que con su vista fija en ella, el le estaba proponiendo un viaje al centro del placer… pero de repente… ¡! Ohhh ¡!, no lo podía creer, ella levanto la vista y en un alarde de sinceridad, aguantándole el envite, le retaba a dar ese paso que, en el fondo, los dos deseaban dar.

A estas alturas de la noche Juan no existía, continuaba hablando pero Arturo no lo oía, solo captaba un leve rumor, unas voces lejanas que nada significaban para el, estaba concentrado, realmente concentrado en ella, en su mirada, su sonrisa, su excitación crecía cada minuto, intentaba saber como podría trasmitirle a ella su deseo, aunque ella era consciente de ello, ella sabía como el estaba y sabía que tarde o temprano el daría el paso; pasaban los minutos y nada, los dos seguían en igual situación, ella en su mesa, el en la barra, sin dejar de mirarse, y de repente… de repente sucedió lo inesperado para el, ella se levantó, su corazón dio un vuelco, “ se está despidiendo, si, lo esta haciendo…”, tenia que pensar rápido, tenia que encontrar el modo de poder hablar con ella, de decirle que pensaba, de…..

Pero no, no se despedía, tan solo comentaba a sus compañeros de mesa que iría a asearse; se dirigió al pasillo de acceso a los servicio mirándole fijamente, en ese momento el cuerpo de el reacciono, sin saber bien como, sus pies se pusieron en marcha hacia el lugar donde ella estaba, cuando llego al pasillo ella ya había desaparecido tras la puerta donde figuraba el cartel de “woman”, el frenó en seco, “ vas a hacer una locura, date media vuelta “, pero no, no la dio, es más, agarró el pomo de la puerta y sin pensarlo más entró tras ella…

- Acabo de perder una apuesta conmigo misma – alcanzo a decir ella fijando sus pupilas en los ojos de él – aposté que no vendrías…

No tuvo tiempo de más, las manos de Arturo se aferraron a su cuello y sus labios ahogaron las palabras que ella iba a decir, de repente la lengua de el se introdujo en su boca y ella tan solo pudo recibirla y entrelazarla con la suya mientras notaba como su cuerpo entero de estremecía de placer. Uno, dos… no fue consciente de los minutos que así permanecieron, solo sabía que a cada segundo que pasaba su pelvis se hacía más presente en su mente y el placer aumentaba.

El la tomó por la cintura y le dio la vuelta, la colocó de frente al espejo que sobre el lavabo ella había utilizado en otras ocasiones para retocar su maquillaje. Los labios de él comenzaron a besar suavemente el cuello de ella. Estando detrás, como estaba, a ella le era imposible alcanzar la boca de Arturo, y se contorsionaba su cuello debido al escalofrío que sus besos le provocaban, era algo que nunca había sabido controlar, era su punto débil.

Arturo comenzó a levantar la falda de ella, rozaba sus muslos con suavidad, no tenía prisa por llegar arriba, los arañaba levemente arriba y abajo mientras su bosa hacía presa en el lóbulo de ella y lo mordisqueaba al tiempo que lanzaba suaves besos que resonaban en los oídos de ella.

A estas alturas ella era presa del mayor de los placeres, él la agarraba fuertemente impidiéndole poder girarse, por lo que estaba a merced de lo que el pudiese hacer, eso le excitaba tremendamente, intentaba luchar contra él, pero Arturo la tenía bien sujeta, su boca en su cuello, su mano derecha jugando por debajo de la falda con el borde de sus braguitas y mientras, con su mano izquierda había conseguido llegar a su pezón y jugueteada con el por debajo del sujetador… ella estaba a su merced y aquello le encantaba.

Mientras se estremecía de placer ella había conseguido acceder a la entrepierna de Arturo, había podido bajar la cremallera y sacar a la luz el miembro de él, que lucía majestuoso debido al placer del que disfrutaba. Con las manos en la espada ella acariciaba la poya y al imaginaba, pues aún no había podido verla, solo rozarla, sentirla contra sus nalgas y comprobar que era un aparato que a buen seguro la satisfaría plenamente.

El iba bajando las braguitas de ella, mientras continuaba sujetándola fuertemente al tiempo que pellizcaba su pezón, había podido colocar el tanga de ella a la altura de las rodillas y aprovecho esa circunstancia para colocar su miembro erecto entre las nalgas de ella, iniciando un suave movimiento que conseguía que su glande rozase los labios de ella… cuanto placer le proporcionaba aquello, sus labios masturbados por el pene de él, el clítoris manipulado por sus hábiles dedos, su pezón estrujado y su cuello húmedo de besos y caricias.. Ella comenzó a sentir que el orgasmo era inevitable.

Sin saber bien como de repente su cuerpo empezó a no responderle, por más que lo intentaba veía como a cada segundo le resultaba más difícil controlar que quería hacer. Estaba bloqueada por él en una postura que nunca pensó que podía darle tanto placer… sus jadeos se hicieron más sonoros y el comenzó a mover su pene con mayor velocidad mientras ella notaba más el golpeteo de su pelvis sobre sus nalgas.

Intentó zafarse de la situación, su mente le decía que debía recomponer la situación, hacerse fuerte y controlar ella el momento, pero no podía. Sus piernas comenzaron a fallarle, le temblaban las rodillas, se notaba angustiada, como en el borde de un acantilado esperando que alguien le empujase…

El placer la tenía dominada, el placer y él, que no le dejaba moverse, veía venir el éxtasis, y esta vez, en contra de lo que siempre le había sucedido no sabía cómo controlarlo, no sabía si estallaría primero su placer vaginal o clitoidal… estaba asustándose ¿ serían los dos por primera vez al unísono?.. Y se dejo llevar para no llevar la contraria a la naturaleza…

Dejó sus piernas lacias, sin fuerzas, no podía sujetarla y entre el apoyo de sus manos en el lavabo y la fuerte cogida de él consiguió no caer, olvidó su pelvis, se concentro en el placer y dejó de presionar sus músculos en búsqueda del placer… y cuando creyó que llegaba el orgasmo de su vida vio como nada era como pensaba que podía ser…

En el justo momento en que ella dejó su cuerpo lacio, a merced de él, totalmente apoyada y sujeta por los fuertes músculos de Arturo, este, en un movimiento que ella no previó colocó su poya en la entrada de su ano y de un fuerte empellón consiguió que aquel bastón de dimensiones considerables entrara hasta el fondo debido a la laxitud y la poca resistencia que encontró en el cuerpo de ella.

Aquello fue demasiado…. A la cara de sorpresa que ella misma pudo comprobar a través del espejo se unió un triple orgasmo que le hizo consecutivo que hizo que perdiese la noción del espacio y el tiempo… primero fue su ano el que bramó de placer…. Su clítoris le proporcionó una satisfacción indescriptible y su vagina bien manipulada por Arturo se dejó llevar y expulsó un líquido que ella desconocía… su cuerpo quedo laso, sin fuerzas, sus rodillas se doblaron, sus pantorrillas temblaron, su pelvis se movía en pequeños espasmos que era incapaz de frenar, se abandono y en ese momento pudo comprobar cómo un calor invadía sus entrañas… era el semen de Arturo que estaba siendo depositado dentro de su vagina… no sabía como él había conseguido abandonar su ano y traladrar su coño con tanta facilidad y sin que ella se diese cuenta…

Tardo varios minutos en reaccionar. El abandonó el aseo sudoroso y ella aquedó allí apoyada en el lavabo mirándose y preguntándose como aquello había pasado… cuando salió del baño, con las gafa de sol puestas para disimular su mirara perdida, miró a la barra… allí no estaba Arturo, lo buscó por todo el local pero el se había marchado…

Hoy, después de varios meses, sigue buscando en cada mirada la mirada de Arturo, sigue esperando volver a encontrarse con él y repetir aquel momento que nunca olvida, aquellos minutos que bien valen toda una vida…

Pasión en la piscina

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Esa noche había quedado con Marcos, hacía tiempo que hablabamos con una forma de tonteo, nos acariciabamos, nos sonreiamos, pero nunca había pasado nada más que eso. Pero esa noche iba a ser diferente, necesitaba que lo fuera. Me dispuse a arreglarme; lo primero que hice fue meterme en la ducha, y mientras me enjabonaba el cuerpo pensaba que era él quién lo hacía. Mis manos se dirigieron inconscientemente hacia mi vagina acariciándola por fuera. Apoyé mis pechos en los azulejos, fríos, que hicieron que me dieran escalofríos. En ese momento abrí los ojos y pensé: no, esta noche, ahora no.

Salí de la ducha y fui a vestirme. Necesitaba que esa noche Marcos perdiese la cabeza. Estube un buen rato rebuscando entre trapos y cosas que compras para luego no ponerte nunca. Cuando pensaba que no iba a encontrar nada decente, ví una blusa que casualmente no tiré el año pasado. Me quedaba un poco apretada así que decidí ponermela, desabronchando los primeros botones, claro. Después me puse unos pantalones cortos vaqueros y unas sandalias. Cuando terminé de maquillarme me miré al espejo; me gustaba. Entonces recordé el momento en la ducha y volví a cerrar los ojos. Me apoyé en el lavabo y como si le estuviera montando me movía, arriba y abajo, muy despacio, a la vez que me tocaba los pechos. En ese momento sonó el telefonillo, era él, Marcos, ya estaba allí y todo lo que me hubiera imaginado con él podría hacerlo realidad. Bajé.

Hola – le dije mientras le miraba la boca y sonreía.

Hola guapa, ¿Qué tal?¿He llegado muy pronto? – dijo.

No no, perfecto. ¿A dónde vamos? – pregunté

Sorpresa -me dijo con una sonrisa arrebatadora.

Cuando llegamos al sitio, pensé: de sorpresa nada. El muy ahorrador me había llevado a su casa para cenar. Bueno, más fácil. Pero mi sorpresa fue cuando bajamos a la piscina. Había preparado una mesita al lado. Nos sentamos y comenzamos a hablar:

Como venga algún vecino y nos vea igual se nos quiere unir ja ja ja – dije.

El se rió. Con esa sonrisa que tiene que hace que cada vez que sonría me quede embobada. Cuando terminamos de cenar me preguntó si me apetecía un baño. “Jajaja, estas tonto, como nos vamos a bañar ahora”, dije. Pero cuando se me acercó y mientras me agarraba fuertemente de la cintura y me atraía hacia si se me olvidó porque no quería bañarme.

Fuimos a la piscina y nos sentamos en el borde. Entonces me puso la mano en la rodilla. Hablamos, reímos… y entonces me besó. Me tumbé con los pies metidos en la piscina y el me desabrochó la blusa muy despacio. ¿Por qué lo hacía tan lento? Quería que me arrancase la ropa si hacía falta para que me la quitara ya. Me bajó el sujetador y me besaba los pechos, mordiéndome los pezones, succionando, lamiendo. “Me vuelves loco” – dijo.

Me quitó el tanga y empezó a subir la mano. Notaba mi piel erizandose a cada acercamiento suyo. Le necesitaba dentro de mí ya, pero entonces recordé que estabamos en la piscina y que podía vernos cualquiera. “A estas horas nadie va a bajar a la piscina, olvidate” -dijo. Más grandes eran las ganas que tenía de quedarme allí así que decidi hacerle caso aunque no del todo porque no podía olvidarme que alguien podía bajar, pero la tentación de que nos pillaran le daba un toque. Y que narices, que estaba muy agusto.

Nos desnudamos y nos metimos en la piscina. Nos estuvimos besando hasta que se me acabó la paciencia y le dije que no quería esperar más. Se sentó en el borde de la piscina y allí estaba, su polla bien dura. Tenía un color rosa, y era más grande de lo que había imaginado. Mientras yo seguía en el agua coloqué mi mano encima, subía y bajaba despacio pero fuerte. Pusé su punta en mi boca haciendo circulos con la boca, disfrutando. Intenté metermela entera en la boca pero no podía. Al verme, me cogió la cabeza y lo volví a intentar. Notar las manos de Marcos empujando mientras le oia como se le cortaba la respiración me gustaba muchisimo. Estube con su polla entera dentro de mi boca un momento, sin moverme y luego la saqué. Escupí y mientras con una mano le acariciaba suavemente los huevos, se la comía entera. Paré y le pajee mientras le comía los huevos; me los metía en la boca, de uno en uno y succionaba suavemente, muy despacio.

Cambiamos de posición y me subió arriba, se volvió a meter al agua. Me besaba los muslos acercándose a mi vagina. Absorvía y pasaba su lengua por zonas muy cercanas cuando de repente sentí su lengua en mi clítoris. A los pocos minutos ya estaba gimiendo. Su lengua subía y bajaba muy rápido, le chupé los dedos y le coloqué la mano en la entrada a mi vagina. Lentamente iba metiendo los dedos y cuando llegaba al final de la vagina hacía el movimiento de cerrar la mano. Cada vez que hacía eso me recorría un escalofrío. Salió y me senté encima de él. No podía más. Iba a estallar.

Cojí su polla y me la fui metiendo muy despacio, era grande, y estaba muy dura la sentía muchisimo. Comenzé a moverme de atrás hacia alante, botando muy fuerte un rato más tarde, mis pechos botaban también y él me los tocaba.

Cambiamos de postura para ponerme yo debajo, me metió la polla, hizo varios movimientos seguidos y paró. Así unas dos o tres veces, y cada vez que paraba yo podía respirar. Sonrió y dijo: “Ahora viene lo bueno”, y me la metió y sacó infinitas veces, rapidisimo, gemiamos demasiado alto, seguro que alguien nos estaría oyendo. Y entonces me corrí. Me cojí los pechos y me los aprete mientras me corría. Se corrió y noté su semen, caliente, dentro de mí. Fue increíble.

Entonces me desperté. Mojada, húmeda, caliente y con la respiración agitada. Tenía que ducharme porque esa noche.. había quedado con Marcos.

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